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Juicio a la ESMA: vidas privadas en un campo de concentración

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Se creó en la ESMA el Espacio de la Memoria, con la presencia del gobierno y los organismos de derechos humanos. Al mismo tiempo, el juicio que se lleva adelante en estos días describe de modo asombroso qué es lo que conviene recordar. lavaca recorre aquí parte del laberinto junto a las declaraciones de los testigos, crónicas invalorables para entender la verdad. En diciembre se dictará la sentencia. Aquí, ya puede conocerse cómo funcionaba en la práctica un emblema de los campos de concentración, y algunas de las complicidades con las que contaba.

“¿Por qué no tengo la posibilidad de verle la cara a Febres?”, preguntó en medio de la audiencia Lázaro Gladztein, uno de los sobrevivientes de la ESMA que declaró como testigo en el juicio que se le sigue al prefecto Héctor Febres, uno de los represores que actuó en el centro clandestino de detención que funcionó durante la dictadura en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada. Gladstein quería ver a su torturador a los ojos mientras relataba que el acusado sobresalía por su ferocidad. En la primera audiencia, después que se le leyeran los cargos, el imputado había pedido autorización al tribunal para no concurrir a las audiencias orales y públicas que se llevan a cabo en el subsuelo de los Tribunales de Comodoro Py. Pero ahora, los sobrevivientes podrán verle la cara a su verdugo: esta semana se conocerán los alegatos de las querellas y la Fiscalía y el imputado Febres estará obligado a escucharlos en el banquillo de los acusados.
A Febres se lo acusa por crímenes de lesa humanidad cometidos contra Alfredo Margari, Josefa Prada de Oliveri, Carlos Lordkipanidse y Carlos Alberto García. El relato de casi media centena de testigos sirvió para reconstruir cómo funcionaba ese centro clandestino de detención que se convirtió en el paradigma del horror que estableció la última dictadura y que desde hoy se convirtió en un espacio para la memoria. Esta es una posible recorrida elaborada por lavaca a través de los testimonios en esta causa (“pequeña” en relación a todo lo que aún falta juzgarse), que brindan un material insuperable para comprender cómo funcionaba la burocracia del terrorismo de Estado.
Vida diaria
lavaca ha venido reflejando testimonios en crónicas anteriores como el de Graciela Daleo, quien narró cómo rezaba Avemarías mientras la torturaban en un lugar que llamaban Avenida de la Felicidad y donde había un cartelito: «El silencio es salud». Contó también que tuvo la posibilidad de regalarles a las embarazadas secuestradas historietas recortadas de Inodoro Pereyra para una Navidad. Sus compañeras también le habían preparado un regalo: un gatito de tela con la frase “el amor derrite cualquier hielo”. Estaba firmado por “Las mamás”.
A ese tipo de testimonios se le han ido sumando muchos otros.
Gladstein sostuvo que a » Febres nadie lo obligaba a nada, él elegía libremente ir todos los días a la ESMA para torturar». Tal como otros sobrevivientes, enfatizó que peor tortura que la picana era la vida diaria en la ESMA, «con los pies engrillados, manos esposadas y encapuchados, escuchando los gritos de los compañeros torturados, golpeados, sucios y humillados».
El ex detenido desaparecido explicó que fue sometido a trabajo esclavo en la ESMA y denunció que en octubre de 1979 lo obligaron a participar de una operación de prensa destinada a mostrar que no había desaparecidos, y que los denunciantes estaban, en cambio «paseando por Europa». Fue el operativo donde la prisionera Thelma Jara de Cabezas fue obligada a decir ese tipo de cosas, «para lo cual se montó una escenografía en una confitería porteña en cuyas mesas se ubicaron los represores para evitar que hiciéramos algo distinto a lo pactado». La entrevista se tituló Habla la madre de un subversivo muerto, y fue publicada en la revista Para Ti, de Editorial Atlántida, dirigida por la familia Vigil y con la obvia complacencia de varios de sus empleados jerárquicos. La revista, como tantas grandes empresas periodísticas de aquel momento, funcionaron como altoparlantes de la dictadura.
Gladstein también denunció la apropiación de los bienes de los detenidos por parte de los genocidas y en concreto se refirió al marino Ricardo Cavallo que se robó el departamento de un compañero suyo desaparecido. Gladstein fue liberado en enero de 1980, a pesar de que continuaron las visitas de control a su domicilio así como los llamados telefónicos.
El bebé y la heladera
“Vos esto no lo viste”, le dijo Jorge El Tigre Acosta a María Larralde, una enfermera que había sido secuestrada en la ESMA y sometida al trabajo esclavo. Larralde escuchó esa frase después de asistir en el parto a Patricia Roismblit, en noviembre de 1978. “Todos los oficiales de inteligencia entraron a ver al bebé”, recordó y mencionó a Raúl Scheller, Febrés y Alfredo Astiz. Entre otras muchas cosas, Larralde fue obligada a acompañar a los represores que devolvieron a su familia al bebé de Carlos Lordkipanidse, otro de los secuestrados, que fue torturado con picana mientras tenía a su hijo de 20 días sobre su abdomen. “Te vas a ir para arriba”, la amenazaban a Larralde cada vez que le ordenaban tareas de este tipo.
Varios testigos mencionaron que Febres era el encargado del destino de los recién nacidos, así como también de su ajuar. “Febres se llevaba los bebés a alguna parte. Sería importante que algún día dijese donde llevaba a los recién nacidos, son algunas de las respuestas que estamos esperando así como quisiera saber donde está el cuerpo del padre de mis hijos”, dijo frente al Tribunal Ana María Soffiatini, una sobreviviente que contó en la audiencia que en el pañol de la ESMA reconoció la mesa y la heladera que tenía en su casa de Ramallo, donde había sido secuestrada.
“Héctor Febres tenía trato cotidiano con las detenidas embarazadas y les pedía que escribieran a quiénes querían entregar los recién nacidos”, aseguró Beatriz Toker de Girro, otra de las ex detenidas desaparecidas que declaró en el juicio. María Alicia Milia de Pirle y Lydia Vieyra, dos sobrevivientes que atestiguaron, recordaron que ayudaron a parir a María Hilda Pérez de Donda y a Ana Rubel de Castro, cuyo hijo continúa apropiado. Otros sobrevivientes señalaron con emoción que pudieron tener en brazos a Juan Canbandié, uno de los nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo y actual legislador electo por la Ciudad de Buenos Aires.
No está loco
“Me había dado picana Febres”, recordó Carlos Muñoz en un relato largo y repleto de detalles como nombres y fechas. “Me enteré que él era responsable de mi caso, porque me lo dijo él mismo”. Meses después, el 22 de abril de 1979, fue también Febres quien lo llevó a festejar el cumpleaños de su madre junto a otro represor. “Me acompaña y estuvimos juntos en la mesa, mi familia y dos represores, después volvimos a la ESMA”.
Angel Strazzeri, otro de los sobrevivientes que declaró, recordó que a poco de su llegada al centro clandestino fue interrogado, mientras estaba encapuchado en el subsuelo, acerca de sus compañeros y sus domicilios: “Febres me dio máquina”, denunció.
La ex detenida-desaparecida Cristina Aldini, cuando le tocó declarar, definió qué es para ella la tortura: “Un acto que intenta deshumanizar y desintegrar a la persona. El torturador no es un monstruo antinatural. Es una persona que está en uso de sus facultades. No está loco”.
Los traslados
Ricardo Coquet, un sobreviviente que perdió varios dedos mientras hacía trabajo esclavo de carpintería para los represores de la ESMA, relató con vos quebrada cómo se enteró que su amigo Ignacio Ojea Quintana había sido trasladado, eufemismo acuñado por los represores para definir el momento en que los detenidos eran arrojados vivos al mar desde aviones de la Marina. “Los miércoles era el día de los traslados. Un Pedro (les llamaban Pedros a los oficiales encargados de los movimientos de los prisioneros dentro de la ESMA) leía en voz alta los números de los secuestrados que iban a ser trasladados y formaban un trencito para bajar al sótano. Un miércoles Ojea Quintana estaba en el trencito y cuando pasó delante de mí me saludó a través de la capucha. Unos días después, Acosta le dijo a un Pedro que me diera ropa digna llevándome al pañol para buscar algo que me quedase bien. Ahí, entre pilas de ropa, reconocí una camisa verde a cuadros y un pantalón blanco, que yo le había prestado a Ojea Quintana” .
Coquet contó que un miércoles pensó que lo iban a trasladar a él: “Febres me dijo que tenía que bajar al sótano. Me quedé duro, un compañero me tomó la mano pensando en que me trasladaban. En realidad otro compañero pidió abrazarme antes del traslado. Ahí vi la fila en enfermería, antes de que les dieran pentotal, que ellos llamaban pentonaval, para adormecerlos y tirarlos al mar. Durante las horas de traslados, no nos hacían trabajar.”
Cuando la tortura es la vida cotidiana
Como la mayoría de los sobrevivientes que declararon en el juicio, Mario Villani fue obligado a realizar trabajo esclavo. Pero a él le tocó una de las tareas más ingratas. Fue cuando lo obligaron a reparar una picana eléctrica. “No puedo reparar un instrumento de tortura”, respondió inicialmente ante el pedido de los represores quienes replicaron: “No importa, les aplicaremos corriente directamente con esto”, en referencia a un transformador variable. “Eso podía provocar la muerte”, se dijo a sí mismo Villani, quien accedió entonces al arreglo, aunque pensó: “Si no la saben arreglar, mucho menos pueden saber lo que voy a hacer”. Fue entonces que decidió cambiar un capacitor para debilitar la potencia del instrumento de tortura.
“La peor tortura –aseguró Villani– era la vida diaria en esos campos de concentración, ya que la ‘picana’ termina cuando acaban los interrogatorios, pero el trato denigrante, los golpes, las humillaciones, las violaciones y los gritos de otros torturados formaban parte del escenario cotidiano.”
Antes de salir en libertad, María Larralde –que interrumpió varias veces su relato por el llanto- fue obligada a trabajar en una casa de Belgrano para lo que se conoció como el proyecto político de Eduardo Massera. Allí tuvo que fotocopiar un dossier para un curso de lucha antisubversiva que se dio para militares uruguayos, paraguayos, bolivianos y brasileños. Uno de los materiales que debió preparar, dijo, hablaba de “cómo torturar, las etapas de la tortura”.
El silencio
Fue el testigo y sobreviviente de la ESMA Carlos Muñoz quien ratificó hechos que ya habían adelantado otros testigos en las primeras audiencias. “Febres –aseveró- fue responsable de organizar el viaje desde la ESMA hasta una isla en el Tigre conocida como El Silencio. Fue un operativo realizado de madrugada”. Aquel traslado se concretó en el mismo momento en que la Comisión interamericana de Derechos Humanos visitaba la Argentina en 1979 para verificar las denuncias existentes sobre las desapariciones forzadas de personas.
Los secuestrados permanecieron en El Silencio a lo largo de un mes. Llegaron a esa isla tras un viaje en lancha de dos horas que había partido desde la Prefectura de Tigre, el mismo lugar donde actualmente está detenido Febres.
5.000
Carlos Muñoz también fue sometido a trabajo esclavo y obligado a falsificar todo tipo de documentos. Una de las labores que le encomendaron fue realizar copias de microfilmaciones de fichas con datos de todos los secuestrados que pasaban por la ESMA, con sus correspondientes fichas, historias personales y destino final: «traslado», que equivalía a asesinato, o liberación. Su relato fue coincidente con el que había expresado uno de los querellantes, Carlos Lordkipanidse. De esas microfilmaciones surgen las estimaciones que por ese centro de detención clandestina pasaron cerca de 5.000 personas.
Descripción docente
Otra de las testigos fue la sobreviviente Cristina Aldini, que recordó cómo se enteró de que su compañero había sido asesinado: “Vino a ‘capucha’ (un sitio del piso superior de la ESMA donde se alojaba en cubículos a los secuestrados) el oficial de inteligencia Raúl Scheller, ‘Mariano’, y me entregó la alianza que llevaba puesta Alejo para demostrarme que lo habían asesinado. Me preguntó si yo quería ver el cadáver. Al principio dudé, pero luego accedí porque pensé que, si no, siempre me iba a quedar con la duda. Tenía dos tiros en la cara. Uno entre ceja y ceja, el típico tiro de gracia. Lo ejecutaron”, describió la docente.
El “asadito”
“Hoy tenemos un asadito con uno que cohetearon en la calle, por uno solo no vamos a hacer un traslado”, recordó el testigo Ricardo Coquet que le dijo un oficial. Detalló que esta práctica consistía en quemar cuerpos de detenidos-desaparecidos en el Campo de deportes de la ESMA. Su testimonio coincidió con el de otra sobreviviente, Beatriz Toker. La querella solicitó que el testimonio sea derivado al juzgado a cargo de Sergio Torres, que lleva adelante otras causas contra represores que participaron en la ESMA. El Tribunal Oral Nº 5 hizo lugar al pedido.
Las monjas montoneras
Coquet denunció además que Febres torturó al grupo secuestrado en la Iglesia Santa Cruz, entre los que se encontraban las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domond. El testigo recordó que Febres lo obligó a pintar una bandera de Montoneros con el escudo de tacuara y fusil, luego utilizado como escenografía, con un escritorio y dos sillas, donde las religiosas fueron fotografiadas para simular que habían sido víctimas de un operativo de la organización guerrillera. Otros testigos, sometidos a trabajo esclavo para que Emilio Massera pudiera desarrollar su proyecto político, ya habían recordado que cuando los obligaban a recortar diarios para realizar informes de prensa, vieron esa toma publicada, que aún hoy se conserva como símbolo de la mentira a la que se sometía a la sociedad desde el poder.
Coquet describió al imputado como “muy golpeador, altanero y presumido”. La docente Ana María Soffiatini aseguró que Febres participaba en sesiones de tortura y que lo vio golpeando con una manguera flexible a las monjas francesas. Después calificó al imputado como «perverso, hipócrita y asqueroso. Era uno de los que más presencia tenía ahí adentro, una pieza muy importante de esa máquina de horror y muerte que funcionaba en la ESMA».
Visitas siniestras
Lucrecia Etchaleco de Margari, madre del sobreviviente Alfredo Margari –uno de los querellantes contra Febres- relató cómo la encañonaron mientras secuestraban a su hijo, a metros de su casa. Relató, también, que pasado el tiempo Febres y otro represor llevaron a su hijo Alfredo a su casa para que lo vieran. Esas visitas, dijo, se repetieron una vez por mes. Siempre, recordó, se grababan las conversaciones. Su hijo Alfredo había sido obligado a realizar trabajo esclavo para falsificar documentación tanto en la imprenta de la ESMA como en la del Edificio Libertador. También era llevado a realizar tareas a Apus Gráfica, donde se imprimía Convicción, el diario que impulsaba el proyecto político de Massera. Alfredo Margari, uno de los primeros en declarar, denunció que era Febres el encargado de llevarlo y presentarlo a los gerentes de Apus Gráfica.
La Multinacional
María Milesi de Pisarello relató que fue secuestrada en diciembre de 1977 en Uruguay y trasladada a la Argentina en un operativo del que participó el prefecto Febres. La mujer contó que fue secuestrada junto a su marido y su pequeña hija quien luego fue entregada a sus abuelos. Llegó a la ESMA encapuchada, esposada y engrillada.
Cuasi animales
“Al cuarto día recién pude ingerir por primera vez agua. La tomé del inodoro por un descuido del guardia”, dijo Martín Grass. Semanas después, un represor estaba repartiendo “botellitas de agua” entre los detenidos. Un superior le ordenó que terminara y dejó la última botella en medio de dos cuchetas. Una mano intentaba agarrarla cuando se escuchó un “gruñido salvaje, cuasi animal” y otra mano se la arrebató. “Había sido yo”, confesó el abogado. Fue la forma de explicar cómo la experiencia de las vejaciones “reducía a una persona a sus condiciones más básicas”.
No sabe/ no recuerda
Los únicos testimonio que no aportaron datos explícitos contra Febres fueron el del secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri, quien estuvo detenido de manera clandestina en la ESMA junto a su mujer, Josefa Prada de Oliveri, uno de los cuatro casos por los que se juzga a Febres.
Su mujer, una de las primeras testigos en declarar en el juicio, tampoco pudo involucrar a Febres. Ninguno de los dos pudo reconocer la foto del ex prefecto. “No importa. Nosotros también vamos a presentar acusación por el caso de Prada de Olivieri. Está claro el papel que Febres jugaba en la ESMA, que tenía dominio de los hechos, que se intercambiaban los roles entre todos, por lo que todos eran responsables”, señaló Rodolfo Yanzón, uno de los abogados querellantes.
La filmación y Julio López
El Tribunal Oral 5, presidido por Guillermo Gordo, prohibió tomar fotografías o filmaciones en la audiencia, una medida que no disgustó a los abogados querellantes, alertas tras la desaparición de Julio López, principal testigo de la causa que terminó con el represor bonaerense Miguel Etchecolatz entre rejas. La única filmación es llevada a cabo por personal técnico de la Policía Federal. “No nos genera ninguna seguridad que la misma institución que participó de mi secuestro ahora me esté filmando”, dijo Enrique Fukman a poco de comenzar su declaración. El testigo le pidió al presidente del tribunal, Guillermo Gordo, que no sea filmado por la policía “a la luz de lo que le pasó a Jorge Julio López”. El recinto estalló en aplausos y Gordo tuvo que pedir orden. “Este Tribunal le brinda todas las garantías”, dijo y agregó: “No se hace ninguna copia y solamente el tribunal accede a las imágenes”.
Un robo
El abogado Rodolfo Yanzón denunció que varios desconocidos ingresaron a la casa del arquitecto José Miño, en la provincia de Corrientes, donde le robaron objetos de valor, una cámara fotográfica digital y sus agendas personales. Miño es sobreviviente de la ESMA y testigo en esta causa.
“Considero que fue un aviso mafioso –denunció Miño-, porque yo estuve en Buenos Aires durante diez días para declarar en la causa y esperaron que yo regresase para ingresar. Tuvieron todo el tiempo del mundo para desvalijarla, pero aguardaron que estuviese y me ausentase momentáneamente para perpetrar el robo”.
Miño advirtió, además, que “se llevaron objetos electrónicos, de computación y una agenda donde había datos valiosos sobre el juicio a la ESMA y también relacionados con el juicio por la causa del Ex Regimiento 9, que se iniciará en febrero en Corrientes. Todavía vamos a tener que transitar muchas veces más por los juzgados en relación con la ESMA, ya que la causa está muy desperdigada y los peces gordos aún no están siendo sometidos a juicio”.
El reconocimiento
“Sí, es él”, aseguró Víctor Fatala cuando le proyectaron en la pantalla gigante de la sala de audiencias la foto de Hector Febres. “En la ESMA –amplió- funcionaba un centro de represión sistemático, existía la teoría militar de capturar a uno para que ese permitiera traer a cuatro o cinco más y la tortura era la forma fundamental para atrapar más gente”.
El veredicto
El próximo 14 de diciembre se conocerá el veredicto y una semana después, los argumentos. Febres, juzgado por tan solo cuatro casos de los cinco mil que pasaron por la ESMA, podrá ser condenado a cadena perpetua. En ese caso, el Tribunal deberá decidir si será alojado en una prisión común o si seguirá gozando, como hasta ahora, del privilegio de estar detenido en la sede Delta de Prefectura Naval.

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

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Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.

Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.

La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.

El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.

Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.

Pero falta para eso.

Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.

En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.

Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.

Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.

Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.

Fin.

Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.

Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.

Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.

Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.

Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.

Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.

Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.

Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.

Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.

Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.

Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.

¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.

¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.  

Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.

¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.

¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Fotos: Sebastian Smok

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.

Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.

Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.

De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.

Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.

Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.

Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Vera, candidato a presidente por la lista Ruge el cambio del centro de estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.

Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.

¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.

Fin.

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Lila Lemoine apareció vestida de playera de YPF.

Otras celebridades que se llevan las miradas:

El Zorro con la bandera de Argentina.

Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.

Lila Lemoine vestida como playera de YPF.

Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:

  • Castrá
  • Adoptá callejeritos
  • Educá
  • No compres
  • No + piroctenia

Son tatuajes.

En la cara.

Fin.

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Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?

Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.

La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Carcedo y su libro.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.

¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.

¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.

Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.

Fin.

Equivalencias y bebidas.

Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.

Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.

Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.

Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.

Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.

Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.

La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.

Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

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Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.

Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.

Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.

Le han robado el celular.

Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.

El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.

Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:

-Es que está lleno de negros.

Fin.

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