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El vaciador: Perfil de Hernán Lombardi

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Con los 357 despidos en Télam consagró una política de medios que se basa en el ajuste. De pasado progresista, fue también empresario hotelero y estuvo junto a De La Rúa la tarde del helicóptero. Verborrágico y tuitero, quién es y cómo piensa el Titular de Medios Públicos. Por Franco Ciancaglini.

Mientras los trabajadores de Télam se iban anoticiando de sus despidos mediante telegramas y rumores, y los delegados contaban unos 60 hasta el mediodía de aquel martes mundialista, Hernán Lombardi dio la primicia en el programa radial de Jorge Lanata: los despidos eran 357.

La cruel jugada contra los periodistas, fotógrafos y administrativos de Télam no empezó ni terminó ahí. Lombardi acompañó la cifra con un posteo en sus redes que tildaba de “propagandistas” del gobierno anterior a los trabajadores, y celebraba: “Hoy ganó el periodismo”. Hubo más: a los periodistas que sí seguían en la agencia les llegó un mail dándoles la bienvenida “a la nueva agencia Télam”.

El titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos volvió a estar en el centro de la polémica, en la que se siente cómodo. Verborrágico, discutidor, tuitero, ocupó móviles de tevé para intentar explicar su decisión y hasta discutió con Nelson Castro en su programa de radio Continental sobre la causa del recorte. Sin embargo, el funcionario evitó ir a dar explicaciones al Congreso Nacional en una primera oportunidad por orden del propio gobierno; luego, finalmente, fue. Sin clases de coach y con un impacto creciente sobre la imagen presidencial, Lombardi quedó como perro sin bozal y, otra vez, sus palabras se transformaron en polémicos titulares. Para el gobierno ya daba igual: su tarea ya estaba hecha.

El que no baja las banderas

Hernán Santiago Lombardi es desde el 10 de diciembre de 2015 quien decide el rumbo de la Televisión Pública, las emisoras de AM y FM de Radio Nacional y la agencia de noticias Télam. Además, Macri lo premió dándole el control sobre los canales Encuentro, Paka-Paka y DeporTV, antes dependientes del Ministerio de Educación. Su área, bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete conducida por Marcos Peña, es clave para el gobierno. Como con otros ministros, la frase interna que ilustra el desempeño de Lombardi habla más de su fidelidad que de su capacidad: “Es de confianza del Presidente”.

Êl hubiera preferido instalarse en el ministerio de Cultura de la Nación. No fue a Turismo porque ya había ocupado ese cargo durante la presidencia de Fernando de la Rúa: “Sería una mala coincidencia”, argumentó este ingeniero con un frondoso pasado como empresario hotelero. A diferencia de los CEO´s, hizo carrera política desde la secundaria en el Nacional Buenos Aires y luego en el Centro de Estudiantes de Ingenería, del cual fue presidente con la agrupación radical Franja Morada. Lombardi es cultor del chicaneo sobre la “falta de calle” de los “Cardenal Newman Boys” que ocupan los ministerios. Considera que él sí tiene los dos componentes: calle y cultura. Los Boys piensan que, al contrario, esa mezcla hace que no termine de ser ninguna de las dos cosas. Por las dudas, el ex Franja Morada se diferencia: no usa corbata y. a veces, ni siquiera saco.

Lombardi está afiliado al radicalismo desde los años 80, cuando formó parte de una suerte de ala de izquierda de la UCR llamado “El radicalismo que no baja las banderas”. Compañeras de aquellos años de militancia lo definen como “un cuadro” ya formado, comprometido y generoso para poner a disposición su casa para encuentros y reuniones. “Era de los piolas”, resumen.

Ese sector del radicalismo, crítico hasta con Alfonsín, mantuvo aliados inesperados. Fue en esos años que el documentalista José Luis García hizo un viaje del que Lombardi fue parte: poco antes de que se derribara el Muro de Berlín, la Unión Soviética organizó un Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Pyongyang, la capital de Corea del Norte. En una abultada comitiva argentina viajaron alrededor de 90 personas,  la mayoría del Partido Comunista, pero también del Partido Socialista y otros s que el PC consideraba “potenciales aliados”. Así aparecieron varios peronistas, y algunos radicales como Lombardi. En el plantel también estaban el periodista Eduardo Aliverti, y los músicos Juan Carlos Baglietto e Ignacio Copani, entre  otros.

En una entrevista brindada a La Nación en 2013, el propio Lombardi resumió su parábola militante: “Yo nunca me desafilié, pero hoy me siento muy parte integrante del PRO. Siento que defiendo hoy la misma escala de valores que defendía en el 83 cuando era presidente del centro de estudiantes de Ingeniería, adaptado a este tiempo, pero con los mismos valores esenciales”.

Negocios & política

Antes y después de su militancia, Lombardi hizo carrera como empresario hotelero, gracias al legado de su padre también ingeniero. Lejos de la cosa pública, Lombardi hijo cursó posgrados en manejo de marketing y economía e hizo carrera en Mar del Plata. A su militancia radical se sumó un trampolín social: el complejo Torres de Manantiales en la ciudad balnearia, negocio familiar que gerenció desde los 80 y del que fue director de 1992 a 1999. Según recuerdan en Página 12 fue ese emprendimiento hotelero el que puso el primer aviso en el diario ícono del progresismo. Lombardi fue el promotor de ese aviso, todo un símbolo. Por años los periodistas se hospedaron en sus torres para cubrir las temporadas de verano como parte del canje.

Allí, en 1989,  conoció a la actriz Soledad Silveyra. Al tiempo que avanzaba en los negocios, esa relación lo perfiló en el mapa social, empresario y político de una nueva manera.

Lombardi y Silveyra fueron pareja durante ocho años hasta que, según declaró él, la relación terminó ante la tensión de un embarazo frustrado. Actualmente se encuentra casado con la médica nutricionista Vivian Sanz, amor que floreció también en Mar del Plata, donde ella se desempeñó entre 1993 y 2011 como directora médica del Spa de Mar de Manantiales, del que Lombardi era dueño, y donde se casaron.

Sanz colaboró en hacerle bajar notoriamente de peso a a su pareja hace 3 años, gracias a una dieta que incluía ir al trabajo en bicicleta. Un artículo periodístico que defenestraba su gestión política fue de todos modos elogiado por el funcionario ya que, a la pasada, reconocía que estaba más flaco.

Como empresario hotelero Lombardi fue exitoso, y heredó de su padre cierta tendencia a innovar con los flujos turísticos: Torres de Manantiales fue en su momento el paradigma de los nuevos complejos de un balneario que buscaba alejarse de los hoteles –peronistas- sindicales y para jubilados. Años después, post 2001, promovió el hotel Axel en Monsterrat, Buenos Aires, enfocado en parejas homosexuales.

En el medio, en 1997, había comenzado a colaborar con Fernando de La Rúa, entonces jefe del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que preparaba su carrera presidencial. Lombardi era el experto en turismo que lo acompañaría en su gestión, y así fue: con de De La Rúa triunfador, Lombardi fue secretario de Turismo de la Nación y, al igual que con Cambiemos, obtuvo yapa como interventor de la Administración de Parques Nacionales, área que puede haberle resultado clave para desembarcar con negocios turísticos en el sur patagónico.

Grupo helicóptero

Los meses antes de la debacle de diciembre de 2001, De La Rúa le dio más poder al unificar las secretarías de Turismo, Cultura y Deportes en un solo Ministerio. Para entonces se sabía que Lombardi era más que un ministro para Chupete. Su perfil cultural y su militancia radical lo llevaron a hacerse íntimo y motor del llamado grupo Sushi, el círculo de confianza y de generación de ideas del presidente, por así decir, que no evitó la recordada partida en helicóptero desde la Casa Rosada.

El grupo Sushi estaba conformado además por el hijo del presidente, Antonio De La Rúa; Darío Lopérfido (el ex secretario de cultura de la Ciudad que terminaría desplazado en 2016 tras su polémica postura sobre los desparecidos); y Darío Richarte, actual vicepresidente 3ª de Boca, y ex Side durante el gobierno de la Alianza. Todos Sushi que siguen vinculados al PRO.

Otros jóvenes Sushi fueron Lautaro García Batallán, hoy asesor de Cristian Ritondo en la provincia de Buenos Aires; y Cecilia Felgueras, ex interventora del PAMI junto a Horacio Rodrìguez Larreta; entre otros.

El otro personaje clave de este grupo era el Enrique “Coti” Nosiglia, siempre silencioso y poderoso radical con quien Lombardi había competido en la militancia universitaria. En este mapa, definen los históricos, Lombardi representa una militancia más progresista que la de Nosigilia, menos outsider que la de Lopérfido y menos conservadora que la de Ernesto Sanz y la de muchos correligionarios provinciales. “Tiene una mirada progresista en unos aspectos culturales, pero conservadora respecto del Estado”, definen quienes lo trataron. “Con los trabajadores siempre tuvo una actitud más bien patronal. Se dice progresista en el ámbito cultural, o incluso hablando sobre los más necesitados, pero en el fondo su concepto del trabajador es el mismo que el de un empresario”, impronta que le viene de su biografía hotelera en Mar del Plata, entre otras cuestiones.

Pero el lugar en el que se ubica Lombardi con mayor comodidad no es estrictamente el de un empresario. Una de las personas que ha trabajado con él desde hace años cuenta: “Se siente cómodo en el poder. La función pública es algo que le da importancia. Él le dijo ‘adiós’ a De La Rúa cuando se iba en helicóptero. Va a acompañar hasta el final la causa. Y la causa es ésta”.

Narrativas de la realidad

Después de 2001 Lombardi reapareció en la arena política de manera testimonial en 2003, como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires con el partido de Ricardo López Murphy, otro ex Alianza, neoliberal y promotor como ministro del recorte del 13% a los jubilados. Lombardi obtuvo casi el 4% de los votos bonaerenses y se volvió a volcar a la actividad privada. Cuatro años más tarde, cuando Macri fue elegido como jefe de gobierno de la Ciudad, fue designado ministro de Cultura.

Su gestión se caracterizó por el cierre de centros culturales barriales, y por distintas situaciones de crisis en el Teatro Colón y el Teatro San Martín. La más recordada fue la toma de la Sala Alberdi del San Martín, que terminó con una represión con balas de plomo en plena Avenida Corrientes. Lombardi mantuvo una actitud confrontativa con los jóvenes hasta el último día y, si bien hasta en el PRO se habló de su mal manejo del tema, terminó festejando la represión como un triunfo personal.

Distintos trabajadores de Radio Ciudad recuerdan una feroz interna entre la cartera de Lombardi y la de Medios, a cargo entonces de Miguel de Godoy, (quien renunció en mayo pasado al ENACOM), y hombre de Larreta. La interna llegaría hasta las batallas poteñas del PRO, donde Lombardi se pondría del lado perdedor, apoyando a Gabriela Michetti. Con la vicepresidenta comparten, entre otras cosas, su simpatía por el papa Francisco.

“La acusación interna que le hacían en el mismo PRO es que juega solo, que es es un loco que se manda por las suyas”, recuerdan quienes compartieron su gestión porteña.

Su turbulento paso como ministro cultural porteño incluyó la entrega al Centro Cultural de España en Buenos Aires del edificio del Ex Padelai, que arrastraba a su vez una historia de desalojos y violencia. En 2003 la represión policial había obligado al desalojo de 40 familias, varias de las cuales volvieron luego ya que no tenían hogar. En agosto de 2009, la Legislatura dio trámite en tiempo récord -6 días -a la ley que cedió el uso gratuito y por 30 años del edificio al CCEBA.

Lombardi impulsó, ya con los españoles en la órbita porteña, diversas movidas culturales europeas y organizó durante su gestión una jornada que se le volvería un boomerang de l conflicto del Padelai.

En las paredes convocó a cooperativas de fotógrafos y movimientos audiovisuales independientes nacidos en 2001 a hablar sobre arte. Y organizó una mesa llamada Narrativas de la realidad con periodistas y editores de revistas, desde Rolling Stone a Barcelona. Fue precisamente uno de los editores de esa revista, Daniel Riera, quien leyó un texto llamado Yo no me sentaría en tu mesa que recordaba los muertos del 2001, las familias desalojadas y la entrega del ex Padelai a los españoles. La cara de todo eso era Hernán Lombardi.

Una de las últimas cosas que se recuerda de su gestión porteña fue un tweet. En la madrugada del 15 de abril de 2014, un personaje fake de polémicos mensajes xenófobos llamado Dra. Piñata, subió a su cuenta una foto de las personas que se convocaron a ver un eclipse lunar en el planetario. Era un mensaje que debía salir en la cuenta oficial del ministro Lombardi. El episodio reveló que Dra. Piñata era el perfil del responsable del manejo de las cuentas de Lombardi , promotor de mensajes discriminatorios. Ante un seguimiento de oficio en el INADI, Lombardi ensayó un descargo sobre la situación que pretendió ser chistoso: “En cuanto a su misión de observar conductas en personajes de ficción les sugiero algunas ideas. La discriminación que sufre el indio Patoruzú por parte de Isidoro Cañones, Micky Vainilla, etc.”. Malos chistes para xenofobias reales. En cualquier caso, todos coinciden en que su estilo de humor calza como guante para ese personaje.

Todos somos Télam

Su última chicana fue para los trabajadores de Télam. Al decir que los 357 trabajadores despedidos de la agencia son “propagandistas disfrazados de periodistas”, violó tres legislaciones que protegen a las y los trabajadores discriminados por razones ideológicas.

Los despidos no sólo afectan a la agencia de noticias, sino al sistema contralor de la pauta oficial, de la cual Télam es responsable. Desde hace años esa agencia es la encargada de ejecutar el trámite de las órdenes de publicidad que en forma arbitraria, discrecional y sin control social, reparte cada gobierno. Es decir, Télam no determina el reparto, sino que es la encargada de controlar el cumplimiento efectivo de lo otorgado por cada administración política del Poder Ejectutivo. Se trata del desmantelamiento de la agencia que controla la ejecución de 2.982.485.735 pesos, tomado como referencia la cifra que alcanzó la pauta oficial en 2017. Los despidos afectan, también, a las delegaciones provinciales, ya que se trata de la única agencia que, tras el cierre de DyN, mantenía un sistema de producción federal.

El desguace de la agencia Télam, además, ocurrió en la misma semana en la que se autorizó la fusión de Telecom y Cablevisión (Grupo Clarín), con lo que se conforma la empresa más grande del país y se consolida la dinámica de concentración y monopolización de los medios. Pero Lombardi siguió cargando contra los trabajadores: “Los propagandistas se quisieron esconder en el noble oficio del periodismo”, dijo. Y, como buen cultor de refranes, agregó: “Los lobos se disfrazan de corderos”.

Quizá esa metáfora lo defina a él, y resuma las vueltas inesperadas que puede tomar el llamado progresismo argentino.

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4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

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La familia de la joven asesinada en Capilla del Monte volvió a viajar de Buenos Aires a Córdoba para reclamar que se asigne urgentemente un fiscal en la causa y que se investigue su femicidio. Hace 4 años el cuerpo de Cecilia fue encontrado luego de estar 20 días desaparecido; su familia denuncia una trama local que involucra a la última persona que la vio con vida, el ex boxeador Mario Mainardi, jamás investigado, y la complicidad de la justicia de Cruz del Eje, representada por Paula Kelm, que buscó inculpar a un perejil. Gracias a la lucha familiar se logró anular esa línea de investigación, que culminó en un juicio nulo, pero desde entonces no se retomó la instrucción; y pese a que en diciembre se anunció que un nuevo fiscal tomaría la causa, eso no sucedió, y las dilaciones siguen. Crónica de una nueva reunión con promesas y sin hechos, cuando la impunidad se hace cada vez más grande y el reclamo, también: “Verdad y justicia para Cecilia Basaldúa”.

Por Bernardina Rosini

Daniel y Susana, padre y madre de Cecilia Basaldúa ya perdieron la cuenta de las veces que han viajado desde la ciudad de Buenos Aires a Córdoba con el único objetivo de lograr justicia por su hija. Han perdido esa cuenta pero no la cantidad de días que contabiliza la impunidad: 1460, es decir, cuatro años. 

En efecto, hace cuatro años (el 25 de abril de 2020) encontraron el cuerpo de Cecilia Gisela Basaldúa en un codo del Río Calabalumba en Capilla del Monte, luego de veinte días de estar desaparecida. Cuando Daniel y Susana llegaron ayer a los Tribunales en Córdoba Capital, se los ve invadidos por la bronca y el hartazgo. Son cuatro años sin Cecilia y a la par sostienen que las líneas de investigación han sido deliberadamente manipuladas y el material probatorio  de contundencia, ignorado

La última vez que estuvieron parados sobre esa vereda fue el pasado 7 de diciembre, tras reunirse con el Fiscal General Juan Manuel Delgado. Celebraban la noticia: “Tenemos fiscal, vinimos con 3.000 firmas de apoyo pidiendo fiscal y lo tenemos. Es el Nelson Lingua y comienza el 1° de febrero, después de la feria judicial”. Cinco meses después, otra vez viajan 700 kilómetros para golpear la puerta del Palacio de Justicia pues tal designación no sucedió y la causa acumula once meses sin fiscal a cargo de la instrucción.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas
Daniel Basaldúa y Susana Reyes, papá y mamá de Cecilia: viajaron desde Buenos Aires para mantener una reunión y reclamar justicia por su hija.

El baile del fiscal

Mientras los Basaldúa llegaban el 25 de abril nuevamente a Córdoba para pararse frente a Tribunales y exigir justicia, fueron notificados que la Fiscal General Adjunta Bettina Croppi los convocaría a una reunión. 

Antes de ingresar al edificio Daniel comparte la situación actual de la causa “Nos vienen diciendo que no designan fiscal porque falta una firma: me cuesta creerlo. No puedo hacer nada más que venir y reclamar. Hasta ahora la única justicia que logramos fue que no metan preso a un inocente”. 

Hoy le cuesta hablar; tiene un nudo en la garganta y el rostro de su hija estampado sobre el pecho. “Sólo espero que esta investigación vaya tras los verdaderos sospechosos, tras Mario Mainardi, última persona que vio a Cecilia con vida, quien tenía pertenencias de ella y las regaló; la policía y la fiscal Paula Kelm contaban con ésta y más información y nunca lo investigaron. No podemos creer que Mainardi, que dijo trabajar en Uber porque no podía acreditar ingresos, tenga más poder que Diego Concha, quien fue durante décadas Director de Defensa Civil de la provincia y sin embargo hoy está preso”. 

Daniel pasa lista de todos los uniformados que participaron del caso y que hoy se encuentran desplazados, procesados o presos por distintas causas: el común denominador es la violencia de género. 

Mientras las abogadas ingresan junto a los padres de Cecilia a la reunión, afuera les esperan periodistas, agrupaciones feministas, trabajadores de la Secretaría de Derechos Humanos y familiares víctimas de violencia institucional. Repiten el colgado de banderas, los carteles con rostros de otras víctimas, y los cantos que se recitan como mantras: “¡¡Queremos fiscal, queremos fiscal, queremos fiscal!!” y “¡¡Justicia, justicia, justicia!!”.

Al salir, Giselle Videla -una de las abogadas de la familia- comparte lo conversado en la reunión: “Para iniciar nos han pedido disculpas puesto que en noviembre nos dieron la seguridad que tendríamos fiscal apenas finalizada la feria judicial. Como hoy no hay fiscal, y están subrogando fiscales de otros territorios que toman la causa por un plazo corto de tiempo, el avance es mínimo. Nos informaron en relación a esta situación que la designación de Nelson Lingua espera la firma del gobernador, Martín Llaryora. Ahora bien, nos enteramos que será designado como Fiscal reemplazante, y no como Fiscal titular puesto que Lingua no ha rendido el concurso que lo habilita para ese cargo; debe rendirlo ahora y recién en julio- agosto podremos saber si será finalmente el fiscal titular de la causa”. 

Para que se entienda: desde que el tribunal absolviera a Lucas Bustos en julio del 2022 reconociendo su inocencia y su no vinculación al crimen, y ordenara una nueva instrucción para dar con los responsables del femicidio, la causa demoró meses en ser asignada a un fiscal. Luego recaería en el Dr Raymundo Barrera de Cruz del Eje, fiscal que, hábil con el calendario, entre feria judicial y licencias llegó a junio del 2023, mes en el que se jubiló. 

Por la presión de la familia Basaldúa, en diciembre el mismísimo Fiscal General anunció la designación del Lingua el 3 de febrero; eso no sucedió y no hay certeza de que Lingua resulte el fiscal que definitivamente dirigirá la instrucción, puesto que no cumple con los requisitos.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

Preguntas sin respuesta

Es mediodía y el cielo se refleja en las ventanas del edificio neoclásico de la calle Caseros; da la impresión que adentro estuviera vacío, que sólo es una fachada. “Hoy, 25 de abril se cumplen cuatro años de la aparición del cuerpo sin vida de Cecilia Gisela Basaldúa” lee Susana de la pantalla de su celular; ella también lleva una remera con el rostro sonriente de su hija. Sigue:

Cuatro años de impunidad y de violencia sistemática por parte del Poder Judicial a quienes pedimos y exigimos justicia por ella. La causa volvió a foja cero en el 2022 luego de pasar por un juicio vergonzoso.

El tiempo pasa y los asesinos de Cecilia siguen libres e impunes. No tenemos fiscal ni respuestas” y continúa “¿Cómo vamos a llegar a la verdad? ¿Qué fue lo que pasó con Cecilia? ¿Por qué tardó tanto en aparecer? ¿Dónde está Mario Mainardi? ¿Por qué la fiscal Paula Kelm ordenó tan rápidamente detener a un joven sin tener pruebas? Todas estas preguntas nos conducen una y otra vez a un círculo cerrado de impunidad entre funcionarios judiciales que se jactan en demostrar un abuso de poder constante”. 

La carta leída en la vereda, casi sobre la calle, concentra todas las preguntas que la investigación del femicidio debiera responder. 

Y la carta también cierra como se espera que cierre la investigación: “Verdad y Justicia para Cecilia Basaldúa”.

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La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Séptima entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa de lavaca Lina Etchesuri.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Ese jueves hacía 38 grados de calor pero parecían 43. El calor quemaba y picaba.

Faltaba el aire, el que había estaba caliente y la humedad pegoteaba.

El día que acompañé a la Ronda haciendo fotos para este proyecto, fui descubriendo imágenes a medida que los pasos y las sillas de ruedas daban vuelta como siempre, hace 2392 jueves.
La ronda siempre me emociona. Mucho. Las miro a las madres y veo proyectada las fotos de sus hijxs en su mirada, hacia delante, repitiendo Presente como un mantra de presencia y resistencia. Lxs veo a ellxs en imagen, mirando de frente en su juventud detenida. Veía a Elia, que ronda en silla de ruedas, con la foto de su hijo Hugo Meidan, desaparecido el 18 de febrero de 1977, hace 47 años, y pensaba si ese día hizo tanto calor, si la luz tenía esta misma inclemencia.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

En las rondas transcurre un tiempo extraño, persistente y atemporal. Las hermanas abrazan las fotos de sus desaparecidxs, gritan sus nombres con contundencia, caminan junto a las madres, junto a nosotrxs.

Transforman el tiempo y la imagen en un futuro posible.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Sobre Lina

Soy Lina Etchesuri. Fotógrafa, editora y docente

Soy parte de la cooperativa Lavaca desde hace más de 12 años donde hago todo lo que me describe y más. Me hace sentir muy orgullosa y feliz.

Estudié con Filiberto Muganini en el Rojas durante los 90s. Hice la carrera de fotógrafa en la Escuela de foto y artes visuales de Avellaneda, durante el 2001 y los años siguientes. 

Me seguí formando en talleres visuales con mi querida Julieta Escardó y muchxs más.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Viajé haciendo fotos durante algunos años: conocí al subcomandante Marcos y le saqué una foto en la que se está riendo. Estuve en Cisjordania, Palestina, durante 3 meses, viviendo retratando la vida bajo la ocupación. 

Junto con algunas personas y amigxs fundamos MAFIA en 2012, un colectivo de fotógrafxs que sigue hasta hoy.

Coordino talleres de foto e imagen.

Soy mamá de Fermin.

Y me encanta hacer todo lo que hago.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

Un abrazo contra la motosierra

Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

Un abrazo contra la motosierra

La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

Un abrazo contra la motosierra

Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

Un abrazo contra la motosierra

Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

Un abrazo contra la motosierra

La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

Un abrazo contra la motosierra

Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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