Nota
Las otras marchas

Desde que comenzó la pandemia la sociedad no dejó de ocupar las calles para expresar así su opinión sobre tres temas centrales: la violencia institucional, el rechazo al modelo extractivo y depredador, y los femicidios. Una marcha por semana desde que comenzó la cuarentena obligada. O más. En todo el país y a pesar de las restricciones decretadas, la sociedad se movilizó con la misma intención de siempre: inscribir con los pies en la agenda política aquellos temas que el Estado ni la prensa comercial pone en debate.
La marcha más multitudinaria de la pandemia se realizó el jueves pasado, en Córdoba, y tuvo como consigna “Ni una bala más, ni un Blas menos”. La impulsó la exigencia de justicia por el crimen de Valentino Blas Correas, un adolescente de 17 años que recibió un balazo por la espalda cuando viajaba en auto junto a otros dos amigos, también baleados por la policía. Sin embargo, no fue noticia en medios nacionales, quizá porque lo que llevó a manifestarse a miles de personas en la calle no fue “contra el gobierno” sino contra la violencia institucional del Estado argentino, al igual que decenas de movilizaciones que plantean en otro tono cómo se defiende la salud, el medioambiente y la vida.

Sin embargo, es frecuente leer y escuchar en estos días previos a la marcha que hoy impulsó la oposición a la actual administración del Estado que es “la derecha” la única que se expresa en el espacio público, otorgándole con ese recorte del relato el monopolio de la iniciativa y una centralidad que, sin duda, mejora al gobierno en contraposición con esos discursos de odio y fascistas que, además, se resaltan, por irritantes y despreciables.

¿Fue más masiva que la marcha de hoy la que el 8 de agosto atravesó el puente entre Rosario y la localidad entrerriana de Victoria para defender los humedales arrasados por las quemas de pastizales en las islas del delta del Paraná? Quienes estuvieron allí no tienen dudas de la respuesta. Esa multitud reclamó algo concreto: la sanción urgente de una ley de protección de humedales.

¿Cuánta gente se movilizó Esquel el 6 de mayo al grito de No es No apenas se conoció la noticia de que el grupo Elzstain había firmado un acuerdo con Yamana Gold para extraer oro en Chubut, provincia que prohibió la minería a cielo abierto, gracias al impulso de un referedum popular que desafió a las corporaciones y corrupciones políticas? La respuesta también es certera: demasiadas. Más si se tiene en cuenta que fue la primera en irrumpir en el espacio público desafiando el asilamiento obligado.

Cuatro marchas recorrieron Bahía Blanca, Carmen de Patagones y Pedro Luro reclamando la aparición con vida de Facundo Astudillo Castro y tres ya se realizaron en la pequeña localidad de Beravebú para exigir justicia por el femicidio de Julieta del Pino, así como en Junín se marchó este domingo por las calles céntricas y hasta Tribunales para reclamar por el crimen de Rosa Fernández.

En total, las marchas realizadas durante este cuarentena que demandaron respuestas concretas a la epidemia de femicidios ya superan la dos docenas y cada una en su territorio ha dejado en claro que la sociedad no está dispuesta a quedarse quieta porque el grito Viva nos queremos significa que el cuidado de la salud pública implica reclamar respuestas para enfrentar a esa violencia.
31 de julio: Una marcha organizada por el grupo de Mujeres Autoconvocadas de Berabevú reiteró el «pedido de justicia por Julieta Del Pino”.

18 de julio: Maira Castillo, según información aportada por las autoridades judiciales se habría quitado la vida. Sin embargo familiares y amigos de la joven sostienen que podría haber participación y responsabilidad directa de su pareja. Con una multitudinaria marcha reclamaron a la justicia por avances concretos en la investigación del hecho, y que se cambie la caratula de la causa.

15 de julio: El femicidio de Rocío Vera conmocionó a la localidad de Reconquista, al norte de la provincia de Santa Fe. La joven de 14 años fue encontrada sin vida en un descampado y con signos de haber sido golpeada. Tras el hecho, vecinos autoconvocados de la ciudad se movilizaron para reclamar que se esclarezcan los hechos y pedir justicia por el femicidio.

5 de junio: En La Rioja se realizó una marcha para exigir justicia por el femicidio de Micaela Gordillo.

18 de mayo y 26 de abril: La familia de Cecilia Gisela Basaldúa, la mujer asesinada cuyo cuerpo fue encontrado el sábado 25 de abril en Capilla del Monte, Córdoba, encabezó dos marchas para reclamar que se esclarezca el crimen y se busquen y encuentren a otros posibles involucrados en el femicidio.

Continuará…

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar: