Nota
El fruto prohibido: protesta de chacareros en Plaza de Mayo
Productores frutícolas de Río Negro y Neuquén regalaron manzanas y peras en Plaza de Mayo, en protesta por la situación económica del sector. La medida produjo una inédita respuesta social: miles de personas de múltiples puntos de la Ciudad y del conurbano bonaerense colmaron la plaza. Algunos se llevaron sólo una fruta. Las voces de las personas que definen el termómetro hoy: “Hay hambre y mucha necesidad”. Qué dicen los productores.
La fila comienza en el extremo de la Plaza de Mayo, en el punto donde confluyen Diagonal Norte y Sur, se extiende en dirección a la Casa Rosada, rodea la fuente y sigue y sigue y sigue. La fila no parece detenerse nunca y Marcela, que se vino desde Florencio Varela, al sur del conurbano bonaerense, con sus cuatro hijos y un carrito, interpreta:
-Hay mucha necesidad.
Marcela viajó desde uno de los confines del conurbano para recibir las peras y manzanas que productores frutícolas de Río Negro y Neuquén están regalando en Plaza de Mayo como forma de protesta por la falta de rentabilidad de la actividad, que tiene en un extremo a los productores primarios y del otro, a empresas empacadoras comercializadoras. El conflicto se explica en una ecuación: el productor primario está recibiendo 3 pesos por el kilo de manzana, denuncian que las empacadoras se lo llevan y pagan “cuando y como quieren”, y la manzana aparece en las góndolas de supermercados a un precio de 35 o 45 pesos según el gusto oligopólico.
Ese precio lo paga Marcela y cada una de las miles de personas que, de una forma inédita, colman la Plaza de Mayo a la espera de manzanas y peras.
Manzanas y peras.
Algunos se llevan 3 o 5, para los hijos. Otros, sólo una.
Alicia, de Laferrere, república de La Matanza: “Así estamos”.
El termómetro
Alicia es vegetariana: “Me cuesta mucho la fruta. Me están cobrando 35 pesos el kilo”. ¿Por eso vino? “Y para ver también qué tal todo esto. Esta es una de protestar. Quería mirar el panorama, ver un poquito, porque esto también es un termómetro”.
¿Qué está midiendo ese termómetro? “La necesidad de la gente. Todo está caro, no te alcanza el sueldo. Hay que ver la situación que estamos pasando. Yo estoy sin jubilación, estoy esperando que salga. Trabajo por mi cuenta: vendo medias en una feria. La cosa esta floja, bajó muchísimo. Había arrancado en Navidad con productos navideños, y masomenos iba. Ahora no. Y de alguna forma uno tiene que rebuscarse. Justamente quería ver si hoy venía mucha o poca gente, pero la verdad que desbordó”.
¿De qué habla ese desborde? “La situación está complicada. Cada vez hay menos trabajo. Si se le complica a una persona sola como yo, imagínate con chicos. Muy duro. Hay que pelearla”.
“En un país con hambre, tiramos comida”
El presidente de la Cámara de Productores de General Roca en Río Negro, José Alberto García, se hace tiempo para dialogar con lavaca en medio de la protesta. Explica que el pedido concreto es una audiencia con “alguien que tenga poder de decisión” del Gobierno nacional.
–¿Cuál es esa situación del sector?
-La economía del Alto Valle, como todas las economías regionales, viene en caída libre hace más de 10 años. No es nuevo. Queremos políticas de producción para que se pueda seguir con la actividad y se generen puestos de trabajo, aunque están desapareciendo. En la producción de pera y manzana han desaparecido 5 mil productores como mínimo en los últimos 10 años. En el 2005 había unos 10 mil, hoy estamos en 2 mil. Y venimos a decir que, pase lo que pase este año, va a haber otro 40 por ciento que se va a caer. Los productores tienen un promedio de edad de 65 años. Yo tengo 54, no tengo recambio. Soy tercera generación: mi abuelo, mi viejo y yo, pero mi hijo ya no va a seguir porque no lo puedo condenar a esta producción. Queremos ser escuchados por el Presidente.
–¿Cuánto se le está pagando al productor?
-Al productor primario nos pagan, de mayo a diciembre, y en el mejor de los casos, 3 pesos el kilo de manzana. Ustedes habrán visto el precio en supermercado: 35, 45 o hasta 50 pesos el kilo. Nunca va a llegar toda esta gente a comprar un kilo manzana, por eso vienen tantos. Pongámosla al costo que tiene que tener, en comedores escolares, centros comunitarios, mercados concentradores, y en tres meses se soluciona. Esa diferencia es muy grande. Y, además, el costo de producción nos sale $4,50. ¿Dónde queda el $1,50 restante? Ni siquiera nos queda una mínima ganancia, y ese es el reclamo que venimos a hacer.
–¿Cómo impactaron las medidas económicas de este año?
-Las medidas de la liberación del dólar ayudo un poco para las exportaciones. No todos pudimos exportar, y es difícil que esa diferencia llegue al productor primario, porque la empresa empacadora lo va a disfrazar en el precio de la producción. No nos van a pagar más que 3 pesos. Queremos medidas del gobierno, medidas rentables para el sector porque estamos cada día peor.
-¿Qué piensa de la respuesta de la gente?
Acá estamos equivocándonos en muchas cosas. Entendemos que esta complicado, pero había proyectos para poner mercados en varios lugares, y no se logró nunca. Se están perdiendo 200 mil toneladas, equivalente a lo que lleva Brasil en toda la temporada de frutas. Se caen, y es fruta óptima. Nosotros perdemos el equivalente a 500 millones de dólares este año en el valle. Trasladalo a pesos. Hoy por hoy, la Nación entera no está en condiciones de perder plata. La gente está tiene derecho a consumir fruta, pero nosotros la tiramos. En un país que hay hambre, tiramos la comida. Si no hay decisiones políticas, esto va a seguir pasando.
Lo indignante
Jésica, de Capital Federal, es una de las afortunadas que consiguió manzana cerca del mediodía porteño. Es discapacitada trabaja haciendo “changuitas” de limpieza en algunas casas. Ahora está sentada en uno de los bancos de la Plaza, y la fruta ya es un recuerdo.
Y dice:
“Es indignante hacer una cola por una manzana o dos, en el mejor de los casos. Pero te la venden tan cara que no podés comer. Con todo lo que estamos pasando como país, que haya tantas personas quiere decir que hay hambre. La gente necesita comer. Hay mucha necesidad. El Gobierno debe tomar alguna medida, proteger y cuidar a los que venden”.
Del otro lado, aún haciendo fila, está Salomón, de Paternal. Tiene 79 años. “Hay muchas injusticias en Argentina. Una es esta. Cada uno con su oficio, pero ninguno gana bien. Yo fui pequeño industrial, ahora jubilado, no trabajo, pero vivo de otras cosas. Antes podía ahorrar, ahora no. De la clase media para abajo, está jodido. La fruta muy cara, la verdura muy cara. A veces me hago una pregunta: ¿de qué comen los muy pobres? Si nosotros estamos así…”.
La pregunta flota y la ataja Juan, a su lado, que es jubilado pero trabaja en vigilancia: “Esto es una cosa que no se ha visto nunca. Mire que tengo 69 años, eh. Pero la gente vive mal, no tiene para comer. Esto está cada vez peor”.
La estampida infernal
Luiz Aznar, de la localidad rionegrina de Cervantes, a kilómetros de General Roca, es otro de los productores que dialoga con lavaca: “Estamos sorprendidos por la avalancha de gente. Pensamos la medida para darle fruta a la gente y que vean la realidad del precio que tenemos de producción en Alto Valle y la diferencia de lo que ellos compran en las góndolas. Nosotros vendemos a 3 pesos el kilo, pero las empacadoras te pegan cuando y como ellos quieren. Son unos atorrantes. Todavía hay empacadoras que no han pagado ni un 50 por ciento, y de la forma en la que la plata se está devaluando hoy esos 3 pesos se hacen 2,50”.
–Muchas de las personas que vinieron se quejan de las actuales medidas económicas del Gobierno, sobre todo la devaluación, porque lo han sentido en los precios. Hoy se decía que muchos productores habían apoyado esas medidas. ¿Cómo se interpreta?
–Hay de todo: algunos estamos en contra de Macri, otros apoyando. Queda a criterio. La devaluación del dólar parecía que a nosotros nos venía a favor debido a que sacaban las retenciones a las exportaciones, por lo que las empacadoras tendrían que devolver la plata. Pero no pasó nunca. Además, tenemos en contra que los insumos para la fruticultora están valorizados en dólares. Algunos hasta triplicaron los precios. En lo personal, no comparto la devaluación, porque se sabía que iba a ser una estampida infernal de precios. No sólo en la situación que estoy comentando, sino con los combustibles. Hace años que venimos con la pelea sobre esos subsidios, pero nos dan sánguches. El tema es que muchos chacareros se están cayendo, y el problema es que no cae solo, sino con toda una familia. Cuando cae uno, caen 5 más detrás, y eso hace lamentable todo.
Lo intolerable
Ricardo es de Almagro, tiene 81 años, un bastón y un carnet de discapacidad que muestra a lavaca: “Me costó mucho venir”.
¿Qué piensa de esta situación? “Ver a mis hermanos en una actitud tan indigna por un manojo de frutas es feo. Además, hay un atropello que se le está haciendo al productor y a las mismas provincias, donde hay grandes hombres de trabajo con la piel curtida. Quiere decir que estamos de rodillas. No se puede tolerar esta situación en un país tan privilegiado, con todos los recursos que tenemos. Es imposible que ocurra esto”.
Ricardo llora.
“Ruego al Señor Presidente de la Nación que tome conciencia, que le dé una mano a los productores, a los obreros, a los trabajadores. Disculpame que me trabe un poco, pero lo siento de corazón. Nuestro pueblo argentino no merece esto. El Gobierno ha entregado el país al extranjero en todas sus áreas Ni siquiera deberían haber supermercados: tendría que ser del productor al consumidor. La única forma de ayudarnos es mutuamente. Toda esta gente que ves acá merece estar en otra cosa: en la cultura, en su hogar. No acá. Le han quitado su hábitat. Y está desesperada. Como yo, que viene a pedir”.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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