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354 despidos en Télam: del llanto a la lucha, en medio del Mundial
Un total de 354 trabajadores y trabajadoras fueron despedidos de la agencia oficial Télam, debido a una supuesta “reestructuración empresaria”. Ocuparon pacíficamente dos edificios en defensa del trabajo hasta este miércoles a las 12, cuando habrá una nueva asamblea que definirá un plan de lucha por la reincorporación de los despedidos. El argumento: “De una indemnización no se vive”. Los señalados, entre otros, son Hernán Lombardi y Rodolfo Pousá.
Primero fueron los telegramas y mails individuales anunciando los despidos durante la mañana del día de un partido decisivo de la Selección en el Mundial. Pero la reacción fue rápida: si cerca de las 11 de la mañana las lágrimas mojaban la estrecha vereda de Bolívar al 531, después de la asamblea el tono de los trabajadores y trabajadoras cambió. Una serie de intervenciones a megáfono limpio despertaron el aplauso y los gritos de la calle – ya cortada-, y así se fue consolidando un espíritu grupal de los trabajadores de Télam, que prometen dar pelea por la reincorporación y por el cese de los despidos.
La noticia había llegado desde temprano en forma de telegramas a la casa de, al menos, 60 trabajadores de distintas áreas de la agencia: periodistas, fotógrafos, administrativos, integrantes del área audiovisual y de la radio. También, simultáneamente, llegaría un mail a otra decena de trabajadores felicitándolos por ser parte de la “nueva Agencia Télam”. Así se creó una grieta, que no cundió entre los trabajadores que en la asamblea anunciaron: “Despedidos somos todos. A los que no nos llegó hoy el telegrama, nos va a llegar mañana o pasado”.
Los rumores, que se irían convirtiendo en realidad, multiplicaban el número hasta 350. Terminaron siendo 354, según lo informó el propio titular de Medios Públicos Hernán Lombardi, alegando una supuesta “reestructuración”, palabra técnica para disimular la realidad de los despidos.
Los rumores de ajustes venían desde hace meses y en las útlimas semanas se intensificaron. “Decían que iban a cortar la mitad de la agencia, que con un adminstrativo cada 3 periodistas alcanzaba”, ilustra Ariel Bargach, delegado gremial, sobre los rumores de pasillo.
Marcelo, editor de fotos, es uno de los despedidos: “No habia nada inflado, fue tal cual decian los rumores. Lo que nos damos cuenta es de que no hay una lógica: hay gente de todos los colores politicos, de todas las edades, de todas las antigüedades. Yo estoy hace 6 años, hay gente de hace 15 o más, y personas recién contratadas por esta gestion”.
Rodrigo, fotográfo despedido, tiene los ojos rojos por el llanto, después de tres años en la agencia: “Ninguno de los sindicatos tienen datos precisos de cómo se actuó, pero no hubo un criterio: los despidos fueron al voleo”.
Una de las áreas que no formó parte de la ruleta sino de un ajuste planificado fue la que administraba la pauta publicitaria nacional. “Ahora la maneja la Jefatura de Gabinete. Para esos administrativos estamos esperando lo peor porque son 100 o 120 compañeros que están sin funciones. Mucha gente joven: es muy preocupante”, dice a lavaca Enrique, trabajador de la radio de Télam también despedido.
De indemnización no se vive
Bargach confirma que los directivos no están en el edificio de Bolívar ni atienden los teléfonos. Se refiere principalmente al antiguo movilero de Canal 13 Rodolfo Pousá, titular de organismo, quien ya había ocupado ese cargo en el año 2000; y a Ricardo Carpena, también ex periodista de La Nación y Clarín que solía cubrir, justamente, temas gremiales. Ambos fueron designados mediante el decreto 157/2016 por el presidente Mauricio Macri.
Los intercambios y datos fluían en la calle tomada. Que los despidos ya estaban planificados hace tiempo. Que sólo faltaba el dinero del Ejecutivo para pagar las indemnizaciones. Que es el peor escenario laboral que recuerdan trabajadores con 30-35 años en la agencia. Que la lucha es por el trabajo, “porque de la indemnización no se puede vivir”. Que, de nuevo, hay que empezar de cero.
Sobre la calle Bolívar reinan los ojos vidriosos y los abrazos sentidos o angustiados, entre compañeros y compañeras. Quique Duplá se lamenta a un lado: “Me gustaba este trabajo. Tenía muchas ideas”. Quiqué estaba en la parte audiovisual de Télam, “una sección más o menos nueva, que empezó en 2012. Durante la última época de Cristina teníamos radio en vivo y con la llegada de este gobierno se eliminó el vivo. Yo hacía notas y las grababa: ese era mi trabajo”, grafica sobre la vereda, con el edificio que supo ser su sede laboral justo en frente.
La causa de despido que plantea el telegrama que le llegó a Quique y a los otros trabajadores es la misma: reestructuración. El discurso oficial, en cambio, llegó a través de un comunicado firmado por el Directorio de la Agencia Télam que aseguraba: “En 2003, la Agencia contaba con 479 empleados; en 2015, antes de que asumiera el nuevo gobierno, Télam había duplicado su plantilla y alcanzó los 926 empleados. Seis de cada diez ingresos fueron contratados para tareas periodísticas. Sin embargo, la mayoría de las incorporaciones no contaban con formación ni experiencia en el área. Confundieron periodismo con propaganda partidaria”.
El golpe bajo enfurece a los trabajadores en la puerta de Bolívar. Grafican que ese crecimiento de trabajadores no fue azaroso, sino que se dio a la par de la creación del área audiovisual, la radio y la ampliación de servicios de la agencia. Marcelo desmiente que sobraran trabajadores: “Había mucho laburo, mucha actividad, y había momentos en que faltaba gente. Ahora va a faltar más gente”.
Quique también confirma el crecimiento de la agencia, a contramano del ajuste: “Miles de radios de todo el país usaban nuestros servicios. También estaba el boletín informativo para radios cada media hora. A punto tal que en los últimos tiempos se vendían muchos más materiales aduviosuales que de gráfica: habíamos dado vuelta una historia de 70 años. Esto tiene que ver con los nuevos tiempos: es fundamental que haya audio y video. Y nos pegaron duro en ese sector”.
El plan exhibe una tendencia: ir vaciando la agencia de trabajadores, de funciones y de contenidos.
Errores y comisarios
Los despidos en Télam pueden leerse en varias sintonías: en el recorte de los medios públicos y del sector público en general; en la crisis generada en los medios de comunicación; o en el ajuste estatal y privado ante las medidas políticas, económicas y sociales.
Rodrigo Balbuena, fotógrafo, le otorga el contexto a su despido: “Sabíamos que el plan de ajuste iba a llegar. Más con el acuerdo con el FMI. Pero no sabíamos el momento. Llegaron telegramas, llegaron mails diciendo o que pertenecés a la empresa o que estás afuera. Aunque no sabemos el número exacto de despidos, lo que sí sabemos es que es una pelea que vamos a tener que dar y que al gobierno no le va a salir barata”.
Quique analiza: “Es partre del proyecto del gobierno de acallar voces. No es casualidad lo que está pasando: se sigue agrandando el monopolio informativo”.
Quique ubica el comienzo de este ajuste en el cambio de gobierno: “Hubo una caída terrible. Lo primero que hicieron fue poner comisarios políticos, revisando lo que hacíamos, señalando con el dedo. Después comenzaron los errores garrafales, los 7 muertos en el recital deI Indio, y tantas otras que no hicimos nosotros: son estos nuevos que han llegado. Han venido a romper la agencia y ahora se van a tener que enfrentar con nosotros”.
Entre los errores y falta de profesionalismo, quique refiere en particular la noticia apresurada que dio una cablera de Télam sobre la cantidad de muertos por una avalancha en el recital del Indio Solari en Olavarría en 2017. La agencia estatal debió salir luego a pedir disculpas y retractarse. Como ese, se fueron sucediendo otros errores de mayor y menor magnitud que apuntaban a la credibilidad de la agencia.
Marcelo recuerda: “Yo personalmente empecé a notar el cambio hace un año y pico. Todo se empezó a poner complicado: mucha presión de que nos iban a echar, pero nunca al punto de que podía ser real”.
Quique: “Ya habían existido despidos. Pero tuvimos mucho apoyo político. Sobre todo después del paro de ayer”.
Alejandro trabaja en el archivo hace 30 años, y Orlando es periodista en la agencia hace 35. A ninguno le llegó el telegrama, pero igual las lágrimas cruzan sus rostros: “Esto que estamos viviendo es muy triste. La mayoría de los compañeros tenemos familia. Ahora seguimos nosotros y estamos con el temor de recibir el famoso telegrama. Hasta ahora no me llegó el mail de bienvenido a la nueva agencia: ni uno ni otro. Pero ya no me importa: esto no puede seguir pasando, a nosotros ni a nadie”.
La asamblea decidió ocupar los dos edificios de Télam en Capital, defendiendo las fuentes de trabajo: el de la calle Bolívar y el de la Avenida Belgrano. La ocupación, aclaran, será pacífica y durará por lo menos hasta este miércoles a las 12, horario en que se celebrará una nueva asamblea que discutirá cómo seguir. Esperan una comunicación del gobierno para abrir un canal formal de reclamo, pero lo que la asamblea decide no dejar de lado son dos lugares donde se jugará este partido: la redacción, y la calle.
Leandro mira de frente el edificio blanco que era hasta hoy su lugar de trabajo. En apenas minutos juega Argentina, pero las lágrimas que hay en la calle Bolívar no son de alegría ni de entusiasmo. “Buscaron la distracción con el Mundial, esa es la cuestión”, dice. “Pero nos agarran con la guardia alta”.
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