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Docentes vs. Policías: de las detenciones al Paro Nacional

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Miguel Acuña y Juan Manuel Mauro, los dos docentes detenidos durante la represión de ayer, cuentan cómo los efectivos los golpearon, les tiraron gas pimienta y los llevaron a la rastra hasta el patrullero. Son maestros de la Escuela de Educación Media N°3 en la villa 1-11-14 que ahora deben enfrentar causas por hurto, lesiones y resistencia a la autoridad. Dos historias paridas tras el intento de instalar una escuela pública itinerante frente al Congreso, ayer reprimida y hoy desarmada por el gobierno: “La represión a los docentes es un límite ético que no vamos a tolerar”.
Cuando al docente Miguel Acuña la Policía de la Ciudad le tiró gas pimienta en los ojos, le pegó patadas en el suelo y se lo llevó a la rastra durante 50 metros en medio de un diluvio, en el patrullero ya estaba su compañero Juan Manuel Mauro, también golpeado y esposado. Ambos fueron los maestros detenidos por Policía Federal y de la Ciudad tras la represión desatada cuando docentes buscaban un giro en la lucha por la apertura de la paritaria nacional: la instalación de una escuela itinerante pública frente al Congreso, que recuerda a la Carpa Blanca de los ´90. de los ´90. El vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, afirmó durante la mañana del lunes que permitirán el armado de la escuela, sin embargo durante el transcurso del día agentes de Espacio Público desarmaron los parantes que quedaban. Los docentes analizan retomar la iniciativa el miércoles, post paro nacional.
Hoy por la mañana, en una conferencia de prensa multitudinaria convocada en la sede de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), la secretaria general Sonia Alesso comunicó la decisión de llamar a un paro nacional de 24 horas para el martes. “La represión a los docentes es un límite ético que no vamos a tolerar”, dijo Alesso. “Si el ministro Esteban Bullrich no está a la altura de las circunstancias, debe renunciar ya”.
En el auditorio Isauro Arancibia la ovación fue seguida de un canto: “No queremos Coca Cola, no queremos choripán, los maestros exigimos: paritaria nacional”.

“Ustedes no son docentes”

Acuña y Mauro fueron llevados esposados a la Comisaría 6° y, luego, derivados a la dependencia de la Comuna 4 en Parque Patricios. Fueron liberados cerca de la medianoche.
Ambos docentes hablaron con lavaca luego de la conferencia en CTERA: son maestros de la Escuela de Educación Media N°3 del distrito 19 en la villa 1-11-14. Cuentan que el comienzo de la instalación arrancó después del mediodía; la acción violenta empezó cerca de las 20 horas. “Comenzaron a llegar móviles de la Policía Federal, de Espacio Público y de la Policía de la Ciudad”, dice Mauro, 34 años. “Allí estaba Lorena Pokoik, legisladora de la Ciudad (FpV), tratando de preguntarle al jefe del operativo cómo proceder. No tuvo respuesta: la pasaron por arriba y la tiraron al piso. En el medio de eso, nosotros estábamos haciendo el cordón para proteger la instalación. Estábamos abrazados entre todos los compañeros y compañeras”.
Mauro cuenta que los policías que lo detuvieron fueron tres: “Nos cagaron a palos en el piso. Nos esposaron. Nos decían: ´Ustedes no son docentes´. Nosotros le gritábamos: ´¡Somos maestros, ustedes están para cuidarnos! Ahí me llevan al patrullero”.
Acuña: “Los policías entraron por la punta de un semicírculo que protegía el armado de la itinerante, y de repente empezaron a empujarnos y a pegarnos. No es que estábamos con ningún elemento contundente, sólo con nuestros guardapolvos defendiendo nuestra educación pública. En ese momento empezaron a pegarles a las muestras. Y cuando se cae la legisladora y veo que le están pegando, intento ayudarla para que se pueda levantar: en ese momento me tiran gas pimienta. Patino, caigo, y me llevan a la rastra durante 40 o 50 metros hasta el patrullero, donde ya estaba mi compañero, golpeado y esposado”.
Mauro completa su relato: “A él lo detienen dos policías de civil”.

La Constitución esposada

Mauro dice que en el patrullero seguían diciéndoles que no eran docentes. Así también ocurrió durante la cobertura que hizo Clarín: no habló de represión, sino de “desalojo”, y sostuvo que no fue dirigida a docentes, sino a “gremialistas”. Acuña y Mauro son delegados de UTE-CTERA, pero ambos advierten que ejercen la docencia en el mismo colegio. Mauro: “Soy maestro de grado y tengo un cargo de secretario. Trabajo allí desde el 2002”. Acuña: “Soy docente del área de ciencias sociales y estoy en la parte bibliotecaria en la mañana. Soy docente hace 20 años”.
A ambos se los llevaron acusados por hurto, lesiones y resistencia a la autoridad. ¿Qué ocurrió en las comisarías? “Cuando entendieron la situación se trataron de despegar de la situación represiva de sus camaradas, que ellos no tenían que ver. Eso sí: seguíamos esposados”.
Acuña: “Estamos muy dolidos por este ataque a la escuela pública, que se expresó en nosotros. Estamos muy preocupados porque nos retrotrae a situaciones que ya parecían olvidadas. Que un Gobierno supuestamente de diálogo venga y solucione el conflicto con palos, gas pimienta y represión, no resuelve el conflicto. Somos maestras y maestros que pedimos el derecho a una educación pública de calidad, que defienda a nuestros pibes. Y pedimos también la apertura de la paritaria nacional: ellos sólo se fijan en sí tramitamos formalmente el pedido para instalar la escuela itinerante, pero no son muy legalistas con cumplir la ley que garantiza el llamamiento a la paritaria. Tampoco con el derecho a la protesta. ¿Y sabes qué? Ambos son derechos de los trabajadores que rigen en nuestra Constitución Nacional”.

Docentes vs. Policías: de qué lado estás

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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