Nota
El día del beso disidente: 4º Marcha contra los travesticidios y transfemicidios
El mismo día en que se condenó a Marian Gomez por besar a su esposa, la comunidad trans y travesti se dio cita en Plaza de Mayo para reclamar el cese de la violencia y del odio sobre los cuerpos y las vidas disidentes. Los carteles reflejaron cifras (una compañera trava-trans muerta cada 96 horas), las canciones interpelaron a los transeúntes («Señor, señora, no esa indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente») y con color y cantos miles de personas marcharon hasta el Congreso de la Nación para recordar a las asesinadas, pedir por el fin de los crímenes de odio y por una serie de medidas políticas concretas para una comunidad marginada. «Las cifras espantosas siguen ahí, inmóviles pese a todo lo avanzado, con el cambio cultural que este país nos debe a las travas, a las personas trans, a las tortas, a las disidencias», dice Susy Shock a lavaca. Crónica y fotoreportaje de la La 4° Marcha Plurinacional contra los Travesticidios y Transfemicidios.
Minutos antes de las seis de la tarde, la Plaza de mayo ya está muy concurrida. Las banderas multicolores de la diversidad se repiten en el paisaje. También hay pintadas, color en rostros y mochilas. La 4° Marcha Plurinacional contra los Travesticidios y Transfemicidios arranca con cantos, música, baile y un reclamo: basta de violencia y basta de odio. “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente”, es uno de los cánticos más escuchados.
“Mi hija es trans, quiero que siga viva”, dice uno de los tantos carteles que circulan por Av. de Mayo. A medida que las columnas avanzan hacia la Plaza de los dos Congresos, se va sumando gente que sale de las bocas de los subtes, de las oficinas y cada vez más se unen a la marcha que tuvo su primera versión en 2016, meses después del travesticidio de Diana Sacayán y conmemorando el Día del Orgullo. El recuerdo de Diana y Lohana Berkins, referentes de la lucha por los derechos travestis y trans está presente en cantos, en los altavoces y en el espíritu de esta marcha en la que se pidió justicia por los 37 travesticidios y transfemicidios registrados en lo que va del año.
#GritazoTrans: la primera ronda trava a la Pirámide de Plaza de Mayo
Alma Fernández es activista travesti, cuenta que la marcha se replicó, al menos, en Mendoza, Tucumán, San Juan, Mar del Plata, San Pedro, Rosario, San Luis y Trelew. Y cuenta: «El 28 de junio, se conmemora la revuelta de Stonewall. Para nosotras no es una fiesta: es un reclamo que aprendimos de nuestras referentes feministas travas, como Lohana. Hay que plantarse y seguir luchando porque nos están matando. Cuando ellas se empezaron a organizar en los noventa también lo hicieron por lo mismo: para pedir que dejen de matarnos, que dejen de llevarnos presas. Como travestis y trans sufrimos la exclusión desde muchos lugares. A horas de la marcha sucedió lo de Mariana, la condena por un año, también tenemos que acompañar esa lucha. Si yo me tengo que ver en un rol en esta militancia, me quiero ver acompañando a construir y empoderar a las nuevas generaciones. Elles son los que van a levantar nuestras banderas y continuar esta lucha”.
“Estos crímenes de odio son específicos por las identidades de género. No nos matan por nuestro color de piel, no nos matan porque somos gordas o porque somos flacas, nos matan, nos torturan por trevestis y trans”, grita la activista travesti Lara Bertolini por altavoz. “Lo dijo Lohana y Sacayán, al calabozo no volvemos nunca más”, cantan todes. La marcha sigue avanzando. La Asociación Civil Infancias Libres también canta y baila y Gabriela Mansilla –mamá de Luana, la primera niña trans del mundo en obtener su DNI- agita sonriente un paraguas multicolor. Les artistas Giancarlo Scrocco, Vanina Grossi y Manuel Fanego, intregran Les Mostres, grupo que un domingo al mes concurre a Infancias Libres para jugar con les niñes trans. Hacen talleres lúdicos, diseñan títeres, vestuarios, dibujan y cantan canciones.
Rodeada de amigues camina también la artista trans Susy Shock. ¿Por qué viniste a marchar? “La calle sigue siendo nuestra, el reclamo sigue siendo actual, las cifras espantosas siguen ahí, inmóviles pese a todo lo avanzado, con el cambio cultural que este país nos debe a las travas, a las personas trans, a las tortas, a las disidencias: eso está bueno remarcarlo. Estamos alertas, no solamente festejando sino que estamos pensando estrategias nuevas, que sepan que estamos pensando cómo avanzar con la furia travesti”.
Tiempo atrás Susy escribió un poema titulado El beso que en el día en que la jueza Marta Yungano condenó a un año de prisión en suspenso a Mariana Gómez por besar a su compañera Rocío Girat, disfrazándolo de desacato a la autoridad y lesiones leves, adquiere otra resonancia. “Besarse en los rincones oscuros. Besarse frente al rostro del guarda. Besarse en la puerta de la Santa Catedral de todas las Canalladas. Besarse en la plaza de todas las Repúblicas (o elegir especialmente aquella donde todavía te matan por un sodomo y gomorro beso). Besarse delante de la foto del niño que también fui (y sentir que me hace un guiño para que siga, que no pare, que no interrumpa porque le gusta ese beso). Besarse sabiendo que nuestras salivas arrastran besos denegados, opacados, apagados cercenados, mutilados, hambrientos, que no son sólo los nuestros. Que tus labios y los míos, mientras rajan la tierra, la construyen y hay una historia de besos que el espanto no ha dejado ser y que por eso te beso. Lxs beso, me besás y besaremos. Por eso el beso”. Como si hubiera sido escrito hoy mismo, Susy se apena: “Me toca en lo personal porque lamentablemente aparece la poesía del beso para reflejar esa angustia, para transmitir esa sensación de que a veces inclusive las redes, tan frías, logran hacer un cerco de tribu… Tengo ganas de abrazarlas, de decirles que no es el beso de ellas, es el beso de todas y que eso es lo primero que sirve para sanar y para hacernos conscientes de que somos tribu: si nos joden, nos joden a todas”.

Susy Shock
Foto: Martina Perosa
Viviana González es presidenta del Centro de Estudiantes del Bachillerato Mocha Celis, también conocida como “la karateka” cuenta que fue a marchar “porque creo que es necesario que todas nos comprometamos a esto que es muy necesario, es un pedido de justicia, de sensibilización y de visibilizar que hay muchas muertes de compañeras, que hay muchas que ni siquiera sabemos sus nombres, y no podemos permitir que sigan muriendo más chicas ni chicos trans. Mueren sin que sean noticia. Las trans también morimos y no nos queda opción más que salir a las calles, a buscar como sobrevivir al desamor de la sociedad. Muchas de nosotras tenemos que sobrevivir con la prostitución porque el estado no nos contempla como personas que puedan trabajar con otros medios. El estado nos pone en un lugar de mucho riesgo y las compañeras terminan muriendo solamente por tratar de sobrevivir”

“Marcho porque estoy harta de las violencias que sufrimos las personas trans y las travestis todos los días, porque estoy harta de levantarme y enterarme de que se llevan una compañera cada 96 horas, enterarme que falta una de nosotras todos los días, enterarme que faltan pibas que no son registradas. Estoy harta de enterarme de que mis compañeras trans y travestis no tienen dónde vivir, son excluidas y tienen que vivir en la calle y estoy harta de todos los días volverme consciente de que la sociedad en la que vivimos y el mundo en el que estoy creciendo como una joven trans, me quiere muerta y nos quiere muertas a todas, nos quiere fuera de este mundo, nos quiere corregir, nos mutila y nos violenta. Por eso marcho hoy: porque estoy harta”, expresa Carolina Unrein, poeta, escritora –autora del libro “Pendeja. Diario de una adolescente trans”- actriz entrerriana, que migró a la Capital y además de escribir su primer libro editado por Chirimbote, participó de una película interpretando a una persona cisgénero y es parte de Cotorras, el ciclo comandado por Susy Shock y Marlene Wayar los primeros jueves de cada mes en MU Trinchera Boutique.

Carolina Unrein
Foto: Martina Perosa
Pasadas las siete y media de latarde, la marcha desembocó frente al Congreso. Sobre el escenario, desfilaron distintas trans y travestis para enunciar los reclamos de la comunidad, como el cupo laboral trans, la derogación en todo el país de los códigos contravencionales que persiguen y encarcelan, por el derecho al trabajo y a la salud. “Desde 2018 contamos con una sentencia favorable para nuestro colectivo, el reconocimiento del crimen de Diana Sacayán como un travesticidio. Este fallo es histórico”, remarca Say Sacayán.
Mariana Gómez y Rocío Girat se hicieron presentes en el escenario y recibieron un cálido y extendido aplauso. Dijo Marian: “Sabemos que estamos en un estado que nos quieren adoctrinar, no lo vamos a permitir, seguimos en la lucha y en las calles. Estamos juntas, agradecemos el acompañamiento y como dijo la compañera, ni al clóset ni al calabozo volvemos”.
Un año de prisión en suspenso para Marian Gómez por besar: “Vamos a seguir resistiendo”
Una vez más, las travas y trans demostraron que la resistencia se cocina en las calles, declararon el fracaso del sistema patriarcal, están hartas y furiosas, pero lo urgente no aniquila lo que también consideran valioso. Como los besos de los que habla Susy Shock, que rajan la tierra y, también, la construyen.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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