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Jujuy a 3.500 metros de altura por la ruta de las puebladas: las sorpresas y la realidad, a ganar o morir

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Mientras el gobernador Gerardo Morales era anunciado como candidato a vicepresidente por ser “un tipo valiente” que “le cambió la vida a los jujeños”, lavaca recorrió los cortes de ruta organizados por las comunidades indígenas, reflejados en crónica, fotos y video.

Las opiniones sobre Morales en pleno jujeñazo. El rol del litio. La falta de agua que hace que los animales vayan hasta las ciudades a buscarla. La generosidad en la carretera, desde la Quebrada de Humahuaca hacia la Puna. Los intercambios con los automovilistas. Las falsedades del aparato político. La descripción de la realidad jujeña. Las amenazas. Y una asamblea en plena ruta en un corte sostenido por 25 comunidades, antes de la noche helada en Abra Pampa, a 3.500 metros de altura.

Desde los cortes, por Francisco Pandolfi. Fotos de Lina Etchesuri

Jujuy a 3.500 metros de altura por la ruta de las puebladas: las sorpresas y la realidad, a ganar o morir

El corte en San Roque. No se trata de «infiltrados bolivianos» ni de porteños. La resistencia en toda Jujuy. (Fotos Lina Etchesuri)

En la estación de servicio de la entrada de la localidad de Tilcara la televisión informa que el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, acompañará en la fórmula presidencial a Horacio Rodríguez Larreta en las internas de Juntos por el Cambio. 

A menos de cincuenta metros, la comunidad tilcareña corta la ruta 9 exigiendo la renuncia del propio Morales, el anunciado precandidato a vicepresidente de la Nación.

La escena parece surrealista. Pero no lo es. La escena parece de película. Pero no lo es.

En esa barricada formada por ramas y gomas, Graciela y Griselda piden la identificación de prensa. No será una excepción, sino la regla en los cinco cortes que desde lavaca visitamos ayer para escuchar lo que pasa en distintos puntos del país. «Estamos teniendo muchos problemas, hay muchos infiltrados», justifica Graciela, quien después de una semana de estar en la ruta no claudica: «Estamos seguros de lo que hacemos, hay esperanzas porque tenemos raíces, que son nuestras identidades».

Jujuy a 3.500 metros de altura por la ruta de las puebladas: las sorpresas y la realidad, a ganar o morir

Imagen del piquete en Tilcara. Mientras tanto, candidateaban a Morales a la vicepresidencia. (Fotos Lina Etchesuri)

Mientras Larreta dice que Morales gobernó «una provincia que le cambió la vida a los jujeños, que hoy viven mucho mejor que hace ocho años”, Griselda no está tan de acuerdo: «Es el responsable de que tengamos el agua contaminada, de haber explotado nuestros bienes naturales y entregarles las riquezas a las empresas extranjeras. Acá en Jujuy tenemos la planta de energía Caucharí, por lo que deberíamos tener beneficios, pero pagamos barbaridades».

Durante el recorrido, boletas de más de diez mil pesos serán una denuncia común. Griselda hace una analogía doméstica: «Es como si en tu casa tuvieses de todo, pero le hacés pagar a tus hijos la comida».

Humahuaca, los “boludos” y los derechos

Siguiendo la ruta 9 hacia el norte, un colectivo va desde Tilcara hasta Uquía, donde está el siguiente corte. En el camino, casas de barro, de adobe, de paja, de madera. Casitas bajas, casitas bellas. Sin otro color que el original en sus fachadas. Hay vacas, hay cabras y hay algunas llamas, que se verán en mayor cantidad mientras se avance más. 

Al costado de la ruta, un santuario del Gauchito Gil y más adelante, un cartel blanco con letras claras: «Abajo la reforma, renunciá Morales».

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Piquete en San Roque, y el muñeco con el cartel: «Abajo la reforma». (Fotos Lina Etchesuri).

Pero por esas horas Morales no renuncia a nada. Y redobla la apuesta con su candidatura a nivel nacional. El colectivo frena en Uquía, departamento de Humahuaca. En tres horas recién se abrirá el paso para los vehículos. El colectivero dice que el reclamo es justo, pero que también hay que pensar en el derecho de quienes quedan trabados. Dice también que su sueldo no le alcanza. Y que no quiere decir su nombre “porque la empresa puede tomar represalias”. En la barricada, una señora de labios muy gruesos reclama que hace seis días está varada por los múltiples cortes en la provincia. Le pregunta a este cronista si es un trabajador de prensa. Luego, si es de derecha o izquierda. Y luego dice que quienes están cortando “son unos boludos”.

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Compartiendo la resistencia, preparando la olla común. (Fotos Lina Etchesuri)

Del otro lado está Olga, que reivindica el corte: “Aceptar la reforma es pasar a ser esclavos”. Es docente y repudia que la nueva propuesta salarial estipula “un piso de 200 mil pesos, pero el sueldo básico es sólo de 62 mil pesos”. Y que la reformulación de la constitución a escondidas se trata de un modus operandi del gobernador: “Hace dos años cambió el estatuto del docente, sin consultarnos, y fuimos perjudicados”. Pese a esto y a las tres semanas que llevan las y los docentes reclamando mejoras salariales, Rodríguez Larreta afirmó ayer que “la provincia tiene mejor educación”. Y que su compañero de fórmula “ha defendido la educación pública”.

Una mujer se acerca al corte; tiene su auto en la fila que espera la liberación del tránsito. Se llama María Amelia, es de Córdoba y pide hablar: “Yo apoyo el reclamo, pero el daño no puede ser para el resto; coartando el derecho a transitar no debe ser la forma. Esto nos divide aún más. Y quienes gobiernan, que tienen las posibilidades de mejorar la situación, buscan que esto se debilite”. ¿Qué piensa sobre la reforma? “No estoy enterada, sí estoy a favor a que cobren un sueldo mayor”.

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Esperando la apertura del corte. Automovilistas que apoyan, otros que no. En las rutas jujeñas el reclamo es por el agua y por la vida. Y preguntan: ¿cuál es otra forma de reclamar que sea efectiva? (Fotos Lina Etchesuri)

Daniel, que sostiene el corte, la escucha atentamente y minutos después piensa en voz alta: “¿Cuál es la otra forma de reclamar y que sea efectiva? Nunca nadie puede decirla, porque hasta ahora no la hay. Soy un aficionado a la historia y el Éxodo Jujeño fue una guerra civil mano a mano; De la Rúa cayó luego de sangre y saqueos; el Cordobazo fue un quilombo bárbaro. No vamos a parar hasta que se derogue la reforma constitucional, que impide la protesta. Sin protesta, no hay conquista de derechos, y eso queda claro en la historia de la humanidad”.

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(Fotos Lina Etchesuri)

El dictador se hace el colla

Es la hora del almuerzo y Gabriela revuelve el pollo con arroz primavera que pronto comerá su comunidad: “Morales es un dictador que se hace el colla; que ahora tiene a mucha gente amenazada y cooptada con el compromiso de darle viviendas y dinero”. Al terminar, aconseja que hablemos “con Doña Panchita”. Francisca tiene 66 años y luce un sombrero rosa y una whipala que le cuelga de los hombros. También le cuelgan, le pesan, un montón de sentimientos: “Es terrible lo que está pasando; da mucha impotencia. Nos traicionó este gobernador. Yo confié en él, soy históricamente radical, lo voté para su primer mandato. Pienso que al principio hizo algunas cosas bien, pero ya se perdió la confianza. Necesitábamos que él nos explicara los beneficios de la reforma y no lo hizo. No habló con su pueblo”.

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El cerro Las Señoritas. Imagen del territorio que se defiende en Uquía. (Fotos Lina Etchesuri)

Ella sí habla, mientras de fondo impacta lo hermoso del cerro Las Señoritas, con un color rojizo que alimenta a los ojos: “Lo que hace él a nivel provincial también pasa en la comisión municipal. En nuestra comunidad aborigen 1° de Mayo no tenemos luz y prometieron que antes de las elecciones locales lo harían y mintieron. A partir de eso pedimos un informe con la rendición de cuentas de la comisión, y la respuesta no fue la información pública: a quienes firmamos la petición nos dijeron que no iban a darnos la luz; no tenemos la libertad de hacer nada, quieren que vivamos como perros. Esto pasa en Jujuy”.

Entre San Roque y Palermo

Hay que seguir subiendo, hay que seguir escuchando. El próximo corte es en San Roque y de la comunidad indígena de Uquía se ofrecen a llevarnos. Pura generosidad: no nos dejan ir sin aceptar una bandeja de arroz con pollo que antes de llegar a la siguiente trinchera ya están vacías.

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Momento de apertura al tránsito en San Roque: una pueblada que busca garantizar derechos. (Fotos Lina Etchesuri)

Allí, En San Roque, está Omar está sentado mascando coca. Es un hombre de pocas y profundas palabras: “Nos están quitando las tierras y el agua desde hace tiempo. El problema es que dejamos que el gobernador siga caminando y llegamos a esta situación irreversible. Estamos cansados, desvelados, pero con la firmeza de sostener esta medida hasta que renuncie Morales”.

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El reclamo en Uquía: las cosas que reivindica la comunidad. (Fotos Lina Etchesuri)

Sentado a su lado está Alex Frites, docente de 28 años de la comunidad de Varas, donde “la mayoría vive de la agricultura y la ganadería y más del 70% de la gente no tiene trabajo en blanco”. “No es novedoso lo que nos está pasando; para los indígenas siempre fue así, todo nos costó más. Lo distinto de los últimos años es que las nuevas generaciones tomamos la posta de nuestras abuelas. Y ese legado, es independiente a cualquier partido político”. Mientras en San Roque ellas y ellos están hace una semana durmiendo en la ruta, Gerardo Morales está en el barrio porteño de Palermo junto a la cúpula de Juntos por el Cambio. “Es un insulto que esté haciendo esto en paralelo, mientras su pueblo le exige que se vaya. Es evidente que lo que están haciendo con Jujuy es un ensayo para llevarlo a la nación”. 

Luisa escucha y expresa su timidez con el silencio, que solo rompe con un puñado de letras: “Solo quiero que bajen la reforma”. Retoma Alex: “Como decía Atahualpa Yupanqui, ‘para el que mira sin ver, la tierra es tierra no más’. A Morales lo han ayudado mucho los canales de televisión de acá y los porteños, afirmando que cambió la matriz productiva, que estamos bien económica y socialmente y no es así. Encima, convivimos con aprietes permanentes. Si lo tengo que definir con una palabra, es autoritario; jamás se apoyó en el diálogo, siempre hizo lo que quiso”.

Jorgelina, emponchada, agrega: “Acá no se duerme bien y se pasa frío, pero no nos queda otro recurso. Nunca nos escucharon y ahora tampoco”. En el lujoso salón “La Escondida de Palermo”, a 1.630 kilómetros de los cortes de Humahuaca, el mismísimo Morales presagia «momentos difíciles a enfrentar juntos con temple, diálogo, vocación de unir y firmeza”.

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San Roque. La movilización en la ruta. «Me pone mal ver a las señoras tristes porque quieren quitarles sus terrenos», dice Xioamara. (Fotos Lina Etchesuri)

¿Quiénes son los tipos valientes?

Hay muchas infancias alrededor jugando, corriendo, mirando. Adrián tiene 13 años, le gusta mucho jugar a la pelota e ir a la escuela para estar con sus amigos. “Vine a hacerle compañía a mi mamá que está luchando por nuestros derechos. Me pone mal ver a señoras tristes porque quieren quitarles sus terrenos”. Xiomara, de su misma edad, da esperanzas desde la naturalidad con la que se expresa: “Morales ha hecho mucho daño, quitando agua y tierras que no les pertenece, que son nuestras”. A Xiomara le gusta el fútbol, el boxeo y estudiar. Es de Boca y hasta no hace tanto jugaba en el club Villa Nueva de Humahuaca. “Que dé la cara Morales, que venga acá y se haga responsable de la sangre derramada”. Vio con sorpresa lo que Rodríguez Larreta decía por televisión sobre Morales: “Es un tipo valiente que no duda en defender los derechos de los jujeños, hubo una muestra esta semana de su temple y de cómo quiere evitar siempre situaciones de violencia”.

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La gente y la tierra. (Fotos Lina Etchesuri)

A las 15 se abre el corte por unos minutos. Desde decenas de autos se toca bocina y se sacan las manos por la ventanilla en señal de apoyo. Un señor grita “basta con los cortes ya”; una camioneta acelera y amaga a irse contra la gente que al costado de la ruta golpea sus botellas de plástico vacías llenas de piedritas, o sus bombos, o lo que tengan en sus manos para hacer ruido.

Pegada a un muñeco de 2 metros y medio de alto, que lleva una bandera con el lema “Abajo la reforma”, Verónica hace ruido con sus palabras: “El gobernador siempre ha jugado sucio y esta no es la excepción; es una burla a su pueblo que hoy esté en Buenos Aires, como si acá nada ocurriese. No le importamos, se ríe de los pobres, porque nos ve sucios, con zapatillas rotas”.

Muestra sus borcegos raídos. Y muestra sus lágrimas mientras dice que no cesará el reclamo, porque eso sería “entregar la libertad”.

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Natividad en el corte. María, de la comunidad Aparzo dice: «Qué mentiroso es”, en referencia al gobernador/precandidato a vicepresidente. «Nos va a esclavizar a toda la Argentina». (Fotos Lina Etchesuri)

“Dicen que Morales está en Buenos Aires, ¿no? Dicen que dijo que quienes estamos reclamando somos 10, 20 personas, ¿no? Qué triste esta realidad. Qué mentiroso es”, susurra María, de la comunidad originaria Aparzo. Ramona agrega: “Dicen que lo están aplaudiendo allá… nos va a esclavizar a toda la Argentina”.

Plata endulzada/ madre naturaleza

El viaje continúa. Juan, un vecino de Humahuaca que acompaña a las comunidades, se ofrece a llevarnos al centro para tomar un micro. Como no hay, y tampoco hay otra forma de llegar, nos acerca hasta Iturbe, el siguiente corte. La solidaridad brota en cada peldaño del camino. “El pueblo, unido, jamás será vencido”, es la canción de bienvenida, mientras los autos pasan a puro bocinazo. Un micro con destino a Iruya acelera y en una de las ventanas se lee una consigna repetida: “Abajo la reforma”.

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Iturbe, otro de los puntos de la ruta hacia la Puna agregados que se suma al jujeñazo comunitario. (Fotos Lina Etchesuri)

Se arma una asamblea espontánea. Toma la voz Severiano Lamas: “Acá no hay referentes, no hay patrones, somos seres humanos, de carne y hueso. Nadie está a cargo del corte”.

Sigue: “Además, si hablamos de cargos, no podemos quedarnos solo en las personas que estamos acá, porque también está la arena, están las piedras”, acota mirando al piso. “Somos hermanos y nuestra madre es la naturaleza, la que nos dice que no nos podemos rendir”. Luego agrega: “El gobernador se ha enfermado, por testarudo, por haberse endulzado con el dinero; no es un burro, porque el burro es más inteligente que nosotros”. Y sentencia: “Ya no es nuestro gobernador, porque en su rol debe cumplirse la constitución y velar por nuestras necesidades. Nada de eso hizo ni hace”.

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Peligrosos sujetos en la ruta, o las «futuras generaciones»: la niñez de las comunidades anda en monopatín, mientras sus mayores reclaman por los derechos, justamente, del presente y del futuro. (Fotos Lina Etchesuri)

Desmitifica Severiano rumores que se instalan y devienen en verdades al repetirse: “Dicen que nos dan planes, pero no recibimos dinero de ningún tipo, porque no podríamos hacer escuela de eso; que nuestros hijos y nietos vean que recibimos dádivas va en contra del pensamiento indígena”, con lo que Severiano explica la diferencia entre endulzados y el pensamiento originario.

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Asamblea en Iturbe y un razonamiento de Severiano: “Dicen que nos dan planes, pero no recibimos dinero de ningún tipo». La causa: «Que nuestros hijos y nietos vean que recibimos dádivas va en contra del pensamiento indígena”. (Fotos Lina Etchesuri)

El agua y el litio

Jacinta es de la comunidad Azul Pampa, una de las nueve que se encuentran en el corte: “No queremos estar así, pero es necesario que la sociedad sepa que acá no tenemos agua ni para el ganado, ni para nuestros cultivos, ni para nosotros. Acá en ninguna parte hay agua, salvo alguito, bien pegadito al cerro”. ¿Por qué? “Por los calores extremos y por las grandes cantidades que se utilizan para el litio. Morales nos entregó por la plata, no tiene perdón. No sabe que la Pachamama es quien manda aquí”. 

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El reclamo, Morales y la Pachamama. (Fotos Lina Etchesuri)

Asamblea en Abra Pampa: sin periodismo, con amenazas

Se libera el paso nuevamente y para llegar al siguiente corte solo queda la opción del dedo. De la decena de vehículos que esperan pasar, nueve van hacia Iruya y uno solo a Abra Pampa. Hugo y Graciela, de Neuquén, casi no tienen lugar, pero lo inventan. El camino está lleno de llamas y la Quebrada de Humahuaca le va dejando paso a la llanura y a cerros más pequeños. 

La concentración en Abra Pampa, ciudad cabecera del departamento de Cochinoca, es multitudinaria. Y hay una desconfianza a flor de piel. No es para menos: Abra Pampa fue el primer foco represivo la semana pasada, que luego se extendió a otras localidades. 

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Abra Pampa: empieza a caer la tarde, y el frío, en el lugar donde se desató el primer foco represivo. (Fotos Lina Etchesuri)

Piden identificación y no quieren dar nombres propios. Se arma una asamblea donde se van arrimando distintas personas a hablar con lavaca:

“Dice el gobernador que somos un pueblo rico, pero entonces por qué tenemos sueldos de miseria”.

“Nuestras escuelas rurales no tienen calefacción, y en muchas no hay ni luz. En invierno, acá las temperaturas llegan a los 27° bajo cero”.

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Alimento y fuego: las ollas son una clave para la resistencia a 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar. (Fotos Lina Etchesuri)

“A menos de 100 kilómetros, en el Salar de Olaroz, se encuentra el yacimiento de litio Sales de Jujuy. Las maestras de las escuelas rurales cercanas están llenas de granos por el agua contaminada”.

“Hay muchos animales como vicuñas y hasta pumas que vienen al pueblo a tomar agua porque ya casi no hay en los cerros producto de los proyectos de litio y la minería”.

“El viernes de la semana anterior, gran parte de las comunidades caminaron en el Tercer Malón de la Paz que llegó hasta San Salvador de Jujuy. Quedaron sobre todo los abuelos y las mamás con chicos chiquitos. A ellos los reprimieron”.

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Asamblea al anochecer en Abra Pampa. (Fotos Lina Etchesuri)

“De los medios masivos nacionales y provinciales acá no vino nadie a hablar con la gente, pero sí tenemos que bancarnos que opinen sin saber”.

“Todos los días estamos recibiendo amenazas de despidos, de descuentos en los sueldos, de inhabilitación por determinado tiempo para trabajar. Y hasta amenazas de muerte. Estamos siendo perseguidos por luchar. Con este panorama y sabiendo que están dispuestos a todo, ¿cómo vamos a querer revelar nuestras identidades?”

Hay 25 comunidades originarias sosteniendo este anteúltimo corte previo al de La Quiaca, lindante a la frontera con Bolivia. Estamos a más de 3.500 metros de altura. Son las 20 horas y el frío hiela, entra por todos lados. No alcanzan un buzo, un pullover y una campera. Ni guantes. Ni bufanda. A la madrugada, será peor. Se duerme a la intemperie, en el piso, en colchones, sobre tarimas de madera, con fuegos alrededor que amenizan un poco el microclima.

Termina la asamblea y Raúl dice que pongamos su nombre, que ya está jugado. Y cuenta por qué resisten días y días con climas extremos: un calor sofocante de día y un frío que muele los huesos de noche. “Si nos vencen acá, perdemos todo, porque a partir de la reforma no podremos protestar, vendrán aún más por nuestras tierras, por el agua, por nuestra vida. No nos queda otra que aguantar. Es ganar o morir”. 

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas

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Una Ley Nacional que proviene del sector del agronegocio avanza en la Cámara de Diputados, impulsada por la UCR y la Coalición Cívica. Se trata de la norma que regula, entre otras cosas, la aplicación de agrotóxicos. El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. La primera reunión informativa contó solo con oradores promotores de la iniciativa y solo dos voces críticas; crónica de esa reunión y la opinión del médico Damián Verzeñassi, la enfermera del Garrahan Meche Méndez, el abogado Marcos Filardi y Sabrina Ortíz, vecina fumigada y abogada que acaba de presentar un escrito para convocar a audiencias públicas y foros de debate para evitar que se apruebe esta Ley que prioriza el negocio a la salud social y medioambiental. FRANCISCO PANDOLFI

Esta semana se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley nacional “de presupuestos mínimos de protección ambiental para la aplicación de productos fitosanitarios”. Es decir, de agrotóxicos.

El proyecto fue escrito por la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 80 instituciones públicas y privadas vinculadas con el agronegocio, y dentro del recinto encabezan la iniciativa los diputados Atilio Benedetti (UCR – Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La nueva norma ya cuenta con el acompañamiento de 32 legisladores, entre un abanico variopinto que engloba a La Libertad Avanza, Unión por la Patria, UCR, PRO, Coalición Cívica, Encuentro Federal, entre otros partidos. 

El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas.

La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas
Atilio Benedetti, UCR-Entre Ríos, principal promotor del proyecto, expone en la reunión del pasado martes.

Exposiciones sin consenso

El martes pasado se llevó a cabo una primera reunión informativa en la cual las y los oradores sólo fueron personas, organismos y corporaciones a favor de la iniciativa.

En la comisión conjunta realizada entre Agricultura y Ganadería y Recursos Naturales y Conservación de Ambiente Humano hubo entidades gubernamentales, de productores, de ingenieros agrónomos, de acopiadores, de empresas de tecnología agropecuaria y ONG a favor de la ley. Maximiliano Ferraro expresó que “el proyecto no tiene una mirada sectorial”. Y que “nace de un diálogo. Un diálogo y consenso, que podemos ampliar”.

Sin embargo, se dijo, no hubo invitaciones a voces disonantes.

Las únicas dos ponencias que no se alinearon al lobby de la producción con plaguicidas fueron el diputado Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista – FIT Unidad) y su par Blanca Osuna (Unión por la Patria). Dijo Giordano: “Deben darle espacio a quienes estamos en contra de esta ley. Hay una lista de un montón de organizaciones que quieren venir a exponer las barbaridades que ocurren por el uso de agrotóxicos. Fumigar a 10 metros de ninguna manera puede ser una buena práctica agropecuaria”. Dijo Osuna: “Es indispensable escuchar voces de otros sectores, estamos en falta si no. Los expertos científicos deben estar acá, están ausentes en este proyecto. Primero debe estar la salud, luego la producción”.

La evidencia del modelo

Tras el encuentro del martes, distintos actores se manifestaron en contra del proyecto. Damián Verzeñassi es médico generalista y es el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, desde donde se hicieron desde 2010 a 2019 más de 40 campamentos sanitarios en diversos pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba para  relevar puerta a puerta la situación de la salud en localidades fumigadas. ¿Qué demostraron esos resultados? Que en las comunidades rurales se multiplicaban los trastornos endócrinos, los abortos espontáneos, las malformaciones y el cáncer. Opina Damián: “Si se aprueba esta ley permitiría que se fumigue a 10 metros con productos que pueden generar cáncer de mama, cáncer de tiroides, alteraciones endocrinas en las glándulas, disminución de la capacidad de nuestro sistema inmunológico de defendernos. Por ejemplo, el herbicida atrazina está prohibido en 37 países, pero en Argentina está autorizada. Este tipo de cosas avala la ley que quieren aprobar”.

Sin embargo, el diputado por la Libertad Avanza Pablo Ansaloni, que proviene de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) dijo en la reunión informativa: “Desde nuestra actividad, que la vengo ejerciendo durante 30 años, manipulamos el cereal y estamos en contacto todos los días con el fitosanitario. Podemos dar fe que no tenemos ningún enfermo”.

Meche Méndez es enfermera de Cuidados Paliativos del Hospital Garrahan y desde hace años viene dando una pelea (casi en soledad) para que exista una historia clínica ambiental que pueda demostrar la relación de los agrotóxicos con las enfermedades. Le dice a lavaca: “El sistema de salud sigue sin considerar el daño, en muchos casos irreparable, que los tóxicos utilizados desde hace décadas en el modelo extractivo están produciendo en el ambiente, los territorios y por ende en los cuerpos de quienes los habitamos, atendiendo los síntomas y/o la enfermedad una vez producida, pero sin asociarlo cómo posibles causa”.

Sobre el proyecto de ley, analiza Méndez: “Sólo puedo compartir mi absoluto rechazo. Ya está comprobadísimo por la ciencia sin conflicto de interés que la deriva (movimiento de plaguicidas en el aire) no tiene control, que los venenos enferman y matan. Necesitamos medidas aún más protectoras de las que tenemos actualmente y sobre todo dejar de usar esos tóxicos. Hago un llamado urgente a los profesionales de la salud, a las sociedades científicas supuestamente comprometidas con la salud y el ambiente a que se expidan y rechacen esta posibilidad criminal de echar venenos a 10 metros”. Remata: “Se sabe que produce cáncer, malformaciones, daños genéticos, un montón de enfermedades y síntomas. Esto no puede salir de la Cámara de Diputados”.

María Luisa Chomiak, de Chaco, es la única diputada de Unión por la Patria que acompañó con su firma este proyecto. Argumentó: “Lo suscribí porque se necesita tener esta discusión. Toda iniciativa es perfectible y no hay nada más importante que la salud. Si se prioriza esto, celebro que estemos discutiendo este tema”. Sin embargo, en el proyecto no figura que la reducción de las distancias va en sentido contrario al principio de «no regresión en materia ambiental» que establece la Ley General de Ambiente y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú. Ni tampoco informa las pruebas científicas ya demostradas sobre la consecuencia de los plaguicidas: desde los efectos letales del glifosato en embriones anfibios, constatado por el ex titular del Conicet Andrés Carrasco, hasta los estudios de Delia Aiassa en la Universidad de Río Cuarto sobre daño genético, que comprobaron el riesgo aumentado de contraer cáncer. A partir de estas investigaciones hubo fallos judiciales en distintos puntos del país prohibiendo las fumigaciones terrestres a menos de 1.095 metros y las aéreas a menos de 3.000.

Antecedentes que enferman

Una de esas localidades es Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí vive Sabrina Ortiz, una de las tantas personas que se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Sabrina tiene una particularidad notable: como no encontraba abogados que la defendieran, estudió Derecho y se recibió. Fue amenazada; le mataron a su perro como amedrentamiento. Después de años de denuncias y estudios científicos, la Justicia federal confirmó que el 3 de diciembre de 2025 comenzará el juicio oral contra tres productores agroindustriales por delitos de contaminación ambiental, según la Ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051). En la causa se documentaron daños a la salud vinculados a la exposición crónica a sustancias como glifosato, atrazina y clorpirifós. 

Sabrina, junto a varios colegas, acaba de presentar un escrito colectivo de abogadas y abogados de Pueblos Fumigados en donde solicitaron a las presidencias de las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación que convoquen audiencias públicas, foros y videochats de debate antes de tratar el proyecto de ley.

Marco Filardi es abogado especialista en derechos humanos y temas ambientales y es parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. Le dice a lavaca: “Esta norma manda un mensaje a todas las provincias de que este (10 metros fumigación terrestre y dron, y 45 metros aérea) es el estándar mínimo, el piso ambiental y eso no lo podemos aceptar. Gran parte de nuestra población está expuesta cotidiana, sistemática y estructuralmente a la aplicación de más de 7.000 formulados comerciales con autorización vigente por el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) en una cantidad de más o menos 500, 600 millones de litros de agrotóxicos al año. Tenemos el triste privilegio de ser el país que más agrotóxicos por persona y por año usa en el mundo y los resultados están en los cuerpos, están en los territorios”.

Desde los impulsores de la iniciativa no contactaron a científicos, ni profesionales de la salud, ni abogados, ni a ninguna de las organizaciones ambientales. Como por ejemplo la coordinadora “Por una vida sin agrotóxicos Basta es Basta”, de Entre Ríos, que se moviliza todos los martes desde 2018 frente a la Casa de Gobierno en Paraná. “La ley nacional es un ‘copy-paste’ de la que ya tenemos acá, aprobada a finales de 2024 y en la que habilitan fumigar a 5 metros de los cuerpos de agua, a 10 de las plantas urbanas y a 15 de las escuelas rurales. Ellos se amparan en las buenas prácticas agrícolas sin basarse en ninguna evidencia científica, a diferencia de todos los trabajos publicados en Argentina y en el mundo donde se demuestra el impacto que tiene el uso de los venenos sobre la salud y los ecosistemas, más allá de la dosis y la distancia. Lo que genera el daño es la presencia del veneno y si hay evidencia científica ya está: no hay más que hablar”.

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