Nota
Carta de apoyo desde Bolivia a Rita Segato
Compartimos la carta en apoyo desde Bolivia a Rita Segato.
En apoyo a Rita Segato
Como mujeres bolivianas: indias, putas y lesbianas. Chotas, cholas, señoritas y anti señoritas. Como participantes del Parlamento de las Mujeres instalado ya en La Paz y Cochabamba y de próxima apertura en Santa Cruz, El Alto, Oruro y Potosí, como integrantes del tejido de los feminismos bolivianos, como parte de las luchas sociales sectoriales.
Como mujeres que estamos viviendo y enfrentando la situación del golpe en Bolivia, pero también la desarticulación de las organizaciones sociales y la necesidad de un debate profundo de lo que esta sucediendo en el país.
Queremos manifestar no simplemente nuestro apoyo a Rita Segato, nuestro cariño y respeto por su trabajo que conocemos. Queremos también agradecer sus palabras reflexivas que alimentan la necesidad de un debate.
Es atroz, es injusto pretender que Rita Segato hubiera apoyado el golpe por tener una visión crítica sobretodo de la última etapa del gobierno de Evo Morales. Dentro del propio golpe está contenida la discusión del Ecocidio en Santa Cruz o de la violación de los derechos indígenas a la autonomía y la representación directa como señala claramente Rita. Eso no es justificar el golpe.
Las críticas planteadas por Rita Segato son fundamentales y además oportunas porque solo el debate del conflicto político boliviano nos permitirá retomar los hilos profundos de la situación trágica que estamos enfrentando.
No entendemos la mala intención de señalar a Rita y querer lincharla públicamente cuando su visión crítica se complementa con otras visiones criticas expresadas por muchas mujeres en el escenario del Parlamento de las Mujeres como el caso de Silvia Rivera Cusicanqui, pero también otras mujeres menos reconocidas a nivel internacional pero indudablemente parte del tejido social de lucha como Shade Mamani Callisaya o Sara Vásquez del feminismo cunumi cruceño.
Nos duele que no se discuta lo que ella ha planteado que es la crítica a una visión binaria de buenos contra malos o viceversa y se la quiere arrinconar como mujer “blanca” perteneciente a un feminismo blanco cuando todo su trabajo es un aporte importante que pone en cuestión las bases mismas de lo que llamamos “feminismo eurocéntrico”.
Tampoco por ser lesbiana o “indígena” o “trans” nadie puede atribuirse la representacion de la voz colectiva de las lesbianas, “indígenas” o “trans” sabemos que dentro el movimiento feminista tanto en Bolivia como en la región al interior de cada uno de estos universos hay una multiplicidad de voces que no pueden ser resumidas en una única posición, menos aun colocándola a Rita como una enemiga.
La idea de Evo Morales como caudillo víctima que no debe ser criticado y que debe ser respaldado acríticamente es una visión muy respetable pero no tiene porque ser la única visión legítima, ni menos la única visión desde una postura “indígena”. La condena del golpe de Estado es colectiva e indiscutible y planteada también por Rita de forma contundente, pero eso no quiere decir no ser críticas ante lo que está sucediendo y ante el conflicto que va más allá del golpe de Estado.
Rita de forma directa te decimos que con tus declaraciones respetuosas y empáticas sobre la situación en Bolivia has sido oportuna y has enriquecido un debate muy importante. Sabemos que eres una intelectual de prestigio y que por eso te hubieras podido quedar cómodamente callada o hacer una condena parca del golpe sin entrar al análisis mas profundo.
Por eso con esta carta que va dirigida a ti pero que circula públicamente queremos mandarte nuestro agradecimiento, apoyo y cariño.
Hoy más que nunca discutir, analizar, juntar piezas de un rompecabezas complejo es importante.
No la firmamos como indígenas o como feminismo boliviano, o como las dueñas de una whipala, de una lucha o de una ancestralidad porque esa lógica identitaria de apropiación de las voces es parte del problema que estamos enfrentando. La firmamos con nuestros nombres, con nuestras luchas, con nuestras esperanzas.
Maria Galindo, Mujeres Creando
Silvia Rivera Cusicanqui
Raquel Gutiérrez, Tramas antipatriarcales por lo común
Yolanda Mamani, Mujeres Creando
Carmen Angola, fotógrafa afroboliviana
Greta Vargas, Mujeres Creando
Arlety Tordoya, abogada defensora de la víctima del caso La Manada
Paola Gutierrez, Mujeres en Busca de Justicia
Drina Ergueta Castillo, Xarxa Internacional de Dunes periodestes I Comunicadores de Catalunya
Arlety Tondoya, abogada defensora de la víctima del caso La Manada
Marisol Díaz, artista quechua, cantante y compositora
Rosario Adrián, Mujeres Creando
Jeanete Alfaro, Universidad Mayor de San Andrés
Montserrat Chumacero Rocabado, psicóloga terapeuta Centro integral AYNI
Vania Alejandra Rueda, investigadora independiente
OMESPRO, Organización de Mujeres en Prostitución
Mariana Gutiérrez, feministas autónomas
Karina Aranda, Sociedad de Arqueología de La Paz
Lucía Carvalho, Feminismos Santa Cruz
Fátima Monasterio Delgado, Feminismos Santa Cruz
Rayusa Viana, Feminismos Santa Cruz
Patricia Vargas, activista por los Derechos de la Niñez
Danitza Luna, artista
Helen Alvarez, periodista
Raiza Zeballos, Mujeres en Busca de Justicia
Idoia Romano, periodista
Mayra Rojas, abogada, Mujeres Creando
Emiliana Quispe, Mujeres Creando
Claudia Patricia Lazarte, Mujeres Creando
Libertad America Ramos. Feminismo Comuni
Tania Libertad Castillo, Feminismo Comuni
María Cristina Coimbra, Feminismo Comuni
Laura Ortiz, Feminismo Comuni
Natalia Chavez, Feminismo Comuni
América Urey, Feminismo Comuni
María Herrera, Warni Putas
Claudia Patricia León, Feminismo Comuni
Miriam Sotomayor
Esther Argullo, artista
Shade Mamani Callisaya, Colectivo Wiñay Wayra
Gabriela Blas Yamacero, Colectivo Wiñay Wayra
Colectiva Ch’ini
Colectivo Territorios en resistencia
Elizabeth López
Ruth Bautista
Daran Herland Jarro
Rosa Quiroga
Viviana Baltz Alquisalet
Elizabeth Huanca, Colectivo Mujeres Aymaras Warni Sisa
Daniela Valdéz Nina, Mujeres Creando El Alto
Juana Nina, Mujeres Creando El Alto
Gabriela Wener, escritora peruana
Nicol Vinna, Santa Cruz
Daniela Coimbra, feminismos críticos
Cecilia Montalván, feminismos críticos
Adriana Hehus Cordero, Aquelarre Cochabamba
Eugenia Gómez Chambi, Escuela feminista de Autodefensa
Carmen Gardezabal, Escuela feminista de Autodefensa
Cecilia Rocabado, abogada constitucionalista
Reyna Soñagua Copa, artista El Alto
Eliana Aguirre
Tania Montes
Knorke Leaf, artista urbana
Kantuta Cuvour, artista
Colectiva Aquelarre
Alejandra García, Mujeres Creando
Julieta Ojeda, Mujeres Creando
Elizabeth Gareca, Geóloga
Varinia Morales, Investigadora
Michelle O. Mercado Antezana, Antropóloga
Kiswara Portugal, Bióloga
Karin Peña Suárez, Comunicadora
Karen Ríos
Leonel Inti, poeta
Karina Michelle Alvarado Uriarte
Cecilia Matienzo Uriarte
Fabiola Andrea Gutiérrez Escobar
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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