CABA
Después de los glaciares, reflexiones al pie del Congreso
A primera vista puede parecer raro que frente del Congreso haya una carpa gigante, aunque un poco vieja y oxidada. Puede resultar más extraño todavía si uno se acerca y ve gente haciendo acrobacias y malabares, pero lo que allí se está planeando nada tiene que ver con un circo. No es que falte diversión, porque además de las piruetas hay música y gente bailando, hay los que cantan y se sonríen, otros que toman mate; pero también entre toda esa pequeña marea humana se pueden ver algunos carteles que explican: «El agua, más valiosa que el oro». Con la excusa de apoyar la ya sancionada Ley para proteger los Glaciares, la gente de la UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas), del Otro Bicentenario, y de la Cátedra de Estudios Americanistas convocó a una juntada -en este caso con acampe incluido- «Por los Derechos de la Madre Tierra» y «Contra el Saqueo y la Contaminación.» Lo que lograron estas personas no es menor: poner en evidencia y en la calle que hacer política puede ser también algo divertido.
Esto ocurrió el miércoles 29 y el jueves 30 de septiembre y llegaron hasta el centro de la Capital personas de todo el país para contar sus experiencias locales, para conocerse y coordinar formas de acción a lo largo del territorio, pensando como eje los recursos naturales. La carpa fue el lugar de encuentro. A su alrededor se instaló un escenario (que no apareció solo: un partido político lo ofreció de «buena voluntad» y después quería llevárselo a las cinco de la tarde) donde tocaron bandas hasta bien entrada la noche. También se pusieron sobre algunos caballetes películas y libros y comidas y folletos -algunos relacionados con el tema, otros no tanto- y así la gente que pasaba se acercaba y algo conocía, algo se llevaba.
Durante la tarde del jueves se realizó una asamblea abierta. Sentados en ronda, todos los presentes iban contando cómo y por qué habían llegado hasta el centro del centro del país. lavaca estuvo ahí.
Ronda de reflexiones
La asamblea se inició con la noticia de la sanción de la ley de protección a los glaciares. El objetivo más cercano estaba entonces cumplido -por algo se habían instalado frente al Congreso- pero dejaba una pregunta pendiente: «¿Hay algo para festejar?» Una de las primeras aclaraciones de un asambleísta fue: «No creamos en la ley porque hay una historia que nos advierte y enseña que no hay que creer en esto. Es una herramienta más, pero con esta ley no echamos a las mineras.» La intención era aclarar que el funcionamiento real de la ley, en los feudos -por cada una de las provincias- alejados de este «antro» -así lo llamaba este asambleísta al Congreso-, dependerá más de la voluntad de los pueblos que de la de sus gobernantes, proclives siempre a las matufias y los vericuetos. Por eso se llamó a «empezar a hacer valer la ley con el cuerpo y a moverse en el territorio, en la zona que le toque a cada uno». Como si lo anterior hubiese sido una premonición, ese mismo integrante de la UAC recibió un llamado desde la provincia de San Juan: Gioja, su gobernador, había anunciado que no iba a respetar la nueva ley porque «avanzaba sobre el federalismo de su provincia». San Juan es un pedazo del imperio de Barrick y Yamana Gold, dos empresas canadienses dedicadas a la extracción de oro, siempre a costa de hacer volar millones de minerales por la atmósfera y las cuencas acuíferas. El principal ingrediente de esta receta industrial para el desastre es el cianuro, compuesto «muy tóxico, potencialmente letal» según la Wikipedia. Pese a estos datos y los negocios de la empresa con el gobierno provincial, Gioja aseguró hace unas semanas que se «caga en la Barrick». Pero dejemos de lado el oro y las defecaciones y volvamos a la asamblea.
Últimas noticias de Santiago del Estero
Pablo, de Santiago del Estero, es uno de los primeros en tomar la palabra. En su provincia, que todavía no tiene mineras instaladas en el territorio, ya hay indicios de contaminación. ¿Cómo sucedió esto? Los líquidos residuales de la acción minera en las zonas de Tucumán y Catamarca son desechados en un canal que finalmente desemboca en el embalse de Río Hondo, en Santiago. (En ambas provincias, Tucumán y Catamarca, funciona la empresa minera La Alumbrera, de capitales suizos).
En los últimos meses, cuenta Pablo, se pudo ver cómo rápidamente se construyó una ruta – no habilitada para libre tránsito- que lleva a un yacimiento minero de la provincia. Esto, sumado al proyecto de un acueducto provincial y a que La Alumbrera comenzó a financiar a la Universidad de Santiago, hizo que se prenda la alerta roja de los vecinos de la ciudad. Una actividad de este estilo, minería a cielo abierto, requiere de 95 millones de litros de agua por día. La Alumbrera consume el 25% de la energía total suministrada a toda la región del noroeste argentino. En Santiago, viendo lo que se les viene encima, entre unas pocas personas organizaron una radio comunitaria e hicieron varias manifestaciones; buscan por todos los medios posibles evitar un saqueo que ya ha comenzado.
Tucumán arde
Llegada desde Tucumán – y verdaderamente parece recién llegada, lleva sobre los hombros una mochila de viaje- Myriam denuncia las relaciones entre la Universidad de Tucumán y La Alumbrera. Según ella, los negocios de la facultad con la empresa son claros: la minera costea algunos insumos y como devolución la casa de estudios genera documentación e investigaciones que son benevolentes con la empresa (Ejemplo: un estudio que asegura que la actual es el único tipo de minería posible.)
La siguiente es una cita textual de las palabras del rector de la Universidad Nacional de Tucumán, Juan Alberto Cerisola, luego de las visitas de las autoridades a los yacimientos donde trabaja Bajo La Alumbrera: «Conocer de cerca de dónde provienen los beneficios económicos que por derecho percibe la UNT, es clave para el crecimiento académico y edilicio de nuestra casa, y para el desarrollo de nuestra provincia. Hemos visto cómo trabaja esta empresa; su profesionalismo y responsabilidad. Sabemos también que la mayoría de los profesionales que trabajan en la minera son egresados de nuestra casa y esto nos enorgullece.» En un futuro juicio estas podrían ser parte de la confesión del rector Cerisola, hipotéticamente denunciado por entregar los recursos naturales y promover la contaminación de territorios de su provincia.
Myriam dice: «Nos estamos jugando el perfil de las universidades que se quiere proponer. El de ahora es el de la universidad-empresa.» Por todo esto convocó a realizar un Juicio Ético a la planta académica y no docente de la Universidad de Tucumán.
El lector atento podrá entender estos relatos como pequeñas anécdotas de una disputa que parece en principio desigual: un grupo de personas presionando y luchando para evitar que varias megamineras con megacapitales y megaempresarios de todas partes del mundo vaya comprando a sus gobernantes al mismo tiempo que arrasa su territorio; ya no sólo sus recursos naturales, sino también los humanos. Pero la gente se sigue moviendo, como Myriam o como Pablo; pegan carteles, salen a la calle, reparten volantes, inventan radios que viajan por el aire, ponen el cuerpo cuando es necesario, viajan, festejan, trabajan, denuncian, siempre organizados y con un objetivo claro: defender lo que les pertenece, la Tierra.
¿Cómo logran esto sin grandes presupuestos, sin un mandamás que diga qué hacer? Con la energía del futuro: ingenio humano, nafta difícil de encontrar – aunque algunos científicos aseguren que es de fuente renovable y por lo tanto ilimitada.
Así funciona esta forma de organización y de acción que en las lúcidas palabras de uno de sus participantes es «exactamente lo contrario a la generación espontánea».
La paz social, versión Andalgalá
Moro es alto, morocho, y tiene esa barba cónica que suelen llevar los ancianos como símbolo de sabiduría; Moro es joven y llega a este acampe desde Andalgalá, Catamarca. Dice: «Vinimos desde La Asamblea del Algarrobo. La Minería es nuestro problema. La empresa es Agua Rica, de Yamana Gold.» La empresa gracias a una pueblada dejó de funcionar después de 13 años. «Sabemos que esta ley fue arrancada a los legisladores porque le tienen miedo a los movimientos populares que están de pie a lo largo de todo el país, sabemos que el Código de Minería es bastante permisivo, que el gobierno provincial es socio de la minera, que el gobierno municipal, corrupto, es su aliado.» Pero Moro y los vecinos que se autoconvocan en asamblea no solo tienen problemas, buscan soluciones. «Cortamos una ruta que da camino al yacimiento». Hay una orden del juez de minas que suspende la actividad de la mina hasta tanto no se «reestablezca la paz social» (y la paz social es según el juez que no haya corte de ruta, por lo que no hay actividad de la minera.) Una advertencia: «Van a venir luchas más fuertes todavía.»
Moro cuenta también sobre un estudio, que tardó un mes en realizarse, y en el que se sostiene que no hay datos que demuestren la contaminación en Andalgalá. (Es necesario entender que no se toman en cuenta algunos datos irrelevantes, por ejemplo, el aumento en un 800% de los casos de cáncer en la zona.) Las autoridades amenazan con poner presos a quienes digan lo contrario, por el delito de «difamación». Moro: «Cosas como ésta hacen que la gente sienta cada vez más rechazo por estas empresas; la gente se acerca a las asambleas y las manifestaciones.»
La alegría sanjuanina
Lucas llegó desde San Juan, y forma parte de Alegría Pachamamera, la única murga antiminera del mundo. Para él estos proyectos de contaminación son «el tercer genocidio de América». Cuenta que con sus amigos está planeando un campamento para el verano – durante los primeros días de Enero- en la zona donde actualmente se intenta llevar a cabo el proyecto binacional de Pascua-lama, explotación siempre a cargo de la Barrick Gold. La murga nació en Tudcum (San Juan, partido de Iglesias) un pueblo que tiene apenas 800 habitantes – y 100 de ellos son empleados de la minera. En su historial murguero hay una victoria gigante: en la localidad de Las Flores (en San Juan) el 6 y 7 de febrero de este año hubo un festival de murgas. El concurso era organizado por Barrick Gold. A pesar de todas las presiones finalmente se presentaron y así cuentan el desenlace:
«En medio de las canciones y bajo el asombro de las autoridades que solo atinaron a bajar sus miradas al suelo, el sonidista intentó subir el sonido de la cortina musical y silenciar los micrófonos. Claro que nada pudo silenciar el pulso del bombo y la alegría de todo el pueblo. Cuando todo parecía concluido, faltaba una sorpresa mas. El jurado daba como ganadora del concurso a ‘Alegría Pachamamera'»
«Esto recién comienza»
Afuera de la carpa hay una obra simpática que pone en jaque la imaginación del que la mira: hecho con cartones pintados de celeste, un glaciar es el símbolo de ocasión que fabricaron unos vecinos de Saladillo, provincia de Buenos Aires. Lo veo porque me estoy yendo -creía haber visto y escuchado bastante- pero una persona con la que había charlado durante la asamblea me paró en seco y me preguntó: «¿Sabés qué es lo mejor de todo?» La miro en silencio. Termina la frase sonriendo: «Que esto recién comienza».
Imaginen una enormidad de tierras elevadas y encadenadas de norte a sur, con un paisaje tan sublime como cambiante que guarda hace miles de años muy distintos tesoros, como desiertos que queman de solo mirarlos, glaciares, pueblos escondidos con idiomas improbables, hielos y nevadas, sequías, ríos. Traten de imaginar esa belleza siendo literalmente detonada con máquinas estrafalarias, hombres de casco amarillo; o piedras enormes mandadas a destruir por un monstruo enorme que bebe lagos enteros en un día de sed. Imaginen todo eso: aún así no van a concebir cuál es el grado de destrucción al que se está llegando. La tarea de esta gente no es fácil: están tratando de salvar el mundo.
CABA
El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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