CABA
Derechos torcidos
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos confirmó lo que denuncian los pueblos indígenas: el extractivismo condena a las comunidades originarias a la pobreza, desalojos y muerte. La responsabilidad de empresas y Estados que violan las leyes. ▶ DARÍO ARANDA
«En 1492 los pueblos indígenas eran expulsados de sus territorios. En 2015, también”, señala el cartel de Amnistía Internacional que empapeló Buenos Aires en octubre pasado. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el mayor órgano continental en la materia, acaba de publicar un informe que va en el mismo sentido: confirma que los gobiernos de América (de derecha a izquierda) violan los derechos humanos de los pueblos indígenas y lo hacen para avanzar con proyectos extractivos: minería, petróleo, agronegocios, represas.
En Argentina hay más de 180 conflictos territoriales.
500 años
«Aquella violenta marea de codicia, horror y bravura no se abatió sobre estas comarcas sino al precio del genocidio nativo. Desterrados de su propia tierra, condenados al éxodo eterno, los indígenas de América Latina fueron empujados hacia las zonas más pobres. Las matanzas de los indígenas que comenzaron con Colón nunca cesaron”, explica Eduardo Galeano en el histórico libro Las venas abiertas de América Latina, publicado en 1970.
Casi medio siglo después, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, publicó el informe Pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y recursos naturales: protección de derechos humanos en el contexto de actividades de extracción, explotación y desarrollo. Son 190 páginas con lenguaje técnico-jurídico y diplomático, muy crítico sobre la situación actual de gobiernos y empresas, y su relación con la violación de derechos humanos: “La llegada del siglo XXI trajo consigo un aumento significativo de las extracciones mineras y petroleras en el continente y, más específicamente, en América Latina y el Caribe. Igualmente, ha aumentado significativamente la presencia de monocultivos de exportación que cubren amplios territorios, con altos impactos ambientales, y suman enormes volúmenes de producción”, señala el informe. Y cita como ejemplo las amplias superficies con soja, caña de azúcar y palma aceitera.
Y cuestiona: “Junto con la ampliación e intensificación de actividades de esta naturaleza, la Comisión ha podido observar que se han producido serios impactos en los derechos humanos de las poblaciones en donde tienen lugar”. Alerta: “Es reiterada y consistente la información recibida con relación a impactos negativos ambientales, sociales, culturales y humanos que generan estas actividades”.
CIDH
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos es el ámbito de la Organización de los Estados Americanos (OEA), encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente. Está integrada por siete miembros independientes que se desempeñan en forma personal y tiene su sede en Washington (Estados Unidos). Fue creada por la OEA en 1959 y, en forma conjunta con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, instalada en 1979, es una institución del Sistema Interamericano de protección de los derechos humanos.
Como todo espacio diplomático, no se caracteriza por definiciones tajantes. A lo largo del informe sobresalen detalles de legislaciones vigentes, tratados internacionales de derechos humanos, convenciones internacionales, recomendaciones a los Estados, pero también definiciones claras: “Con alarmante frecuencia (se ejecutan) planes y proyectos de carreteras, canales, represas, hidroeléctricas, puertos, complejos turísticos, parques eólicos o similares que tienen lugar en afectación a tierras y territorios indígenas y tribales. La tecnología moderna permite intervenciones en zonas hasta ahora remotas, provocando un desplazamiento significativo y daños irreparables a la tierra y los recursos naturales de los pueblos indígenas”.
La Comisión confirma los “graves impactos sociales y culturales” que acarrean las actividades extractivas y denuncia que los pueblos indígenas sufren “impactos profundos”. Detalla: “Afectaciones en la salud, alteración en las relaciones comunitarias, la calidad de vida, migraciones, desplazamiento de comunidades, cambios en patrones tradicionales de economía”. Y asegura que los más afectados son los niños, las mujeres y los adultos mayores.
Minería
El informe de la CIDH señala que la minería produce destrucción de ecosistemas donde se ubican las canteras, afectación del sistema hidrológico, contaminación del agua y emisiones de polvo, entre otros. Algunos tipos de minería tienden a concentrar y liberar contaminantes en el medio ambiente. Sostiene que, en la minería a pequeña escala, es clara la contaminación por mercurio. Y en la minería a gran escala (por ejemplo, de oro), alerta sobre el uso de cianuro en el proceso de lixiviación.
“La implementación de este tipo de proyectos puede suponer una seria contaminación por el vertimiento de sustancias en el medio ambiente, bosques y ríos tradicionalmente utilizados por pueblos indígenas. Estas afectaciones pueden llegar a ser devastadoras en casos de proyectos mineros a gran escala o cuando se otorga un gran número de concesiones de pequeña escala sobre territorios indígenas”, advierte la CIDH y señala “efectos nocivos en la salud” de los pueblos indígenas.
Recuerda el informe que, tras la culminación de la extracción minera, “se carece de planes de cierre y remediación ambiental adecuados que aseguren la superación de los pasivos ambientales generados”. Define como “alarmante” la información recibida sobre la actividad minera en Perú, con más de 8.600 pasivos ambientales en 21 regiones del país.
Afirma que la minería genera “un intenso ritmo de deforestación y contaminación de suelos y aguas”.
Hidrocarburos
La Comisión señala que la explotación de hidrocarburos implica la apertura de trochas y la contaminación por derrames o pérdidas en la extracción. “La CIDH ha recibido información sobre derrames en la selva amazónica (Ecuador) debido a la rotura de oleoductos o tuberías generando, entre otros efectos, la presencia de cadmio en el agua. Se ha documentado ampliamente que la exposición al petróleo y a los compuestos químicos vinculados al mismo petróleo provoca efectos nocivos para la salud y la vida del ser humano”.
También advierte que la explotación petrolera genera a su vez subproductos y desechos tóxicos en todas las etapas de las operaciones: perforaciones de exploración, producción, transporte y refinación. Todo esto produce hechos de contaminación y afectación de derechos indígenas.
Agronegocios
La producción extensiva de palma africana, caña de azúcar y soja provoca “impactos desproporcionados” dice la CIDH. Cita ejemplos de Honduras y Perú. “Los monocultivos tienen también efectos ambientales agudos como la pérdida de la biodiversidad y la seguridad alimentaria, el aumento del uso de agroquímicos, el avance de la frontera agrícola sobre áreas naturales, entre otros”.
La Comisión cuestiona la “autorización del uso de semillas transgénicas, acción estatal que desconoce las formas propias del manejo y gestión de los territorios indígenas”. Recuerda que se autorizaron semillas transgénicas de soja, maíz y algodón en contra de la decisión de los pueblos indígenas de contar con un territorio libre de transgénicos. Precisa que los transgénicos “afectan las prioridades de desarrollo” de los pueblos indígenas en torno al uso propio de las semillas originarias y perjudicando su seguridad alimentaria.
Entre las principales consecuencias, la CIDH denuncia el “poco apoyo económico a la agricultura indígena o campesina, la negación de la soberanía alimentaria, la desarticulación de prácticas e instituciones de cooperación comunitaria, el despojo de tierras”. También explica que los estados fomentan conflictos intracomunitarios para debilitar la organización indígena, y permiten -por acción u omisión- la migración forzosa y la contaminación de flora, fauna, suelo y agua.
Otra relación de causas y efectos: “Dicho tipo de agricultura propone el monocultivo a partir de semillas transgénicas que exigen altas cantidades de agrotóxicos. Se produciría la aspersión de sustancias tóxicas en comunidades adyacentes a los cultivos, afectando su salud y contaminando el medioambiente”. Destaca que así se contaminan las fuentes de aguas de campesinos y comunidades originarias.
Y afirma que las semillas representan, para los pueblos indígenas “recursos vitales para su subsistencia”. Cuestiona que, mediante el patentamiento de transgénicos, se prohíba el uso propio y la libre circulación de semillas criollas.
El informe señala que el agronegocio y los monocultivos “amenazan la soberanía y seguridad alimentaria”. Y sostiene que los pueblos indígenas deben tener acceso a fuentes de alimentación en base a sus propias actividades de subsistencia, tales como la caza, la pesca y la agricultura. Denuncia que las actividades extractivas “tienen un impacto en el derecho a la alimentación de tales pueblos y puede colocar en riesgo su existencia misma”.
Represas
Las grandes obras hidroeléctricas tuvieron su auge en la segunda mitad del siglo XX y suelen publicitarse como “energías limpias”. Pero desde hace décadas acarrean cuestionamientos sociales y ambientales.
La CIDH precisa que las represas en tierras indígenas acumulan denuncias por interrumpir el cauce natural de los ríos e impactan en las formas propias que tienen las comunidades de utilizar sus aguas, generalmente para la agricultura y sus cosechas. Y vincula a las represas con los datos sobre aumento de enfermedades. “En el caso de la construcción de represas se ha informado sobre el aumento de enfermedades como dengue, malaria, diarrea y problemas de la piel”, precisa el informe.
Derechos
Los pueblos originarios del continente tienen frondosa legislación que protege sus derechos y territorios, pero esas leyes no se cumplen por el accionar de los Estados, empresas extractivas y, fundamentalmente, el propio Poder Judicial.
“Los Estados no pueden otorgar concesiones para la exploración o explotación de recursos naturales que se encuentran en los territorios que no han sido delimitados, demarcados o titulados, sin consulta efectiva y sin el consentimiento informado de los pueblos indígenas”, destaca la Comisión. Refiere al “derecho a la consulta” y al “consentimiento libre, previo e informado” que debe tener toda acción que pudiera afectar a los pueblos indígenas, derecho vigente en distintas leyes nacionales y tratados internacionales, como el Convenio 169 de la OIT.
“Los Estados tienen una obligación específica de consultar, y garantizar su participación efectiva”, reitera la CIDH, y resulta taxativa con respecto a los pueblos originarios: si no se cumple el consentimiento, habrá violación de sus derechos humanos.
La Comisión considera que la implementación efectiva del derecho a la consulta y consentimiento previo, libre e informado de los pueblos indígenas y tribales “sigue siendo una tarea incompleta en la mayor parte de los Estados del continente”.
En Argentina existen más de 25 millones de hectáreas con cultivos transgénicos, 800 proyectos mineros en estudio (una decena en explotación) y amplias regiones con extracción petrolera (Vaca Muerta está en tierras de 27 comunidades indígenas), pero nunca se aplicó el derecho al consentimiento de las comunidades.
La CIDH resume: “Los Estados reconocen el derecho a la consulta en el plano normativo, pero no lo aplican en la práctica”.
Violencia
La Comisión afirma que cada vez que las comunidades indígenas se organizan y resisten el avance de proyecto extractivos sobrevienen “actos de hostigamiento, amenazas y agresiones”. Se repiten persecuciones penales en contra de autoridades, líderes y miembros de comunidades; presiones, secuestros y asesinatos. El extractivismo vulnera “el derecho a la vida” de miembros de pueblos indígenas. “La CIDH observa con preocupación que se han presentado asesinatos de líderes, lideresas o miembros de estos pueblos y comunidades en contextos de oposición a proyectos de esta naturaleza”.
El marzo último fue asesinada Berta Cáceres, líder indígena de Honduras, referente en la lucha contra las megarrepresas. Se sumó a la larga lista de indígenas y campesinos asesinados por defender el territorio.
La CIDH afirma que en la mayoría de los casos no se llega a determinar a los responsables. Y focaliza cuáles son las causas: “Existe una grave situación de impunidad en el continente con respecto a las violaciones de derechos humanos cometidas en el contexto de proyectos de extracción. No debe perderse de vista que determinadas empresas o grupos empresariales suelen ser agentes económicos influyentes, sobre todo en economías altamente dependientes de las actividades que estas empresas realizan y carecen de voluntad política para asegurar un debido acceso a la justicia”, plantea el informe.
Dos casos emblemáticos de Argentina son el diaguita Javier Chocobar, quien fue asesinado en 2009 en Tucumán, y el qom Roberto López muerto por balas policiales en 2010, en Formosa. No hay detenidos y aún no hubo juicio.
Argentina
La ONG de derechos humanos Amnistía Internacional realizó en 2015 un mapa de conflictos indígenas. Detectó en dicha investigación un piso de 183 casos. “Son solo un número representativo de los conflictos presentes en Argentina en los que comunidades indígenas exigen el cumplimiento de sus derechos frente a gobiernos (municipales, provinciales, nacional), empresas (agropecuarias, mineras, petroleras, de turismo, entre otras), y ante jueces y fiscales del Poder Judicial que desoyen las normativas vigentes”, explica Amnistía en el sitio web territorioindigena.com.ar, donde se pueden chequear y sumar nuevos casos.
El mapa es una herramienta colaborativa de diversas organizaciones, abierta, de actualización periódica y a disposición de todas las comunidades que lo requieran. Participaron el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (Endepa), la Asociación de Abogados de Derecho Indígena (AADI), la Defensoría del Pueblo de la Nación, la ONG Abogados de Noroeste Argentino en Derechos Humanos (Andhes), la Fundación Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) y el Grupo de Apoyo Jurídico por el Acceso a la Tierra (Gajat).
“La población indígena en Argentina fue sistemáticamente negada y excluida a lo largo de la historia del país. Durante la época de la colonización, y especialmente con la serie de campañas militares llevadas a cabo, se produjo el exterminio de una gran parte de los pueblos indígenas, perpetrando un literal genocidio. Por la usurpación de sus territorios a partir del siglo XIX y el despojo de sus tierras y recursos, los indígenas fueron condenados a vivir en situaciones de extrema pobreza, lo que derivó en otras formas de exclusión social”, señala Amnistía Internacional.
Y, en línea similar a la CIDH, informa: “Existe en Argentina una significativa distancia entre los derechos vigentes en leyes provinciales, nacionales y tratados internacionales de derechos humanos y su efectiva aplicación. La Argentina debe asumir su historia para poder transformar las prácticas que siguen reafirmando patrones de discriminación y exclusión. Tal como graficó Félix Díaz, autoridad de la comunidad qom Potae Napocna Navogoh, en un mensaje que interpela a toda la sociedad: ‘Los derechos humanos aún no llegaron a los pueblos indígenas’”.
Ganadores
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos cuestiona el relato dominante, que lleva cinco siglos, que plantea que la explotación de recursos naturales supone un beneficio local: “Si bien es común referirse al ‘desarrollo’ como base para favorecer la explotación de recursos naturales, varios de los países ricos en estos recursos naturales y que privilegian su extracción presentan bajos niveles de desarrollo humano. Es preocupante notar que si bien los pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes son comúnmente los más afectados, la vasta mayoría de los beneficios derivados de tales proyectos suelen recaer sobre otros. Y, con frecuencia, las zonas donde se llevan adelante proyectos de extracción presentan cifras bajas de desarrollo socioeconómico”.
Con otro estilo, Eduardo Galeano lo había resumido en 1970: “El subdesaroollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo”.
CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


Artes
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

CABA
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
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