CABA
Juntas, revueltas y hermanadas: así fue el Primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan
(por Lucía Aita, especial para lavaca desde Chiapas) Para compartir experiencias de luchas, reflexionar sobre lo común y también bailar, acompañarse y encender las velas de la rebeldía, las mujeres de las comunidades zapatistas organizaron este Encuentro Internacional que trazó una postal del feminismo latinoamericano y también un horizonte. Así fue el Encuentro día por día.
Fotos de Koral Carballo.
- Estamos en las afueras de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. La aridez del suelo lo confirma. Y, sin embargo, detrás de una reja alta y colorida pueden verse pasto, árboles, viveros, gallinas y patos. Estamos en el CIDECI, centro de estudios e investigación, conocido también como Universidad de la Tierra. Centro que, además de cultivos de todo tipo, posee biblioteca, salones de música, salón para actos, cuarto de telar, taller de carpintería y galpón de serigrafía, entre otras cosas. El parque es recorrido por numerosos grupos de mujeres boquiabiertas que comentan en varios idiomas que es un sueño contar con un espacio así. La primera idea sobre territorio colectivo ya está frente a todas desde ese primer momento cuando el Encuentro ni siquiera comenzó. Es material y concreto. Otros imaginarios posibles comienzan a tomar forma.
- Más datos que resultan interesantes para entender la particularidad de dónde estamos:
- Si una abre el panorama, Chiapas es el segundo Estado de la república mexicana con mayor índice de pobreza. Aun cuando en sus territorios se encuentra una gran diversidad de bienes naturales.
- Más de las terceras partes de su población pertenece a comunidades indígenas y campesinas. Son hablantes de tzeltal, tsotsil, chol, zoque y tojobal, con sus conocimientos y tradiciones culturales ancestrales relacionadas. Entre ellas, el trabajo comunal de la tierra.
- Es en este Estado que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994 realizó un levantamiento armado y ocupó tierras, organizando formas de gobierno y producción autónomas. Los motivos son muchos y complejos, pero la Insurgenta Erika en el discurso inaugural del Encuentro los resumió así: antes de los alzamientos, la vida de las campesinas indígenas era “una situación muy difícil de explicar con palabras y más difícil de vivir”. Sufrían una discriminación sumamente violenta y la falta de atención médica, buena alimentación y educación. También señaló que ese trato por parte del “mal gobierno” aún no terminó.
- Es en ese marco que las mujeres de distintas edades, naciones, clases sociales y pertenencias políticas, se inscriben y se les da un número y un color para que suban a los micros. Los camiones son seis y es sólo la primera tanda de la mañana. Saldrán seis más desde ese punto a la tarde. Y también se organizan otros camiones para llegar desde distintos puntos de México. Arrancan los motores y los gritos de las pasajeras parecen de cancha, pero son todas canciones contra el patriarcado. Las caravanas se dirigen al Caracol de Morelia donde miles de mujeres compartirán 72 horas de encuentro y debate sobre los distintos modos de enfrentar el sistema capitalista y patriarcal.
- Llegamos al campamento. Colas infinitas de mujeres esperan, mochilas en mano, para que les asignen un lugar para dormir. Mientras, una batucada colombiana ameniza la espera. Un cartel dice “Bienvenidas Mujeres del Mundo”. Otro abajo agrega: “Prohibido entrar hombres”. El motivo lo va a explicar la Insurgenta Erika en el discurso inaugural, con la poética que caracteriza a la voz colectiva todos sus discursos: “Pensamos que sólo mujeres para que podemos hablar, escuchar, mirar, fiestar sin la mirada de los hombres. No importa si son buenos hombres o malos hombres. Lo que importa es que somos mujeres y que somos mujeres que luchamos. O sea que no nos quedamos conformes con lo que pasa y cada quien, según es su modo, su tiempo, su lugar, ahí lucha. O sea que se rebela. Se encabrona pues y hace algo. (…) Entonces les decimos: hermanas y compañeras, que podemos escoger qué vamos a hacer en este encuentro. O sea que podemos elegir. Podemos escoger de competir a ver quién es más chingona, quién tiene la mejor palabra, quién es más revolucionaria, quién es más pensadora, quién es más radical, quién es más bien portada, quién es más liberada, quién es más bonita, quién está más buena, quién baila más mejor, quién pinta más bonito, quién canta bien, quién es más mujer, quien gana el deporte, quién lucha más. Como quiera no va a haber hombres que digan quién gana y quién pierde. Sólo nosotras. (…) O acordamos luchar juntas, como diferentes que somos, en contra del sistema capitalista patriarcal que es quien nos está violentando y asesinando.”
Así, también contaron que se organizaron para garantizar seguridad, comida, higiene, promotoras de salud y técnicas de sonido. Y aclararon que todas las identidades: solteras, casadas, viudas, transgénero, lesbianas, asexuales o “como se diga cada quien” son bienvenidas. Y agregaron que desde el año pasado las mujeres zapatistas sostienen que, a raíz de ver lo que sucede con las mujeres, salió la idea que sólo mujeres zapatistas hablen y honren al concejo indígena de gobierno. Y, a pesar de que reconocen desde sus discursos el machismo también dentro de sus propias comunidades, dicen: “Así hicimos, porque sólo mujeres recibimos a nuestras compañeras del concejo indígena de gobierno y la vocera Marichuy que aquí está presente”. Y así se explicita lo que muchas podían intuir. Que la primera candidata que lleva la voz de las comunidades a todo el Estado mexicano en una campaña electoral es una mujer. No es pura casualidad. Es un acuerdo y es central.
“No es trabajo de los hombres ni del sistema darnos nuestra libertad. (…) Si queremos ser libres tenemos que conquistar la libertad nosotras mismas como mujeres que somos”, sintetiza Erika al comienzo del encuentro leyendo lo que en realidad es la voz de todas.
Y así la pelea por la vida, la lucha por la libertad, la reivindicación de las formas de organización colectivas y la no competencia, quedan planteadas a viva voz desde el día uno. Para tomar forma real los días siguientes.
- “¿Para qué sirve un macho violento que no te haga gozar?”, cantan las zapatistas desde el gran escenario. Y también tocan sus instrumentos. Son las 6 am y es una de las canciones que entonan al amanecer del 8 de marzo para despertar amorosamente a todas las presentes, dar comienzo al encuentro y desearles un feliz día.
En más de un taller se va a sostener la idea del cuerpo como el primer territorio a liberar. Hay pláticas sobre la importancia de la legalización del aborto en todos los Estados: no se escuchan voces en contra.
- También se organizan talleres de ginecología natural, torneos de futbol, vóley y básquet, proyección de videos sobre autoconocimiento de la vagina para autoplacer y grupos para decolonizar las caderas al ritmo de un reggetón.
En paralelo, cada Caracol -zona zapatista- presenta una obra de teatro que relata la historia de las mujeres en su colectivo. Muestran desde el escenario lo que costó y cuesta no ser maltratadas, violentadas, violadas, golpeadas y discriminadas por ser mujeres, pero además por ser pobres e indígenas. Son horas y horas de obras. Comienzan desde antes de 1994 y muestran de forma compleja, con escenografías y vestuarios, las distintas formas de violencia (abusos, violaciones, falta de salud, alimentación, educación y participación política) a las que son sometidas por ser mujeres. También reflejan las formas de organización que encuentran y cómo fueron haciéndose lugar en sus colectivos, aunque haya injusticias machistas que siguen presentes.
- El día termina con Altas Jaras, grupo de cumbia de la San Marcos Sierra argentina, y otra de las partes de su discurso inaugural se hace cuerpo: “Y vi que la rebeldía, que la resistencia, que la lucha, es también una fiesta, aunque a veces no hay música ni baile y sólo hay la chinga de los trabajos, de la preparación, de la resistencia”.
Con batucadas, bandas de cumbia, clases de hip hop y distintos tipos de rituales y danzas, el Encuentro fue también una fiesta.
- “El puño de la mujer atenta contra el poder”, dice Marina, otra de las zapatistas que pone su voz encapuchada y en nombre de todas desde el escenario. El encuentro se denomina explícitamente de “mujeres que luchan” y deja de ser una metáfora en cuanto las distintas mujeres de comunidades comienzan a hablar desde sus espacios. Ellas pasan del cuerpo propio a hablar de la tierra todxs y hacen un llamado a denunciar los peligros de las formas de gobierno que se militarizan contra las comunidades y el pueblo y los modos producción extractivistas neoliberales actuales.
Sólo algunos ejemplos:
- “Hoy la propiedad social y la comunalidad están el peligro por las políticas privatizadoras del Estado sus inversiones de muerte. Petroleras, minas, hidroeléctricas y agroindustrias nos despojan de nuestras tierras”, dicen mujeres miembros del Movimiento en Defensa de la Tierra y el Territorio. Denuncian que su Centro de Derechos documentó, a lo largo de 5 años, más de cien casos de despojos a mujeres. La mayor parte de esos desalojos fueron cometidos violentamente por suegros, cuñados o autoridades comunales por considerar que las mujeres, por ser mujeres, no tienen derecho a poseer tierras. Frente a eso presentaron en el Encuentro su propuesta de tenencia y usufructo familiar de la tierra con los siguientes puntos: “ Necesitamos que las mujeres seamos reconocidas como integrantes comunales en igualdad de derechos que los hombres, que las parcelas dejen ser solo de los hombres y las asambleas reconozcan a toda la familia. Que los pueblos reconozcan nuestra participación duplicará la fuerza contra la privatización, discriminación y violencia que el Estado ejerce contra la vida comunitaria”.
- “Necesitamos desandar nuestros cuerpos y aliarnos con la naturaleza. Estamos perdidos como humanidad sino empezamos a vincularnos con su sabiduría”, dice Moira Millán, mujerdel pueblo nación mapuche de Argentina. Cuenta la situación represiva que está viviendo su comunidad por ocupar y defender montañas y tierras que Benetton y otros empresarios quieren explotar como propiedad privada. Y cuenta a todas las mujeres presentes cómo fueron los asesinatos a Santiago Maldonado y Rafael Nahuel por parte de las fuerzas seguridad argentina. “Hay que dejar de cantar a desalambrar. Hay que ir y desalambrar y eso es peligrosos. Yo desalambré territorios embarazada y el Estado mandó hasta francotiradores. Pero luego ocupamos el departamento de asuntos indígenas hasta que fuimos escuchados”. Moira llama a las mujeres, en sus lugares y tierras, a tomar conciencia de la importancia de la defensa de la naturaleza. Cuenta que el próximo Encuentro Nacional de Mujeres argentinas tendrá lugar en Trelew y que la intención es hacer un llamado para que se denomine “Encuentro Plurinacional”, en vez de Nacional, para visibilizar a la población originaria.
- Margarita Juárez, de una comunidad del Estado de Jalisco, cuenta que llevan 13 años de lucha en contra de un mega proyecto que busca llevar el agua que les llega del río con un dique para una curtiembre. “Como bien decía la hermana mapuche, nos consideran terroristas”, cuenta Margarita y habla de las distintas persecuciones que sufren por parte del gobierno mexicano. También describe cómo se organizaron las mujeres para cuidarse entre ellas en plena defensa de territorio. Y concluye: “En este gobierno de desapariciones y femicidas la Madre Tierra está de nuestro lado. Por eso, haremos lo que sea para defender nuestras comunidades, lo que sea menos renunciar”.
- Una mujer de la comunidad de Cherán, Michoacán, no dice su nombre, pero cuenta que su pueblo purépecha hace más de cinco años organizó sus propias formas de autogobierno y su seguridad, a partir del levantamiento de las mujeres del lugar. “Las mujeres nos organizamos para frenar a los talamontes y reducir la violencia de los crímenes”. Explica los modos en que se organizaron para terminar con los sicarios y narcos en su territorio. También denuncia que aun así hace poco sufrieron el femicidio de una compañera, Guadalupe Campanur Tapia, de 32 años.
- Las denuncias por los femicidios estuvieron presentes y fueron centrales durante todo el Encuentro. En México está declarada una Alerta por Violencia de Género. Las mujeres sostienen que no sirvió para nada. A esas manifestaciones de angustia y rabia se sumó el pedido por los 43 estudiantes de Ayozinapa.
- Uno, dos, tres…las mujeres contaron a los gritos en el cierre del encuentro hasta 43. Todas juntas, luego de que se leyera la carta de pedido de una de las madres. Y se cerró con el canto: “Luchas, resistir, el acuerdo es vivir”.
Así las mujeres presentes se unieron al grito “Vivas se las llevaron, vivas las queremos” por la gran cantidad de mujeres desaparecidas que hay en México. El grito fue también una exigencia de justicia por los asesinatos represivos por parte del gobierno.
- Las madres de las victimas también encontraron un espacio de contención y apoyo en el Encuentro. Se autoorganizaron en una ronda y pidieron que se convocara por micrófono a todas las mujeres que tuviesen hijos o hijas desaparecidos, debido a que algunas mujeres recién en ese contexto, al escuchar que les pasaba a otras, se estaban animando a reconocer la desaparición de sus propios hijos militantes y denunciarlo públicamente. Y a cualquiera que sepa la historia de las Madres de Plaza de Mayo se le atraviesa el paralelismo en la garganta.
Sólo algunos ejemplos de lo que compartieron esas madres:
- “Lo de Carlos Sinhué Cuevas Mejía fue una ejecución extrajudicial”, dice su madre y señala que él ya había recibido amenazas para que dejara su actividad política como estudiante. Su muerte fue ejecutada con 18 balazos. También denuncia la responsabilidad de la propia UNAM (la universidad nacional de México) por no ayudar con la investigación. Y agrega: “Somos muchas las madres. Tenemos que unirnos porque si no estamos unidas nos aniquilian. Hoy una mujer al escucharme pudo reconocer que tiene su hijo desaparecido hace 4 años. Creo que tenemos la responsabilidad y obligación de denunciar todos los casos, sean o no nuestros hijos e hijas”.
- Araceli pide justicia por el femicidio de su hija Lesvy y mientras aconseja a las jóvenes que nunca se opongan a un hombre solas y que pidan ayuda dice: “Mi objetivo es crear un espacio de memoria de los femicidios en la Ciudad Universitaria de la UNAM. No sólo por Lesvy sino para que se tome conciencia y se recuerde lo que no tiene que volver a ocurrirle a ninguna”.
- En medio de la oscuridad de la noche las zapatistas nos sorprendieron con una acción poética. Cada una de las dos mil zapatistas encendió una vela. Todas al mismo tiempo iluminaron el monte en contra de los femicidios. Al final del encuentro, en la clausura, se explicó así la acción:
“ESTE DÍA 8 DE MARZO, AL FINAL DE NUESTRA PARTICIPACIÓN, ENCENDIMOS UNA PEQUEÑA LUZ CADA UNA DE NOSOTRAS.
LA ENCENDIMOS CON UNA VELA PARA QUE TARDA, PORQUE CON CERILLO RÁPIDO SE ACABA Y CON ENCENDEDOR PUES QUÉ TAL QUE SE DESCOMPONE.
ESA PEQUEÑA LUZ ES PARA TI.
LLÉVALA, HERMANA Y COMPAÑERA.
CUANDO TE SIENTAS SOLA.
CUANDO TENGAS MIEDO.
CUANDO SIENTAS QUE ES MUY DURA LA LUCHA, O SEA LA VIDA,
PRÉNDELA DE NUEVO EN TU CORAZÓN, EN TU PENSAMIENTO, EN TUS TRIPAS.
Y NO LA QUEDES, COMPAÑERA Y HERMANA.
LLÉVALA A LAS DESAPARECIDAS.
LLÉVALA A LAS ASESINADAS.
LLÉVALA A LAS PRESAS.
LLÉVALA A LAS VIOLADAS.
LLÉVALA A LAS GOLPEADAS.
LLÉVALA A LAS ACOSADAS.
LLÉVALA A LAS VIOLENTADAS DE TODAS LAS FORMAS.
LLÉVALA A LAS MIGRANTES.
LLÉVALA A LAS EXPLOTADAS.
LLÉVALA A LAS MUERTAS.
LLÉVALA Y DILE A TODAS Y CADA UNA DE ELLAS QUE NO ESTÁ SOLA, QUE VAS A LUCHAR POR ELLA.
QUE VAS A LUCHAR POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA QUE MERECE SU DOLOR.
QUE VAS A LUCHAR PORQUE EL DOLOR QUE CARGA NO SE VUELVA A REPETIR EN OTRA MUJER EN CUALQUIER MUNDO.
LLÉVALA Y CONVIÉRTELA EN RABIA, EN CORAJE, EN DECISIÓN.
LLÉVALA Y JÚNTALA CON OTRAS LUCES.
LLÉVALA Y, TAL VEZ, LUEGO LLEGUE EN TU PENSAMIENTO QUE NO HABRÁ NI VERDAD, NI JUSTICIA, NI LIBERTAD EN EL SISTEMA CAPITALISTA PATRIARCAL.
ENTONCES TAL VEZ NOS VAMOS A VOLVER A VER PARA PRENDERLE FUEGO AL SISTEMA.”
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.