CABA
Informe desde la trinchera
La guerra por el control de la prensa gráfica. Las maniobras de Clarín y La Nación para expulsar a las revistas que venden más. Qué les robaron a los canillitas. El pagadiós de Televisa. El precio político del papel. Un informe especial sobre cómo afecta esta batalla a sus protagonistas: las y los lectores.
La caída de ventas de diarios y revistas comerciales en forma sostenida provocó una serie de falsas teorías:
En la era digital ya nadie lee diarios ni revistas.
Las redes sociales convirtieron en viejas las noticias que publican.
Ya no hay tiempo para leer, ni hábito: 140 caracteres bastan para enterarse de todo.
La prensa gráfica marcha con los elefantes hacia el cementerio.
La realidad indica que los motivos de la caída de ventas están relacionados con una buena noticia: tenemos un mercado dominado por lectoras y lectores inteligentes. Las evidencias:
La caída de ventas de revistas comenzó luego de la Guerra de Malvinas y fue impulsada por el “Vamos Ganando” aquel título vergonzoso de la revista Gente.
La crisis de venta de los diarios se produjo en paralelo con el debate social de la Ley de Medios.
Los “grandes medios” se achicaron y los “medios chicos” se multiplicaron. Hace una década 4 editores controlaban casi el 90% de los títulos que circulaban. Hoy, ese mismo volumen lo representan más de 40 editoriales. Eso significa, nada menos, la dispersión de la concentración. O, si se prefiere analizarlo en términos de libertad de expresión, la democratización de la edición gráfica.
La mala noticia es que los caídos en esta batalla diseñaron una estrategia para recuperar el liderazgo.
Comenzaron una guerra.
Y la estamos peleando.
La guerra
Desde 1945 y hasta el año 2000 el circuito de distribución y venta de publicaciones tenía cuatro actores:
Los editores
Los representantes, puerta de ingreso obligada al circuito de venta y distribución.
Los recorridos, que en camiones reparten en pocas horas todos los títulos editados en el día a más de 5.000 puestos de venta que componen el circuito de Capital y conurbano
Los canillitas.
Toda está cadena se sostenía con el 50% del precio de tapa. Nunca fue fácil la relación entre estas partes y hay en su historia infinidad de enfrentamientos que pusieron de manifiesto las tensiones del sistema. Ahora esa tensión se convirtió en una guerra.
¿Qué cambió en el año 2000? Un decreto firmado por la entonces ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, en cuya redacción participó el representante legal del grupo La Nación, derogó la legislación que regulaba la distribución y venta de la prensa gráfica y consagró al mercado como única fuerza regulatoria. Comenzó así a regir la ley del más fuerte.
La primera consecuencia: las fronteras entre editor, representante, recorridos y canillitas comenzaron a desdibujarse porque las corporaciones comenzaron a controlar recorridos, puntos de venta y pymes editoriales.
Históricamente, la lógica que sostuvo al circuito es la de un “sistema solidario” donde las publicaciones amortizaban el costo operativo de acuerdo al uso que le daban: las que más vendían, pagaban más, permitiendo así el desarrollo de nuevos títulos. Durante eso s años dorados, el diario Clarín llegó a vender un promedio de 1 millón de ejemplares (1993), pero hoy apenas supera los 250 mil. “Para estos editores el negocio dejó de estar en la venta y pasó al terreno de la publicidad”, resumen los canillitas, quienes viven de la venta. “Por eso lo que sostiene el negocio hoy es otra cosa: la diversidad de revistas”, admiten. Las cifras:
La más vendida es la revista Pronto: 73 mil ejemplares por semana editados por la editorial Publiexpress.
Según el Instituto Verificador de Circulaciones (controlado por las corporaciones editoriales) entre las 10 revistas más vendidas, tan sólo una es de Clarín (Genios) y otra de La Nación (Hola Argentina).
Para conservar la posición de liderazgo las corporaciones se dedicaron a debilitar a la competencia. “En un sistema a la baja (es decir, con caída de ventas) es normal que haya prácticas monopólicas”, sostiene Benito De Miguel, gerente de operaciones de Publiexpress, la editorial que lidera el mercado y sufrió en los últimos dos años un verdadero acoso para desestabilizar su posición.
Papel picado
El primer eslabón de la cadena productiva de la prensa gráfica es el papel. La empresa que domina la producción de este insumo es Papel Prensa S.A., controlada por el Grupo Clarín (49%), La Nación (22,49%) y el Estado Nacional (27,46%, a los que hay que sumarle el 0,62% perteneciente a la agencia oficial de noticias Telam).
La historia de Papel Prensa es conocida y da testimonio de la relación de estos grupos económicos con la dictadura militar. Las consecuencias también son sabidas: la concentración del papel permite el control de la edición gráfica. Las pruebas:
Un informe de la Sindicatura General de la Nación detalla que el consumo anual nacional de pasta de papel es de 250.000 toneladas y el 58% es cubierto por la producción de Papel Prensa. Del total producido, los diarios Clarín y La Nación utilizan el 71% para cubrir sus necesidades. El 29% restante se distribuye entre 168 medios que deben pagar un precio mayor o recurrir a la importación para abastecerse.
El 23 de diciembre de 2011 el Congreso de la Nación sancionó la ley N° 26.736 que declara de interés público la fabricación, distribución y comercialización del papel de diario y establece, entre otras medidas, precio único, la creación de una Comisión Federal Asesora y de un Fondo Fiducidiario para pymes, con el objetivo de fomentar la producción de papel y así garantizar el fin del monopolio. A la fecha, la creación de este Fondo no se ha concretado.
Según dicta esta ley, Papel Prensa está obligado a producir al máximo de su capacidad. Sin embargo, la entidad Diarios y Periódicos Regionales Argentinos (Dypra), estima que actualmente el déficit de producción asciende a las 80.000 toneladas.
La posición monopólica le ha permitido a Papel Prensa aplicar políticas de precio que impactaron directamente sobre sus competidores. Un ejemplo: con la devaluación de 2002 y de un día para otro, el papel pasó a costar de 500 a 2.000 pesos la tonelada. Desde entonces, aumentó sus precios 420%. De ese porcentaje, 63% corresponde al aumento que escaló entre diciembre de 2013 a agosto de 2014. Durante 2015 esta tendencia se agravó.
Según el Informe 2015 de la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA), que reúne más de 230 publicaciones gráficas, “Las revistas culturales independientes resisten online la presión del monopolio del papel que impone precios en forma arbitraria”. Un ejemplo concreto: “El papel obra que en diciembre pagábamos 12.000 (y en febrero del año pasado, 10.500), ahora lo querían cobrar 21.000. Compramos papel ilustración, que se supone que es mejor y por lo tanto mucho más caro, por 15.600. ¿Por qué encontramos un papel mejor con un precio más barato: porque no lo vende Papel Prensa”.
Los aumentos desmedidos del papel se trasladan al precio de venta de las publicaciones. “Es decir que son las lectoras y lectores quienes terminan pagando el precio de la monopolización del papel”, resume AReCIa.
Cobrar por no vender
La mutación del esquema tradicional se puso de manifiesto cuando el gremio que conduce Hugo Moyano obligó, con bloqueos y paros, a reconocer a los trabajadores de los recorridos como afiliados a su gremio. El resultado fue una notable mejora en sus condiciones salariales, que impactó en los ingresos del sector empresarial. Ante esos nuevos “costos” (que en realidad son “derechos”), los recorridos encargaron a una empresa auditora un diagnóstico sobre su impacto. Los resultados los resumen los canillitas: “El mayor costo lo generaba Clarín, porque usa el circuito 5 ó 6 veces por cada edición con la cantidad de suplementos y cotillones que saca, y del que el canillita no ve ni una moneda. Te doy un ejemplo concreto: hace 2 sábados la edición de Clarín tenía nada más que 40 páginas editoriales y el resto era publicidad. ¿Cómo hacemos para venderle un catálogo así a la gente? Por eso nadie compra Clarín un sábado”.
La consecuencia de ese diagnóstico fue aplicarle a los editores independientes un nuevo costo para amortizar las pérdidas. “Argumentan que estos costos los generan las devoluciones”, explica Omar Plaini, secretario general del gremio de Canillitas. “Pero al pretender cobrar las devoluciones intentan desfigurar todo el sistema, porque los editores pueden sospechar que sus ediciones no se distribuyen, es decir, no se suben al camión para llegar a los kioscos porque la ganancia del recorrido ya no depende de la venta”.
Clarín, La Nación y Perfil no fueron afectados por este cobro de las devoluciones. Al contrario, gozan de un privilegio inédito para el sistema: sus publicaciones ni siquiera pasan por el Centro de Distribuidores desde donde salen los camiones de los recorridos hacia los kioscos, tal cual exige la ley que regula el sistema. Así eluden pagar el porcentaje que corresponde al Centro. Se calcula que ese sistema paralelo representa casi un 50% del volumen total del circuito. Y que originó otro beneficio: les permitió ejercer una presión directa sobre los canillitas, logrando así que acepten sus productos por 8 puntos menos que lo establecido. Este es el reclamo que expresan con los paros que organizó este año el Sindicato de Canillitas y que llevan a cabo todos los feriados con la consigna: “Clarín devolvé lo que nos robaste”.
El negocio de endeudar
Hasta hace 20 años había entre 90 y 100 empresas de recorridos, muchas de ellas cooperativas familiares. “Ahora quedan menos de 13”, asegura Maximiliano Fontana, responsable regional del sindicato de Canillitas. “Esas distribuidoras no cerraron: fueron cooptadas por otras más grandes, controladas por el Grupo Clarín. La maniobra consistió primero en endeudarlas y luego, convertir esa deuda en inversión del grupo controlador. Es decir, se las tragaron sin pagar un peso”. Las múltiples denuncias de canillitas y editores independientes lograron este año que, por primera vez, el Ministerio de Trabajo interviniera para investigar la compra fraudulenta de un recorrido de distribución por parte de Clarín.
En el interior del país el panorama no es diferente. Según el informe de la Federación Argentina de Vendedores de Diarios y Revistas realizado en 2015, las distribuidoras locales son “en muchos casos empresas tercerizadas de los editores locales o nacionales, que encubren a testaferros o esquemas de integración vertical encubierto”.
Pagadiós
¿Cuál es la consecuencia de que una editorial sea, al mismo tiempo, distribuidora? La respuesta la conocieron los editores independientes en octubre de 2014, cuando la distribuidora Bertrán, controlada por el grupo Televisa, desapareció sin pagar. Televisa es la dueña de Editorial Atlándida, editora de las revistas Gente, Para Ti y Billiken, entre otros títulos que protagonizaron la mayor caída de ventas de los últimos años. Esa caída coincidió con el crecimiento de los títulos independientes y la consecuencia fue que en el pico de esa curva, Bertrán desapareció. Literalmente.
Bertrán era una distribuidora de publicaciones en el interior del país, con sede en Buenos Aires, pero que ya no funciona en su oficina habitual ni en ningún lado. Su situación comercial no está clara, ya que no hay declaración de quiebra ni un llamado a concurso de acreedores a la fecha, pero aún así dejó una deuda que no hay forma de cobrar. La paradoja es que Televisa, el grupo propietario de Bertrán, es parte del directorio de la Asociación de Editores de Revistas (AER). Es decir que comparte esa mesa con muchas de las publicaciones a las que le dedicó su pagadiós.
Los más perjudicados
Según un informe del Ministerio de Trabajo, más de la mitad de los canillitas cobran menos que el ingreso promedio de la actividad y el 16% concentra los mayores ingresos. “Hay un desequilibrio en nuestra propia actividad y ese desequilibrio está provocado”, describe Omar Plaini, secretario general del gremio. “Si vos tenés menos puntos de venta, ¿a quién favorecés? ¿A MU o a Noticias? A Noticias, porque MU necesita estar en 5.000 puntos de venta, porque si no se achican sus posibilidades”.
El empobrecimiento de los canillitas comenzó de manera progresiva y sin interrupción, provocado por un lado por la quita del 8% y, por el otro, por la concentración del negocio de la prensa comercial en la publicidad y no en la venta. Plaini: “Históricamente el ingreso de los editores era por ventas y solo un 30% lo generaba la publicidad. Hoy ese porcentaje se invirtió y las corporaciones tienen un 70% de publicidad, de la cual no somos partícipes”.
En lo que va del 2015 los canillitas realizaron ya cuatro paros pedir la restitución del 8% , pero también para exigir una paritaria del sector para discutir las condiciones del trabajo invisible que se les cargó a los canillitas en los últimos años: “El diario no viene terminado, lo tenemos que ensamblar nosotros con los suplementos. Además, a las revistas le agregan un shampoo, un alimento para perros, un agua mineral, un paquete de yerba, y eso lo tiene que entregar el canillita. Ellos lo están facturándolo y a nosotros no nos pagan nada por un trabajo extra que nos demanda tiempo, lugar físico y un esfuerzo que nadie está pagando”, explica Plaini.
Otro trabajo invisible: el que demanda la suscripción. “La estrategia de Clarín y La Nación fue alejar a la gente del kiosco, para su propio beneficio. Fue un sistema estratégicamente pensado para bancarizar a los lectores, vender sus datos, pero también para que no sean clientes nuestros”. Esta estrategia comercial derivó en una consecuencia impensada: el fin del periodismo. “Lo que están vendiendo no es un diario o revista: están vendiendo descuentos en cientos de comercios. Y eso vacía el kiosco de lectores, además de concentrar y monopolizar más el negocio”.
La síntesis de la Federación de Canillitas, luego de nueve encuentros plenarios y congresos resume el panorama actual: “Es preciso señalar que los editores con posición dominante, a nivel nacional y local, avanzarán en el control del proceso de distribución y venta, condicionando las posibilidades de otros editores”.
A no engañarse: esta guerra no es entre grandes y chicos, sino entre unos pocos contra los muchos que provocaron su crisis: las y los lectores.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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