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Los tiempos de la siembra

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Hace 15 años un ejército de indios armados con fusiles de madera cambió la historia de México, alumbrando una esperanza. El zapatismo ha pasado la prueba de la duración, pero enfrenta numerosos obstáculos en su ambición por crear nuevas forma de hacer política, por fuera de instituciones y partidos. Una nota de Rául Zibechi desde San Cristóbal de las Casas y Oaxaca.

Quince años es mucho. La ciudad coleta que describiera la novelista Rosario Castellanos, donde la rancia aristocracia de la tierra –aliada del púlpito y el uniforme militar– impedía a los indios pisar las aceras; la ciudad que amaneció un 1° de enero emboscada de pasamontañas, no puede ocultar el paso del tiempo. Una extraña alianza de turistas-activistas europeos y estadounidenses con intelectuales mexicanos y, sobre todo, indios de la selva Lacandona y los Altos de Chiapas, van dejando una huella indeleble en una urbe que en 500 años apenas había sido conmovida por independencias y revoluciones.
Las prolijas callecitas y los monótonos techos de tejas, la fachada multicolor de la catedral y las soberbias casonas coloniales parecen las mismas que vimos quince años atrás. Junto a ellas, destacan ahora unos cuantos comercios zapatistas: restaurantes, cafeterías, hoteles y tiendas que lucen monumentales frescos de Zapata y de indios con pasamontañas, son los más concurridos de la ciudad. En la calle principal los zapatisats instalaron la mayor cafetería de la ciudad, en la que destaca una librería y tiendas de artesanías donde las mujeres de comunidades venden sus productos. Casi imposible conseguir mesa libre en Tierradentro, donde decenas de gringos discuten o manejan sus laptop con exasperante morosidad.
Podría hablarse de democratización de la urbe si no fuera por la brutal expansión de sus arrabales, ladera arriba por las verdes montañas, donde se apiñan miles de chiapanecos pobres expulsados por la guerra de sus comunidades o por la intransigencia del pri, el partido de Estado más viejo del mundo, que expulsó una comunidad entera de evangélicos de su feudo político-comercial, San Juan Chamula, por el pecado de no consumir el alcohol con que los “revolucionarios institucionales” lubrican sus corruptelas.
 
Digna rabia
En este marco los zapatistas decidieron festejar los 15 años de su alzamiento, el 1° de enero de 1994, y los 25 de la formación del ezln, hacia fines de 1983. Para ello, como en otras ocasiones, apelaron a la presencia de algunos de los más destacados intelectuales mexicanos, como Pablo González Casanova, Luis Villoro, Adolfo Gilly, y del mundo, como Arundhati Roy, Michael Hardt y John Holloway. Consiguieron además la adhesión de unas 200 organizaciones de su país y unos cuantos colectivos de solidaridad europeos. Sin embargo, lo más destacable fue la presencia de mexicanos organizados de Nueva York, que participan junto a decenas de grupos de ese país en la versión yanki de la Otra Campaña, lanzada por los zapatistas para romper el cerco chiapaneco y ensayar formas de hacer política por fuera de las instituciones.
En los debates, realizados en el marco del Festival de la Digna Rabia, entre el 2 y el 5 de enero, el subcomandante Marcos aseguró que el gobierno de Felipe Calderón está perdiendo la guerra contra el narcotráfico. Una afirmación a todas luces exagerada para quien llega de fuera, pero que días después fue confirmada por un informe del Pentágono que reprodujo el diario La Jornada y negó de modo tan terminante como poco convincente el gobierno federal.
En efecto, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos elaboró un informe sobre los problemas estratégicos que enfrentará la superpotencia en los próximos 25 años. “En términos de escenarios del peor caso para las Fuerzas Conjuntas, y de hecho para el mundo, dos estados grandes e importantes merecen consideración ante la posibilidad de un colapso rápido y repentino: Pakistán y México”, concluye el informe. Como ejemplo de “colapso repentino” pone el de la ex Yugoslavia y añade que “cualquier descenso de México en el caos demandará una respuesta estadounidense basada únicamente en las serias implicaciones para la seguridad de la patria”.
Lo que no dice el Pentágono en su informe Junta Operativa Ambiental 2008, es que la propia política del gobierno de George W. Bush es responsable en gran medida de que su mayor aliado latino pueda ingresar en una espiral tan terrible como previsible, agravada luego del fraude electoral que impidió que el candidato de centroizquierda, Andrés Manuel López Obrador accediera a la presidencia dos años atrás. Así y todo, llama la atención que un país como México aparezca en la lista de posibles estados fallidos junto, nada menos, que a Pakistán.
El clima de crisis nacional, de crisis de Estado incluso, sobrevoló los festejos del zapatismo. El enorme predio del cideci (Centro Indígena de Capacitación Integral), una “universidad descalza” como gusta definirla su coodinador, Raymundo Sánchez Barraza, incrustada en un bosque de montaña en las afueras de San Cristóbal, albergó cuatro jornadas de debates e intercambios a las que acudieron miles de personas de más de 30 países. En cada debate Marcos presentó la perspectiva zapatista bajo el titulo genérico “Siete vientos en los calendarios y geografías de abajo”.
En sus textos de estupenda factura, irónicos e hirientes, destacó el papel del levantamiento de 1994 en los cambios sociales en curso. Las tomas de varias cabeceras municipales, dijo, “fueron las que nos dieron dominio sobre el territorio y permitieron la toma de las buenas tierras de labranza y su recuperación, después de cientos de años de despojo. Esta toma de tierras fue la base económica para construir la autonomía zapatista”.
 
Caracoles
A una hora de San Cristóbal, subiendo por una carretera empinada hacia la montaña, enclavada en la tradicional región de los Altos, aparecen diversas comunidades zapatistas como San Andrés Larrainzar, sede de los diálogos entre el ezln y el gobierno mexicano que permitieron la firma de los míticos Acuerdos de San Andrés, en 1996. Como suelen hacer los gobiernos de este país, los acuerdos nunca entraron en vigor, pero sirvieron a miles comunidades indígenas y no indígenas en todo el país como fuente de inspiración para echar a andar sus autonomías de hecho.
En un amplio recodo del camino, cuando la pertinaz neblina comienza a entumecer extremidades, aparece un cartel que reza: “Está usted en territorio zapatista. Aquí manda el pueblo y el gobierno obedece”. Llegamos al caracol de Oventik, el más “desarrollado” según los parámetros occidentales con los que medimos el crecimiento en función de la calidad y cantidad de construcciones. Detrás de una reja custodiada por tzotziles encapuchados que registran el ingreso de los visitantes, se abre una inmensa avenida hormigonada flanqueada por una treintena de edificios para culminar, casi un kilómetro más abajo, en un enorme anfiteatro.
Vamos pasando por las grandes obras como el hospital, la capilla, la Junta de Buen Gobierno, que se alinea junto a varias cooperativas de mujeres, diversos emprendimientos productivos y los locales donde funcionan los municipios autónomos de la zona. A la izquierda de la gran explanada, una amplia escuela de dos pisos cierra la hilera de edificios por donde se pasean mujeres de falda y blusas bordadas y varones engalanados con sombreros multicolores. Parece mentira que todo eso lo hayan construido en apenas cuatro años sin apoyo del Estado, aunque con abundantes donaciones de la solidaridad nacional e internacional que no sólo se plasma en dinero sino sobre todo en “pasantías” de semanas o meses para apoyar los trabajos.
La experiencia de autogobierno zapatista, lejos de las luminarias mediáticas, es quizás uno de los más trascedentes logros del movimiento. No existe otro sobre la faz de la tierra que haya sido capaz de construir un completo sistema de salud y de educación autónomo junto a un sistema de autogobierno rotativo elegido por las comunidades. “Bakunin se habría muerto de envidia”, se carcajea un trotskista español desempolvando la ironía ibérica.
Los caracoles son espacios que albergan un conjunto de iniciativas en las que se referencian decenas de comunidades de las cinco regiones zapatistas, donde encuentran los principales servicios y se alojan sus órganos de gobierno. Las Juntas de Buen Gobierno son organismos de administración que dirigen toda una región autónoma, integrada a su vez por municipios y comunidades. En Chiapas existen cinco juntas, que abarcan a una treintena de municipios autónomos donde funcionan a su vez varios cientos de comunidades, con una población estimada en 200 mil personas, no todas zapatistas.
Quienes integran las juntas son elegidos para ejercer el cargo por sus bases, y suelen rotar cada 15 días de modo que, como señala la filósofa Fernanda Navarro, “al cabo de cierto tiempo todos aprenden a ser gobierno”. En cierto momento, la dirección del ezln comprendió que los pueblos debían autogobernarse y que seguir dirimiendo los conflictos internos en las comunidades debilitaba su papel y contradecía su propio discurso.
Como cada 31 de enero los zapatistas celebran con música y baile, pero sin alcohol, el aniversario del levantamiento. Hasta allí llegaron este año, unas diez mil personas desde todos los rincones del mundo para testimoniar su apoyo a un movimiento que sigue concitando simpatías más allá de todo posibilismo. Pasada la medianoche, el comandante David dio la bienvenida y en su discurso reconoció las dificultades que atraviesan frente a los “planes sociales” del gobierno de Calderón: “El mal gobierno durante 15 años ha fundado, financiado y entrenado a los grupos paramilitares en todos los pueblos, que tienen la tarea de provocar, amenazar y dividir a nuestros pueblos. Para debilitar y destruir nuestras bases sociales, ha estado repartiendo limosnas a través de programas asistenciales a las familais afiliadas a los partidos políticos, con el fin de contentar, acallar y calmar el hambre de la gente pobre”.
 
Nueva contrainsurgencia
Esa política ha conseguido, según la comadnancia zapatista, dividir no pocos pueblos. “Desgraciadamente hay hermanos indígenas que han caído en las trampas del mal gobierno, creyendo que con esto van a mejorar sus condiciones de vida sin luchar”.
En comparación con lo visto cinco lustros atrás, los jóvenes zapatistas de hoy tienen mayor estatura, hablan “la castilla” sin los tropezones de antaño y están mejor vestidos. Sin embargo, muchos simpatizantes del zapatismo aseguran que una parte de sus bases de apoyo en las comunidades, otrora sólidamente unidas, se ha fracturado y numerosas familias se apartaron del movimiento. Dos son los factores que estarían detrás de estas fracturas: el aumento de los precios de los alimentos registrados en el último año empeoró considerablemente las condiciones de vida en las comunidades; la acción “social” del gobierno estatal de Chiapas, orientada por los militares, rinde frutos en momentos de aguda escasez.
Pero el tema es complejo y ha motivado no pocos debates, y divisiones, en la izquierda social y política de México. En Chiapas, ante la imposibilidad de reprimir directamente a las comunidades zapatistas, protegidas por el paraguas de la solidaridad internacional, el Estado ha ensayado nuevas formas de contrainsurgencia. Se busca generar un escenario de confrontación entre bases de apoyo zapatistas y familias no zapatistas, como excusa para hacer intervenir a los paramilitares del lado de los segundos para aislar y aniquilar a los primeros.
La estrategia merece una detallada descripción. Hasta 2004 Juan Sabines era un destacado miembro del pri, pero ante las elecciones de 2006, en las que López Obrador era el favorito, se pasó a las filas del prd (Partido Revolucionario Democrático, de centroizquierda) con el aval del candidato presidencial. Una vez alcanzada la gobernación del estado de Chiapas, Sabines se apoyó en la opddic (Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos), un grupo de derecha que cuenta con su propio brazo militar, relaciones con oenegés y agencias federales de cooperación.
El gobierno de Chiapas comenzó su propia “reforma agraria”, pero en vez de repartir tierras de hacendados y caciques, entrega a la opddic y sus organizaciones afines las tierras que los zapatistas conquistaron luchando luego del 1° de enero de 1994. Es la forma más sencilla, y cruel, de enfrentar pobres con pobres. Pero los pobres antizapatistas cuentan con el apoyo de paramilitares y del gobierno chiapaneco encabezado por el prd. O sea: se oponen al zapatismo un partido que enarbola un discurso de centroizquierda y “movimientos sociales” que dicen luchar por la tierra.
A este modo de operar debe sumarse el reparto discrecional y condicionado de alimentos en época de hambre, y la negación de recursos a las comunidades zapatistas. “Se trata –asegura la revista Rebeldía– de una guerra contra las formas de hacer política de las comunidades zapatistas”. Una guerra integral, económica, política y militar, como las que vienen diseñando los poderes militares en el planeta. A lo largo de 2007 y 2008 se sucedieron infinidad de agresiones, desde el robo de cables de luz a familias zapatistas hasta operativos de cientos de soldados contra comunidades.
En ese clima, la beligerancia de Marcos contra López Obrador sigue escalando. “Ningún movimiento en México ha exhibido tal grado de sectarismo, intolerancia e histeria como el que hoy, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, amenaza con salvar a México”, dijo en el coloquio de San Cristóbal. Los zapatistas lo acusan de ser cómplice de las agresiones a las comunidades zapatistas porque nunca condenó las acciones de Sabines, dirigente de su propio partido. Los lopezobradoristas, por su parte, acusan a Marcos de que su catarata de críticas le impidió ganar la presidencia dos años atrás y creen que le hace el juego a la derecha.
Lo cierto es que las bases sociales de los dos principales proyectos populares del país están duramente enfrentadas, justo cuando el sistema hace agua por los cuatro costados. No parece fácil que López Obrador llegue a las lejanas elecciones de 2012 en condiciones de vencer, toda vez que el prd se encuentra dividido y tiene en su seno poderosos competidores, como el actual alcalde de México df. Las elites mexicanas se han mostrado intransigentes a la hora de permitir que un tibio izquierdista, amigo de empresarios multimillonarios como Slim Helú, propietario de la mayor empresa telefónica del continente, llegue a la presidencia.
Los zapatistas enfrentan diferentes pero no menores dificultades. Lanzaron la Otra Campaña para extender el movimiento a todo el país, conscientes de que sus bastiones chiapanecos no podrán resistir largo tiempo el acoso, para lo que necesitan un cambio en la relación de fuerzas a escala nacional. La campaña creció, como lo prueban los más de 200 colectivos que estuvieron en San Cristóbal. Han tejido alianzas sólidas incluso fuera del mundo indio, que hasta ahora era su punto fuerte, como el acuerdo de trabajo que alcanzaron con el Frente Popular Franciso Villa, enraizado en la periferia del df. Sin embargo, los tiempos de la crisis acortan los de la siembra y la cosecha no se adivina cercana.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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