Nota
Instrucciones para enloquecer a la gente
Cortes de luz y movilización vecinal: ¿cómo agradecer a EDESUR los servicios no prestados? Psicosis de la vida cotidiana. Pollo podrido y lucha de fases.¿Se corta la luz, o la cortan? Comuneros PRO y K. La genética privatizadora. Sistema, ansiolíticos y el hallazgo de los vecinos.
“Se cortó la luz a las 11 de la mañana. A las dos horas el pollo empezó a agarrar olor, y más ese día de 40 grados” dice Pablo, de la granja San Fran, pequeño local de Rivadavia al 3500. “Pensé que la luz volvía, pero no. Y yo ya estaba todo impregnado del olor, y tenía que tirar 130 kilos de pollo…”.Antes de que Pablo termine su relato ante lavaca, a las 21.10 y como dándole la razón, desaparece la luz y nos quedamos hablando entre tinieblas en la vereda.A pocos metros enciende su linterna Ramón, encargado del edificio del 3561. “Hace 4 meses empezaron los cortes. Ahora es una fase y deja sin luz a 20 de los 60 departamentos. Un día una fase, otro día otra. El peor hasta ahora aquí fue de 45 horas. Pero en la esquina hubo un corte de cuatro días seguidos. Este edificio tiene 13 pisos y cuando hay corte no andan los ascensores”. En la entrada Juan Carlos Petrone estudia si subir o no la escalera hasta el 6° piso: tiene 87 años. “Voy a esperar hasta las 10 de la noche y después me mandaré a ver si llego”. Ramón: “El otro día un señor un poco más joven, en el edificio de la esquina, quiso subir al 12° pero se descompuso, lo bajaron, lo internaron y tuvieron que hacerle un bypass”, comenta mientras me alcanza un volante de la Asamblea Vecinal de Almagro (ya suma al menos 200 vecinos interconectados por mail y celular) que llama a reunión en la esquina de Rivadavia y Mario Bravo en la que se estudia una próxima movilización a EDESUR, San José al 100. Algunos proponen ornamentar dicha sede con comida podrida, entre otras cosas: un modo de devolver las atenciones recibidas por la empresa en estos tiempos.
El call center de EDESUR
“Hubo muchos cortes en octubre, más en noviembre, y desde diciembre fue un desastre” explica Ramón, el encargado de la linterna. Los integrantes de la Asamblea Vecinal de Almagro contabilizaron, según los casos, 168 horas de cortes, y cientos de reclamos, incluidos casos como el de la esquina de Mario Bravo y Rivadavia, 18 pisos, con cuatro días seguidos sin luz, ascensor, ni agua (y luego con cortes “breves” de no más de 18 o 24 horas). Para aliviar la situación, los vecinos que están en una fase cortada se “cuelgan” de la luz de los pasillos, o arman alargues mutuos y cadenas de “zapatillas” entre distintos departamentos de distintas fases para poder enchufar las heladeras. Ramón: “Nos salvamos porque tenemos una bomba monofásica para llenar el tanque de agua. Otros edificios no la tienen y ahí sí, entre el corte y la falta de agua, imagínese”.
Marcelo y los reclamos: “Ahora se supo que todo EDESUR te atiende con un call center de 12 personas. Con la cantidad de reclamos que hay, te dejan colgado de la maquinita y no te atienden nunca. Y si te atienden es peor. Uno no quiere maltratar a nadie, pero el otro día llamé, le dije al operador que no tenía luz y me contestó que no podía ser, que que a él no le figuraba el corte. Me puse loco. Mi señora terminó dándome un calmante porque estaba por reventar”.Y agrega: “En realidad sabés que a ellos también los usan para filtrar los reclamos de la gente”. (Vicente, un rato antes, me hablaba de lo mismo en la regalería: “La burocracia es una forma de poder”).
Marta escucha a Marcelo, y habla al límite del llanto: “A mí se me reventó la insulina después de 3 días sin luz, por la falta de frío, y ayer tuve una descompensación por el estrés de todo esto, con pérdida de memoria”. No quiere decirme mucho más, salvo: “Fue horrible”. Sus vecinos la rodean en silencio, acompañándola mediante el antiguo arte de escuchar al otro. Ramón: “Nos cambió la vida, todos se saludan, conversan. Antes andaba cada uno en la suya”. Marta coincide con que lo grupal ayuda a escapar de esa locura cotidiana: “Parecería que tiene que pasar algo malo para que nos demos cuenta de lo bueno que nos rodea”.
Asamblea en la esquina
Son unas 20 personas junto a un contenedor lleno de escombros. Héctor lo señala como parte del paisaje: “Esto está desde noviembre”. Planean diferentes encuentros, la creación de un contacto vía facebook y acuerdan con la idea de ir armando un acto frente a EDESUR. “Y nos tenemos que conectar con la gente de Chacarita, Villa Crespo, Lugano 1 y 2, y todos los otros que todos están también como nosotros”.
Ana, de Juan B. Justo 2331, había pasado un rato antes contando que allí llevan, en los últimos tiempos, 190 horas de cortes, el equivalente a casi 8 días sin luz. Ana hablaba con una intensidad hecha de indignación y asombro, como pensando que quien la escucha no va a creer lo que dice.
La temperatura del sistema
Llegan dos de los seis integrantes de la Comuna 5 que abarca Boedo y Almagro, casi el centro geográfico de la ciudad: Ignacio Delgado y Carlos Benítez. Cuentan que estuvieron en EDESUR, gestionando justamente una reunión para los propios vecinos. “En la sede de Lacarra ni nos quisieron atender, hicieron pasar a uno solo. Dijeron que la temperatura crítica es 30º y de ahí en más empiezan los cortes” explica Ignacio. Carlos: “Te hacen toda una sanata, decían que el problema es que hay mucho consumo”.
Luego contó algo que les revelaron en la sede Senillosa, una frase que acaso deba incluirse en los próximos manuales de ciencias políticas y sociales: “En ‘off the record’ nos dijeron que el sistema está obsoleto”. Delgado asintió a su lado.
La edad de los cables
En toda esta aventura se descubrió que los cables de la zona siguen siendo de la época de la empresa Italo, o sea que son preexistentes a la época de Internet, de los celulares y corresponden a la era en la que periódicos alternativos como La Nación o activistas como Bernardo Neustadt y Mariano Grondona, propagandizaban las ventajas de las privatizaciones que salvarían al país del atraso gracias a sus inversiones. Héctor: “Recién ahora están estudiando cómo cambiar la red, o sea que no invirtieron absolutamente nada. Y el que pretende cambiarla es el Estado, así que la privatización ya vemos para qué sirvió”. Marcelo: “Mi temor es que la empresa esté provocando todo esto para irse y dejarnos el muerto, como han hecho otras privatizadas”.
Macrismo y K
Los comuneros escuchan. Benítez pertenece al Frente para la Victoria. Delgado al PRO. Los miro tratando de detectar en qué momento intentarán copar la parada o liquidarse mutuamente pero Fernanda, una de las vecinas, me advierte: “Estoy fascinada porque los comuneros vinieron a colaborar, en ningún momento pusieron el partidismo adelante, y se suman para ayudarnos”. Héctor, del grupo senior: “Yo también me sorprendí. Hacen lo que les pedimos nosotros y acordamos juntos, y no al revés, como pasa siempre con los políticos”.
Todos los vecinos están en una sintonía similar. “Es que todos podemos tener nuestras ideas. Yo mismo soy del PO (Partido Obrero) y todos lo saben, pero aquí tenemos que ver cómo solucionar el problema entre todos” dice el más joven del grupo, Gabriel, ante los gestos afirmativos del resto. La combinación de kirchnerismo, macrismo, y troskismo puede darse en una asamblea, forma organizativa de las personas comunes (si es que existe alguna persona común) que acaso esta vez zafe de que intenten engullírsela.
“Acá no corren los partidos sino que se haga lo que planteamos nosotros, que somos la sociedad”, señala Marcelo: “Por suerte en esta Comuna ganó el diálogo y no la mezquindad y eso ayuda a que trabajemos todos juntos”. De hecho los comuneros están ahí, a las 10 de la noche, parados junto a los escombros con los vecinos, y no acumulando lípidos en un despacho. Es un enigma cómo seguirá esta relación. Jorge dice: “EDESUR no se fija si te gusta el macrismo o el kirchnerismo. Te la corta igual” sentencia, como hablando de una mutilación.
Frente a las corporaciones, las viejas teorías políticas quedan en suspenso: acaso haya que hablar de lucha de fases.
¿La luz se corta o la cortan?
La asamblea discute algo que plantearon los comuneros: “Los de EDESUR, bajo cuerda, te reconocen que arreglan los problemas cuando los presionan”. Lanzo una pregunta: ¿La luz se corta, o la empresa va cortando premeditadamente por sectores? Marta: “El 23 de enero cortaron. Salimos a cortar la calle. Como vinieron canales de televisión, a los 15 minutos había luz otra vez”.
Gloria, de la regalería, me había dicho: “Ese día devolvían una hora a uno, cortaban, le daban luz al otro, y así. Como nos hemos ido conectando entre los comercios, andábamos de aquí para allá, como el baile de los locos”. Pablo, de la pollería: “el muchacho del kiosko me trajo el freezer para que no se le derritieran los helados, pero me cortaron a mí y me tuve que enganchar con la regalería”. La granja (por el consumo de sus heladeras) paga 3.000 pesos mensuales de electricidad y 7.800 entre alquiler y expensas. La regalería no tiene tanto gasto eléctrico. Gloria: “Ni el aire acondicionado prendo, porque hemos perdido muchísimo. El día de Navidad sin luz ni teléfono ni pos net, no pudimos vender. Este año tuvimos menos ingresos que hace un año, siendo que las cosas valen el doble. Alquiler y expensas subieron de 5.000 a 8.000 pesos”. Detalle: ni siquiera tuvieron linternas para vender: “Como son chinas, está trabada la importación y quedaron en los contenedores, recién nos van a traer en marzo, dicen”.
Ramón: “Para mí la cortan, te das cuenta por los horarios. Vienen los de EDESUR, esta mañana por ejemplo. Miraron el buzón, hicieron algo con los fusibles. Les pregunté: ¿qué pasó? Me contestaron: ‘ya tenés luz, chau’. No puedo creer que no inviertan en poner un cable mejor”.
¿De quién es EDESUR?
Cuando hago la pregunta los vecinos se miran entre ellos. “Creo que es española” dice marcelo. “No, brasileña” dice Marta. En realidad todo es un laberinto. Dos empresas, Distrilec (53%) y Enersis (43%) tienen la mayoría accionaria. Pero Distrilec es de Enersis y de Petrobras Energía que a fin de enero decidió irse de EDESUR. Enersis a su vez pertenece a una corporación chilena, que es propiedad de Endesa de España. De hecho el gerente de EDESUR es el español de Endesa Josè María Hidalgo. Pero la española Endesa no es española sino que en un 92% pertenece a la estatal italiana Enel.
Todo este himno a la transparencia se completa con el enfrentamiento cada vez más claro de la empresa con el gobierno argentino, por la falta de inversiones y la realidad de miles de cortes de luz de los cuales en un 70% correspondieron este año a EDESUR, afectando sólo en Capital a 2.300.000 personas. EDESUR denuncia que el problema es el atraso tarifario, el gobierno retruca denunciando que vive subsidiando a la empresa (y es obvio que querría introducir allí a empresarios más afines, sin que se pueda intuir aún en qué terminará el combate, desde el punto de vista de los vecinos).
Héctor: “El asunto es que los vecinos somos como la pasta que unos, otros o ambos, usan para esmerilarse entre ellos”. Gloria en cambio cree que “nos quieren esmerilar a nosotros” (la pasta esmeriladora va limando el vidrio y opacándolo para rebajarle los bordes cortantes y poder usarlo como adorno; la comparación con lo social queda a cargo del público presente).
Claustrofobia social
La asamblea intercambia mails y teléfonos. Ana y Betty viven en un piso 18 y quieren aprovechar para ir a su casa en ascensor ahora que parece que hay luz. Paula, médica: “El otro día operaron a una vecina, y tuvo que subir la escalera con un banquito: hacía un piso y se sentaba, otro piso y volvía a sentarse”, narra en una reescritura posible de las Instrucciones para subir una escalera, de Cortázar. Jorge cuenta de un vecino suyo que quedó atrapado en el ascensor, y sufre claustrofobia: “Logró abrir a golpes la puerta y casi se cae 10 pisos por el hueco”.
Los vecinos andan sanamente claustrofóbicos, queriendo salir a la calle. Gloria: “Es que los que mandan, las empresas o los gobiernos, siempre quieren distraer mentes, y si nosotros no salimos a hacer las cosas, nadie va a reclamar por nosotros”.
Sobre la pelea Medios-Gobierno, Gloria dice lo mismo: “Son formas de distraer mentes. Para mí la Presidente es culta e inteligente. La atacan porque es mujer. Pero creo que no está bien acompañada”. Pablo, de la granja: “Hay muchos insultando al gobierno, pero por lo menos se trabaja. A lo mejor es egoísta, pero mis hijos van a la escuela y yo estoy más o menos bien, más allá de lo que está pasando con los cortes. Unos dicen una cosa, otros otra, yo miro que se tiran entre Macri y Cristina… que hagan lo que quieran. Que si el ABL, que si los planes sociales. Yo al que puteo es a EDESUR. Capaz que está mal, pero eso pienso”.
Ramón hizo un cálculo: “Los medios dicen la verdad, pero sólo un 30 o 40%”. Sería el viejo truco de decir algo de verdad, para hacer creíble el otro 60 o 70% que no lo es. “Lo único bueno de todo esto es que la gente se saluda, se hace más afín, ojalá siga eso hacia adelante”. Unas cuadras más allá en el ex cine Roca, también buscan la luz aunque de otro modo, en los encuentros evangélicos del Pastor Giménez: “Aquí se hacen milagros para vos y tu familia” anuncia un cartel. Ni con milagros evitaron los cortes. Jessica: “Orábamos con la luz de emergencia o nos veníamos más cerca de la calle” dice y no omite el proselitismo: “Hubo un día que sí, se prendió solo acá. No se si fue un milagro, pero se prendió”.
Marta no sabe cómo será el futuro que se está amasando al interconectar vidas, zapatillas y conversaciones en medio de los cables pelados. “Todo dependerá de lo que hagamos nosotros mismos”.
Asamblea Vecinal de Almagro
Contactos
Héctor [email protected]
Marta [email protected]
Fernanda [email protected]
Nota
La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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