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Los tiempos de la siembra

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Hace 15 años un ejército de indios armados con fusiles de madera cambió la historia de México, alumbrando una esperanza. El zapatismo ha pasado la prueba de la duración, pero enfrenta numerosos obstáculos en su ambición por crear nuevas forma de hacer política, por fuera de instituciones y partidos. Una nota de Rául Zibechi desde San Cristóbal de las Casas y Oaxaca.

Quince años es mucho. La ciudad coleta que describiera la novelista Rosario Castellanos, donde la rancia aristocracia de la tierra –aliada del púlpito y el uniforme militar– impedía a los indios pisar las aceras; la ciudad que amaneció un 1° de enero emboscada de pasamontañas, no puede ocultar el paso del tiempo. Una extraña alianza de turistas-activistas europeos y estadounidenses con intelectuales mexicanos y, sobre todo, indios de la selva Lacandona y los Altos de Chiapas, van dejando una huella indeleble en una urbe que en 500 años apenas había sido conmovida por independencias y revoluciones.
Las prolijas callecitas y los monótonos techos de tejas, la fachada multicolor de la catedral y las soberbias casonas coloniales parecen las mismas que vimos quince años atrás. Junto a ellas, destacan ahora unos cuantos comercios zapatistas: restaurantes, cafeterías, hoteles y tiendas que lucen monumentales frescos de Zapata y de indios con pasamontañas, son los más concurridos de la ciudad. En la calle principal los zapatisats instalaron la mayor cafetería de la ciudad, en la que destaca una librería y tiendas de artesanías donde las mujeres de comunidades venden sus productos. Casi imposible conseguir mesa libre en Tierradentro, donde decenas de gringos discuten o manejan sus laptop con exasperante morosidad.
Podría hablarse de democratización de la urbe si no fuera por la brutal expansión de sus arrabales, ladera arriba por las verdes montañas, donde se apiñan miles de chiapanecos pobres expulsados por la guerra de sus comunidades o por la intransigencia del pri, el partido de Estado más viejo del mundo, que expulsó una comunidad entera de evangélicos de su feudo político-comercial, San Juan Chamula, por el pecado de no consumir el alcohol con que los “revolucionarios institucionales” lubrican sus corruptelas.
 
Digna rabia
En este marco los zapatistas decidieron festejar los 15 años de su alzamiento, el 1° de enero de 1994, y los 25 de la formación del ezln, hacia fines de 1983. Para ello, como en otras ocasiones, apelaron a la presencia de algunos de los más destacados intelectuales mexicanos, como Pablo González Casanova, Luis Villoro, Adolfo Gilly, y del mundo, como Arundhati Roy, Michael Hardt y John Holloway. Consiguieron además la adhesión de unas 200 organizaciones de su país y unos cuantos colectivos de solidaridad europeos. Sin embargo, lo más destacable fue la presencia de mexicanos organizados de Nueva York, que participan junto a decenas de grupos de ese país en la versión yanki de la Otra Campaña, lanzada por los zapatistas para romper el cerco chiapaneco y ensayar formas de hacer política por fuera de las instituciones.
En los debates, realizados en el marco del Festival de la Digna Rabia, entre el 2 y el 5 de enero, el subcomandante Marcos aseguró que el gobierno de Felipe Calderón está perdiendo la guerra contra el narcotráfico. Una afirmación a todas luces exagerada para quien llega de fuera, pero que días después fue confirmada por un informe del Pentágono que reprodujo el diario La Jornada y negó de modo tan terminante como poco convincente el gobierno federal.
En efecto, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos elaboró un informe sobre los problemas estratégicos que enfrentará la superpotencia en los próximos 25 años. “En términos de escenarios del peor caso para las Fuerzas Conjuntas, y de hecho para el mundo, dos estados grandes e importantes merecen consideración ante la posibilidad de un colapso rápido y repentino: Pakistán y México”, concluye el informe. Como ejemplo de “colapso repentino” pone el de la ex Yugoslavia y añade que “cualquier descenso de México en el caos demandará una respuesta estadounidense basada únicamente en las serias implicaciones para la seguridad de la patria”.
Lo que no dice el Pentágono en su informe Junta Operativa Ambiental 2008, es que la propia política del gobierno de George W. Bush es responsable en gran medida de que su mayor aliado latino pueda ingresar en una espiral tan terrible como previsible, agravada luego del fraude electoral que impidió que el candidato de centroizquierda, Andrés Manuel López Obrador accediera a la presidencia dos años atrás. Así y todo, llama la atención que un país como México aparezca en la lista de posibles estados fallidos junto, nada menos, que a Pakistán.
El clima de crisis nacional, de crisis de Estado incluso, sobrevoló los festejos del zapatismo. El enorme predio del cideci (Centro Indígena de Capacitación Integral), una “universidad descalza” como gusta definirla su coodinador, Raymundo Sánchez Barraza, incrustada en un bosque de montaña en las afueras de San Cristóbal, albergó cuatro jornadas de debates e intercambios a las que acudieron miles de personas de más de 30 países. En cada debate Marcos presentó la perspectiva zapatista bajo el titulo genérico “Siete vientos en los calendarios y geografías de abajo”.
En sus textos de estupenda factura, irónicos e hirientes, destacó el papel del levantamiento de 1994 en los cambios sociales en curso. Las tomas de varias cabeceras municipales, dijo, “fueron las que nos dieron dominio sobre el territorio y permitieron la toma de las buenas tierras de labranza y su recuperación, después de cientos de años de despojo. Esta toma de tierras fue la base económica para construir la autonomía zapatista”.
 
Caracoles
A una hora de San Cristóbal, subiendo por una carretera empinada hacia la montaña, enclavada en la tradicional región de los Altos, aparecen diversas comunidades zapatistas como San Andrés Larrainzar, sede de los diálogos entre el ezln y el gobierno mexicano que permitieron la firma de los míticos Acuerdos de San Andrés, en 1996. Como suelen hacer los gobiernos de este país, los acuerdos nunca entraron en vigor, pero sirvieron a miles comunidades indígenas y no indígenas en todo el país como fuente de inspiración para echar a andar sus autonomías de hecho.
En un amplio recodo del camino, cuando la pertinaz neblina comienza a entumecer extremidades, aparece un cartel que reza: “Está usted en territorio zapatista. Aquí manda el pueblo y el gobierno obedece”. Llegamos al caracol de Oventik, el más “desarrollado” según los parámetros occidentales con los que medimos el crecimiento en función de la calidad y cantidad de construcciones. Detrás de una reja custodiada por tzotziles encapuchados que registran el ingreso de los visitantes, se abre una inmensa avenida hormigonada flanqueada por una treintena de edificios para culminar, casi un kilómetro más abajo, en un enorme anfiteatro.
Vamos pasando por las grandes obras como el hospital, la capilla, la Junta de Buen Gobierno, que se alinea junto a varias cooperativas de mujeres, diversos emprendimientos productivos y los locales donde funcionan los municipios autónomos de la zona. A la izquierda de la gran explanada, una amplia escuela de dos pisos cierra la hilera de edificios por donde se pasean mujeres de falda y blusas bordadas y varones engalanados con sombreros multicolores. Parece mentira que todo eso lo hayan construido en apenas cuatro años sin apoyo del Estado, aunque con abundantes donaciones de la solidaridad nacional e internacional que no sólo se plasma en dinero sino sobre todo en “pasantías” de semanas o meses para apoyar los trabajos.
La experiencia de autogobierno zapatista, lejos de las luminarias mediáticas, es quizás uno de los más trascedentes logros del movimiento. No existe otro sobre la faz de la tierra que haya sido capaz de construir un completo sistema de salud y de educación autónomo junto a un sistema de autogobierno rotativo elegido por las comunidades. “Bakunin se habría muerto de envidia”, se carcajea un trotskista español desempolvando la ironía ibérica.
Los caracoles son espacios que albergan un conjunto de iniciativas en las que se referencian decenas de comunidades de las cinco regiones zapatistas, donde encuentran los principales servicios y se alojan sus órganos de gobierno. Las Juntas de Buen Gobierno son organismos de administración que dirigen toda una región autónoma, integrada a su vez por municipios y comunidades. En Chiapas existen cinco juntas, que abarcan a una treintena de municipios autónomos donde funcionan a su vez varios cientos de comunidades, con una población estimada en 200 mil personas, no todas zapatistas.
Quienes integran las juntas son elegidos para ejercer el cargo por sus bases, y suelen rotar cada 15 días de modo que, como señala la filósofa Fernanda Navarro, “al cabo de cierto tiempo todos aprenden a ser gobierno”. En cierto momento, la dirección del ezln comprendió que los pueblos debían autogobernarse y que seguir dirimiendo los conflictos internos en las comunidades debilitaba su papel y contradecía su propio discurso.
Como cada 31 de enero los zapatistas celebran con música y baile, pero sin alcohol, el aniversario del levantamiento. Hasta allí llegaron este año, unas diez mil personas desde todos los rincones del mundo para testimoniar su apoyo a un movimiento que sigue concitando simpatías más allá de todo posibilismo. Pasada la medianoche, el comandante David dio la bienvenida y en su discurso reconoció las dificultades que atraviesan frente a los “planes sociales” del gobierno de Calderón: “El mal gobierno durante 15 años ha fundado, financiado y entrenado a los grupos paramilitares en todos los pueblos, que tienen la tarea de provocar, amenazar y dividir a nuestros pueblos. Para debilitar y destruir nuestras bases sociales, ha estado repartiendo limosnas a través de programas asistenciales a las familais afiliadas a los partidos políticos, con el fin de contentar, acallar y calmar el hambre de la gente pobre”.
 
Nueva contrainsurgencia
Esa política ha conseguido, según la comadnancia zapatista, dividir no pocos pueblos. “Desgraciadamente hay hermanos indígenas que han caído en las trampas del mal gobierno, creyendo que con esto van a mejorar sus condiciones de vida sin luchar”.
En comparación con lo visto cinco lustros atrás, los jóvenes zapatistas de hoy tienen mayor estatura, hablan “la castilla” sin los tropezones de antaño y están mejor vestidos. Sin embargo, muchos simpatizantes del zapatismo aseguran que una parte de sus bases de apoyo en las comunidades, otrora sólidamente unidas, se ha fracturado y numerosas familias se apartaron del movimiento. Dos son los factores que estarían detrás de estas fracturas: el aumento de los precios de los alimentos registrados en el último año empeoró considerablemente las condiciones de vida en las comunidades; la acción “social” del gobierno estatal de Chiapas, orientada por los militares, rinde frutos en momentos de aguda escasez.
Pero el tema es complejo y ha motivado no pocos debates, y divisiones, en la izquierda social y política de México. En Chiapas, ante la imposibilidad de reprimir directamente a las comunidades zapatistas, protegidas por el paraguas de la solidaridad internacional, el Estado ha ensayado nuevas formas de contrainsurgencia. Se busca generar un escenario de confrontación entre bases de apoyo zapatistas y familias no zapatistas, como excusa para hacer intervenir a los paramilitares del lado de los segundos para aislar y aniquilar a los primeros.
La estrategia merece una detallada descripción. Hasta 2004 Juan Sabines era un destacado miembro del pri, pero ante las elecciones de 2006, en las que López Obrador era el favorito, se pasó a las filas del prd (Partido Revolucionario Democrático, de centroizquierda) con el aval del candidato presidencial. Una vez alcanzada la gobernación del estado de Chiapas, Sabines se apoyó en la opddic (Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos), un grupo de derecha que cuenta con su propio brazo militar, relaciones con oenegés y agencias federales de cooperación.
El gobierno de Chiapas comenzó su propia “reforma agraria”, pero en vez de repartir tierras de hacendados y caciques, entrega a la opddic y sus organizaciones afines las tierras que los zapatistas conquistaron luchando luego del 1° de enero de 1994. Es la forma más sencilla, y cruel, de enfrentar pobres con pobres. Pero los pobres antizapatistas cuentan con el apoyo de paramilitares y del gobierno chiapaneco encabezado por el prd. O sea: se oponen al zapatismo un partido que enarbola un discurso de centroizquierda y “movimientos sociales” que dicen luchar por la tierra.
A este modo de operar debe sumarse el reparto discrecional y condicionado de alimentos en época de hambre, y la negación de recursos a las comunidades zapatistas. “Se trata –asegura la revista Rebeldía– de una guerra contra las formas de hacer política de las comunidades zapatistas”. Una guerra integral, económica, política y militar, como las que vienen diseñando los poderes militares en el planeta. A lo largo de 2007 y 2008 se sucedieron infinidad de agresiones, desde el robo de cables de luz a familias zapatistas hasta operativos de cientos de soldados contra comunidades.
En ese clima, la beligerancia de Marcos contra López Obrador sigue escalando. “Ningún movimiento en México ha exhibido tal grado de sectarismo, intolerancia e histeria como el que hoy, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, amenaza con salvar a México”, dijo en el coloquio de San Cristóbal. Los zapatistas lo acusan de ser cómplice de las agresiones a las comunidades zapatistas porque nunca condenó las acciones de Sabines, dirigente de su propio partido. Los lopezobradoristas, por su parte, acusan a Marcos de que su catarata de críticas le impidió ganar la presidencia dos años atrás y creen que le hace el juego a la derecha.
Lo cierto es que las bases sociales de los dos principales proyectos populares del país están duramente enfrentadas, justo cuando el sistema hace agua por los cuatro costados. No parece fácil que López Obrador llegue a las lejanas elecciones de 2012 en condiciones de vencer, toda vez que el prd se encuentra dividido y tiene en su seno poderosos competidores, como el actual alcalde de México df. Las elites mexicanas se han mostrado intransigentes a la hora de permitir que un tibio izquierdista, amigo de empresarios multimillonarios como Slim Helú, propietario de la mayor empresa telefónica del continente, llegue a la presidencia.
Los zapatistas enfrentan diferentes pero no menores dificultades. Lanzaron la Otra Campaña para extender el movimiento a todo el país, conscientes de que sus bastiones chiapanecos no podrán resistir largo tiempo el acoso, para lo que necesitan un cambio en la relación de fuerzas a escala nacional. La campaña creció, como lo prueban los más de 200 colectivos que estuvieron en San Cristóbal. Han tejido alianzas sólidas incluso fuera del mundo indio, que hasta ahora era su punto fuerte, como el acuerdo de trabajo que alcanzaron con el Frente Popular Franciso Villa, enraizado en la periferia del df. Sin embargo, los tiempos de la crisis acortan los de la siembra y la cosecha no se adivina cercana.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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