Nota
Incendiar el paraíso: ni la tierra ni las mujeres somos territorio de conquista
Por María Galindo, fundadora de Mujeres Creando
La descripción del incendio del bosque chiquitano, parte del pantanal boliviano y parte de la reserva de uchuquis y tucavaca es la descripción de una violación colectiva y en manada perpetrada por los hijos de una oligarquía terrateniente contra la tierra. Las llagas de los animales calcinados son las mismas que las de una mujer brutalmente violada, los aullidos de espanto de los animales que mueren con la boca abierta de dolor se me confunden en la sien con los de las mujeres asesinadas por quienes necesitan matarlas para retenerlas y poseerlas como propiedad.
En Santa Cruz, donde tiene lugar el incendio, se bebe whisky en lugar de agua en carnavales en las sedes de las comparsas lideradas por los patrones feudales quemadores de la tierra y violadores de la vida.
Tienen de todo en un país donde nadie tiene nada; tienen casonas con grandes extensiones de tierra, piscinas, viajes a Miami, Lamborghinis y Ferraris con que dar vueltas en la plaza del pueblo, pero no es suficiente.
Podrían encender sus cigarros con dólares, pero no es suficiente.
El Estado les regala tierra, pero no es suficiente.
En un país donde la salud no es gratis el Estado les subvenciona el combustible para que amasen sus fortunas y no tumben gobiernos, pero no es suficiente.
En un país de desiguales como es Bolivia estos patrones manejan las cosas con una llamada telefónica, con un capricho, con un trinar de dedos.
Omnipotentes como se sienten hoy se han sentido con el derecho de incendiar el paraíso. Es eso lo que esta pasando, ni más ni menos.
Por una ley irónicamente llamada de uso y manejo “racional de quemas”, promulgada el 25 de abril del 2019, quemar ilegalmente una hectárea de tierra tiene una multa de 35 dólares americanos si eres terrateniente y de 6,6 dólares si eres un pequeño propietario.
¿Para qué queman el bosque y la selva?
El proyecto detrás de esta quema es la producción de biodiesel, que debería llamarse necrodiesel; la ampliación de la frontera agrícola para producirlo; la exportación de carne a China que estará en manos de uno de los sectores más conservadores y patronales del país: los ganaderos, que han instaurado un régimen además de servidumbre entre sus no llamados trabajadores sino peones; y la expansión de los cultivos de soja transgenica para exportación. Los tres grandes negocios del siglo que ya tienen destinado el gasto del excedente que no será en hospitales, escuelas o centros de investigación; se gastará ese excedente en opulencia y lujo de una pequeña elite conservadora que no reinvierte ni siquiera en mejorar sus propias condiciones de trabajo. La idea es sacar mucho y despilfarrarlo en Miami; la idea es sacar el dinero a Panamá, la idea es intentar en vano crearse en Santa Cruz un modelo urbano imitativo de su soñado Miami.
Entretanto y como contracara l@s bomber@s, la mayor parte voluntari@s, no tienen barbijos, botas, ni agua suficiente ni para sostenerse, ni para sofocar las llamas.
Se han esperado 10 días para empezar a actuar esperando deliberadamente que el incendio adquiera una maginitud irreversible. El proyecto sobre el territorio quemado es el loteamiento que fabricará nuevos millonarios dueños de la política en Bolivia.
Evo, una máscara popular
El presidente indígena funciona como máscara, funciona como legitimador del proyecto político más conservador y depredador de la historia de Bolivia.
El mundo denuncia a Bolsonaro como incendiario de la Amazonia y genocida de los pueblos que sabiamente la habitaron durante siglos haciendo del bosque su casa grande. Es justo que se denuncie a Evo Morales también.
Si por derecha entendemos a los sectores terratenientes de manejo de grandes extensiones de tierra bajo lógicas de explotación en régimen de servidumbre; si entendemos por derecha los sectores más conservadores de la sociedad aferrados a sus privilegios económicos; si por derecha entendemos el manejo del poder estatal para beneficio de una cúpula privilegiada sin participación popular; si por derecha entendemos el desmantelamiento de las organizaciones sociales; si por derecha entendemos el ataque a los pueblos indígenas de tierras bajas para la ocupación de sus territorios entonces Evo Morales representa para Bolivia hoy una de las derechas más peligrosas. Lo hace a partir de un proyecto pragmático que está basado en pactos parciales de poder que le permitan el control del Estado a cambio de prebendas sin límite para sectores privilegiados de la sociedad como son los ganaderos o los agroindustriales.
Andinocentrismo y colonización de los pueblos amazónicos y selváticos
El modelo “indígena” entre comillas vigente en Bolivia es un modelo de hegemonía aymara-quechua sobre los pueblos selváticos pobladores de la Amazonia boliviana. Todos estos pueblos habían construido en muchos años una organización llamada CIDOB (Central de pueblos indígenas del Oriente Boliviano) esa organización fue desmantelada y destruida, cortadas sus fuentes de financiamiento y perseguidos sus dirigentes como parte de un proyecto de “colonización” de sus tierras y de aniquilación sistemática de sus saberes; saberes de culturas nómadas en muchos casos que desarrollaron su relacionamiento con el bosque desde la comprensión profunda de sus entrañas. Todo eso es lo que se está perdiendo, pero no ahora. El aniquilamiento de la CIDOB data del 2011 cuando estos pueblos decidieron oponerse a la carretera que atravesará un parque nacional y territorio indígena, el TIPNIS.
Bocas de donde brotan verdes ramas de rabia
En las ciudades principales del país está surgiendo de la indignación un movimiento espontáneo compuesto por personas a quienes les brotan verdes ramas de la boca que piden:
- Derogación del decreto que autorizó la quema de pastizales en los departamentos de Santa Cruz y Beni promulgado este pasado julio
- Derogación de la Ley del necrodiesel
- Freno del proyecto de exportación de carne a China
- Renuncia del director del INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria) porque en la tenencia y manejo de la tierra está el nudo principal del problema
- Renuncia del director de la ABT (autoridad de bosques)
- Renuncia del presidente Evo Morales para que se dedique libremente a su campaña electoral mientras repensamos el país entero
Y es que no se trata solamente de apagar el fuego sino de impedir que se atrevan a quemar el bosque de nuevo por eso la multitud grita: ni soja, ni coca el bosque no se toca.
El falo del capitalismo colonial patriarcal no logra apagar el incendio
Mientras veo al supertanker piloteado por militares norteamericanos como un gran falo que descarga agua, pero no logra apagar el incendio. Pienso en que la lluvia lo haría en pocas horas.
Su presencia es más que simbólica hoy en la hora final el gobierno ha contratado sus servicios derrochando un dinero que no quisieron invertir en la gente, en los pueblos amazónicos, en el cuidado del bosque o en la comprensión de la selva. Hoy y de donde sea se sacan los millones de dólares que se necesitan y bajan los militares norteamericanos como auténticos príncipes azules gigantes erguidos como salvadores.
El supertanker llega a las poblaciones como mensaje rotundamente colonial, bélico, fálico y la gente llora de alegría al verle porque está desesperada; la gente sonríe y saluda a esa gran máquina capitalista que nos traerá de lejos el milagro que entre nuestras manos teníamos: la lluvia.
La escena parece sacada de una película del fin del mundo producida por Hollywood, sin final feliz.
Causa mundial vs. colonialismo
Siento que el sufrimiento de los animales calcinados que sale en forma de grito sordo directamente desde el incendio hacia nuestras pesadillas puede abrir un espacio de lucha mundial. Puede abrir la comprensión de la absurdidad de las fronteras nacionales y de los Estados nación también.
Es el sufrimiento de los animales contra nuestros pechos el que puede sacarnos de un jalón del androcentrismo, para intentar comprender y sentir a los animales. Es ese sufrimiento el que nos puede sacudir para comprender qué es un acto absurdo depredar la tierra para cargar los autos de combustible. Puede hacernos comprender lo inservible del dinero cuando no hay agua, ni aire, ni esperanza, ni verde.
Son las llagas de los animales que nos miran con las heridas a flor de piel lo que nos puede jalonear el alma para construir una causa común llamada Amazonas.
Podríamos imaginar y activar una fuerza mundial para no permitir que el capitalismo colonial se la devore ni como reserva, ni como deforestación.
Los discursos anticoloniales nacionalistas de Bolsonaro, García linera y Evo Morales que quieren desarrollo, que quieren hacer del Amazonas una máquina de dólares para encementarlo todo hasta el cielo muestran en esta hora su absurdo también. Dicen que tenemos derecho de depredar nuestro paraíso para acceder a la modernidad, vieja promesa refrescada por el propio imperialismo como laberinto político en el que hemos estado décadas.
Hoy podemos salir de ese laberinto para decir furiosamente que ni la tierra ni las mujeres somos territorio de conquista.
https://www.lavaca.org/vaquitas
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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