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68 asesinatos en 69 días del año: sexta carta a Alberto Fernández de las Familias Sobrevivientes de Femicidios

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“Necesitamos que la justicia apure las causas, que los jueces vayan a trabajar” dijo Alfredo, padre de Carla Soggiu en una de las síntesis que produjo en Plaza de Mayo la acción de Familias Sobrevivientes de Femicidios en Plaza de Mayo, para exigir justicia. Hablaron las familias y la actriz, periodista y conductora Maju Lozano tuvo a su cargo la lectura del horror: los nombres de cada una de las 68 niñas y mujeres muertas en 2021 hasta este 10 de marzo: 68 femicidios en 69 días, relevados por el padrón del Observatorio Lucía Pérez. El “Ni una más”, La carta a Alberto Fernández y el video del encuentro.

Las Familias Sobrevivientes de Femicidios se reunieron este miércoles al mediodía en Plaza de Mayo para exigir justicia y presentar (por sexta vez) una carta de solicitud de audiencia al Presidente Alberto Fernández. Sentados en cinco sillas negras –con la Casa Rosada detrás- y con pancartas con los rostros de sus hijas, Marta y Guillermo (mamá y papá de Lucía Pérez), Alfredo (papá de Carla Soggiu) y Susana y Daniel  (mamá y papá de Cecilia Basaldúa), explicaron a les presentes, pasándose el micrófono, por qué estaban allí.

La belleza de una frase y de una propuesta de Cecilia.
Foto: Lina M. Etchesuri

Alfredo contó que como todos los segundos miércoles de cada mes, se reúnen para visibilizar lo que está ocurriendo y actualizar la lista de femicidios en lo que va del año, “con la esperanza de ser recibidos y escuchados. Todos los casos hacen evidente la necesidad de la prevención, Úrsula, hizo denuncias y hoy ya no está. La chica de Villa la Angostura (Guadalupe Curual), a quien su ex pareja corrió y mató. Necesitamos que la justicia apure las causas, que los jueces vayan a trabajar”.

Guillermo argumentó que la solicitud de audiencia al Presidente tiene que ver con el pedido de justicia: “Somos lucha, debemos ser escuchados, queremos soluciones”. Marta tomó el micrófono y dijo: “Ya pasaron cuatro años y todavía estamos luchando para que se haga un nuevo juicio y se condene por femicidio, hay un jury para estos jueces, para que se los destituya. Los jueces tienen una responsabilidad y si no que se dediquen a otra cosa, como ciudadanía no lo vamos a permitir más”. El juicio por el femicidio de su hija Lucía fue anulado por la escandalosa actitud machista de los jueces, que ahora serán soemtidos a su vez a juicio (jury).

La sonrisa de Lucía Pérez.
Foto: Lina M. Etchesuri

Luego habló Daniel: “Yo antes miraba esto por televisión, ahora estoy acá. Espero que el Presidente nos reciba y escuche. A mi me pasa al revés, la fiscal está acelerando las cosas porque no tiene pruebas contra el detenido y quiere elevar a juicio dejando libres a los verdaderos femicidas”. Por último, Susana añadió: “No sabemos ni el día en que falleció nuestra hija, no podemos hacer el duelo, queremos que los asesinos no caminen más por la calle cometiendo más infamias”.

Luego fue el turno de la actriz, periodista y conductora televisiva Maju Lozano, quien tomó el micrófono para leer el listado de las 68 personas asesinadas por la violencia machista desde que arrancó el año. “Son muchísimas. Una sola es demasiado”.

Consultada por lavaca, Lozano comentó que “ya conocía a Marta Montero por entrevistarla para mi programa. Lamentablemente una los conoce por la tragedia que atraviesa sus días. En la medida en que pueda colaborar, voy a estar acá para ayudar a visibilizar lo que pasa”.

Maju Lozano en Plaza de Mayo: acompañar para que exista la justicia.
Foto: Lina M. Etchesuri

Video del encuentro de Familias Sobrevivientes de Femicidios.

Los femicidios del 2021

Los nombres de crímenes relevados y revelados por el padrón del Observatorio Lucìa Pèrez:

Macarena Sol Blanco Domínguez, 28 años; Fabiola Pamela Ramírez, 22 años; Julia Hortensia Ríos, 42 años; Claudia Alejandra Casmuz, 29 años; Katherine Saavedra, 22 años; Graciela Noemí Funes, 41 años; Sol Acuña Bilbao, 24 años; Gabriela Alejandra Frasoli, 24 años; Guadalupe Curual, 21 años; Florencia Cañete, 27 años; Lorena Alejandra Franco, 41 años; Verónica Escobar, 22 años; una mujer de 25 años de quien no se conoce el nombre; Ivana Módica, 47 años; Miriam Beatriz Farías, 45 años; Emilse Stefanía Gajes, 25 años; Silvia Raquel Rojas, 31 años; Silvina Rojas, 35 años; Mirna Elizabeth Palma, 44 años; Rosita Marina Patagua, 46 años; Vanesa Carreño, 29 años; Florencia Figueroa, 23 años; Úrsula Bahillo, 18 años; Carmen López de Vargas, 62 años; Enrique Omar De Vita (pareja), 49 años; Noelia Vanessa Lobo Noble, 35 años; Ángeles Castañares, 80 años; Mariano Tornatore, esposo de Ángeles Castañares, 83 años; Liliana Beatriz Stefanatto, 45 años; Melisa Moyano, 40 años; Teresa Silvana Leguizamón; Milagros Orieta, 21 años; Noelia Vanina Sánchez, 36 años; Melina Laura Rojas Urbano, 20 años; Esther Mamani Canaviri, 35 años; Rocío Macarena Quesada, 28 años; María Belén Montenegro, 23 años; Rosa Gabriela Vallejos, 51 años; Nilda Peano, 57 años; Margarita Mercedes Zárate, 28 años; Ivana Soledad Juárez, 32 años; María José Villalón Escudero, 41 años; Corina Soledad Irazu, 24 años; Carla Yanina Gomelsky, 39 años; Cintia Edith Romero, 37 años; Jacinta Ester Acosta, 81 años; Karen Jazmín Ponce, 19 años; Yésica Viviana Palma, tado y tado y tado y tado y 23 años; Felipa Correa, mamá de Viviana Palmas, 39 años; Natalia Maldonado, 24 años; Marcia Acuña, 16 años; Nancy Villa, 14 años; Jaqueline del Carmen Pino, 43 años; Anabella Viviana Olmos, 26 años; Alicia Moreno, 72 años; Ana Astorga, 29 años; Yésica Celina Paredes, 22 años; María Florencia Ascaneo, 41 años; Mariana Madonna, 63 años; Gabriela Verónica Lencina, 43 años; bebé de Elisa Robles, 1 día; Noelia Albornoz, 32 años; Alexis Salto (cuñado), 27 años; Martín Ariel Salto (pareja), 34 años; Néstor Hernández, tío de Ailén Quiroga, 52 años; Analía del Rosario Barbosa Martínez, 26 años; Elisa Robles, 36 años; y Graciela Flores, 44 años.

Luego de la lectura hubo un grito: “¡Ni una más!” A continuación tres mujeres activistas realizaron una acción artística a la que llamaron “Justicia ciega”.

La sexta carta entregada al Presidente

Alfredo entrega la 6ª carta de los familiares de víctimas de femicidios, solicitando audiencia a Alberto Fernández.
Foto: Lina M. Etchesuri

Desde el 11 de diciembre de 2019, cuando entregaron su primera carta (probablemente la primera recibida por la actual gestión), las Familias Sobrevivientes de Femicidios le piden al presidente Alberto Fernández, que las reciba.

El texto de este sexto intento.

Buenos Aires, 10 de marzo de 2021

Señor Presidente de la Nación Argentina

Doctor Alberto Fernández

Nosotras, familias sobrevivientes de femicidios, nos dirigimos a usted para reiterar con respeto y esperanza el pedido de audiencia. Creemos necesario y urgente ser escuchadas por usted.

Desde ya muchas gracias.

Atentamente

Esta vez firmaron la madre y el padre de Lucía Pérez, madre y padre de Cecilia Basaldúa, el papá de Carla Soggiu, la mamá de Araceli Fulles, la mamá de Melina Romero y el tío de Katherine Moscoso. La caminata desde la Plaza hasta la Casa Rosada la hicieron junto a personas que se acercaron a solidarizarse, como la colectiva Fuerza Mestiza, que agrupa a artesanas, y dijeron: “Vinimos a acompañar esta lucha que comenzó el año  pasado, cuando Cecilia fue desaparecida y la empezamos a buscar arduamente, asumimos desde nuestra colectiva el compromiso a puro lomo y corazón porque Cecilia era nuestra compañera artesana. Como mujeres autogestivas queremos ser libres, no tener miedo. Queremos verdad y justicia”.

Susana, Daniel, Marta, Guillermo y Carlos, con Maju Lozano.
Fotos: Lina M. Etchesuri

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Mía: Cuando el arte abraza

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Mía es una obra de teatro que podríamos encuadrar dentro del biodrama o autoficción. Y es mucho más: es grito, es abrazo y, también es un espejo. La actriz y médica psquiatra Mercedes Bertuzzi expone en escena su propia historia: una situación de violencia machista que sufrió por parte de una ex pareja. Este sábado 18 de marzo y en el marco del 8M, esta obra testimonial se presenta en MU Trinchera Boutique a las 21 hs, entradas a la gorra.

“Los primeros años, luego de salir, fueron de mucha confusión, angustia y mucha bronca. Escribir me permitía depositar esas emociones en el texto. El primer objetivo fue descargar. Siempre estuvo el deseo de poder denunciar a través de ese texto que iba escribiendo, pero no estaba segura de si iba a encontrarle la forma. En el proceso empecé a entrenar con Marina Otero, ella hace autoficción, y ahí algo se destrabó, la vi, vi la obra”, cuenta Mercedes. Al terminar de escribir el texto, tomó conciencia de que no era exclusivamente autorreferencial sino que involucraba la historia de muchas otras. Así tomó coraje para llevarla a la escena. “En cada función se me acercan decenas de mujeres emocionadas a abrazarme diciéndome ‘somos muchas’. Todas pasaron por una situación de violencia o acompañaron a otra mujer que la pasó. Siempre termino la función con ganas de gritar cada vez más fuerte el texto de esta obra. Siento que estoy entregando mi historia al colectivo y eso hace que ya no me pese, ya no lucho contra ella. Cada mujer que se identifica con la historia se la apropia un poquito y le va dando más cuerpo al personaje de Mía”.

Con sus herramientas artísticas, Mercedes logró una obra poética, sin golpes bajos, con ironía y momentos muy divertidos.

En una escena, dos niñas juegan a ser actrices, prueban vestuario y declaman en nombre del amor. Las palabras son extraídas de las típicas canciones románticas de cantantes famosos, las que hemos aprendido y cantado a lo largo de los años. “Para quienes fueron víctimas, no es fácil hablar. La violencia nos deja mudas, vacías, solas, no hay palabras que alcancen para explicar. El arte nos habilita un lenguaje a través del cual poder decir lo indecible, nos devuelve la voz, en la forma que cada una elija expresarse. Y para quienes son público, adentrarse a la temática desde una propuesta artística creo que les permite hacerlo sin tantas resistencias. Te permite escuchar con otra disponibilidad. El relato atravesado por la dramaturgia, la música, los cuerpos. Mantiene su fuerza y su crudeza, pero es amortiguado de ternura, poesía, risa. Y eso permite que hablemos de violencia con personas que quizás no se acercarían de otras formas”. 

Cada vez que Mía fue presentada en distintos teatros —Mercedes quiere que la obra circule y abra a la reflexión— los comentarios de personas del publico se multiplican: “Presencié ese mismo diálogo”, “sentí exactamente eso”, “estuve en pareja con un tipo igual”. No solo es reparador para ella sino para muchas. “Romper el silencio es imprescindible. Me sigue sorprendiendo la cantidad de mujeres que se acercan después de la función a abrazarme emocionadas por haber ‘contado su historia’, estuvieron ahí mismo o acompañaron a otra. De todas las edades, todas las clases sociales. Es escalofriante, es triste. Pero es también esperanzador encontrarnos. Ya no nos estamos quedando calladas, estamos denunciando y estamos convencidas de cambiar esa realidad. El haber sido víctima de violencia ya no queda solo como una herida que duele y mejor callar y olvidar. Hoy somos víctimas enojadas, creativas y sobre todo, en red. Compartir Mía me abrió los ojos a eso… Es mi historia, es la de muchas otras y, por suerte, es parte de la historia que estamos modificando”.

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143

Sábado 18 de marzo a las 21 hs

Actúan: Mercedes Bertuzzi, Juliana Gotta, Gonzalo Pungitore, María Tibi

Entradas “a la olla”.

Podés reservar en este link:

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Punitivismo y feminismo en el caso de Lucía Pérez: una mirada sobre esa falsa dicotomía

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La abogada trans Cristina Montserrat Hendrickse analiza por qué es falsa la dicotomía que pretenden instalar sectores que siempre trabajan para categorizar las divisiones del movimiento feminista. Así crean grietas sociales que les permiten alentar congresos, investigaciones y polémicas de las cuales viven.

Por Cristina Montserrat Hendrickse

Una corriente muy minoritaria de los feminismos entiende que reclamar la sanción penal del femicidio es una actitud punitivista.

Llegan a tal conclusión partiendo del concepto de que el castigo refuerza la violencia.

Evidentemente la idea de la que se parte es correcta, pero el error de la conclusión reside en asociar pena a castigo. En no distinguir la finalidad de la pena que impone nuestro Derecho de la triste realidad de castigo que significa la ejecución efectiva de las penas privativas de libertad.

Los feminismos en nuestro país se encuentran justificados jurídicamente en la Convención Contra Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) incorporada a nuestra Constitución en 1994; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer (Convención de Belem do Pará) que es un tratado internacional de jerarquía superior a las leyes; y las leyes nacionales y provinciales que reglamentan a estos tratados.

Nótese que la convención de Belem do Pará obliga a los Estados a “sancionar” la violencia de género, además de prevenirla y erradicarla. El marco jurídico “sancionatorio” por excelencia es el Derecho Penal.

De allí que en nuestro sistema de derecho pretender eludir o abolir la punición de la violencia de género resulta jurídicamente anticonvencional, y por tanto anticonstitucional.

No por ello se deja de valorar el aporte del antipunitivismo feminista en cuanto sostiene que el castigo refuerza la violencia. Pero el problema del antipunitivismo reside en cuestionar al sistema (de origen convencional interamericano) de sanción de la violencia de género, y no al sistema de castigo que en los hechos (y apartándose del Derecho) sucede con la aplicación de la pena.

En efecto, la finalidad esencial de las penas privativas de la libertad es la reforma y la readaptación social de los condenados (art. 5.6. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también incorporada a nuestra Constitución en 1994), sin olvidar el mandato de que “…Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…” (artículo 18 de la Constitución Nacional). De ambas reglas de jerarquía superior surge que la finalidad jurídica de las penas no es el castigo, como erradamente lo entiende cierta expresión del feminismo antipunitivista, sino la resocialización.

De allí que se impone una diferenciación entre “antipunitivismo” y “abolicionismo” que permita distinguir: si se pretende que la pena no se constituya en castigo sino como resocialización (antipunitivismo); o si se pretende abolir todo tipo de pena (abolicionismo penal).

La primera debería hacer foco en una reforma penitenciaria feminista, que lejos de reforzar el patriarcado lo deconstruya, no aboliendo las penas, sino modificando su ejecución a la finalidad que el impone el Derecho.

La segunda implicaría la abolición de todas las prisiones; y además, el desafío de construir respuestas ante los crímenes o lo que cada sociedad considera crímenes.

Evidentemente el castigo refuerza la violencia. Por lo que el mismo debe ser eliminado del sistema de ejecución penal, pero no el sistema de sanción; salvo que se sostenga el abolicionismo, teoría también respetable, pero que resulta anticonstitucional en nuestro sistema de Derecho, al menos en materia de violencia de género ya que la República Argentina se obligó ante la comunidad interamericana a sancionarla.

Toda decisión que se aparte de ese compromiso violentaría el sistema jurídico argentino y comprometería a nuestra Nación frente a la Comunidad Interamericana exponiéndonos a ser destinatarios de reclamos, cuando no de sentencias condenatorias, ante el sistema interamericano de Derechos Humanos.

En resumen: debatamos sobre las cárceles, no sobre las penas.

Cristina Montserrat Hendrickse

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Pergamino: sentencia contra los agrotóxicos y triunfo de la comunidad frente a un intendente

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La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la distancia de 1.095 metros dentro de las cuales están prohibidas las fumigaciones terrestres con agrotóxicos, y de 3.000 metros para las aéreas. De ese modo denegó el recurso de amparo presentado por el intendente pro agronegocio de Pergamino, Javier Martínez. La denuncia original había sido presentada por Sabrina Ortiz (en la foto principal), vecina de Pergamino, que en su reclamo contra el envenenamiento cotidiano que sufrían ella, su familia y sus vecinos, y sin encontrar quien la defendiera legalmente, terminó recibiéndose de abogada para encarar sus propias causas. La sentencia de primera instancia había sido dictada por el juez del juzgado penal 2 de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo.

Frente a la ratificación de la Corte dijo a Sabrina Ortiz a lavaca, entre otras cosas:

  • “Se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa”.
  • “Celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Publicamos además la nota completa realizada en la revista MU.

Por Francisco Pandolfi

Madres fumigadas: Silvana, Erika, Paola, Juana, Natalia. Fotos: Nacho Yuchark.

Un fallo de la Corte Suprema de Justicia ratificó la distancia de 1.095 metros de prohibición de fumigaciones terrestres y de 3.000 metros para las fumigaciones aéreas, denegando el recurso de amparo que había presentado nada menos que el intendente de Pergamino, Javier Martínez, pretendiendo fumigar en todas partes, pese a las denuncias sobre los efectos de los agrotóxicos en la comunidad, el suelo, el aire y el agua.

El fallo en primera instancia, apelado por Martínez, había sido del Juez Carlos Villafuerte Ruzo, titular del Juzgado Penal Número 2 de San Nicolás, en septiembre de 2019, como medida protectoria paliativa urgente frente a las masivas fumigaciones.

Paola, su nieto con sobrepeso, su nieta con déficit de crecimiento, parte de los efectos en la salud de las fumigaciones masivas para cultivos transgénicos. Fotos: Nacho Yuchark.

Quien realizó la denuncia original ante la justicia federal fue la activista ambiental y abogada Sabrina Ortiz, también víctima de los agrotóxicos. Ante este fallo de la Corte Suprema de la Nación, explica a lavaca: “Esperábamos la resolución desde hace bastante tiempo, con muchas expectativas, pese que los últimos fallos que ha tenido la Corte en materia ambiental no han sido para nada alentadores. Sin embargo, para nosotros era casi seguro que iba a fallar a favor. Se me vinieron un montón de situaciones a la cabeza, sobre todo por cómo comenzó esta causa, por la salud de mis hijos, por las afectaciones que tuvieron, con las afectaciones que tuve en mi cuerpo; se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa. Fueron recuerdos muy tristes, muy angustiantes, dolorosos, del vivir cotidiano, de hecho todavía están en controles mis hijos y hay un montón de gente que la sigue sufriendo”.

Pedro y Guido, dos de los agricultores que descubrieron que se puede producir de modo sano en las zonas en las que se prohíben los agroquímicos. Fotos Nacho Yuchark

Relata también con asombro: “Me da mucho dolor, que sea el propio municipio el que intenta ir en contra de la salud de las personas. Me da mucha impotencia que el intendente Javier Martínez sea quien quiere que nos fumiguen en la cabeza. Al mismo tiempo, celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Aquí, el viaje, la investigación y la nota completa sobre la situación en Pergamino publicada en la revista MU: La capital del veneno.


https://lavaca.org/mu163/mu-en-pergamino-la-capital-del-veneno/

Salud humana y de la naturaleza: lo que está en juego en Pergamino, como caso testigo de tantos lugares del país.
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LA NUEVA MU. Lo que está en juego

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