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A moverse
Diego Mauriño y Juan Onofri. Entrenados en organizarse para enfrentar los atropellos a la cultura independiente en territorio porteño, ahora son optimistas: cómo hacer crecer el movimiento.
El nuevo panorama político los encuentra activos. Juan Onofri pelea para que el Complejo Teatral de Buenos Aires abra su espacio a todos los artistas del teatro y la danza local. Diego Mauriño da batalla para que se terminen las clausuras de los centros culturales porteños. La combinación de ambos es una explosión de resistencia artística y movimiento. Y optimismo.
¿Cómo se preparan para la que se viene?
Onofri: “En la Ciudad de Buenos Aires y desde hace unos años, por nuestra necesidad de ser autónomos de las instituciones públicas, sin quererlo, facilitamos la avanzada para vaciarlos. A partir de ahora, creo que los artistas nos tenemos que empoderar con las instituciones públicas para defenderlas, potenciarlas y cuidarlas. Eso requiere de una organización que ya comenzó a darse. No partidaria, pero sí política. Frente a esta nueva coyuntura creo que en los próximos años vamos a estar todos más organizados y juntos que ahora”.
Mauriño: “Vengo entrenando, personal y colectivamente, en relación a la acción y por eso siento que este contexto va a generar un impulso de movimiento. Es la espada y la pared. Frente a eso, más de uno que estaba en la comodidad, va a elegir lo colectivo”.
En este panorama más oscuro que claro, ellos saben que todo su esfuerzo creativo de investigación, docencia y entrenamiento artístico los preparó para ver y sentir en las tinieblas. Onofri: “No nos vamos a inventar de cero ahora. Tenemos una historicidad y eso incluye muchos saberes. Hay mucho camino recorrido. Lo único distinto es que ese andar ahora requiere un volantazo que vaya hacia una mejor organización colectiva, pero tenemos los recursos para darlo”.
Mauriño: “Los ocho años de gobierno del PRO en la Ciudad nos dieron ahora una posibilidad de anticipación, un mapa clarísimo de cómo van actuar. Conocemos cuál es su intención al gobernar. Sobre eso, tenemos una batería de posibilidades de acción. Además, ya nos dimos cuenta que lo colectivo fue lo único que tuvo resultados. Por eso ahora hay que sacar la creatividad y la acción a la calle”.
Mauriño ha convertido en performance las clausuras sistemáticas a su sala y escuela Teatro del Perro, por parte de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), dirigida por el ex cara pintada Gómez Centurió. Milita en Escena y creó el Perro Abierto: ciclo de arte destinado a la comunidad para que los vecinos conozcan lo que hacen. Mauriño: “El gobierno de la ciudad hace años que genera una privación de la capacidad creativa en un ámbito autónomo. Todavía sigue siendo imposible mantener una sala en paz. Hay un desconocimiento sistemático de las leyes vigentes. Accionan de manera ilegal para sesgar la posibilidad del teatro independiente. Esa asimetría es mafiosa y tiene un nivel de violencia institucional que avanza”.
Mirar el futuro
Mauriño participó en septiembre de una manifestación de ochenta artistas dentro de la AGC que pedían la reapertura de la Unidad de Proyectos Especiales (UPE), la regularización de los procesos habilitatorios y que cumplan la ley de teatros independientes. Allí, desde el centro mismo de la manifestación, interpretó con todas sus artes un mensaje que hoy se resignifica: “No se confundan. Los artistas de Buenos Aires vamos a seguir creando y reinventándonos. Vamos a seguir buscando. En sótanos, forzados a la clandestinidad o con las puertas abiertas en espacios amorosos. Y eso, confundidos trabajadores de la clausura, depende de ustedes”.
Ante el resultado del balotaje, tampoco se quedó quieto: convocó a una acción el 14 de diciembre con un propuesta simple: reunirse en la Plaza de Mayo, de frente a la Casa Rosada, a mirar de frente el futuro. Mauriño: “Fue una reacción espontánea. Para mí la división de aguas ya existía y está entre los que se llenan la boca hablando con odio y los que se remiten a la acción. Lo único que puede generar esperanza y optimismo es haber tomado la decisión interna de que vas a accionar frente a eso. Construir una acción colectiva me armó un panorama posible para hacer algo tal vez mejor y más planificado. Quiero hacer un circuito que salga a la calle con algo concreto. Generar las herramientas artísticas para crear una propuesta poética frente a la coyuntura”.
Onofri creó KM29, una compañía de baile con chicos de Gonzalez Catán que desafía cualquier contexto y ya lleva dos obras y una película. Además, es parte del Foro de Danza en Acción, una agrupación autoconvocada que surgió para manifestarse en contra de que el Festival Internacional de Buenos Aires tiene un porcentaje muy bajo de obras de danza. Tiempo después y junto al Foro, accionó por la falta de presupuesto de Prodanza. Juntaron firmas, generaron reuniones con funcionarios y se juntaron semanalmente para organizar intervenciones. Onofri cuenta que esto se transformó en una gimnasia maravillosa y necesaria. Esa gimnasia es lo que hoy ve como un camino posible.
Este año el Foro tiene como objetivo la recuperación del Complejo Teatral de Buenos Aires: son siete salas y cinco teatros (San Martín, de la Ribera, Presidente Alvear, Regio y Sarmiento ). Onofri: “Soy un pollo del San Martín y es para mí un lugar con mucha carga emocional. Nos dimos cuenta que perdimos presencia allí como público y como artistas. Recuperar ese espacio nos moviliza”.
La primera intervención que organizaron consistió en sostener frente al teatro grandes carteles con las preguntas que había que hacerse: ¿Cuándo vuelve la danza independiente al complejo teatral de Buenos Aires? ¿16 años con los mismos directivos en el teatro San Martín? Esta acción despertó la reacción de la comunidad teatral y se formó el Teatro Independiente Monotributista (TIM) que hoy acompaña al Foro.
La segunda acción tuvo la forma de un informe artítisco que contaba la historia del San Martín y sus posibles futuros. Pegaron los enunciados de esa investigación y las propuesta en la fachada. Por ejemplo: participación de artistas en la gestión pública, democratización del Complejo Teatral de Buenos Aires, renovación de cargos de directivos del ballet contemporáneo por concurso, finalización de obras edilicias en tiempo y forma y una programación anual de danza contemporánea.
Nunca recibieron respuesta. Onofri advierte: “Hay un silencio frente a nuestras propuestas que es muy violento.”
Poética colectiva
Con todo ese abanico de entrenamientos contra la impotencia, Mauriño y Onofri unen en dos palabras una posible respuesta frente a lo que viene: poética colectiva. Igual, como es su costumbre, la respuesta no es cerrada, sino que abre espacios y más preguntas.
¿Cómo se construye esa poética?
Mauriño: “Para mí es importante cambiar expresión por comunicación. El rol del artista hoy tiene que ser comunicar determinado contenido. Si cambiás mensaje por presencia física y empatía, la idea de comunicar se amplía. A mí el hecho de expresarme ya no me identifica: hoy el deber es comunicar. Es un desafío inmediato”.
Onofri: “Tiene que haber una impronta en nuestras creaciones más poética que estética. Y así pensar cómo esa poética se desarrolla y habla de lo que sucede en nuestra contemporaneidad. Siento una emergencia en la cual los artistas tenemos que tener algún tipo de compromiso político por fuera de la experimentación, aunque todo esté imbrincado. Tenemos que sentarnos a dialogar con otros artistas de otros sectores políticos y con otras tendencias estéticas. Con esa resistencia me parece que podemos diseñar otro tipo de comunidad, otro tipo de vínculo y otra forma de medir los valores que presenta, hoy por hoy, el mercado del arte”.
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La campaña de Burson-Masteller para la dictadura argentina. Hace dos meses un equipo de investigadores encontró en la cancillería los documentos que prueban en qué consistió el trabajo de esta agencia para ocultar los crímenes de la dictadura. Detallan qué hicieron, quiénes y por cuánto.
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Mad Men
Héctor del Piano y la publicidad en clave de historia argentina. En los años 60 fundó la primera agencia de publicidad que utilizó el marketing. Creció y se expandió hasta chocar con una pesadilla: la dictadura. Durante un año participó de la campaña para maquillarla. El resultado fue una crisis que lo llevó a abandonar la agencia. Volvió a ese ring con la democracia. Sobrevivió al terremoto del 2001 y a Petrobras. Una historia de película contada por un personaje que aprendió a perder.
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