Nota
Carrasco de película: el científico que vio lo que se venía
Cuando pocos hablaban del tema en 2009, y él confesaba que se sentía “a la intemperie”, el doctor Andrés Carrasco realizó una investigación que demostró parte de los efectos del glifosato para la vida humana.
Fue atacado por ambos lados de la grieta (el oficialismo de entonces y el sector de los agronegocios transgénicos) pero eligió no callarse y discutir no sólo los efectos de los pesticidas en la población, sino la cuestión política: el tipo de modelo productivo que lo sustenta. Carrasco murió en mayo de 2014. Hoy el debate se ha vuelto global. Se pronuncian gobiernos, universidades, religiones, la Organización Mundial de la Salud y toda persona que no se resigne a una vida de monocultivo, contaminación, crisis climática, campos despoblados, enfermedad y muerte.
Por eso tiene especial relevancia el estreno en el cine Gaumont, que desde este jueves 6 al 12, a las 20, del documental “Andrés Carrasco, Ciencia disruptiva”, ópera prima de la directora Valeria Tucci. Con testimonios de sus hijxs Luciana y Andrés, su compañera Alicia Massarini, colegas como el Dr. Damián Verzeñassi, las Madres de Ituzaingó y el periodista Sergio Ciancaglini, -con quien dio inicio al Diplomado en Periodismo Ambiental de lavaca que actualmente lleva su nombre – , la película da cuenta de un hombre que reivindicó la ciencia real, y que logró mezclar dos sustancias inusuales: la valentía y la sensibilidad. A la vez, un alumno lo recuerda como un maestro desobediente que desafiaba la currícula y enseñaba de manera creativa: el científico que había ganado prestigio y reconocimiento en el exterior pero quiso volver a vivir y a trabajar a su país.
Fabián Tomasi cuenta en el documental lo que le pasó mientras hablaba en una conferencia: “Veo que adelante mío había un hombre de ojos claros que yo no conocía y lloraba como no lloró ninguno esa noche. Fue muy raro, yo no estaba acostumbrado a eso, a contar lo que me había pasado. Cuando me voy a sentar dos filas atrás de él, este hombre se para, corre la silla y me abraza. Y llora. Y pasa al frente y dice: yo soy Carrasco. Yo no podía creer”, Fabián fue peón rural y sufrió en su cuerpo las consecuencias de haber fumigado con venenos y murió a los 52 años en septiembre de 2018.
Hombre de ciencia, investigador incansable, locuaz, intrépido y comprometido. Carrasco realizó un aporte clave: en abril de 2009 difundió los estudios que había realizado en el Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires, que dirigía. Fue contundente: el glifosato tiene efectos deformantes, enfermantes y hasta letales. En los anfibios en los que trabajó, y en las personas. Cuestionó severamente al modelo transgénico y como consecuencia sufrió amenazas y campañas difamatorias.
“Monsanto representa lo que no queremos en este país, que se hagan dueños de la tierra, de las semillas y que impongan modelos productivos de los cuales los principales beneficiarios son ellos”, declaraba ante los periodistas en el festival “Primavera sin Monsanto”, para rechazar la instalación de una acopiadora de semillas de la multinacional en Malvinas Argentinas, Córdoba, en septiembre de 2013.
La directora Valleria Tucci se topó con el informe realizado por Carrasco en medio de otra investigación: “Hablar de Carrasco es hablar de ciencia digna, de soberanía alimentaria, de modelos económicos, de luchas socioambientales . Nos permitió a través de esta historia tocar todos estos tópicos que son los que hacen al contexto de estas problemáticas. Yo no quería hacer un documental con datos duros, de esos en los que salís del cine y te quedás apesadumbrado, por eso la película está abordada desde la empatía, esa fue la intención. Contar una historia que también cuenta otras”.
La película ya fue vista en Turquía, Rusia y en España. Valeria: “En España me preguntaban si el glifosato ahora está prohibido en la Argentina y se sorprendían cuando les decía que no. El cine es una herramienta de transformación social, lo creo profundamente, mi deseo es que la película pueda ser un granito de arena que sume a esta problemática”.
Del 6 al 12 de febrero a las 20 hs en el cine Gaumont se proyectará este documental sobre la vida y obra de un hombre que, entre muchas, merece una palabra: imprescindible.
Nota
De la idea al audio: taller de creación de podcast
Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]
Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!
De la idea al audio: taller de creación de podcast
Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.
¿Cómo hacer sonar una idea? Desde el concepto al formato, desde la idea al sonido. Vamos a recorrer todo el proceso: planificación, producción, grabación, edición, distribución y promoción.
Vas a poder evaluar el potencial de tu proyecto, desarrollar tu historia o propuesta, pensar el orden narrativo, trabajar la realización sonora y la gestión de contenidos en plataformas. Te compartiremos recursos y claves para que puedas diseñar tu propio podcast.
¿A quién está dirigido?
A personas que comunican, enseñan o impulsan proyectos desde el formato podcast. Tanto para quienes quieren empezar como para quienes buscan profesionalizar su práctica.
Contenidos:
- El lenguaje sonoro, sus recursos narrativos y el universo del podcast. De la idea a la forma: cómo pensar contenido y formato en conjunto. Etapas y roles en la producción.
- Producción periodística, guionado y realización sonora. Estrategias de publicación y difusión.
- Herramientas prácticas para la creación radiofónica y sonora.
Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.
Docente:
Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.




Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
- Revista MuHace 3 semanas
Mu 204: Creer o reventar
- AmbienteHace 3 semanas
Contaminación: récord histórico de agrotóxicos en el Río Paraná
- ActualidadHace 3 semanas
Los vecinos de Cristina
- ArtesHace 6 días
Vieron eso!?: magia en podcast, en vivo, y la insolente frivolidad
- ActualidadHace 4 semanas
Universidad, ciencia y comunidades: encuentro en Rosario y debate frente a la policrisis