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Informe desde la trinchera

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La guerra por el control de la prensa gráfica. Las maniobras de Clarín y La Nación para expulsar a las revistas que venden más. Qué les robaron a los canillitas. El pagadiós de Televisa. El precio político del papel. Un informe especial sobre cómo afecta esta batalla a sus protagonistas: las y los lectores.

Informe desde la trinchera

La caída de ventas de diarios y revistas comerciales en forma sostenida provocó una serie de falsas teorías:

En la era digital ya nadie lee diarios ni revistas.

Las redes sociales convirtieron en viejas las noticias que publican.

Ya no hay tiempo para leer, ni hábito: 140 caracteres bastan para enterarse de todo.

La prensa gráfica marcha con los elefantes hacia el cementerio.

La realidad indica que los motivos de la caída de ventas están relacionados con una buena noticia: tenemos un mercado dominado por lectoras y lectores inteligentes. Las evidencias:

La caída de ventas de revistas  comenzó luego de la Guerra de Malvinas y fue impulsada por el “Vamos Ganando” aquel título vergonzoso de la revista Gente.

La crisis de venta de los diarios se produjo en paralelo con el debate social de la Ley de Medios.

Los “grandes medios” se achicaron y los “medios chicos” se multiplicaron. Hace una década 4 editores controlaban casi el 90% de los títulos que circulaban. Hoy, ese mismo volumen lo representan más de 40 editoriales. Eso significa, nada menos, la dispersión de la concentración. O, si se prefiere analizarlo en términos de libertad de expresión, la democratización de la edición gráfica.

La mala noticia es que los caídos en esta batalla diseñaron una estrategia para recuperar el liderazgo.

Comenzaron una guerra.

Y la estamos peleando.

La guerra

Desde 1945 y hasta el año 2000 el circuito de distribución y venta de publicaciones tenía cuatro actores:

Los editores

Los representantes, puerta de ingreso obligada al circuito de venta y distribución.

Los recorridos, que en camiones reparten en pocas horas todos los títulos editados en el día a más de 5.000 puestos de venta que componen el circuito de Capital y conurbano

Los canillitas.

Toda está cadena se sostenía con el 50% del precio de tapa. Nunca fue fácil la relación entre estas partes y hay en su historia infinidad de enfrentamientos que pusieron de manifiesto las tensiones del sistema. Ahora esa tensión se convirtió en una guerra.

¿Qué cambió en el año 2000? Un decreto firmado por la entonces ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, en cuya redacción participó el representante legal del grupo La Nación, derogó la legislación que regulaba la distribución y venta de la prensa gráfica y consagró al mercado como única fuerza regulatoria. Comenzó así a regir la ley del más fuerte.

La primera consecuencia: las fronteras entre editor, representante, recorridos y canillitas comenzaron a desdibujarse porque las corporaciones comenzaron a controlar recorridos, puntos de venta y pymes editoriales.

Históricamente, la lógica que sostuvo al circuito es la de un “sistema solidario” donde las publicaciones amortizaban el costo operativo de acuerdo al uso que le daban: las que más vendían, pagaban más, permitiendo así el desarrollo de nuevos títulos. Durante eso s años dorados, el diario Clarín llegó a vender un promedio de 1 millón de ejemplares (1993), pero hoy apenas supera los 250 mil. “Para estos editores el negocio dejó de estar en la venta y pasó al terreno de la publicidad”, resumen los canillitas, quienes viven de la venta. “Por eso lo que sostiene el negocio hoy es otra cosa: la diversidad de revistas”, admiten. Las cifras:

La más vendida es la revista Pronto: 73 mil ejemplares por semana editados por la editorial Publiexpress.

Según el Instituto Verificador de Circulaciones (controlado por las corporaciones editoriales) entre las 10 revistas más vendidas, tan sólo una es de Clarín (Genios) y otra de La Nación (Hola Argentina).

Para conservar la posición de liderazgo las corporaciones se dedicaron a debilitar a la competencia. “En un sistema a la baja (es decir, con caída de ventas) es normal que haya prácticas monopólicas”, sostiene Benito De Miguel, gerente de operaciones de Publiexpress, la editorial que lidera el mercado y sufrió en los últimos dos años un verdadero acoso para desestabilizar su posición.

Papel picado

El primer eslabón de la cadena productiva de la prensa gráfica es el papel. La empresa que domina la producción de este insumo es Papel Prensa S.A., controlada por el Grupo Clarín (49%),  La Nación (22,49%) y el Estado Nacional (27,46%, a los que hay que sumarle el 0,62% perteneciente a  la agencia oficial de noticias Telam).

La historia de Papel Prensa es conocida y da testimonio de la relación de estos grupos económicos con la dictadura militar. Las consecuencias también son sabidas: la concentración del papel permite el control de la edición gráfica. Las pruebas:

Un informe de la Sindicatura General de la Nación detalla que el consumo anual nacional de pasta de papel es de 250.000 toneladas y el 58% es cubierto por la producción de Papel Prensa. Del total producido, los diarios Clarín y La Nación utilizan el 71% para cubrir sus necesidades. El 29% restante se distribuye entre 168 medios que deben pagar un precio mayor o recurrir a la importación para abastecerse.

El 23 de diciembre de 2011 el Congreso de la Nación sancionó la ley N° 26.736 que declara de interés público la fabricación, distribución y comercialización del papel de diario y establece, entre otras medidas, precio único, la creación de una Comisión Federal Asesora y de un Fondo Fiducidiario para pymes, con el objetivo de fomentar la producción de papel y así garantizar el fin del monopolio. A la fecha, la creación de este Fondo no se ha concretado.

Según dicta esta ley, Papel Prensa está obligado a producir al máximo de su capacidad. Sin embargo, la entidad Diarios y Periódicos Regionales Argentinos (Dypra), estima que actualmente el déficit de producción asciende a las 80.000 toneladas.

La posición monopólica le ha permitido a Papel Prensa aplicar políticas de precio que impactaron directamente sobre sus competidores. Un ejemplo: con la devaluación de 2002 y de un día para otro, el papel pasó a costar de 500 a 2.000 pesos la tonelada. Desde entonces, aumentó sus precios 420%. De ese porcentaje, 63% corresponde al aumento que escaló entre diciembre de 2013 a agosto de 2014. Durante 2015 esta tendencia se agravó.

Según el Informe 2015 de la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA), que reúne más de 230 publicaciones gráficas, “Las revistas culturales independientes resisten online la presión del monopolio del papel que impone precios en forma arbitraria”. Un ejemplo concreto: “El papel obra que en diciembre pagábamos 12.000 (y en febrero del año pasado, 10.500), ahora lo querían cobrar 21.000. Compramos papel ilustración, que se supone que es mejor y por lo tanto mucho más caro, por 15.600. ¿Por qué encontramos un papel mejor con un precio más barato: porque no lo vende Papel Prensa”.

Los aumentos desmedidos del papel se trasladan al precio de venta de las publicaciones. “Es decir que son las lectoras y lectores quienes terminan pagando el precio de la monopolización del papel”, resume AReCIa.

Cobrar por no vender

La mutación del esquema tradicional se puso de manifiesto cuando el gremio que conduce Hugo Moyano obligó, con bloqueos y paros, a reconocer a los trabajadores de los recorridos como afiliados a su gremio. El resultado fue una notable mejora en sus condiciones salariales, que impactó en los ingresos del sector empresarial. Ante esos nuevos “costos” (que en realidad son “derechos”), los recorridos encargaron a una empresa auditora un diagnóstico sobre su impacto. Los resultados los resumen los canillitas: “El mayor costo lo generaba Clarín, porque usa el circuito 5 ó 6 veces por cada edición con la cantidad de suplementos y cotillones que saca, y del que el canillita no ve ni una moneda. Te doy un ejemplo concreto: hace 2 sábados la edición de Clarín tenía nada más que 40 páginas editoriales y el resto era publicidad. ¿Cómo hacemos para venderle un catálogo así a la gente? Por eso nadie compra Clarín un sábado”.

La consecuencia de ese diagnóstico fue aplicarle a los editores independientes un nuevo costo para amortizar las pérdidas.  “Argumentan que estos costos los generan las devoluciones”, explica Omar Plaini, secretario general del gremio de Canillitas. “Pero al pretender cobrar las devoluciones intentan desfigurar todo el sistema, porque los editores pueden sospechar que sus ediciones no se distribuyen, es decir, no se suben al camión para llegar a los kioscos porque la ganancia del recorrido ya no depende de la venta”.

Clarín, La Nación y Perfil no fueron afectados por este cobro de las devoluciones. Al contrario, gozan de un privilegio inédito para el sistema: sus publicaciones ni siquiera pasan por el Centro de Distribuidores desde donde salen los camiones de los recorridos hacia los kioscos, tal cual exige la ley que regula el sistema. Así eluden pagar el porcentaje que corresponde al Centro. Se calcula que ese sistema paralelo representa casi un 50% del volumen total del circuito. Y que originó otro beneficio: les permitió ejercer una presión directa sobre los canillitas, logrando así que acepten sus productos por 8 puntos menos que lo establecido. Este es el reclamo que expresan con los paros que organizó este año el Sindicato de Canillitas y que llevan a cabo todos los feriados con la consigna: “Clarín devolvé lo que nos robaste”.

El negocio de endeudar

Hasta hace 20 años había entre 90 y 100 empresas de recorridos, muchas de ellas cooperativas familiares. “Ahora quedan menos de 13”, asegura Maximiliano Fontana, responsable regional del sindicato de Canillitas. “Esas distribuidoras no cerraron: fueron cooptadas por otras más grandes, controladas por el Grupo Clarín. La maniobra consistió primero en endeudarlas y luego, convertir esa deuda en inversión del grupo controlador. Es decir, se las tragaron sin pagar un peso”. Las múltiples denuncias de canillitas y editores independientes lograron este año que, por primera vez, el Ministerio de Trabajo interviniera para investigar la compra fraudulenta de un recorrido de distribución por parte de Clarín.

En el interior del país el panorama no es diferente. Según el informe de la Federación Argentina de Vendedores de Diarios y Revistas realizado en 2015, las distribuidoras locales son “en muchos casos empresas tercerizadas de los editores locales o nacionales, que encubren a testaferros o esquemas de integración vertical encubierto”.

Pagadiós

¿Cuál es la consecuencia de que una editorial sea, al mismo tiempo, distribuidora? La respuesta la conocieron los editores independientes en octubre de 2014, cuando la distribuidora Bertrán, controlada por el grupo Televisa, desapareció sin pagar. Televisa es la dueña de Editorial Atlándida, editora de las revistas Gente, Para Ti y Billiken, entre otros títulos que protagonizaron la mayor caída de ventas de los últimos años. Esa caída coincidió con el crecimiento de los títulos independientes y la consecuencia fue que en el pico de esa curva, Bertrán desapareció. Literalmente.

Bertrán era una distribuidora de publicaciones en el interior del país, con sede en Buenos Aires, pero que ya no funciona en su oficina habitual ni en ningún lado. Su situación comercial no está clara, ya que no hay declaración de quiebra ni un llamado a concurso de acreedores a la fecha, pero aún así dejó una deuda que no hay forma de cobrar. La paradoja es que Televisa, el grupo propietario de Bertrán, es parte del directorio de la Asociación de Editores de Revistas (AER). Es decir que comparte esa mesa con muchas de las publicaciones a las que le dedicó su pagadiós.

Los más perjudicados

Según un informe del Ministerio de Trabajo, más de la mitad de los canillitas cobran menos que el ingreso promedio de la actividad y el 16% concentra los mayores ingresos. “Hay un desequilibrio en nuestra propia actividad y ese desequilibrio está provocado”, describe Omar Plaini, secretario general del gremio. “Si vos tenés menos puntos de venta, ¿a quién favorecés? ¿A MU o a Noticias? A Noticias, porque MU necesita estar en 5.000 puntos de venta, porque si no se achican sus posibilidades”.

El empobrecimiento de los canillitas comenzó de manera progresiva y sin interrupción, provocado por un lado por la quita del 8% y, por el otro, por la concentración del negocio de la prensa comercial en la publicidad y no en la venta. Plaini: “Históricamente el ingreso de los editores era por ventas y solo un 30% lo generaba la publicidad. Hoy ese porcentaje se invirtió y las corporaciones tienen un 70% de publicidad, de la cual no somos partícipes”.

En lo que va del 2015 los canillitas realizaron ya cuatro paros pedir la restitución del 8% , pero también para exigir una paritaria del sector para discutir las condiciones del trabajo invisible que se les cargó a los canillitas en los últimos años: “El diario no viene terminado, lo tenemos que ensamblar nosotros con los suplementos. Además, a las revistas le agregan un shampoo, un alimento para  perros, un agua mineral, un paquete de yerba, y eso lo tiene que entregar el canillita. Ellos lo están facturándolo y a nosotros no nos pagan nada por un trabajo extra que nos demanda tiempo, lugar físico y un esfuerzo que nadie está pagando”, explica Plaini.

Otro trabajo invisible: el que demanda la suscripción. “La estrategia de Clarín y La Nación fue alejar a la gente del kiosco, para su propio beneficio. Fue un sistema estratégicamente pensado para bancarizar a los lectores, vender sus datos, pero también para que no sean clientes nuestros”. Esta estrategia comercial derivó en una consecuencia impensada: el fin del periodismo. “Lo que están vendiendo no es un diario o revista: están vendiendo descuentos en cientos de comercios. Y eso vacía el kiosco de lectores, además de concentrar y monopolizar más el negocio”.

La síntesis de la Federación de Canillitas, luego de nueve encuentros plenarios y congresos resume el panorama actual: “Es preciso señalar que los editores con posición dominante, a nivel nacional y local, avanzarán en el control del proceso de distribución y venta, condicionando las posibilidades de otros editores”.

A no engañarse: esta guerra no es entre grandes y chicos, sino entre unos pocos contra los muchos que provocaron su crisis: las y los lectores.

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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