Sigamos en contacto

#NiUnaMás

El Cuarto de la Memoria: arte contra el fin de la impunidad

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

En el Museo de Arte y Memoria de la ciudad de La Plata fue inaugurada hoy la muestra El Cuarto de Lucía, instalación que reproduce con fidelidad la habitación de la joven asesinada en Mar del Plata el 8 de octubre de 2016, cuyo femicidio continúa impune. El evento se produce a pocos días del inicio del jury —el próximo 23 de noviembre—, el juicio político a los magistrados que absolvieron a los femicidas: Juan Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas serán juzgados por su inoperancia y su repudiable fallo misógino. El jucio fue anulado en agosto del año pasado, y la familia espera la fecha de inicio del nuevo juicio.

Cerca de las dos de la tarde, la narradora oral y periodista Claudia Montesino abre la lectura a la carta que Marta, Guillermo y Matias —mamá, papá y hermano de Lucía— redactaron para las personas que asistan a la muestra que podrá visitarse hasta el 24 de noviembre en el Museo de Arte y Memoria, dependiente de la Comisión Provincial por la Memoria. “Nos emociona que estén acá, les agradecemos a todas y a todos que nos estén acompañando —saludó Sandra Raggio, Directora General de Áreas de la Comision Provincial por la Memoria— Además de mencionar a Marta y Guillermo quiero nombrar a otros familiares de víctimas de femicidios: Alejandra Pereyra la mamá de Mariana Condori, a Patricia Godoy, mamá de Marisol Gunther, a Nelly Gamboa, mamá de Sandra Ayala Gamboa, a Eugenia Uscamyta Curi, mamá de Emilia Uscamyta, a Esperanza Valdivieso, mamá de Yésica Paredes, a Lorena Galli, tía de Micaela Galli, a Susana Cancelier, mamá de Nadia Ferraresi, Marta Ramallo, mamá de Johana Ramallo, Florencia Cabrera, mamá de Claudia Salgan: a todas ellas las abrazamos”.

La mayoría estuvo presente en esta nueva inauguración de la muestra, la cuarta desde que comenzó El cuarto de Lucía, arte contra la violencia femicida.

Luego el Secretario ejecutivo de la Comisión Provincial por la Memoria, Roberto Cipriano García tomó la palabra: “Estamos en una sociedad que recién empieza a visibilizar este tema, que recién empieza a dar respuestas y a pensar que se puede vivir de otra manera, y en ese proceso, en ese camino que tiene que ver con el poder, con el patriarcado en nuestra sociedad, en nuestra historia de violencias generadas por el Estado, desde la dictadura hasta acá, tantas violencias estatales, tantas luchas que nos faltan para que el Estado deje de ser un Estado violento, porque esa violencia judicial que ustedes han visibilizado tanto tiene un avance en cuanto a lograr el jury de enjuiciamiento a los jueces. Esto no es lo que pasa habitualmente, esto se logró a partir de la lucha de ustedes”.

El Museo del Arte y la Memoria está ubicado en la zona céntrica de la ciudad de La Plata y es una antigua casona que era hogar de los Ministros de Economía de la Provincia de Buenos Aires. Desde 2003 funciona como Museo, cuenta su directora Laura Ponisio. Además del Cuarto de Lucía hay también una muestra dedicada a Adolfo Pérez Esquivel y en la planta alta está la muestra permanente sobre Memoria, Verdad y Justicia. “Hacemos talleres para niños y adolescentes, para rescatar la memoria. Para nosotros es muy importante recibir esta muestra”. Apenas se ingresa al patio, el rostro sonriente de Tehuel nos recibe. Hay tres mamparas con cientos de nombres escritos, entre ellos Jorge Julio López y Luciano Arruga: “Aquí están los nombres de personas muertas y/o desaparecidas en el marco de la violencia policial en la Provincia de Buenos Aires, entre los años 1987 y 2016. Este listado fue elaborado por la Comisión por la Memoria y se encuentra en permanente actualización”. A pocos metros, en el Cuarto de Lucía, la pared blanca también está repleta de nombres de mujeres, trans y travestis asesinadas escritos con marcador negro.

La Subsecretaria de Políticas contra las Violencias por Razones de Género del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires, Flavia Delmas, subrayó: “Este cuarto tiene una potencia política impresionante. Ya se armó en Mar del Plata, en el Museo Petorutti, en Capital en la Manzana de las Luces y ahora acá en la Comisión de la Memoria. Se construye con el arte, con los murales, las fotografías, con el cuarto de Lucía. Estamos con una misma convicción que es buscar ese Nunca Más y construir de manera colectiva, no solo indignarse frente a estas situaciones, necesitamos producir cambios profundos, tranformar, dar vuelta al sistema patriarcal, construir la igualdad. Es una tarea que nos va a llevar la vida entera, acompañamos la causa por Lucía y todas las compañeras”.

La Ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires, Estela Díaz, destacó el pedido de justicia de Marta y Guillermo: «Quien ha sufrido una pérdida tan irreparable, ellos hacen un recorrido de reclamo de justicia, de amor, de encuentro, de reconocimiento y es por Lucía y por todas las Lucías que podemos nombrar en cada uno de los interminables nombres. Hay un texto muy clásico del feminismo que alumbró el feminismo de comienzos del siglo pasado: Un cuarto propio, de Virginia Woolf. Las mujeres no teníamos derecho a estudiar, a ser propietarias, ella lo expresa muy bien en esta noción del cuarto propio, en la autonomía de las mujeres. El cuarto de Lucía es una política de la memoria, de la verdad y la justicia, este cuarto es parte de la lucha feminista en contra de la violencia patriarcal”.

Marta Montero, la mamá de Lucía agradeció la presencia de todes por acompañarles. “A veces se habla tan mal de las víctimas, miren este cuarto. Esto era Lucía. Cuando estos jueces hablan así de esta criatura de 16 años tan gratuitamente, nosotros mostramos este cuarto y les decimos esta persona era Lucía. Las mujeres somos libres, tenemos derechos, como seres humanos. El 23 vamos a tener la primera audiencia de un juicio político a dos jueces, a uno de esos jueces se le dio la jubilación anticipada. Los otros dos están a punto de ser enjuiciados, el pueblo es quien juzga. Hace tres años que venimos luchando con este juicio. Buscar esas alianzas, esos compromisos, no nos tenemos que quedar solos, buscar la ayuda de donde sea. Si nos quedamos solos nos hundimos con nuestro propio dolor. Nosotros no tenemos la culpa de que nos hayan matado a nuestras hijas, ellas tampoco. Acepto, esto es lo que me tocó, lo acepto para poder seguir. Estos dolores del alma no se curan con nada. En el juicio de Araceli Fulles se dieron cuatro perpetuas: fue gracias a la lucha. El 23 acompáñennos, ahí tenemos que estar todos juntos en ese juicio político que es histórico. Dos jueces en el banquillo, es un gran triunfo de la sociedad. Que nos vean que no estamos solos, que vean que la sociedad pide un cambio y no quiere más esto. Lucía está acá presente”.

El Cuarto de la Memoria: arte contra el fin de la impunidad
Fotos: Lina Etchesuri

Guillermo Pérez, papá de Lucía aseguró: “Lucía junta todas las voluntades, nos va a juntar el 23 y va a ser histórico. Estamos a mitad de camino, no hemos vencido, pero estamos en la ruta correcta y vamos a llegar a buen fin. Necesitamos el apoyo de todos. Justicia por Lucía”. Marta y Guillermo invitaron a les presentes a ingresar al cuarto de Lucía. Más tarde se armó una ronda de sillas con les familiares de chicas asesinadas. Esperanza Valdivieso, mamá de Yésica Paredes cuenta: “La mató el marido, tenía 21 años, vivía en Bahía Blanca. El está preso. Vine hoy para apoyar a las demás mamás en este sufrimiento, como estoy pasando yo por mi hija. Quedaron dos hijos de Yésica, Jazmín de 5 años y Juan David , de 3 años”. Marta Ramallo, mamá de Johana de 23 años, “Fue desaparecida con la complicidad de la policía, después de dos años de búsqueda nos dieron la compatibilidad de restos del cuerpo de mi hija. Fue en 2017 y no se sabe quién la asesinó. La causa la tiene Ramos Padilla, fue en la zona roja de la ciudad de La Plata”. Noelia vino por Nadia Ferraresi, la profesora de teatro de su hija, a quien conoce desde los 16 años. “La mataron en 2019 de una puñalada, entraron a la casa y llegó al hospital sin una gota de sangre. Hay un detenido que es esquizofrénico pero la familia cree que actuó con otra persona, a quien el hijo de Nadia reconoció”.

La muestra podrá ser visitada hasta el miércoles 24 de noviembre de 14 a 18 hs en Calle 9 n° 984, La Plata.. El Cuarto de Lucía refleja su intimidad, el espacio de los sueños, sus zapatillas en el piso, colgado sobre la pared un portarretrato con su foto de comunión, un libro sobre su mesita de luz. El lugar que ya no habita, el peso de una ausencia que duele. Una forma de exigir justicia y el arte como herramienta de lucha, para que no haya Ni una más.

Carta de Marta, Guillermo y Matías a quienes visitan El Cuarto de Lucía:

Todo femicidio es evitable.

Lo decimos desde el dolor y desde la convicción que nos da la experiencia de haber convertido este sufrimiento en una batalla cotidiana contra la violencia.

Todo femicidio es un golpe brutal para cada familia y una herida social para toda la comunidad pero también, una oportunidad para prevenir los próximos si hacemos lo que hay que hacer hoy, ya, ahora.

El femicidio de Lucía es un ejemplo, es un símbolo, es un alerta, pero no es un “caso”. Es el brutal resultado de una cadena que hace funcionar la maquinaria femicida y es esa cadena la que tenemos que romper, eslabón por eslabón.

El principal eslabón es el que garantiza la impunidad de ese crimen. Es el que se activa desde el primer momento para que la investigación esté contaminada por las complicidades que permitieron que ese femicidio se produzca. Es el que se activa en Salta, por ejemplo, hace diez años cuando asesinan a Cassandre y Horuie, las chicas francesas; o en San Martín con Melina y Araceli; o en esta Capital con Carla; o Córdoba con Cecilia; o hace menos de dos meses, en Santiago del Estero, con Luciana. Todas vidas jóvenes, alegres, que fueron destrozadas, y con ellas, sus familias, sus amigas, sus compañeras de colegio, sus vecinas, sus barrios.

Las familias aprendimos así, con ese golpe atroz, que mientras estábamos aturdidas por el dolor ya se estaban destruyendo pruebas y construyendo relatos para justificar el crimen de nuestras hijas y por eso mismo sabemos que la posibilidad de justicia depende de que en las primeras horas intervenga un equipo que garantice una investigación imparcial, como corresponde. Eso exigimos.

Todo femicidio es evitable. Y una forma concreta de hacerlo es crear un cuerpo especializado de fiscales y peritos para que intervengan en aquellos crímenes en los que la trama de impunidad territorial implique la complicidad policial y judicial.

También aprendimos que otro eslabón que nos condena a esta violencia es el silencio. Por eso las familias estamos convencidas de la importancia que tiene para prevenirlos poder reflexionar en comunidad. En cada escuela, en cada plaza, en cada barrio donde las Lucías son asesinadas por ser Lucías debemos parar el mundo por un rato y sentarnos a pensar qué nos pasó, qué lo hizo posible y cómo evitarlo. Eso exigimos.

Todo femicidio es evitable, repetimos. Pero cuando sucede, las familias tenemos que enfrentarnos a un Poder Judicial insensible, inhumano, injusto. En el caso de Lucía, con mucha lucha, persistencia y apoyo de toda la sociedad, logramos anular un fallo vergonzoso. Un triunfo que significa nada menos que un límite al asqueroso Poder Judicial, nunc más va a poder juzgar a las víctimas. Eso exigimos. Y lo logramos .

Pero no alcanza: esos mismos jueces siguen hoy tomando las decisiones en la causa penal de Lucía. Y siguen tomando decisiones en otras causas. Contra esa injusticia también luchamos y logramos que se inicie el trámite de un jury para que se juzgue a esos jueces que tendrán audiencia este 23 de noviembre a las 11 hs acá en la ciudad de La Plata. Y en ese jury el defensor de los jueces que pretendieron dejar impune el femicidio de Lucía es el mismo abogado que defendió a los genocidas responsables de las torturas, violaciones y desapariciones producidas durante la dictadura en el centro clandestino La Cacha; es el mismo abogado que defendió al Padre Grassi en el juicio que lo condenó por abusar de menores y es el mismo abogado que defendió a los policías que desaparecieron a Miguel Bru.

Este apenas un dato sobre estos jueces, un golpe más de los tantos que recibimos en este largo camino que nos reveló con claridad algo: tenemos que exigir una reforma judicial urgente.

Por eso les pedimos que el próximo 23 de noviembre nos acompañen porque eso significa construir esta reforma judicial, estar juntos, juntas. Ese diá en la calle solo vamos a lograr justicia para las Lucías si somos capaces de construir un Poder Judicial respetuoso de los derechos humanos.

Solo vamos a terminar con esta violencia si tenemos un Estado presente, activo y decidido a intervenir en cada femicidio con todas sus herramientas y recursos para que sea el último. Hasta que así sea.

No es una utopía. Es un desafío que nos toca enfrentar y que podemos superar si nos unimos, sin grietas, porque no hay dos bandos posibles si la batalla es contra la muerte.

Hoy estamos acá con El cuarto de Lucía, que representa ese parte de nuestra vida que la violencia femicida arrancó de nuestro hogar. Compartimos ese vacío, esa ausencia, esos sueños que ya no serán soñados, nuestra pesadilla, con la esperanza de que les transmita nuestra convicción: Ni Una Más es posible. Asi como fue posible el Nunca Más.

Hagamos todo lo que hay que hacer como las Madres y las Abuelas. Hagamos lo imposible hasta que así sea.

Con amor,

Marta, Guillermo y Matías

El Cuarto de la Memoria: arte contra el fin de la impunidad
Foto: Lina Etchesuri

#NiUnaMás

La tesis del gran bonete

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

¿Cómo informar sobre femicidios? ¿Quién sabe cómo hacerlo? Una polémica tesis promocionada por Rita Segato desliza la responsabilidad del Estado a los medios, en momentos en los que el gobierno pretende derogar la figura legal de femicidio. Las falacias y generalizaciones que construyen una orden de silencio. 

Por Claudia Acuña

Las periodistas somos responsables de los femicidios. Mientras tipeo esta frase me invade un sentimiento que solo explica el clásico «no sé si reírme o llorar”.  Desde que la escuché pòr primera vez en el año 2020, de boca del entonces gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, hasta ahora, que la repite una integrante del movimiento transfeminista del Valle de Punilla, en Córdoba, han pasado varios años, pero aquella primera vez y esta última tienen un contexto en común: esas provincias habían sufrido en poco tiempo una serie de femicidios que sembraron protestas sociales importantes. En el caso de Jujuy, estaban todas sus rutas cortadas con adolescentes que sostenían cartulinas escritas a mano exigiendo justicia, mientras las fuerzas de seguridad disparaban gases para dispersarlas. En esta ocasión, en Punilla la movilización también fue masiva.

Lo que cambió, y no es poco, es otro contexto: en estos momentos el Estado argentino intenta imponer la derogación de la figura jurídica de femicidio.

Otro cambio: el ex gobernador Morales, por entonces interesado en que no se difundan las protestas –que por cierto fueron las primeras que azotaron su gobierno– citó a Rita Segato como autora de la tesis que responsabiliza a los medios de comunicación de sembrar femicidios, ya que al informar sobre ellos los contagiaba. En plena pandemia de coronavirus esa palabra significaba meter el dedo en una herida social. Investigué entonces de qué galera había sacado Morales ese argumento: había escuchado a Segato en una capacitación que la académica le dio a su gabinete, por zoom y en el marco de un programa financiado por ONU Mujeres. Cuatro años después ya tenemos un libro que lo justifica, con prólogo de Segato y suscripto por su alumna, la brasileña Daniela Gontijo. Tuve la oportunidad de conocerla en La Paz, Bolivia, cuando intenté conversar con ella sobre su tesis. Le pregunté si sabía que la Organización Mundial de la Salud había comunicado su autocrítica por solicitar a los medios que no informen sobre suicidios, un argumento que en su tesis es basal para extenderlo a los femicidios. Sigo esperando su respuesta.

La principal diferencia, sin embargo, es que ahora esa frase es repetida por una comunicadora y activista que ha participado de la organización de la protesta en el Valle de Punilla. Está preocupada, angustiada diría, por su rol. Y lo que es peor, insegura. Es ella, entonces, quien motiva esta nota, que escribo con hartazgo.

Las raíces de la información

¿Cómo se informa “bien” un femicidio? ¿De eso se trata este debate? No. Y por varios motivos. El primero es el primero: el término femicidio tiene una larga y dolorosa historia política y social. Resumo: la palabra encuentra sus orígenes en la expresión feminicide, “desarrollada inicialmente en el área de los estudios de género y la sociología por Diana Rusell y Jane Caputi a principios de la década de los 90 (…) concepto que surge con una intención política: desvelar el sustrato sexista o misógino de estos crímenes que permanece oculto cuando se hace referencia a ellos a través de palabras neutras como homicidio o asesinato” (Toledo 2009: pp23-24).

Tal como advirtió la antropóloga Marcela Lagarde al aplicarlo a la situación desesperada de Ciudad de Juárez, México, “femicidio no es solo una palabra: es toda una teoría”. ¿Qué teoría sostiene la palabra femicidio? La responsabilidad del Estado en estos crímenes. Explica Lagarde: “Son crímenes que no responden a una problemática derivada de la mal llamada violencia doméstica o intrafamiliar, sino que es parte de una problemática mucho más grave y compleja. La conexión entre el género y la clase social en los femicidios de Ciudad Juárez es clara: sus torturadores y asesinos actuaban porque querían y porque podían hacerlo, amparados por unas estructuras sociales y gubernamentales que propiciaban la impunidad de sus actos.” Esto decimos cuando decimos “femicidio”: lo sistémico de lo biográfico.

Esta concepción teórica y política aplicada a Ciudad de Juárez tuvo su consecuencia jurídica cuando el Estado de México fue condenado por la Corte Interamericana con el fallo conocido como Campo Algodonero. De ahí derivan todas y cada una de las herramientas legales que cada país latinoamericano fue obligado a adoptar para prevenir, erradicar y hacer justicia por la violencia que sufrimos mujeres, travestis, trans y diversidades sexuales.

¿Cómo señalar entonces en cada femicidio la responsabilidad estatal que lo propicia? De eso se trata este debate. La respuesta, digámoslo rápido y fácil, es el territorio.

Como marco teórico a esta territorialización de la información sobre la violencia femicida propongo leer Capitalismo Gore, de Sayak Valencia, escritora, filósofa y artista performática mexicana. Es su tesis doctoral de la Universidad Complutense de Madrid y, por eso mismo, es interesante conocer su origen porque leída hoy resuena como una respuesta contundente a esta otra tesis: “Originalmente la iba a hacer sobre epistemología feminista. Para mí era muy importante revisar cómo se producen ciertos grados de verdad o ciertas ficciones políticas que encumbran el conocimiento como algo que parece incuestionable si está mediado por el sello cientificista”. En eso estaba, entonces, cuando en un alto en sus estudios viajó a visitar a su familia a su Tijuana natal y en el camino que la llevaba del aeropuerto a su casa vio desde el auto y a la vera de la autopista un cadáver descuartizado. Así decidió cambiar el tema de su tesis y así nació un término –Capitalimo Gore– para  denominar aquello que la había sacudido: “el capitalismo gore sería la forma material de explotación que va atravesada de colonialismo, machismo, sexismo, crimen organizado, y corrupción”, sintetiza en una entrevista que le realizaron diez años después de la primera publicación.

Dirá también en esa entrevista Sayak Valencia: “El pensamiento es siempre contextual y si tratamos de hacer universalizaciones tajantes de ese pensamiento ya estaremos cayendo en una tentación solipsista, al considerar que tenemos las verdades absolutas sobre fenómenos que no serían explicables de manera sencilla en primera instancia. La necropolítica, la biopolítica y el uso de la violencia se dan de manera contextual porque su intensidad depende de los países, las condiciones económicas, lo gubernamental, lo social, lo cultural, en suma, dependiendo de la regionalización del mundo. No es igual de explícita la violencia racista contra ciertas poblaciones en territorios indígenas en México y la violencia racista que se da en Estados Unidos contra la población afro, que otro tipo de violencias como el negar servicios de salud a las poblaciones trans o a crear condiciones hostiles que provocan violencia y que terminan en una especie de necroadministración, o como dice Ariadna Estévez, en una administración del sufrimiento para que ciertas poblaciones sean dejadas de lado y mueran en ese apartamiento de lo social”. Esta última frase resuena especialmente en la actualidad y en la lucha de cada miércoles de las y los jubilados.

Reitera Sayak: “Creo que hay que seguir pensando lo biopolítico y lo necropolítico de manera contextual”.

¿Cuál es entonces el contexto en el que debemos fijar la atención ante cada femicidio y, mucho más, ante su reiteración producida en pocos días? El territorio. En el Jujuy gobernado por Gerardo Morales, en el Valle de Punilla azotado por la sistemática impunidad de los femicidios que allí se padecen, en las tramas de complicidad policial y judicial que han sembrado el terreno propicio para que la mimesis suceda, una y otra vez, sin sanción, ni contención ni reparación, que es finalmente aquello que expresa el grito de justicia que sin descanso nos hace oír el movimiento transfeminista organizado que también habita esas tierras, porque ya sabemos: donde hay criminalidad organizada en este país también hay resistencia.

En estos contextos, las órdenes de silencio no solo son peligrosas: suenan cómplices.

Emitirlas en nombre del saber es, además, perverso.

¿Quién sabe y quién no sabe informar sobre la violencia femicida? ¿De eso se trata este debate? No. Lo que tenemos que discutir es quién tiene autoridad sobre el saber. Y el saber es saber hacer resistencia a estas violencias.

¿Cuáles son las fuentes de información adecuadas, especialmente en tiempos en los que el poder se vuelve opaco e inaccesible? La narcocriminalidad ha impuesto esa barrera a la verdad del poder. Su privilegiada posición de economía “en negro” e “informal” ni siquiera nos permite conocer las cifras con las que maneja el mundo, en general, desde cada territorio en particular, pero sí alcanza para reconocer que aquello que llamamos ultraderecha tiene entre sus patrocinadores estos oscuros capitales que la promueven. ¿Hay entonces una relación entre la motosierra que destroza los pocos programas de contención de víctimas de violencia, la iniciativa de la administración Milei de erradicar la figura jurídica de femicidio y la manifiesta violencia misógina de la narcocriminalidad? Es pregunta.

También sabemos que eso que llamamos Academia, aquí en Latinoamérica, no ha producido investigaciones, estudios y publicaciones que relacionen la violencia femicida con el crecimiento de la narcocriminalidad, que en los territorios siempre tiene la forma de narcomenudeo porque esa es la lógica de gestión del negocio. Sí ha producido, y lo sigue haciendo, mucho análisis sobre los medios de comunicación que, en tiempos de redes virtuales, agigantan el rol de los formatos clásicos, en una operación que produce una restauración por repetición de marcos desactualizados –descontextualizando alcances de tiradas y audiencias, por ejemplo– y, a la vez, deslizan el eje del debate central: del Estado hacia los medios.

Ante cada femicidio hablemos del Estado. Narremos por ejemplo, el marco social-económico que afectó a víctimas y victimarios, nombremos los crímenes impunes sucedidos en ese territorio, los antecedentes de los fiscales encargados de investigar esos femicidios, los servicios y programas desmantelados en esa zona para prevenir y contener violencias, los funcionarios denunciados por violencia sexual, la cantidad de denuncias realizadas y cómo fueron atendidas, etcs y etcs.

Hablemos incluso de aquello que la política etiqueta como “inseguridad”, palabra detrás de la cual se esconden las tramas de complicidad policial-judicial (eso es el Estado) que alientan y sostienen las violencias.

Luego, si nos sobra tiempo, charlamos sobre el rol de los medios en la producción y reproducción de los femicidios.

Recién entonces, diré lo que puedo aportar al respecto, tras más de treinta años de informar, investigar y reflexionar sobre el tema y compilar información sobre casi 6.000 femicidios producidos en este país:

  1. Cuando era editora del principal diario de la Argentina recibí la recomendación de la Organización Mundial de la Salud sobre el peligro de informar sobre casos de suicidios, ya que provocaban contagio: resumo así la larga instrucción que señalaba ese peligro. En aquel momento el director del diario era Roberto Guareschi y encontré en él un aliado para imponer esa orden de silencio. Me pareció adecuada. Creí ser responsable de aplicarla y controlar que se lleve adelante, no solo en ese diario: enseñé a mis estudiantes a no informar. Cuando veinte años después leí la autocrítica de la OMS, admitiendo el contundente fracaso de esa restricción, aprendí la lección: en el periodismo el silencio nunca es opción. Tampoco lo es para una víctima de violencia.
  2. Cuando vi la tapa de un diario de México con la foto a toda página de una mujer colgada de un árbol, con la cabeza encapuchada, desnuda y con la leche maternal emanando todavía de su cuerpo destrozado comprendí aquello que escribió Sayek Valencia sobre la espectacularidad de la violencia: los medios completaban el trabajo de los sicarios. Ellos mataban a una mujer, los medios amenazaban a todo el resto. Estamos en Argentina, muy lejos de esa horrorosa maquinaria mediática de reproducción de la violencia. Estamos, además, en un oficio de periodistas profesionales, organizadas, formadas, muchas de ellas orgullosamente feministas y en gran parte, abrazadas a los movimientos sociales que las sostienen más que los medios donde trabajan en condiciones precarizadas, injustas, brutales. Ellas no lo son. Y es todo un esfuerzo no dejarse impregnar por la decadencia de la producción de noticias que hoy padecemos.
  3. Por último, hago mía las palabras de Helen Álvarez, la periodista boliviana integrante de Mujeres Creando, cuando en una mesa de debate con la autora de la Tesis del Gran Bonete, refutó: “No pienso dedicar un minuto de mi vida a discutir cómo mejorar medios comerciales, porque puede que logres que se escriba allí sobre un femicidio tal como pretendes que está bien, pero cuando das vuelta la página te vas a encontrar con un reportaje al jugador de fútbol que hizo el gol de la semana, sin mencionar que fue acusado de violación la anterior, y en la sección Economía, la noticia del ministro anunciando recortes de los programas sociales”. Como siempre, hay que contextualizar la frase: Helen fue la editora de la sección Economía del principal diario de Bolivia y es la mamá de Andrea, víctima de femicidio. Helen sabe.
  4. Por último, una noticia que nos da una pista sobre por dónde ir: en qué anda Sayek Valencia ahora. “Actualmente me encuentro investigando algo que denomino política post mortem, que son los agenciamientos prácticos que vienen de las personas que han sobrevivido a acontecimientos traumáticos y violentos. Es decir, son las prácticas, agenciamientos y acciones puestas en marcha por personas que han sufrido el asesinato, el femicidio o la desaparición de alguien que aman y que a partir de ese acontecimiento violento se han organizado para exigir justicia. Política post mortem sería esta forma de agenciamiento político que viene después de la masacre, después del trauma, después de la muerte de un ser querido, y que sigue luchando por esos muertos a través de las resistencias, de las búsquedas y de la dignificación del reclamo de justicia social”.
Seguir leyendo

Nota

57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.

El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores». 

Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11  y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos. 

A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo. 

Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero. 

Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:

Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.

Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa. 

www.observatorioluciaperez.org

Seguir leyendo

#NiUnaMás

Arte contra la impunidad femicida

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

«Hoy, en el día del cumpleaños de nuestra hija, nos enteramos por los medios de una nueva injusticia. Es otra violencia institucional más que sufre nuestra familia y el tercer fallo que pretenden imponer a un mismo crimen: el femicidio. Hoy inauguramos El cuarto de Lucía, arte contra la violencia femicida. Durante mucho tiempo estuvimos preparando este momento. Queremos invitarlos a que nos acompañen. El camino de conseguir justicia es demasiado largo. Gracias por estar. Familia de Lucía Pérez».

Con ese comunicado Marta Montero y Guillermo Pérez, los padres de Lucía, respondieron desde Mar del Plata al fallo del Tribunal de Casación Penal que, el día en el que Lucia cumpliría 25 años, dieron a conocer (sin informar a la familia ni a sus abogados) su decisión de revocar el fallo por femicidio contra Matías Farias, dejándolo solo en el marco del abuso sexual.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

«Es el Estado narco cubriéndose» dijo Guillermo Pérez a lavaca. La referencia: los imputados son probadamente narcos que vendían droga a menores en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía. Pero al anular el delito de femicidio, la pena de perpetua se reduce de manera drástica. Todo esto, debería pasar por la decisión final de la Corte provincial.

«Es una provocación para afectar a la familia, el día del cumpleaños de su hija» sostuvo Gustavo Melmann, el padre de otra joven asesinada, Natalia, hace 24 años.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Sobreponiéndose a la sorpresa, la familia inauguró en Mar del Plata El Cuarto de Lucía, visitado por cientos de personas que quisieron conocerlo, interiorizándose con la situación general de violencia contra las mujeres. «No nos van a hacer callar» dijo Marta.

Así, la noche del viernes se llenó de arte para reencontrar lo que Marta llamo «luz»: capacidad para recordar a Lucía y a miles de mujeres asesinadas, y seguir transitando todos los caminos contra la impunidad. Participaron 20 grupos de música y danza.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Marta diálogó con lavaca.

–¿Por qué se inaugura hoy la Casa de Lucía?
–Porque hoy es el día que nació hace 25 años; a esta hora estaba con contracciones; ella nació a las 20. Fue tan lindo como padres; teníamos a Matías y tener una hija fue re lindo. Por eso hoy estamos festejando la luz, que es ella; la luz en la cual está ella. El festejo de hoy es la luz de Lucía.
Presentamos el cuarto de Lucía, donde vamos a trabajar desde todos los sentidos; todo lo que nos atraviesa como mujeres, como madres, como víctimas. El cuarto va a estar para eso. Se ha transformado en una obra de arte en donde trabajamos, hacemos los informes, donde ponemos el foco en lo mal que hace las cosas la Justicia.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

–Hoy recibieron justamente una noticia de la Justicia con una nueva medida de impunidad.
–Sí, como ya estamos acostumbrados, y es triste decir eso porque después de 8 años deberíamos tener una condena como corresponde, y no seguir luchando de esta manera.Se le pierde el respeto totalmente a la vida del ser humano que se ha ido y a las familias que quedamos. Pero seguiremos trabajando y no bajaremos los brazos. Hoy más que nunca este lugar debe ser de abrazo de amor, de contención por todo esto que nos pasa también.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

–¿Por qué creen que recibieron la noticia hoy?
–Porque la Justicia es perversa. Es tan grande la perversión que tienen, que también eligen con quién hacerlo. Porque también hay que acallar a estas víctimas, pero estas víctimas no se van a callar jamás. Jamás. Entonces, estoy segura que lo hacen para destruirnos, pero lejos de eso, estamos cada vez con más fortaleza, con más lucha y ayudándonos entre todos.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Guillermo Pérez agregó:

“En estos momentos tan crueles que estamos pasando no hay que dejar de hacer cosas humanas. Tenemos que hablar de las cosas que podemos hacer juntos”.

Marta: «Hay una industria judicial, donde te siguen haciendo ir para atrás, mientras la gente como nosotros tiene que seguir trabajando y pagando abogados, buscando justicia y que no haya impunidad. Por eso también es algo perverso lo que nos siguen haciendo».

El Cuarto de Lucía podrá ser visitado como parte de la actividad marplatense de la Campaña Somos Lucía, que incluye entre otras cosas, cursos, talleres, encuentros, y seminarios de capacitación a personal judicial.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.