Nota
El cianuro, Barrick, la ONU y San Juan: los informes de la polémica
El gobierno de San Juan destinó varios millones de dólares para contratar a un equipo de las Naciones Unidas para monitorear el «desempeño ambiental de grandes proyectos mineros». Los resultados del trabajo de ese equipo son aún desconocidos.

En el 2013 el gobierno de San Juan destinó varios millones de dólares para contratar a un equipo de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) cuya tarea sería la de monitoreara el “desempeño ambiental de grandes proyectos mineros”, entre ellos Veladero, de Barrick Gold. Los resultados del trabajo de ese equipo son aún desconocidos, así como su responsabilidad en la prevención del derrame de un millón de litros de solución cianurada. Ahora el gobierno de San Juan y su ministro de Minería informan que ese mismo equipo de la ONU asegura que las aguas no están contaminadas. Falso: el equipo de la UNOPS aseguró a lavaca que no realizó aún los estudios. En tanto, la asamblea de Jáchal presentó sus propios resultados sobre la contaminación del agua.
El rol de la ONU
La delegación de la ONU en el país que cita el gobierno sanjuanino para afirmar que el agua no está contaminada por el derrame que produjo Barrick Gold en Veladero es conocida como UNOPS, según una extensión de la sigla que habla de una Office Project Services, con sede en distintas ciudades del mundo, generalmente debajo de la línea del Ecuador, y se plantea “colaborar” con los gobiernos locales a partir de financiamiento o diagnósticos técnicos con “recomendaciones”.
En Argentina, la UNOPS colabora en consultas técnicas sobre el movimiento sísmico, pero según informa en su propia web sus proyectos hoy activos se encuentran en las provincias de Chaco y San Juan.
La UNOPS tiene una oficina en San Juan desde el 2011, año en que el gobierno provincial “inició un proceso de consultas” hasta ahora con cuatro capítulos: dos consultas sobre movimiento sísmico y otras dos traducidas como “apoyo al gobierno del Estado de San Juan para la auditoría independiente y la revisión del cumplimiento de la legislación sobre el desempeño ambiental de grandes proyectos mineros”. Estos proyectos fueron anunciados como un shock de control a las empresas mineras que explotan cuatro yacimientos sanjuaninos: Lama, Veladero, y los emprendimientos de Gualcamayo y Casposo.
La auditoría ambiental
El primer proyecto fue iniciado en agosto del 2013 y el segundo es una extensión de éste, que terminaría el 31 de enero del 2016. Hasta hoy no publicaron oficialmente ninguno de los resultados de esos dos proyectos.Según especifica la página 23 del acta acuerdo firmada el 10 de septiembre de 2013 por la embajadora Paula Verónica Ferraris, secretaria de Cooperación Internacional, y Leonardo Gioja, sobrino del gobernador y secretario de Política Económica de San Juan, esa provincia aportaría 2.147.346 dólares más 64.420 en conceptos de costos de administración para que la UNOPS asuma, entre otros servicios “la responsabilidad técnica de la auditoría del desempeño ambiental” de los cuatro proyectos mineros “con sus propios técnicos”. También señala este acuerdo que “presentará los informes respectivos bajo su responsabilidad”. Esos informes aún no fueron presentados.
Las responsabilidades
Según una nota publicada en el portal de la Cámara Empresaria de Servicios Mineros de San Juan (CASEMI) la firma de este acta acuerdo se realizó “en la Casa de Gobierno” sanjuanina “con la presencia del gobernador José Luis Gioja. Allí se informó: “Durante las próximas semanas se completará el proceso de puesta en marcha del proyecto así como las visitas de reconocimiento a los cuatro emprendimientos. Posteriormente tendrá lugar la auditoría legal, revisión de documentación técnica y realización y procesamiento de tomas de muestra en distintos puntos de las áreas de influencia directa e indirecta de los emprendimientos. Finalmente, se formularán las recomendaciones al Ministerio de Minería de la Provincia de San Juan”.
El 13 de agosto de este año, el director Regional de América Latina y el Caribe de UNOPS, Fabricio Feliciano, declaró que “los primeros informes estarán para el mes de octubre y los de recomendaciones, (…) será el primer semestre del próximo año hacia el mes de junio”. Sin embargo, hizo saber que el proceso de “auditoría en campo para los proyectos Lama y Veladero” ya estaba concluido, no así los de Gualcamayo y Casposo. Por último, el representante regional de UNOPS reclamaba un acuerdo para prorrogar la vigencia del proyecto hasta el mes de Junio de 2016, lo cual todavía no fue confirmado por el gobierno ni por la UNOPS.
Los antecedentes
Los únicos antecedentes de trabajos sobre asuntos mineros de la UNOPS se remontan a cuatro países: Perú, Sierra Leona, Sudán del Sur y Argentina.
En Perú, el caso conocido fue la revisión de la cuestionada mina Tía María. En aquella oportunidad, el estudio de UNOPS resultó altamente crítico: elevó 138 observaciones a la empresa Southern Perú, entre ellas tres de gravedad: faltaban estudios de impacto, se criticaba la fuente del agua utilizada y alertaba sobre el uso del mercurio en el proceso para explotar el oro.
En Argentina, dos años después de comenzado el trabajo, aún no tenemos los resultados del monitoreo contratado, pero si las consecuencias de la falta de control.
Los informes
En San Juan, en cambio, los informes llegaron, en orden, desde la Universidad Católica de Cuyo, de la propia empresa Barrick Gold, de la Policía Minera, de la empresa de agua OSSE a través de Aguas Cordobesas y, finalmente, hoy la asamblea dio a conocer sus propios estudios, analizados en la Universidad Nacional de Cuyo.
Salvo los de la Asamblea, todos dieron valores negativos de cianuro y no estudiaron la presencia de otros metales pesados. La Universidad Católica de Cuyo, por ejemplo, dio a conocer un informe en el que todos los valores analizados daban “cero”, resultados que generaron la carcajada de Jorge, mecánico de la localidad sanjuanina de Rodeo, quién sugirió a los técnicos “que pongan aunque sea que el río tenía un poco de tieyita, ¡algo!”.
El informe de OSSE, por su parte, fue dado a conocer por la Municipalidad de Iglesia y halló, para el día 15-09 (dos días después del derrame), “presencia de ion cianuro 0,009 mg/L y 0,007 mg/L.”, lo cual representaría concentraciones hasta diez veces más bajas que lo establecido por el Código Alimentario Argentino para la matriz de Agua Potable (0,1 mg/L). Para el día 14, en cambio, el informe sólo señala que los valores “se encuentran por debajo del límite de detección del método usado Merck Lote HC308196 – 2016/11/30”, pero no refiere las cifras específicas. El comunicado culmina sugiriendo que “se debe continuar realizando monitoreos, para estudiar la movilidad de iones en los distintos puntos”.
Rápidamente el gobierno sanjuanino, la empresa Barrick Gold y los medios comerciales hicieron eco de estos estudios bajo un título consensuado: “El agua no está contaminada”. La desconfianza fue creciendo entre jachaleros e iglesianos, que iban comprobando día a día cómo las versiones oficiales eran desmentidas por la evidencia. “Todos los días sacaban titulares de que el agua no estaba contaminada, a causa de esos estudios. Hasta que dos semanas más tarde la empresa aceptó que se derramaron 1 millón de litros de agua cianurada sobre el río”, dice Domingo Jofré, uno de los referentes de la Asamblea Jáchal No Se Toca.
El rol de la UNOPS: ¿prevenir o encubrir?
El siguiente paso fue “recordar” que había “expertos internacionales” trabajando sobre los efectos del derrame. Tales especialistas no eran otros que técnicos de la UNOPS en San Juan, para lo cual la gobernación desembolsó 2.147.346 dólares más un costo de “administración” de 64.420 dólares en 2011, provenientes del Fondo de Regalías Mineras del Ministerio de Minería de la Provincia.
Su misión: el cumplimiento de las garantías ambientales.
Los resultados: 1 millón de litros de agua cianurada derramados en la principal fuente de agua de la zona.
Ahora la UNOPS confirma que no tiene preparados los informes finales, pero según la información oficial de la gobernación ha dejado filtrar “resultados preliminares”. Fue el ministro de Minería de San Juan, el jachalense Felipe Saavedra, quien ayer aseguró: “El informe de la ONU concluye que no hay contaminación”.
El ministro aprovechó un comunicado que la UNOPS emitió el 29/09 en el que decía que, “en el marco de la elaboración de su plan integral”, los técnicos de la ONU realizaron el 18 de septiembre una “misión a la zona de influencia” para tomar “muestras de agua superficial en Agualasto y Río Blanco”. Ahí es donde el organismo expresa: “El resultado de los análisis de las muestras iniciales no presenta desviaciones con respecto a mediciones realizadas en junio de 2015, para las determinaciones analíticas realizadas”.
El detalle de “no presenta desviaciones” bastó para la frase del ministro Saavedra y los titulares de algunos medios: por ejemplo, Tiempo de San Juan tituló: “Veladero: el informe de la UNOPS concluyó que no hay contaminación”. En tanto, Diario de Cuyo afirmó: “La ONU elevó su primer informe por el cianuro y dice que no hay contaminación”. Y Télam: “Un informe de la ONU reveló que no hubo contaminación en San Juan”.
Sin embargo, la UNOPS rectificó al diario La Gaceta Mercantil al que informó que “no emitió un informe señalando que el volcamiento de agua con cianuro en la mina Veladero, de Barrick, en San Juan no haya contaminado las aguas” (https://www.gacetamercantil.com/notas/86613/). Y detalló: la información publicada “es incompleta e inexacta, infiriendo una conclusión que no ha sido emitida por UNOPS y PNUMA como organismos responsables del estudio”.
Ante la consulta de lavaca, la UNOPS respondió con una propuesta detallada presentada al gobierno de San Juan para realizar un “estudio sobre la calidad de los cuerpos de agua en el área de influencia de la mina Veladero, posterior al incidente ambiental del 13/09/15”, pero aclaró que aún no fue aprobada. Culmina: “Más allá de estos resultados iniciales, no se ha presentado un informe, sino una propuesta de estudio. Una vez que sea aprobado por la autoridad, los resultados de dichos estudios se pondrán en conocimiento de todos los actores interesados”.
¿Puede la UNOPS ser ahora parte de la investigación del derrame de un millón de agua cianurada producida en la mina de Barrick Gold que debía controlar? ¿O la justicia debería investigar primero su responsabilidad antes delegarle una tarea que quizá incumplió? La respuesta no es un detalle menor: involucra a uno de los organismos internacionales más importantes de la geopolítica global.
La Asamblea informa
Mientras la UNOPS se presenta en calidad de investigador cuando debe responder qué hizo durante dos los dos años previos al desastre, la Asamblea de Jáchal presentó este jueves sus primeros resultados, analizados por la Universidad Nacional de Cuyo.
De 9 muestras tomadas en distintos puntos de la cuenca que baja del arroyo Potrerillos – sobre el que se derramó el cianuro- hasta el Río Jáchal, se encontraron residuos de cianuro y de metales como plomo, manganeso, mercurio y cadmio, estos dos últimos inéditos para estos ríos. Sin embargo, “la mayoría de los niveles están por debajo de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud”, aclara Domingo Jofré, periodista y referente de la Asamblea Jáchal No Se Toca, quien aclara: “Pero la contaminación existió. Hay que ver si estos vestigios son parte del derrame o de un proceso más largo que viene de antes”.
En el primer caso, la Asamblea estudia el rumor que indica que la empresa Barrick Gold echó una “bomba química” para tapar el efecto del cianuro, dotando al agua de otros componentes tampoco amistosos. Y en el caso en que los metales sean parte ya del río, si su acumulación genera o no algún perjuicio para la salud.
En ese sentido, el dato que más preocupa a la Asamblea es la cantidad alarmante de aluminio encontrada en un muestreo del Río La Palca, afluente del Jáchal, muy por encima de los niveles aceptados (hasta 70 mg/L).
Dice Domingo Jofré: “No se puede decir que no hay cianuro en el río, ni que no hay metales pesados. Los hay, y queremos saber por qué están ahí, si es consecuencia del derrame o estamos consumiendo esto hace un tiempo”.
Según la asamblea, además, estos resultados echan luz sobre las sombras del resto de los informes que encontraban cero para todos los componentes y no analizaban la presencia de metales: “Estamos ratificando que están manipulando la información. Siguen manejándose en base a informes falaces y sesgados”. Por qué: “Un informe sería creíble sería si dicen que se controló la contaminación. Pero asegurar no hubo contaminación, ya sabemos que es mentira porque sí la hubo”.
La asamblea dice esto no en tono de denuncia sino de preocupación. “Lo que nos alarma es que no están escuchando al pueblo, que no quiere más este tipo de proyectos acá, más allá de los resultados de cualquier informe”, dice Jofré.
Más info:
https://www.lavaca.org/notas/el-legado-de-barrick/
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

Nota
La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas

Una Ley Nacional que proviene del sector del agronegocio avanza en la Cámara de Diputados, impulsada por la UCR y la Coalición Cívica. Se trata de la norma que regula, entre otras cosas, la aplicación de agrotóxicos. El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. La primera reunión informativa contó solo con oradores promotores de la iniciativa y solo dos voces críticas; crónica de esa reunión y la opinión del médico Damián Verzeñassi, la enfermera del Garrahan Meche Méndez, el abogado Marcos Filardi y Sabrina Ortíz, vecina fumigada y abogada que acaba de presentar un escrito para convocar a audiencias públicas y foros de debate para evitar que se apruebe esta Ley que prioriza el negocio a la salud social y medioambiental. FRANCISCO PANDOLFI
Esta semana se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley nacional “de presupuestos mínimos de protección ambiental para la aplicación de productos fitosanitarios”. Es decir, de agrotóxicos.
El proyecto fue escrito por la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 80 instituciones públicas y privadas vinculadas con el agronegocio, y dentro del recinto encabezan la iniciativa los diputados Atilio Benedetti (UCR – Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La nueva norma ya cuenta con el acompañamiento de 32 legisladores, entre un abanico variopinto que engloba a La Libertad Avanza, Unión por la Patria, UCR, PRO, Coalición Cívica, Encuentro Federal, entre otros partidos.
El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas.

Exposiciones sin consenso
El martes pasado se llevó a cabo una primera reunión informativa en la cual las y los oradores sólo fueron personas, organismos y corporaciones a favor de la iniciativa.
En la comisión conjunta realizada entre Agricultura y Ganadería y Recursos Naturales y Conservación de Ambiente Humano hubo entidades gubernamentales, de productores, de ingenieros agrónomos, de acopiadores, de empresas de tecnología agropecuaria y ONG a favor de la ley. Maximiliano Ferraro expresó que “el proyecto no tiene una mirada sectorial”. Y que “nace de un diálogo. Un diálogo y consenso, que podemos ampliar”.
Sin embargo, se dijo, no hubo invitaciones a voces disonantes.
Las únicas dos ponencias que no se alinearon al lobby de la producción con plaguicidas fueron el diputado Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista – FIT Unidad) y su par Blanca Osuna (Unión por la Patria). Dijo Giordano: “Deben darle espacio a quienes estamos en contra de esta ley. Hay una lista de un montón de organizaciones que quieren venir a exponer las barbaridades que ocurren por el uso de agrotóxicos. Fumigar a 10 metros de ninguna manera puede ser una buena práctica agropecuaria”. Dijo Osuna: “Es indispensable escuchar voces de otros sectores, estamos en falta si no. Los expertos científicos deben estar acá, están ausentes en este proyecto. Primero debe estar la salud, luego la producción”.
La evidencia del modelo
Tras el encuentro del martes, distintos actores se manifestaron en contra del proyecto. Damián Verzeñassi es médico generalista y es el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, desde donde se hicieron desde 2010 a 2019 más de 40 campamentos sanitarios en diversos pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba para relevar puerta a puerta la situación de la salud en localidades fumigadas. ¿Qué demostraron esos resultados? Que en las comunidades rurales se multiplicaban los trastornos endócrinos, los abortos espontáneos, las malformaciones y el cáncer. Opina Damián: “Si se aprueba esta ley permitiría que se fumigue a 10 metros con productos que pueden generar cáncer de mama, cáncer de tiroides, alteraciones endocrinas en las glándulas, disminución de la capacidad de nuestro sistema inmunológico de defendernos. Por ejemplo, el herbicida atrazina está prohibido en 37 países, pero en Argentina está autorizada. Este tipo de cosas avala la ley que quieren aprobar”.
Sin embargo, el diputado por la Libertad Avanza Pablo Ansaloni, que proviene de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) dijo en la reunión informativa: “Desde nuestra actividad, que la vengo ejerciendo durante 30 años, manipulamos el cereal y estamos en contacto todos los días con el fitosanitario. Podemos dar fe que no tenemos ningún enfermo”.
Meche Méndez es enfermera de Cuidados Paliativos del Hospital Garrahan y desde hace años viene dando una pelea (casi en soledad) para que exista una historia clínica ambiental que pueda demostrar la relación de los agrotóxicos con las enfermedades. Le dice a lavaca: “El sistema de salud sigue sin considerar el daño, en muchos casos irreparable, que los tóxicos utilizados desde hace décadas en el modelo extractivo están produciendo en el ambiente, los territorios y por ende en los cuerpos de quienes los habitamos, atendiendo los síntomas y/o la enfermedad una vez producida, pero sin asociarlo cómo posibles causa”.
Sobre el proyecto de ley, analiza Méndez: “Sólo puedo compartir mi absoluto rechazo. Ya está comprobadísimo por la ciencia sin conflicto de interés que la deriva (movimiento de plaguicidas en el aire) no tiene control, que los venenos enferman y matan. Necesitamos medidas aún más protectoras de las que tenemos actualmente y sobre todo dejar de usar esos tóxicos. Hago un llamado urgente a los profesionales de la salud, a las sociedades científicas supuestamente comprometidas con la salud y el ambiente a que se expidan y rechacen esta posibilidad criminal de echar venenos a 10 metros”. Remata: “Se sabe que produce cáncer, malformaciones, daños genéticos, un montón de enfermedades y síntomas. Esto no puede salir de la Cámara de Diputados”.
María Luisa Chomiak, de Chaco, es la única diputada de Unión por la Patria que acompañó con su firma este proyecto. Argumentó: “Lo suscribí porque se necesita tener esta discusión. Toda iniciativa es perfectible y no hay nada más importante que la salud. Si se prioriza esto, celebro que estemos discutiendo este tema”. Sin embargo, en el proyecto no figura que la reducción de las distancias va en sentido contrario al principio de «no regresión en materia ambiental» que establece la Ley General de Ambiente y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú. Ni tampoco informa las pruebas científicas ya demostradas sobre la consecuencia de los plaguicidas: desde los efectos letales del glifosato en embriones anfibios, constatado por el ex titular del Conicet Andrés Carrasco, hasta los estudios de Delia Aiassa en la Universidad de Río Cuarto sobre daño genético, que comprobaron el riesgo aumentado de contraer cáncer. A partir de estas investigaciones hubo fallos judiciales en distintos puntos del país prohibiendo las fumigaciones terrestres a menos de 1.095 metros y las aéreas a menos de 3.000.
Antecedentes que enferman
Una de esas localidades es Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí vive Sabrina Ortiz, una de las tantas personas que se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Sabrina tiene una particularidad notable: como no encontraba abogados que la defendieran, estudió Derecho y se recibió. Fue amenazada; le mataron a su perro como amedrentamiento. Después de años de denuncias y estudios científicos, la Justicia federal confirmó que el 3 de diciembre de 2025 comenzará el juicio oral contra tres productores agroindustriales por delitos de contaminación ambiental, según la Ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051). En la causa se documentaron daños a la salud vinculados a la exposición crónica a sustancias como glifosato, atrazina y clorpirifós.
Sabrina, junto a varios colegas, acaba de presentar un escrito colectivo de abogadas y abogados de Pueblos Fumigados en donde solicitaron a las presidencias de las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación que convoquen audiencias públicas, foros y videochats de debate antes de tratar el proyecto de ley.
Marco Filardi es abogado especialista en derechos humanos y temas ambientales y es parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. Le dice a lavaca: “Esta norma manda un mensaje a todas las provincias de que este (10 metros fumigación terrestre y dron, y 45 metros aérea) es el estándar mínimo, el piso ambiental y eso no lo podemos aceptar. Gran parte de nuestra población está expuesta cotidiana, sistemática y estructuralmente a la aplicación de más de 7.000 formulados comerciales con autorización vigente por el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) en una cantidad de más o menos 500, 600 millones de litros de agrotóxicos al año. Tenemos el triste privilegio de ser el país que más agrotóxicos por persona y por año usa en el mundo y los resultados están en los cuerpos, están en los territorios”.
Desde los impulsores de la iniciativa no contactaron a científicos, ni profesionales de la salud, ni abogados, ni a ninguna de las organizaciones ambientales. Como por ejemplo la coordinadora “Por una vida sin agrotóxicos Basta es Basta”, de Entre Ríos, que se moviliza todos los martes desde 2018 frente a la Casa de Gobierno en Paraná. “La ley nacional es un ‘copy-paste’ de la que ya tenemos acá, aprobada a finales de 2024 y en la que habilitan fumigar a 5 metros de los cuerpos de agua, a 10 de las plantas urbanas y a 15 de las escuelas rurales. Ellos se amparan en las buenas prácticas agrícolas sin basarse en ninguna evidencia científica, a diferencia de todos los trabajos publicados en Argentina y en el mundo donde se demuestra el impacto que tiene el uso de los venenos sobre la salud y los ecosistemas, más allá de la dosis y la distancia. Lo que genera el daño es la presencia del veneno y si hay evidencia científica ya está: no hay más que hablar”.


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