Nota
El agua no es Coca Cola
El 22 de marzo el agua celebra su día mundial y por algo será: está señalando un problema y la urgencia por encontrar soluciones globales. El tercer viernes de marzo de celebró en Berna, Suiza, un seminario sobre el tema y el especialista Sergio Ferrari resumió para la agencia ALAI la información que allí se divulgó. Por ejemplo: 1.2 billones de personas no tienen acceso a una cantidad suficiente de agua para satisfacer sus necesidades básicas a un precio acorde con sus posibilidades financieras. De esos, 100 millones viven en Latinoamérica. Otro dato: todo el problema del agua se solucionaría si se destinara el gasto militar que el mundo consume en solo 5 días.
Radiografía de la infamia
En la actualidad y según cifras de Naciones Unidas, 1.2 billones de personas no tienen acceso a una cantidad suficiente de agua para satisfacer sus necesidades básicas a un precio acorde a sus posibilidades financieras. De las cuales, casi 100 millones viven en Latinoamérica.
En caso de no tomarse medidas significativas y rápidas, se estima que en el 2015 esa cifra aumentará a 3 billones. Entrando así en contradicción con los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas que pretenden lograr hasta entonces una reducción significativa de la pobreza, incluyendo las limitaciones de acceso al agua potable.
Detrás de esta realidad, una doble constatación. Los enormes intereses de grandes empresas trasnacionales que han multiplicado en los últimos años sus ganancias con las privatizaciones y con el embotellamiento del agua.
Así mismo, la falta de voluntad política. Los 10 mil millones de dólares que permitirían resolver anualmente el problema del agua -y sus consecuencias en enfermedades y muertes prematuras- podrían obtenerse si se destinara a ese objetivo el presupuesto militar mundial de cinco días.
Lo que explica que ONG internacionales que se encontraron en noviembre del 2006 en Marsella, Francia, lanzaron dos reivindicaciones básicas. Que se destine un 1 % del presupuesto militar actual para el mejoramiento de la distribución del agua y los servicios sanitarios. Y que se asegure a cada habitante del planeta 40 litros de agua de calidad, como mínimo, por día.
Tibios pasos adelante
Una mirada hacia atrás permite señalar avances en la reflexión planetaria sobre el agua que se ha convertido en uno de los temas más ampliamente debatidos tanto en las instituciones de las Naciones Unidas como en los foros alternativos.
El informe 2006 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), solicita a los gobiernos que reconozcan el acceso como un derecho humano y que suministren a sus ciudadanos el agua potable para evitar enfermedades.
El 27 de noviembre del año pasado, el Consejo de Derechos Humanos encargó al Alto Comisionado de las Naciones Unidas promover un estudio a ser presentado antes de septiembre 2007 sobre «…el acceso equitativo al agua potable…según las leyes internacionales de los derechos humanos…»
A pesar de estos pasos concretos, el acceso al agua potable sigue siendo un inmenso desafío pendiente. Y si de retos futuros se trata, uno de ellos es la necesidad de una Convención Internacional sobre el tema, tal como lo enfatiza Rosemarie Bär, responsable de política de desarrollo de la plataforma de ONG helvéticas.
Si bien esa Convención no resolvería todos los problemas por arte de magia, definiría un nuevo marco institucional planetario. Considerando el derecho al agua como derecho humano fundamental -obligatorio en el plano jurídico- y protegiendo las reservas y su carácter de bien público de la humanidad.
División de «aguas»
La propuesta de una Convención Internacional motiva también a Maude Barlow, presidenta del «Consejo de los Canadienses», co-fundadora del «Proyecto Planeta Azul» y Premio Nobel alternativo que le fue otorgado por su compromiso ecológico.
Para Barlow dicha Convención de las Naciones Unidas serviría de modelo para las constituciones de los diferentes Estados.
«El agua no Coca-Cola», enfatiza la militante social canadiense para diferenciar el concepto de bien público al de mercancía negociable. Y si bien la lucha para asegurar al acceso al agua sigue siendo la parte más importante del movimiento global por la defensa del vital líquido, la Convención se proyecta como una meta dinamizadora que une al
movimiento, asegura.
La visión desde Latinoamérica
«El agua es uno de los principales espacios de lucha de América Latina indignada por el proceso de privatización creciente aplicado en todo el planeta» subraya el jurista mexicano Rodrigo Gutiérrez Rivas, quien reivindica el valor de un tratado internacional.
«Son aspectos diferentes de una misma estrategia», reitera el joven investigador de la Universidad Nacional de México (UNAM) y miembro de COMDA, la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua.
Quien considera «que el fracaso rotundo de las privatizaciones de empresas de agua» en Latinoamérica y la nueva etapa de construcción democrática que vive ese continente, «le asignan a la movilización por el vital líquido un papel muy importante. Es una reivindicación muy sentida, de cada día, en cada barrio, poblado o comarca…»
Y se refiere a los combates anti – privatizadores en Bolivia y Argentina. A la amplia movilización ciudadana para el reconocimiento en tanto derecho constitucional en Uruguay. A la movilización creciente en México.
Y la experiencia no termina de enriquecerse, sostiene el joven militante azteca. Tal como lo demuestra la actual lucha en La Perota, estado de Guerrero, cerca de Acapulco, contra una represa que inundará 7000 hectáreas.
«Es un combate paradigmático» porque se trata de campesinos amenazados de ser desocupados, sostiene. Que impulsan una estrategia combinada de recursos políticos y jurídicos. Y que reivindica también el agua como derecho fundamental. Lo que «les asegura una cierta protección y reconocimiento. Y en todo caso impide que sean tratados como subversivos y, por lo tanto, criminalizados», señala.
La reflexión sobre el agua multiplica argumentos y enciende pasiones. Numerosos conflictos sociales en América Latina -y en el Sur en general-
han explotado en los últimos años a raíz de la privatización de ese
preciado bien. La sociedad civil y particularmente los movimientos
sociales aceptan el desafío lanzado. Entran en el juego de ideas, toman
posición, presionan a gobiernos e instituciones internacionales y
profundizan un debate necesario.
Particularmente importante en esta época – 2005 / 2010- marcada por los
Objetivos del Milenio y designada por las Naciones Unidas como decenio
internacional «El agua como fuente de vida».
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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