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9° Marcha de la Gorra en Córdoba: las apariencias engañan

Más de 20 mil personas marcharon este miércoles para repudiar la aplicación policial del Código de Faltas contra jóvenes, prostitutas, carreros y vendedores callejeros, y demostrar con alegría de quién es el espacio público.

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Más de 20 mil personas marcharon este miércoles para repudiar la aplicación policial del Código de Faltas contra jóvenes, prostitutas, carreros y vendedores callejeros, y demostrar con alegría de quién es el espacio público.

9° Marcha de la Gorra en Córdoba: las apariencias engañan
“En la ciudad del Estado policial, te marchamos de frente mar”.
La frase resume el espíritu de la novena Marcha de la Gorra que ocurrió hoy en ocho localidades cordobesas, que se opone al Código de Faltas que habilita los abusos policiales y da lugar a las expresiones artísticas de los jóvenes de los barrios. Participaron más de 20 mil personas, fue coordinada por más de 20 organizaciones, hubieron decenas de bandas de música y una consigna repetida: basta de abusos policiales.
La Marcha se concibió en 2006 como una forma de ganar la calle que el Código de Faltas, precisamente, regula de manera discriminatoria: “Hay pibes que no salen del barrio, que están limitados por determinadas calles”, cuenta Ismael Rodriguez, parte del Colectivo de Jóvenes por Nuestro Derechos que organiza la marcha. “Lo que se ve es cómo el Código se aplica mayormente en los margenes, en los límites de la ciudad”. Los Códigos de Faltas y Contravencionales de las distintas ciudades del país , y de Córdoba en particular, funcionan como un instrumento judicial que se encargan de aplicar las policías para determinar quién puede estar dónde, y que en general tienden a cuidar los sectores de mayores ingresos o de actividad económica.
El Código de Faltas de la ciudad de Córdoba tiene decenas de artículos especialmente arbitrarios, que quedan al criterio de la Policía de Córdoba, como las figuras de “merodeo” y “escándalo en la vía pública”. Los carteles de la marcha de hoy respondían: “Mi paseo no es un merodeo”.
Las detenciones inician así todo un raid de abusos y proscripción de los derechos de los jóvenes vulnerables:

  • Según una investigación de la Universidad Nacional de Córdoba el 67% de los jóvenes de barrios de bajos ingresos fue detenido alguna vez por la aplicación del Cödigo y el 95% no tuvo acceso a un abogado.
  • El 75% de los detenidos tiene entre 18 y 25 años.
  • En 2011 los detenidos llegaron a 200 por día; año a año la cifra aumentó, aunque no existen registros oficiales públicos.

“Hay un hueco entre la justicia y la policía de informar cuál es la situación de los detenidos”, plantea Ismael Rodriguez. “Y ahí es donde se habilita el abuso policialy se genera un subregistro en la cantidad de detenciones y porcentaje de delitos. Se oculta cada vez más”.
En los últimos años la Marcha de la Gorra sumó también el repudio a los atropellos contra el trabajo callejero, también regido por el Código de Faltas: “Las políticas de seguridad se recrudecieron en terrenos como el trabajo sexual, los carreros y los vendedores callejeros”, cuenta Ismael. Una de las voces fuertes en esta marcha fue la de las prostitutas, que levantaron carteles como “Más vale taco laburante que policía tratante” o “la prostitución no es escandalosa”, en relación al artículo del Código que habla de “prostitución molesta o escandalosa”.

9° Marcha de la Gorra en Córdoba: las apariencias engañan

Marcha de la Gorra. Foto: Ecos Córdoba

Tiempos políticos

La marcha, que todos los años se realizó el 20 de noviembre, este año se corrió dos dos días para que no quede pegada al balotaje. El Colectivo de Jóvenes aclara: “La marcha no tiene posicionamiento político de cara a las elecciones. Al contrario, aunque cada bloque llevó su cartel, lo que se quiere mostrar es diversidad”, dice Ismael.
Sin embargo, en las últimas elecciones el mapa de la provincia quedó dominado por gobiernos que avalan políticas de seguridad represivas: el PRO ganó a nivel país, el delasotismo mantuvo la provincia y el radicalismo tiene la capital. “Sí creemos que van juntos en las lógicas de políticas de seguridad. En relación a la Marcha, sus posturas se demuestran porque nos negaron, dos días antes de la marcha, los baños químicos y la luz eléctrica que pedimos para garantizar la integridad del espacio público y de las personas”. Ante la negativa el Colectivo de Jóvenes y otras organizaciones salieron en un “operativo escrache” haciendo responsable al Estado municipal de lo que pudiera llegar a pasar por la falta de condiciones: sólo así, entonces, lograron que les cedieran la Plaza San Martín para el festival de cierre.

La alegría de la Gorra

Allí entonces se unieron en el final todos los cánticos, los carteles y las banderas para mirar hacia un escenario al que se subieron distintas bandas independientes. Dice Ismael: “Más allá de que uno está denunciando constantemente este panorama oscuro, sombrío del abuso policial, queremos reinvidicar lo que hacen los pibes en los barrios. La Marcha no es un deshaogo de bronca, tirado desde el quilombo sino de la alegría, desde los colores y la música”.
Esos pibes que se subieron al escenario, dice Ismael, “son los que más saben de todo esto. Son pibes que están laburando distintas cuestiones en los barrios y que se organizan. Y esa organización está muy piola para que sepan que hay otras maneras de pensar la seguridad. Y ellos también tienen algo para decir sobre su seguridad, que son sus derechos”.

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Marcha de la Gorra. Foto: Ecos Córdoba

El comisario y la calle

Hace una semana (de la Marcha) la Cámara Sexta del Crimen de Córdoba condenó a tres años de cárcel al comisario Pablo Alejandro Márquez por ordenar detenciones masivas amparado por el polémico Código de Faltas. Márquez, ex fede del Comando de Acción Preventiva n° 8, fue señalado por sus agentes a cargo por ordenar detener sospechosos “por portación de cara” y exigirles “hacer número”. Los números de Márquez fueron los que se conocieron en 2011: 200 detenidos por día, uno cada 9 minutos.
Dice Ismael del Colectivo de Jóvenes: “La justicia con complicidad de la Policía sanciona a ese comisario pero no pone en jaque al Código ni a la institución completa”. El comisario Márquez, en este sentido, declaró en el juicio que “de la Jefatura para abajo” le soltaron la mano. “De esa manera el gobierno provincial dice que hizo justicia a nuestro reclamo, cuando a los pibes los siguen deteniendo y maltratando. Por eso seguimos y seguiremos marchando”.

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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

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En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.

Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. 

Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.

Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.

Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.

Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.

El video de 3,50 minutos

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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