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Facundo Castro: los hallazgos de una madre y un pescador, y las dudas que trajo el viento
Cuando se conoció la noticia del hallazgo de un cuerpo en Villarino un equipo periodístico de lavaca se encontraba realizando una cobertura sobre el caso de Facundo Castro para la próxima revista MU. Durante el día las noticias aceleraron hipótesis que la madre de Facundo, presente en el rastrillaje, fue desmintiendo según lo que pudo constatar tras estar 5 horas parada junto al esqueleto: el estado intacto de una zapatilla que ella misma encontró e identificó como perteneciente al joven; las huellas frescas de una camioneta; y la inexistencia de la mochila que refirió el ministro de seguridad bonaerense, Sergio Berni, desde su casa a la prensa. Crónica de las horas interminables que comenzaron ayer con el hallazgo de un pescador y siguen ante la expectativa de la autopsia, en medio de un alerta metereológica por las fuertes ráfagas de viento, mientras las preguntas en Bahía Blanca recién comienzan.

Por Lucas Pedulla desde Villarino
Estamos en una zona que podemos ubicar como Cola de Ballena, próxima a las líneas férreas de Ombucta, en Villarino Viejo, entre Cabeza de Buey y General Cerri, pero la verdadera dimensión del paisaje inhóspito donde el viento quema los ojos son las cinco horas que Cristina Castro estuvo frente a un esqueleto, a 109 días de haber visto a su hijo Facundo por última vez.
Cinco horas que se suman a las que pasó anoche, con un frío que congelaba, desde el aviso del hallazgo de las 7 de la tarde por un pescador, hasta la 1 de la mañana, allí parada, cuando se retiró con sus abogados Luciano Peretto y Leandro Aparicio.

A su espera, en el retén de ingreso al sitio -ubicado a 5 km del km 711 de la Ruta 3- por momentos hay más periodistas que oficiales: entre una camioneta de Gendarmería, otra de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y otro de la Policía Federal se reparten 8 oficiales que harán al menos dos relevos hasta el cierre. También una patrulla de la Prefectura. En el mientras tanto, los periodistas se suben a una camioneta para lograr acceder a imágenes a lo lejos y hablan en off sobre hipótesis de lo que pudo haber pasado, alternando móviles en vivo para sus respectivos canales. Están TN, C5N, La Nueva Provincia, Telefé, SN, entre otros, La Izquierda Diario, Télam y dos autogestivos: MU y Fm La Calle, de Bahía Blanca.

Foto: Sebastian Smok
El clima es hostil, con remolinos de tierra que se calan al rostro, y ahora la conversación mutó a un alerta meteorológico que vaticina vientos intensos con ráfagas, pero los cuerpos ya lo saben. Las horas pasan y los periodistas se guarecen en los autos. Otros salen hasta la ruta nuevamente para acceder a la YPF más cercana y poder comprar algo para comer o ir al baño. Pasadas las 13 llega el fiscal Santiago Ulpiano Martinez – recusado dos veces por la familia- y es en ese mismo horario que su Fiscalía Federal N 1 emitió un comunicado donde informó la participación de integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAf) en el lugar.
Cuando a las tres de la tarde Cristina Castro se para frente a los medios, el frío concepto de «cuerpo humano en estado esquelético» que inundó portales, sitios, canales, bocas y redes sociales por más de 17 horas pierde su abstracción, porque la que aquí y ahora habla es una madre que pasó entre anoche y hoy más de 10 horas frente a un canal a la espera de tener alguna respuesta sobre su hijo de 22 años.
Dijo: -“Es un masculino y no descartamos que pueda ser Facundo. Nunca hubo una mochila, así que si alguien tiene el teléfono del señor Berni, que me lo diga por favor. Lo único que hemos reconocido como de Facundo es una zapatilla intacta, que no tiene ni un desgaste, ni siquiera tierra encima. Cuando llegamos al lugar inmediatamente encontramos que hay huellas de un vehículo que llega justo donde están los huesos”.

Dijo también que al esqueleto le faltaban partes.
Dijo que le faltaban los brazos.
Que estuvo todo el tiempo presente en el operativo: «Vi cómo lo tocaban y lo daban vuelta».
Que nunca hubo una mochila en el lugar, como rápidamente salió a decir el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, a quien le pidió la renuncia.
Dijo que fue ella quien encontró una zapatilla, intacta, sin tierra, como si estuviera ahí solamente hace 2 o 3 días.
Que había huellas de un vehículo que llega al lugar justo donde están los huesos.
Que le sacaron sangre y la hisoparon para contar con los datos para las pericias.
Y que a su hijo lo desaparecieron por violar la cuarentena, mientras se supo que los funcionarios responsables de Bahía comieron esta semana un asado.

Luego, Cristina camina y se sube a la camioneta Fiat Toro del abogado Peretto.
Seguimos en la zona inhóspita, donde el viento quema los ojos, y ahora los abogados explican que los restos humanos serán trasladados a la Ciudad de Buenos Aires esta tarde noche para realizar las pericias sobre la identidad y poder establecer la causal de muerte, cuyos estudios comenzarán el martes.
Pero la verdadera dimensión de lo que implica estas 10 horas, este frío y esta violencia estatal es esa madre, con la búsqueda y esas horas en el cuerpo: «Ahora vamos a esperar unos días que hagan el ADN y si Dios quiere y es él, me llevo mi niño a casa».
Mientras se espera la confirmación, las preguntas en Bahía Blanca recién comienzan.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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