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Freno a la justicia machista: los jueces que dejaron impune el femicidio de Lucía Pérez serán juzgados

Tras 5 años ininterrumpidos de lucha, hoy la familia de Lucía Pérez logró un hecho histórico que le pone un freno a la justicia machista: por votación unánime, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados confirmó que dos de los jueces que dejaron impune el femicidio de la joven marplatense, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas, serán juzgados por el fallo misógino y fueron separados preventivamente de sus cargos. La noticia se escuchó en boca de la propia madre de Lucía, Marta Montero, frente al Senado Bonaerense de La Plata, donde una masiva movilización de organizaciones sindicales y sociales, con otras madres y padres sobrevivientes de femicidios como protagonistas, acompañó a la familia de Lucía, dejando en claro que los cambios se empujan desde la calle: “Es un freno a esta justicia, para todas”.
En la ciudad de La Plata, centro político y judicial de la provincia de Buenos Aires, sucedió hoy un hecho histórico: por unanimidad el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados votó a favor de la suspensión de los jueces Pablo Viñas y Juan Facundo Gómez Urso y del inicio del juicio político a por “negligencia, incumplimiento del cargo y parcialidad manifiesta”. La audiencia fue privada y el Jurado estuvo integrado por cinco conjueces y cinco legisladores, y presidido por la doctora Hilda Kogan, vicepresidenta de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires.
La familia de Lucía Pérez llegó antes de las nueve de la mañana al edificio del Senado Bonaerense, donde habían convocado a una movilización. Marta y Guillermo, mamá y papá, usaron la misma pechera con la cara de Lucía y el pedido de justicia que vienen impulsando desde el femicidio de su hija, hace 5 años. Las organizaciones sociales y sindicales armaron una a una sus gazebos sobre la Plaza San Martín, para acompañarlos. Desde Mar el Plata llegó la Campaña Nacional Somos Lucía para abrazarlos La calle se cortó con hileras de sillas para que familiares de víctimas de femicidios y de violencia institucional puedan sentarse y mirar de frente al edificio para esperar el fallo, que se vivió como un logro histórico y un precedente fundamental para la construcción de una justicia que escuche y repare y no que violente y estigmatice.

Lucía tenía 16 años cuando la abusaron y mataron. Pero los jueces Gómez Urso, Viñas y Aldo Carnevale (que evadió el proceso porque fue beneficiado por la ex gobernadora Vidal con la jubilación anticipada) absolvieron a Matías Farías, Juan Pablo Offidiani y Alejandro Maciel y se dedicaron a hacer un minucioso análisis de la vida de Lucía: qué le gustaba escuchar, qué profesión quería seguir, con quién y de qué chateaba, qué le gustaba fumar.
El inicio del juicio político al fallo misógino y machista centrado en las víctimas y no en los victimarios significa entonces un nunca más. “Que nunca más se hable de la víctima”, sentenció Marta tras saberse que el juicio político, por fin, había sido votado por unanimidad.
La noticia la anunció emocionada ella misma, pasadas las 13 horas, micrófono en mano: “El voto ha sido unánime a favor de la separación de los jueces”, dijo y recibió un aluvión de aplausos, llantos y emoción. “Les agradezco desde mi más sentido ser por Lucía y por tantas Lucias que han sufrido este disparate de la justicia”.
Las familias víctimas que acompañaron no dudaban: “Es un freno a esta justicia, para todas”. Estuvieron presentes entre otras, Jimena, mamá de Ángeles Rawson; Susana, mamá de Nadia Ferraresi; Daniel y Susana, papá y mamá de Cecilia Basaldúa; Gustavo, papá de Natalia Mellmann; Giselle, mamá de Lito Costilla; Blanca, mamá de Agustina Fredes; Ana, mamá de Analía Aros.
“La justicia nos dio ese sopapo pero nosotros como pudimos nos reconstruimos, con todos ustedes que creyeron en nosotros, que creyeron en Lucía que era la víctima”, dijo Marta una mayoría de mujeres jóvenes con pecheras de la CTA-A, ATE, la Asociación Judicial Bonaerense, CICOP, el Movimiento Evita, el MST, La Poderosa, Patria Grande, Las Rojas, entre otra decena de organizaciones políticas y sindicales.
Siguió Marta: “Hoy estamos acá llevando a juicio político a dos magistrados. En la Provincia de Buenos Aires es histórico, es el segundo juicio político que hay: en el primero se lo destituye al juez porque él mismo manoseaba a sus empleadas, y en este caso se los va a destituir por una sentencia perversa que dieron a una menor de 16 años”.
Guillermo, papá de Lucía, fue quien indicó el próximo paso: “Ya estamos para pedir la fecha de jury”, dijo agradeciendo el acompañamiento. “Esta lucha la llevamos entre todos y son derechos ganados que no tenemos que perder”, remató.
Guillermo se refiere a que, ahora aprobado el jury, debe fecharse el inicio de ese proceso. Y también, el inicio del nuevo juicio por el femicidio de Lucía, que además de los jueces, juzgue a los responsables directos de haber abusado y matado a la joven de 16 años.
Cristina Montserrat Hendrickse, abogada que acompaña a la familia de Lucía Pérez, clarifica sobre qué significa lo que acabamos de presenciar: “Es un cambio institucional importante. El Jurado de Enjuiciamiento cree en principio que hay verosimilitud para entender que estos jueces fallaron con parcialidad, con estereotipos y prejuicios de género. Es un mensaje a todo el Poder Judicial y es una señal muy clara para quienes tengan que juzgar hechos donde se destila violencia de género”.
La señal de un cambio hoy se expresa en el hecho concreto de que Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas fueron preventivamente destituidos de sus cargos y dejarán de cobrar el 40% de sus honorarios como jueces.

Las jóvenes que se quedaron celebrando frente al Senado Bonaerense saben que, más acá del castigo a estos magistrados, el cambio histórico está en seguir perpetuando esa alegría de saber que luchar, sirve.

Y que como dijo Marta Montero, que ve en esas jóvenes a la propia Lucía, los horizontes se siguen trazando a la altura de las necesidades urgentes y los sueños colectivos: “Esto es el comienzo de una reforma judicial”.

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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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