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Jornadas La protesta social no es delito: primer round contra la criminalización

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¿Usted es la maestra que hace lío? , pregunta, jocosa, la abogada Mara Puntano. – Sí. ¿Y usted es la abogada de estos revoltosos?, responde la maestra Marina Schifrin, la primera argentina condenada por cortar una ruta, mientras señala a los hermanos Hippie y Pepino Fernández, miembros de la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) de Mosconi y dos de los 600 procesados por ejercer su derecho a la protesta en la provincia de Salta. La docente había viajado 18 horas desde Bariloche, Río Negro; los otros tres, 27 horas desde General Mosconi, Salta, para participar de la Semana contra la Criminalización de la Protesta que organiza el colectivo Alerta Salta, en Buenos Aires. Los cuatro se reunieron por primera vez el sábado al mediodía en un bar de Monserrat en lo que podría haberse denominado «La mesa de los procesados». Porque, como si fuera poco, se sumó María José Castells, la estudiante de Ciencias Económicas que tiene una causa en la justicia por haber ido a conocer in situ la actividad la UTD. Son apenas un puñado de los más de 3.000 encausados por pedir trabajo, salud y educación en la República Argentina de la última década. Pero no son casos cualquiera. · Schifrin cortó la ruta en 1997 -apenas un año después de la pueblada de Cutral-Có y cuando los piquetes todavía no habían llegado al Conurbano- para reclamar por el reintegro de un descuento salarial. Fue denunciada por la C´smara de Turismo y resultó condenada a tres meses de prisión en suspenso y a dos años de inhibición de participar en cualquier manifestación pública tanto en primera como en segunda instancia. Su caso es el primero de este tipo en la Corte Suprema de Justicia y puede transformarse en un leading case: cómo falle el Tribunal depender -en buena medida- la suerte del resto de los procesados. · Pepino Fernández es el recordman argentino de los procesados, con 76 causas sobre sus espaldas. «No hay artículo del Código Penal que no me hayan querido endilgar», señala con más humor que fastidio. Estuvo casi dos meses preso y salió en libertad bajo caución. El juez pretendía que pague 10.000 pesos en concepto de fianza. «Una burla para un desocupado», subraya su abogada Puntano, quien logró cambiar ese monto por el compromiso del ex trabajador de YPF de presentarse todos los meses en el juzgado para estampar su firma. «Paso por lo menos tres días por semanas en juzgados y comisarías. Declarando o tocando el pianito», describe el miembro UTD. El acoso judicial se convirtió en una verdadera condena: cuanto más tiempo tenga que pasar por tribunales, menos tiempo le queda para el trabajo social. Un teléfono celular interrumpe las presentaciones de rigor. Una radio quiere hacerle una nota a Puntano, defensora de 600 desocupados salteños, entre ellos Pepino Fernández y su hermano. «Yo ya perdí la cuenta de cuántas causas tengo», aclara Hippie. Hay una tercera Fernández procesada: Eva, hermana de los otros dos y acusada -aunque no haya ninguna evidencia que lo compruebe- de instigar el incendio de las oficinas de Tecpetrol. «Esta gente no sale a la ruta a cometer un delito, sino a exigir al gobierno que los escuche. Exige que se cumpla su derecho constitucional a un trabajo digno. Por eso pedimos que se apruebe una ley de amnistía para todos los procesados por la lucha social y la reforma del Código Penal, para que no se pueda criminalizar más la protesta». Mientras Puntano concede la entrevista, los demás siguen charlando: -¿Vos pudiste seguir trabajando a pesar de la condena? , pregunta Pepino a Schifrin, que comenta lo que le costó conseguir la licencia gremial para participar de estas jornadas. -Sí. Vamos a ver qué pasa después de que el fallo esté firme, contesta la maestra. -Allá, en Mosconi, tenemos una maestra, Titi Guerrero, que cuando la procesaron por un corte de ruta, enseguida la sumariaron y no la dejaron dar más clase. En Salta están procesados hasta los gendarmes que no tienen trabajo, dicen que son los maestros de los piqueteros , resume el hombre de la UTD. La situación en la Patagonia no es mejor. El 9 de junio -informa Schifrin- comenzará el juicio oral y público a otros cuatro docentes por un corte de ruta en el puente que une a las ciudades de Neuquén y Cipoletti. También se trataba de un reclamo salarial. «Yo vengo con la idea de formar un comité de solidaridad a nivel nacional con los procesados por la protesta social. Tendría la misión de generar una base de datos en internet con todas las causas y de darle difusión al tema. El gobierno dijo que no quería judicializar la protesta y también habló en un momento de la amnistía. Hay que presionarlo para que lo cumpla. Pero este comité tendría que estar formado por los procesados, no por sus abogados. Porque se trata más de una cuestión política que legal».

Primera escala: Ciencias de la Comunicación

Terminado el almuerzo, los cuatro marcharon a la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, en Parque Centenario, para participar de uno de los talleres del Foro de Economía Social y Solidaria. Allí los esperaban varias decenas de personas interesadas en escuchar sus casos. Mara Puntano abrió el encuentro dándole un contexto a lo que sucede en Salta. Recordó que en la zona petrolífera de la provincia, el 80 por ciento de la población quedó desocupada cuando se privatizó YPF y que los despedidos de entonces, llevan doce años reclamando que se les pague lo que les corresponde por el Programa de Propiedad Participada. «Hay una ley y una sentencia judicial que reconoce esa deuda, pero todavía nadie vio ni un peso”. Y agregó: «Como son desocupados, no tienen un sindicato que los defienda, están excluidos de la sociedad, no tienen medios para ser escuchados y están cansados de elevar notas al gobierno nacional, al provincial, a los diputados y senadores. En esa zona sería muy fácil dedicarse al contrabando o al tráfico de drogas, pero ellos prefieren cortar rutas para exigir trabajo digno. Ni siquiera quieren planes o bolsones: quieren trabajo. La ruta es el único escenario que les queda. No puede ser que tengan que pagar 45 pesos una garrafa de gas mientras están parados sobre oro negro: es la segunda zona productora de petróleo del país.» A Hippie Fernández le toca explicar cómo se hace para subsistir doce años sin trabajar. «Nosotros siempre decimos que detrás de la protesta viene la propuesta. Y como el trabajo, la educación, la salud no son temas que ocupen a nuestros ministros, intendentes, o diputados; en la UTD asumimos esos roles para que nuestros hijos tengan un futuro.»

Hippie comenzó entonces a desplegar carpetas y planos para mostrar la cantidad de proyectos autogestionados que realizó la UTD: aulas, huertas, las de primeros auxilios, viveros. También mostró una hoja llena de sellos y dijo con bronca: «Acá están todas las firmas de las instituciones que nos manifestaron sus apoyos. Para muchos somos vagos, una lacra, o simples piqueteros, pero les dimos a la comunidad lo que no le dieron los políticos». En General Mosconi, la UTD se convirtió en una especie de municipalidad paralela: los habitantes les piden a los piqueteros lo que la burocracia estatal les niega. Luego, Hippie habló de los problemas de salud de los habitantes de Mosconi. Del elevado número de muertes por cáncer, de las enfermedades renales y de la diabetes, padecida por el 60 por ciento de la población. «Las empresas no sólo nos saquean, sino que también nos contaminan». El miembro de la UTD sigue mostrando carpetas con proyectos: un basurero ecológico, el horno de ladrillos para las comunidades aborígenes, una universidad, el emprendimiento de 400 hectáreas donde se siembran porotos, maíz, mandioca, soja. Pepino suma: «Toda la producción es orgánica porque genera más fuentes de trabajo. Y se hace todo a pulmón, con un tractor de 1956, con caballos prestados”. Las preguntas: por qué no llegan estas noticias a Buenos Aires, por qué los movimientos sociales no unifican sus reclamos. Schifrin responde: «No llega la información a la Capital porque no hay un federalismo real y también por los propios intereses de los medios. En el interior, por ejemplo, está lleno de maestros procesados por querer construir un país mejor. Pero también tenemos que hacernos cargo que en el campo popular hay una gran fragmentación: muchos primero te hacen un análisis de sangre y de saliva y después ven si te ayudan. Mientras tanto se mueren compañeros». El tema de la muerte se instaló en la charla. La UTD tiene cinco militantes asesinados sin que haya prosperado ninguna investigación judicial al respecto. Entre ellos, el asesinato de Aníbal Verón, el nombre que le dio nombre a más de una organización piquetera. «Lo mataron porque le debían nueve meses de sueldo», recordó Pepino «Nosotros queremos salvar vidas, pero dicen que somos delincuentes. Nosotros tenemos causas por cortar una ruta para reclamar que arreglen tres puentes donde murieron más de cuarenta personas. Cuando lo arreglaron, no se murió nadie más. Así que salvamos vidas»..

El taller terminó, pero los procesados no paraban de contestar preguntas en los pasillos de la facultad. Tardaron una eternidad en llegar al bar de la planta baja para tomar el café que se debían del almuerzo. Y seguían contestando preguntas: «¿Cómo se hace para defender a 600 procesados?», le preguntaron a Mara Puntano. «Con ganas», contestó y completó: «Hay un montón de comisiones de derechos humanos, en sindicatos, facultades que tienen fondos y no hacen nada o destinan todo a defender a una sola persona. En Salta, los desocupados tienen que juntar plata para pagarse los estampillados de los trámites».

A Hippie Fernández le preguntaron por la crisis energética: «Es un verso. En la Argentina, el metro cúbico de salida de pozo cuesta 45 centavos de dólar. Pero las empresas no exploran acá para que el país le compre a Bolivia, donde las mismas empresas venden el gas a 1,38». A su lado, su hermano daba cuenta de las paradojas de su infierno grande: «Los mismos empleados judiciales que nos toman declaración a nosotros nos piden que la UTD los apoye en las movilizaciones por aumento salarial»: Los preguntones seguían haciendo cola, querían conocer la historia de voz de sus protagonistas. Tienen tiempo hasta el viernes a las 11, cuando la última actividad de la Semana contra la Criminalización de la Protesta se haga en las escalinatas de Tribunales.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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