Nota
10 meses sin Santiago: un pedido de justicia por las calles de su barrio
Se cumplieron diez meses de la última vez que Santiago Maldonado fue visto con vida en la Pu Lof en Resistencia del Departamento de Cushamen. La familia lo recordó con una cálida marcha que recorrió 25 de Mayo, su pueblo natal, en la que participaron varios vecinos que buscaron romper el silencio. Fue también la primera vez que habló en público la madre del joven, Stella Peloso, que leyó un poema. Y aclaró: “Lo único que puedo decir es que quiero que se haga justicia. Y ojalá que sea cuanto antes”. Cómo está la causa, la agenda judicial que se viene y el espionaje ilegal a la familia. Voces y testimonios en esta crónica colaborativa de Revista Cítrica y lavaca.
Valentina y Julieta son hermanas, marchan juntas por la 9 y ambas llevan un cartel que pregunta qué pasó. La imagen en la hoja A4 pegada sobre el cartón es el rostro de Santiago Madonado. Alrededor, alguien grita su nombre y las dos cuadras que recorren 25 de Mayo, el pueblo natal del jovende 28 años, cuya desaparición y muerte conmovió al país en 2017, devuelve un mismo concepto a 220 km de Buenos Aires:
-Presente, ahora y siempre.
Valentina y Julieta, con el pañuelo verde color aborto legal en sus muñecas y mochilas, son vecinas de “veinticinco” y dicen que marchan porque no pueden no marchar. “Pasó muy de cerca. Él hacía murales acá, lo conocían todos y nos tocó a todos. Pero mucha gente hasta que no le pase, no va a luchar”.
Hay personas del pueblo, de municipios cercanos, de Buenos Aires. Es sábado, muchos comercios están cerrados y algunos vecinos observan y filman la marcha desde sus ventanas. “25 de Mayo es un lugar muy cerrado. A muchos le sorprendió que en todo el país saliera gente a reclamar por Santiago. Lo relaciono mucho con la época de la dictadura. En el colegio, muy católico, fue un obispo a decir que no habláramos del tema. Nos dejaban rezar por él, pero no hablar”. Valentina pegó un cartel en el pizarrón: a la tarde se lo sacaron. Los compañeros y profesores de Julieta tampoco ayudaban: “Era como si no pasó”. Ambas, repiten, no podían no estar hoy en la calle, marchando.
Tienen 17 y 13 años.
Y sólo ese dato otorga a esta marcha otra potencialidad.
El laberinto judicial
La última vez que a Santiago Maldonado lo vieron con vida fue el 1 de agosto de 2017, huyendo de una represión de Gendarmería en el marco de un operativo ilegal en la Pu Lof en Resistencia, del Departamento de Cushamen. Su cuerpo apareció flotando en el río Chubut el 17 de octubre. Desde ese entonces, el Gobierno -que incluyó pistas falsas dentro del expediente para torcer la investigación- intentó cerrar la causa diciendo que Santiago se había ahogado. Sin embargo, entre otras medidas, el juez federal Gustavo Lleral rechazó el pedido del Gobierno de que la causa cambie la carátula. También ordenó destruir las escuchas telefónicas tramitadas por el juez Guido Otranto y la fiscal Silvina Ávila, recusada por la familia, que a su vez impulsa un juicio político contra los magistrados por las tareas de espionaje ilegal.
La abogada de la familia Maldonado, Verónica Heredia, explica a lavaca y Cítrica por qué continúan denunciando una desaparición forzada. “El 1 de agosto había funcionarios públicos presentes: estaba el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, y la Gendarmería, que realizaba acciones, independientemente si eran legítimas o no. Hay acciones por parte del Estado en el marco de una actividad desplegada por el Estado en la que desaparece Santiago. Queremos una investigación de cómo se llega al 1 de agosto. ¿Quién da las órdenes? ¿En qué contexto? Luego, queremos una investigación de lo que pasó en la Pu Lof. Luego, sobre los hechos desde el 1 de agosto al 17 de octubre, día que aparece el cuerpo. Y, por último, desde ese momento hasta ahora con una investigación amenazada por funcionarios públicos y judiciales que intimidan e impiden a testigos claves que vayan a declarar”.
El 26 de abril, la familia presentó un recurso de queja a la Corte Suprema para denunciar que aún no se ha iniciado ninguna investigación. ¿Qué pasa con las escuchas? El martes será la audiencia en Comodoro Rivadavia porque la fiscal Ávila apeló la destrucción del material. “En su escrito, Ávila reconoce que tendría que haber hecho las escuchas en otro expediente, pero se excusó por la urgencia de encontrar a Santiago. Reconoce que se hizo un procedimiento que no corresponde a víctimas y testigos”.
En tanto, el 7 de junio será en Rawson la audiencia por el pedido de recusación de Ávila. “Evidentemente no tiene el mismo interés de encontrar la verdad como Sergio Maldonado. Hay intereses contrapuestos porque la fiscal vulneró sus derechos fundamentales”.
Por último, Heredia subrayó que buscarán ampliar la petición que realizaron en noviembre ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Montevideo. “Solicitamos que mantuvieran las medidas cautelares porque lo que está en peligro es la investigación. Además, Sergio y la familia están recibiendo ataques no sólo mediáticos sino por las redes, cada vez con más virulencia”.
Voz propia
A diferencia de otros actos y marchas, esta vez Sergio no escribió ningún documento para leer en público. “Estoy encontrando quién soy yo”, dice a Cítrica y lavaca. “Por ahi me costaba involucrarme en otras cosas porque sentía que había aparecido en esto por Santiago. Y ahora empiezo a entender que Santiago me va dejando moverme y tener mi voz propia. No es que antes no la tenía, pero antes como que estaba encerrado en la lucha por Santiago. Ahora me permito alternar, y por ejemplo, ponerme el pañuelo verde por el aborto legal, seguro y gratuito u opinar de otros temas. Y decido decir lo que me salga sin estar tan pendiente de si todo lo que digo esté relacionado con la causa”.
Este no fue un acto más para Sergio. Fue en su pueblo, donde hay muchas personas que apoyan a su familia, pero también “hay indiferencia, de gente que uno conoce de toda la vida”. Y agrega: “Por eso nos parecía importante venir acá y respaldar a mi vieja. Y que ella empiece a encabezar la lucha”.
Como Sergio no nació para tragarse las cosas, también aprovechó para sacarse otra espina atragantada: “Sentía importante mandarle un mensaje al cura de acá, porque mi vieja es bien católica, y el cura nunca se acercó a hablar con ella. Eso me duele”.
Entre abrazos y muestras de cariño, incluso de familias que recorrieron cientos de kilómetros para acompañar a los Maldonado, Sergio repitió varias veces “la fuerza que me dan las Madres y las Abuelas”.Y a diez meses de la desaparición forzada de Santiago, sigue buscando lo mismo: “Quiero saber la verdad. No sé si tanto la justicia, porque la justicia a veces te da la espalda. Lo que quiero saber es la verdad, quiero saber qué pasó con mi hermano”.
El acto de no acostumbrarse
Una de las que llegó a 25 de Mayo es Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga, el joven de 16 años de Lomas del Mirador, La Matanza, que fue visto por última vez con vida el 31 de enero de 2009. Luciano había sido hostigado y torturado por efectivos de la Policía Bonaerense previamente. Su cuerpo apareció cinco años y ocho meses después enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita. La fecha traza un paralelismo trágico: fue el 17 de octubre de 2014. Cuando se cumplian tres años, la familia se enteró que un cuerpo había aparecido en el Río Chubut. Era Santiago.
“Lo busqué desde un principio”, dice a lavaca y Cítrica. “Si bien nunca lo conocí, estoy segura que también hubiese levantado la bandera de El Negro, esté donde esté. Estoy acá exigiendo respuestas. Santiago Maldonado no se ahogó. El que quiera creerlo, esconde la cabeza abajo de la tierra. A Santiago lo mató la Gendarmería y lo desapareció el Estado. Yo voy a seguir pidiendo justicia como todos los días de mi vida como hace 10 meses. No vine a figurar, sino a pedir justicia por todos los pibes. El Estado no da respuesta. El Estado te miente. El Estado encubre. Saca a sus lacayos, a sus cuatro de copas para figurar y mentir. Nosotros sabemos la verdad”.
Mónica acompaña el reclamo de otras familias de víctimas de gatillo fácil o desapariciones forzadas, como las de Facundo Rivera Alegre (Córdoba) o de Daniel Solano (Río Negro). Y recuerda a Gualberto Solano, papá de Daniel, que murió en marzo sin poder saber qué pasó con su hijo, desaparecido en 2011. “El Estado también es responsable del abandono y la desidia de la familia. ¿Qué pienso a 10 años de lo de mi negro? Que todavía no me acostumbro a que todos los días haya un desaparecido, un pibe muerto por un tiro en la nuca, una madre destrozada, una familia destruida. No me acostumbro. Tenemos que cambiar. Y decir basta, no solamente un día puntual decir ‘hoy somos Santiago’, porque ¿qué pasa mañana? Todos los días tenemos que ser”.
La huella de un pueblo
Marilín y Victoria también son vecinas de 25 de Mayo. También son vecinas de la familia Maldonado. Victoria trabajó con Stella en la Escuela 25. “Estamos para que la gente vea que los seguimos apoyando”, dicen. “Hay mucha incertidumbre porque todo se tapa, y mucha bronca porque quieren ensuciar al chico. Siempre buscan una excusa de por qué estaba ahí. Queremos justicia. Punto. Santiago era un chico fenomenal, increíble. Hoy pensaba: mirá lo que son las casualidades que él dejó tantos murales acá. Quién iba a saber que iba dejar una huella en nuestra ciudad. Era buenísimo. Yo lo vi crecer. Por eso me da bronca cuando hay gente que nos da vuelta la cara porque piensa que no le va a pasar. Hoy vino más gente de afuera que de su propio pueblo, pero eso me genera orgullo. Quieren conocerlo”.
Es el caso de Belén y Lucía, de 13 y 8 años. Vinieron con sus madres, desde Pehuajó. “Queríamos conocer a la familia, y le pudimos dar un abrazo”, dice Belén, que pide dos cosas: “Si en la nota también pueden poner Belén Gómez, no solamente Belén. Y justicia por Santiago Maldonado”.
Lucía, desde las escalinatas donde se realizó el acto, con timidez también pide decir algo para que salga en la nota. “No puede ser que maten a una persona y no sepan quién lo mató”.
Cambiar la matriz
Rubén López, hijo de Jorge Julio López, fue otro de los participantes. “Estamos a 10 meses, que es tan poco y tan mucho a la vez. Es difícil, porque lo pasamos. Este septiembre van a ser 12 años que no sabemos qué pasó con mi viejo. En democracia las personas no tienen que desaparecer. Todo lo que se creyó el 10 de diciembre de 1983, con la vuelta de la democracia, pensando que todo se había solucionado, no ocurrió. En algún momento hay que hacer un borrón y cuenta nueva y empezar con la construcción de fuerzas policiales con un pensamiento distinto al que tienen hoy, que de alguna manera sigue siendo el mismo que tenían en dictadura. Aquellos que participaron y fueron educados en su proceder son los que siguieron educando en democracia, y lo ves cuando el Gobierno libera el accionar de las fuerzas policiales. Enseguida te secuestran y te torturan, como pasó con los chicos de La Poderosa”.
El mensaje
Llegó caminando desde su casa, poco antes de las tres y media de la tarde. La convocatoria era a las cuatro, pero Stella Peloso, la mamá de Santiago, llegó antes que nadie. De pie, abrigada, esperaba cerca del busto de Sarmiento. De a poco, la fueron rodeando. Se puso a recordar los murales que Santiago pintó acá, en 25 de Mayo. “Hizo uno del 12 de octubre, que tiene mucho que ver con lo que pasó. Y también uno contra los agrotóxicos. Él me decía que quería dejar un mensaje, y yo le preguntaba para qué. Ahora lo entiendo”.
También recordó a ese Santiago niño, que le gustaba mucho dibujar y se enojaba cuando ella le quería sacar los piojos. “Siempre fue igual, no quería que se matara ningún bicho. Si yo veía una araña, él venía, la levantaba con una palita y la llevaba al patio”.
Stella, que en el bolsillo llevaba el poema del actor Daniel Valenzuela que luego leería en el acto en la Plaza Mitre, de pronto sonrió. “Me acuerdo que una vez, Santiago fue a comprar caramelos y en el kiosco le cobraron 10 centavos de más. A partir de ese día, no fue más a ese kiosco. Se sintió estafado”.
Stella sintetiza así los valores de sensibilidad y de compromiso que tenía su hijo. Por eso, se pone seria. Y, con la misma firmeza con la que leerá en minutos, dice: “Lo único que puedo decir es que quiero que se haga Justicia. Y ojalá que sea cuanto antes”.
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La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre

