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El patrón del mal: perfil político de Jorge Triaca
Hijo de un ex ministro de Trabajo de Menem, es el rostro de los despidos: 174 por día en 2018. Los entretelones del escándalo con su casera Sandra. Las polémicas designaciones familiares. Y su rol en el tablero político de Cambiemos. POR LUCAS PEDULLA
En los pasillos de la actual Secretaría de Trabajo y Empleo, ex Ministerio, saben que cuando las papas queman, uno de los botones de los ascensores de uso público del edificio de Alem 650 amanece bloqueado. Puede ser por algún reclamo general por los 174 despidos por día que hubo en 2018 según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), alguna marcha de las CTA, movimientos sociales o CGT, o quizá por la presencia de la casera Sandra Heredia, que denunció de forma viral que trabajaba en negro para el ministro de Trabajo de la Nación, quien a su vez la designó interventora de un sindicato marítimo.
Sea como fuere, cuando las papas queman, en los pasillos de la actual secretaría saben que al piso 13 sólo se puede acceder por una puerta de ingreso en la escalera, casualmente siempre cerrada con trabas desde adentro y con custodia policial.
Son los momentos en los que nadie debe molestar a Jorge Triaca.
El heredero
El nombre de Jorge Triaca fue el único que no mencionó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en la conferencia de prensa en la que anunció el “mejor equipo de los 50 años” de Cambiemos luego del triunfo de las elecciones en 2015. Sin embargo, es de los pocos que se mantienen desde entonces en su puesto.
Nacido el 30 de marzo de 1974, ariano, fanático hincha de Vélez, Triaca hizo la carrera académica típica del PRO: licenciado en Economía por la Universidad de San Andrés, con un posgrado en Políticas Públicas en la Universidad Torcuarto Di Tella. Sin embargo, sus verdaderos papiros indican que es uno de los cinco hijos del dirigente gremial Jorge Alberto Triaca, histórico secretario de la Organización de Unión de Obreros y Empleados Plásticos (UOYEP) y secretario general de la CGT Azopardo entre 1985 y 1989.
Pero sobre todo, Triaca padre es recordado por haber dejado de lado la representación sindical para meterse de lleno al inicio del Estado neoliberal: fue ministro de Trabajo entre 1989 y 1992, durante la primera presidencia de Carlos Menem. Su pasado gremial fue la estrategia para sumarlo como un interlocutor conocido con los sindicatos. Eso no le impidió realizar un ajuste sobre sus antiguos colegas, ni tampoco convertirse más tarde en el primer dirigente sindical aceptado como socio en el Jockey Club.
Triaca padre también fue interventor en 1991 de la Sociedad Mixta Metalúrgica Argentina (Somisa), la empresa siderúrgica estatal en proceso de privatización que ofreció entonces retiros voluntarios a los trabajadores, reduciendo una planta que contaba con 12 mil obreros. Su labor y la de su sucesora en la intervención, María Julia Alsogaray, fueron clave para la posterior adquisición por parte de la empresa Techint. El diputado del Frente para la Victoria por Santa Fe (FpV), Marcos Cleri, le recordó a Triaca hijo ese dato en el marco del plenario de comisiones de Presupuesto y Legislación Laboral en Diputados, donde en 2016 se discutió la Ley Antidespidos, luego vetada por el Presidente Mauricio Macri. Cleri dijo: “En San Nicolás no lo recuerdan muy bien, porque terminó entregando a cada trabajador a cambio de entregar un recurso estratégico fundamental”.
Triaca, con la voz quebrada, contestó: “Lamentablemente no está mi padre para responderle. Le correspondería a él hacerlo”. Recordó que él nació en un hospital de la Unión Obrera Metalúrgica y que su padre estuvo detenido durante la dictadura. “Tuvimos tres atentados en mi casa. Yo sé lo que se sufre cuando uno tiene un padre que cumple una función en representación del resto y sé que muchos serán criticados, como seremos criticados los que estemos acá, pero le vuelvo a repetir: uno tiene que respetar la tarea y trayectoria de otros y tampoco de asignarle responsabilidades a sus hijos por la tarea buena y mala que hayan hecho.
Triaca hijo sufrió a los 9 años un accidente automovilístico en el que perdió la movilidad de sus piernas. En una entrevista con La Tecla brindó los pocos detalles que se conocen del hecho: ocurrió en 1983, en un viaje a Bariloche con sus hermanos y su abuela.
El accidente marcaría también su carrera política. Entre 1998 y 2000 coordinó el “Programa de Apoyo Ocupacional para Personas con Discapacidad”, creado por la secretaría de Empleo y Capacitación Laboral del Ministerio de Trabajo, bajo la gestión de Antonio Erman González, quien debió renunciar en 1999 cuando se hizo público que cobraba –además de su sueldo como ministro– una jubilación de privilegio. Desde ese entonces le quedaron viejos conocidos en el Ministerio que al día de hoy lo siguen llamando “Jorgito”.
Triaca hijo formó parte también del gobierno de Eduardo Duhalde entre 2002 y 2003 en la subsecretaría de Coordinación y Evaluación Presupuestaria en la Coordinación de Créditos con Organismos Internacionales, dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros.
Luego, entró en el PRO en 2003 y fue una pieza clave como director ejecutivo de la Fundación Pensar, el think-tank del macrismo.
En 2009 se convirtió en legislador. Renovó su banca en 2013.
Cinco años después llegaría al mismo sillón que ocupó su padre en el Estado.
Anti movimiento
egún un sondeo de la consultora Ágora, Triaca es el segundo ministro con peor imagen después de Marcos Peña. Sus declaraciones públicas no ayudan a que las cosas se reviertan: “No se registran despidos masivos en el país”, dijo en septiembre, mientras el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) computó 82.445 trabajadores menos sólo en el sector industrial entre noviembre de 2015 y mayo de 2018. La cifra es casi idéntica a la que registró CEPA: unos 81.447. De ese total, surge que:
- 24.495 son despedidos.
- 4310 son cierres de empresas.
- 3179 suspensiones.
- 580 retiros voluntarios.
A su vez, CEPA calculó que la evolución de los despidos y suspensiones en los primeros siete meses del año ascendió a 32.794 casos, un 30 por ciento superior sobre el 2017.
Triaca fue uno de los funcionarios que se sentó con los movimientos sociales en 2016 para discutir el proyecto de Emergencia Social aprobado luego por el Congreso. Allí también estaba presente la actual ministra de Salud y Desarrollo Social, Carolina Stanley, y el ex vicejefe de Gabinete, Mario Quintana. Uno de los referentes de las organizaciones sociales describe a Triaca como el ministro “con más postura anti movimiento social”. ¿Qué significa eso? “Era el que menos entendía los reclamos. Consideraba que éramos un problema que debía atender Desarrollo y que su Ministerio tenía que atender el trabajo. Esa idea desactivó cualquier tipo de vínculo, sumado a que no hay ningún programa ni capacitación para cooperativas que implique una mirada desde nuestra perspectiva”. Quien mejor entendió ese juego fue la ministra Stanley (La superministra, en MU 127).
Sandragate
Vení, Sandra, te vamos a hacer conocida -dice Triaca en una entrevista con LN+. Se acaba de bajar del auto en su quinta en Boulogne.
-¿Quién es? -pregunta el periodista.
-Sandra, nuestra casera. Hace todo: tira el centro y cabecea. ¿Cómo andás, Sandrín? ¿Estás preparando el asado?
-¿El asado lo hacés vos? -se sorprende el periodista.
-Todo hace -retruca Triaca.
Corre octubre de 2016 en la quinta de la familia Triaca en Boulogne, en el partido de San Isidro, al norte del conurbano bonaerense. El propio ministro explica que allí vivieron toda su vida y que en 1981, cuando su padre y su madre se separaron, la casa quedó vacía, pero como la quinta da a la Panamericana “no la quiere comprar nadie”. Con sus hermanos encontraron las solución: “Decidimos armar como un club familiar”.
Allí, también, vivió Sandra hasta enero de 2018, cuando la relación de encanto se quebró luego de que se filtrara un audio del entonces ministro, que decía: “Sandra no vengas, eh. No vengas porque te voy a mandar a la concha de tu madre. Sos una pelotuda”. El escándalo fue viral, y cuando el Sandragate estalló por todos los canales de televisión, la “casera” fue invitada a varios programas. Allí contó que comenzó a trabajar en el Club Familiar a fines de 2012, que quien figuraba legalmente como su empleador era Carlos Triaca, uno de los hermanos, pero que trabajaba para toda la familia. Y denunció: “A mí me efectivizaron 20 días antes de que gane la conducción que hoy está (por Cambiemos). Estaba en negro”.
En muchas ocasiones, Triaca trabajaba como ministro desde la quinta en un despacho específico decorado con cuadros con camisetas de Vélez de todas las épocas y fotos con jugadores: “Es muy cholulo”, apunta alguien que trató con el Club Familiar.
Sandra le cogestionaba la agenda junto a su secretaria ministerial Claudia Vélez. “Era su asistente personal”, confiesa la misma persona. Sandra no sólo asistía a las reuniones privadas, sino que era quien las organizaba y las llevaba a cabo. El arduo trabajo empezó a pesar en 2017 y decantó en una decisión peculiar, curioso entretelón del escándalo que llegaría tan solo unos meses después.
Sandra comenzó a pedir a la familia un aumento porque consideraba que el sueldo de casera, con todo el trabajo de la agenda ministerial, le quedaba chico. Le respondieron que no le podían dar un incremento, pero había una solución: ir a trabajar a la delegación del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) de San Fernando. Sandra aceptó, aunque se sorprendió de ver el cargo que figuraba en su recibo de sueldo. La palabra no dejaba dudas: “Delegada interventora”.
La “casera” ya no sólo tiraba centros, cabeceaba, hacía asados y coordinaba la agenda del entonces ministro, sino que además empezó a reunirse con las empresas navieras de la zona, a atender a los empleados representados y a gestionar las libretas de embarque de un gremio que tenía a su titular, Omar “Caballo” Suárez, preso y procesado acusado por los delitos de extorsión y manejo irregular de fondos. La persona que trató con el Club Familiar apunta: “Ella no tiene ni terminado el secundario. Sin perjuicio de ello, es muy inteligente y pudo llevar adelante su trabajo. Se manejaba muy bien”.
Sandra contó por televisión que su horario en el SOMU era de 9 a 17, pero si había algún evento especial en la quinta familiar debía acudir con rapidez. “El famoso audio llega después de un día así. Triaca le había puesto a Sandra un auto del sindicato, pero ella no sabe manejar. Justo en ese momento no tenía chofer, y terminó tomándose el colectivo. Por eso llega tarde y Jorge la putea”.
El final es conocido. Sin perjuicio de que los actores son el ministro de Trabajo de la Nación y una empleada doméstica que tenía en negro, la persona que trató con el Club Familiar sólo puede definir lo que pasó con un concepto serio: “Fue una sitcom”.
En Cambiemos no hubo mucho tiempo para reírse.
La familia unida
Sandra destapó una olla que ya hervía. El escándalo repercutió a nivel político: según las encuestas salpicó directamente al presidente Mauricio Macri. El entonces ministro presentó su renuncia pero Macri le dio “un respaldo total”. En ese momento surgieron otras situaciones y designaciones que exponían al Club Familiar.
A fines de 2017, y a través del decreto 1.005, Macri cristalizó la designación de la hermana de Triaca, Mariana, como directora del Banco Nación. Según La Nación, a partir de “fuentes del sistema financiero”, la hermana de Jorge Triaca tenía un sueldo mensual de 150 mil pesos, es decir, 21 veces una jubilación mínima. Mariana estudió en el colegio Northlands, el mismo al que fue la reina de Holanda Máxima Zorreguieta, asidua visitante de la quinta familiar. Triaca defendió el nombramiento de su hermana y aseguró que no realizó ninguna “sugerencia” para que ocupara el cargo. “Más allá de que es mi hermana, es una profesional y aceptó una propuesta”. Y agregó: “Es una militante de Cambiemos desde hace mucho tiempo, y es una profesional que viene desarrollando esta tarea hace dos años en el banco estatal”.
Mariana, que finalmente renunció, no fue la única que aterrizó en el Estado: su cuñado, Ernesto Martí Reta, pareja de Mariana, fue nombrado en el directorio del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE); Lorena Triaca, otra de sus hermanas, fue directora de la Agencia de Inversiones; y su esposa María Cecilia Loccisano tuvo superpoderes en el Ministerio de Salud como coordinadora del área de Financiamiento Internacional. Todos debieron renunciar.
Premios y castigos
Apenas asumió Triaca despidió a 280 trabajadores del Ministerio de Trabajo. Luego, las cesantías siguieron por goteo. “No fue al estilo Agroindustria: acá fueron más repartidos. Con el decreto, por ejemplo, la secretaría de Seguridad Social, de 70 personas, pasó a Desarrollo. Y la que está paralizada es la secretaría de Empleo”. Esa área fue parte de una interna en 2017: “Acá había dos líneas: o estabas con Triaca o estabas con Sabor”. Ezequiel Sabor era secretario de Empleo -lo que en escala significa ser viceministro-, fue subsecretario de Trabajo durante el segundo mandato de Macri en la Ciudad y era un funcionario de buena relación con Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, quienes presionaron para que fuera el ministro de la gestión a nivel nacional. No sólo no ocurrió, sino que Macri desplazó a Sabor tras la masiva movilización de la CGT en agosto de 2017. Punto para Triaca.
Desde adentro del edificio de la actual secretaria explican su rol en los despidos masivos y la caída de fuentes laborales. “Lo que él hace es dejar hacer, dejar despedir, y promover la baja del costo salarial e imponer mayores niveles de flexibilización. Con la desjerarquización y el pasaje a Producción queda bajo una subordinación total”. Según esa lectura, pasar a depender del Ministerio de Producción implica subyugar el trabajo bajo la órbita del lobby empresarial, sin ningún tipo de mediación. “Están subejecutando presupuestos. Vemos críticamente tres cuestiones: Seguridad Social, Empleo y las áreas transversales, que son las que hacen la misma función ahora que se fusionaron las carteras. Más temprano que tarde llegará otra reducción. A eso se suma un retroceso muy fuerte en líneas de formación profesional: no hay cursos, programas de inserción, capacitaciones, todo el trabajo con empresas autogestionadas, el vínculo con las organizaciones sociales. Todo el paraguas de emergencia que había se fue transfiriendo. No es casual que el gran ganador en el recorte haya sido Desarrollo Social”.
Desde los pasillos de la ahora secretaría los trabajadores cuentan que a Triaca no le importa su mala imagen social; como ejemplo menciona el reconocimiento que le da “la gente” a su propio padre. Quizá se refiera al premio de Turf –carrera de caballos- que transcurre en Maipú y que que tiene una copa bautizada Jorge Triaca. En el blog de turf Campana de Largada escribieron la crónica de la última premiación, a fines del 2017: “En la entrega de distinciones estuvieron Laura Triaca y Jorgito Triaca, el Ministro, dos jovencitos a quienes conocimos de pibes, y ahora están grandes, hermosos”. Al final vuelven, sin embargo, a añorar al padre con un reclamo casi gremial: “Bien podía darse una vuelta por la hípica de nuestro país. Lo estamos necesitando, hoy más que nunca. Estaría bueno que alguien nos de bola”.
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