CABA
La vida sin patrón
En medio de un modelo que convierte a las personas en espectadores, protagonizar la propia vida es algo que se logra a fuerza de romper el molde y el formateo de los modos de vivir y de ser. Desde el humor hasta las experiencias sin patrón, la lucha contra el Estado bobo y los cerebros matrizados.
¿En qué se parecen el humor y una fábrica sin patrón?
Cada quien puede pensar la respuesta que mejor le caiga (si no cree –cosa posible– que la pregunta sea disparatada). Esta es sólo una idea al respecto: Brukman y tantas otras fábricas en manos de sus trabajadores, implican una ruptura de parámetros –de patrones– sobre qué es lo empresario, qué es lo productivo y qué es lo democrático. ¿Y el humor? El actor Diego Capusotto, en Brukman, razona: “Todo esto me suena a que hay que respetar las propias convicciones. Es romper el molde, y eso significa hacer algo que le escape al modelo de formateo, en estos casos del trabajo, y en nuestro caso del humor”.
Estas líneas son apuntes veloces surgidos de una situación sencilla: la idea de invitar actores a Brukman, para que luzcan lo que hace esa fábrica textil en manos de su asamblea de trabajadores, nos puso en contacto con palabras como moldes, modelos, modas, patrones, y a la vez imaginación, creatividad, resistencia, novedad. ¿Hay en todo ese elenco de conceptos algunas pistas sobre cómo funciona el presente? ¿Hay lazos posibles entre experiencias que parecen tan de otro orden como lo fabril y lo artístico? Se sugiere a lectoras y lectores presentes que, si perciben que esta nota les resulta un nuevo molde o un formateo como dice Diego, la dediquen a actividades útiles como envolver huevos, o más útil aun, hacer aviones y barcos de papel para jugar a volar o a navegar.
El fuego de los tontos
Diego Capusotto es con Pedro Saborido el corazón de Peter Capusotto y sus videos. En Brukman, Capusotto relaciona lo que ve en los percheros mientras la fábrica es un hervidero de risas y voces de las costureras, con lo que él mismo produce. Habla con una seriedad que en televisión no se le conoce. “Yo creo que en lugares como éste, como en lo que hacemos nosotros, lo que uno encuentra en común es la cuestión celebratoria de la vida. La alegría. Romper el molde es saber cuál es el discurso dominante, y escapar de eso”. En el caso del humor, dice: “El formateo en el medio televisivo, y se puede trasladar prácticamente a toda actividad humana, es ese según el cual hay que hacer lo que la gente quiere escuchar. Si te convencieron de eso, todo empieza a ir en dirección que ya no es la tuya. Romper el molde sería responder a lo que vos mismo necesitás hacer o comunicar”.
¿Y cómo lograr eso en términos prácticos? ¿Cómo trabajan en Peter Capusotto y sus videos? Saborido contó a mu: “No hay marketing, ni miradas supervisoras. Es lo más viejo del mundo, dos tipos que nos juntamos a tomar mate o café, a tirar ideas”. Capusotto: “Armamos un lugar que a la vez es de todos, y donde también se puede delegar”. La palabra clave para que puedan coexistir la creatividad y la producción concreta en un grupo de trabajo, según esta visión de Diego, es confianza. “Digamos que todos son partícipes desde una cuestión amorosa, de entusiasmo y afecto. No hay dos que mandan y los demás que obedecen, sino un trabajo más conjunto”. Saborido: “Diego es coherente en su pensamiento. Podría ser un tipo muy democrático, muy de izquierda, y ser un sorete en su trato habitual con lo cual demostraría que es todo lo contrario. Pero esta es su forma de ver el trabajo, y sí, es como una cooperativa donde buscamos una forma más feliz y democrática de ejercer un laburo”. Curioso, las mismas palabras podrían servir para hablar de una fábrica sin patrón, o de un emprendimiento comunitario.
Capusotto aclara algo sobre el contenido del humor: “No hablo de la moda de burlarse del otro. La televisión es muy de avivar el fuego de los tontos, y más de uno se hace famoso porque es el piola al que no le importa nada reírse de los demás o despreciarlos porque sí. Yo creo que en lo que hacemos hay un sustento generacional y si querés ideológico, pero nada evangelizador ni de bajada de línea”.
¿Y a qué apunta entonces ese humor no evangelizador? “A lo etiquetado, desde lo político, lo social, la burla a las instituciones ligadas al poder que tienen un discurso, pero su finalidad es el control de las emociones y digitar las conductas de la gente. Uno se ríe de eso, de la seriedad, lo formal, lo normado, lo que hay que hacer. Todo eso se derrumba cuando se puede mirar las cosas de otro modo” (si es así, el humor es algo más que contar chistes más o menos buenos, y tiende a ser una especie de autoafirmación de la persona).
¿Qué significa el control de las emociones? Para Capusotto es lo que ocurre con la comunicación. “El bombardeo de información ligado al tema del consumo, a que nos digan qué necesitamos para estar bien, tener mejor calidad de vida, o ser correctos. Ahí aparece el formateo de los medios. Uno termina siendo pensado por los medios, cuando les creés como palabra autorizada. Ya no es el cura de la Iglesia, ahora es el comunicador, la publicidad, el marketing. Terminan formateándote no sólo lo que pensás, sino también las emociones”.
¿Qué hacer frente a eso? Capusotto aspira a que el humor sea un modo de ruptura de esos dictados. “Pero también diría que uno tiene que estar más atento a las propias emociones que a las de los demás. Hay que estar alerta, pero no defendiéndose del mundo ni por una actitud conspirativa, sino para dejarse guiar por el propio instinto. Mirarse más para adentro que para la contaminación que viene de afuera. Y aliarse, juntarse con los que están en una situación de vida similar, para que haya un modo de compartir la vida”.
Cuentan que el filósofo francés Gillles Deleuze fue interrumpido durante una conferencia por un hombre que le planteó que el problema del ser humano es que está solo. Deleuze contestó: “No, el problema es que no estamos lo suficientemente solos”. La anécdota la recordaba un reciente escrito del argentino Diego Sztulwark y empalma con lo que dice Capusotto. La soledad como modo de encontrarse para no dejarse formatear las emociones y las ideas, no es aislamiento ni autismo Y las alianzas con los otros, para compartir la vida, no son la masificación contaminada que proponen las máquinas de moldear sociedades.
Intermedio a la italiana
No es seguro que Mauricio Lazzarato, pensador italiano, mire Peter Capusotto, pero ha escrito que el capitalismo no es un modo de producción, sino una producción de modos de vivir, de ser y de pensar. Los medios crean un mundo cerrado, hecho, y el sujeto ya no forma parte tanto de “la sociedad”, “la clase”, o “la población”, sino del “público” o “los públicos”. Como si el modelo actual fuese una gran fábrica de espectadores. Incluso la máquina mediática puede proponer que uno sea “protagonista” a través de los grandes hermanos, la fama, facebook o cosas que en realidad funcionan como retroalimentación del modelo, y como instrumento de captura y control de facultades de la persona. ¿Qué facultades? Dice Lazzarato: la memoria, la atención y su capacidad de relacionarse con otros. Las viejas sociedades disciplinarias moldeaban y uniformaban los cuerpos y las conductas. Las nuevas sociedades de control “modelan los cerebros y constituyen hábitos, principalmente en la memoria espiritual”. Las empresas, más que productos, fabrican mundos. Por eso sus mayores inversiones no son en la producción, sino en el marketing y la publicidad, en la captura del público.
¿Qué come una gallina?
Ernesto Lalo Paret, no leyó a Lazaratto ni conversó con Capusotto, pero viene entendiendo todo desde hace tiempo. Llegó a mu a conversar y tomar café con leche. En su tarjeta personal, debajo de su nombre, se lee “nada”. Lalo no es nada, entonces, pero integra la Cooperativa Unidos por el Calzado, cuc, la ex Gatic de San Martín que está logrando algunos actos de magia como haber aumentado en un 400 por ciento su cantidad de socios en cinco años (de 40 a 163), instalar un jardín de infantes en la planta, un centro cultural, articulaciones de trabajo con La Catanga y La Tranquila, villas que rodean la fábrica, y con las flamantes cárceles de San Martín (construir prisiones promete ser uno de los grandes emprendimientos inmobiliarios de estos tiempos).
La cárcel es un símbolo de quedarse en el molde, pero el impulso de cuc permitió instalar cursos de oficios, carreras universitarias y generar trabajo con los presos para que vayan teniendo no sólo el conocimiento sino un ingreso por lo que hacen. cuc instaló además una radio para el barrio, que a su vez trabaja con los internos del Centro de Salud Mental de San Martín, al estilo de radio La Colifata (y esto es apenas un esbozo del complejísimo mapa de acciones y lazos de cuc con su comunidad, al estilo de lo que han hecho también Zanón en Neuquén, Maderera Córdoba y Chilavert con sus secundarios y centros culturales, por nombrar algunas de las que rompieron la jaula del ensimismamiento).
Lalo se ríe. “El problema es animarse. Claro que animarse cuesta mucho. Mi papá decía que la gallina criada con mierda, ve maíz y dispara. A uno le puede pasar lo mismo. Si te dejás llevar por este modelo, te pudren la cabeza y terminás como la gallina”.
Lalo sabe que en las fábricas se están haciendo cantidad de exploraciones nuevas. “El comportamiento colectivo es diferente, porque no hace falta ningún estatuto para saber que necesitás a tu compañero. La forma de distribuir el dinero que entra también es totalmente igualitaria, o mucho más que en cualquier privada”. Llegaron a retirar 2.200 pesos por mes per cápita, pero nada es fijo, y hoy –crisis mediante– están un poco debajo de esa cifra. No es un salario lo que cobran, sino lo que deciden repartir entre todos de acuerdo a lo que ingresa.
Gustavo Ojeda, de Gráfica Patricios, siente que una dificultad es la falta de participación que a veces puede darse en las asambleas. “Pero ahí estás rompiendo también todo lo que han metido en la sociedad desde la dictadura hasta todos los gobiernos de turno. Los más jóvenes a veces funcionan sólo fichando, como si fuera cualquier otro trabajo. Eso se soluciona hablando, haciendo que vean que no van a tener muchas posibilidades de trabajar de este modo”. Los ingresos allí rondan los 1.800 pesos como base para cada socio. Pero la asamblea valora de modo diferente, por ejemplo, el trabajo de maquinistas que ya son como artesanos del oficio gráfico. “Pero no es como en una privada, donde el que sabe sabe, y el que no es jefe; acá la diferencia es pequeña, y también es un estímulo para que un tipo no se tire a chanta pensando que con barrer gana lo mismo que otro que hace un trabajo especial. De última, lo decide la asamblea”. Otra clave: uno puede estar o no de acuerdo con una decisión, pero es la decisión que ellos mismos tomaron. Se ganaron el derecho ocupando la fábrica más solos que acompañados, y a oscuras durante más de un año. Lograron reabrirla siendo 28. Hoy son 70.
Estado bobo
Gráfica Patricios tiene un secundario para recuperar a 300 chicos que habían abandonado la escuela. “Lo pusimos como un paraguas político para que no nos expropiaran. Pero ahora yo veo a los pibes en la fábrica, la planta con escuela, y se me rompe la cabeza. Me emociona. La quiero ahora más que antes”. Patricios tiene también Radio Gráfica, fm de La Boca y Barracas, Buenos Aires, “Me decían: ¿para qué quieren una radio? Para tener una función social, voz y voto, para salir al aire y no nos cierren nunca más la boca, para decir lo que está pasando”. Gráfica tiene además un taller de teatro conducido por Norman Briski, y armó la Red Gráfica, reunión de 10 recuperadas para la compra de insumos, de coberturas sociales, centralmente para estar juntas y aliadas. “Le hemos arrancado las fábricas al poder” explica, para que se entienda por qué sería casi suicida caer en formas de aislamiento.
¿Y el Estado? “Te cuento algo. El Ministerio de Educación manda a hacer manuales para los pibes, 5 millones de manuales. Y ese trabajo no se lo dieron a las recuperadas. ¿Sabés a quién se lo dieron? A imprentas privadas de Chile o México, ya ni me acuerdo de la bronca que me agarré. Para colmo, les cobraban 1,30 por libro, y nosotros presupuestamos 0,80. ¿Sabés qué me decían? Que hay alguno que digita eso, y nadie se atreve a tocarlo. Nosotros no pedimos subsidios, queremos trabajo, pero ni eso te dan, porque hay un nicho de negocio guardado bajo 7 candados”. Gustavo aclara velozmente su apoyo a la cabeza del actual gobierno: “Estuvimos con la compañera Cristina, para mí es una gran compañera, claro que sola no gobierna. Estuvimos dos horas en Olivos, por la Ley de Radiodifusión. Lo único que le dije es que para mí tiene que estar un poquito más cerca del pueblo”.
Lalo en cambio no quiere ni hablar del gobierno. “Para mí no se modificó nada. Andá a cualquier hospital bonaerense y te vas a dar cuenta de que no hay voluntad de que algo cambie en serio”. Tampoco cree ya en los moldes de la izquierda. “Me perdí, ya no sé de qué estamos hablando, ni me interesa. Los partidos políticos, incluso los de izquierda, para mi son todos parte del sistema”.
El relato de Ojeda sobre los manuales, para Lalo tiene una explicación: “Estamos en un Estado bobo, totalmente subordinado a las empresas privadas. Y para los políticos nosotros somos un peligro, porque están acostumbrados a ser patrones de los demás, y a tener como patrones a los empresarios. Nosotros mostramos que las cosas se pueden hacer de otro modo. Nos aguantaron hace unos años porque estábamos de moda. Ahora ya no estamos de moda. Es peor para ellos, pudimos sobrevivir. Se creían que íbamos a caernos, pero cada vez somos más fuertes”.
¿A qué atribuye esa fuerza? “A que nadie va a largar nunca la fábrica. Ninguno la va a entregar ni con la crisis ésta, ni con 10.000 crisis. Porque es su vida”.
¿Qué diferencias hay con los modos convencionales de trabajo? Lalo apunta: “La forma de discutir, porque de última todo se decide en la asamblea. Me dirán lo que me dirán, pero el que no sirvió es el modelo patronal, que cerró las fábricas. Y los trabajadores en cooperativa y asamblea son mucho más sustentables y generan laburo. Todo esto hace que los tipos (los trabajadores) descubramos capacidades que antes no sabíamos que teníamos”.
Si hay una capacidad que uno no sabe o no cree que tiene, esa capacidad está “alienada”, fuera de nuestra comprensión. Entonces uno se siente incapaz. Por ejemplo, de poner en marcha una fábrica en cooperativa con sus compañeros. “Te formatearon”, dice Lalo. “Y cuando descubrís esa capacidad que surge de vos mismo, ¿sabés qué es? (Me mira como para contarme un secreto) Es una revalorización de la vida”.
Lalo ha tenido una historia fuera de lo “normal”: fue cartonero, desocupado, ciruja, precarizado. Aclara: “No chorié. Mi hemano sí, y estuvo en cana. Mi sobrino está preso. Todos los amigos de mi hermano están muertos por chorros, los mató la policía. Yo pensé: hay que hacer otra”. Ni policía ni ladrón, Lalo fue armando su vida con esa especie de forma divertida y desafiante de pensar las cosas. “¿Y qué vas a hacer, si las respuestas que te trajeron no te sirven más?”
Para explicar su teoría sobre cómo empezó a pensar otras respuestas, Lalo parte de sus propios moldes ideológicos. “Acá pasó un logro maravilloso, los trabajadores hacen justicia al modelo de explotación y de individualismo. Pero los lleva el hambre. Ellos ponen el cuerpo. La verdad es el hambre, lo que te hace parir nuevos modelos”. Hambre. En Brukman me hablaron también de desesperación (la que uno puede imaginar en las Madres, cuando rompieron los moldes e inventaron todo un molde de lucha, la que uno puede imaginar en tantas historias de movimientos sociales, comunidades amenazadas, sociedades en peligro).
A Lalo nada de esto lo sorprende. “Es que hay un agotamiento del orden. Todo lo que querían ordenar de un modo, ya no sirve. ¿Sabés qué es el agotamiento de este orden?”, me pregunta mientras cae la cotización de mi capacidad para dar algo por sabido. “No es la hecatombe financiera ni nada de eso. Es que todos sabemos que la vida podría ser mejor”.
Los nuevos patrones
Lalo asegura que el único modo de sacarse de encima el miedo por la falta de un patrón es construyendo nuevos patrones: “La horizontalidad le rompe los esquemas a muchos, pero permite que todos participen. O sos horizontal, o no existís. Otro patrón fundamental –dice, ajeno a la Real Academia– es no cagar al otro. Y producir con responsabilidad. No me mando cualquiera, porque esto es lo que me da de comer”. Pone un ejemplo estadístico: “Ninguna de las fábricas que logró arrancar, se cayó. Ni se va a caer. Porque nos jugamos la vida”. Cree además que hay una diferencia de orden médico. “La relación de dependencia te mata. Algunos no se dan cuenta, pero mirá cómo tiene la cabeza un tipo de una empresa, o incluso un empleado estatal. Están matrizados”.
Gustavo dice que lo emociona lo que están haciendo con la fábrica, la radio y la escuela. Lalo usa la misma palabra, emoción, para hablar del trabajo de cuc en las cárceles, de la relación con el barrio y las villas de San Martín. ¿En qué medida esa es una ventaja comparativa? ¿A cuánto cotizan la emoción, la responsabilidad, o la desesperación?
Esta conversación no se cierra aquí, recién se está abriendo. No hay conclusiones, pero sí un dato: estas experiencias salieron de un molde de muerte, a fuerza de múltiples y pequeñas ¿revoluciones? personales y grupales, o desataduras y desbloqueos, para no quedarse en el molde. Para mirar las cosas de otro modo y concretar algo fuera de moda: revalorizar la vida.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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