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EITAR sin patrón: la olla, la lucha y el sueño de la autogestión.

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La metalúrgica Eitar de Bernal quebró luego de 60 años de producción y los dueños vaciaron la fábrica. Los 240 trabajadores resisten junto a sus hijos en la puerta del lugar, donde venden comida y realizan trueques. Historia de una empresa que hace pocos años era líder en producción nacional y que ahora busca una salida autogestiva. Se puede colaborar con lxs trabajadorxs acercándose a la calle 189 – 950, Bernal Oeste, Provincia de Buenos Aires.

Por Néstor Saracho

Va cayendo la tarde del último sábado de mayo de 2019 en Bernal. Las avenidas comienzan a convertirse en diagonales y las calles, en cortadas y pasajes de tierra. Desde el portón de la calle 189 se ven la parrilla, las mesas con ropa, las banderas y algunos trabajadores y trabajadoras de la metalúrgica EITAR. A su costado, un grupo de peques juega a la pelota y otro a los jueguitos en los celulares de sus madres y padres.
Liliana tiene 18 años de antigüedad como supervisora del sector grupo magnético; Patricia, 16 años de antigüedad como operaria. Entre ambas rearman la historia reciente: “El martes (21 de mayo) a las once, doce de la noche empezaron los mensajes: ´se están llevando cosas, están robando la empresa´. Esa misma noche empezó a venir gente a ver si era cierto, y sí: se habían llevado las CPU, matrices, planos”.
La historia detrás del autorobo es, como en toda recuperada, la historia de un vaciamiento a espaldas de los trabajadores. Patricia: “El día anterior, el gerente de producción le había pedido las llaves a los chicos. ¿Qué hicieron? Se llevaron todas las matrices, todos los planos y de las CPU toda la información contable que se guarda acá en las oficinas y los programas de operación de maquinarias”. Un compañero suma: “Los planos de las piezas y cómo preparar las máquinas lo tengo todo acá, en la cabeza. Lo que sí es necesario son las matrices. Son muy caras de mandarlas a hacer”.

EITAR sin patrón: la olla, la lucha y el sueño de la autogestión.

Foto: Néstor Saracho.


¿Cómo se llegó a esto? Los trabajadores hablan de “malos manejos” y de “falta de inversión” ante una crisis que empezó con la apertura de las importaciones, pero que no había impactado aún sobre el ritmo de producción. Patricia: “Se venía trabajando bien, no entendemos por qué de un día para el otro pasó lo que pasó. Jamás se hizo la cantidad de termostatos que se hicieron, había trabajo.  Venían diciendo que había que esperar a que pase mayo porque después el trabajo se venía con todo. Hasta el último día se trabajó y se entregaron pedidos. El último martes estuvimos trabajando a reglamento para ver si pagaban, porque estaban apurados para preparar los pedidos. El jefe de producción me comunica: ‘Liliana, si la gente quiere irse, que se vayan, total el día no lo van a trabajar. Se le paga el día como una suspensión y que se vayan todos.’ Nosotros nos fuimos todos y nos suspendían hasta el lunes. Ese mismo martes a la noche se llevaron todas las matrices y archivos. Hasta último momento estuvimos con que se venía el laburo con todo”.
Hernán Sosa, operario del sector de quemadores y delegado desde 2009, repasa la historia personal, que es la de su trabajo en EITAR: “En 2003 terminé la secundaria y el 17 de febrero de 2004 empecé a trabajar en contrato por agencia. Estuve así por tres años y medio. Eso lo menciono porque empezaron a decir que hace diez años la empresa daba pérdida. Casualidad: hace diez años nos pudimos organizar sindicalmente. Hemos puesto delegados, luego los tuvieron los supervisores. Nosotros entendemos que la pérdida para ellos era la regularización de ciertos derechos que no se cumplían acá. Antes teníamos horas extras y premios en negro. La antigüedad por agencia también se fue reconociendo. Hemos tenido el caso de una chica que le reconocieron trece años de antigüedad por agencia. Los derechos que fuimos conquistando fueron las pérdidas para los dueños”.
Continúa: “El cambio de gobierno con la apertura de importaciones nos jugó totalmente en contra. Nosotros terminamos un 2015 siendo líderes del mercado, manteniendo el 92% de producción acá. En ese tiempo recién comenzaba a surgir Armengol en Burzaco. Lo que siempre destacó a EITAR es el tema de la calidad: nosotros siempre nos lo pusimos como objetivo. En los momentos que aumentaba la demanda, siempre tratamos de priorizar la calidad”.
EITAR sin patrón: la olla, la lucha y el sueño de la autogestión.
Entre los clientes estaban marcas reconocidas como ORBIS, LONGVIE y DOMEC. Si bien llegaron a exportar, en los últimos tiempos la clientela es toda nacional. Una posible competencia, la empresa ARMENGOL en Burzaco, también le está pasando lo mismo: con la devaluación no podían traer material de afuera. Aclara Hernán: “Una cosa era competir con alguien interno y otra competir con el mundo. La apertura de las importaciones nos desbastó. Marcas grandes como ORBIS empezaron a comprar afuera. Arrancamos 2016 con setenta compañeros despedidos e iniciando un nuevo modelo económico y político. Se dejó un premio por presentismo. Las suspensiones comenzaron a tener una vía interna, no ministerial. El último año fue manejarse en el día a día”.
A fines de mayo, los dueños tuvieron una audiencia la Secretaría de Trabajo para ver si remontaban la situación. “Teníamos una esperanza de que ellos quisieran seguir. Pero no. Los trabajadores pusimos el hombro y más para sacar a EITAR adelante. No pagaron a la AFIP, vino el embargo y la quiebra, nos retuvieron los aportes. Nosotros dimos todo y ellos se fueron”.
‘Yo hasta acá llegué, dije. Luego pensé que tengo que seguir por los 17 años que llevo acá la mayoría que estamos acá´: ¿dónde vamos a conseguir trabajo? Hay gente que le falta poquito para jubilarse luego de treinta, cuarenta años de trabajar acá2, reflexiona Liliana.
La empresa, una vida
De un total de doscientas cuarenta personas, ciento cuarenta son mujeres. Dice Liliana: “La mayoría fueron mamás acá. No es un capricho seguir acá. Otras empresas dependen de nosotros.” ¿Cuál es la profundidad de la situación? “Nosotros en EITAR somos 240 personas, pero detrás hay otros proveedores. Nos llamó uno llorando, diciendo que el 90% de lo que produce, lo entrega para nosotros. Un delegado de ECOTERMO, nos llamó diciendo que ellos están mal, que tienen material para trabajar diez días y se le acaba.  Entre los proveedores hay unas 20 empresas. Calcule usted cuántos puestos de trabajo se ven afectados por la quiebra de EITAR. La autogestión en este caso ayudaría a evitar que se profundice cada vez más la crisis actual.”
Cuentan que saben trabajar y están dispuestos a seguir. “Ya no habrá un jefe o dos gremios, ya somos todos iguales.” Consultadas sobre otras experiencias de fábricas o empresas recuperadas, Liliana comenta: “No conozco ningún caso”. Patricia: “Vinieron a hablar trabajadores de otras fábricas. Nos dijeron que no es fácil, una muchacha era operaria, otro clarkista. Hay que tener paciencia y aprender mucho. Nosotros venimos, trabajamos y nos vamos. Los que vendían eran otros”.
EITAR sin patrón: la olla, la lucha y el sueño de la autogestión.

Foto: Néstor Saracho.


Se viene la temporada de aprendizajes. Sobre la nueva forma de organización: “Ya no seríamos delegados pero continuamos activos como una especie de referentes con la transparencia para informar. Aunque en la asamblea parezcamos ingenuos, lo importante es la transparencia.” Y remata: “En estos tres años, quienes estuvimos padeciendo, sentíamos que se venía venir la quiebra o la crisis de la fábrica pero no en este mes, los gerentes y los de ventas te mostraban los pedidos que había. No lo esperábamos ahora.”
La quiebra tramita en el Juzgado en lo Civil y Comercial Nº 14, del departamento Judicial de Lomas de Zamora, a cargo del Dr. Osvaldo Sergio Lezcano. Él es quien deberá contemplar la idea de la autogestión obrera.
Hernán: “Estamos totalmente en desacuerdo con el modelo de país que estamos teniendo, siempre apoyamos un modelo industrial. Hoy lo escuchamos al presidente diciendo ‘El país se hace trabajando’, nosotros somos los primeros en entender esa frase. Viendo las realidades, quien no entiende es él. Lo toma como un chascarrillo, una frase hecha y para nosotros es piel.”
No queriendo tener una postura electoralista, en algunas fábricas recuperadas el cambio de gobierno fue apoyado por hasta el cincuenta por ciento de los trabajadores. “No  creo que hayamos llegado al 50 pero un 20 por ciento, seguro. Nos insistieron con la campaña del miedo y el miedo es lo que estamos viviendo hoy. Quienes reconocen que votaron el cambio se están arrepintiendo. La mayoría de los empresarios saben que se les viene la noche con la onda verde que les dieron. Este proyecto político y económico nos llevó a esto. El viernes recibimos una donación del Ministerio de siete mil quinientos kilos de mercadería.”
“No queremos un plan social, queremos trabajar”
Explica Liliana: “Acá hay gente con 40 años de antigüedad. Quienes menos antigüedad tienen están hace diez años. Tenemos que formar una cooperativa para trabajar, estamos capacitados para seguir. No queremos un plan social: queremos laburar. Produciendo barrales y válvulas de seguridad, para calefones, estufas y termotanques. Sí necesitamos que el Estado nos dé materia prima para empezar a trabajar, y eso es lo que nos va a hacer falta para empezar a producir”.
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Foto: Néstor Saracho.


Patricia analiza: “No entiendo a este Estado. Te da aumentos todo el tiempo, la luz, el gas, la nafta, el boleto, la escuela. El sueldo siempre está en el mismo lugar. A estos (los empresarios) les permiten hacer lo que quieren, no les impiden nadie nada. Hoy dicen: ‘mañana quebramos, mañana echamos’. Somos juguetes porque se lo permiten, a partir de un Estado te deja sin trabajo, sin ingresos y te da aumentos… ¿Cómo hago cuando llegan las boletas de lo necesario? No te digo el cable, el teléfono o un celular: el gas, el agua y la luz. ¿Cómo duermo yo a la noche? Si tengo que comprar para comer y cuando llega la luz, tengo que pagar el aumento. Anteriormente cuando me lo aumentaste, mi sueldo siguió siempre igual. Aumentan 20% la luz y tu sueldo el 3%. Se lo comió tres veces ese aumento. Nunca podemos salir adelante. Para mí que hay algo que está mal: te sentís atado. No puedo creer que sigan cerrando fábricas y ellos quieren hacernos pensar que dejaron todo patas para arriba y nos hacen esto para solucionarlo. ¿Para sacarnos de dónde? Si cada vez me estás tirando más al fondo. ¿Cuándo voy a salir de esto? La cabeza nos explota de pensar. Las empresas siguen quebrando, prendés la tele y todos los días hay una empresa que cierra, que quiebra, que hizo reducción de personal, que no te quieren pagar tus años de indemnización: ‘te vas con lo que yo te doy, si no te gusta te vas con las manos vacías.’ A quien quiere trabajar, no lo dejan y quien tiene trabajo, tiene que trabajar por la mitad. A mi marido en diciembre le pasó lo mismo, está haciendo el mismo trabajo por la mitad del sueldo que tenía. De tener dos sueldos, ahora tengo medio sueldo.”
Sigue Liliana: “Aguantamos un montón de cosas. Que no nos paguen premios, aguinaldo, vacaciones y retroactivos. Seguíamos poniendo el lomo para seguir trabajando.”
Patricia: “Nos pesa en la cabeza las empresas que van a pasar esto, delegados de otras empresas que tienen trabajo para veinte días, ¿y después? Porque esto se va a hacer una cadena, unos van a tener trabajo veinte días, otros diez y esas familias van a padecer lo que nosotros estamos padeciendo. No somos 240 personas nada más, en diez, veinte o treinta días, empiezan a caer las otras empresas.”
“¡Esto tiene que empezar a funcionar cuanto antes!”, dice Liliana: “La AFIP embargó toda la plata que tenían para pagar los sueldos. El Estado tiene que hacer algo. Necesitamos un respiro para poder empezar con la cooperativa. Queremos que nos paguen lo que nos quedaron debiendo, mínimo, ya no pedimos la indemnización. Que el Estado tenga conciencia y nos dé un pequeño alivio. No estamos pidiendo una ayuda, es nuestra plata. Somos laburadores, estamos dispuestos a resignar cosas con tal de trabajar.” Y continúa: “Hemos dejado a nuestros chicos, no hemos ido a actos escolares, capaz que no es importante pero para los chicos es re importante. Siempre dijimos ‘nosotros tenemos que trabajar’, nos perdemos la crianza de nuestros hijos por dar todo acá.”
Los fines de semana vienen todos los chicos, la nieta de Liliana viene todos los días después del colegio. “No los podemos dejar solos. Los matrimonios vienen a la noche y al mediodía a comer acá.” Dice Liliana, quien hizo su casa. Su hija Débora que también trabaja allí tiene dos hijas: Sofía y Luna. Patricia crió a sus hijos Gabriel y Giselle.
Otro logro de la Macrisis, según Patricia: “Hoy estuvimos con las puertas abiertas, haciendo un trueque de ropa por comida. Se vende choripán, bondiola, pizza, tortilla, tortas fritas, pastelitos. Lo que se puede hacer, se vende. Se viene a comer acá. Hay muchos que viven acá cerca, entonces todo lo que vamos juntando es para bancar los boletos para que continúen viniendo quienes viven lejos. Hay más de 10 matrimonios que se conocieron acá, y nos dejaron en La Pampa y la vía. Los mensualizados trabajamos el mes completo y los quincenales tenían que cobrar la quincena. Ni esto pagaron. No tuvieron la dignidad de decir: ‘bueno, me mandé una cagada, nos vamos’… pero nos hubieran pagado el último mes. Nadie tiene un ahorrito, nos dejaron tirados y a la deriva”
El 25 de mayo hicieron un locro. “Los vecinos se portan de diez, apenas ponemos un cartel, vienen y compran. Cuando trabajábamos, habíamos conseguido que puedan entrar al comedor y vender.”
Va cayendo la noche en Bernal Oeste. Entre mates y reparto de bolsas de mercadería, es momento de la rotación. Algunxs compañerxs les toca descansar después de una larga jornada. Otrxs recién comienzan el turno.
Así reparten las energías para sostener la olla, la lucha y el sueño de la autogestión.
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Foto: Néstor Saracho

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas

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Una Ley Nacional que proviene del sector del agronegocio avanza en la Cámara de Diputados, impulsada por la UCR y la Coalición Cívica. Se trata de la norma que regula, entre otras cosas, la aplicación de agrotóxicos. El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. La primera reunión informativa contó solo con oradores promotores de la iniciativa y solo dos voces críticas; crónica de esa reunión y la opinión del médico Damián Verzeñassi, la enfermera del Garrahan Meche Méndez, el abogado Marcos Filardi y Sabrina Ortíz, vecina fumigada y abogada que acaba de presentar un escrito para convocar a audiencias públicas y foros de debate para evitar que se apruebe esta Ley que prioriza el negocio a la salud social y medioambiental. FRANCISCO PANDOLFI

Esta semana se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley nacional “de presupuestos mínimos de protección ambiental para la aplicación de productos fitosanitarios”. Es decir, de agrotóxicos.

El proyecto fue escrito por la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 80 instituciones públicas y privadas vinculadas con el agronegocio, y dentro del recinto encabezan la iniciativa los diputados Atilio Benedetti (UCR – Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La nueva norma ya cuenta con el acompañamiento de 32 legisladores, entre un abanico variopinto que engloba a La Libertad Avanza, Unión por la Patria, UCR, PRO, Coalición Cívica, Encuentro Federal, entre otros partidos. 

El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas.

La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas
Atilio Benedetti, UCR-Entre Ríos, principal promotor del proyecto, expone en la reunión del pasado martes.

Exposiciones sin consenso

El martes pasado se llevó a cabo una primera reunión informativa en la cual las y los oradores sólo fueron personas, organismos y corporaciones a favor de la iniciativa.

En la comisión conjunta realizada entre Agricultura y Ganadería y Recursos Naturales y Conservación de Ambiente Humano hubo entidades gubernamentales, de productores, de ingenieros agrónomos, de acopiadores, de empresas de tecnología agropecuaria y ONG a favor de la ley. Maximiliano Ferraro expresó que “el proyecto no tiene una mirada sectorial”. Y que “nace de un diálogo. Un diálogo y consenso, que podemos ampliar”.

Sin embargo, se dijo, no hubo invitaciones a voces disonantes.

Las únicas dos ponencias que no se alinearon al lobby de la producción con plaguicidas fueron el diputado Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista – FIT Unidad) y su par Blanca Osuna (Unión por la Patria). Dijo Giordano: “Deben darle espacio a quienes estamos en contra de esta ley. Hay una lista de un montón de organizaciones que quieren venir a exponer las barbaridades que ocurren por el uso de agrotóxicos. Fumigar a 10 metros de ninguna manera puede ser una buena práctica agropecuaria”. Dijo Osuna: “Es indispensable escuchar voces de otros sectores, estamos en falta si no. Los expertos científicos deben estar acá, están ausentes en este proyecto. Primero debe estar la salud, luego la producción”.

La evidencia del modelo

Tras el encuentro del martes, distintos actores se manifestaron en contra del proyecto. Damián Verzeñassi es médico generalista y es el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, desde donde se hicieron desde 2010 a 2019 más de 40 campamentos sanitarios en diversos pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba para  relevar puerta a puerta la situación de la salud en localidades fumigadas. ¿Qué demostraron esos resultados? Que en las comunidades rurales se multiplicaban los trastornos endócrinos, los abortos espontáneos, las malformaciones y el cáncer. Opina Damián: “Si se aprueba esta ley permitiría que se fumigue a 10 metros con productos que pueden generar cáncer de mama, cáncer de tiroides, alteraciones endocrinas en las glándulas, disminución de la capacidad de nuestro sistema inmunológico de defendernos. Por ejemplo, el herbicida atrazina está prohibido en 37 países, pero en Argentina está autorizada. Este tipo de cosas avala la ley que quieren aprobar”.

Sin embargo, el diputado por la Libertad Avanza Pablo Ansaloni, que proviene de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) dijo en la reunión informativa: “Desde nuestra actividad, que la vengo ejerciendo durante 30 años, manipulamos el cereal y estamos en contacto todos los días con el fitosanitario. Podemos dar fe que no tenemos ningún enfermo”.

Meche Méndez es enfermera de Cuidados Paliativos del Hospital Garrahan y desde hace años viene dando una pelea (casi en soledad) para que exista una historia clínica ambiental que pueda demostrar la relación de los agrotóxicos con las enfermedades. Le dice a lavaca: “El sistema de salud sigue sin considerar el daño, en muchos casos irreparable, que los tóxicos utilizados desde hace décadas en el modelo extractivo están produciendo en el ambiente, los territorios y por ende en los cuerpos de quienes los habitamos, atendiendo los síntomas y/o la enfermedad una vez producida, pero sin asociarlo cómo posibles causa”.

Sobre el proyecto de ley, analiza Méndez: “Sólo puedo compartir mi absoluto rechazo. Ya está comprobadísimo por la ciencia sin conflicto de interés que la deriva (movimiento de plaguicidas en el aire) no tiene control, que los venenos enferman y matan. Necesitamos medidas aún más protectoras de las que tenemos actualmente y sobre todo dejar de usar esos tóxicos. Hago un llamado urgente a los profesionales de la salud, a las sociedades científicas supuestamente comprometidas con la salud y el ambiente a que se expidan y rechacen esta posibilidad criminal de echar venenos a 10 metros”. Remata: “Se sabe que produce cáncer, malformaciones, daños genéticos, un montón de enfermedades y síntomas. Esto no puede salir de la Cámara de Diputados”.

María Luisa Chomiak, de Chaco, es la única diputada de Unión por la Patria que acompañó con su firma este proyecto. Argumentó: “Lo suscribí porque se necesita tener esta discusión. Toda iniciativa es perfectible y no hay nada más importante que la salud. Si se prioriza esto, celebro que estemos discutiendo este tema”. Sin embargo, en el proyecto no figura que la reducción de las distancias va en sentido contrario al principio de «no regresión en materia ambiental» que establece la Ley General de Ambiente y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú. Ni tampoco informa las pruebas científicas ya demostradas sobre la consecuencia de los plaguicidas: desde los efectos letales del glifosato en embriones anfibios, constatado por el ex titular del Conicet Andrés Carrasco, hasta los estudios de Delia Aiassa en la Universidad de Río Cuarto sobre daño genético, que comprobaron el riesgo aumentado de contraer cáncer. A partir de estas investigaciones hubo fallos judiciales en distintos puntos del país prohibiendo las fumigaciones terrestres a menos de 1.095 metros y las aéreas a menos de 3.000.

Antecedentes que enferman

Una de esas localidades es Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí vive Sabrina Ortiz, una de las tantas personas que se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Sabrina tiene una particularidad notable: como no encontraba abogados que la defendieran, estudió Derecho y se recibió. Fue amenazada; le mataron a su perro como amedrentamiento. Después de años de denuncias y estudios científicos, la Justicia federal confirmó que el 3 de diciembre de 2025 comenzará el juicio oral contra tres productores agroindustriales por delitos de contaminación ambiental, según la Ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051). En la causa se documentaron daños a la salud vinculados a la exposición crónica a sustancias como glifosato, atrazina y clorpirifós. 

Sabrina, junto a varios colegas, acaba de presentar un escrito colectivo de abogadas y abogados de Pueblos Fumigados en donde solicitaron a las presidencias de las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación que convoquen audiencias públicas, foros y videochats de debate antes de tratar el proyecto de ley.

Marco Filardi es abogado especialista en derechos humanos y temas ambientales y es parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. Le dice a lavaca: “Esta norma manda un mensaje a todas las provincias de que este (10 metros fumigación terrestre y dron, y 45 metros aérea) es el estándar mínimo, el piso ambiental y eso no lo podemos aceptar. Gran parte de nuestra población está expuesta cotidiana, sistemática y estructuralmente a la aplicación de más de 7.000 formulados comerciales con autorización vigente por el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) en una cantidad de más o menos 500, 600 millones de litros de agrotóxicos al año. Tenemos el triste privilegio de ser el país que más agrotóxicos por persona y por año usa en el mundo y los resultados están en los cuerpos, están en los territorios”.

Desde los impulsores de la iniciativa no contactaron a científicos, ni profesionales de la salud, ni abogados, ni a ninguna de las organizaciones ambientales. Como por ejemplo la coordinadora “Por una vida sin agrotóxicos Basta es Basta”, de Entre Ríos, que se moviliza todos los martes desde 2018 frente a la Casa de Gobierno en Paraná. “La ley nacional es un ‘copy-paste’ de la que ya tenemos acá, aprobada a finales de 2024 y en la que habilitan fumigar a 5 metros de los cuerpos de agua, a 10 de las plantas urbanas y a 15 de las escuelas rurales. Ellos se amparan en las buenas prácticas agrícolas sin basarse en ninguna evidencia científica, a diferencia de todos los trabajos publicados en Argentina y en el mundo donde se demuestra el impacto que tiene el uso de los venenos sobre la salud y los ecosistemas, más allá de la dosis y la distancia. Lo que genera el daño es la presencia del veneno y si hay evidencia científica ya está: no hay más que hablar”.

La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas
Sabrina Ortíz presentó una iniciativa para frenar la Ley del Cáncer.
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Entrevista a Celeste Fierro, tras ser detenida en la flotilla de ayuda humanitaria a Gaza

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Al llegar al país luego de estar 8 días detenida (junto a otros tres argentinos, entre un total de 443 personas que conformaban la flotilla Global Sumud) la legisladora habló con lavaca.

Entrevista a Celeste Fierro, tras ser detenida en la flotilla de ayuda humanitaria a Gaza
Celeste Fierro al llegar a Ezeiza. Fue recibida por decenas de personas que se acercaron a apoyarla y recibirla.

Celeste Fierro durmió sólo algunas horas, y de manera intermitente, y apenas se levanta habla con lavaca. Llegó anoche de Jordania, donde fue trasladada desde la cárcel de Ktzi’ot. Allí estuvo presa del 3 al 7 de octubre, después de que el Estado israelí interceptara el barco en el que pretendía llegar a Gaza como parte de la flotilla Global Sumud. Del 1 al 2 tuvo dos días de traslados, y el día 7 la llevaron también a Jordania, desde donde partió el vuelo a Buenos Aires.

La historia es conocida: en aguas internacionales, el Estado de Israel interceptó todos los barcos de la flotilla, tomó su mando y los dirigió a tierra para detener a sus tripulantes. “Sabíamos que, lo más probable, era que pasara lo que pasó”, se sincera Fierro respecto a la misión humanitaria que buscaba 1) romper el bloqueo naval israelí sobre Gaza y 2) hacer visible la crisis humanitaria allí.

Lo primero no lo lograron. Lo segundo, sí.

Lavaca fue el único medio argentino presente en la masiva movilización en Roma que, tras conocerse la noticia de la detención de los tripulantes de esta flotilla, reunió a un millón de personas para pedir el fin del genocidio israelí en Gaza y, entre otras cosas, la liberación inmediata de los recientes detenidos. Ese mismo día, por la noche, llegaron a la capital 26 personas italianas que habían sido detenidas, las primeras que largó el Estado de Israel.

Los cuatro argentinos (Ezequiel Peressini, Carlos Bertola, Nicolás Calabrese, y Celeste) fueron de los últimos.

Finalmente ayer, después de 8 días, volvieron a pisar su tierra.

Desde aquel 1 de octubre hasta ahora, Celeste no había vuelto a tomar mate. Está en eso mientras conversa y revela que su mate, al igual que todas sus pertenencias (a excepción del pasaporte) le fueron sustraídas por el Estado de Israel.

La primera pregunta es obvia: ¿Cómo estás?

Entera, lo cual es un montón. Y muy contenta de estar de nuevo acá. Eso es lo primero, pero también muy preocupada porque entiendo que todavía hay compañeros detenidos de la Global Sumud y que, además, interceptaron a la Freedom Flotilla (145 detenidos). Así que poniéndome en contacto con compas de otros países para estar a disposición.

Durante dos días no se supo nada de vos; luego lo que llegaba era casi nada. ¿Qué pasó en esos primeros momentos?

Lo que nos pasó no se compara con lo que pasan los presos palestinos en las cárceles de Israel; no se compara con lo que viven las familias palestinas en la franja de Gaza. Pero, en ese momento, lo que más preocupaba era que no supieran que estábamos vivos. Desde que nos detuvieron estuvimos 48 horas hasta que logramos ver a un abogado. Y después, la visita de la cancillería fue recién el viernes o el sábado, 3 días después de la intercepción. Lo único que yo quería que avisaran era que estábamos vivos.

¿Les iban informando qué harían con ustedes?

Los primeros que salen son los italianos. En las intercepciones preguntaron por los italianos, ya veíamos claramente que iban a liberarlos más rápido. Los que quedamos detenidos fuimos los del sur global, no solo América, Sudáfrica, Nueva Zelanda.

¿Por qué Italia primero?

Lo de Italia fue por la presión social hacia el propio gobierno italiano de ultraderecha. Hubo una huelga general una semana antes de la intercepción; eso hizo que Meloni mandara un barco, que fue directamente para responder a la huelga; y también para que los italianos desistan de esas misiones. No lo lograron.

¿Cómo fueron los días previos a que los interceptaran?

Ya habíamos tenido una situación previa el día anterior, donde rodearon dos de los barcos de la flotilla. Con alguna cosa magnética cortaron los radares, los teléfonos, como que esos barcos perdieron la comunicación. Y luego se retiraron. Ahí tuvimos el primer intento, ya antes habíamos tenido los ataques con los drones.

¿Cómo es un ataque con drones?

Los primeros dos ataques fueron en puerto de Túnez. Nosotros no habíamos llegado ahí todavía. Pero también entendimos que eran para intimidar, para amedrentar. Es un ejército muy preparado: si hubieran querido hundir un barco lo hacían. Lo que hicieron en el puerto dos días distintos a dos embarcaciones distintas fue tirar como unos explosivos. Y se logró contener ese fuego rápidamente y no pasó a mayores y lograron seguir esas embarcaciones.

En altamar también siguieron las intimidaciones

Todas las noches teníamos drones arriba. Una vigilancia permanente 24×7, fundamentalmente a la noche. Dos días antes de llegar a Creta, entre Sicilia y Creta, ya no eran algunos sino que eran decenas de drones que pasaban por todos los barcos. Y a las 11 de la noche empezamos a tener interferencia en las radios. Empezó a sonar ABBA a todo volumen, nos mirábamos porque no sabíamos qué estaba pasando… Y a los 15 minutos escuchamos la primera detonación… Tiraban esos explosivos que explotan cuando tocan algo; a uno de los barcos les tiraron uno de los mástiles… a otro directamente le rompieron una vela. A otros era solamente el sonido y veías una luz muy fuerte. Era sistemático: cada 15 minutos sentíamos una detonación. A otro le cayeron líquidos, que no sabemos qué eran. No los escuchábamos, veíamos luces, era mucho el miedo.

¿En algún momento temiste por tu vida?

Creo que todo el tiempo. Desde ese momento, hasta que logramos salir (por anteayer). En el momento de los drones, al día siguiente hablábamos: siguen intentando que no continuemos. Y la fuerza estaba puesta en continuar. Y a la noche siguiente estaba en la guardia y no hubo drones. Fue una guardia muy tranquila. Fue el primer día que dije: y mirá si llegamos… Había crecido la presión internacional. Pero no pasó.

Y el día en que los interceptan, ¿cómo fue?

Cuando nos interceptan –no me acuerdo la hora pero era de día, habrán sido las 7PM- nos llega un mensaje de uno de los barcos que en un radar habían visto que se acercaban 10 o 12 barcos. Ahí nos preparamos con los protocolos que veníamos manejando, y en menos de una hora y media ya habían llegado. Empezaron a rodearnos lanchas rápidas, no las veías porque era de noche. Nos tiraron primero agua a todos los barcos. Luego por un altoparlante decían que no teníamos que seguir navegando, que si nos quedábamos ahí iba a estar todo bien… Todo eso duró como una hora. Hasta que se subieron alrededor de 10 o 12 marines israelíes, con armas largas, caras tapadas. Lo primero que hicieron fue desactivar todas las conexiones de Internet. Y ahí efectivamente nos detuvieron, agarraron el mando de nuestro barco. Nos cachean, nos piden los pasaportes. Revuelven todo. Y nos metieron en los camarotes, éramos muchos más de los que entran en los camarotes, estábamos todos amontonados. Estuvimos 24 horas metidos ahí, sin comer nada. Hasta que llegamos al puerto, 24 horas más, y después a la cárcel, donde nunca nos dieron agua potable, estuvimos hacinados, con precintos; a compañeros les vendaron los ojos. Sufrimos maltrato físico. Y la mayor preocupación era que se sepa dónde estábamos.

¿Cómo se siente en el cuerpo esa impunidad?

Nosotros sabíamos que el escenario más probable era lo que nos terminó sucediendo. También hay que decir que lo que significó la flotilla en cuanto al impulso, a multiplicar las acciones, es muy fuerte. Es fuerte saberse parte de una acción internacional que hace lo que los Estados no hacen, dando una respuesta solidaria, humanitaria, a una causa que es de toda la humanidad; fue muy importante. A mí me recordaba a las brigadas internacionalistas de la Guerra Civil Española, Nicaragua… Y creo que eso también fue lo que nos protegió, más allá de la violencia que se sufrió, que todos los ojos estén puestos en Gaza y en la flotilla hace que hoy estemos en casa. Esa firmeza de continuar a pesar de los ataques. Y repito: lo que a nosotros nos pasó, ni se comprara con lo que pasa Gaza. Eso es lo que nos daba más fuerza y firmeza para continuar y de estar juntos.

¿Qué pudiste compartir con los compañeros y compañeras de otras partes del mundo, respecto a lo que estaba pasando, a la situación de Gaza, a cómo articular el reclamo a nivel global?

Para mí fue muy importante. Como experiencia militante, como experiencia de vida. Quienes somos militantes, internacionalistas, lo vivimos de forma permanente, pero esto fue encontrarnos con gente que nunca habíamos tenido contacto, que hablamos distintos idiomas, que venimos de distintas historias. Había sindicalistas, periodistas, enfermeros, médicos, compañeras activistas, artistas. Eso es lo que fortaleció la misión y sobre todo el reclamo y le dio potencia. El internacionalismo, sabernos todos levantamos una misma causa logró potenciarlo y ver que en todos los rincones del mundo se esté denunciando el genocidio y levantando la causa palestina, porque la causa del pueblo palestino es hoy la causa de toda la humanidad. Ese fue el sentido de la flotilla.

¿En qué nivel ves que está el reclamo en Argentina?

En los últimos meses se ha multiplicado la participación. Nosotros lo venimos levantando desde hace décadas, pero creo que hubo un cambio grandísimo. Me acuerdo patente el domingo que fue el Día del Padre, que hubo una movilización gigante, había familias enteras. Desde ese día hasta ahora se ha multiplicado el acompañamiento, no solo en la Ciudad de Buenos Aires, sino en lugares inhóspitos del país. Se fue extendiendo y tenemos que ser cada vez más.

Ahora hay un supuesto nuevo “alto al fuego”. ¿Cómo lo interpretan?

No hay que conformarse hasta el alto el fuego que hay ahora, que no sea un nuevo invento. Lo que venga del imperialismo yanqui creo que es un nuevo acuerdo de ocupación colonial que no va a resolver de forma definitiva las necesidades del pueblo palestino. Acá una paz justa es una paz donde haya derecho al retorno, donde la Palestina sea única, del río al mar y no es lo que se está proponiendo. Hay que seguir multiplicando las acciones por eso, y en nuestro país seguir exigiendo: no en nuestro nombre. Tenemos que tomar lo que dicen nuestros compañeros judíos: que este Estado apoye a ese genocidio, a ese criminal de guerra como es Netanyahu, no es en nuestro nombre, cuando sabemos lo que significa un genocidio en nuestra historia. El genocidio de los pueblos originarios, el genocidio de la última dictadura: tenemos que decir no en nuestro nombre y seguir reclamando la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales. Hoy es un momento en el que Israel está aislado internacionalmente, así que hay que presionar.

El gobierno nacional también parece estar en ese mismo aislamiento…

Por eso, hay que seguir denunciando a este gobierno que no solo es cómplice de ese genocidio sino que viene llevando adelante un desastre en materia económica y social y que por eso está recibiendo fuertes golpes. Acá vamos a estar para plantear una alternativa.

¿Cómo se comportó el gobierno nacional con ustedes los detenidos?

Cancillería hizo… el trabajo administrativo para saber que estábamos ahí, y comunicarse con nuestra familia. Nos lo dijeron con claridad: estuvo el cónsul, pero no fue el embajador. Y esa es una decisión política. Hubo una decisión política de no exigir nuestra inmediata libertad y eso fue lo que sucedió. Estuvimos en Jordania con los diplomáticos de Uruguay, que fueron quienes nos buscaron y acompañaron en el proceso de volver a casa.

Llegaste. Y ahora, ¿qué vas a hacer?

Hoy pretendo quedarme un rato en mi casa. Ayer no me despegué de mi hija desde que llegué al aeropuerto… Y después que la logré dormir me fui a Aeroparque a recibir a Cascote, el compañero que llegó de madrugada. Volví, dormí unas horitas, y acá estoy.

¿Qué edad tiene tu hija?

9 años.

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