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Juicio a mapuches por defender el territorio frente al fracking en Vaca Muerta

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Seis integrantes de la Lof Campo Maripe, en Neuquén, llegaron a juicio acusados por “usurpación” en el corazón de Vaca Muerta. El detalle: esa comunidad mapuche vive en el territorio desde 1920. En 2013, luego de que la Legislatura neuquina aprobara con represión el pacto de Chevron-YPF, los Campo Maripe se organizaron para defender sus tierras y exigir que se cumplan las leyes nacionales e internacionales. Por eso sufren ahora un proceso judicial que durará hasta el miércoles y que tendrá al secretario de Desarrollo Territorial y Ambiente de la provincia como testigo a favor de los empresarios. Jorge Nawel, de la Confederación Mapuche de Neuquén, dice a lavaca: “Son el Poder Judicial, el Gobierno y el privado en contra de una comunidad que ha sido agredida y puesta bajo amenaza, no sólo por estos usurpadores, sino también por el ingreso del fracking al territorio”.
Seis integrantes del Lof Campo Maripe llegaron esta semana a juicio acusados de “usurpación” de tierras en la localidad de Añelo, en Neuquén, en el corazón de Vaca Muerta. “Es absurdo porque ellos nacieron y se criaron en ese territorio”, explica a lavaca Jorge Nawel, referente de la Confederación Mapuche de Neuquén (CMN), que en un comunicado subrayó que los denunciantes son una familia de terratenientes que adquirieron títulos de propiedad durante la última dictadura militar. El juicio durará hasta el miércoles, día en el que se conocerá la sentencia.
La Confederación Mapuche sintetizó el conflicto en dos ejes centrales:

  • “Las tierras bajo posesión tradicional, comunitaria e indígena del Lof Campo Maripe se encuentran ubicadas a pocos kilómetros de la Localidad de Añelo, en el corazón del mega yacimiento de gas y petróleo No Convencional, que hoy todos conocemos como Vaca  Muerta y que forma parte recurrente de la agenda política de los oficialismos que gobiernan el Estado Nacional y Provincial como una perla del desarrollo y el progreso en estos últimos 7 años”.
  • “La causa que se inició en el 2014 tiene como epicentro la firma del convenio entre YPF Y Chevron para el desarrollo de un proyecto piloto de no convencionales. Dicho acuerdo integraba las tierras comunitarias de Campo Maripe y se hizo sin su Consentimiento ni Consulta. Lo que lograron fue una autorización de la familia empresaria Vela. Los hermanos Vela adquirieron un título de propiedad durante la última dictadura militar y desde entonces, intentaron una y mil veces despojar de sus tierras ancestrales a las familias de la Comunidad, aunque nunca lograron su cometido final”.

Nahuel resume a lavaca qué hay detrás de este juicio. “El hecho de que se esté juzgando a una comunidad originaria, que tiene todo el derecho nacional e internacional a su favor, muestra que el fracking se está instalando por las buenas o las malas, que no tiene legitimidad por quienes vivimos allí y, además, saca a la luz todo el manejo espurio de la tierra pública porque se está afectando la naturaleza y su biodiversidad, mientras el gobierno la utiliza como si fuera tierra de nadie”.

Cómo se formatea el poder

Lefxaru Nawuel,  joven vocero de la lof Newen Mapu e integrante del conjunto de rock Puel Kona (que actuó con Roger Waters en La Plata, 2018), contextualiza en diálogo con lavaca: “El eje de todo esto es el pacto Chevron-YPF, que generó más de 8 horas de represión en la Legislatura cuando se aprobó, en 2013. En esa zona de explotación está asentada la comunidad Campo Maripe, allí está su cementerio y un montón de otras formas de ocupación que hacen a su vida cultural y sus animales. Ese es el epicentro de lo que llaman Vaca Muerta”.
Los denunciantes contra los mapuche son Andrés, Pablo y Gilberto Vela. Sigue Lef: “Allí es donde entró Gendarmería de manera ilegal, sin orden judicial (https://www.lavaca.org/notas/denuncia-mapuche-contra-bullrich-y-noceti-por-allanamientos-sin-orden-judicial/), por lo que denunciamos a Patricia Bullrich (ministra de Seguridad) y Pablo Noceti (su jefe de Gabinete, uno de los actores centrales en la desaparición de Santiago Maldonado) por abuso de autoridad, y fue el principal escenario de los conflictos con las petroleras estos años. Esta familia denunciante, los Vela, al igual que muchos terratenientes, titularizaron tierras en época de la dictadura, indicio de cómo está formateado el poder en las provincias”.

¿Qué reclaman los mapuches?

Jorge Nawel cuenta que la familia Campo Maripe vivió toda su vida en ese territorio. “Están desde 1920, cuando comenzó el reacomodo de la población mapuche, perseguida tanto por el Ejército argentino como por el chileno, un genocidio que duró hasta fines del siglo XIX. Ese lugar era uno de los sitios más paupérrimos y de mayor pobreza de la calidad del suelo: allí fueron confinados. Había mucho desinterés por parte del Estado, porque no era la pampa húmeda, sino el absoluto desierto, donde las comunidades prácticamente se sostenían en base a la crianza de pequeños animales”.
Luego, en 2013, gobierno kirchnerista, llegó el anuncio del hallazgo de Vaca Muerta con bombos y platillos. “Nos enteramos de la infausta noticia de que estábamos instalados sobre un enorme reservorio y que la única manera de acceder era a través de la técnica del fracking, que implica un impacto enorme sobre la cultura y el territorio. Desde allí comenzó el estado de amenaza para la comunidad de Campo Maripe y, también, comenzó la resistencia, porque no podíamos aceptar pasivamente que destruyan la tierra de esa manera. No solo teníamos razón, sino que empezó la persecución”.
En 2017, MU viajó a Campo Maripe y habló con los referentes de la comunidad, hoy enjuiciados. El lonko Albino Campo describía así qué significa el fracking: “Aquí hay una sola torre trabajando, que permitimos como gesto de buena voluntad para que haya diálogo. En toda el área hay unas 300 o 400 perforaciones trabajando. Habían planificado 1.800, pero lo hemos podido detener. No estamos en contra de la actividad petrolera, pero queremos que se nos consulte como lo exige la ley. No a mí como lonko: a toda la comunidad”.
La familia también describía la contaminación ambiental que percibían en enfermedades (respiratorias, de piel, cánceres) y en las muertes de los animales.
La crónica e investigación completa Los malos de la película puede leerse aquí:

Mu 115: queremos preguntar

La verdadera alianza

El juicio comenzó este jueves 11 de abril y durará hasta el miércoles. Nawel subraya una preocupación: “Vemos una actitud muy dura, con mucha animosidad, del Ministerio Público Fiscal, que está sosteniendo todos los planteos de los empresarios, que lograron que la Justicia nos convoque como culpables y no como víctimas. Esa alianza entre el poder judicial y el privado nos preocupa, pero más nos preocupa que la semana que viene venga a declarar en calidad de testigo el secretario de Desarrollo Territorial y Ambiente, Jorge Lara, que va a testimoniar en contra del derecho de la comunidad”.
Nawel sintetiza lo que significa ese dato: “Es el Poder Judicial, el Gobierno y el privado en contra de una comunidad que hasta hoy ha sido agredida y puesta bajo amenaza, no sólo por el trabajo de estos usurpadores, sino también, y sobre todo, por el ingreso del fracking al territorio”.

Barrer del mapa

La Confederación Mapuche sintetizó en su comunicado la trascendencia de este proceso, a cargo del juez Gustavo Ravizolli:

  • “El poder judicial evaluará si es posible juzgar a una Comunidad sin considerar los incumplimientos del Gobierno Provincial relativos a las demandas territoriales de las comunidades y dejar libre el camino a las petroleras extranjeras para que arrasen todo a su paso”.
  • “El poder judicial deberá evaluar si es posible juzgar una Comunidad reconocida constitucionalmente en su persistencia étnica y cultural, y cuyos derechos territoriales han sido establecidos en el Convenio 169 de OIT, que obliga la Consulta Libre Previa e Informada frente a las actividades que puedan afectar el desenvolvimiento de su vida comunitaria y subsistencia cultural”.

Nawel retoma la descripción sobre la alianza entre el Estado y el sector privado como trasfondo del juicio: “Esa alianza es importante porque el privado no tiene conciencia ecológica ni ambiental, sino que piensa en qué regalías o qué tipo de servidumbre les puede dejar un beneficio económico. Antepone eso a la diversidad de vida que hay en la tierra. Y esa es una lógica que se contradice con todo el pensamiento mapuche, por eso esa alianza tiene un fin claro: barrernos del mapa”.

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Chaco: continúa la Marcha Multisectorial desde el Impenetrable hasta Resistencia

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Una larga marcha que va del Impenetrable chaqueño a la Capital -casi 300 kilómetros- reclama la entrega urgente de comida para merenderos, comedores y programas sociales al gobierno provincial. Además, señala al nacional bajo la consigna “Milei: basta de hambre, ajuste, entrega y represión”. Hoy dos columnas que provenían de distintas comunidades se unieron y dormirán en Castelli; mañana siguen, mientras arman los petitorios y conforman una Multisectorial de campesinos, comunidades originarias, sindicatos, productores y hasta la Iglesia.

Informe: Luchas del Chaco

El hambre y la falta de respuestas impulsan la larga marcha de las comunidades del Impenetrable chaqueño. Hoy y luego de recorrer a pie 50 kilómetros las dos columnas en que se organizó esta marcha acamparon en Castelli, a casi 300 kilómetros de Resistencia, a donde se dirige esta protesta para exigir que el gobierno provincial entregue comida para los merenderos, para los comedores escolares y para los programas de asistencia alimentaria.

Este jueves 8 de agosto una columna partió desde Miraflores y otra desde Bermejito. Cada una se nutrió de comunidades del Impenetrable. Hoy y en un emotivo encuentro, las dos columnas se abrazaron en la entrada de Juan José Castelli, luego de caminar durante casi dos días. Denuncian así la dura situación que se vive en el Chaco: el hambre y la falta de comedores escolares y comunitarios. La multitud, que provenía de diversas comunidades, marchó por la ciudad bajo la consigna: “Milei: basta de hambre, ajuste, entrega y represión”.

La columna de Miraflores estuvo compuesta por personas de Fortín Belgrano, Sauzalito, Sauzal, Vizcacheral, Misión Nueva Pompeya, Wichí, entre otras, mientras que la columna de Villa Río Bermejito reunió a habitantes de El Espinillo, La Leonesa, Las Palmas, Pampa del Indio, parajes rurales y localidades aledañas.

Ahora se encuentran acampando en el acceso de Castelli y se preparan para armar los petitorios y convocar a la Mesa Intersectorial, que estará integrada por campesinos, originarios, asociaciones comunitarias, asociaciones sociales, iglesias, pequeños productores, intendentes, etc..

El objetivo es claro: que se abran las negociaciones con el gobierno de la provincia y se de respuesta urgente a las demandas alimentarias.

Continuará…

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La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

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Desde temprano en Liniers, hasta la Plaza de Mayo, miles de personas peregrinaron una vez más bajo la consigna Paz, Pan, Trabajo, Tierra y Techo. En la Plaza se calculó, moderadamente, 200.000 personas. La descripción de un desastre social durante esa procesión, en la voz de quienes encarnan la falta de esos cinco derechos básicos ausentes. El avance de lo narco como símbolo de lo único que progresa en los barrios ante la falta de trabajo y de futuro. Los comedores sin comida. Los mayores, las mujeres y los niños: quienes más sufren. El lugar de la educación y de la democracia. El tejido social roto, mientras la organización contiene lo que puede. El hambre como un crimen, y la protesta criminalizada. El Nunca Más para los derechos humanos de ayer, de ahora y siempre.

Por Lucas Pedulla. Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Oración: 

“¡Oh Glorioso San Cayetano! Padre de la Providencia, no permitas que en mi casa me falte la subsistencia y de tu liberal mano una limosna te pido en lo temporal humano”.

Susana vende espigas con la estampita de San Cayetano en Liniers, frontera entre el conurbano y la Ciudad de Buenos Aires, pero no dice ningún precio. “Vendo por lo que me quieran ayudar, algunos me dieron 100 pesos, otros 200”, dice, 41 años, vecina de Merlo, a ocho estaciones de tren de este Liniers que, a las 8.30 de la mañana, se está preparando para una nueva peregrinación, como hace ocho agostos, a Plaza de Mayo. 

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

La bandera de la cabecera retoma el tríptico que reza esta estampita (“Paz, Pan y Trabajo”) y le suman dos urgencias más: “Tierra y techo”. Pero a Susana se le cae la primera lágrima, simplemente, cuando se le pregunta cómo está: “Tengo a mi hijo en la cárcel de Marcos Paz hace cinco años. Estoy criando a mis dos nietos y no cobro nada. La señora lo dejó. Tengo que salir a la calle a changuear, para traer el sostén, pero no me alcanza: lavo ropa, limpio veredas, corto el pasto, cartoneo: lo que sea. Los comedores a veces te dan, a veces no. A veces encuentro muchos bichos en el alimento. Tengo una nieta celíaca. Estamos muy mal”.

Vive en una villa, costeando el río. “Ayer me robaron una garrafa”, dice, y llora por lo que eso significa este año en esta época en este país. “Un envase está caro, 12 mil pesos, pero ellos lo venden por nada, por droga, y yo no tengo con qué cocinar. No tengo palabras para este Gobierno. Estamos olvidados”.

Así arranca la procesión.

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Mano amiga

Frente a Susana, sobre la avenida Rivadavia, se acomodan las columnas. La primera impresión es que la convocatoria es menor en comparación con años anteriores, aunque la mayoría de los movimientos sociales llamó a concentrar directamente en Plaza de Mayo. Al arco de organizaciones que integran la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), se plegaron sindicatos de la CGT, las dos CTA y organismos de derechos humanos. La otra diferencia con años previos es que la marcha caminará los 14 kilómetros por un solo carril, custodiado por cordones de policías de la Ciudad que dejan así una imagen que algunos comentan con una sonrisa: “Los policías también peregrinan”.

Alejandra tiene 36 años e integra un comedor en Dock Sud, Avellaneda, en la frontera sur del conurbano. “No tenemos alimentos. Sólo el municipio nos da, pero no alcanza, y la escena que vemos todos los días es Doña Elsa, la cocinera, tratando que la comida alcance para todos”. ¿Cuántos son? “Más de 200 familias por día. La gente trae el hambre, la pobreza, un abrazo. Eso es lo que necesitamos en este momento: una mano amiga”.

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Piensa lo que significa el hostigamiento del Gobierno a organizaciones sociales, la persecución a sus dirigentes, el vaciamiento a los comedores: “No quieren vernos unidas. Nos tiene como enemigos y el objetivo es que las personas también nos vean así. Pero somos las organizaciones sociales las que estamos en el barrio y llevamos adelante las políticas públicas que propone el Estado. Pero este Estado no propone nada, y sin política pública solo estamos nosotras, tratando de que el barrio la pase menos mal”. 

Cuál es la salida: “Estar en la calle y seguir haciendo fuerza en comunidad”.

La tarifa narco

Otra dimensión la aporta Hugo, trabajador de la rama de Construcción en el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) en González Catán, partido de La Matanza, que caminará los 14 kilómetros de Liniers a Plaza de Mayo con una carretilla: “Representa a miles de trabajadores que hoy se están quedando sin laburo por las políticas de este Gobierno”. Cuenta que el barrio está difícil, y que ante la falta de trabajo y de changas los vecinos ya no tienen para parar la olla: “Y donde no está el Estado ni hay trabajo, el narco avanza”.

En el barrio lindero al suyo, en enero, se produjo la masacre de Catán, donde cinco vecinos fueron asesinados emboscados por un grupo que buscaba controlar la toma de un barrio. “De alguna manera somos los únicos que estamos conteniendo esa problemática. La cosa se visibilizó mucho pero quedó en la nada, y muchos vecinos se fueron por miedo. Nosotros tratamos de contener: hoy los chicos no pueden cargar la SUBE para ir al colegio, ni comer una buena comida a la noche, y eso les impide estudiar. Hay muchos pibes que están sin una orientación de cómo va a ser un futuro. Las familias están destruídas, muy rotas”.

Qué significa allí lo narco: “Es una pata más para que lleven a cabo sus políticas y destruir directamente al pueblo, rompiendo el tejido social”. 

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

En Catán, cuenta, a un chico le están ofreciendo entre 20 mil y 30 mil pesos por día por vender. Al mismo tiempo, una vecina del barrio 21/24 coincide en la misma cifra: 20 mil pesos por hacer de “campana”, en turnos de cinco horas. “¿Me vas a decir que el Estado no lo ve? -pregunta Hugo-. Lo vemos nosotros, que avanzan y avanzan, y agarran a nuestros hijos de soldado, porque un chico que no puede comprarse unas zapatillas termina en manos de ellos”.

Turnarse para comer

Jessica tiene 33 años y trabaja en un comedor de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) en el barrio Tierra Alta de Malvinas Argentinas, al norte del conurbano: “El otro día se nos desmayó un abuelito. Fue a pedir comida el martes y se nos desmayó porque el último bocado que había comida era del sábado”. 

Antes abrían todos los días, pero la crisis de los alimentos los obligó a reducir a martes y jueves. Están cocinando una olla de 120 litros: “No alcanzan las 100 porciones diarias para la fila del hambre que se arma del barrio”. En esa fila se cruza con vecinos que votaron a Milei en las elecciones de 2023 pero que, dice, le comunican su desilusión: “Sobre todo los que pasaron de pagar 6000 pesos de luz a que les llegue una boleta de 150 mil”.

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Otra escena de esta crisis: “Mi hijo me contó que en su escuela se tuvieron que turnar para ver quién se lleva la caja de mercadería: tiene aceite, harina, arroz, lata de arvejas. Antes llegaba para todos, no te salvaba el mes, pero era una ayuda. Ahora, de los 30 cupos, llegan 10, y tienen que ser los niños mismos los que evalúan”.

-¿Cuántos años tienen?

-Once años.

Cuándo se va este hombre

La marcha continúa. En las esquinas se paran vecinos y vecinas de los barrios a filmar la movilización, otros salen a las puertas de sus negocios ya con los celulares en mano. A la altura de Caballito, el cordón de policías de la Ciudad que peregrina desde Liniers cambia de guardia. “Perdón, ¿estamos en democracia?”, pregunta un señor por la cantidad de efectivos, y se marcha meneando la cabeza. Otro cuenta que está haciendo un streaming para Alemania. ¿Es periodista? “No, terrorista: soy jubilado”, dice, e informa que en Plaza de Mayo hay mucha gente. Ale, 35 años, es paraguayo, y mira todo al lado de su moto con mochila de Rappi esperando que llegue algún pedido. “No opino de política”, dice, y sólo informa que estar todo el día arriba de la moto le da “el doble de dinero” que su anterior trabajo en la construcción: “Así estamos”, remata. A Llelicsa le preocupan mucho “los abuelitos que duermen en la calle”, pero confía que la cosa va a mejorar: “Soy venezolana”.

Ana, argentina jubilada de 70 años, mira con seriedad, aunque a simple vista no es posible determinar si con aprobación o con rechazo. ¿Qué piensa? “Milei parecía muy bueno y se ganó la confianza del pueblo diciendo que iba contra la casta, pero realmente está en contra de los trabajadores”, dice. Una duda: ¿entonces no lo votó? “Yo no voto por principios, pero creía mucho en lo que decía -responde-. Yo cobro la mínima, los pobres son cada vez más pobres, y encima no atiende a los discapacitados. Además se pelea con todo el mundo, habla groseramente de todos, humilla a hombres y mujeres”. 

Cuenta su dieta: “Como una comida al día. Tomo mi desayuno, que es un café con unas tostadas. Después, a las tres o cuatro de la tarde me hago un almuerzo. Tipo seis me tomo unos matecitos. Y a la noche avena con mitad agua y mitad leche, si es que tengo leche. No llego con 260 mil pesos, ¿vos entendés?, y eso que trabajé toda mi vida”.

¿Conoce otras personas desencantadas como ella? “Totalmente”, suspira.

¿Y qué dicen? “Todo el tiempo están pensando cuándo se va este hombre”.

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El chipá y la arrepentida

La peregrinación llega y es aplaudida por una Plaza de Mayo llena. Los organizadores calcularon con moderación: 200.000 personas. La columna ingresa por Avenida de Mayo. Uno de los que entra es Tomás, otro de los caminó desde Liniers, aunque no milita en ninguna organización: acompañó todo el trayecto vendiendo dos roscas de chipa a 1.500 pesos. “Trabajaba en un restorán en Rivadavia y Jujuy, pero cerró el año pasado y desde entonces no encuentro laburo: repartí CV en un montón de lados pero no te llama nadie”, dice, y cuenta que se la rebusca con estas changas. 

Vive en el barrio de Congreso con su mujer: “Ella votó a Milei”. ¿Y qué piensa hoy? “Está arrepentida: tiene que ir a limpiar tres o cuatro casas y pagar un montón de transporte. No le da la plata”, dice y se detiene porque dos personas se le acercan a comprarle chipa.  

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¿Qué es hoy lo emocionante?

Sobre el escenario empiezan los discursos. El secretario general de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy, destaca la unidad expresada en esta convocatoria por las centrales sindicales. Por su parte, el secretario general de la UTEP, Alejandro Gramajo, llama a continuar la lucha “con la fuerza de la paz, el amor, la solidaridad y el compromiso militante de cada compañero y compañera”. Y la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, una de las convocantes, lee un comunicado, al lado del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel: “Es emocionante ver nuestra querida Plaza de Mayo llena de personas que estamos exigiendo basta de hambre”. 

El comunicado habla del hambre, de miseria planificada, de la pobreza y la indigencia, y la destrucción de derechos en medio de discursos de odio y visitas a genocidas. A su vez, reclama por el esclarecimiento del asesinato de Susana Montoya en Córdoba.

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Reproducimos sus palabras:

  • “Esta misma Plaza nos vio surgir como colectivo de Madres en plena dictadura en búsqueda de nuestros hijos e hijas, reclamando su aparición con vida. Y siempre lo decimos: nuestros 30.000 lucharon por una Patria justa, libre, soberana y solidaria. Quienes estamos hoy acá levantamos las mismas banderas. Por eso decimos: ¡el hambre es un crimen!”
  • “El gobierno de Milei y Villarruel está sometiendo al hambre y desocupación a miles de familias en todo el país. En ocho meses de gestión, llevaron a la pobreza a más del 55 por ciento y la indigencia a más del 20. No son sólo números: es la historia de cada familia que ya no puede tener un techo, que no puede poner pan en la mesa, que no tiene trabajo, porque nos gobierna la crueldad”. 
  • “A la destrucción de los derechos, se suma un plan de persecución y represión a la protesta social, criminalizando a la oposición y buscando impedir cualquier forma de resistencia. La miseria planificada ha vuelto a ser parte de un gobierno. Esto sucede en un contexto de discursos y prácticas de odio, negacionismo y hasta apología del terrorismo de Estado, y cuando diputados oficialistas se juntan con genocidas para planificar la impunidad. Como organismos de derechos humanos, reclamamos justicia por el asesinato de Susana Montoya en Córdoba. También reclamamos protección para su familia ante las amenazas recibidas”. 
  • “Todos los derechos están en peligro con este gobierno. Los sociales, los económicos, los políticos, los culturales. Porque gobiernan para un sector muy reducido del país”.
  • “Estamos aquí también para exigirle, para reclamar de manera urgente que Milei y Pettovello entreguen la comida. Porque si el hambre es un crimen, los que esconden la comida en los galpones son criminales”.

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Roberto de la Cruz Gómez, detenido por manifestarse contra la Ley Bases: “El miedo no construye ningún derecho”

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Fue detenido por manifestarse en contra de la Ley Bases y, desde entonces, está preso en Ezeiza desde hace casi 2 meses (al igual que Daniela Calarco Arredondo) con casi nula atención judicial: la defensora oficial no le llevó ni una copia de la causa, pero sí la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), cuyos representantes son los únicos que lo visitan.

Pidió a la jueza María Romilda Servini que lo reciba para que le muestren las pruebas que justifican su detención; si no lo consigue asegura a lavaca que iniciará una huelga de hambre.

En esta entrevista brinda su versión de los hechos, sin vueltas: “No tengo nada que ocultar, porque yo no hice nada”, afirma este hombre de 44 años que pasó de vivir de Grand Bourg a su lugar de trabajo porque no podía pagar el aumento del transporte.

El momento de su detención, filmado por lavaca. Su causa como un “libreto”, que pasó de acusarlo de terrorista y responsable de un golpe de Estado, a resistencia a la autoridad y daños a bienes públicos. Su versión sobre la supuesta foto que lo incrimina. Su historia, su conciencia, y su lección: “Quédenese tranquilos, si quieren manifestarse hay que salir, no tengan miedo: el miedo no construye ningún derecho”.

Por Franco Ciancaglini

“¿Me aguantás que traigo una silla?”

Roberto se prepara porque sabe que la charla se viene larga. Está ávido de contar su versión de los hechos que lo tienen hace 56 días preso en el penal de Ezeiza. Al final de la charla, cuando le pregunto si quiere omitir algo de lo que hablamos, dirá sin vueltas: “No, no: poné todo. No me perjudica en nada, porque te digo la verdad: no hice nada. No tengo nada que ver”.

A continuación, lo que hizo y lo que no hizo Roberto de la Cruz Gómez el día de la votación de la Ley Bases en el Senado.

Y lo que piensa.

País en picada

La charla con Roberto (44 años) ocurre el mismo día en que se anuncia la instrumentación de parte de la Ley Bases. Y esa es una conexión que trae él, prendido a las noticias que transmite la tevé del Módulo 5 Pabellón 6 de la cárcel de Ezeiza: “¿Te enteraste lo del colectivo?” comienza relatando otra noticia ocurrida en Florencio Varela: “Cargaron el colectivo con tanta gente que se rompió el piso mientras iba andando, un muchacho se cayó al asfalto y el colectivo lo pisó con las ruedas, se murió”, relata, azorado.

¿Qué simboliza para él esta muerte? “Que el país se está yendo en picada. Que la gente se va a ir cayendo muerta. Que tenemos un Estado ausente, que es imposible viajar, imposible llegar a tu trabajo, volver a tu casa. Que te llenan de aumentos. Ese colectivo no estaba en condiciones de viajar, y así van a ir pasando cosas… Es la primera muerte de un trabajador”.

Roberto tiene una lectura de la realidad capaz de conectar hechos aislados como parte de una misma trama: lo llamamos para hablar de su caso, pero él habla de quienes –como él– también están sufriendo. “En este gobierno hubo muchas muertes por esto, como por no recibir los medicamentos oncológicos”, sigue sobre esta realidad silenciosa que acaso es parte del sistema en el que –sabe– él está encarcelado.

Otra noticia, mientras la da un sorbo al mate: “Hoy leí también que una de cada cinco personas es indigente. Esa gente está metiéndose adentro de los tachos de basura. Está pidiendo comida, vendiendo medias, porque se hace imposible vivir. Hay por lo menos tres jubilados que se han suicidado, uno incluso escribió una carta diciendo que así no podía vivir más”.

Roberto de la Cruz Gómez, detenido por manifestarse contra la Ley Bases: “El miedo no construye ningún derecho”
Roberto de la Cruz Gómez, en una foto que él mismo subió a su Tik Tok.

La vida antes de la cárcel

Roberto es de Grand Bourg. Tiene 44 años. Hasta el momento de su detención trabajaba en una panadería del barrio porteño de Once, a dos colectivos y un tren de su casa: 2 horas por viaje. Cumplía las 8 horas, 6 días a la semana incluyendo los feriados, ya que las panaderías casi no cierran.

Cuando responde cuánto ganaba, avisa: “Agarrate Catalina: ganaba 5.700 pesos por día, por 8 horas. Me pagaban por quincena”.

No hace falta sacar muchas cuentas para entender que no llegaba ni al ya devaluado sueldo básico.

En febrero, según la resolución 5 del punto 3 firmada por el secretario de Transporte, se dispuso un aumento en trenes y colectivos según un esquema que sigue aplicándose hoy para más aumentos. Hasta aquel momento –mes y pico antes de la sanción de la Ley Bases– el boleto de tren que pagaba Roberto pasó a 200 pesos y el de colectivo, a casi 100. Alrededor de 600 pesos por día que Roberto debía sacar de su sueldo (le quedan 3.900 x por día) solo para llegar al trabajo. “Me tengo que comprar un aceite y me sale 2 lucas. Carne no como. El pan, la sal… era vivir para comer. Nada más”.

Roberto pensó una variante para no perder el trabajo: irse a vivir a la panadería. “Cuando empezaron a subir las cosas hablé con el dueño y le dije: mirá, se me hace imposible con el viaje, ¿me das la oficina para armarme una pieza? Me dijo que si, que no tenía ningún problema. Mi día franco volvía a mi casa; después vivía lamentablemente ahí”.

El día de la sanción de la Ley Bases cayó 12 de junio, miércoles, día de franco.

El día de la detención

Su voz del otro lado del teléfono suena paciente y reflexiva, tal vez producto de que el tiempo en la cárcel abunda, pero además habla con la seguridad de quien se sabe víctima de una injusticia.

Roberto no pierde su lucidez ni la conciencia de por qué llegó allí: “Yo fui a manifestarme contra la Ley Bases, no te voy a decir que pasaba por ahí”. ¿Por qué se manifestó?: “A mí no me convenía por la ley de trabajo, que justo hoy veo que están por instrumentarla”.

Roberto había ido a la plaza ya el día martes después del trabajo (sale a las 21), porque algunas organizaciones anunciaban una vigilia. Tenía una bandera de argentina a la que ató a un palo y sobre la que escribió con marcador, sobre la mesa de la panadería, una leyenda:

–“No a la Ley Bases. Patria si, colonia no”.

La llevó tanto ese martes de noche como al día siguiente, temprano por la mañana.

Dio unas vueltas por Congreso, y se sorprendió por el desmedido operativo de seguridad. “Me fui a comer a mi trabajo, y volví de nuevo a la Plaza”, cuenta. “Cuando volví ya había una humareda, se ve que habían prendido fuego un auto. Ni me acerqué. Llegué y salí una cuadra antes de Sáenz Peña. La policía había cruzado el vallado hasta justo frente a Congreso, a Callao, y habrán hecho tres, cuatro pasos para adentro. No avanzaban, se quedaban ahí tirando balas de goma. Y la gente no salía corriendo, se estaba escondiendo de las balas y de los gases, atrás de unas vallas. No era una barricada, era para cubrirnos de los gases. No la pusimos ni nosotros, estaba ahí. Y el palo era mi bandera”.

Roberto grafica el momento que, supuestamente, quedó sellado en una foto que figuraría en la causa; él no la vio personalmente: “Hasta el día de hoy no me mandaron la causa. La abogada (la defensora oficial Florencia Gabriela Plazas) me dijo que no me la podía traer porque no tenía presupuesto para imprimirla…”.

Sobre la foto: “Lo único que tienen es una foto mía con un palo junto a otros manifestantes. Ese palo era de la bandera que había hecho el día anterior. Supuestamente dicen que estaba agrediendo a la policía desde ahí. En la foto se ve que ninguna de las personas estaba con piedras, ni botellas ni nada”.

A Roberto lo detendrían más de una hora después de ese suceso, momento captado por lavaca:

Sigue su relato: “De ahí empieza a avanzar la policía para seguir tirando. Empezamos a ir para atrás, había jubilados que decían: ‘Vamos a quedarnos’. Yo les decía: ‘Mejor vámonos’ y empezamos a sacar a la gente porque pensamos que iban a venir las motocicletas: a esas no les importa si estabas manifestándote o no. Seguimos retrocediendo, diciendo, ¿hasta dónde van a tirar balas? Llegamos hasta 9 de Julio. Ahí estaban las motos, la Policía Federal. Estaban deteniendo personas, había un grupo de chaleco azul que manoteaba gente”.

El relato de Roberto coincide con el de todos y todas las detenidos: mientras la policía tiraba, las motos amedrentaban y policías de chaleco azul cazaban arbitrariamente. Son famosos los casos de vendedores ambulantes o de un joven que salía del subte y quedaron detenidos. La 9 de Julio, a varias cuadras del Congreso, podía parecer una zona de descanso frente a la Plaza Congreso. Fue en cambio el lugar, o la trampa, donde la policía esperaba para la mayoría de esas detenciones.

Roberto: “Entonces volvemos por donde veníamos, de nuevo hacia la Plaza. No había por donde salir. Cuando me vuelvo llego hasta Sáenz Peña y pregunto si se puede pasar para el otro lado, habían hecho un cordón. Digo: yo soy manifestante, quiero pasar del otro lado. No, no se puede pasar, no se pasa más, no pueden entrar más a la plaza”.

Y entonces, la detención: “Al lado del cordón me agarran, no es que me corrió la policía ni nada”.

¿Resistencia a la autoridad? “No me resistí para nada, le dije ‘pará, pará’, y se me tiraron encima, me caí con el codo y uno me pisó y me sacó las zapatillas pisándome; les pedí que me pasaran la zapatilla y me la dieron. Me ataron con un precinto y me llevaron corriendo con una zapatilla menos, yo tenía la otra en la mano, estaba toda la plaza mojada, llegué lleno de barro”.

El mundo del revés: “Si ellos no hubiesen empezado a reprimir, no pasaba nada. Y si yo no me acercaba, no me detenían, yo solo quería pasar para el otro lado. Yo no tengo por qué irme corriendo”.

Roberto fue llevado al lugar donde estaba el resto de los detenidos, sobre la calle Hipólito Yrigoyen, justo al lado del Congreso; a metros, mientras tanto, las y los senadores sesionaban. “Ahí estaba Remigio (Ramón Ocampos, 64 años, también detenido), el famoso parrillero, las tres chicas… Ah, importante: a mí no me leyeron los derechos en ningún momento. No podían encontrar testigos, como no encontraron a nadie me subieron adentro; en la causa dice que vinieron dos personas y es mentira”.

Luego de lo que Roberto calcula fue una hora, les avisan que serían trasladados a la Superintendencia de Investigaciones Federales, ubicada en Lugano. En el camión celular ocurre una escena insólita: “Yo tenía todavía mi celular. Entonces le dije a un amigo que me estaban llevando detenido. Y le aviso al dueño de mi trabajo: “Dani, por ahí llego más tarde a trabajar mañana”. Porque cundo me pregunta por qué me llevan detenido, me dicen ‘por resistencia a la autoridad’”. Pensé: bueno, mañana me largan”.

Al rato del viaje, su celular vuelve a sonar. Era su amigo. “Me dice: ‘¿Estás ahí con el parrillero? En el noticiero está saliendo que vos sos terrorista’. ¡Ni siquiera habíamos llegado a Lugano!”.

En paralelo, el presidente Javier Milei felicitaba a las fuerzas por haber parado un golpe de Estado y acusó a los detenidos de terroristas.

En Lugano, los “terroristas” eran alrededor de diez. “Estábamos todos sentados hablando. Algunos ya venían con la causa inventada. Yo dije: ‘A mi me detuvieron queriendo pasar de un lado a otro’. El parrillero dice: ‘Yo estaba subiendo la parrilla y me tiraron al piso’… Le preguntamos a la policía y nos dicen que estábamos detenidos por resistencia a la autoridad. A todos los detenidos nos dijeron eso. Y es más, ahí en Lugano es donde el comisario dijo: mañana se van, quédense tranquilos”.

Desde entonces lleva 56 días preso, al igual que Daniela Calarco.

El “terrorismo” y los palazos

¿Qué pensás de que el Presidente te dijera terrorista?

Me causa gracia. Porque de verdad creo que este tipo (por Milei)… él fue a Israel, él sabe lo que son los ataques terroristas… Ataques terroristas son los que hace Israel con Palestina, lo que hace Palestina con Israel, es lo que pasó en la AMIA. Prender fuego cosas (por la gente que prendió fuego) no es un ataque terrorista. Yo encima ni eso hice. Creo que el tipo vive en una fábula”.

Enumeración: “Después de terrorismo pasó a hablar de golpe de Estado. Después, supuestamente, sedición. Y más tarde el cargo bajó a intimidación pública”, cuenta sobre las tipifaciones de los delitos que supuestamente cometió. De ninguno el poder judicial pudo reunir pruebas y finalmente los cargos por los cuales se justifica su detención son “resistencia a la autoridad” y “daños a bienes públicos del Estado”. Los mismos que pesan sobre Daniela Calarco.

¿Es una causa armada? “No lo pensé. Son libretos, no son causas. Me inventaron cuatro causas y no me pudieron comprobar nada. Lo único que tienen es una foto con un palo, y no estoy rompiendo nada. Así que de daños no tienen nada. Y resistencia a la autoridad, es imposible. Si estaban con balas de goma, con Gendarmería, ¿cómo me voy a resistir?”.

Frente a la represión, Roberto sabe que estar ahí era su derecho: “Yo me como un derecho y me tiraron gas pimienta, balas de goma…”. Otra mirada sobre las operaciones: “Según Patricia Bullrich el kirchnerismo quería bajar la Ley Bases. Y el kirchnerismo no hizo nada. Yo he estado ahí y he visto a La Cámpora, jóvenes de veintipico de años que cuando se armó el quilombo se fueron todos corriendo. Los vi. En plenos disturbios no quedó nadie de La Cámpora. Los ‘hostiles’ como dice la causa, éramos los que marchábamos, los jubilados y gente suelta”.

Corrección: “En realidad los únicos hostiles fueron los policías. Ellos estaban tirando del vallado para este lado, balas de goma, gas pimienta. Y yo creo que la gente se cansó ese día. Vos querés marchar y te ponen una valla y te tiran balas de goma, para que te vayas. Como dijo ese periodista Majul: ‘Si vos veías eso, te tenías que ir a tu casa’. ¿Por qué me tengo que ir? Si yo tengo el derecho de estar parado ahí, ¿por qué tengo que recibir gas pimienta, balas de goma? Yo he visto señoras grandes que recibían palazos. La gente sale a protestar y ahora lo que quieren hacer es detener a la gente. Que pongan un comunicado: si salen a manifestarse, van presos. Bueno, es más o menos lo que dijo Adorni”.

Que me muestren las pruebas”

A falta de patrocinio privado, la causa de Roberto de la Cruz Gómez es representada por la defensora pública de Gabriela Plazas. Él resume su actuación de esta manera: “No se les cayó una idea para defenderme”. Y retoma el símbolo de las focotopias: “No me trajeron la fotocopia de la causa. Imagínate cómo me defendieron”.

En cambio, resalta el acompañamiento de la APDH, que incluye dos visitas semanales además de las fotocopias para las que la defensora oficial no tiene presupuesto.

A falta de intermediarios legales, Roberto decidió enviar una carta él mismo en formato de pronto despacho para que la jueza María Romilda Servini lo atienda.

Es el segundo que elabora: “En el primero me contestó que no podía porque se iba de vacaciones por la feria judicial. Bueno, ya volvió. Si no me responde me voy a declarar en huelga de hambre y hacerla cargo de mi seguridad. Quiero que me diga por qué estoy detenido, cuáles son las razones… La defensora me dijo que la jueza tiene un montón de argumentos pero no tiene pruebas. Pero con argumentos no puede dejarme detenido. Yo quiero que me muestren las pruebas”.

Mientras espera la respuesta, que debe llegar en las próximas horas, Roberto ensaya otra conclusión de lo que le está pasando: “Ellos me tienen detenido por un capricho, un capricho de este gobierno que quiere darle una lección a la gente. Pero a la gente no le importa, va a salir igual”.

Confía en que, a falta de pruebas, más pronto que tarde estará en la calle: “Tengo ganas de seguir con mi vida cotidiana. Seguir trabajando, ser un ciudadano como todos. Mantener mi trabajo, porque si no trabajo no voy a poder ni existir. Y creo que el que tiene trabajo tampoco va a poder…”.

Sabe que no tiene prensa en los noticieros que mira desde la cárcel, pero aprovecha la conversación porque quiere enviar un mensaje. Desde el Módulo 5 del Pabellón 6 del penal de Ezeiza, un hombre preso por manifestarse pide calma y alienta:

– Quédense tranquilos: si quieren manifestarse hay que salir, no tengan miedo. El miedo no construye ningún derecho.

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