Nota
Aula Abierta: encuentro de Educadores Populares
Entre el 25 y el 27 de julio se realizará en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A el Primer Encuentro Nacional de Educadores Populares, organizado por los Educadores del Movimiento Piquetero Barrios de Pie en conjunto con otros grupos sociales y políticos de la Argentina y Latinoamérica. En qué consiste el trabajo del grupo organizador y cómo es una clase de «La escuela piquetera para hacer juntos el secundario», inspirada en las enseñanzas del brasileño Paulo Freire.
Entre el 25 y el 27 de julio se realizará en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A el Primer Encuentro Nacional de Educadores Populares, organizado por los Educadores del Movimiento Piquetero Barrios de Pie en conjunto con otros grupos sociales y políticos de la Argentina y Latinoamérica.
El movimiento realiza desde hace un tiempo talleres de «Formación para formadores» con la gente de los barrios y además viene proyectando grupos de alfabetización y educación popular con adultos, talleres de oficios, de arte y recreación y cursos. Al mismo tiempo, se dictan talleres de formación política e histórica para los integrantes del movimiento que se extiende por todo el país.
El taller central de este primer encuentro de educadores populares será «Entendiendo al A.L.C.A», que según explica Laura Velasco, una de las responsables de este Primer Encuentro, se realizó por primera vez en el marco de un Foro contra el A.L.C.A con gente de los barrios y se trabajó con técnicas explicativas. «Elegimos esta actividad porque justamente nos parece que es un tema sobre el que se debe instruir, reflexionar y debatir muchísimo para organizar una lucha muy fuerte con todas las organizaciones del país y latinoamericanas».
Hace poco tiempo, Laura se reunió con el viceministro de Educación de Cuba y cuenta que en ese país, que ya ha avanzado en materia de educación popular, se encuentran trabajando con un método bastante nuevo de alfabetización en el que utilizan herramientas audiovisuales. «La movida no sólo es con Cuba; también estamos trabajando con varios representantes de todos lados que están invitados a este encuentro: venezolanos, chilenos y brasileros»
Los educadores de Barrios de Pie están ahora trabajando en la «Escuela piquetera para hacer juntos el secundario». Andrea Caliva, una de las docentes, define sus objetivos: «Es una enseñanza para generar conciencia, para formar ciudadanos más autónomos y más capaces». Desde fines de marzo, en la sede del Movimiento, cuatro docentes enseñan Geografía, Matemática, Lengua, Historia e Instrucción Cívica a veinte adultos que se dividen en tres grupos. Aunque hay que tener 18 años para poder anotarse en esta escuela, hay algunos alumnos de 17 que ya se preparan para rendir el cuatrimestre que viene.
Los educadores trabajan ad honorem sobre la base del plan libre para adultos que consiste en dieciocho materias, de las cuales se rinden tres cada tres meses. Es decir que si todo sale bien, en un año se aprueban nueve materias y en tres se finaliza el secundario. «Pensamos toda la estrategia desde la educación popular, los pensamientos de Paulo Freire y de muchos otros pensadores latinoamericanos. Siempre usando eso como guía, pero no al pie de la letra porque siempre hay que estar reformulando en función de lo que pasa», dicen Andrea y Mónica Quiroga, encargadas de coordinar el proyecto.
Este proyecto fue enviado a la Secretaria de Educación del Gobierno de la Ciudad hace un mes y al Ministerio de Educación, hace una semana. «Nos prometieron asignaciones docentes y buscarnos un lugar para funcionar», explica Andrea. Además, cuenta que cuando los chicos no tienen el dinero para viajar, el movimiento les consigue los viáticos y a veces los materiales para estudiar. «La idea es brindarles una educación como sea, si no para qué existe el Estado de Derecho, para qué existe la democracia».
Laura Velasco, una de las representantes del Movimiento en el área de la educación, explica que en muchos casos, los alumnos se vieron forzados a dejar el secundario en colegios públicos porque se sentían excluidos o fuera de su propio ámbito. «Tiene que ver con la modalidad de trabajo y con que ellos se sientan cómodos. Tiene que ver con que las docentes son del movimiento, el resto de los compañeros son del movimiento. Todos juntos están emprendiendo un desafío y un compromiso». Entonces, puede decirse que además de la educación en las distintas materias, a los alumnos se les presenta una identidad popular y se los hace protagonistas de un proyecto, «ellos mismos son el proyecto», interviene orgullosa Andrea.
Barrios de Pie reclama la inclusión de los desocupados al sistema, la mejora en las condiciones educativas y en materia de salud. «Queremos ir instalando en los barrios nuevas formas de trabajo y de organización que tienen que ver con el Estado que queremos construir», dice Laura. También señala la enorme distancia entre la oferta de educación formal y las personas que están en los barrios. La brecha está marcada por la falta de recursos económicos o porque falta la estrategia pedagógica. Para la gente de los barrios, el conocimiento se debe vivenciar desde otro lado. «Hay muchos docentes que no tienen demasiada capacidad o voluntad de trabajar con los sectores populares», dice Laura y afirma que el Movimiento no desvaloriza a la educación formal, sino que está en constante búsqueda de articulación con ella.
Mientras se intenta esa sintonía, los educadores populares y sus alumnos generan un espacio para formarse en todos los aspectos de la vida y en el que el nivel de comprensión de la realidad es bien diferente del que se experimenta en los colegios públicos. A veces los alumnos tienen que trabajar o hacer changas. «Acá los esperamos pero en las escuelas se quedan libres», dice Mónica, la profesora de Lengua.
La primera semana de agosto serán los exámenes, a pesar de los nervios y el miedo, las docentes creen que los alumnos están muy bien preparados y en todo caso los resultados que esperan de este proyecto nunca fueron las notas sino alcanzar algo que desde luego ya han alcanzado: la conexión, el fuerte núcleo de trabajo y la permanencia de un grupo tan heterogéneo. «Tenemos gente desde los 17 hasta los 60 años», cuenta Andrea con su sonrisa permanente. A modo de conclusión Mónica explica que los mismos alumnos le decían que están felices más allá del examen, «Claro, ya forman parte de algo».
Una clase de los educadores populares no es igual a cualquier clase.
Apenas llegan, los cinco alumnos no se sientan en silencio y esperan consignas de la profesora. Después de preguntarles cómo están, conversar sobre sus trabajos y familia, Andrea Caliva, profesora de historia y geografía comienza a repartir unas fotocopias. «El derecho romano» es el tema del día. Antes de dedicarse a leerlas, una de las mujeres prepara mate al tiempo que tiene en brazos a su nieto Santiago y al tiempo también que le da unos juguetes a su otro nieto. «A partir del lunes tenemos una guardería, así que van a poder traer a todos los nenes», dice Andrea. El esposo de una alumna arregla el gas y los alumnos de la clase de Instrucción cívica se acomodan en otra habitación y esperan al profesor. Uno de los nenes comienza a llorar y el otro se duerme. En medio de los avatares, uno de los dos chicos, saca de su carpeta un dibujo de un león con alas y se lo regala a la profesora que no duda en decir «firmalo Neco, así lo pegamos ya».
Sentados a una mesa, los alumnos de Andrea siguen la lectura que, con energía, comenzó ella. Con soltura los alumnos preguntan por Julio César, por Cleopatra y hacen chistes mientras la profesora explica todos los detalles y traza comparaciones con la realidad actual y aquella remota historia.
Ha pasado una hora y media cuando llega Mónica, otra docente que toma al nene que lloraba y se lo lleva para que Andrea siga con su clase. Vuelve a entrar después de un rato con fotocopias que explican la conjugación de los verbos, con el nene y con un paquete de galletitas.
Después de la recorrida histórica, Andrea da por terminada la clase pero nadie se va. Permanecen en sus lugares y conversan sobre las próximas fechas de los exámenes, sobre unas donaciones de libros que les hicieron y también sobe sus vidas.
Ninguno se sacó la campera. Ninguno se quejó cuando la profesora dijo que agregaría un día más a la jornada semanal. «Los exámenes son la primera semana de agosto y quiero que les vaya bien». Asintieron y comenzaron a ponerse de pie pero con calma, como si en verdad quisieran quedarse un poco más.
Nota
La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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