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10° Marcha de la Gorra: el Estado Policial impugnado

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Desde Córdoba, Rául Zibechi analiza el impacto de la 10° Marcha de la Gorra. La realidad que viven los jóvenes en los barrios periféricos: represión policial y desborde callejero, bronca y festejo, acoso y desafío. Cómo se vio y vivió la mayor movilización cordobesa.

Por Raúl Zibechi, desde Córdoba, para Brecha.

“Ni yuta, ni tuya”, dice el cartelito que la chica lleva colgado al cuello, anudando en una sola frase dos luchas potentes de estos días. A su alrededor revolotea un inmenso caleidoscopio de cuerpos y voces, sonidos y cánticos, danzas y ritmos que emanan de gargantas y de instrumentos, bombos, trompetas y platillos; las calles céntricas se convirtieron, el viernes 18, en un enorme tablado donde 20 mil jóvenes (y un puñado de mayores de 40) escenificaron la alegría de caminar como son, con sus colores y olores, con sus ropas y gorras, sin ser molestados por la policía. Es, dicen, el día de fiesta.
La décima Marcha de la Gorra recorre con cansina lentitud el centro de Córdoba. La cabeza es villera. Destacan las madres de los asesinados y desaparecidos portando enormes pancartas que claman “Justicia”. Las chicas villeras lucen como saliendo a la bailanta, pelos pintados, calzas de colores, y exageran poses de estrellas pop. Los varones caminan con sus infaltables gorras. Murgas, batucadas, teatro espontáneo, arte popular circense y cuerpos pintados; múltiples colores sobre cuerpos marcados porque, en los barrios de la periferia, ¿quién no fue golpeado por la policía?
Los grupos que hacen teatro escenifican las razias, arrodilladas con las manos en la nuca, los brazos en alto contra la pared y las piernas bien abiertas, acosados por “canas” que forman parte de la parodia. Algunas pancartas y muchos carteles, frases y consignas pintadas sobre las remeras y sobre la piel. Llama la atención que la piel se convierta en tela de pancarta. Quizá porque sientan todos los días, en el alma y en el cuerpo, la hondura de la frase de Paul Valery: “Lo más profundo es la piel”.
“Los ricos pasean, los pobres merodean”, dice un cartelito, en referencia al Código de Faltas que utiliza la figura del “merodeo” para ensañarse con los pibes de los barrios que tienen prohibido acercarse al centro. Un grupo de más de cien estudiantes universitarios portan, a modo de banderas, balas negras desplegadas al viento, en una danza circular y macabra imposible de eludir.
En la segunda fila marchan los organismos de derechos humanos y detrás las organizaciones sociales. La anarquista Federación de Organizaciones de Base con una nutrida columna de madres y pibes de los barrios, el autonomista Encuentro de Organizaciones, un vistoso grupo de La Poderosa, el grupo surgido en torno a una revista villera, Barrios de Pie con una enorme pancarta y la agrupación estudiantil La Bisagra, cerrando el tramo donde se agrupan hasta trece movimientos que trabajan en los territorios de la pobreza de la capital cordobesa. Más atrás las juventudes de los partidos, haciendo realidad una frase de una investigación sobre las marchas: “A medida que nos alejamos de la ´cabeza´ la cosa se pone más opaca”*. Los gestos grotescos y el desbunde dan paso a la seriedad de lo que, en términos sistémicos, se conoce como “la política”. Con mayúscula, claro.

10° Marcha de la Gorra: el Estado Policial impugnado

Foto: Marcha de La Gorra

Código de faltas

Decir que cada año hay 73 mil detenidos puede sonar exagerado. Lo cierto es que los jóvenes son indagados por “portación de rostro” en las vías públicas, por una policía que los para en función del aspecto. La policía de la provincia ha venido creciendo a la par de las detenciones. En 2007 había 13.400 uniformados. En 2009 ya eran 16.700 y al año siguiente treparon casi a 20 mil. Hoy se calcula que hay 25 mil policías en una población de poco más de tres millones.
Los detenidos por “portación de rostro” escalaron de forma similar: de 27.000 en 2009 pasaron a 42.700 en 2011 y se puede estimar que superan los 50 mil este año, aunque la policía se niega a facilitar datos. El abogado Sergio Job asegura que el 80 por ciento de los jóvenes de la ciudad fueron alguna vez detenidos por la policía. Entre los jóvenes pobres de 18 a 25 años habría que esforzarse para encontrar alguno que no haya sido detenido.
El Código de Faltas fue aprobado en 1994 pero su impronta en la ciudad empezó a hacerse visible desde 1999 cuando asume la gobernación José Manuel de la Sota. Desde los primeros días en el cargo estableció alianzas con el Instituto Manhattan, defensor de la “tolerancia cero”. El Código es considerado inconstitucional porque viola el derecho a la defensa y el acceso a la Justicia consagrados en la Constitución, y porque anula los criterios de parcialidad e independencia ya que otorga a la Policía (según el artículo 114) la autoridad para detener, instruir y juzgar en cualquier punto de la tramitación del hecho.
Como el Código es “simplemente” administrativo, no es necesario que haya jueces que sentencien sino que esa labor corresponde al comisario de cada distrito, quien decide la pena en base a los informes de sus subordinados. “Varios comisarios han sido denunciados penalmente por sus propios dirigidos, luego de que estos recibieran castigos desmedidos por no haber logrado el número de detenciones que cada policía está obligado a hacer por turno”, asegura Job.
Entre las figuras más polémicas por las que se puede detener a personas en la calle, figuran “mendigar” (artículo 46), “prostituirse escandalosamente” (art 45), concurrir a reuniones públicas tumultuarias, autorizadas o no (art 99) y sobre todo “merodeo” (art 98). Es tan general que permite detener a quienes “permanecieran en las inmediaciones de edificios o vehículos en actitud sospechosa”, algo que sólo la policía puede determinar. En los hechos, la figura no permite distinguir entre pasear y merodear lo que, dice el abogado, “se resuelve en los hechos con criterios racistas, clasistas y culturalmente discriminatorios”.
En abril pasado se aprobó un Código de Convivencia que “no es otra cosa que el Código de Faltas dibujado”, según los organizadores de la Marcha. Por eso el lema central fue “El Estado es responsable”, a la vez que exigen la derogación del nuevo código.

10° Marcha de la Gorra: el Estado Policial impugnado

Foto: Marcha de La Gorra

Pibes que sobran

El asesinato de Güere fue uno de los crímenes policiales que mejor desnudan la violencia contra los jóvenes pobres. Fernando Güere Pellico y su amigo Maximiliano Peralta, de 21 y 18 años, salieron en su moto a comprar vino un sábado por la noche. Cuando regresaban fueron emboscados por un patrullero que los siguió con las luces apagadas. Dispararon cinco veces. Maxi salió corriendo, herido al caerse de la moto. A Güere lo mataron de cuatro disparos. Los dos trabajaban en los cortaderos de ladrillos.
El viernes, al día siguiente de la Marcha, comenzó el juicio contra los dos policías que les dispararon, el sargento Ruben Leiva y el oficial Lucas Chávez, imputados por homicidio calificado agravado. Güere es uno de los 150 muertos registrados desde 2011, que incluyen los femicidios que en su inmensa mayoría son mujeres asesinadas por sus parejas con armas reglamentarias, o sea son policías, según miembros del Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos, inspirador de la Marcha de la Gorra.
Es evidente que una política de seguridad este tipo responde a intereses de los grupos privilegiados, algo que los jóvenes tienen muy claro. “La orientación de sus gobiernos ha fortalecido los intereses de minorías que explotan y disgregan al pueblo. Un plan semejante sólo puede imponerse si logran derrotar a quienes hoy estamos de pie enfrentando sus políticas represivas y de ajuste”, señala la “Carta Abierta al Estado Policial”, manifiesto leído en el cierre de la Marcha, que recuerda el título de la misiva de Rodolfo Walsh a la Junta Militar en 1976.
Dicen que el Estado es patriarcal además de policial, y denuncian “las violaciones y abusos en las cárceles y en los barrios, para no detener a las jóvenes y el pedido de teléfonos y datos, son prácticas que aparecen de manera permanente”. Agregan que el aparato policial es la principal fuente de delitos por su connivencia con el crimen organizado. “El Estado que ustedes administran es un Estado policial, que no comete excesos en nombre de la seguridad, sino que es la fuente misma del delito que dice combatir, y que en estos diez años no ha dejado de subir”, sacude el manifiesto.
Apuntan contra la ley antiterrorista aprobada por el gobierno de Cristina Fernández, que lleva a una creciente intervención militar en el espionaje de organizaciones sociales. Trazan un mapa transparente de sus alianzas: apoyan el Encuentro Nacional de Mujeres, rechazan la criminalización de lesbianas, gays, trans y bisexuales; están contra la penalización del consumo de marihuana y la persecución a las trabajadoras sexuales, y contra la represión a los movimientos sociales.
En suma, una suerte de alianza informal de los que no caben en un sistema dominado por el capital financiero. O, como destaca Job, “quien no consume, sobra”. En su opinión, el hecho de colocar las contravenciones del Código de Faltas al mismo nivel que los delitos establecidos en el Código Penal, dibuja una policía preventiva, de saturación y ocupación territorial que es el núcleo del Estado Policial, que “responde y debe estar enmarcado en la reconfiguración que ha sufrido el sistema capitalista en las últimas décadas”.
Un Estado Policial funcional a la hegemonía del extractivismo, que se resume en la expulsión de campesinos de sus tierras, pero también en la incapacidad del modelo de cobijar con empelo digno a los millones de jóvenes que no tienen otro futuro que trabajos de baja calidad, precarios y mal pagos.

10° Marcha de la Gorra: el Estado Policial impugnado

Foto: Marcha de La Gorra

Colectivo de jóvenes

Lucrecia Cuello egresó de la Facultad de Psicología para volcarse, a comienzos de la década de 2000, en los barrios populares desde la psicología social comunitaria. La revuelta de diciembre de 2001 estaba fresca cuando empezaron a organizar encuentros de jóvenes de diversos barrios, que venían realizando talleres de teatro, murga, revistas y cuanta iniciativa les sirviera para sobrellevar la amarga cotidianeidad.
En uno de los barrios más pobres de Córdoba, Barranca de Yaco, poblado por carreros y cartoneros con viviendas precarias, Huayna explica una realidad tremenda. “Hace unos meses se incendió una vivienda, llamamos a los bomberos y llegó la policía. Alguien se enferma, llamás a la ambulancia y llega la policía. Es lo único que nos mandan”. Lucrecia dice algo similar: “Hacíamos una revista, y si se hablaba por ejemplo de salud sexual y reproductiva, terminaba saliendo la cana, era imposible que no saliera”.
Hacia mediados de la década, la política de seguridad del gobierno De la Sota impuso que los jóvenes de los diversos barrios se empezaran a reunir. “En un encuentro en 2007 los pibes nos dicen a los técnicos que basta de esta lógica que ustedes arman el tallercito y nosotros tenemos que decir lo que ustedes quieren. Queremos tomar las decisiones y queremos salir a la calle”, relata Lucrecia
Sigue: “Fue muy fuerte porque nos interpelaban, pero aceptamos el desafío, hubo un primer momento en que nos separamos y ellos nos decían ustedes los técnicos vayan allá y nosotros nos reunimos por nuestro lado y al final de la reunión nos encontramos. Estuvimos como un año así y nos bancamos”.
Con el tiempo, reflexiona que estaban “reproduciendo el tutelaje colonial sobre los pobres, que siguen siendo subalternos en relación a las ONG y también en las organizaciones de la izquierda”. Fue posible porque venían de un proceso muy intenso con asambleas de hasta 300 de diferentes barrios. “Creo que lo que pasaba es que en cada barrio ellos iban generando cosas muy interesantes, hacían teatro, murga, y cuando se encuentran los barrios, eso explotó. Recuerdo cómo se miraban, cómo descubrieron la geografía en la vivían todo eso”.
El proceso que describe Lucrecia, como parte de una generación de activistas universitarias que se comprometieron en el ciclo de luchas que cuajó en los hechos de 2001, es menos excepcional de lo que parece. Durante años los “técnicos” trabajaron con dinámicas de educación popular para fomentar actividades recreativas. En cierto, momento, las relaciones dieron un vuelco. “Desbordaron la educación popular. El encuentro entre ellos fue determinante para romper con el técnico o con el militante que va al territorio”.
Diez años después de la primera marcha, a la que fueron apenas 50 personas, los jóvenes de los barrios están más seguros de sí mismos, tienen menos miedo y mucha más decisión de seguir adelante. Durante la marcha alguien saca un celular donde aparecen escenas de lo sucedido en Villa La Tela cuatro días antes. La policía hizo disparos y el barrio entero salió a la calle. No es el único caso.
“Está pasando en muchos barrios, creo que eso empieza hace cuatro, cinco años. Después del período del 2000 al 2001, cuando hubo una explosión, vino una anestesia porque las políticas sociales lograron frenar lo que sucedía en los barrios. Pero desde 2010 hay otra cosa, una confianza con el que vive al lado de tu casa. Entra la cana y los vecinos salen con piedras como sucedió en Los Cortaderos, sin saber por qué entró”, explica Lucrecia.
El objetivo de los chicos es llegar al centro, traspasar las fronteras de sus barrios cercados, trascender los límites.
-¿No tienen miedo?
-No tienen. A Güere lo fusilaron dos policías en Los Cortaderos. Los pibes nunca más se detuvieron, aunque saben que los pueden matar por la espalda como a Güere. Es un barrio de cinco kilómetros y la única entrada es la ruta. En ese camino la cana los persigue, pero dicen: “No vamos a parar nunca, si vemos un cana seguimos en la moto”. Y no van a parar.
Muchos consideran la Marcha de la Gorra como una expresión de un mundo en movimiento que cobra visibilidad ese día, aunque en los barrios es lo cotidiano. Una realidad que el Estado y los partidos no parecen reconocer.
Córdoba no es cualquier lugar. En 1918 fue el epicentro de la lucha por la reforma universitaria. En 1968 el Cordobazo fue la insurrección obrera y estudiantil que echó por tierra la dictadura militar de Juan Carlos Onganía. En 2016 se realizó la décima Marcha contra la represión policial, la mayor movilización anual de la ciudad.
-¿Quiénes saldrían si hubiera un nuevo Cordobazo?
-Los barrios saldrían. Tengo mucha más confianza política en ellos que en cualquier otro sector. Ahí no hay democracia, hay dictadura. El sentimiento de “qué más vamos a perder” está en el cuerpo de generaciones.
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Septiembre en Mu Trinchera Boutique

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Obras de teatro, música, comida rica, dos ceremonias especiales, y una propuesta para las infancias: este septiembre te esperamos en nuestro espacio (Riobamba 143, CABA) con todas estas propuestas. Recordá que si sos suscriptor, tenés descuentos.

Sábado 7 de septiembre, 20.30hs

TERROR DE ARRABAL

Tres barrios porteños, tres leyendas urbanas y la pesadilla de una inquilina en busca de hogar. Terror de Arrabal es un unipersonal de narración oral que recorre leyendas urbanas de la Ciudad de Buenos Aires en el camino de una inquilina que mudanza tras mudanza no para de chocar con lo paranormal.

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Domingo 8 de septiembre, de 13 a 17 hs

PACHA URBANA

Una ceremonia para testimoniar la vida y celebrar el placer del encuentro colectivo. 

Un ritual para nutrir el cuerpo y el alma, con el escenario urbano de fondo, con nuestros pies sobre el territorio que nos cobija.

Empanadas salteñas, bebidas, DJ y fiesta: todo incluído.

Anfitriona y cocinera: Carla Morales Ríos

Musica en vivo y DJ: Big Mama Laboratorio 

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Sábado 14 de septiembre, 20 hs

NENA GORDA

Un biodrama que surge de la convicción de que una herida personal es un interesante y genuino punto de partida para la creación. En éste caso, el foco está anclado en lo más íntimo y a la vez universal: el cuerpo propio y la mirada de los otros sobre él.

Regresar, a través de sus objetos, al cuarto de la infancia; aquel sitio que alberga aún el recuerdo, las memorias, los deseos de otros proyectados sobre nosotros.

Una foto. Una pequeña bailarina clásica llamativamente gorda es el disparador para preguntarnos ¿Qué tiene que cambiar para que el cuerpo de una niña sea suficiente?

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Domingo 15 de septiembre, 18 hs

MARYTA DE HUMAHUACA

KILLA RAYMI (la Fiesta de la Luna)

Maryta de Humahuaca, cantora indígena, jujeña, llega a Buenos Aires para presentar sus nuevas canciones en una ceremonia con artistas invitadas.

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Viernes 20 de septiembre, 21 hs.

Maca Mona Mu

Nos invita a recibir la Primavera

presentando su disco Ruca.

Canciones enhebradas a través del elemento fuego para iluminar, abrigar, cocinar y encender nuestros sentidos.

La voz de Maca Mona Mu narra emociones íntimas que exponen la nueva sensibilidad de esta época.

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Sábado 21 de septiembre, 20.30 hs

SER EVA, por Eva Basterra Seoane

Textos y canciones para no olvidar, el arte para testimoniar y celebrar la vida. 

La Eva artista, la que se rebela, la que se entrega, la lucha, la que grita, la que muerde, la que sueña, la que vive.

Un encuentro mensual, con una invitada especial en cada ocasión. En esta oportunidad: Graciela Daleo, docente, investigadora, sobreviviente de la ESMA.

Eva es escritora, cantora, murguera, feminista, hija de Víctor Basterra y Laura Seoane, sobrevivientes de la ESMA. El testimonio de Victor fue crucial en el Juicio a las Juntas Militares, inmortalizado en un texto de Jorge Luis Borges.

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Domingo 22 de septiembre, 16 hs

FESTIVAL MOSTRES E INFANCIAS

¡Primer Festival para Infancias libres y Todo Tipo de Familias, porque deseamos que crezcan en toda su diversidad!

Habrá:
-Ronda de Lectura con hadas travas madrinas: Susy Shock, Luz Ventura, Eugi
-Juegos participativos y Juegos cooperativos: Amarella y Amarellita.
-Talleres organizados por la Editorial Muchas Nueces.
-Música en vivo: La Banda de les Mostres, Susy Shock, Sofia Dieguez, Lelé Música, Amarella, Mika De Frankfurt, ¡y más amigues!
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Diez años después: comienza el juicio por el femicidio de Nancy Fernández

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Comienza este martes el juicio por el asesinato de Nancy Fernández que se extenderá entre el 3 y el 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Por Anabella Arrascaeta.

Nancy tenía 36 años cuando el 2 de mayo de 2014 fue encontrada en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Venía reclamando justicia por su hija, Micaela Fernández (14), que un año antes había sido secuestrada, violada y asesinada (ambas en la foto de portada). Sin embargo, se caratuló el caso de Micaela como suicidio. El acusado es Juan Carlos Corvalán, conocido narco de la zona. Nancy y Micaela eran parte de la comunidad qom Yecthakay, de Tigre.

Esta historia, situada en el Municipio de Tigre, se teje entre muertes e impunidades. El crimen de Micaela Fernández fue caratulado como suicidio, y sigue impune. Este martes comienza entonces el juicio por el asesinato de su madre, Nancy Fernández, que se extenderá hasta el viernes 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Hay un solo imputado por el femicidio: Juan Carlos Corvalán, narco de la zona.

El entramado detrás de estas muertes sigue aún sin visibilizarse. 

Diez años después: comienza el juicio por el femicidio de Nancy Fernández

Nancy Fernández, de la comunidad qom del Tigre. La asesinaron porque seguía denunciando que el caso de su hija Micaela no había sido un suicidio, sino un asesinato (Foto de Canal Abierto)

Los crímenes

En 2013, cuando Micaela Fernández desapareció, su madre Nancy fue a la Comisaría 6ª de Talar pero no le quisieron tomar la denuncia; había sido secuestrada y violada por varios hombres. Cuando su hija apareció días después, con golpes, cortes en la cara y el pelo cortado, Nancy insistió en denunciar lo sucedido y otra vez volvieron a negarle ese derecho. En una entrevista con la TV Pública, Nancy reveló que la policía la llevó a la comisaria, donde la ataron y golpearon. Cuenta Nancy en el video: “India de mierda, me dijeron, te callás la boca, no vas a hablar vos”. 

El 17 de febrero de 2013 Micaela apareció asesinada en la casa de Dante “Pato” Cenizo. Tenía un tiro en la cabeza. La investigación de su muerte estuvo a cargo del fiscal Diego Molina Pico, de la Fiscalía de El Talar, que a los pocos meses archivó la causa caratulada como suicidio. Dante “Pato” Cenizo solo estuvo preso por venta de drogas. 

Un año después, mientras Nancy, reclamaba justicia y denunciaba la complicidad policial en la trama, la encontraron en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Ahora, diez años después, su muerte llega a Tribunales. 

El reclamo de justicia

Nancy y su familia son parte de la comunidad Qom Yecthakay del partido de Tigre. Micaela tenía una hermana: Lisette Fernández, que tenía 12 años cuando asesinaron a su hermana, y 13 cuando asesinaron a su mamá. Cuando cumplió la mayoría de edad tomó el reclamo de justicia y se rodeó de las organizaciones que desde el territorio acompañan los reclamos por los femicidios locales. 

La misma red que acompaña por ejemplo el reclamo de justicia por Luna Ortiz (asesinada en 2017 cuando tenía 19 años) estará presente en los Tribunales acompañando a Lisette. 

“Es importante el acompañamiento porque es una causa fuerte. Esta red de mafia territorial se creía que al matar a Nancy y al morir su abuelo Eugenio de tristeza, Lisette no iba a hacer nada por su corta edad, pero cuando cumplió los 19 años decidió salir como particular damnificada, y es importante levantar junto a ella el pedido de justicia”, dice a lavaca Marisa Rodríguez, mamá de Luna Ortiz y miembro de la red que acompaña el pedido de justicia por Nancy y Micaela.

Marisa Rodríguez, la mamá de Luna Ortiz, junto a Lisette, hija de Nancy y hermana de Micaela que retomó el reclamo de justicia ante la audiencia que comenzará este martes 3.

Esa red garantiza por ejemplo que durante esta semana Lisette tenga cómo trasladarse al juicio, y se quede a dormir cerca de Tribunales. También organiza que la joven tenga la comida para la semana y las actividades de acompañamiento que sucederán en la calle mientras el proceso transcurre, además del claro apoyo y contención. 

El juicio marca la posibilidad de empezar a desarmar el entramado de impunidad. Un primer paso en un largo camino que se inicia por juzgar como femicidio el crimen de Nancy, y que después pueda dar lugar a lo que todavía no se hizo increíblemente: vincular la muerte de Nancy con el crimen de su hija Micaela, y poder poner luz en la trama de responsabilidades y complicidades que mantuvieron durante 10 años sus femicidios sin justicia. 

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Talento eterno

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Ricardo Talento –actor, director, dramaturgo y docente, fundador del Circuito Cultural Barracas y uno de los principales impulsores del teatro comunitario–  se “mudó de casa”, como dicen las Madres de Plaza de Mayo cuando alguna de ellas parte hacia otras dimensiones. El recuerdo de Luis Zarranz, periodista, escritor y autor de del libro Actores Sociales, de Lavaca Editora: una investigación, descripción y guía sobre una experiencia de una profundidad única en el mundo, con Ricardo Talento como uno de sus emblemas. En esa obra Luis explica el rol del teatro comunitario en la reconstrucción del tejido social tras la dictadura, hasta el presente. Y en esta nota cuenta sus batallas, sus conceptos, lo que fue capaz de crear con la mirada siempre puesta en lo grupal. Su debate tanto con el liberalismo como con el progresismo sobre lo que significa el arte como producción social y autogestiva. La definición de la palabra “talento” que le falta a los diccionarios. El retrato de un imprescindible que supo combinar alegría, entusiasmo y comunidad.

Por Luis Zarranz

(foto de portada publicada por la Asociación Argentina de Actores y Actrices)

Ricardo Talento tuvo un apellido que le calzaba justo. Su virtud no estaba solo en su capacidad actoral o dramaturga sino en algo más trascendental y difícil de hallar: la potencia para generar proyectos artísticos comunitarios a lo largo y ancho del país.

En ningún lugar de eso que llamamos mundo existe algo similar –en términos de extensión, recorrido, articulación, transformación y hecho cultural– como el teatro comunitario argentino. ¿Qué es? Teatro de y para vecinos y vecinas. En nuestro país, más de sesenta grupos conforman una red nacional de enorme vitalidad en la que se fusionan conceptos tales como comunidad, arte, identidad, celebración, autogestión y juego: todo como parte de una unidad teatral.

Sin embargo, lo que hace más interesante aún al teatro comunitario es la generosidad fundacional con la que creció. Y es precisamente ahí donde emerge la figura de Talento junto con la de Adhemar Bianchi como directores de los dos primeros grupos del país: fueron ellos quienes durante los días aciagos del 2001 salieron por los barrios a propalar el encuentro de vecinos a través del arte, lo que permitió que surgieran diversos grupos hasta en los lugares más inimaginables del país.

Eso es Talento.

A partir de ese impulso, en pueblos de no más de seiscientos habitantes, por ejemplo, comenzaron a surgir grupos de teatro comunitario en los que participaba buena parte de la comunidad: la vieja estación de tren abandonada pasaba ser un escenario para una función, lxs vecinxs contaban ellxs mismxs la historia del lugar, es decir su historia.

Talento vio allí el hecho cultural en toda su dimensión transformadora.

Antes, mucho antes, en la década del setenta había participado en el Centro de Cultura Nacional José Podestá, en el grupo La Podestá y en el Grupo de Teatro Cumpa. En 1987 comenzó a dirigir al grupo de teatreros Los Calandracas. Finalmente, en 1996, en plena sobredosis menemista, fundó el Circuito Cultural Barracas y, junto a Adhemar, creó “El Fulgor Argentino Club Social y Deportivo”, la gran obra del primer grupo de teatro comunitario, Catalinas Sur de La Boca, hermano mayor del Circuito de Barracas.

Talento eterno

Imagen de la actual versión de El fulgor argentino, espectáculo organizado y creado en1996 por Ricardo Talento y Adhemar Bianchi, cuyo éxito lo renueva año año. Foto Lina Etchesuri

Pero todo el párrafo anterior engendra un error: nada de lo que haya hecho Talento podría conjugarse en singular. Sus iniciativas siempre propiciaron el encuentro con el/la otro/a para, a partir de allí, crear proyectos de índole grupal.

Su nombre y apellido nunca fueron un nombre propio sino sustantivos colectivos. Por eso le preocupaba tanto combatir la aparente capacidad individual de un artista. Ese fue su verdadero arte: dialogar con la época para transformarla en comunidad: “Creemos que el arte es un derecho de todos. El mundo liberal creó la figura del artista como para decir que están los que se permiten desarrollar su actividad y tienen un don. Están diciendo que otros no lo tienen. Y, además, que se trata exclusivamente de una producción personal. Es un nefasto concepto liberal y hay otro del progresismo: la idea del arte como herramienta, como una utilidad. Nosotros creemos que en sí es transformador”.

Eso es Talento.

Así, en 2001, bajo su dirección, el Circuito Cultural Barracas parió una de sus emblemáticas obras: El casamiento de Anita y Mirko. Un casamiento como una excusa para generar un espacio de encuentro, intercambio y diversión que amortiguara la crisis neoliberal que, como un tsunami, arrasaba con todo. La fórmula que crearon lxs vecinxs fue medicina para curar el agobio, la desesperación y el desencuentro. Y fue también un éxito teatral que lleva veinte años ininterrumpidos de funciones agotadas sábado tras sábado, con más de 70 vecinxs actores en escena.

Talento eterno

El Casamiento de Anita y Mirco, obra y experiencia emblemática del Circuito Cultural Barracas desde 2001, otra muestra de la capacidad de Ricardo para reunir lo social y lo artístico y hacer una fiesta (literal y divertidísima) que comparten y actúan con el público más de 70 vecinas y vecinos del barrio. Foto Lina Etchesuri para lavaca .

Hace un tiempo, en una charla para una nota de lavaca, Talento me dijo: “En todo estos años cambió el clima político y el social, pero sigue esa necesidad de jugar, aunque sea por dos horas, a que no tenemos paranoia el uno del otro. En el fondo, el Casamiento es una ficción: ficcionamos que nos conocemos, que nos podemos divertir juntos, que podemos compartir una mesa sin que nos conozcamos. No es poca cosa”.

Eso es Talento.

Más Talento: “El teatro es la última ceremonia humana que le queda al ser humano. Cuando la comunidad la toma, vuelve a darle encarnadura, sentido. Porque a veces el teatro se vuelve una ceremonia hueca, no de comunicación sino de exhibición: de habilidades, de construcciones artísticas. Una de las cosas por la cual el teatro comunitario tiene tanta repercusión en el público es porque al tomarlo la comunidad vuelve a tener sentido esta ceremonia celebrativa. El vecino produce con otro vecino, que es el espectador: hay empatía y todos juntos estamos participando de un hecho colectivo”.

Así, con esas pócimas, Talento supo dialogar y protagonizar su tiempo: con otros/as: “Creatividad significa cómo puede imaginarse uno de otra manera, cómo puede modificar el entorno y puede construir política. Estás desarrollando prácticas a nivel comunitario, de construcción política, partiendo de la posibilidad de imaginar de otra manera. Y ejercerla, además, porque no es que lo decís teóricamente y después te vas a tu casa solo. No, lo estás ejerciendo todo el día en la práctica, con otros”.

Talento eterno

Cómplices y compinches. Adhemar Bianchi y Ricardo Talento, creadores de espacios de encuentro, intercambio y diversión para escaparle a la desesperación y los desencuentros. Foto LAVACA

Pocas veces palabra y acción se sintieron tan a gusto: eso sí es Talento.

Otra vez, cuando participó del Foro Social de Porto Alegre puso en discusión la frase “Otro mundo es posible”, leiv motiv de esos encuentros. Talento planteó dos cosas: primero que nada iba a ser posible si no éramos capaces de imaginarlo. Y, segundo, que no había que plantear otro mundo posible sino este, el de aquí y ahora, el que se manifiesta en el más político de los ámbitos: el cotidiano.

Eso es Talento.

Hay personas que dejan una huella tan imborrable de su paso por el mundo que resulta imposible mencionarlos en pasado, su tiempo es tan actual que siempre están en presente: eso es también es Talento. Y, por eso mismo, siempre están y estarán vivas: cada vez que un grupo de teatro comunitario se junte, cada vez que empiece una función, cada vez que surja otro grupo más, Ricardo Talento estará ahí, como parte inescindible de esa acción.

La Real Academia Española, que poco sabe del mundo real, admite tres definiciones de “talento”: “1) inteligencia (capacidad de entender). 2) aptitud (capacidad para el desempeño de algo). 3) Persona inteligente o apta para determinada ocupación”.

Le falta la más trascendental de las definiciones: “Talento: sustantivo colectivo teatral y comunitario”.

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