Nota
Bolivia: 1º sesión del Parlamento de las Mujeres: un encuentro para pensar sin miedo
Reunidas en un cine, lo que pasó es de película. Afuera, las calles de La Paz están desiertas por un toque de queda declarado por el miedo y el cielo surcado por aviones y helicópteros militares. Adentro, el cine colmado por mujeres que llegan temblando, llorando o ambas cosas, y que con ese temblor y ese miedo, están dispuestas a compartir palabras y sentimientos. Es el Parlamento de Mujeres. Así se llama este espacio, que según explica la anfitriona, María Galindo, referente de Mujeres Creando, van a parir juntas un “con la idea de generar una estrategia”. También explica Galindo en qué se han inspirado: “Es un idea que la estamos pidiendo prestada al mundo del arte y que nació en la Grecia , cuando se había revelado contra el ajuste estructural. En ese contexto es que el filósofo Paul Preciado decide constituir el Parlamento de los Cuerpos, como una estrategia del mundo del arte. Nosotras lo hemos llamado Parlamento de Mujeres porque en una sociedad tan patriarcal, donde el machismo es tan fuerte, temíamos que este espacio se convierta en una pelea de egos de machos y no hemos querido. La idea es generar una voz colectiva de mujeres, sin que estemos de acuerdo ni que generemos representación alguna”.
La primera sesión de este Parlamento –que fue transmitida en vivo por Radio Deseo y por las redes sociales- tuvo un marco significativo que Galindo hizo explícito: “Hacer hoy esto en Bolivia, mientras circula un pacto policíaco y militar, es un acto profundamente subversivo. Y yo no sé si es buena o mala noticia, pero quiero decirle a la gente que mientras este cine está prácticamente lleno -en una ciudad donde casi no hay transporte público- y está sesionando este Parlamento de las Mujeres, la Cámara de Diputados no ha podido sesionar”.
Lo que siguió es una invitación a hablar en voz alta, en intervenciones de no más de tres minutos y para responder a una pregunta: ¿qué es la democracia? Así se tejió una whipala de voces muy diferentes, zurcidas con una misma puntada. La palabra que la define es una sola: coraje.
Estas fueron algunas de las voces que se escucharon:
Paola Barriga: “Si tenemos un sistema electoral con elecciones primarias y después tenemos listas con candidatos elegidos a dedo, entramos mal a este proceso electoral. ¿Cómo se habilitó esa forma de sustitución? Pongo mi ejemplo: el Partido Demócrata Cristiano, al cual pertenezco, invita al coreano Xin Xin Xun a ser candidato y él, en su primer alegato público, dice que yo tenía un complejo de ama de casa… Pero más allá de esta barbaridad, el Tribunal Electoral le acepta sus credenciales. Ahí presento mi renuncia y el tribunal me la niega. Interpongo un amparo constitucional pidiendo la suspensión de las elecciones porque ya era inválido este procedimiento. Si ese tribunal me hubiese aceptado esa nulidad de proceso, seguramente hubiéramos evitado todas estas muertes. No se trataba de una persona, se trataba de un país y unas circunstancias en las que estábamos permitiendo ir a una elección fraudulenta. No es solo el después lo que tenemos que analizar, sino el antes, y ese antes les acabo de contar”.
Silvia Rivera Cusicanqui: “En estos años he visto necesidad de cierta política del silencio. He visto excesiva exageración discursiva. Esa coyuntura nos ha dejado una gran lección frente al triunfalismo. El triunfalismo de que con la caída de Evo hemos recuperado la democracia me parece un exceso, un análisis que se está saliendo de foco. Mucho falta para recuperar la democracia. Falta un trabajo de hormiga, falta un reconocimiento de cómo están en en este momento las compañeras de las regiones, todas las luchadoras: en qué andan. Nos faltan hacernos cargo de esas realidades en las cuales la democracia es una meta muy lejana, porque todavía están manejadas por sindicatos capturados por la misoginia, por intereses que se acercan con intenciones tenebrosas, y donde también hay gente que ha puesto el cuerpo, que ha luchado, y que a la hora de figurar en los espacios públicos se les ha privado la palabra.
Este es un futuro muy tremendo, pero también muy positivo para empezar a discutir qué entendemos por democracia. Y también qué entendemos por ser indio, india, por ser originario. Es una posibilidad que tenemos de discutir lo multiétnico, lo pluricultural. Por eso estamos con la whypala: esa pluraliridad es lo que tenemos que recuperar, hermanas.
La segunda hipótesis equivocada que me parece sumamente peligrosa es la hipótesis del golpe de estado, que simplemente quiere legitimar, enterito, con paquete, a todo el gobierno de Evo Morales en su momento de degradación mayor. Por lo tanto debemos pensar cómo ha empezado esa degradación. Nos estamos rifando por las nostalgias izquierdosas de un grupo de machos. También hay machos izquierdosos misóginos que nos tratan como anzuelos para crear sus redes de perversión de los barrios populares.
Hemos puesto mucho el cuerpo por este proceso. Nos ha dolido la degradación, la entrega. Tenemos todo el litio: eso nos quieren sacar los capitales chinos, rusos, venezolanos. Toda esa mafia es el enemigo principal que está vivito y coleando y armando gente, y armando mentalidades”.
Antonella, mujer trans: “Aquí está la que no nació con vagina ni vulva, lo que no sabe lo que es el dolor de la menstruación, de parir. Si, compañeras: también soy mujer. Nosotras, las mujeres transexuales también somos mujeres y sufrimos igualito o peor que ustedes: tenemos que luchar con un cuerpo que no coincide y, a la vez, tenemos que entrar en la norma que rige el ser mujer, en este binarismo machocrático: nuestra mirada es tal vez muy diferente a la de las mujeres CIS.
La iglesia es una de las instituciones que más daño, que más persecución nos ha hecho. Eso son los discursos de Camacho, que nos echa la culpa de todos los males de la humanidad: de la extinción de los dinosaurios, de la llegada de los meteoritos… somos culpables de todo y por eso todas tenemos que pagar ese pecado. Eso es retroceder. Eso no está bien. No debemos permitir eso. Es importante que no regrese la tiranía religiosa, que conservemos un Estado laico porque las mujeres somos las primeras oprimidas. No debemos permitir que vuelva la derecha y de ninguna manera que vuelva la discriminación y el racismo. Un Estado laico, por siempre.
Las mujeres transexuales, cuando los padres se enteran de que su hijo no es un hombre, somos echadas por nuestras propias familias. El 80% de las mujeres transexuales vive en la pobreza, el otro 15% en la absoluta pobreza. Sólo un 5% somos las poquitas privilegiadas de haber estudiado y tener los huevos bien puestos (risas). Es una manera de decir.
La mirada de las mujeres transexuales y de las personas trans de la salida de Evo, es una mirada muy triste. Desde nuestro punto de vista Evo Morales es quien nos hizo ver como personas. Porque no éramos consideradas seres humanos. Estábamos ahí, caminábamos… pero no éramos consideraras seres humanos. No teníamos ni con quien quejarnos. No había ley que nos protegiera. Entonces, desde la Constitución política del Estado dos conceptos tan básicos ingresan: orientación sexual e identidad de género. Eso ya nos incluye y nos da la certificación de que nuestro deseo está incluido y debe respetarse. Y luego, con la ley contra el racismo y toda forma de discriminación, en la cual hay sanción por no respetar nuestra naturaleza. Después viene la Ley de identidad de género, algo tan necesario, por la cual se nos otorga el derecho a ser como nos sentimos, a llamarme Antonella.
Cuando nos enteramos que Evo estaba renunciando, lloré un mar de lágrimas. Y muchas chicas me llamaron igual: llorando. Porque sentíamos que se había ido nuestro protector, el que nos había dado el derecho a ser considerados seres humanos, mujeres. Eso ha sido muy fuerte para nosotras, mientras otros festejaron que se iba. Nosotras somos agradecidas. Yo agradezco al señor Evo Morales, por darme una vida nueva para poder ser feliz. Las miradas, entonces, son diferentes. Respetemos eso.
Yolanda Mamani: “Quiero decirles que la lucha de los pueblos indígenas no ha empezado con el presidente Evo, así como su renuncia no es el fin de nuestra lucha. Somos mujeres de lucha, así que continuamos, sea con quien sea.
Es real en estos días que me he sentido mal. En este movimiento surgido en la ciudad todas las consignas eran racistas, clasistas, misóginas, machistas. El facho Camacho decía ´chola´ como una manera de humillación. Ser chola para mí es una forma de vida, es mucha rebeldía. Cuando era más joven la gente me decía: ´eres una chola de mierda´. Y eso me ha dado la fuerza para decir: ´sí, soy chola, ¿y qué? Es una manera de rebelarte con tu propia ropa frente a una sociedad que no quiere verte. Ser chola es pensamiento. Chola no es un adorno ni el paisaje de fondo, como lo ha usado el gobierno de Evo Morales. Ser chola es pensamiento, rebeldía y purita dignidad”.
Cielito Saravia , Integrante de Hackeando al machismo: “Tenemos que estar preparadas contra esta nueva guerra que se viene. Una guerra paranoica de noticias falsas, de alarmas en cualquier momento, del conservadurismo, con la excusa de la religión. Eso es lo que nos espera, sea cual sea la decisión que tome el Estado. Tenemos que ir entendiendo quiénes son las personas que vamos identificando como enemigos: los antiderechos. Ya sabemos quiénes son. Para enfrentarlos este tipo de espacios son los que hacen falta. Espacios para debatir, para crear estrategias de autodefensa, de resistencia integral, no solo física. Creo que el celular y todos los dispositivos que supuestamente nos informan deberían ser un arma para nosotras. Es una guerra psicológica contra todos. Es una cacería de brujas en la vida real y en la digital.
Las mujeres, que siempre hemos sido discriminadas, tenemos todas las de perder. Y no tenemos nada que perder. Necesitamos estrategias que enfoquen a cómo cuidar nuestra privacidad en momentos de vigilancia. En acceder a información verídica. Y a tratar de encontrar una respuesta a toda esta machocracia, a este sistema patriarcal y extractivista”.
Juliana Maidana, de Las discas (así es como en la lucha las personas con discapacidad se han denominado en Bolivia): “En estos años las leyes han avanzado, pero ninguna norma nos la han regalado. He luchado día tras día. Primero como trabajadora de hogar en los 70-80, cuando era muy difícil organizarse y más aún ser migrante del campo a la ciudad. Esta situación ha sido difícil. Nuestra ley – mal hecha- salió en el 2003, pero ¿cuantos años se ha luchado por esa ley? Siempre hemos vivido un sistema que nos va a aplastando en muchas épocas, de distintas formas: nada es regalo de nadie. Hemos llorado, hemos reído también. Y me parece excelente recordar hoy que no nos han regalado nada. Los momentos de crisis – en este caso política, del Estado- nos ha hecho hacer una reflexión: a pesar de vivir en esta situación de “guerra de intereses”, ¿cómo construir un poco de paz? Y ¿quién tiene que construirla? Nosotras, nosotros, nosotres. A partir de sentarnos, regalarnos diez o quince minutos, mejor si es una hora, para entender cómo hago esta construcción, qué debo hacer. Cuando nos desesperamos y nos alarmamos, cuando nos alteramos porque ya no hay alimentación, está subiendo la carne… cuando nos preocupamos y le preguntamos a una amiga ¿tienes alimentos? Casi no podemos pensar en otra cosa. ¿Por qué? Si nos desesperamos, ¿qué vamos a lograr? Hay que entender que podemos que aportar algo: tranquilizar. Decir: “sentate un momento, piensa en ti, porque en este minuto túno puedes solucionar nada porque si estás llorando, ¿qué vas a solucionar? Nada. Más bien al contrario: te deprimís. Por eso es importante la reflexión, para notar que eso quieren y contra eso tenemos que luchar”.
Eliana Quiroz: “No tengo madurado el proceso. Hay cosas que me ponen bien, y otras no. La lista de lo triste es más larga. Una de las primeras cosas que veo desde mi especialidad -que es Internet- es que este ha sido un evento en el que los geeks, los nerds, la gente apasionada por la informática han sido protagonistas en algo que nunca creí que iba a ver: este tipo de chicos que no se politizan mucho se convirtieron en este control social que ha presentado 250 pruebas no digo yo de “fraude” –yo sostengo que no ha habido fraude- pero sí de que había algo que estaba mal. Había un sentimiento de que esto estaba demasiado podrido.
Me pone mal enterarme que hay mensajes en whatsapp de amenazas sexuales a una chica y que se justifican “por no creer en Dios”. Es un ejemplo chiquito y no el peor de violencia digital, pero que grafica lo que significa la persecusion digital.
Y luego, me pone mal callar. Ahora me siento más autocensurada, siento más miedo que antes: ese un síntoma de que algo está mal. Si no puedo compartir que me parece un buen análisis, porque es una mirada crítica, algo está mal. No puede ser. Vamos construyendo algo juntos con nuestras diferencias. En nuestra comuna estos días de desastre nos estuvimos dando calor. Y construyendo lo común con esas diferencias: eso es democracia”.
Luciana Molina: “No podemos dar un paso atrás y menos en nombre de esa Biblia con la que se han cometido tantas atrocidades. No podemos entrar a este espacio con miedo, como lo hicimos hoy. He llegado llorando, pero me siento mejor por estar aquí. Por alguna razón me siento más aliviada de todo el peso que traía. Gracias por eso compañeras. La lucha continúa”.
Carla Cárdenas: “Sintiéndome más aliviada del pánico colectivo, mientras escuchaba a las otras compañeras he escrito algo (lee) “Creo que democracia es un lindo pensamiento que se maneja solo en época de elecciones, pero no nos estamos democratizando. La democracia propone luchar por las condiciones de vida de los más débiles. La democracia es el derecho a elegir, desde lo más cotidiano hasta elegir a alguien que nos represente. Y como mujer y desde el feminismo, me pregunto: ¿tengo el derecho a elegir? Y así como lo digo en forma personal, lo transfiero al área política y social. Se viene una ola muy odiadora. Creo que éstos son momentos de reflexión donde el desafío es democratizarnos colectivamente. La cosa está jodida y necesitamos este abrazo”.
Rafaela Rada: “Soy dibujante y en estos días me han dicho: ´dedícate a dibujar, ¿por qué tienes que opinar? Y he respondido: ¿por qué tengo que callarme? Lamentablemente estaba hablando con gente que no existe, porque una buena parte de las guerras digitales que estamos soportando está librada por gente inexistente. Elegí entonces dar la cara porque creo que la desinformación es un daño tremendo a la democracia y porque solo se estaban difundiendo las noticias que les interesaban a los medios, no lo que estábamos viviendo las personas”.
Marta: “Democracia es vivir en un lugar donde todas las voces, identidades y sentires sean respetados, también los de la tierra”.
Cierre con consigna
La primera sesión del Parlamento de las Mujeres fue clausurada con estas palabras de María Galindo:
“Esto no es un cabildeo para mostrar fuerzas, ni para forzar la conclusión abajo no sé quién, arriba no sé quién. Este Parlamento tiene el carácter de catarsis, pero también el carácter de análisis político. Mañana tenemos la segunda sesión, pero la propuesta es abrir estos espacios en todas las ciudades y barrios. Hoy hemos entrado por la puerta lateral para cuidar este espacio que es simbólicamente importante para lanzar un mensaje contra todos los odios y todos los fascismos. Tenemos miedo, claro que sí. Las mujeres conocemos el miedo y gracias a la capacidad de tener miedo pensamos las cosas muchas veces. Hoy como un acto de desobediencia y rebeldía hemos pensado mucho juntas, ante el cielo lleno de aviones, las calles militarizadas y el país a punto de convertirse en una dictadura fascista y racista. Nos quieren arrinconar, nos quieren intimidar, nos quieren silenciar. En desobediencia contra toda esa presión de fascitización de la sociedad boliviana y de la región -porque este no es un problema que termina en las fronteras bolivianas-, contra la privatización de la política –que es la razón por la cual estamos en este crisis profunda- ahora vamos a salir por la puerta de adelante. Las esperamos a todas, a todos y a todes, mañana a las tres en punto de la tarde. ¡La machocracia no es democracia! Muchas gracias”.
Portada
Hasta siempre, Mirta
Lo dijo con una sonrisa, amorosa, y con la mirada encendida, directo a los ojos: “El miedo es para los cobardes”. Fue un jueves de puro sol, cuando le preguntamos si tenía miedo en este contexto, antes de comenzar una nueva ronda que justo ella, con otras trece madres, fundó el 30 de abril de 1977, cuando buscaban con desesperación a sus hijos e hijas.
Mirta Acuña de Baravalle buscaba, además, a un nieto o nieta: su hija Ana María, a quien secuestraron el 26 de agosto de 1976 junto a su compañero Julio César Galizzi, estaba embarazada. Mirta murió este viernes sin saber qué pasó con ellos.
Su despedida será de 16 a 19 en el hall del Municipio de San Martín, el partido donde ella vivía, donde jugaba al scrabble sin cansarse, y donde seguía todos los jueves las rondas de Madres Línea Fundadora por las transmisiones de medios comunitarios, mandando saludos en vivo y recordatorios que una hermana leía sobre otras personas desaparecidas.
Tenía 99 años, la mirada encendida y la sonrisa amorosa, para indicarle a nuevas generaciones que la lucha sigue.
Gracias, Mirta.
Presente, ¡ahora y siempre!
Mirta en las marchas masivas del 24 de Marzo, marchando por la memoria, la verdad y la justicia junto a sus compañeras de Madres Líneas Fundadora. Foto Lina Etchesuri para lavaca
24 de Marzo de 2017. Mirta acompañada por Victoria Moyano, nieta recuperada. Foto Lina Etchesuri para lavaca
Esta foto fue tomada el 29 de febrero de este año y fue el último jueves de ronda donde estuvieron las tres Madres Líneas Fundadora juntas: Nora Cortiñas (fallecida el 30 de mayo), Mirta Baravalle (en el centro) y Elia Espen. Consultada sobre si tenía miedo en un contexto de discursos de odio y negacionistas, Mirta respondió a Lavaca con una sonrisa: “El miedo es para los cobardes”. Foto Lina Etchesuri para lavaca
Nota
S.O.S. Garrahan: el desfinanciamiento del hospital modelo
Un guardapolvo blanco, pintado de letras rojas en el dorso: “Salud en lucha”. Una pancarta naranja, con letras negras, que grita: “El Garrahan es insalubre”. Lo que adorna a las instalaciones del centro pediátrico de referencia en salud pública, gratuito, de altísima calidad y de máxima complejidad donde se atiende a infancias de todo el país, refleja el contexto de lucha: seis paros en diez semanas. Una movilización el martes pasado a Plaza de Mayo. Otros paros por venir. Y un festival que se está organizando para el 8 de noviembre. Seis mil laburantes que dijeron basta, que ya no se puede, que así no se sigue. Los reclamos son tan centrales como diversos: salario, condiciones laborales y presupuesto. Todos, repercuten en un problema tan primordial como poco tenido en cuenta: la salud mental de sus trabajadoras y trabajadores.
Por Francisco Pandolfi
Lo que pasa puertas adentro de esta entidad emplazada al sur de la Ciudad de Buenos Aires llevó a que en 2019 se creara la Comisión de Condiciones de Trabajo Insalubres y Agotamiento Prematuro del Hospital Garrahan.
Ivone Malla tiene 55 años y es, desde hace 12, médica hepatóloga del hospital e integra la comisión desde su nacimiento. Le cuenta a lavaca por qué surgió la necesidad imperiosa de organizarse y de ponerle ese nombre: “En 2019 empezamos a notar la situación compleja en la que estábamos. El grado de sufrimiento que padecíamos por estar expuestos durante tanto tiempo, todos los días, muchas horas por día, bajo una presión insoportable un tercio de nuestra vida. Armamos un grupo de whatsapp, primero entre cinco, seis personas, y en menos de una semana éramos 200. Hicimos reuniones y armamos la comisión con integrantes de distintas áreas del hospital. Y decidimos armar un informe que es contundente por los datos que denuncia. El documento de 40 páginas tiene cifras como estas: “En el Garrahan muere casi un paciente por día. La mayor parte es menor de un año y un cuarto menor a un mes”.
La salud de quienes cuidan la salud
Ivone actualiza algunos datos del informe presentado en marzo de 2020:
–El 26 por ciento de las licencias que se piden en el hospital se deben a trastornos de depresión y problemas de salud mental.
–Hicimos una encuesta y uno de cada 2 trabajadores del hospital toma psicofármacos.
–Otro dato alarmante tiene que ver con la tasa de suicidios. El hospital duplica a la tasa del país, que es de uno cada 12 mil personas por año. En el Garrahan somos 6 mil laburantes y tenemos un trabajador por año que se suicidó. De hecho, cuando empezó este reclamo se mató un compañero. Obviamente este no es un número oficial, porque pedimos el registro a las autoridades y no brindan la información, pero nosotros sabemos bien lo que pasá acá.
Frente a este escenario, desde la Comisión proponen medidas concretas: “Demostramos con datos fehacientes que el trabajo que realizamos afecta nuestra salud física y mental y amerita la aplicación de un régimen especial que contemple las condiciones de trabajo insalubres y/o agotamiento prematuro a los que estamos expuestos, y limite la exposición con reducción horaria sin afectar nuestros salarios (de ocho a seis horas el área médica y de siete a seis la enfermería), licencias por estrés (de cinco a quince días anuales) y reducción de nuestros requisitos jubilatorios (25 años de servicio, mínimo 50 años de edad y 82% móvil).
Ivone sentencia: “Se habla mucho del modelo Garrahan, que la manera de sostenerlo es que pasemos más horas en el hospital y debe suceder todo lo contrario. Un motivo por el que se están yendo muchos profesionales es por los bajos salarios, porque aunque siempre cobramos poco el ajuste de los últimos meses es feroz, pero otro factor es por ese mismo modelo Garrahan que te obliga a quemarte, a dejar la salud, porque te exprime a tal punto de ser expulsivo. No podemos continuar un sistema que no cuida la salud de quienes cuidamos la salud pediátrica de mayor complejidad del país”.
La situación de insalubridad de las y los trabajadores del Garrahan es gravísima.
El sueldo más bajo de la historia
Norma Lezana es la Secretaria General de la Asociación de Profesionales y Técnicos. Tiene 62 años y hace 36 que trabaja en el hospital, cuando ingresó meses después de la inauguración del Garrahan, el 25 de agosto de 1987. “Estudié en la universidad pública y recuerdo cómo mi sueño era trabajar en ese lugar que se estaba construyendo. Yo armé mi vida en paralelo a este hospital de tanto prestigio, que sigue solucionando las enfermedades más graves y raras de los niños y niñas de Argentina, que no son números. Cada historia es un pacientito, un nombre, una familia. Cada caso requiere una reunión, un equipo interdisciplinario detrás, esa siempre fue la intención acá, así nos formamos y así creció el Garrahan”, dice Norma, ya con los ojos vidriosos.
Esa labor en equipo, hoy la replican para otro tipo de lucha: “Ahora nos toca defender la importante misión que tiene esta institución, en un momento en el que quienes trabajamos estamos cobrando el sueldo más bajo de la historia. En menos de un año, la inflación fue de 236% y nuestro salario apenas subió el 100. Este cambio fue de golpe, entonces no hubo manera de acomodarnos, porque no podés de un día para el otro dejar de pagar internet, de mandar a tu hijo al colegio, ya no pagar los impuestos. Es angustiante lo que estamos viviendo. Una compañera el otro día me dijo que empezó a pagar el alquiler con el crédito que te da Mercado Pago, que te cobra mucho interés y en poco tiempo ya no va a tener sueldo. Otra me dijo que no tenía de dónde sacar para el campamento escolar de su hijo. Yo gastaba 5 mil pesos de luz y me vinieron 100 mil. Es muy estresante, esto antes no pasaba”.
Desde las distintas organizaciones que forman la vida política del hospital dan números concretos: los operarios y técnicos no llegan a 500 mil pesos. De enfermería a 750 mil. 900 mil del área médica con aproximadamente 15 años de experiencia. Ivone expresa: “Necesitamos una recomposición salarial del 100% y un sueldo inicial igual a la canasta familiar, que hoy está en 1.500.000 mil pesos”. Completa Norma: “Los sueldos más bajos están bajo la línea de la pobreza y los de la mayoría, salvo los de los médicos más antiguos y los cargos de conducción, tampoco llegan a cubrir la canasta básica. Frente a esto, nuestro sueldo subió un 1 y un 2% en las últimas paritarias, que es lo que firmó UPCN con el gobierno nacional. Por eso denunciamos al sindicato, a la CGT y a la CTA, porque firmaron esto calladitos, como si no se dieran cuenta la situación que vivimos”.
Norma es licenciada en nutrición y pone el foco en lo que compra (o no) la gente y en lo que mira (o no) el Gobierno nacional: “Veo changuitos vacíos, poca fruta, verdura y lácteos. El salario no es algo que nos puedan recortar, porque no es un gasto. Pero este gobierno es insensible, cruel, lleno de mercenarios. Pueden hablar de déficit cero, de que Caputo es el mejor ministro, pero la realidad es que varios enfermeros después de trabajar diez horas, cuando salen a las 7 de la mañana de acá se van a otro trabajo y no a descansar. Puede ser libertario o no libertario, pero si esta es la realidad sólo queda claro que es un gobierno pésimo”.
Mientras tanto, la perspectiva del Ejecutivo: “El Ministro de Salud Mario Lugones acaba de presentar un plan estratégico de recorte del 20% en la salud. Es criminal esta decisión. Y sólo se explica con el lobby que está haciendo la gestión privada. Los funcionarios son sus gerentes y nos están llevando a un retroceso tremendo”.
Hay salarios iniciales que no llegan a los 500 mil pesos.
El éxodo de trabajadores
Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 36 años y hace 15 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. “Desde hace varias semanas luchamos por una recomposición salarial y por mejores condiciones de trabajo. Este año convivimos con un presupuesto congelado que duró los primeros seis meses. El Ministerio de Salud mandó una ampliación de ese presupuesto, pero es insuficiente. Por eso exigimos la apertura de paritarias y un porcentaje acorde que por lo menos nos empate con la inflación. Las categorías más bajas no pueden cubrir ni lo básico, como vestirse, comer, educarse”.
Josmar es delegado de la junta interna de ATE y comparte un dato que refleja la situación extrema: “No nos quisieron decir el número concreto, pero desde la propia Dirección confesaron que en los últimos 9 meses renunció la misma cantidad de profesionales que en los últimos 9 años. Si bien esta situación no empezó con este gobierno, sí la profundizó muchísimo y potenció el éxodo de profesionales. Esa pérdida no se recupera”.
Guido Gromadzyn es neurocirujano y parte de Trabajadores Autoconvocados del Garrahan. Tiene 40 años y desde 2009 recorre estos pasillos. Su cumpleaños de 15 no está siendo el más feliz: “Nunca estuve tan preocupado, porque la salud pública está peor que nunca. El hospital hasta ahora, había sido un oasis al realizarse las técnicas más avanzadas y nunca nos faltó nada. Si bien muchas veces tuvimos conflictos de sueldo, es muy preocupante sentir cómo el hospital de a poco se va debilitando y desmantelando desde el recurso humano, y desgranando todo el trabajo interdisciplinario tan característico del Garrahan. Siempre tuvimos los mejores profesionales y ahora están renunciando porque no llegan a fin de mes, profesionales que tienen alquilar y les es imposible, hipermegaespecialistas que ya no les conviene hacer las jornadas extendidas de 8 horas cobrando un sueldo miserable y entonces se van a trabajar a otro lugar o directamente fuera del país”.
Guido mira el futuro: “Es lo que más me preocupa. Somos un hospital escuela y va a llevar años y décadas formar este tipo de profesionales. Esto va a repercutir directamente en la salud de los chicos y si sigue así va a empeorar, porque muchos compañeros nos dicen: ‘Yo estoy hace 15 años, siempre me puse la camiseta, pero más allá de marzo no aguanto’. Es desesperante saber que en poco tiempo el gobierno está rompiendo todo y que nos va a llevar muchísimo reconstruirlo”.
Sobre el financiamiento freezado, Norma Lezana pone números: “Al presupuesto que teníamos de 60 mil millones del año pasado, que estuvo congelado todo el año y que en junio se acabó, llegó un refuerzo de 90 mil millones de pesos, o sea, un tercio más. Pero eso no tiene nada que ver con la realidad. Solo por poner un caso: el medicamento gammaglobulina aumentó 10 veces, y lo mismo sucede con el resto de los remedios, insumos y obras. Por eso en salud no se puede ajustar, pero el ministro Lugones es el hombre manos de tijera, solo piensa en recorte, recorte y recorte”.
Hay motosierra, licuadora y también organización como defensa de la salud pública.
El ministro que nunca pisó el hospital
El Juan Pedro Garrahan lleva ese nombre por un reconocido pediatra. En cuanto a su sostenimiento, depende un 80% del Ejecutivo nacional y un 20% del gobierno porteño. Cuando a principios de octubre asumió el ministro Lugones, una de sus primeras decisiones fue echar a todos los integrantes del Consejo de Administración, al otorgar un bono por única vez de $500 mil pesos a las y los trabajadores. Contextualiza Ivone: “El bono no fue una dádiva, sino el producto de varios meses de reclamo y además se obtuvo con recursos genuinos que producimos con nuestro trabajo, ya que ese dinero salió de una caja donde va la plata que se recauda de las obras sociales de los pacientes. Esa caja sigue existiendo, pero el mensaje de la patronal fue que ya no se repartirá entre las y los trabajadores”.
Josmar agrega: “Cuando Lugones se reunió hace 15 días con el nuevo Consejo de Administración (presidido por Soraya Anis El Kik) dijo públicamente que el presupuesto del hospital garantizaba su total funcionamiento, pero nosotros sabemos que no es así”. Da un ejemplo: “En una de las terapias especializadas en pacientes inmunosuprimidos donde sí o sí debe haber una determinada ventilación, en estos últimos días de calor los aires acondicionados no funcionaron. Y no funcionan desde hace varios meses porque dicen que no hay plata para arreglarlos. Da otro: “No solamente se nota en las habitaciones de los pacientes, también en los entrepisos técnicos donde está toda la maquinaria, hay mucha precariedad en el ambiente, con paredes, techos y pisos rotos”. Otro más: “En los vestuarios del personal hay humedad, hay ratas, hay baños clausurados”. Y explica el por qué de las palabras del ministro Lugones: “Nunca pisó el hospital”.
A 37 años de su inauguración, sus trabajadores denuncian cómo lo están desmantelando.
La resistencia
Por año, el Garrahan atiende 660 mil consultas. Realiza 12 mil cirugías. Trata el 40% del cáncer infantil del país. Hace más de 100 trasplantes pediátricos de órganos, lo que representa al 50% de toda la Argentina.
Eso, y muchísimo más, es lo que está en juego.
Tras la marcha blanca del martes pasado, donde confluyeron con las clases públicas universitarias, ayer se consensuó en la asamblea del Garrahan continuar el plan de lucha. Se votaron dos paros: el jueves 31 de octubre, con permanencia y distintas actividades. Y el viernes 8 de noviembre, con un abrazo cultural y social en defensa del hospital, y con el cierre de un festival musical.
Guido Gromadzyn: “Hace meses que reclamamos y, aunque esto nos está llevando un montón de desgaste mental y emocional, vamos a seguir organizándonos para que esto le llegue a toda la comunidad y así evitar que esto se desbande aún más. Vamos a seguir, porque aunque este gobierno parezca que nunca escucha, siempre sirve hacer ruido”.
Cierra Norma Lezana: “Hay mucho en riesgo y no sé si la población es consciente de lo que se puede llegar a perder si no hay un cambio de rumbo en un gobierno que no dialoga, que no entiende lo evidente. Acá estamos preparados para resistir, porque si no resistimos nosotros, no lo va a hacer nadie. Estamos fortalecidas y convencidos de que vale la pena defender todo lo que significa nuestro hospital Garrahan”.
Nota
Desalojo a una comunidad originaria en Jujuy: el poder político detrás de la violencia policial
La comunidad originaria kolla de Guerrero, al sur de la provincia, fue desalojada este martes en medio de una violenta y desproporcionada represión policial: “Casi 200 policías para un puñado de mujeres, niños y ancianos”. Hubo detenciones y vejaciones: “Les hicieron sacar toda la ropa; los tuvieron contra una pared con los brazos arriba por tres horas y si querían bajar los brazos, les pateaban las canillas”. La complicidad entre la Justicia y el poder político. La figura del empresario de medios y ex vicegobernador peronista Guillermo Jenefes, cuya familia reclama esas tierras. La voz de la comunidad desterrada, que hace siglos vive en ese territorio: “Pasaron las topadoras por nuestras casas, por nuestra chacra. Arrasaron con todo, no quedó nada”.
Por Francisco Pandolfi
En Jujuy, a la gente originaria la destierran de su tierra, por ejecución de la policía, por orden de la Justicia y por decisión de la política.
Los desalojos de las comunidades indígenas no son una excepción, sino una regla a piaccere de quienes manejan la provincia del norte del país. Fueron moneda corriente en la última parte de la gestión de Gerardo Morales. Y lo son desde que el pasado 10 de diciembre lo reemplazó Carlos Sadir, quien fuera su Ministro de Hacienda y Finanzas. Este martes, cinco familias campesinas fueron arrancadas de su tierra ancestral en la localidad de Guerrero, al sur de la provincia de Jujuy, a 20 kilómetros de la capital, San Salvador. Una comunidad que contaba con personería jurídica desde 2008, otorgada por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y con el plano catastral que marcaba los límites de su territorio, publicado incluso en el Boletín Oficial de la Nación (resolución 62/2018). Ni ese marco legal impidió un operativo violento y descomunal conformado por más de 150 policías, luego que la jueza Lis Valdecantos Bernal, a cargo del Juzgado 7° de Primera Nominación en lo Civil y Comercial, ordenara el desalojo.
No se trata de un terreno más. Detrás de este desalojo se encuentra la todopoderosa familia Jenefes, que reclama las tierras como propias. Guillermo Jenefes fue vicegobernador de Jujuy entre 2011 y 2015, en la administración peronista de Eduardo Fellner. En ese lapso, nombraron a la Valdecantos Bernal como jueza. Guillermo Jenefes también fue uno de los constituyentes que votó a favor de la Reforma (in)Constitucional que el radical Gerardo Morales impuso el año pasado a espaldas del pueblo. Guillermo Jenefes además es un robusto empresario de medios de comunicación de Jujuy. Juan, su hijo, denunciante de la comunidad indígena, es diputado provincial por el PJ.
Fotos: comatoconvocada.jujuy
Arrasa-miento
Lorena Durand integra la comunidad kolla de Guerrero recientemente despojada. Cuando la contactamos desde lavaca, pidió si la podíamos llamar “en quince minutos” porque estaba entrando al colegio de sus hijos a justificar por qué no fueron a clase esta semana. Se la nota agitada. Con un dejo de agotamiento en el habla y en la respiración, que persiste en el aire cuando termina cada oración. Minutos después, lo primero que dirá son dos palabras, con múltiples significados: “Acá estamos”.
El acá estamos literal es en el portón de ingreso de su comunidad. “Nos acercamos a pedir por nuestros animales. Y a darles agua y comida, pero no nos dejaron. Además de animales grandes, como vacas, caballos y ovejas, quedaron gallinas, gatos y un corderito al que estábamos dándole mamadera. Una abogada proteccionista nos está ayudando y logró que nos los entreguen, aunque por tandas. Ayer nos devolvieron algunas perras, en un estado deplorable, golpeadas, asustadas. De 30 gallinas nos dieron 11, todas muy lastimadas. La Policía demolió nuestras casas, pasaron las topadoras cuando la orden judicial decía solamente desalojar. No deberían haber tocado las viviendas y creemos que en esa demolición aplastaron a muchos animales”.
El acá estamos, Lorena también lo dice suspirando injusticia y una lucha que seguirá, ahora sin un techo donde vivir, y en una abismal desigualdad de condiciones. Habla de corrido, como quien necesita diseminar lo que está pasando lo más rápido y contundente posible. “Los animales grandes no los vamos a sacar, porque sacarlos sería perder nuestra posesión y no lo vamos a hacer”. Y repite, porque cree que hay oraciones que necesitan subrayarse: “Y no lo vamos a hacer. Nosotros acá estábamos en uso y posesión de nuestra tierra, vivíamos, teníamos árboles frutales, nuestra chacra y los animales, que son nuestra principal fuente de ingreso. Todo fue arrasado. Todo. No quedó nada”.
Fotos: comatoconvocada.jujuy
Jenefes, el patrón
De fondo, se escuchan los bocinazos de gente autoconvocada que se acercó a apoyar a las familias. Hay mucho ruido en este desalojo: “Somos una comunidad aborigen con reconocimiento nacional, pero en Jujuy Guillermo Jenefes maneja absolutamente todo: el poder político, la policía, todo, todo, todo. Él quiere sacarnos del terreno para fraccionarlo y venderlo; al resistir estamos yendo contra el gran patrón de la provincia”.
Lorena argumenta: “Nosotros no somos una comunidad improvisada como él nos quiere hacer ver, no estamos fuera de regla. Hasta tenemos personería jurídica otorgada a nivel nacional. Figuramos en el ReNaCI (Registro Nacional de Comunidades Indígenas) y en el ReTeCI (Programa de Relevamiento Territorial de Comunidades Indígenas), además de tener nuestra carpeta técnica aprobada por el Estado Nacional. Desde Buenos Aires mandaron un equipo técnico y corroboraron nuestra existencia y preexistencia en este lugar, donde estuvieron nuestros antepasados mucho antes que cualquiera. Pero hoy, con el poder y el dinero que tiene, Jenefes hace lo que se le antoja”.
Fotos: comatoconvocada.jujuy
Una peli de terror
El martes a la mañana arremetió un operativo encabezado por efectivos del CEOP (policía provincial), con más de diez patrulleros, caballos y armas de fuego. Detuvieron a seis integrantes de la comunidad “por resistencia a la autoridad” y los liberaron algunas horas después. Cuenta Lorena: “Nos pasaron por encima. Vinieron casi 200 agentes para desalojar a un puñado de mujeres, niños y ancianos. A mi nene de 10 años le doblaron los brazos hacia atrás. Fuimos violentados y vulnerados, la situación fue totalmente caótica y traumática. Se llevaron a dos personas mayores de 70 años, sin comida, ni bebida, incomunicados. A mi esposo y a mi primo los golpearon, los vejaron, les hicieron sacar toda la ropa “para buscarles los celulares”; los tuvieron contra una pared con los brazos arriba por tres horas y si querían bajar los brazos, les pateaban las canillas. De terror la violencia que generaron, no hay palabras para describir lo que pasamos”.
Hay más. Clemencia Farfán tiene 99 años y vivió allí toda su vida. Es la abuela de Lorena: “La sacaron de la cama donde estaba, la empujaron a su silla de ruedas y la llevaron afuera, le cerraron las puertas de su propia casa y la pusieron de espaldas a su tierra. Fue terrible lo que hicieron y con muchísima brutalidad”. Su abuelo Carlos falleció hace tres años y está enterrado en su territorio. “El mayor miedo que tenemos es que saquen el cadáver de nuestro abuelo. Nos dieron 72 horas para que lo saquemos. ¿Cómo vamos a sacarlo de su tierra? Ellos están tratando de borrar todas nuestras huellas, causando el mayor daño posible antes de que regresemos a nuestro hogar, porque saben bien que hicieron las cosas mal, que la orden de la jueza está totalmente fuera del orden constitucional”.
Un puñado de kollas
La vocera de la comunidad asegura que la jueza Lis Valdecantos Bernal firmó el desalojo porque Jenefes, cuando era vicegobernador, la nombró en ese cargo. “Le pagó el favor y puso una firma donde no había argumento, pero Guillermo Jenefes mueve los hilos de todas las marionetas: el Poder Judicial, la Policía y el resto de los políticos. Él hace ostentación de su poder, a diestra y siniestra, sin importarle nada”.
La disputa la tierra lleva 17 años sin ninguna resolución: Explican desde la comunidad: “Si Jenefes tuviese algún papel que demostrase que es suya o de su familia, ¿alguien podría creer que el conflicto jurídico seguiría? No, nos hubieran sacado desde un principio. No hay ni un papel que corrobore que el terreno es de él, pero la jueza debió pagar el favor. Este hombre es dueño del canal 7 –la única señal que llega a todo Jujuy– y tiene mucha injerencia en el canal 4, por eso en la provincia no se nos abren los micrófonos”.
Además de un posible negocio inmobiliario, en zona de majestuosas yungas, pura vegetación verde y cerros, Lorena apunta a otro foco de la persecución: “Jenefes es una persona cuyo orgullo no le permite mirarnos como iguales. Odia que un puñado de kollas ose pararse delante de él, mirarlo a los ojos y decirle: ‘Vos no sos mi patrón’. El país tiene que saber que los desalojos a las comunidades originarias están siendo cada vez más frecuentes. Los terratenientes están tomando un impulso que debemos frenar. Lo que nos hicieron debe ser la gota que rebalsó el vaso”. Concluye, desde la puerta de su comunidad, aunque del lado de afuera del portón: “Somos la comunidad aborigen de Guerrero, pertenecientes al pueblo kolla, de piel oscura y estamos orgullosos de serlo. Acá estamos, y acá estaremos”.
Fotos: comatoconvocada.jujuy
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