Nota
Daniel Solano: su desaparición, y el cambio de una sociedad
A un año de la desaparición de Daniel Solano el valle medio de Río Negro no es el mismo. “Hubo un cambio radical” asegura Claudia Michelena, habitante de Lamarque y miembro de la comisión de apoyo a la familia del joven desaparecido. La investigación que trazó el abogado Sergio Heredia – y que la Cámara acaba de reconocer procesando a 7 policías que se encuentran detenidos- y la apropiación del caso que hicieron algunos de los habitantes del valle permitieron poner en discusión tabúes como la violencia policial, la impunidad judicial y de los empresarios de la noche, y hasta las condiciones a las que son sometidos los peones frutícolas en las cosechas sureñas. Uno de sus resultados más concretos comenzó hace un mes con una serie de auditorías en los juzgados de Choele Choel donde se encontraron – al menos- 98 denuncias por apremios ilegales sin curso desde hace años: todas pertenecían a la misma jueza Bosco que tomó la causa de Daniel en primera instancia y luego fue desplazada por intento de encubrimiento; muchas contra los mismos policías que hoy están presos por la desaparición de Daniel Solano.
In-Comunicadores
Daniel tenía 25 años al desaparecer, y viajaba desde Tartagal a Choele Choel durante la temporada de cosecha como trabajador de los llamados “golondrina”. La empresa quiso cooptarlo ya que era un referente entre sus compañeros, que empezaban a cuestionar las condiciones de trabajo, salario en negro, y cobros mucho menores que los pactados. Se supone que allí está el origen de la situación por la cual lo pusieron en la mira, forma de disciplinar también al resto.
El trabajo de estos meses ha ido cambiando entonces el modo de pensar de la propia sociedad local. “Se desnaturalizó la cuestión de que los policías que trabajan de seguridad pueden golpear a los jóvenes y abandonarlos en la calle si el dueño del boliche lo dice; se puso en evidencia la impunidad de esos señores de la noche, la impunidad con la que operan los policías golpeadores, la vigencia de discursos nefastos sobre ‘algo habrá hecho’, ‘si no hay cuerpo, no hay delito’ y todos los que se te puedan ocurrir”, cuenta Michelena a lavaca como resultado de la reacción social en el valle.
Atrás quedaron las marchas a favor de los policías involucrados y de la doctora Bosco, por parte de sectores que hoy Michelena define como “muy silenciosos”, pasividad que se explica por la contundencia de las pruebas que los incriminan. “Los que más siguen fogoneando son los comunicadores sociales”, asegura.
Tanto el avance judicial como el trabajo de la Comisión de apoyo a la familia Solano fueron claves para esto. “En principio se salió por las escuelas con el abogado y familiares de Daniel para contar el caso, quién era Daniel, cómo llegó acá, por qué lo hacen desaparecer”, cuenta Michelena sobre la estrategia de difusión. “Esto fue genial porque muchos pibes creían que era normal que la policía te sacara a patadas de un boliche” dice sobre una de los lugares comunes que se fueron desnaturalizando.
A fuerza de marchas, charlas, actividades, pintadas, pegatinas durante un año hoy Michelena asegura que “si recorrés Choele Choel te encontrás por todos lados la imagen de Daniel. La gente no habla más que de esto” y agrega que “fue difícil, pero el consenso social se logró”.
Algunos resultados
- Se prohibió que los boliches hagan fiestas utilizando a los colegios como modo convocatoria (como la noche que desaparició Daniel).
- “Muchos jóvenes dejaron de ir a Macuba” (boliche donde desapareció Solano).
- “Hubo jóvenes que se acercaron a la Comisión a denunciar torturas”. Un ejemplo: por un caso de un joven picaneado en mayo, ya hay 3 policías procesados.
A su vez, asume que no hubo un gran cuestionamiento a Expofrut (dueños de Agrocosecha, empresa para la que trabajaba Daniel Solano y cuyos representantes están acusados de encubrimiento) ni al municipio de Lamarque. Tampoco es clara la disolución anunciada por el gobernador del grupo BORA (Brigada de Operaciones de Rescate y Antitumulto) cuyas camionets siguen viéndoe en la callle y que actuaba como una seguridad privada para control de los trabajadores de la empresa. La gobernación anunció que el BORA será reemplazado por el Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER). No es claro si es más de lo mismo, con otro collar.
Trata de trabajadores
El balance del abogado Sergio Heredia: “No tenemos dudas de lo que investigamos y denunciamos. Primero, que Daniel fue asesinado, no hay dudas que fue una operación planificada, que significa que hay autor ideológico porque la Cámara confirma el encubrimiento. Se acredita también este accionar delictivo judicial-policial-empresarial y ahora estamos ya habilitados para trabajar en la investigación y solicitar la imputación y procesamiento de los civiles: dueños de Agrocosecha y la gente de Macuba”.
“Pero lo más importante: el propio expediente del fiscal Brodato dictamina que estamos en presencia de trata de personas, y lo pasa al fiscal federal de trata, de apellido Colombo”. El tema de los llamados “trabajadores golondrina”, que cobran en negro y en condiciones deplorables, queda así enmarcado como delito de trata de persoas para su explotación.
Picana a los trabajadores 2007-2012
A su vez, desde hace un mes un juzgado de General Roca intervino y comenzó una serie de auditorías en la fiscalía de Choele Choel donde se encontraron 170 denuncias por apremios ilegales y ningún policía procesado desde el 2007, según explica el abogado Heredia: “Hay al menos 98 denuncias de apremios ilegales contra los trabajadores desde 2007 a 2012. Son denuncias de haber recibido golpes, patadas, voladura de dientes, quemaduras de cigarrillos, picana eléctrica, siempre por personal policial». Estas 98 causas están en el Juzgado de Instrucción Nº 30 Choele Choel», cuya titular es la jueza Marisa Bosco, la misma que tomó la causa de Daniel en primera instancia y fue destituida tras comprobar su participación en el encubrimiento.
El festival
El 4 noviembre último se condensaron todos estos avances en un festival que recordó a Daniel Solano a 1 año de su desaparición. Hubo una radio abierta, música, charlas y participaron familiares de otros chicos desaparecidos y muertos por la policía en Chubut y Río Negro: la familia de Otoño Uriarte, el papá de Julián Antillanca, César, Julieta Vinaya mamá de Atahualpa, entre otros. También participaron y llevaron la muestra Ningún pibe nace para chorro la artista Guillermina Guevara y el rapero Asterisco (Javier Ortega), quienes hicieron un raid por escuelas, radios y talleres que les valieron una amenaza por parte del hijo del dueño del boliche Macuba en el que desapareció Daniel Solano.
Contra impunidades como éstas se seguirá trabajando, junto a la confirmación de las penas a los policías y a la involucración de los autores ideológicos y del encubrimiento, “pero lo importante es que se han dado importantes cambios y sobre ellos trabajaremos”, asegura Michelena.
A continuación reproducimos el comunicado que sacaron desde la Comisión en denuncia de las últimas amenazas sufridas:
Choele Choel, 9 de noviembre de 2012
COMUNICADO DE PRENSA DE LA COMISIÓN SOLIDARIDAD Y APOYO A LA FAMILIA SOLANO CON RESPECTO A LA SITUACIÓN VIVIDA EL DÍA 6 DE NOVIEMBRE.
Luego de cumplirse el año de la Desaparición Forzada de Daniel Solano, Pedro Aranda, miembro de la “Comisión de Solidaridad y apoyo a la Familia Solano” junto a Javier Ortega y Guillermina Guevara, que participaron de las jornadas de los días 4 y 5 de noviembre de 2012, mientras circulaban en su auto, alrededor de las 22hs del 6 de noviembre de 2012, fueron interceptados, insultados, amenazados y perseguidos por el sujeto identificado como Lucas García, quien conducía un cuatriciclo rojo. Esta persona es el hijo del dueño de numerosos locales bailables del Valle Medio, entre ellos “Macuba Megadisco”, donde Daniel Solano fue visto por última vez con vida antes de ser retirado injustificadamente y por la fuerza por personal policial que cumplían adicionales en dicho local esa noche.
La persecución se inicio en las cercanías de las Calles Avellaneda y 25 de mayo y duro un poco más de una hora. Ahora procedemos a la crónica de este desagradable e impune acto de persecución:
Cuando Lucas García intercepta en Avellaneda y 25 de mayo, al auto de Pedro Aranda, pega su cuatriciclo al conductor y comienza a cerrar el paso del vehículo en cual se encontraban las tres personas arriba mencionadas, y empieza a insultarlos. En ese momento el miembro de la comisión le dice a sus compañeros “no lo miren” (en referencia a que tenía conocimiento de que varias veces había hecho este tipo de persecución y amenazas a diferentes miembros de la comisión ). Pedro, Javier y Guillermina prosiguieron su marcha sin mirar ni contestar a las agresiones, insultos ni provocaciones de Lucas García. Para este entonces, cada vez más, García cerraba el paso del auto de Pedro mientras que gritaba: “cagón cagón, bajate vení a pelear!! Mírenme mírenme junten huevos entre los tres y bájense cagones!!! Manga de faloperos”. Esta persecución fue a 20km por hora hasta la calle Islas Malvinas. En esa intersección el agresor sigue por la calle Avellaneda mientras que los compañeros al bajar más la velocidad y quedando atrás de García doblan por la calle Islas Malvinas. Luego se dirigen al multi rubro “El bahiano”, Pedro se baja a dialogar con la propietaria del local, los otros dos compañeros se quedan en el auto. A los pocos minutos Lucas García vuelve a parase con su cuatriciclo al lado del auto y mirando con saña a los compañeros que allí adentro se encontraban, los insulta y provoca para que se bajen a pelear tocando su cintura, por lo que los compañeros temían que García sacara un arma de fuego. Esta situación fue vista por la gente que se encontraba comprando adentro del local, tanto así como su propietaria. Allí se emitió el primer intento de comunicación con otros miembros de la comisión alertando el peligro de la reiterada persecución y la violencia de Lucas García, este llamado esta registrado a la hora 22:36hs. Cuando este sujeto se va, luego de 10min de insultos, nos dirigimos a la verdulería “La quinta” donde la compañera que estaba en el auto ve que el cuatriciclo pasa por una de las calles transversales a toda velocidad.
Nos dirigimos hacia el domicilio de Pedro, y su compañera Mercedes Pino (también miembro de la Comisión), al bajarse éste para dejarle la cena a sus hijas, aparece Lucas García nuevamente, evidenciando que conocía muy bien el domicilio de los miembros de la comisión. Los otros dos compañeros, Javier y Guillermina, se encontraban en el auto. Sufren nuevamente las agresiones e insultos de Lucas García, que se toca la cintura nuevamente como si estuviera a punto de sacar un arma. García se retira furioso, por la calle Urquiza para el lado de San Martin, luego de 15 minutos de agresiones, la compañera se baja del auto para entrar en la casa. Al instante vuelve por Urquiza en contramano y con las luces del cuatriciclo encendidas, apuntando a nuestro compañero Javier que estaba solo dentro del auto, con intención de cegarlo. Ante el griterío empiezan a salir los familiares que viven detrás de la casa de Pedro y Mercedes, Clara Grandon de Kühn y Ernesto Kühn (suegros de Pedro y padres de Mercedes) que se asustan y no saben que es lo que estaba sucediendo. Clara interpela al agresor y le pregunta qué es lo que estaba sucediendo, Lucas García responde: “Entregame al barbudo así me grita asesino como lo hizo el otro día afuera de mi bar”. Esto es en referencia a la marcha que hubo el día domingo donde más 300 personas salieron a recorrer las calles de Choele Choel pidiendo justicia por Daniel solano, y el pueblo se paso frente a una de las confiterías del padre de Lucas García cantando “Macuba compadre vos sos el responsable” (Este cántico hace alusión a la costumbre que se da en ese boliche de vender bebidas alcohólicas incluso a los menores que entran y luego mediante señalamiento de dedo se saca por portación de rostro o cualquier otro motivo por la fuerza a los varones en medio de la noche propinando golpes y demás agresiones.) En los gritos furiosos del agresor se develó que conocía la estructura familiar del miembro de la comisión y el parentesco que había entre ellos, dando evidencias de un estudio de inteligencia de su familia, lugares que frecuenta y con quien está relacionado.
El sujeto se retira cuando la señora Clara dice que va a llamar a la policía, tal cual lo demuestra la grabación de ese momento, pero para esto nadie respondió los 4 llamados al 101. En ese instante se acerca más gente alertada por los gritos.
Un grupo de compañeros se dirigen a la comisaría a hacer la denuncia pertinente. El sargento Martín Etchegaray, que está a cargo de recibir las llamadas de emergencia se contradice al responder por qué no atendió la llamada al 101, primero dirá “El teléfono nunca sonó, sino yo lo hubiera atendido” y luego al reiterarse la pregunta dice “El teléfono sonó, lo atendí pero se cortaba”.
Al instante llegan varias personas alertadas por este hecho a demostrar solidaridad con sus compañeros.
El hecho curioso es que mientras nos encontrábamos en la comisaria haciendo las denuncias, Mercedes Pino estaba esperando en la vereda, reconoce el rodado Renault Clio negro de vidrios polarizados, que primero pasa frente a la comisaría con los vidrios cerrados y en una segunda oportunidad con su vidrio bajo saludando y tocando bocina a nuestra compañera, en señal de burla, allí se confirma que era Lucas García quien manejaba el auto.
Al llegar a su casa, Pedro advierte que la certificación de las actuaciones extendida en la comisaría 8va no estaba suscripta por el Oficial Actuante, tratándose del Oficial Ayudante Martín Hueche, razón por la cual nuestro compañero vuelve a la comisaría solicitando la rúbrica correspondiente la cual se efectuó.
Pero lo más curioso aún, es que el día domingo durante la marcha Pedro Aranda no se encontraba en la marcha, teniendo como testigo de este hecho al intendente de Choele Choel Daniel Belloso.
Este hecho devela dos cosas: una es que la sociedad de Choele Choele no se calla más y quiere terminar con la impunidad de la noche, ya que el canto fue en conjunto, deseo del pueblo y no de una sola persona como quiso dar a entender Lucas García. Esto evidencia el motivo de la persecución a Pedro Aranda, ya que muchas veces se ha expuesto en los medios de comunicación y en los actos que se realizan para difusión de las actividades de la Comisión, denunciando las circunstancias que llevaron a fin la desaparición de Daniel Solano. El Valle Medio reclama por cambios profundos de las instituciones y políticas de Río Negro y no por un cambio de funcionarios que sostengan la estructura corrupta e impune de siempre.
Lo otro que se destapa es lo siguiente: ante el levantamiento del pueblo los poderosos temiendo la pérdida de su poder de sometimiento reaccionan de la manera que solo saben hacerlo: con violencia, amenazas y metiendo miedo a quienes buscan mejorar su vida y la de la sociedad en la que habitan.
Relacionamos este hecho con los disparos que los autos de integrantes de la comisión sufrieron el 29 de octubre y el 5 de noviembre de 2012, por las cuales se realizaron las denuncias correspondientes, y los peritos tomaron muestras de los impactos en los vehículos de Pedro Aranda y Ayelén Fandiño.
El día de hoy, 7 de noviembre de 2012, cuando Pedro y Mercedes estaban dirigiéndose a su trabajo y pasaron a dejar su hija a la escuela, se cruzan en la intersección de Alsina y 9 de julio, con el abogado de la familia García, Dr. Eduardo Antonelli, quien los mira intimidatoriamente. Cuando cambia el semáforo la familia continúa la marcha hasta la escuela 10, donde la niña se baja y al mirar por el espejo retrovisor, advierten que el Dr. Antonelli sigue en la posición en la que lo vieron mirando en la misma actitud intimidatoria hasta que el auto dobló en la calle Pacheco.
Dejamos constancia que ante cualquier atentado, daño, o si se llega a ver lesionado de alguna manera tanto la integridad física o bienes materiales de Pedro Aranda, Mercedes Pino, o alguno de los miembros de la Comisión o familiares de estos, hacemos responsables a los sospechosos de participar en la desaparición forzada de Daniel Solano.
Todo lo relatado arriba consta en el Acta de Denuncia Penal EXPTE. N° F1-9333-12.-
No dejaremos de seguir luchando para que se sepa la verdad de lo que le paso a Daniel Solano, y que los responsables cumplan su condena: llámense policías, funcionarios públicos, negociantes, mafiosos o empresarios.
Repudiamos este hecho de persecución mafiosa y hostigamiento a militantes que con solidaridad y amor luchan por una sociedad mejor.
COMISION DE SOLIDARIDAD Y APOYO A DANIEL SOLANO INTEGRADA POR:
MERCEDES PINO DNI: 27158923
PEDRO ARANDA DNI: 32057280
CLAUDIA MICHELENA DNI: 26385839
CAROLINA ALMADA DNI: 28372283
LAURA VINAYA DNI: 25200077
MARTÍN HERNÁNDEZ DNI: 26080632
AYELÉN FANDIÑO DNI: 35079709
MARCELA TORRES DNI: 28451695
GONZALO MORANTE DNI: 30428641
MARTÍN LAMAS DNI: 25665531
CESAR ALARCON DNI: 32.309.074
RODOLFO MOLINA DNI: 22.790.185
Y LOS COMPAÑEROS QUE PARTICIPARON DE LAS JORNADAS DEL 4 Y 5 DE NOVIEMBRE:
JAVIER ORTEGA DNI 33.450.836
GUILLERMINA GUEVARA DNI 29.247.043
Nota
Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.
Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.
Por Sergio Ciancaglini
A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org
Sonrisas junto al paraíso
Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
Madre de la bombacha roja
Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
El día que se distanciaron
Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
La hora del secreto
Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

Revista MuHace 2 semanasMu 209: Una de terror

Derechos HumanosHace 6 díasA 40 años de la sentencia: ¿Qué significa hoy el Juicio a las Juntas?

ActualidadHace 2 semanasExtractivismo en Mendoza: movilización y rechazo ante la legislatura por el intento de votación del proyecto San Jorge

ActualidadHace 4 díasMendoza en caravana hacia la capital provincial contra el proyecto minero San Jorge

NotaHace 1 semanaEncuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

















