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El mensaje de Cecilia: lecciones y preguntas tras el femicidio

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Ahora desde Capital Federal, los padres de Cecilia Basaldúa intentan reconstruir los últimos momentos de su hija, asesinada en Capilla del Monte en abril. La sospecha sobre la policía, el encubrimiento judicial y el entramado oscuro del lugar. Y la contracara de eso: la vida y obra de la joven viajera, recordada en este artículo que pretende ser además un homenaje. Por Lucrecia Raimondi.

El mensaje de Cecilia: lecciones y preguntas tras el femicidio
Foto: Martina Perosa

En el corazón del barrio de Belgrano, en Capital Federal, un mural exige verdad y justicia por Cecilia Gisela Basaldúa, asesinada en Capilla del Monte. Eugenia es vecina, vive a la vuelta del mural, y acompaña a la familia porque sus hijos compartieron escuela con los Basaldúa; uno de ellos fue su compañero en la primaria. Para Eugenia, el rostro pintado de “Ceci Viajera” transmite un mensaje al barrio que la vio crecer: “Cuando vemos el mural la recordamos. Traemos al espacio público, a la vida, la memoria de toda su existencia. Yo creo que ella tiene un mensaje muy claro y muy fuerte, que se ve en su mirada, en su sonrisa, cuando decía en sus textos, en sus palabras, que si uno quiere un mundo de amor, implica no dejar nunca de soñarlo”. 

Debajo de su nombre, escribieron el hashtag “Vivas nos queremos”. Al lado plantaron la pregunta: “¿Qué pasó Capilla del Monte?”. A tres meses de su femicidio, no hay respuestas. 

Libre y viajera

La investigación judicial del femicidio de Cecilia Basaldúa llegó a un punto cero: no avanzó más después de la detención de un joven peón de albañil de 23 años; los organismos de derechos humanos locales denuncian que se autoincriminó por presión policial. Para la familia de Cecilia, los principales sospechosos siguen libres: desde que accedieron a la denuncia, apuntan contra la policía y la fiscalía por encubrimiento.

Susana Reyes y Daniel Basaldúa, madre y padre de Cecilia, llevan colgado del cuello un collar de piedra envuelto en cobre atado a un cordel trenzado de hilo encerado. Lo tocan como un tesoro, como si pudieran acariciar a su hija a través de él. Es que Cecilia se los regaló para Navidad como parte de una serie de artesanías que repartió a cada integrante de la familia.

Susana y Daniel llevan 35 años de casados y construyeron una familia numerosa y amorosa, en este barrio porteño, Núñez. Pasaron crisis económicas, años de poco trabajo, pero –cuentan- juntxs se complementaron para la crianza de sus cuatro hijos. Daniel es cuentapropista, hace trabajos de electricidad, plomería, albañilería. Susana trabaja como oficinista. “Somos una familia unida, de juntarnos y conversar cada uno sus cosas. Se habla de todo. Los criamos libres: a los 18 les dijimos a todos que después de terminar el colegio, hacían lo que querían”. 

Cecilia jugaba al hockey sobre patines, era cinturón negro de taekwondo, daba clases en el club Platense y entrenaba con el equipo nacional de hockey sobre hielo, con el que viajó a México en 2015: sacó un pasaje solo de ida e inició ahí su viaje por Latinoamérica. 

Sus familiares y amigos la describen como una persona perceptiva, espiritual, de conversaciones profundas. No le gustaba discutir ni pelear, evitaba los conflictos y las fiestas con excesos, prefería una vida tranquila. Le interesaban la filosofía, la psicología y especialmente viajar. Por esta decisión de vida nómade, todas sus pertenencias están en la casa de sus padres, donde vivía cuando se quedaba en la ciudad. Susana y Daniel sienten aún su presencia y les resulta difícil saber que no va a volver. Lo que más les cuesta –revelan- es “dormir, porque aparecen los recuerdos”. “A la mañana me decía ‘vení a tomar mate conmigo antes de irte’ o yo le dejaba el mate preparado – se acuerda Daniel -. Es duro que ya no lo puedo hacer con ella, charlar de sus planes… Ahora que está todo parado le damos más bola a este tema: estamos todo el día con esto, y lo sobrellevamos como podemos”.

Cecilia era muy apegada a sus dos sobrinos, hijos de su hermana Soledad. En sus redes sociales se ven además imágenes de ella con mujeres originarias y niños jugando, a quienes fotografiaba, les pintaba la cara, les enseñaba artes marciales o malabares. Se interesaba por sus juegos, sus carencias, sus luchas. “Nos enteramos las cosas que ha dejado por gente a lo largo de toda América Latina. Muchos nos escriben por Facebook, vamos encontrando amigos que ella tiene por todos lados. Lo último que me había contado, me acuerdo, fue su amistad con un camionero que la llevó un viaje largo. Después el tipo siempre le escribía y le agradecía la conversación, se notaba que le sirvió. Lo que ella dejaba a la gente le servía: también pasa eso con la familia y los amigos”, rescata Daniel.  

El mensaje de Cecilia: lecciones y preguntas tras el femicidio
Foto: Martina Perosa

Quién era Cecilia

El próximo destino que tenía planeado Cecilia era África: “Quería ir en busca de sus orígenes cuando supo que su familia materna descendía de africanos”. Antes de emprender esas rutas quería hacer un libro sobre su viaje de cuatro años y medio por Latinoamérica. Plasmó en cuadernos escritos a mano todo lo que le pasaba, sentía y vivía al conocer lugares y comunidades. Como escribió en su Instagram, no se conformaba con una “efímera experiencia como turista”: descubrió y se apropió de una filosofía que comprendía la vida en la naturaleza. 

En los viajes por el continente americano buscó y se acercó a comunidades originarias que ampliaron esa visión: acompañó reclamos por la tierra, escuchó sus necesidades, jugó y enseñó a los niños, aprendió recetas caseras para curar malestares. También hacía malabares con fuego, vendía artesanías, repartía fanzines con cuentos y poemas a cambio de comida, vivienda, dinero, o los regalaba para que conocieran su arte y pensamiento. Su familia y amigos íntimos la llamaban Gisela, mientras que la gente nueva que conocía le decía Cecilia. 

Volvió decidida a compartir sus experiencias, reflexiones y observaciones. “Sabíamos que no la tendríamos con nosotros mucho tiempo, no le gustaba la ciudad”, sinceró Daniel. Cecilia regresó en diciembre a la Argentina. Visitó amigos, pasó el verano con sus padres y el 17 de marzo tomó un colectivo a Zárate para, desde ahí, hacer dedo hasta Capilla del Monte, Córdoba, donde se instalaría a escribir su libro. 

Cargó su mochila con elementos de supervivencia, la computadora y los cuadernos del viaje. El 18 de marzo llegó al pueblo al tiempo que se implementaban las primeras medidas de aislamiento por la pandemia de coronavirus. Un mes y ocho días después, el 25 de abril, a sus 36 años, la encontraron asesinada tras estar 20 días desaparecida.

El mensaje de Cecilia: lecciones y preguntas tras el femicidio
Foto: Martina Perosa
Verdad y justicia

Cuando llegaron a Capilla del Monte Susana y Daniel empezaron a investigar. Primero fueron al último lugar donde estuvo Cecilia, la casa de Mario Mainardi. Después visitaron a la última persona que supuestamente la vio viva: “Sentimos que mentía”. Por último, fueron a la casilla -en muy malas condiciones habitacionales- a orillas del río  Calabalumba, donde primero habìa estado Cecilia y que pertenece al ex boxeador Wenceslao Falcón, apodado “Negro Niga”, que vive en El Rincón de San Marcos Sierra. La conexión entre ellos es una mujer llamada Viviana Juárez, que encontró a Cecilia en la Plaza San Martín sin lugar donde quedarse en plena pandemia y le ofreció tanto la casilla de Niga como luego la vivienda de Mainardi. Juárez se apoda “Vivir rasta”, se dice artesana, pero en el pueblo la señalan como parte de una trama de oficios más pesados.

Al día siguiente que Daniel y Susana empezaran a buscar, el cuerpo de Cecilia apareció en unos terrenos privados de Camino de Los Mogotes, cerca de un conglomerado de viviendas de la policía. La encontró un adolescente de 17 años al que habían mandado a buscar animales, hijastro de un tal Walter Luna, un tipo que alquila a pocos metros de donde encontraron el cuerpo y que justo el día que apareció no estaba en su vivienda. 

El único detenido, tres días después, fue Lucas Bustos, integrante de una familia campesina que vive en esa zona rural y sufre hostigamiento por parte de la policía. El dueño de las tierras donde apareció Cecilia, Víctor Eduardo Jaime, señaló a Bustos como responsable. Sospechan que Mainardi, Niga y Juárez tienen conexiones con la policía, y que Jaime y Luna, también. 

Daniel y Susana siguieron los pasos de Cecilia, ataron cabos, e investigaron a la par de la fiscalía, que tras 20 días de desaparecida y una vez encontrada, no averiguaron nada sobre estas conexiones, en un pueblo de 11 mil habitantes donde todos se conocen. “Estábamos muy controlados y no nos dejaban que ahondemos. Nos perseguían, no querían que nos metiéramos – apunta Daniel –. Los policías nos decían que ahí había cuarentena y que nosotros nos teníamos que quedar en la casa. Era todo mentira: en el pueblo la cuarentena es diferente. La fiscalía no quiso incorporar lo que nosotros averiguamos, nunca le vimos la cara a la fiscal y en el informe plantea la teoría de Mainardi que Cecilia tuvo un brote psicótico que miente: mi hija nunca tuvo nada”. 

La fiscalía a cargo de Paula Kelm avanza a paso lento, arrastrando muchas de estas dudas y acumulando agujeros negros. El informe sobre el perfil de Cecilia lo elaboraron basándose en prejuicios sobre sus creencias y filosofía de vida, que refuerzan la versión del brote psicótico presentada por Mainardi. A tres meses del hallazgo del cuerpo no está el informe de ADN ni terminaron los análisis completos de la autopsia que podrían revelar si fue drogada; aunque los primeros resultados establecen que Cecilia fue asesinada entre el 5 y el 7 de abril. Pero apareció 20 días después, el 25 de abril. Entonces, ¿dónde estuvo ese tiempo? La búsqueda se inició sin una foto para que fuera reconocida y como “paradero de personas ausentes por motivos desconocidos”, cuando se aplica un protocolo específico si se busca a una mujer que pudo haber sido agredida. La declaración indagatoria a Wenceslao Falcón se registró como Negro Niga, solo su apodo sin nombre y apellido, cuando el golpe que dejó inconsciente a Cecilia podría coincidir con la piña de un boxeador. Este hombre tiene denuncias por violencia de género. 

Además, la fiscalía se basa solo en lo que aporta la policía; no profundiza sobre las conexiones entre las personas que podrían estar implicadas, ni sus actividades, ni una posible complicidad policial. En el pueblo nadie declara por miedo, pero todos hablan.

Mientras manejan distintas hipótesis, ahora desde el barrio de Nuñez, Daniel y Susana aseguran que Cecilia tenía cosas para decir, que estaba preparada para dejar un legado en el mundo. Que no le dieron tiempo, que ella confió en las personas pero que en Capilla del Monte le hicieron daño: “Ella quería que se conociera su mensaje, no así, no de esta manera. Yo lo veo muy injusto, no le dejaron hacer lo que estaba a punto de dar a conocer. Ahora tenemos que estar luchando por verdad y justicia por ella, cuando no tendría que ser así”. 

La experiencia de otros familiares que perdieron a sus hijas por femicidios les sirvió de ejemplo para encarar la lucha. Como el caso de Natalia Melmann, secuestrada, violada y asesinada por tres policías bonaerenses en Miramar el verano de 2001, condenados a prisión perpetua; hay una sentencia pendiente para un cuarto efectivo imputado. Gustavo, el papá de Natalia, se comunicó con la familia Basaldúa para ofrecer su ayuda y acompañamiento: “Me llamó el papá, que luchó un montón, y el caso era muy parecido: fueron los policías, pero él logró que los metan presos. Y hablé con él, nos dijo todo lo que me iban a pedir mis abogados, nosotros no teníamos nada ni sabíamos nada de qué hacer con todo esto. Él está trabajando en una organización para ayudar a los padres a quienes les pasa esto. Como yo ahora puedo ayudar a otro que le pasa y le voy a contar la experiencia”.

¿Qué le dirías?

Fijate cuando investigan las cosas.

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La ley que falta: acoso sexual en contextos laborales y académicos

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La colectiva Periodistas Argentinas presentó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley que tiene como objetivo modificar la Ley de violencia contra las mujeres, incorporando una nueva modalidad de violencia: el acoso sexual en contextos laborales y académicos. Publicamos el proyecto completo, que se originó en la situación de acoso ejercida por Pedro Brieger que generó el informe de Periodistas Argentinas presentado en la Cámara en julio de este año (foto).

El proyecto de ley de modificación a la ley 26.485, que incorpora la modalidad de violencia y acoso sexual contra las mujeres en el contexto laboral y académico, surgió del acompañamiento que la colectiva dio a periodistas afectadas por el acoso sexual ejercido por Pedro Brieger, y a muchas otras que también han atravesado situaciones de la misma índole y al vacio legal que notaron al hacer ese acompañamiento. Responde entonces a la urgencia de legislar sobre un problema que afecta de manera sistemática a las mujeres en los espacios laborales y de estudio. 

“En vez de hacer una denuncia hicimos un proyecto de ley, en vez de ocuparnos en reparar un grupo nos ocupamos de mejorar el camino de todas”, dice en un video difundido por Periodistas Argentinas la periodista y conductora Agustina Kampfer. El proyecto además de la incorporación de la modalidad de violencia propone medidas concretas para que empleadores y autoridades académicas actúen de manera eficaz ante denuncias de acoso, creando mecanismos accesibles y confidenciales de resolución.

El camino legislativo

El proyecto lleva la firma de representantes de distintos bloques evidenciando un apoyo interpartidario. Entre quienes firmaron están: 

  • Mónica Macha, Paula Penacca, Gabriela Estévez, Brenda Vargas Matyi, Sabrina Selva, Carolina Yutrovic, Hilda Aguirre, Leila Chaher y Ana Carolina Gaillard de Unión por la Patria.
  • Silvana Giudici, Silvia Lospennato, Nancy Ballejos, Sofia Brambilla, Belén Avico y María Angel Sotolano del PRO.
  • Carla Carrizo de la UCR.
  • Vanina Biasi del Frente de Izquierda.
  • Esteban Paulón de Encuentro Federal. 
  • Maximiliano Ferraro de la Coalición Cívica.

La iniciativa ya fue ingresada en la Cámara de Diputados y tendrá tratamiento en las siguientes comisiones: Comisión de Mujeres y Diversidad, presidida por la diputada Mónica Macha (Unión por la Patria) que impulsó el proyecto junto a Periodistas Argentinas. La comisión será cabecera del proyecto, todas las integrantes que la integran acompañan la iniciativa. Además se tratará en la Comisión de Legislación del Trabajo, presidida por el diputado Martin Tetaz (UCR). 

La propuesta

El proyecto busca incorporar el inciso j al artículo 6° de la Ley 26.485, tipificando la violencia y el acoso sexual como conductas no consentidas que atentan contra la dignidad de las mujeres, generando entornos intimidatorios, hostiles y humillantes. De esta manera, se busca ofrecer una protección integral a trabajadoras y estudiantes que hoy enfrentan este tipo de agresiones sin un marco legislativo específico. 

La iniciativa está inspirada en el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que establece la obligación de los Estados de prevenir y sancionar la violencia y el acoso en el mundo laboral. En los fundamentos el proyecto explica: “Argentina ha ratificado el Convenio, expresando su compromiso con la promoción de entornos laborales libres de violencia y acoso, incluidos la violencia y el acoso sexual. Esto implica que nuestro país se compromete a implementar las disposiciones del Convenio en su legislación, incluyendo la adopción de medidas efectivas para prevenir, abordar y eliminar estas barbaridades, creando también mecanismos adecuados para la denuncia y la resolución de casos relacionados con acoso sexual”. 

Es que la propuesta también busca erradicar la impunidad que, hasta el momento, ha permitido que los acosadores sigan violentando sin consecuencias. 

La máquina abusadora

En el proyecto presentado Periodistas Argentinas da cuenta del mecanismos que identificaron en la máquina abusadora instalada tanto en ámbitos laborales como académicos. Detallan: 

  • “Se activa por sorpresa, busca producir asco y humillación, enmudece y coloca a las afectadas en una situación de degradación y culpa: “¿qué hice yo para provocar esto?”
  • “El mecanismo incluye que luego, cuando los episodios son comentados a otras personas -responsables de poner límites o en posición de ayudar a construirlos- el daño real no es dimensionado, se naturaliza la conducta acosadora y no se hace pública, por más que el salir de lo secreto permitiría a otras mujeres prevenirse, a la vez que haría que los acosadores se limiten”. 
  • “Al sexualizar por asalto, en las relaciones laborales y académicas se produce un despojo de la dignidad de los vínculos, deprimiendo el rendimiento académico o profesional de las víctimas”
  • “La reiteración deja en claro el estímulo que provoca la impunidad. ¿Qué construye esa impunidad? El silencio y la inacción cómplice, pero, sobre todo, la combinación de esos factores con el prestigio que construyen las oportunidades que, sin sanciones acordes, se les siguen dando a los acosadores”. 

“Las afectadas cargan entonces con la responsabilidad de “denunciar” ante una institución ajena al ámbito donde se produce el daño: “la Justicia”. El desafío, entonces, es cómo hacer justicia para estos casos”, dice el proyecto. Es por eso que Periodistas Argentinas impulsa esta ley para legislar específicamente este tipo de conductas abusivas. 

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Femicidios, huérfanxs y desaparecidas desde Jujuy a Tierra del Fuego: los nuevos datos del Observatorio Lucía Pérez sobre violencia patriarcal

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El año ya tuvo 274 días. En ese tiempo se produjeron en Argentina 231 femicidios y travesticidios, 74 desapariciones de mujeres, y 150 menores quedaron huérfanxs. Tales son los datos que surgen del primer padrón autogestivo que existe sobre la violencia patriarcal en el país, elaborado por el Observatorio Lucía Pérez (observatorioluciaperez.org). Se trata una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por la Cooperativa Lavaca. Uno de sus efectos es dimensionar un problema que, salvo en contados casos, permanece oculto tanto en la información estatal como en la que se produce mediáticamente: el contexto y magnitud de los crímenes cotidianos que no aparecen en los discursos oficiales ni en los periodísticos.

En lo que va del año, los datos representan un femicidio cada 28 horas. Pero las víctimas de esta violencia en realidad son 250, ya que se debe sumar a las 19 infancias asesinadas como efecto de estas situaciones.

Y hubo además 185 tentativas de femicidio. En cada caso hay un nombre y una historia que reflejan una violencia que no cede con el correr de los años, con la responsabilidad muchas veces del Estado por la falta de investigación de los casos, por inacción y/o complicidad policial y muchas veces judicial frente a las denuncias y alertas, y por la ausencia de medidas concretas que eviten la continuidad de los crímenes.  Aquí los datos hasta fin de septiembre de 2024.   

Femicidios, huérfanxs y desaparecidas desde Jujuy a Tierra del Fuego: los nuevos datos del Observatorio Lucía Pérez sobre violencia patriarcal

En lo que va del año el Observatorio Lucía Pérez, primer padrón autogestionado y público de violencia patriarcal, registró 231 femicidios y travesticidios en todo el país. 

El Observatorio Lucía Pérez es una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca, que desde 2020 elabora de modo autogestivo una serie de padrones que permiten abordar la dimensión de la violencia femicida en todo el país. En lo que va del año se registraron femicidios en todas las provincias, sin excepción, desde Tierra del Fuego hasta Jujuy. 

Femicidios, huérfanxs y desaparecidas desde Jujuy a Tierra del Fuego: los nuevos datos del Observatorio Lucía Pérez sobre violencia patriarcal

En el caso particular de septiembre, se registraron 28 femicidios y 1 travesticidio (el de Ana Paula Costas, de 43 años, en San Salvador de Jujuy).

Solo en los últimos 7 días del mes fueron 9 los crímenes en ocho provincias distintas del país. Septiembre se convirtió así en uno de los meses más sangrientos de este año, luego del período de verano en el que recurrentemente, año a año, se ve un aumento de la violencia contra las mujeres: enero registró 33 femicidios y febrero 35. 

Femicidios, huérfanxs y desaparecidas desde Jujuy a Tierra del Fuego: los nuevos datos del Observatorio Lucía Pérez sobre violencia patriarcal

Los números no son cifras aisladas: representan la cartografía de la violencia patriarcal y muestran también sus heridas.

Un dato que casi nunca se valora en toda su dimensión: como consecuencia de estos asesinatos, los huérfanos por femicidios a lo largo del año son 150. En algunos casos además, les hijxs presenciaron los crímenes, en otros fueron quienes denunciaron que su mamá no aparecía. Recientemente, por ejemplo, fue lo que le sucedió a la hija mayor de Vilma Acosta en José C. Paz, que fue a la comisaría para denunciar que hacía dos días no sabía nada de su mamá. La policía la encontró sin vida, enterrada en el patio de la casa su pareja Fabián Real. Vilma tenía además otros tres hijxs menores de edad que se han sumado a la impactante nómina de huérfanxs. 

Femicidios, huérfanxs y desaparecidas desde Jujuy a Tierra del Fuego: los nuevos datos del Observatorio Lucía Pérez sobre violencia patriarcal

Otro saldo estremecedor para este 2024 es que ya hubo 19 infancias asesinadas como producto de esas situaciones de violencia femicida, es decir menores de edad que terminaron siendo víctimas también de la violencia.

Y se produjeron, además, 185 tentativas de femicidios.

Para seguir exigiendo justicia, se llevaron a cabo 250 marchas y movilizaciones contra la violencia patriarcal en todo el país en lo que va del año. En el último mes fueron 23 las movilizaciones. 

Este trabajo de investigación que se comparte libremente en la web comenzó a materializarse en talleres realizados con víctimas de violencias, familias sobrevivientes de femicidios, organizaciones sociales y activistas del movimiento trans. Los datos así recogidos, sumados al seguimiento de lo publicado en medios de todo el país, son luego chequeados y precisados con fuentes judiciales y periodísticas.

Todo la información producida por el Observatorio Lucía Pérez es de público y libre acceso en www.observatorioluciaperez.org

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Ciberacoso a periodistas mujeres: nuevo informe de Periodistas Argentinas

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La facultad de Derecho de la UBA fue la sede de presentación de un informe inédito en el rubro llamado “Ciberacoso a periodistas mujeres: la tecnocensura” que contextualiza los ataques a periodistas mujeres vía redes sociales y reclama al Estado y a las empresas de medios medidas urgentes para parar la espiral de violencia. El 80% de las periodistas censadas se ve inhibida de manifestarse en redes y el mismo porcentaje temió o teme por su integridad física. Cómo funciona el trolling, y su objetivo: silenciar. El carácter sistemático, y los casos paradigmáticos. Lo más grave: que sea agitado (si no financiado) desde el Estado.

Por Anabella Arrascaeta. Fotos de Cleo Bouza.

La colectiva Periodistas Argentinas presentó hoy en el Salón Azul de la Facultad de Derecho de la UBA el documento “Ciberacoso a periodistas mujeres: la tecnocensura”, un informe que contextualiza los ataques que soportan actualmente las profesionales, resume casos paradigmáticos y formula pedidos concretos al Estado y a las empresas de medios.

El informe enciende una alerta: “El ciberacoso se ha convertido en una práctica sistemática que afecta gravemente a las mujeres periodistas”, explicitan. Durante la presentación las periodistas Nancy Pazos, Noelia Barral Grigera, Romina Manguel y María O’Donnell dieron cuenta de cómo funciona la industria de los ataques “impulsados por actores institucionales que diseñan campañas en distintas plataformas –aunque con especial intensidad en la red X– para coordinar intimidaciones y descalificaciones con el propósito de silenciar a comunicadoras críticas. “Estos ataques desinforman, intimidan y restringen la participación de periodistas en el debate público y, como consecuencia, socavan la democracia”, sintetiza la investigación presentada por Periodistas Argentinas. 

Entre quienes acompañaron la presentación se encontraban la diputada Mónica Macha, presidenta de la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados; la especialista en derecho Marisa Herrera; Carla Gaudensi, Secretaria General de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN); y Agustín Lecchi, Secretario General del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). 

“Se tienen que abrir los ojos: esto es un problema, y tiene consecuencias”, dijo a lavaca la periodista Nancy Pazos, y siguió: “Se puede generar estadísticas, legislación, y hasta protección, no solo del Estado sino de las empresas periodísticas. Hay que abrir los ojos para que las empresas periodísticas se den cuenta que están atentando no contra la libertad de prensa de una periodista sino del conjunto”. 

La periodista Noelia Barral Grigera explicó a lavaca que “la diferencia que encontramos en el último tiempo en el comportamiento de este tipo de cuentas es que ya no son usuarios anónimos aislados, sino que efectivamente son comunidades organizadas, rentadas, que se coordinan para atacar y hostigar a comunicadoras críticas, a personas que tienen influencia en las redes, y que opinan críticamente”. 

El informe, además del diagnóstico, recomendaciones y pedidos concretos para salir de esta grave situación, da cuenta de 16 casos paradigmáticos, entre ellos los de Nancy Pazos, Romina Manguel y María O Donnell, que pusieron su voz en la presentación. 

La periodista Cynthia García, en diálogo con lavaca, hace foco en que “lo que se establece es una trama sistemática” y considera que esa trama “es estatal, entonces el acoso es grave, porque es una violencia en redes sociales en un momento donde tenemos un gobierno que cree que la democracia se legitima en las redes sociales, y un Presidente que retuitea y ejerce esa violencia”. Y agrega: “El informe establece que el objetivo es el silenciamiento, que no es personal, que tiene un sesgo de género, y sobre todo que es sobre periodistas que se expresan política, socialmente en la esfera pública”.  

De lo que hablamos entonces es de un ataque a la libertad de expresión entendida como un pilar de la democracia. 

Trolling para silenciar

El informe da cuenta de que el término troll cambió en los últimos años. “En la actualidad, su uso está industrializado y tiene como finalidad aquello que el periodista mexicano Alberto Escorcia denomina ‘tecnocensura’: no se trata ya de alguien oculto detrás de un falso perfil, sino de un mecanismo financiado para producir desinformación. Este financiamiento puede provenir de grupos de poder o de gobiernos, tal como advierte Reporteros Sin Fronteras (RSF)”, explican y agregan que en los últimos años “la industria del ciberacoso ha tenido, además, un incentivo: las nuevas tecnologías son manipuladas para que los mensajes de odio adquieran mayor magnitud”. 

En ese contexto plantean que “la relación de las campañas de trolling y el periodismo es estratégica porque representa el campo difusor de los temas de actualidad: es blanco de los ataques para forzar la agenda de la conversación social”. La red social que identifican como más agresiva es X -ex twitter- y encuentran como explicación que es la red donde se disputa el control de la conversación política. 

A esto se suma que “en términos generales, la cultura digital tiende a invisibilizar a las mujeres o desplazarlas hacia la periferia. Esto quiere decir que todas aquellas acciones orientadas a reivindicar una posición de mayor centralidad en la sociedad (como las que realiza históricamente el feminismo) han tenido una violenta contestación en Internet”. 

Las mujeres con voz pública se vuelven así especial foco de ataque. El informe de Periodistas Argentinas retoma un material realizado por ONU Mujeres y la Alianza Regional por la Libre Expresión e Información que luego de estudiar ataques a periodistas señala: 

  1. La visibilidad las expone a la violencia en línea por el solo hecho de ser mujeres con voz pública. 
  2. Hay sesgos de género en los ataques que reciben. 
  3. La violencia sistemática en línea tiene por objeto silenciarlas.

Dice Periodistas Argentinas: “Trolls para dirigir ataques contra algún actor específico, bots para viralizar rápidamente un hashtag, difusión de datos personales o creación de fake news son algunas de las estrategias visibles que se usan en las redes sociales para dañar la reputación de una persona, atemorizarla y desplazarla del debate”. Y señalan las particularidades que encuentran en los casos que analizaron de violencia dirigida hacia mujeres con voz pública: 

  • Son ataques sistemáticos. No se trata de hechos aislados. 
  • Hay ataques reactivos –a un posteo, una cobertura, una nota– y hay otros que se perciben como azarosos, “porque sí”, que pueden llegar en cualquier momento y que las entrevistadas relacionan con el ensañamiento y la intención de correrlas del debate público. 
  • A menudo, se sospecha, y en ocasiones, se comprueba que existe una coordinación.

Esta violencia tiene consecuencias, todas las periodistas entrevistadas para el informe elaborado manifestaron impactos en su participación en la conversación pública. Los datos: 

  • El 80% limitó su participación en las redes: ha omitido opinar o manifestarse sobre determinados temas.
  • El 40% manifestó haberse autocensurado, evitando escribir o hablar sobre un tema de su pertinencia en el medio o ámbito en el que se desempeña.
  • Un tercio cambió de puesto laboral. 
  • Una cuarta parte experimentó despidos o la no renovación de sus contratos. Y la mitad tiene miedo de perderlo. 
  • Un 80% temió o teme por su integridad física.

Otros datos que retoma el informe de Periodistas Argentinas: 

  • El informe “Los derechos de las mujeres: investigaciones prohibidas”, publicado por Reporteros Sin Fronteras muestra que, entre las principales víctimas de los ataques digitales, se encuentran las periodistas. 
  • Una investigación realizada en el Reino Unido por el think tank Demos, tras estudiar miles de tuits, reveló que las reporteras reciben en promedio tres veces más comentarios inapropiados o insultantes que sus colegas varones. “Mentirosa” y “prostituta” son algunos de los insultos más comunes, también la amenaza de violación. 
  • La amenaza de agresión sexual, también fue detectado como algo recurrente por ONU Mujeres y la Alianza Regional por la Libre Expresión e Información. 
  • Reporteros Sin Fronteras también informa que el trauma sufrido conduce al silencio y reduce el pluralismo de la información.
  • En todos estos informes se identifica un mismo mecanismo: a partir de un mensaje posteado o retuiteado por una persona “real” –generalmente, funcionarios de gobierno o personalidades que forman parte de la red de comunicación y propaganda oficialista– se desata el ataque.

Casos paradigmáticos

Sobre la situación en nuestro país Periodistas Argentinas detalla que “en los últimos meses, se ha observado una escalada significativa de trolling contra mujeres periodistas, pero con una particularidad: las agresiones ya no solo provienen de usuarios no verificados o bots, sino también y principalmente de cuentas verificadas y de integrantes del dispositivo de comunicación oficial, quienes utilizan sus cuentas personales en las redes sociales (especialmente las de X) para multiplicar mensajes que descalifican y desacreditan la credibilidad de estas comunicadoras”. 

La colectiva relevó y da detalles de 16 casos de periodistas que han sufrido ciberacoso, y encontró características en común:

  • Son comunicadoras que informan, comentan y opinan sobre política y economía. 
  • Generalmente, los ataques no los originan sus opiniones personales sino la información que producen en sus medios y comparten en sus redes sociales. 
  • En la mayoría de los casos que citamos en este informe, el ataque ha sido iniciado o replicado por el Presidente de la Nación, Javier Milei, desde la red X, lo cual ha derivado en una campaña de trolling muy agresiva en el día del posteo, que se mantiene a lo largo del tiempo con menor intensidad.
  • En muchos de los casos, el ataque ha afectado también la relación periodística de estas profesionales con funcionarios y fuentes oficiales.
  • La violencia escala tanto y tan rápido que deciden alejarse de las redes o no responder. 
  • Algunas decidieron usar sus redes sociales de manera unidireccional, solo para informar a su comunidad, pero sin mantener interacciones.
  • No creen que sea personal, aunque sí disciplinador.
  • Coinciden en que hay un impacto sobre la libertad de expresión.

Los casos paradigmáticos que detallan son los de Luciana Peker, periodista y escritora feminista;  Ivy Cángaro, periodista de investigación; Paula Moreno Román, presidenta de Fopea; Marina Abiuso, exeditora de género de TN; Nancy Pazos, presidenta de Periodistas Argentinas; María O´Donnell, conductora de radio y televisión; Romina Manguel,  conductora de radio y televisión; Luisa Corradini, corresponsal del diario La Nación; Silvia Mercado, periodista del diario El Cronista; Sofía Diamante, periodista del diario La Nación y columnista del canal LN+; Jesica Bossi, periodista de TN; Ángela Lerena, periodista especializada en deportes; Cecilia Boufflet, periodista de TN y Radio Mitre; Julia Mengolini, periodista y fundadora de FutuRöck; Mónica Gutiérrez, periodista, conductora de radio y televisión; y Delfina Celichini, periodista del diario La Nación. 

Los pedidos

Como conclusión del informe desde Periodistas Argentinas solicitan:

-Al Estado:

  • Refuerce el marco legal para que restrinja el acoso en línea a periodistas y que la legislación se aplique estrictamente.
  • Imponga obligaciones a las plataformas en lo relativo a la transparencia de los algoritmos y el uso de ejércitos de robots que amplifican los ataques para que respeten los principios de la libertad de expresión y de información, sin que esto implique controlar los contenidos ni censurarlos.
  • Instaure dispositivos de resarcimiento de daños y perjuicios para las víctimas de ciberacoso (indemnización financiera, ayuda médica y psicológica, etc).
  • Prohíba financiar este tipo de agresiones para intentar influir en la opinión pública o para atacar a personas en línea; en otras palabras, que no se permita ni al Estado ni a los partidos políticos pagar ejércitos de robots para manipular a los usuarios ni para acosar a periodistas.

-A las empresas de medios:

  • Asuman la amenaza de ciberacoso y la prevengan. Los medios de comunicación deben capacitar, tanto a los periodistas como al resto de sus empleados, para que enfrenten este tipo de amenazas, y crear dispositivos de urgencia internos para garantizar que los y las periodistas víctimas de acoso cuenten con apoyo y protección. No deben tomarlo como un ataque personal que debe enfrentar la o el periodista en forma individual, sino como un daño a la libertad de expresión, al periodismo y a los medios y, por tanto, asumir la responsabilidad de contener, responder, litigar si fuera el caso, capacitar y prevenir.
  • Aborden el tema del acoso en línea que sufren las y los periodistas: que realicen más reportajes e investigaciones que informen y sensibilicen a la población en general, al gremio periodístico y a las autoridades, sobre este desafío que aún no se reconoce como un ataque a la libertad de expresión ni como un serio riesgo del ejercicio de la profesión.

-A su vez dan recomendaciones de cómo responder a un ataque: 

  • El primer paso es guardar pruebas: hacer capturas o fotos de pantalla con las muestras del acoso.
  • Reporteros Sin Fronteras aconseja denunciar los contenidos en las plataformas y bloquear las cuentas que participan del ataque; hacerlo todas las veces que se requiera.
  • La guía Acoso y violencia digital. Herramientas de acción para periodistas –una iniciativa de UNICEF, UNFPA, PNUD y ONU Mujeres–, advierte que al denunciar ante la red social ”el cierre de la cuenta puede interpretarse como la pérdida de evidencia”, por eso “el primer paso es ubicar las pruebas y preservarlas (por ejemplo, hacer capturas de pantalla de los mensajes recibidos)”. Recomienda también diseñar un plan de acción, que incluya el resguardo de la seguridad, realizar la denuncia judicial y poner en conocimiento a organismos de derechos humanos y defensores de la libertad de expresión.
  • Informar del ataque a jefes, compañeras/os de trabajo y organizaciones periodísticas y  sindicales. 
  • Recurrir a la solidaridad periodística. Colegas que han sido víctimas de acoso en redes pueden emprender una contraofensiva manifestando su apoyo a través de sus redes. 
  • Dice la guía Acoso y violencia digital: “Muchas veces se considera que responder a un ataque es transformarlo en una noticia, un hecho que se agranda al darle entidad. Las soluciones no son universales, pero frente a las estrategias de desinformación es importante considerar el alcance de no tomar acciones para aclarar los hechos que generan el hostigamiento y la violencia. El periodismo tiene un compromiso con la verdad y corresponde también frenar y rectificar las fake news (noticias falsas). Dar cuenta del hostigamiento desde el propio medio es una forma de respaldar a las periodistas agredidas”.
  • Por lo general, los ataques son violentos, pero de duración limitada. Desconectarse algunas horas si se considera necesario. 
Ciberacoso a periodistas mujeres: nuevo informe de Periodistas Argentinas
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