Nota
Harvard: reclamo contra las inversiones de la universidad en monocultivos en el Iberá
Con reclamos como “Justicia para Corrientes” y “Paren las plantaciones madereras”, la Universidad de Harvard, en Boston, fue sede del acto de la Coalición para las Inversiones Responsables de esa institución, que cuestiona los monocultivos forestales en Corrientes a través de empresas como Evasa y Las Misiones que ocupan 87.000 hectáreas. Cuestionan el deterioro de suelos, producciones y vidas de la población rural de la zona que termina por ello siendo expulsada de su propio territorio. Aquí, la nota y el programa radial que describen cómo estudiantes de Harvard viajaron a Corrientes para interiorizarse con agricultores, campesinos y movimientos sociales sobre esa realidad.
En Harvard, la Coalición presentó un informe y una carta de los agricultores a la presidenta de la universidad, Drew Faust. Gabriel Bayard, uno de los integrantes del grupo que monitorea las inversiones de la Universidad planteó: «El flagrante desprecio por los valores de Harvard es chocante . Espero que detengan la expansión de las plantaciones de inmediato”.
El Instituto Oakland y la Coalición presentaron además un informe con los efectos dañinos desde el punto de vista ambiental y social de esas inversiones. Esta es la nota sobre la visita de uno e los integrantes de la Coalición, Sam Wohns, a Corrientes. Aquí, el Decí Mu desde los esteros del Iberá y la nota publicada en Mu de septiembre
Decí Mu en el Iberá: las inversiones poco éticas de Harvard, y el insulto que identificó a los guaraníes
Mu de septiembre: Master en contaminación
La mejor universidad del mundo es Harvard, al menos según fuentes diversas como el Academic Ranking of World Universities, Wikipedia, y la revista ¡Hola!.
Harvard es paga, aunque sin fines de lucro. Se ubica en Boston, Massachusetts, tiene casi 20.000 alumnos entre sus grados y posgrados. Se fundó en 1636 como New College pero en marzo de 1639 tomó su actual nombre cuando el clérigo británico John Harvard le donó 400 libros, 779 libras, y murió de tuberculosis. Las autoridades comprendieron que había que hacer rendir esas 779 libras para garantizar una educación de excelencia que llega hasta nuestros días. Este año, por ejemplo, estuvo brindando allí una conferencia la señora Valeria Mazza.

Cristian Pires y Emilio Spataro (Guardianes del Iberá), Adrián Obregón (Asociación Provincial de Pequeños Productores Correntinos) y el estudiante de Harvard Sam Wohns
30.000 millones
Pasaron 374 años y medio desde aquella donación. En el bar de una estación de servicio de San Miguel, Corrientes, el estadounidense Samuel Wohn, 22 años, estudiante de Harvard, mira un mapa en su notebook y comunica en perfecto espanglés: “La universidad tiene 30.000 millones de dólares invertidos en todo el mundo. Vine para estudiar los impactos de las inversiones aquí. En Corrientes Harvard tiene 86.000 hectáreas, 30.000 con monocultivos de pinos, y quieren llegar a las 47.000. Eso afecta a los productores y contamina el ambiente. Estoy preparando un informe en el que vamos a plantear que se trata de una inversión poco ética que está destruyendo la forma de vivir de las comunidades que trabajan aquí”.
Películas bonitas
Sam pertenece al grupo Responsible Investment at Harvard Coalition (Coalición para las Inversiones Responsables de Harvard), formado por alumnos, ex alumnos, profesores y trabajadores de la universidad que buscan “cambiar la forma en que Harvard invierte su dinero”.
Cientos de adherentes y sponsors que financian estos viajes de investigación. El contacto entre Harvard y Corrientes se hizo a través de la organización social y ecologista Guardianes del Iberá que descubrió que campos como Santa Julia, Santa Celina o Tranquerita son en realidad propiedad de Las Misiones y Empresas Verdes Argentinas (EVASA), compradas por Harvard Management Company, quien maneja los fondos de la universidad.
¿Por qué es una inversión poco ética? “Se trata de un sistema extractivo que hace mucho daño a los acuíferos como el Guaraní, por la cantidad de agua que chupan los pinos, que no son vegetación del Iberá, son exóticos. Además usan agroquímicos. Se perjudica a los pequeños productores locales que hacen cultivos agroecológicos. Esto no debe estar plantado junto a la gente. Y no son bosques como en las películas bonitas. Los bosques reales tienen diversidad”.
Emilio Spataro, de Guardianes de Iberá: “Dicen que estas plantaciones parecen militares, verdes, firmes y en hileras. Anulan la cultura y la biodiversidad y difieren de la variedad que tiene el macrosistema Iberá. Son plantaciones sin pájaros, sin animales. Usan glifosato, como con la soja. Producen madera de pino, que es de poca calidad, para aserraderos que exportan con poquísimo valor agregado, y sacrifcan las mejores tierras productivas de alimentos de Corrientes. El único valor agregado que nos queda es la contaminación”.
Andá a trabajar al campo
Adrián Obregón integra la Asociación Provincial de Pequeños Productores Correntinos: “Cada vez hay menos agua por lo que consumen estas plantaciones y se hace más difícil trabajar, como dice Sam. Pero además nuestra producción es ecológica, y esta gente usa todos los venenos junto a nosotros. Reclamamos que nos devuelvan esas tierras que lisa y llanamente nos han robado con complicidad del gobierno provincial. La mayoría de las forestaciones empiezan en nuestras colonias, el 80% son en tierras fiscales. Queremos la tierra para ganarnos el pan y salir del estancamiento económico”.
Su ecuación: “La gente es expulsada del campo y termina en las villas de las ciudades. Después hay inseguridad y problemas, y dicen que es porque la gente no quiere trabajar en el campo. Pero te están expulsando estas corporaciones y las políticas de los gobiernos”. Dato: el índice de población rural en esta zona es del 50%, muy alto en comparación con el resto del país.
Comparación: “El pino es peor que la soja. Sirve para dos o tres cortes nomás y después queda la base de los árboles, los estocones, totalmente contaminados y el suelo ya no se recupera. Un desierto”. Cristian Pires, del grupo de jóvenes ecologistas Ysyry: “Además de los esteros, lagunas y humedales ya secados, las napas que estaban a 7 metros de profundidad, ahora deben buscarse a 24 metros”.

Sam Wohns en una maderera Correntina
Progreso + Pasteras
Estas inversiones suelen prometer progreso, desarrollo y riqueza. Spataro: “San Miguel, Concepción y San Roque, donde están Harvard y las mayores inversiones forestales, son los departamentos más pobres, con más desocupación y analfabetismo de Corrientes, que es una de las tres provincias más pobres del país”.
Las empresas de Harvard tienen 250 empleados. Emilio y Cristian han calculado: “En los campos trabajan muchos menos, pero más de 200 de ellos son tercerizados que si no trabajan el día no cobran. Además, en 86.000 hectáreas, significa un empleado cada 344 hectáreas. En cambio las familias de productores ocupan un promedio 5 hectáreas cada una. Y son 3.000 pobladores rurales en la zona. Quiere decir que dan mucho más trabajo, que encima es sustentable, alimenta mejor a la sociedad y beneficia al ambiente”. Agrega Obregón: “Y hacemos alimentos para personas, no forraje para vacas chinas. Encima la provincia anunció que para aprovechar la producción de pinos, quieren poner dos pasteras para fabricar celulosa”. Cristian: “En Santo Tomé los vecinos lograron rechazarlo por ahora, en Villa Olivari es inminente”. Puede recordarse que Fray Bentos con su pastera sigue siendo el departamento de mayor desocupación del Uruguay, pese a contar con la inversión extranjera más grande de su historia.
¿Cuánto ganan?
Sam se asombra: “Entre las 6.000 personas que viven en San Miguel debe haber alguien malo o poco amable, pero yo no lo he encontrado”. Cursa el último año de Estudios Sociales, enfocado en Economía Política. “Un profesor muy neoliberal nos dijo que para estudiar Economía hay que dejar la ética fuera de la clase. Yo no creo que sea asi. Harvard mejora edificios, paga profesores, paga becas, pero si la universidad defiende valores, sus inversiones pueden ser con esos valores”. Descubrimiento: “En un documento plantean que las ganancias aquí serán entre el 17 y 32% anual. Pero para ganar tanto, tienen que trabajar de un modo cada vez más perjudicial. Nadie moriría si ganan solamente el 10% y tratan bien al ambiente”.
La Coalición de Harvard ha logrado desactivar inversiones de la universidad en hoteles norteamericanos donde no dejan sindicalizar a los trabajadores, en empresas de Africa que expulsan pobladores, y busca lo mismo con respecto a monocultivos en Brasil y Chile. La presidenta de la universidad, Drew Faust, les ha escrito que le importan los temas ambientales, pero Sam prefiere ver más hechos concretos. “Estamos orgullosos de estudiar en Harvard. Pero por eso mismo no queremos estas inversiones que hacen daño a gente real y al ambiente real. No pueden ignorar esto, presentando los beneficios que luego le dan a la universidad”.
Spataro: “Lo bueno es que estamos llegando al lugar donde realmente se toman las decisiones, que no es Corrientes ni Buenos Aires, sino Boston”.
Pornografía y transgénicos
El proyecto: “Vamos a hacer una campaña con los pequeños productores, Guardianes del Iberá y otros grupos, para que dejen de forestar hasta que se haga un estudio de impacto ambiental” explica Sam. “No vinimos de visita, publicamos un informe, y adiós. Vamos a seguir trabjando para garantizar que sean consultados los productores, las comunidades y todas las personas afectadas, que quiten los pinos al menos a 2 kilómetros de las zonas pobladas, que deje de hacerse un uso indiscriminado del agua”.
Corrientes le hizo ver la idea de su tesis sobre Economía Política: “Hay una tendencia de las grandes empresas del mundo a buscar lugares con el mínimo control, no sólo para extraer los recursos naturales, sino también para explotar a los pobladores de la zona. Pero no es suficiente pedirle a las empresas que sean responsabes. Debe haber políticas de los gobiernos para mejorar la situación que nos dan un neoliberalismo y una globalización sin control, que busca que las empresas tengan impunidad para poder hacer cualquier cosa”.
El grupo (responsibleatharvard.wordpress.com) rechaza que se hagan inversiones en: petróleo, gas y otros combustibles fósiles, energía nuclear, pornografía, juego, armas, organismos genéticamente modificados en la agricultura.
Proponen no invertir en compañías con el siguiente historial: malas prácticas con relación a emisiones de gases de efecto invernadero, toxinas, residuos peligrosos o la justicia ambiente; violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional; apoyo a regímenes represivos; que pongan en peligro el acceso de la población rural a los recursos de tierra, agua y otros de los que depende su subsistencia; que violen leyes laborales y practiquen abusos y maltratos a los trabajadores; que discriminen por la orientación sexual, el género, la raza, la etnia, la edad o la discapacidad; que restrinjan el acceso a los medicamentos a precios accesibles. Al contrario, proponen invertir en empresas que respeten la diversidad, la dignidad de los trabajadores, la relación con las comunidades, y sean transparentes en sus negocios.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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