Nota
El Derecho, al revés: Mara Puntano, abogada de la UTD-Mosconi
Los jueces, los legisladores, los partidos políticos de cualquier signo y ciertos organismos de derechos humanos: conversar con Mara Puntano equivale a comprender de qué lado está la justicia en la Argentina. Desde Salta, una entrevista a una abogada que cree que evitaría homicidios y torturas en las cárceles si lograra tener una notebook. Dice la doctora Puntano: “Es un deber moral defender a todo luchador social. No solamente a los muertos hace 28 años, sino al que muere día a día, al que está en peligro en este mismo momento. Hay compañeros que resisten hoy. Y ante el mínimo conocimiento de que alguien ha caído detenido por una lucha social, es imprescindible actuar porque eso puede salvarle la vida”.
Mara Puntano es una abogada laboralista y penalista nacida en Orán, recibida en Corrientes y regresada a Salta.
Llegó al mundo con una carga genética de vocación por las causas complicadas, y actualmente enfrenta casi a solas al gobierno, a las petroleras y a la justicia de Salta. Defiende a los trabajadores de Mosconi acosados por la justicia a través de cientos de causas que se les abren cada vez que reclaman lo que es suyo: el trabajo, y las deudas asumidas ante ellos hace más de una década, cuando se cometieron las privatizaciones.
«Cuando me recibí trabajé con sindicatos. Vengo del peronismo. Primero trabajé gratuitamente en la CGT». *
(* Referencia arqueológica: la Confederación General del Trabajo fue una central gremial que, según algunos estudiosos, sigue existiendo en forma larvada, aunque tal hipótesis no ha podido verificarse).
«Pensaba que dentro del peronismo la parte más rescatable era la parte obrera. Hasta que empecé a ver que todo era una mugre, en los años 80. Me alejé y no estuve en ningún otro partido político. Defendí a gente del PC, del PCR, el PO, la CCC, la CTA (Partidos Comunista, Comunista Revolucionario y Obrero, Corriente Clasista y Combativa, Confederación de Trabajadores Argentinos)».
Eso fue durante los años 90. Mara también se dedicó -carga genética mediante- a los temas de derechos humanos. «No sólo por lo ocurrido durante la dictadura. Empecé a intervenir también en causas de apremios ilegales de la policía contra todo tipo de luchador social».
En el 2000, la realidad le cambió el juego: «La lucha de los piqueteros ya había comenzado, pero después empezaron las detenciones, la represión feroz. Yo me presentaba en los juzgados y decía que quería ejercer la defensa de los detenidos, de los que no sabía ni el nombre».
Encrucijada: Mara comenzó a defender a los piqueteros, pero las sedes salteñas de los organismos de derechos humanos con las que ella trabajaba -cuenta- no estaban de acuerdo.
Es sencillamente impresionante escuchar cada cosa que dice con una tonada salteña llena de suavidad. Engañosa suavidad.
-¿Por qué los organismos no estaban de acuerdo?
-No querían hacerse cargo de esos casos. La UTD fue la más castigada, y la que presentaba mayor resistencia. No aceptaba pasivamente las cosas. Acá se resiste en serio. Se pelea cuerpo a cuerpo con la policía, con la gendarmería. Bueno, hay gente que no está de acuerdo con eso, y entonces yo tampoco estoy de acuerdo con esas organizaciones de derechos humanos. Para mí es una actitud política decir: defiendo a esta gente.
-Perdón, Mara, pero si bien es crucial la lucha por los derechos humanos orientada al pasado, lo que se vivía era la violación de esos derechos en el presente. No se entiende por qué no lo asumían.
-Yo tampoco. Yo también creo que es muy noble y reivindico toda la lucha de los 70. Admiro y respeto a los 30.000 desaparecidos. Tanto, que yo también presenté aquí en Salta el juicio por la verdad, y sigo siendo abogada de varios familiares en ese juicio. Pero aparte, creo que es un deber moral defender a todo luchador social. No solamente a los muertos hace 28 años, sino al que muere día a día, al que está en peligro en este mismo momento. Hay compañeros que resisten hoy. Y ante el mínimo conocimiento de que alguien ha caído detenido por una lucha social, es imprescindible actuar porque eso puede salvarle la vida.
-¿De qué modo?
-Mire, en el trayecto desde que alguien es detenido hasta llegar a la comisaría o el juzgado, puede morir. Puede morir. Es obligatorio moralmente intervenir, y me parece inmoral no hacerlo. Y más, si los que no lo hacen son organizaciones que tienen estructura, gente capacitada y dinero para ejercer la defensa de los derechos humanos. Pero se vuelven burocráticos y no hacen nada. Yo estoy en contra.
-¿De quién estamos hablando?
-Prefiero hablar en general. No sé: es peor el que no quiere ver que el ciego. El compañero que está en esos organismos y no quiere ver, me parece tremendo. Yo soy muy frontal, pero no me importa y lo digo como es: hay instituciones con la estructura, la gente y los recursos para dedicarse a estos temas, y no lo hacen.
Hoy en día Mara tiene a su cargo la situación de más de 300 encausados (sólo en Salta figura el 10 por ciento de los criminalizados por protestar del país). «Encausado es toda persona a la que se le inicia una causa penal imputándole un delito común. Nosotros decimos que es un delito político, porque se trata de una lucha social determinada. Sea por ocupar vivienda, reclamar una tierra, reclamar condiciones dignas de vida».
La definición sobre la provincia: «Esto es un feudo. Estamos en el siglo XXI pero eso es cronológicamente. Políticamente, Salta sigue estando en el Medioevo. Siguen existiendo amos y esclavos. Sigue existiendo un temor reverencial hacia los señores, las familias, que estando en democracia utilizan a las instituciones como botín de guerra. Tenemos el poder judicial, el ejecutivo, el legislativo incluso, que están en manos siempre de las mismas familias, lo mismo que pasa en Santiago, en Catamarca. Nunca cambia nada. Cambian las instituciones pero siguen siendo las mimas familias y los mismos intereses».
Mara describe situaciones inconcebibles, pero que no lo son. «En los ingenios los obreros siguen siendo tan esclavos como en la época de la conquista. Son dueños de vidas y de personas. Se sigue utilizando el derecho del patrón de violar a la hija del obrero. Eso es tabú. Está y no se dice. Pero existe».
Para comprende el grado de violencia de la que son capaces quienes ejercen el poder de la zona, Mara recuerda el caso del Ingenio Ledesma, propiedad de la familia Blaquier, y el apagón ocurrido el 27 de junio de 1976, a las 22. En aquel momento, las fuerzas de seguridad cortaron el suministro de energía a la ciudad de Libertador General San Martín y la localidad de Calilegua, que fueron sitiadas por la Policía de la provincia de Jujuy, la Policía Federal, el Ejército y la Gendarmería Nacional.
La oscuridad permitió el secuestro de 400 obreros, estudiantes secundarios y universitarios, amas de casa. Todos fueron llevados -en vehículos de la empresa- a centros clandestinos, donde permanecieron semanas y meses, sometidos a la rutina de tortura sistemática generalizada en aquellos tiempos.
Treinta de esas personas nunca volvieron a aparecer.
(Más recientemente, las protestas y escraches a la señora Nelly Arrieta de Blaquier, presidenta de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes, fueron calificados por el diario La Nación como metodología nazi, adjetivación que jamás merecieron en dicho periódico hechos como el apagón en Ledesma).
Dice Mara: «Así desaparecieron todos los que dirigían el sindicato del azúcar, y todos los maestros que eran considerados subversivos. Esa es una realidad que hay en todo el noroeste argentino, que es un feudo. Los jueces responden a esos patrones de estancia, y por eso criminalizan la protesta. Y están acostumbrados tanto a actuar como patrones de estancia, que prescinden incluso del derecho vigente, incluso el derecho injusto que rige en este sistema y que responde a una clase dominante. Ni ese tipo de derecho respetan».
La frase de Mara podría pronunciarse en una desmesurada cantidad de juzgados argentinos: «Están tan acostumbrado a la impunidad, que ni siquiera se toman el trabajo de elaborar sus sentencias y por lo menos ser prolijos».
Mara Puntano informa de paso que muchos jueces son o han sido efectivamente empleados de las empresas multinacionales. «El juez Aramayo, por ejemplo. Y el ex secretario de Derechos Humanos de la provincia, el doctor Reston, es actualmente abogado de Tecpetrol».
La abogada considera que ya se ha naturalizado la criminalización de la protesta social. «Es algo tan cotidiano y a la vez tan bruto que no puede explicarse. Aquí la gente está metida para adentro, es silenciosa, más pasiva. Y parece acostumbrada o resignada a la sumisión y el aplastamiento. Parecería que no creen que tienen derechos. Y entonces todo el que se levante, así sea un maestro que enseñe un librito raro, ya comete un delito. Y para eso te vuelcan todo el peso de la ley. No importa qué delito, pero así te tratan. Esa es la historia de este pueblo. La gente de la UTD está procesada por sedición, instigación a cometer delitos, incendio, por daños, por obstrucción y entorpecimiento de los medios de transporte. Están procesados como partícipes de asociación ilícita. Se consiguió sacar la imputacón de «organizadores» de la asociación ilícita, que no era excarcelable».
En el caso de José Pepino Fernández (que suma -sólo él- un total de más de 70 causas, de las cuales 58 son federales) «ya le hacen causas porque sí. Sin razón que valga. El otro día fue a declarar a tres que le iniciaron últimamente».
Mara es la abogada de todas las causas. Tiene que moverse en distintos fueros y localidades. De Salta capital hay más de 350 kilómetros hasta Mosconi, que está en jurisdicción de Tartagal. Para colmo, se abrió otro juzgado federal en Orán, a donde van las causas de Mosconi, lo que complica aún más los trámites y el recorrido de la abogada.
«En realidad todos son ataques judiciales para controlar la protesta social».
-¿No está muy sola, ante tal volumen y dificultades judiciales?
-Estoy sola para llevar todas las causas, pero estoy muy acompañada. Después de los muertos del año 2000, en mayo Matías Gómez y Orlando Justiniano, y en noviembre Aníbal Verón, cuando vimos que la represión seguía siendo inminente, ya en el 2001, descubrí el recurso de Internet. Pedí ayuda el 15 de junio de ese año. El 17 mataron a Carlos Santillán y a Oscar Valle. Creo que ahí muchos vieron que yo no mentía. Vino una delegación de 40 organismos, gente de sindicatos y partidos, le invadieron el despacho al juez Cornejo. Entraron en tropel, y se sintió por primera vez desnudo en su impunidad frente a la monstruosidad de lo que estaba haciendo. Hubo casos de muertes, pero también de heridos como Iván Dorado que tenía 17 años y quedó parapléjico por las balas de guerra, prohibidas por convenciones internacionales. Iván tiene esas municiones en su columna vertebral. Pero decía que me siento acompañada porque se empezó a entender lo que pasaba aquí. Eso sirvió para que los jueces se sintieran un poco más observados, y cuidan un poco más las torturas y las muertes. No hubo más muertes en las rutas. Si hay en las comisarías, y las catalogan como suicidio. Pero bueno, me siento acompañada por mucha gente, por el Foro que se hizo en Mosconi, y porque así se va armando una red que sirve para estar en contacto y actuar.
-¿Qué se puede hacer concretamente?
-Cuando detienen a alguien y circula rápido la noticia, se puede llamar al juzgado, mandar mails, un fax, todo sirve para que el juez sepa que alguien, en algún lugar del planeta, sabe que ese compañero está detenido. Eso es de vida o muerte. Y no hay peor cosa para un asesino que quitarle el manto de impunidad.
-¿Cuál es la mejor salida para evitar que los encausados sigan estándolo?
-(Se indigna) Para mí tienen que actuar… otra vez lo mismo. Las instituciones, ¿para qué diablos están las instituciones, los partidos políticos que ganaron elecciones y tienen diputados, senadores y concejales, metidos en esas instituciones que pagamos todos nosotros? ¿Qué hacen? Ganaron elecciones hablando de solidaridad. Entonces, ahora que peleen. Que hagan las leyes que tienen que hacer. Que hagan su trabajo. Creo que, por ejemplo, tendría que reformarse el Código Penal.
-¿Qué habría que cambiarle?
-Que no se castigue la protesta social, ni lo que hace la gente en estado de indefensión, o la que exige trabajo y por eso corta una ruta. No puede ser un delito, porque hay una causa de justificación. Ya que hay tanto cráneo cobrando sueldo de nuestros impuestos, que lo cambien.
-Pero Mara, con las actuales leyes sobra para no criminalizar la protesta. Como se dijo Roberto Gargarella en el Foro Mosconi, el problema es que los jueces son brutos y brutales.
-Son brutos cuando quieren. Para que sean un poco menos brutos, todo esto tendría que estar explícitamente incluido en el Código Penal. Y lo otro que tendría que salir es una ley de amnistía a todos los luchadores sociales que han sido procesados. Soluciones hay dentro del sistema. De última, la solución es el cambio del sistema que es totalmente injusto, y tiene un derecho igualmente injusto. Pero bueno, para eso falta mucho.
El proyecto de amnistía está presentado hace mucho, y no se trata. Si se logró el tratamiento de las leyes de obediencia debida y punto final, también tendría que lograrse con esto. ¿Qué están esperando? ¿Qué todos los luchadores sociales salgan a la calle? ¿Qué los maten a todos en la cárcel? ¿Qué pretenden? ¿Para qué están en esos cargos legislativos si no hacen nada?
-¿Qué colaboraciones concretas necesitaría para ejercer su trabajo?
-Una notebook para hacer ahí nomás un escrito y presentarlo, esté donde esté. Una cámara de fotos.
-¿…?
-Una chiquita, para meter en las cárceles. Se podrían mostrar y hacer tantas cosas, se podría mostrar el hacinamiento, las injusticias, y a los torturadores. Los abogados deberíamos, todos, devolver a la sociedad lo que la sociedad nos dio. Si somos profesionales, se lo debemos al pueblo y tenemos que estar al servicio del pueblo. Entonces, no podemos permitir que a un detenido se lo torture. Los abogados podemos ir a las comisarías, exigir revisarlas. Vos entrás a cualquier comisaría y se escuchan los gritos. O las radios a todo volumen. ¿No sabemos desde la época de la dictadura para qué ponen las radios a todo volumen? ¿O nos hacemos los boludos?
Hay muchísimos organismos de derechos humanos que tienen el cartoncito para poder entrar a las cárceles y no lo hacen. Los defensores oficiales, los fiscales y procuradores, hay una cantidad de instituciones y funcionarios que cobran, tienen capacidad y terminan siendo cómplices de los asesinatos: por todo lo que no hacen. ¿Cobran 4.000 pesos y nunca tienen media hora para ir a una cárcel a ver lo que pasa? Para colmo, yo creo que nada es casual. El sistema se encarga de que no tengamos estructura jurídica, que desconozcamos cuáles son nuestros derechos. Y los colegios de abogados y las corporaciones gozan con hacer del derecho y la abogacía algo inaccesible a la población, porque eso significa poder.
Mara Puntano asegura que no necesita cosas para ella, «tengo pocas ambiciones personales, aunque hay peleas porque no se llega bien a fin de mes». Dice: «Si una persona sola y sin recursos puede defender a toda esta gente, ¿cuánto más podría lograrse con medios técnicos y algo de colaboración?»
La pregunta no tiene respuesta. Todavía.
CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


CABA
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

CABA
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
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