CABA
La vida sin patrón
En medio de un modelo que convierte a las personas en espectadores, protagonizar la propia vida es algo que se logra a fuerza de romper el molde y el formateo de los modos de vivir y de ser. Desde el humor hasta las experiencias sin patrón, la lucha contra el Estado bobo y los cerebros matrizados.
¿En qué se parecen el humor y una fábrica sin patrón?
Cada quien puede pensar la respuesta que mejor le caiga (si no cree –cosa posible– que la pregunta sea disparatada). Esta es sólo una idea al respecto: Brukman y tantas otras fábricas en manos de sus trabajadores, implican una ruptura de parámetros –de patrones– sobre qué es lo empresario, qué es lo productivo y qué es lo democrático. ¿Y el humor? El actor Diego Capusotto, en Brukman, razona: “Todo esto me suena a que hay que respetar las propias convicciones. Es romper el molde, y eso significa hacer algo que le escape al modelo de formateo, en estos casos del trabajo, y en nuestro caso del humor”.
Estas líneas son apuntes veloces surgidos de una situación sencilla: la idea de invitar actores a Brukman, para que luzcan lo que hace esa fábrica textil en manos de su asamblea de trabajadores, nos puso en contacto con palabras como moldes, modelos, modas, patrones, y a la vez imaginación, creatividad, resistencia, novedad. ¿Hay en todo ese elenco de conceptos algunas pistas sobre cómo funciona el presente? ¿Hay lazos posibles entre experiencias que parecen tan de otro orden como lo fabril y lo artístico? Se sugiere a lectoras y lectores presentes que, si perciben que esta nota les resulta un nuevo molde o un formateo como dice Diego, la dediquen a actividades útiles como envolver huevos, o más útil aun, hacer aviones y barcos de papel para jugar a volar o a navegar.
El fuego de los tontos
Diego Capusotto es con Pedro Saborido el corazón de Peter Capusotto y sus videos. En Brukman, Capusotto relaciona lo que ve en los percheros mientras la fábrica es un hervidero de risas y voces de las costureras, con lo que él mismo produce. Habla con una seriedad que en televisión no se le conoce. “Yo creo que en lugares como éste, como en lo que hacemos nosotros, lo que uno encuentra en común es la cuestión celebratoria de la vida. La alegría. Romper el molde es saber cuál es el discurso dominante, y escapar de eso”. En el caso del humor, dice: “El formateo en el medio televisivo, y se puede trasladar prácticamente a toda actividad humana, es ese según el cual hay que hacer lo que la gente quiere escuchar. Si te convencieron de eso, todo empieza a ir en dirección que ya no es la tuya. Romper el molde sería responder a lo que vos mismo necesitás hacer o comunicar”.
¿Y cómo lograr eso en términos prácticos? ¿Cómo trabajan en Peter Capusotto y sus videos? Saborido contó a mu: “No hay marketing, ni miradas supervisoras. Es lo más viejo del mundo, dos tipos que nos juntamos a tomar mate o café, a tirar ideas”. Capusotto: “Armamos un lugar que a la vez es de todos, y donde también se puede delegar”. La palabra clave para que puedan coexistir la creatividad y la producción concreta en un grupo de trabajo, según esta visión de Diego, es confianza. “Digamos que todos son partícipes desde una cuestión amorosa, de entusiasmo y afecto. No hay dos que mandan y los demás que obedecen, sino un trabajo más conjunto”. Saborido: “Diego es coherente en su pensamiento. Podría ser un tipo muy democrático, muy de izquierda, y ser un sorete en su trato habitual con lo cual demostraría que es todo lo contrario. Pero esta es su forma de ver el trabajo, y sí, es como una cooperativa donde buscamos una forma más feliz y democrática de ejercer un laburo”. Curioso, las mismas palabras podrían servir para hablar de una fábrica sin patrón, o de un emprendimiento comunitario.
Capusotto aclara algo sobre el contenido del humor: “No hablo de la moda de burlarse del otro. La televisión es muy de avivar el fuego de los tontos, y más de uno se hace famoso porque es el piola al que no le importa nada reírse de los demás o despreciarlos porque sí. Yo creo que en lo que hacemos hay un sustento generacional y si querés ideológico, pero nada evangelizador ni de bajada de línea”.
¿Y a qué apunta entonces ese humor no evangelizador? “A lo etiquetado, desde lo político, lo social, la burla a las instituciones ligadas al poder que tienen un discurso, pero su finalidad es el control de las emociones y digitar las conductas de la gente. Uno se ríe de eso, de la seriedad, lo formal, lo normado, lo que hay que hacer. Todo eso se derrumba cuando se puede mirar las cosas de otro modo” (si es así, el humor es algo más que contar chistes más o menos buenos, y tiende a ser una especie de autoafirmación de la persona).
¿Qué significa el control de las emociones? Para Capusotto es lo que ocurre con la comunicación. “El bombardeo de información ligado al tema del consumo, a que nos digan qué necesitamos para estar bien, tener mejor calidad de vida, o ser correctos. Ahí aparece el formateo de los medios. Uno termina siendo pensado por los medios, cuando les creés como palabra autorizada. Ya no es el cura de la Iglesia, ahora es el comunicador, la publicidad, el marketing. Terminan formateándote no sólo lo que pensás, sino también las emociones”.
¿Qué hacer frente a eso? Capusotto aspira a que el humor sea un modo de ruptura de esos dictados. “Pero también diría que uno tiene que estar más atento a las propias emociones que a las de los demás. Hay que estar alerta, pero no defendiéndose del mundo ni por una actitud conspirativa, sino para dejarse guiar por el propio instinto. Mirarse más para adentro que para la contaminación que viene de afuera. Y aliarse, juntarse con los que están en una situación de vida similar, para que haya un modo de compartir la vida”.
Cuentan que el filósofo francés Gillles Deleuze fue interrumpido durante una conferencia por un hombre que le planteó que el problema del ser humano es que está solo. Deleuze contestó: “No, el problema es que no estamos lo suficientemente solos”. La anécdota la recordaba un reciente escrito del argentino Diego Sztulwark y empalma con lo que dice Capusotto. La soledad como modo de encontrarse para no dejarse formatear las emociones y las ideas, no es aislamiento ni autismo Y las alianzas con los otros, para compartir la vida, no son la masificación contaminada que proponen las máquinas de moldear sociedades.
Intermedio a la italiana
No es seguro que Mauricio Lazzarato, pensador italiano, mire Peter Capusotto, pero ha escrito que el capitalismo no es un modo de producción, sino una producción de modos de vivir, de ser y de pensar. Los medios crean un mundo cerrado, hecho, y el sujeto ya no forma parte tanto de “la sociedad”, “la clase”, o “la población”, sino del “público” o “los públicos”. Como si el modelo actual fuese una gran fábrica de espectadores. Incluso la máquina mediática puede proponer que uno sea “protagonista” a través de los grandes hermanos, la fama, facebook o cosas que en realidad funcionan como retroalimentación del modelo, y como instrumento de captura y control de facultades de la persona. ¿Qué facultades? Dice Lazzarato: la memoria, la atención y su capacidad de relacionarse con otros. Las viejas sociedades disciplinarias moldeaban y uniformaban los cuerpos y las conductas. Las nuevas sociedades de control “modelan los cerebros y constituyen hábitos, principalmente en la memoria espiritual”. Las empresas, más que productos, fabrican mundos. Por eso sus mayores inversiones no son en la producción, sino en el marketing y la publicidad, en la captura del público.
¿Qué come una gallina?
Ernesto Lalo Paret, no leyó a Lazaratto ni conversó con Capusotto, pero viene entendiendo todo desde hace tiempo. Llegó a mu a conversar y tomar café con leche. En su tarjeta personal, debajo de su nombre, se lee “nada”. Lalo no es nada, entonces, pero integra la Cooperativa Unidos por el Calzado, cuc, la ex Gatic de San Martín que está logrando algunos actos de magia como haber aumentado en un 400 por ciento su cantidad de socios en cinco años (de 40 a 163), instalar un jardín de infantes en la planta, un centro cultural, articulaciones de trabajo con La Catanga y La Tranquila, villas que rodean la fábrica, y con las flamantes cárceles de San Martín (construir prisiones promete ser uno de los grandes emprendimientos inmobiliarios de estos tiempos).
La cárcel es un símbolo de quedarse en el molde, pero el impulso de cuc permitió instalar cursos de oficios, carreras universitarias y generar trabajo con los presos para que vayan teniendo no sólo el conocimiento sino un ingreso por lo que hacen. cuc instaló además una radio para el barrio, que a su vez trabaja con los internos del Centro de Salud Mental de San Martín, al estilo de radio La Colifata (y esto es apenas un esbozo del complejísimo mapa de acciones y lazos de cuc con su comunidad, al estilo de lo que han hecho también Zanón en Neuquén, Maderera Córdoba y Chilavert con sus secundarios y centros culturales, por nombrar algunas de las que rompieron la jaula del ensimismamiento).
Lalo se ríe. “El problema es animarse. Claro que animarse cuesta mucho. Mi papá decía que la gallina criada con mierda, ve maíz y dispara. A uno le puede pasar lo mismo. Si te dejás llevar por este modelo, te pudren la cabeza y terminás como la gallina”.
Lalo sabe que en las fábricas se están haciendo cantidad de exploraciones nuevas. “El comportamiento colectivo es diferente, porque no hace falta ningún estatuto para saber que necesitás a tu compañero. La forma de distribuir el dinero que entra también es totalmente igualitaria, o mucho más que en cualquier privada”. Llegaron a retirar 2.200 pesos por mes per cápita, pero nada es fijo, y hoy –crisis mediante– están un poco debajo de esa cifra. No es un salario lo que cobran, sino lo que deciden repartir entre todos de acuerdo a lo que ingresa.
Gustavo Ojeda, de Gráfica Patricios, siente que una dificultad es la falta de participación que a veces puede darse en las asambleas. “Pero ahí estás rompiendo también todo lo que han metido en la sociedad desde la dictadura hasta todos los gobiernos de turno. Los más jóvenes a veces funcionan sólo fichando, como si fuera cualquier otro trabajo. Eso se soluciona hablando, haciendo que vean que no van a tener muchas posibilidades de trabajar de este modo”. Los ingresos allí rondan los 1.800 pesos como base para cada socio. Pero la asamblea valora de modo diferente, por ejemplo, el trabajo de maquinistas que ya son como artesanos del oficio gráfico. “Pero no es como en una privada, donde el que sabe sabe, y el que no es jefe; acá la diferencia es pequeña, y también es un estímulo para que un tipo no se tire a chanta pensando que con barrer gana lo mismo que otro que hace un trabajo especial. De última, lo decide la asamblea”. Otra clave: uno puede estar o no de acuerdo con una decisión, pero es la decisión que ellos mismos tomaron. Se ganaron el derecho ocupando la fábrica más solos que acompañados, y a oscuras durante más de un año. Lograron reabrirla siendo 28. Hoy son 70.
Estado bobo
Gráfica Patricios tiene un secundario para recuperar a 300 chicos que habían abandonado la escuela. “Lo pusimos como un paraguas político para que no nos expropiaran. Pero ahora yo veo a los pibes en la fábrica, la planta con escuela, y se me rompe la cabeza. Me emociona. La quiero ahora más que antes”. Patricios tiene también Radio Gráfica, fm de La Boca y Barracas, Buenos Aires, “Me decían: ¿para qué quieren una radio? Para tener una función social, voz y voto, para salir al aire y no nos cierren nunca más la boca, para decir lo que está pasando”. Gráfica tiene además un taller de teatro conducido por Norman Briski, y armó la Red Gráfica, reunión de 10 recuperadas para la compra de insumos, de coberturas sociales, centralmente para estar juntas y aliadas. “Le hemos arrancado las fábricas al poder” explica, para que se entienda por qué sería casi suicida caer en formas de aislamiento.
¿Y el Estado? “Te cuento algo. El Ministerio de Educación manda a hacer manuales para los pibes, 5 millones de manuales. Y ese trabajo no se lo dieron a las recuperadas. ¿Sabés a quién se lo dieron? A imprentas privadas de Chile o México, ya ni me acuerdo de la bronca que me agarré. Para colmo, les cobraban 1,30 por libro, y nosotros presupuestamos 0,80. ¿Sabés qué me decían? Que hay alguno que digita eso, y nadie se atreve a tocarlo. Nosotros no pedimos subsidios, queremos trabajo, pero ni eso te dan, porque hay un nicho de negocio guardado bajo 7 candados”. Gustavo aclara velozmente su apoyo a la cabeza del actual gobierno: “Estuvimos con la compañera Cristina, para mí es una gran compañera, claro que sola no gobierna. Estuvimos dos horas en Olivos, por la Ley de Radiodifusión. Lo único que le dije es que para mí tiene que estar un poquito más cerca del pueblo”.
Lalo en cambio no quiere ni hablar del gobierno. “Para mí no se modificó nada. Andá a cualquier hospital bonaerense y te vas a dar cuenta de que no hay voluntad de que algo cambie en serio”. Tampoco cree ya en los moldes de la izquierda. “Me perdí, ya no sé de qué estamos hablando, ni me interesa. Los partidos políticos, incluso los de izquierda, para mi son todos parte del sistema”.
El relato de Ojeda sobre los manuales, para Lalo tiene una explicación: “Estamos en un Estado bobo, totalmente subordinado a las empresas privadas. Y para los políticos nosotros somos un peligro, porque están acostumbrados a ser patrones de los demás, y a tener como patrones a los empresarios. Nosotros mostramos que las cosas se pueden hacer de otro modo. Nos aguantaron hace unos años porque estábamos de moda. Ahora ya no estamos de moda. Es peor para ellos, pudimos sobrevivir. Se creían que íbamos a caernos, pero cada vez somos más fuertes”.
¿A qué atribuye esa fuerza? “A que nadie va a largar nunca la fábrica. Ninguno la va a entregar ni con la crisis ésta, ni con 10.000 crisis. Porque es su vida”.
¿Qué diferencias hay con los modos convencionales de trabajo? Lalo apunta: “La forma de discutir, porque de última todo se decide en la asamblea. Me dirán lo que me dirán, pero el que no sirvió es el modelo patronal, que cerró las fábricas. Y los trabajadores en cooperativa y asamblea son mucho más sustentables y generan laburo. Todo esto hace que los tipos (los trabajadores) descubramos capacidades que antes no sabíamos que teníamos”.
Si hay una capacidad que uno no sabe o no cree que tiene, esa capacidad está “alienada”, fuera de nuestra comprensión. Entonces uno se siente incapaz. Por ejemplo, de poner en marcha una fábrica en cooperativa con sus compañeros. “Te formatearon”, dice Lalo. “Y cuando descubrís esa capacidad que surge de vos mismo, ¿sabés qué es? (Me mira como para contarme un secreto) Es una revalorización de la vida”.
Lalo ha tenido una historia fuera de lo “normal”: fue cartonero, desocupado, ciruja, precarizado. Aclara: “No chorié. Mi hemano sí, y estuvo en cana. Mi sobrino está preso. Todos los amigos de mi hermano están muertos por chorros, los mató la policía. Yo pensé: hay que hacer otra”. Ni policía ni ladrón, Lalo fue armando su vida con esa especie de forma divertida y desafiante de pensar las cosas. “¿Y qué vas a hacer, si las respuestas que te trajeron no te sirven más?”
Para explicar su teoría sobre cómo empezó a pensar otras respuestas, Lalo parte de sus propios moldes ideológicos. “Acá pasó un logro maravilloso, los trabajadores hacen justicia al modelo de explotación y de individualismo. Pero los lleva el hambre. Ellos ponen el cuerpo. La verdad es el hambre, lo que te hace parir nuevos modelos”. Hambre. En Brukman me hablaron también de desesperación (la que uno puede imaginar en las Madres, cuando rompieron los moldes e inventaron todo un molde de lucha, la que uno puede imaginar en tantas historias de movimientos sociales, comunidades amenazadas, sociedades en peligro).
A Lalo nada de esto lo sorprende. “Es que hay un agotamiento del orden. Todo lo que querían ordenar de un modo, ya no sirve. ¿Sabés qué es el agotamiento de este orden?”, me pregunta mientras cae la cotización de mi capacidad para dar algo por sabido. “No es la hecatombe financiera ni nada de eso. Es que todos sabemos que la vida podría ser mejor”.
Los nuevos patrones
Lalo asegura que el único modo de sacarse de encima el miedo por la falta de un patrón es construyendo nuevos patrones: “La horizontalidad le rompe los esquemas a muchos, pero permite que todos participen. O sos horizontal, o no existís. Otro patrón fundamental –dice, ajeno a la Real Academia– es no cagar al otro. Y producir con responsabilidad. No me mando cualquiera, porque esto es lo que me da de comer”. Pone un ejemplo estadístico: “Ninguna de las fábricas que logró arrancar, se cayó. Ni se va a caer. Porque nos jugamos la vida”. Cree además que hay una diferencia de orden médico. “La relación de dependencia te mata. Algunos no se dan cuenta, pero mirá cómo tiene la cabeza un tipo de una empresa, o incluso un empleado estatal. Están matrizados”.
Gustavo dice que lo emociona lo que están haciendo con la fábrica, la radio y la escuela. Lalo usa la misma palabra, emoción, para hablar del trabajo de cuc en las cárceles, de la relación con el barrio y las villas de San Martín. ¿En qué medida esa es una ventaja comparativa? ¿A cuánto cotizan la emoción, la responsabilidad, o la desesperación?
Esta conversación no se cierra aquí, recién se está abriendo. No hay conclusiones, pero sí un dato: estas experiencias salieron de un molde de muerte, a fuerza de múltiples y pequeñas ¿revoluciones? personales y grupales, o desataduras y desbloqueos, para no quedarse en el molde. Para mirar las cosas de otro modo y concretar algo fuera de moda: revalorizar la vida.
CABA
El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

- Revista MuHace 2 semanas
Mu 205: Hay futuro
- CABAHace 5 días
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”
- ActualidadHace 2 semanas
Mapuches en Neuquén: 10.000 personas movilizadas contra la represión y en apoyo a las comunidades originarias
- ActualidadHace 6 días
Marcha de jubilados: balas y bolitas
- ActualidadHace 4 días
Mendoza movilizada: sábado de caravanazo contra la minera San Jorge