Nota
Daniel Solano: su desaparición, y el cambio de una sociedad
A un año de la desaparición de Daniel Solano el valle medio de Río Negro no es el mismo. “Hubo un cambio radical” asegura Claudia Michelena, habitante de Lamarque y miembro de la comisión de apoyo a la familia del joven desaparecido. La investigación que trazó el abogado Sergio Heredia – y que la Cámara acaba de reconocer procesando a 7 policías que se encuentran detenidos- y la apropiación del caso que hicieron algunos de los habitantes del valle permitieron poner en discusión tabúes como la violencia policial, la impunidad judicial y de los empresarios de la noche, y hasta las condiciones a las que son sometidos los peones frutícolas en las cosechas sureñas. Uno de sus resultados más concretos comenzó hace un mes con una serie de auditorías en los juzgados de Choele Choel donde se encontraron – al menos- 98 denuncias por apremios ilegales sin curso desde hace años: todas pertenecían a la misma jueza Bosco que tomó la causa de Daniel en primera instancia y luego fue desplazada por intento de encubrimiento; muchas contra los mismos policías que hoy están presos por la desaparición de Daniel Solano.
In-Comunicadores
Daniel tenía 25 años al desaparecer, y viajaba desde Tartagal a Choele Choel durante la temporada de cosecha como trabajador de los llamados “golondrina”. La empresa quiso cooptarlo ya que era un referente entre sus compañeros, que empezaban a cuestionar las condiciones de trabajo, salario en negro, y cobros mucho menores que los pactados. Se supone que allí está el origen de la situación por la cual lo pusieron en la mira, forma de disciplinar también al resto.
El trabajo de estos meses ha ido cambiando entonces el modo de pensar de la propia sociedad local. “Se desnaturalizó la cuestión de que los policías que trabajan de seguridad pueden golpear a los jóvenes y abandonarlos en la calle si el dueño del boliche lo dice; se puso en evidencia la impunidad de esos señores de la noche, la impunidad con la que operan los policías golpeadores, la vigencia de discursos nefastos sobre ‘algo habrá hecho’, ‘si no hay cuerpo, no hay delito’ y todos los que se te puedan ocurrir”, cuenta Michelena a lavaca como resultado de la reacción social en el valle.
Atrás quedaron las marchas a favor de los policías involucrados y de la doctora Bosco, por parte de sectores que hoy Michelena define como “muy silenciosos”, pasividad que se explica por la contundencia de las pruebas que los incriminan. “Los que más siguen fogoneando son los comunicadores sociales”, asegura.
Tanto el avance judicial como el trabajo de la Comisión de apoyo a la familia Solano fueron claves para esto. “En principio se salió por las escuelas con el abogado y familiares de Daniel para contar el caso, quién era Daniel, cómo llegó acá, por qué lo hacen desaparecer”, cuenta Michelena sobre la estrategia de difusión. “Esto fue genial porque muchos pibes creían que era normal que la policía te sacara a patadas de un boliche” dice sobre una de los lugares comunes que se fueron desnaturalizando.
A fuerza de marchas, charlas, actividades, pintadas, pegatinas durante un año hoy Michelena asegura que “si recorrés Choele Choel te encontrás por todos lados la imagen de Daniel. La gente no habla más que de esto” y agrega que “fue difícil, pero el consenso social se logró”.
Algunos resultados
- Se prohibió que los boliches hagan fiestas utilizando a los colegios como modo convocatoria (como la noche que desaparició Daniel).
- “Muchos jóvenes dejaron de ir a Macuba” (boliche donde desapareció Solano).
- “Hubo jóvenes que se acercaron a la Comisión a denunciar torturas”. Un ejemplo: por un caso de un joven picaneado en mayo, ya hay 3 policías procesados.
A su vez, asume que no hubo un gran cuestionamiento a Expofrut (dueños de Agrocosecha, empresa para la que trabajaba Daniel Solano y cuyos representantes están acusados de encubrimiento) ni al municipio de Lamarque. Tampoco es clara la disolución anunciada por el gobernador del grupo BORA (Brigada de Operaciones de Rescate y Antitumulto) cuyas camionets siguen viéndoe en la callle y que actuaba como una seguridad privada para control de los trabajadores de la empresa. La gobernación anunció que el BORA será reemplazado por el Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER). No es claro si es más de lo mismo, con otro collar.
Trata de trabajadores
El balance del abogado Sergio Heredia: “No tenemos dudas de lo que investigamos y denunciamos. Primero, que Daniel fue asesinado, no hay dudas que fue una operación planificada, que significa que hay autor ideológico porque la Cámara confirma el encubrimiento. Se acredita también este accionar delictivo judicial-policial-empresarial y ahora estamos ya habilitados para trabajar en la investigación y solicitar la imputación y procesamiento de los civiles: dueños de Agrocosecha y la gente de Macuba”.
“Pero lo más importante: el propio expediente del fiscal Brodato dictamina que estamos en presencia de trata de personas, y lo pasa al fiscal federal de trata, de apellido Colombo”. El tema de los llamados “trabajadores golondrina”, que cobran en negro y en condiciones deplorables, queda así enmarcado como delito de trata de persoas para su explotación.
Picana a los trabajadores 2007-2012
A su vez, desde hace un mes un juzgado de General Roca intervino y comenzó una serie de auditorías en la fiscalía de Choele Choel donde se encontraron 170 denuncias por apremios ilegales y ningún policía procesado desde el 2007, según explica el abogado Heredia: “Hay al menos 98 denuncias de apremios ilegales contra los trabajadores desde 2007 a 2012. Son denuncias de haber recibido golpes, patadas, voladura de dientes, quemaduras de cigarrillos, picana eléctrica, siempre por personal policial». Estas 98 causas están en el Juzgado de Instrucción Nº 30 Choele Choel», cuya titular es la jueza Marisa Bosco, la misma que tomó la causa de Daniel en primera instancia y fue destituida tras comprobar su participación en el encubrimiento.
El festival
El 4 noviembre último se condensaron todos estos avances en un festival que recordó a Daniel Solano a 1 año de su desaparición. Hubo una radio abierta, música, charlas y participaron familiares de otros chicos desaparecidos y muertos por la policía en Chubut y Río Negro: la familia de Otoño Uriarte, el papá de Julián Antillanca, César, Julieta Vinaya mamá de Atahualpa, entre otros. También participaron y llevaron la muestra Ningún pibe nace para chorro la artista Guillermina Guevara y el rapero Asterisco (Javier Ortega), quienes hicieron un raid por escuelas, radios y talleres que les valieron una amenaza por parte del hijo del dueño del boliche Macuba en el que desapareció Daniel Solano.
Contra impunidades como éstas se seguirá trabajando, junto a la confirmación de las penas a los policías y a la involucración de los autores ideológicos y del encubrimiento, “pero lo importante es que se han dado importantes cambios y sobre ellos trabajaremos”, asegura Michelena.
A continuación reproducimos el comunicado que sacaron desde la Comisión en denuncia de las últimas amenazas sufridas:
Choele Choel, 9 de noviembre de 2012
COMUNICADO DE PRENSA DE LA COMISIÓN SOLIDARIDAD Y APOYO A LA FAMILIA SOLANO CON RESPECTO A LA SITUACIÓN VIVIDA EL DÍA 6 DE NOVIEMBRE.
Luego de cumplirse el año de la Desaparición Forzada de Daniel Solano, Pedro Aranda, miembro de la “Comisión de Solidaridad y apoyo a la Familia Solano” junto a Javier Ortega y Guillermina Guevara, que participaron de las jornadas de los días 4 y 5 de noviembre de 2012, mientras circulaban en su auto, alrededor de las 22hs del 6 de noviembre de 2012, fueron interceptados, insultados, amenazados y perseguidos por el sujeto identificado como Lucas García, quien conducía un cuatriciclo rojo. Esta persona es el hijo del dueño de numerosos locales bailables del Valle Medio, entre ellos “Macuba Megadisco”, donde Daniel Solano fue visto por última vez con vida antes de ser retirado injustificadamente y por la fuerza por personal policial que cumplían adicionales en dicho local esa noche.
La persecución se inicio en las cercanías de las Calles Avellaneda y 25 de mayo y duro un poco más de una hora. Ahora procedemos a la crónica de este desagradable e impune acto de persecución:
Cuando Lucas García intercepta en Avellaneda y 25 de mayo, al auto de Pedro Aranda, pega su cuatriciclo al conductor y comienza a cerrar el paso del vehículo en cual se encontraban las tres personas arriba mencionadas, y empieza a insultarlos. En ese momento el miembro de la comisión le dice a sus compañeros “no lo miren” (en referencia a que tenía conocimiento de que varias veces había hecho este tipo de persecución y amenazas a diferentes miembros de la comisión ). Pedro, Javier y Guillermina prosiguieron su marcha sin mirar ni contestar a las agresiones, insultos ni provocaciones de Lucas García. Para este entonces, cada vez más, García cerraba el paso del auto de Pedro mientras que gritaba: “cagón cagón, bajate vení a pelear!! Mírenme mírenme junten huevos entre los tres y bájense cagones!!! Manga de faloperos”. Esta persecución fue a 20km por hora hasta la calle Islas Malvinas. En esa intersección el agresor sigue por la calle Avellaneda mientras que los compañeros al bajar más la velocidad y quedando atrás de García doblan por la calle Islas Malvinas. Luego se dirigen al multi rubro “El bahiano”, Pedro se baja a dialogar con la propietaria del local, los otros dos compañeros se quedan en el auto. A los pocos minutos Lucas García vuelve a parase con su cuatriciclo al lado del auto y mirando con saña a los compañeros que allí adentro se encontraban, los insulta y provoca para que se bajen a pelear tocando su cintura, por lo que los compañeros temían que García sacara un arma de fuego. Esta situación fue vista por la gente que se encontraba comprando adentro del local, tanto así como su propietaria. Allí se emitió el primer intento de comunicación con otros miembros de la comisión alertando el peligro de la reiterada persecución y la violencia de Lucas García, este llamado esta registrado a la hora 22:36hs. Cuando este sujeto se va, luego de 10min de insultos, nos dirigimos a la verdulería “La quinta” donde la compañera que estaba en el auto ve que el cuatriciclo pasa por una de las calles transversales a toda velocidad.
Nos dirigimos hacia el domicilio de Pedro, y su compañera Mercedes Pino (también miembro de la Comisión), al bajarse éste para dejarle la cena a sus hijas, aparece Lucas García nuevamente, evidenciando que conocía muy bien el domicilio de los miembros de la comisión. Los otros dos compañeros, Javier y Guillermina, se encontraban en el auto. Sufren nuevamente las agresiones e insultos de Lucas García, que se toca la cintura nuevamente como si estuviera a punto de sacar un arma. García se retira furioso, por la calle Urquiza para el lado de San Martin, luego de 15 minutos de agresiones, la compañera se baja del auto para entrar en la casa. Al instante vuelve por Urquiza en contramano y con las luces del cuatriciclo encendidas, apuntando a nuestro compañero Javier que estaba solo dentro del auto, con intención de cegarlo. Ante el griterío empiezan a salir los familiares que viven detrás de la casa de Pedro y Mercedes, Clara Grandon de Kühn y Ernesto Kühn (suegros de Pedro y padres de Mercedes) que se asustan y no saben que es lo que estaba sucediendo. Clara interpela al agresor y le pregunta qué es lo que estaba sucediendo, Lucas García responde: “Entregame al barbudo así me grita asesino como lo hizo el otro día afuera de mi bar”. Esto es en referencia a la marcha que hubo el día domingo donde más 300 personas salieron a recorrer las calles de Choele Choel pidiendo justicia por Daniel solano, y el pueblo se paso frente a una de las confiterías del padre de Lucas García cantando “Macuba compadre vos sos el responsable” (Este cántico hace alusión a la costumbre que se da en ese boliche de vender bebidas alcohólicas incluso a los menores que entran y luego mediante señalamiento de dedo se saca por portación de rostro o cualquier otro motivo por la fuerza a los varones en medio de la noche propinando golpes y demás agresiones.) En los gritos furiosos del agresor se develó que conocía la estructura familiar del miembro de la comisión y el parentesco que había entre ellos, dando evidencias de un estudio de inteligencia de su familia, lugares que frecuenta y con quien está relacionado.
El sujeto se retira cuando la señora Clara dice que va a llamar a la policía, tal cual lo demuestra la grabación de ese momento, pero para esto nadie respondió los 4 llamados al 101. En ese instante se acerca más gente alertada por los gritos.
Un grupo de compañeros se dirigen a la comisaría a hacer la denuncia pertinente. El sargento Martín Etchegaray, que está a cargo de recibir las llamadas de emergencia se contradice al responder por qué no atendió la llamada al 101, primero dirá “El teléfono nunca sonó, sino yo lo hubiera atendido” y luego al reiterarse la pregunta dice “El teléfono sonó, lo atendí pero se cortaba”.
Al instante llegan varias personas alertadas por este hecho a demostrar solidaridad con sus compañeros.
El hecho curioso es que mientras nos encontrábamos en la comisaria haciendo las denuncias, Mercedes Pino estaba esperando en la vereda, reconoce el rodado Renault Clio negro de vidrios polarizados, que primero pasa frente a la comisaría con los vidrios cerrados y en una segunda oportunidad con su vidrio bajo saludando y tocando bocina a nuestra compañera, en señal de burla, allí se confirma que era Lucas García quien manejaba el auto.
Al llegar a su casa, Pedro advierte que la certificación de las actuaciones extendida en la comisaría 8va no estaba suscripta por el Oficial Actuante, tratándose del Oficial Ayudante Martín Hueche, razón por la cual nuestro compañero vuelve a la comisaría solicitando la rúbrica correspondiente la cual se efectuó.
Pero lo más curioso aún, es que el día domingo durante la marcha Pedro Aranda no se encontraba en la marcha, teniendo como testigo de este hecho al intendente de Choele Choel Daniel Belloso.
Este hecho devela dos cosas: una es que la sociedad de Choele Choele no se calla más y quiere terminar con la impunidad de la noche, ya que el canto fue en conjunto, deseo del pueblo y no de una sola persona como quiso dar a entender Lucas García. Esto evidencia el motivo de la persecución a Pedro Aranda, ya que muchas veces se ha expuesto en los medios de comunicación y en los actos que se realizan para difusión de las actividades de la Comisión, denunciando las circunstancias que llevaron a fin la desaparición de Daniel Solano. El Valle Medio reclama por cambios profundos de las instituciones y políticas de Río Negro y no por un cambio de funcionarios que sostengan la estructura corrupta e impune de siempre.
Lo otro que se destapa es lo siguiente: ante el levantamiento del pueblo los poderosos temiendo la pérdida de su poder de sometimiento reaccionan de la manera que solo saben hacerlo: con violencia, amenazas y metiendo miedo a quienes buscan mejorar su vida y la de la sociedad en la que habitan.
Relacionamos este hecho con los disparos que los autos de integrantes de la comisión sufrieron el 29 de octubre y el 5 de noviembre de 2012, por las cuales se realizaron las denuncias correspondientes, y los peritos tomaron muestras de los impactos en los vehículos de Pedro Aranda y Ayelén Fandiño.
El día de hoy, 7 de noviembre de 2012, cuando Pedro y Mercedes estaban dirigiéndose a su trabajo y pasaron a dejar su hija a la escuela, se cruzan en la intersección de Alsina y 9 de julio, con el abogado de la familia García, Dr. Eduardo Antonelli, quien los mira intimidatoriamente. Cuando cambia el semáforo la familia continúa la marcha hasta la escuela 10, donde la niña se baja y al mirar por el espejo retrovisor, advierten que el Dr. Antonelli sigue en la posición en la que lo vieron mirando en la misma actitud intimidatoria hasta que el auto dobló en la calle Pacheco.
Dejamos constancia que ante cualquier atentado, daño, o si se llega a ver lesionado de alguna manera tanto la integridad física o bienes materiales de Pedro Aranda, Mercedes Pino, o alguno de los miembros de la Comisión o familiares de estos, hacemos responsables a los sospechosos de participar en la desaparición forzada de Daniel Solano.
Todo lo relatado arriba consta en el Acta de Denuncia Penal EXPTE. N° F1-9333-12.-
No dejaremos de seguir luchando para que se sepa la verdad de lo que le paso a Daniel Solano, y que los responsables cumplan su condena: llámense policías, funcionarios públicos, negociantes, mafiosos o empresarios.
Repudiamos este hecho de persecución mafiosa y hostigamiento a militantes que con solidaridad y amor luchan por una sociedad mejor.
COMISION DE SOLIDARIDAD Y APOYO A DANIEL SOLANO INTEGRADA POR:
MERCEDES PINO DNI: 27158923
PEDRO ARANDA DNI: 32057280
CLAUDIA MICHELENA DNI: 26385839
CAROLINA ALMADA DNI: 28372283
LAURA VINAYA DNI: 25200077
MARTÍN HERNÁNDEZ DNI: 26080632
AYELÉN FANDIÑO DNI: 35079709
MARCELA TORRES DNI: 28451695
GONZALO MORANTE DNI: 30428641
MARTÍN LAMAS DNI: 25665531
CESAR ALARCON DNI: 32.309.074
RODOLFO MOLINA DNI: 22.790.185
Y LOS COMPAÑEROS QUE PARTICIPARON DE LAS JORNADAS DEL 4 Y 5 DE NOVIEMBRE:
JAVIER ORTEGA DNI 33.450.836
GUILLERMINA GUEVARA DNI 29.247.043
Nota
La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (87 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.
Por Franco Ciancaglini.
La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo.
En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso.
“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.
La que habla es una de sus hijas, Paula.
El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10.
Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 87 años.

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.
El arma y la palabra
Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.
Es jubilada.
Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.
Tiene tres hijas.
Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.
Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.
Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.
La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.
Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.
El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.
Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.
Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.
Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.
“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.
Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.
Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.
Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.
Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.
La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”.
¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.
La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.
¿Necesitan algo? “Sí: paz”.
Nota
Los principales puntos del fallo que critica el operativo policial y ordenó liberar a los 114 detenidos

La jueza Karina Andrade dictó de madrugada la liberación de 114 personas detenidas en la cacería que el Gobierno desató en la protesta contra el recorte a los jubilados en el Congreso. El fallo es preciso no sólo en los términos bajo los que ubica el derecho a la protesta como ejercicio legítimo de la libertad de expresión, sino también en la descripción del accionar de las fuerzas de seguridad. La jueza cuestionó la información “imprecisa” y “deficitaria” respecto del motivo de las detenciones, el momento y lugar en el que se produjeron, y a donde fueron llevados. La magistrada fue clara en marcar dónde está la falla: “Es preciso remarcar que el déficit en la información suministrada y, en consecuencia, del control judicial, de ningún modo lo advierto atribuible a una acción deliberada por parte del Ministerio Público Fiscal, sino a las características del procedimiento llevado a cabo por las fuerzas de seguridad”. Mientras el Gobierno amenaza a la jueza, el fotógrafo Pablo Grillo sigue peleando por su vida, internado en el Hospital Ramos Mejía por un disparo en la cabeza.
Por Lucas Pedulla
“A raíz del pedido de la defensa, he analizado la información que fue brindada y entiendo que respecto de las detenciones informadas se encuentra en juego un derecho constitucional fundamental como es el derecho a la protesta, a manifestarse en democracia y a la libertad de expresión, en un día como hoy donde se convoca desde los sectores más vulnerables de nuestra Nación como son los adultos mayores protegidos convencionalmente, desde el Poder Judicial corresponde atender a ello especialmente”.
La cita es textual y corresponde al fallo de 12 páginas con el que la jueza Karina Andrade, del Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas Nº15, dictó la liberación de 114 personas detenidas en la cacería desatada en la protesta del Congreso. La decisión causó desconcierto en el Gobierno, y el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, amenazó con que “se analizará su actuación ante el Consejo de la Magistratura de CABA por posible incumplimiento de sus funciones”.
Pero la jueza es precisa no sólo en los términos sino también en la descripción de una jornada bestial, con múltiples personas heridas de gravedad, entre ellas el fotógrafo Pablo Grillo, que sigue peleando por su vida, internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía.
“Información imprecisa”
La jueza Andrade especifica que a las 17.55 horas les llegó la convalidación de las primeras tres detenciones. A las 18.49, llegaron las de otras siete personas. A las 20.43, de otras cinco. La información es importante porque la magistrada apunta que, pasadas las 22 horas, la Dirección de Privados de Libertad le informó la detención de 89 personas que no habían sido comunicadas ni al tribunal ni a la defensa. Mientras, otra presentación le pedía a la jueza la liberación de las personas porque habían intervenido fuerzas federales y no de la Ciudad.
El caos continuaba. A las 22.30, la jueza recibió el grueso: 93 detenciones. A las 23.23, otras cuatro. Y recién a las 2.16 se informó la identidad de la última persona: en total, 114 detenciones. Por esas horas, la información era difusa respecto de la cantidad y los lugares donde estaban. Así queda claro el porqué y cómo la jueza argumentó su decisión:
- “A medida que se informaban las detenciones de las personas, la información vinculada a ello se volvía más imprecisa y dificultosa para mi tarea judicial”.
- “Se dejaron de brindar detalles sobre la hora y lugar en el que ocurrió la detención, como así tampoco se lograba informar con relación a qué delito específico se estaba convalidando la detención. Tampoco se indicaba el lugar en donde serían alojados. En algunos casos el delito se informaba después”.
- “A partir de la información suministrada por la fiscalía y las calificaciones legales imputadas, ninguna de las personas detenidas lo fue bajo la imputación de delitos de portación de armas de fuego, lesiones o incendio a bienes públicos”.
- “En cuanto a la información para control, con relación a los detenidos 4) a 15) no se brindaron detalles sobre el momento y lugar de las detenciones, ni por infracción a qué delitos ocurrieron, como así tampoco el lugar en donde serían alojados. Situación similar ocurrió con los detenidos 16) a 108) y 109) a 113) sobre quienes tampoco se indicó el momento en el que ocurrieron las detenciones ni el lugar de alojamiento”.
- Sobre los detenidos 109) a 113), no se informó el momento ni el motivo de sus detenciones y, finalmente se aguardó para el dictado de la presente la identificación de la última de las personas detenidas, previamente identificado como “Hombre de 25 años de edad que no aporta datos pero es ciudadano mexicano”.
Sobre las irregularidades en las detenciones, cita un fallo paradigmático de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado argentino por la desaparición forzada en democracia del joven Iván Torres: “Una ‘demora’, así sea con meros fines de identificación de la persona, constituye una privación a la libertad física de la persona y, por lo tanto, toda limitación a la misma debe ajustarse estrictamente a lo que la Convención Americana y la legislación interna establezca al efecto, siempre y cuando sea compatible con la Convención”.
Por eso, remarca: “Cualquier detención tiene que estar debidamente registrada en el documento pertinente, señalando con claridad las causas de la detención, quién la realizó, la hora de detención y la hora de su puesta en libertad, así como constancia de que se dio aviso al juez de instrucción competente, en su caso, como mínimo”.
La protesta como libertad de expresión
La jueza ubica que la marcha de jubilados en el Congreso, “como es de público conocimiento”, ocurre todos los miércoles desde hace un año, y sobre esa base fáctica le “resultó imperioso” enmarcar los hechos “dentro de las exigencias constitucionales y convencionales” ya que, advirtió, “se encontraban en juego derechos constitucionales fundamentales como son el derecho a la protesta, a manifestarse en democracia, a peticionar ante las autoridades, a la libertad de expresión”.
Por ese motivo, subraya:
- “Estas libertades adquieren especial relevancia un día como hoy en el que parte de la sociedad se expresa (se ‘moviliza’) en favor del ejercicio de la libertad de expresión de los integrantes de uno de los sectores más vulnerables de nuestra República, los adultos/as mayores. Desde el Poder Judicial corresponde atender a ello especialmente”.
- “Así, vale recordar que los adultos mayores se encuentran específicamente protegidos en nuestra Constitución Nacional (art. 75 inc. 22) a través de la Convención Interamericana sobre Protección de Derechos Humanos de las Personas Mayores, incorporada a la Carta Magna a través de la sanción de la ley 27.700 por el Congreso de la Nación”.
- “La libertad de expresión, junto con el derecho a la protesta, necesariamente concatenado con la primera, se configuran como derechos baluartes del sistema democrático, pues permiten a los individuos de una sociedad democrática dar a conocer sus ideas, conocer las opiniones de sus conciudadanos y los actos de gobierno y criticar los actos de sus representantes, así como peticionar a estos últimos”.
- Cita jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH): “Cuando se restringe ilegalmente la libertad de expresión de un individuo, no sólo es el derecho de ese individuo el que está siendo violado, sino también el derecho de todos a ‘recibir’ informaciones e ideas … Se ponen así de manifiesto las dos dimensiones de la libertad de expresión. En efecto, ésta requiere, por un lado, que nadie sea arbitrariamente menoscabado o impedido de manifestar su propio pensamiento y representa, por tanto, un derecho de cada individuo; pero implica también, por otro lado, un derecho colectiva a recibir cualquier información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno”.
- Sigue la jueza: “Entonces, quienes se ‘movilizan’ en verdad se expresan, y deben poder hacerlo, de manera crítica frente al ejercicio del poder de los gobernantes y ello, siempre que se efectúe en el marco de la legalidad, no puede ser socavado. Nuestra Constitución reconoce el derecho a la protesta, el cual incluye el derecho a manifestarse, a circular libremente, a peticionar y a criticar a las autoridades”.
- “En otras palabras, en democracia, toda persona debe poder expresarse, peticionar ante las autoridades, asociarse, reunirse y manifestar su parecer y, sobre todo, su disconformidad con las decisiones gubernamentales”.
La jueza cita al constitucionalista Roberto Gargarella: “Una democracia representativa, la única alternativa con la que cuentan los ciudadanos para cambiar el rumbo de las cosas es la de protestar y quejarse frente a las autoridades. Si se socava dicha posibilidad, la democracia representativa se convierte en una oligarquía o plutocracia, es decir, la democracia llega a su fin. De allí que una democracia, aún modesta, no sólo no puede darse el lujo de perder ciertas voces críticas sino que más bien, y por el contrario, debe hacer todo lo posible por potenciar a cada una de ellas”.
Déficit de seguridad
Sobre el cierre, la jueza vuelve a cuestionar el operativo:
- “No puedo soslayar, en esta línea, que la información que me fue puesta en conocimiento fue absolutamente deficitaria. No se informaron, en la mayoría de los casos, el lugar donde se realizó la detención, aludiendo en forma genérica a ‘los hechos del Congreso de la Nación’”.
- “Por lo demás, y a diferencia de lo que sucede con otros detenidos en ’flagrancia’, no se aclararon las circunstancias de detención ni los motivos, al menos con algún tipo de detalle”.
- “Nótese que hasta las 22.17 horas aproximadamente el tribunal había sido informado de catorce detenciones y la información que se conoció después da cuenta de que la cantidad de detenidos a disposición de este fuero resultó ser mucho mayor”.
- “Y sobre esta cuestión, es preciso remarcar que el déficit en la información suministrada y, en consecuencia, del control judicial, de ningún modo lo advierto atribuible a una acción deliberada por parte del Ministerio Público Fiscal, sino a las características del procedimiento llevado a cabo por las fuerzas de seguridad”.
Nota
Hinchadas y jubilados versus violencia estatal: La represión, el aguante y los partidos que se vienen

¿Por qué la marcha de ayer fue reprimida? Miles de personas identificadas con distintos clubes se acercaron a bancar la marcha de todos los miércoles de jubiladas y jubilados. Algunas no llegaron ni a acercarse a Congreso que los gases ya habían comenzado. Pero eso no hizo mermar la convocatoria, que fue multitudinaria y regaló, pese a los palos, charlas e imágenes que hablan de una alianza inesperada y transversal a distintas demandas sociales. ¿Cómo se dio? ¿Qué pasó? ¿Cómo sigue? Los testimonios de jubilados y jóvenes antes, durante y después del partido que se jugó en la calle, que siguió al ritmo de las cacerolas y promete generar un quiebre en odio y bronca alrededor de dos gritos de época: “Fuera Milei” y “Que se vayan todos”.
La foto que ayer intentó borrar el gobierno con la represión salvaje fue la de miles de clubes unidos alrededor de la marcha habitual de jubilados, y la foto del miércoles que sigue, probablemente con más gente, y la del siguiente, con cada vez más. Está por verse los efectos de este violento amedrentamiento a la protesta, con pruebas plantadas para justificarlo, mientras el fotógrafo Pablo Grillo pelea por su vida. Pero hay algo que ya pasó ayer, más acá de la represión.
Los jubilados y las hinchadas marcharon.
Se tuvieron que aguantar los gases, los tiros y los palos.
Y los aguantaron.
Y siguieron ahí, pese a todo.
Y siguió llegando gente, pese a todo.
Hasta altas horas de la madrugada en distintos barrios porteños, y hasta en Plaza de Mayo.
Pese a todo.

A diferencia de la versión del gobierno nacional y de los medios de comunicación cercanos, en una imagen casi inédita en la historia argentina (sin Mundial) hubo hinchas de montones de clubes del fútbol argentino juntos y hermanados.
“Este gobierno hizo lo que pocas cosas logran, unirnos”, dice uno de Huracán abrazado a otro de San Lorenzo. Una de Morón, con uno de Almirante Brown. Una de Boca, con otra de River. Y uno de Tigre, con una de Ferro, con uno de Midland, con una de Los Andes, y así todos, reunidos con entusiasmo en esta foto producida por lavaca:

La previa
Horas antes, jubiladas y jubilados se reunían en MU (a una cuadra del Congreso) como previa de cada miércoles. Todavía tranquilos, pensaban sobre lo que pasaría más tarde. Son parte del grupo Movimiento Activo de Trabajadorxs y Jubilados y charlan con lavaca sobre eso que ya había pasado: una alianza insólita entre hinchas y jubilados.
Ustedes vienen convocando desde hace más de un año a que se sumen organizaciones, centrales obreras, pero… de repente son las hinchadas. ¿Por qué?
Beatriz: Pero no es desde ahora, ¿ustedes recuerdan la canción de Pappo? “Nadie se atreva a tocar a mi vieja”; bueno, eso significa que todos estos muchachos de la hinchada, quizás cuando iban a la cancha con el abuelo cuando eran chiquitos, los llevó el padre hoy jubilado, es decir: es muy genuina y muy ingenua también la adhesión. Y es tremendamente afectiva.
Víctor: Las organizaciones no movilizan porque la mayoría está dirigida por la burocracia, la burocracia sindical, y como ellos no movilizan, le meten miedo también a los trabajadores para que no se movilicen, ese es uno de los puntos. Hace media hora, un compañero mandó un mensaje que estaba saliendo de La Plata, y comentaba que en el tren de atrás venían hinchas de Gimnasia y Estudiantes, juntos en el mismo tren.

O sea que el espanto logró unir lo imposible.
Beatriz: Claro, el espanto o el amor. Y otra de las cosas más interesantes que yo veo es que subyace una cosa que es la argentinidad. ¿Recuerdan cuando se ganó el campeonato del mundo? La argentinidad: eso subyace y en algún momento sale, sobre todo frente al avasallamiento que hay acerca de la argentinidad en este momento.
Rubén: No se olviden que la hinchada de Boca fue la primera que hizo una movilización en contra del macrismo, y apenas asumió lo sacamos a Milei a las puteadas el día que se votaba presidente en el club. Hacía 6 días que lo habían elegido Presidente y lo sacamos a escupitajos y a puteadas. Eso tiene que ver con esa combinación entre el sentimiento y la pasión, con lo político.
Beatriz: La vez pasada en la cancha de Estudiantes, Sturzenegger se tuvo que ir porque le decían de todo menos bonito: las tribunas son un termómetro social total.
¿Y cómo se hace para que esta alianza siga más allá de hoy?
Rubén (bostero): Hay que plantear que se haga permanente, aquí viene lo que se llama la construcción, y una construcción es día a día. ¿Cómo se hace, quién tiene la receta? Nadie. Lo que pasó el miércoles anterior a lo que pasó este miércoles son cosas distintas: todos los movimientos se van modificando, porque la realidad se va modificando. No podés manejar el tiempo, lo único que podés hacer es leer hacia dónde va la realidad, para poder ir digamos hacia una estrategia más ordenada o más segura para la clase trabajadora. Pero es muy difícil eso si no ves la realidad, si estás con una doctrina o con un dogma encima tuyo, no ves lo que está pasando. Es momento de estar muy abiertos.
¿Así sea de River Plate?
Como trabajador te respeto, pero como hincha… bueno: desde hoy, sí.
Rubén, Beatriz, Víctor y el resto de jubilados salían así la cancha, con los ojos bien abiertos.

El partido
Laura tiene la remera de Boca; Margarita la de River. Y se abrazan. Laura dice: “Es terrible lo que viene pasando todos los miércoles, había que estar acá apoyando”. Su ¿rival? coincide.
Margarita, enfermera jubilada de Aldo Bonzi, lleva la de River: “Soy de una generación que viene luchando por sus derechos desde hace muchos años. El único camino es la calle, y no sólo para luchar por nosotros, los jubilados, sino por la educación, para que no se lleven todas nuestras riquezas. Con esto estamos perdiendo nuestro bienestar, nuestra tranquilidad”.
Otro clásico rival, dentro de la cancha, es Vélez-Chicago. Artemio tiene la del club de Mataderos. Rafael, la del conjunto de Liniers. Artemio dice que vino porque este gobierno es lo peor que pasó en democracia: “Lo que hay que hacer es resistir, y para resistir hay que olvidar cualquier división que no sea patria y antipatria”. Rafael, del cuadro contrario, completa: “Es fascismo puro, hay que sacarlo a la mierda: la democracia tiene que salvarse”.

El Padre “Paco” Olveira, sacerdote de los Curas de Opción por los Pobres, no tiene puesta una sotana, sino una casaca de Boca. Más tarde intentaría evitar una detención y terminaría a punto de quedar detenido él. Antes de eso, dijo a lavaca, como un preludio de aquello: “Antes de empezar la marcha y ya nos gasearon; estamos en una dictadura, esto no es democracia, no hay ningún derecho a la protesta, lo único que saben es cagar a palos a la gente. Lo que buscan es sacarnos de la calle, atemorizarnos, pero están consiguiendo lo contrario: que cada vez seamos más”.
Filomena no tiene puesta ninguna remera. Sí su nieto (de River), que la acompaña. Ella, 84 años, está en silla de ruedas. Dice: «Vine con mi nieto para sumar gente. La cosa está muy mal. Hoy por ejemplo, no tengo leche», dijo mientras la Policía comenzaba ya a reprimir.
Armando tiene 76 años y vino desde Haedo. En su bastón, con el que se afirma ante el terreno movedizo de este presente del país, lleva colgado un papel: “Prefiero morir de pie, que vivir de rodillas”. Tiene los ojos todos gaseados. De pie, denuncia: “Más de 30 años de aporte tengo, y este perro, porque es un perro, me sacó los remedios para la presión”. Muestra: “Mirá, mirá cómo tengo las piernas; y vine igual”. Y repite: “Y vine igual”, mientras muestra las várices que esta vez viajaron desde el conurbano bonaerense.

Después del próximo 23 de marzo, en apenas días, Armando y los trabajadores que no tengan 30 años de aportes al sistema previsional argentino no podrán acceder a una jubilación: se estima que 7 de cada 10 accedieron a su jubilación mediante la moratoria vigente. Y en el caso de las mujeres, 9 de cada 10.
Pero los jubilados no luchan sólo por los jubilados. Al contrario. Lo resume Julio, que tiene colgada una bufanda celeste y blanca, y unos ojos dilatados no por el llanto, sino por el gas. “Vengo por mi familia, por los jóvenes, por la gente en situación de calle -dice- por la pobreza que hay, que cada vez es mayor. Nunca vi una cosa igual, este gobierno no tiene sensibilidad, no sé a dónde vamos a parar”. Cierra Julio, de 84 años, con los ojos cada vez más rojos, mientras siguen los gases: “Yo voy a seguir luchando mientras pueda contra este régimen”.
Sobre Avenida de Mayo y sobre Hipólito Yrigoyen, las calles que rodean la Plaza de los dos Congresos, se profundiza el enfrentamiento directo entre hinchadas y distintas fuerzas. Al frente de la represión está la Gendarmería Nacional y motos de la Policía Federal; atrás, agentes con chalecos de esta misma fuerza salen en grupo a cazar manifestantes. De pronto salen no menos de diez sosteniendo a una joven de 22 años, y la llevan hacia unos camiones celulares apostados en la entrada del Senado de la Nación. Allí ocurre esta escena, que mezcla el testimonio de la joven Anabella Pompeo con el del comisario a cargo de su detención:
La cacería siguió.
Horacio Pietragalla, ex secretario de Derechos Humanos, está colgado en una valla frente al Congreso de la Nación y mira desde allí cómo centenas de policías federales tiran balazos de goma a las columnas de varias organizaciones sociales. Dice, desde las alturas: “Empezaron desde muy temprano, no querían que se convoque. A las 16 ya estaban reprimiendo. Esto cada vez va a ser más grande; la gente vino pacíficamente, no hubo agresiones grandes y sin embargo reprimieron de entrada. Es increíble la respuesta que da el Gobierno Nacional”.
Un hombre de 50 años, de zona Norte, viene por primera vez a la marcha de jubilados de los miércoles, también está asombrado con la represión: “Es impresionante. Lo quería ver con mis propios ojos. Es lo más parecido a un gobierno facho».


Silvia, 77 años, jubilada, no habla desde el Congreso: estaba por salir acompañada de Melanie, su amiga, y las balas la frenaron. Dice: “Mi intención era estar en la marcha. Hoy más que nunca había que estar, cansados de ver cómo nos maltratan todos los miércoles. Pensaba ir temprano, con mi sillita porque no puedo estar parada mucho tiempo, hasta que vi lo que empezaba a pasar desde temprano, que me hizo acordar demasiado a la dictadura, no a un gobierno democrático. No hay libertad de expresión ni derecho a la protesta. Fue durísima la represión y consiguió el gobierno que no me animara a ir, simplemente porque no iba a poder correr. Y fue así, fue una cacería. Pero espero que cada vez seamos más los que salgamos, que no nos llenen de miedo”.
Los detenidos por manifestar fueron, según el gobierno, alrededor de 114 y la lista de heridos seguía creciendo al cierre de esta edición, uno de gravedad: Pablo Grillo, fotógrafo de 35 años, al cual un cartucho de gas lacrimógeno le impacto y rompió el cráneo. Pelea por su vida en el Hospital Ramos Mejía.
La represión, y la solidaridad: al cierre de esta nota la familia Grillo agradecía que la cantidad de gente que había ido a donar sangre para Pablo desbordaba el Hospital.


El partido que viene
Como todos los miércoles, ya está la convocatoria para el que viene, a la misma hora (17) y en el mismo lugar (el Congreso).
Una jubilada dice: “El próximo fin de semana, y en los que vendrán, en todas las canchas debe haber un grito unánime ‘Fuera Milei’, que sea de reivindicación al trabajo, a la dignidad y a la soberanía. Hoy debe ser el principio del fin de este gobierno, donde el pueblo se une y toma conciencia para que las cosas puedan cambiar”.
Los abrazos y apretones de manos son más efusivos entre clubes de signos opuestos al caer la noche. “Vamos Almirante Brown”, se escucha en la calle, y el cumplido no viene de otro hincha del club de Isidro Casanova, en La Matanza, sino de un veterano con la camiseta de Chicago, eterno clásico. Otra persona se acerca, pero ahora con la casaca de Morón, otro tremendo duelo del far west conurbano: “Vamos, compa, vamos los jubilados”, alentaron a algunos cabizbajos.

Lo que es casi imposible de ver por las calles de esos barrios, los jubilados lo hicieron posible.
Eso es también lo que expresa no ya la bronca, sino la rabia de una multitud que dice “basta” y cantó también un hit de época: “Que se vayan todos”, mientras Avenida de Mayo y sus arterias regalaron imágenes típicas del 2001.
La policía, en un momento desorientada porque la gente no se amilanaba, era atacada con palabras y cantos:
– “Sos un muerto de hambre”.
– “¿No tenés abuela? ¿No tenés abuelo?”.
– “Vergüenza te tiene que dar”.
– “A ustedes les parece que puedo vivir con 259 mil pesos por mes?”.
– “Mira tu carita, ¿no tenés mamá? ¿No tenés papá?”.
– “Están entregando el petróleo, el litio, ¿y defienden a este gobierno pegándonos a nosotros?”.
– “¿Qué te dice tu vieja cuando venís a pegarle a los jubilados? ¿No es una jubilada como yo? No tenés cerebro ni corazón, malnacido”.
– “Andá a Bahía, la puta que te parió, andá a Bahía, la puta que te parió”.

Marcelo tiene 68 años y ligó un balazo de goma en el estómago: mientras se reponía en un bar enfrente del Congreso, contaba a lavaca: “Estaba en la vereda y empezaron a tirar tiros al tuntún” -dice levantándose la remera y mostrando la herida-. “Soy jubilado, soy hincha de Ferro y siento una impotencia porque estamos en manos de este tipo que es un loco, de la hermana que es peor y con un gabinete que es puro derecha y derecha. Tenemos que seguir con estas marchas: es la única forma de que se pueda dar vuelta la cosa”.
Afuera, mientras el viento empuja los gases que hacen arder ojos y gargantas, Carlos, el ya mítico jubilado hincha de Chacarita que logró que viniera su hinchada y luego el resto, sobresale de la línea de efectivos porque está parado sobre las rejas de un cordón que queda sobre Callao.
¿Quiere dar algún mensaje, Carlos?
La juventud nos ha apoyado y el pueblo también. Y el miércoles que viene va a haber más apoyo. Salgan a luchar.

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