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10 meses sin Santiago: un pedido de justicia por las calles de su barrio

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 Se cumplieron diez meses de la última vez que Santiago Maldonado fue visto con vida en la Pu Lof en Resistencia del Departamento de Cushamen. La familia lo recordó con una cálida marcha que recorrió 25 de Mayo, su pueblo natal, en la que participaron varios vecinos que buscaron romper el silencio. Fue también la primera vez que habló en público la madre del joven, Stella Peloso, que leyó un poema. Y aclaró: “Lo único que puedo decir es que quiero que se haga justicia. Y ojalá que sea cuanto antes”.  Cómo está la causa, la agenda judicial que se viene y el espionaje ilegal a la familia. Voces y testimonios en esta crónica colaborativa de Revista Cítrica y lavaca.

10 meses sin Santiago: un pedido de justicia por las calles de su barrio

Fotos: cobertura colaborativa revista Cítrica y lavaca


Valentina y Julieta son hermanas, marchan juntas por la 9 y ambas llevan un cartel que pregunta qué pasó. La imagen en la hoja A4 pegada sobre el cartón es el rostro de Santiago Madonado. Alrededor, alguien grita su nombre y las dos cuadras que recorren 25 de Mayo, el pueblo natal del jovende 28 años, cuya desaparición y muerte conmovió al país en 2017, devuelve un mismo concepto a 220 km de Buenos Aires:
-Presente, ahora y siempre.
Valentina y Julieta, con el pañuelo verde color aborto legal en sus muñecas y mochilas, son vecinas de “veinticinco” y dicen que marchan porque no pueden no marchar. “Pasó muy de cerca. Él hacía murales acá, lo conocían todos y nos tocó a todos. Pero mucha gente hasta que no le pase, no va a luchar”.
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Fotos: cobertura colaborativa revista Cítrica y lavaca


Hay personas del pueblo, de municipios cercanos, de Buenos Aires. Es sábado, muchos comercios están cerrados y algunos vecinos observan y filman la marcha desde sus ventanas. “25 de Mayo es un lugar muy cerrado. A muchos le sorprendió que en todo el país saliera gente a reclamar por Santiago. Lo relaciono mucho con la época de la dictadura. En el colegio, muy católico, fue un obispo a decir que no habláramos del tema. Nos dejaban rezar por él, pero no hablar”. Valentina pegó un cartel en el pizarrón: a la tarde se lo sacaron. Los compañeros y profesores de Julieta tampoco ayudaban: “Era como si no pasó”. Ambas, repiten, no podían no estar hoy en la calle, marchando.
Tienen 17 y 13 años.
Y sólo ese dato otorga a esta marcha otra potencialidad.
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Fotos: cobertura colaborativa revista Cítrica y lavaca


El laberinto judicial
La última vez que a Santiago Maldonado lo vieron con vida fue el 1 de agosto de 2017, huyendo de una represión de Gendarmería en el marco de un operativo ilegal en la Pu Lof en Resistencia, del Departamento de Cushamen. Su cuerpo apareció flotando en el río Chubut el 17 de octubre. Desde ese entonces, el Gobierno -que incluyó pistas falsas dentro del expediente para torcer la investigación- intentó cerrar la causa diciendo que Santiago se había ahogado. Sin embargo, entre otras medidas, el juez federal Gustavo Lleral rechazó el pedido del Gobierno de que la causa cambie la carátula. También ordenó destruir las escuchas telefónicas tramitadas por el juez Guido Otranto y la fiscal Silvina Ávila, recusada por la familia, que a su vez impulsa un juicio político contra los magistrados por las tareas de espionaje ilegal.
La abogada de la familia Maldonado, Verónica Heredia, explica a lavaca y Cítrica por qué continúan denunciando una desaparición forzada. “El 1 de agosto había funcionarios públicos presentes: estaba el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, y la Gendarmería, que realizaba acciones, independientemente si eran legítimas o no. Hay acciones por parte del Estado en el marco de una actividad desplegada por el Estado en la que desaparece Santiago. Queremos una investigación de cómo se llega al 1 de agosto. ¿Quién da las órdenes? ¿En qué contexto? Luego, queremos una investigación de lo que pasó en la Pu Lof. Luego, sobre los hechos desde el 1 de agosto al 17 de octubre, día que aparece el cuerpo. Y, por último, desde ese momento hasta ahora con una investigación amenazada por funcionarios públicos y judiciales que intimidan e impiden a testigos claves que vayan a declarar”.
El 26 de abril, la familia presentó un recurso de queja a la Corte Suprema para denunciar que aún no se ha iniciado ninguna investigación. ¿Qué pasa con las escuchas?  El martes será la audiencia en Comodoro Rivadavia porque la fiscal Ávila apeló la destrucción del material. “En su escrito, Ávila reconoce que tendría que haber hecho las escuchas en otro expediente, pero se excusó por la urgencia de encontrar a Santiago. Reconoce que se hizo un procedimiento que no corresponde a víctimas y testigos”.
En tanto, el 7 de junio será en Rawson la audiencia por el pedido de recusación de Ávila. “Evidentemente no tiene el mismo interés de encontrar la verdad como Sergio Maldonado. Hay intereses contrapuestos porque la fiscal vulneró sus derechos fundamentales”.
Por último, Heredia subrayó que buscarán ampliar la petición que realizaron en noviembre ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Montevideo. “Solicitamos que mantuvieran las medidas cautelares porque lo que está en peligro es la investigación. Además, Sergio y la familia están recibiendo ataques no sólo mediáticos sino por las redes, cada vez con más virulencia”.
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Voz propia
A diferencia de otros actos y marchas, esta vez Sergio no escribió ningún documento para leer en público. “Estoy encontrando quién soy yo”, dice a Cítrica y lavaca. “Por ahi me costaba involucrarme en otras cosas porque sentía que había aparecido en esto por Santiago. Y ahora empiezo a entender que Santiago me va dejando moverme y tener mi voz propia. No es que antes no la tenía, pero antes como que estaba encerrado en la lucha por Santiago. Ahora me permito alternar, y por ejemplo, ponerme el pañuelo verde por el aborto legal, seguro y gratuito u opinar de otros temas. Y decido decir lo que me salga sin estar tan pendiente de si todo lo que digo esté relacionado con la causa”.
Este no fue un acto más para Sergio. Fue en su pueblo, donde hay muchas personas que apoyan a su familia, pero también “hay indiferencia, de gente que uno conoce de toda la vida”. Y agrega: “Por eso nos parecía importante venir acá y respaldar a mi vieja. Y que ella empiece a encabezar la lucha”.
Como Sergio no nació para tragarse las cosas, también aprovechó para sacarse otra espina atragantada: “Sentía importante mandarle un mensaje al cura de acá, porque mi vieja es bien católica, y el cura nunca se acercó a hablar con ella. Eso me duele”.
Entre abrazos y muestras de cariño, incluso de familias que recorrieron cientos de kilómetros para acompañar a los Maldonado, Sergio repitió varias veces “la fuerza que me dan las Madres y las Abuelas”.Y a diez meses de la desaparición forzada de Santiago, sigue buscando lo mismo: “Quiero saber la verdad. No sé si tanto la justicia, porque la justicia a veces te da la espalda. Lo que quiero saber es la verdad, quiero saber qué pasó con mi hermano”.
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Fotos: cobertura colaborativa revista Cítrica y lavaca


El acto de no acostumbrarse
Una de las que llegó a 25 de Mayo es Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga, el joven de 16 años de Lomas del Mirador, La Matanza, que fue visto por última vez con vida el 31 de enero de 2009. Luciano había sido hostigado y torturado por efectivos de la Policía Bonaerense previamente. Su cuerpo apareció cinco años y ocho meses después enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita. La fecha traza un paralelismo trágico: fue el 17 de octubre de 2014. Cuando se cumplian tres años, la familia se enteró que un cuerpo había aparecido en el Río Chubut. Era Santiago.
“Lo busqué desde un principio”, dice a lavaca y Cítrica. “Si bien nunca lo conocí, estoy segura que también hubiese levantado la bandera de El Negro, esté donde esté. Estoy acá exigiendo respuestas. Santiago Maldonado no se ahogó. El que quiera creerlo, esconde la cabeza abajo de la tierra. A Santiago lo mató la Gendarmería y lo desapareció el Estado.  Yo voy a seguir pidiendo justicia como todos los días de mi vida como hace 10 meses. No vine a figurar, sino a pedir justicia por todos los pibes. El Estado no da respuesta. El Estado te miente. El Estado encubre. Saca a sus lacayos, a sus cuatro de copas para figurar y mentir. Nosotros sabemos la verdad”.
Mónica acompaña el reclamo de otras familias de víctimas de gatillo fácil o desapariciones forzadas, como las de Facundo Rivera Alegre (Córdoba) o de Daniel Solano (Río Negro). Y recuerda a Gualberto Solano, papá de Daniel, que murió en marzo sin poder saber qué pasó con su hijo, desaparecido en 2011. “El Estado también es responsable del abandono y la desidia de la familia. ¿Qué pienso a 10 años de lo de mi negro? Que todavía no me acostumbro a que todos los días haya un desaparecido, un pibe muerto por un tiro en la nuca, una madre destrozada, una familia destruida. No me acostumbro. Tenemos que cambiar. Y decir basta, no solamente un día puntual decir ‘hoy somos Santiago’, porque ¿qué pasa mañana? Todos los días tenemos que ser”.
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La huella de un pueblo
Marilín y Victoria también son vecinas de 25 de Mayo. También son vecinas de la familia Maldonado. Victoria trabajó con Stella en la Escuela 25. “Estamos para que la gente vea que los seguimos apoyando”, dicen. “Hay mucha incertidumbre porque todo se tapa, y mucha bronca porque quieren ensuciar al chico. Siempre buscan una excusa de por qué estaba ahí. Queremos justicia. Punto. Santiago era un chico fenomenal, increíble. Hoy pensaba: mirá lo que son las casualidades que él dejó tantos murales acá. Quién iba a saber que iba  dejar una huella en nuestra ciudad. Era buenísimo. Yo lo vi crecer. Por eso me da bronca cuando hay gente que nos da vuelta la cara porque piensa que no le va a pasar. Hoy vino más gente de afuera que de su propio pueblo, pero eso me genera orgullo. Quieren conocerlo”.
Es el caso de Belén y Lucía, de 13 y 8 años. Vinieron con sus madres, desde Pehuajó. “Queríamos conocer a la familia, y le pudimos dar un abrazo”, dice Belén, que pide dos cosas: “Si en la nota también pueden poner Belén Gómez, no solamente Belén. Y justicia por Santiago Maldonado”.
Lucía, desde las escalinatas donde se realizó el acto, con timidez también pide decir algo para que salga en la nota. “No puede ser que maten a una persona y no sepan quién lo mató”.
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Cambiar la matriz
Rubén López, hijo de Jorge Julio López, fue otro de los participantes. “Estamos a 10 meses, que es tan poco y tan mucho a la vez. Es difícil, porque lo pasamos. Este septiembre van a ser 12 años que no sabemos qué pasó con mi viejo. En democracia las personas no tienen que desaparecer. Todo lo que se creyó el 10 de diciembre de 1983, con la vuelta de la democracia, pensando que todo se había solucionado, no ocurrió. En algún momento hay que hacer un borrón y cuenta nueva y empezar con la construcción de fuerzas policiales con un pensamiento distinto al que tienen hoy, que de alguna manera sigue siendo el mismo que tenían en dictadura. Aquellos que participaron y fueron educados en su proceder son los que siguieron educando en democracia, y lo ves cuando el Gobierno libera el accionar de las fuerzas policiales. Enseguida te secuestran y te torturan, como pasó con los chicos de La Poderosa”.
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El mensaje
Llegó caminando desde su casa, poco antes de las tres y media de la tarde. La convocatoria era a las cuatro, pero Stella Peloso, la mamá de Santiago, llegó antes que nadie. De pie, abrigada, esperaba cerca del busto de Sarmiento. De a poco, la fueron rodeando. Se puso a recordar los murales que Santiago pintó acá, en 25 de Mayo. “Hizo uno del 12 de octubre, que tiene mucho que ver con lo que pasó. Y también uno contra los agrotóxicos. Él me decía que quería dejar un mensaje, y yo le preguntaba para qué. Ahora lo entiendo”.
También recordó a ese Santiago niño, que le gustaba mucho dibujar y se enojaba cuando ella le quería sacar los piojos. “Siempre fue igual, no quería que se matara ningún bicho. Si yo veía una araña, él venía, la levantaba con una palita y la llevaba al patio”.
Stella, que en el bolsillo llevaba el poema del actor Daniel Valenzuela que luego leería en el acto en la Plaza Mitre, de pronto sonrió. “Me acuerdo que una vez, Santiago fue a comprar caramelos y en el kiosco le cobraron 10 centavos de más. A partir de ese día, no fue más a ese kiosco. Se sintió estafado”.
Stella sintetiza así los valores de sensibilidad y de compromiso que tenía su hijo. Por eso, se pone seria. Y, con la misma firmeza con la que leerá en minutos, dice: “Lo único que puedo decir es que quiero que se haga Justicia. Y ojalá que sea cuanto antes”.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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