Nota
Kafka en la justicia laboral: Victorio, el trabajador que logró una condena histórica de la Corte IDH al Estado argentino ocho años después de haber muerto
Por primera vez en su historia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró responsable a un Estado por la violación a las garantías judiciales, la protección judicial y el derecho a condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias. Es por el caso de Victorio Spoltore, un italiano radicado en Argentina que sufrió dos infartos cuando era empleado de una empresa textil que se negó a pagarle la indemnización. La lucha de Victorio lo llevó por la desidia de la justicia laboral argentina durante 12 años hasta que decidió accionar en tribunales internacionales: la sentencia conocida en junio tardó otros 20 años. Spoltore murió en 2012, sin conocer este fallo que sienta precedente en toda la región. Qué dice el abogado que acompañó el proceso. Y el recuerdo de su hija, en diálogo con la Agencia lavaca: “Se hizo justicia”. El fallo completo de la Corte.
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La historia dice que Victorio Spoltore llegó al país de Italia a los 8 años, fue lustrabotas, luego sastre, formó y crió su familia en Munro, y en 1963 empezó a trabajar en la fábrica de carpas y camperas Cacique Camping S.A, donde llegó a ocupar el cargo de capataz, y la convirtió –como solía suceder– en casi una extensión más de su casa.
Pero el 17 de mayo de 1984, Victorio sufrió un infarto de miocardio mientras trabajaba y perdió el 40% de su capacidad laboral, según la constatación médica. Aún en fase de rehabilitación, fue presionado para volver al trabajo con las mismas responsabilidades. Victorio llevaba 24 años en esa empresa y lo estaban obligando a renunciar para evitar tener que pagarle la indemnización.
Victorio siguió trabajando.
Seis meses después, sufrió un segundo infarto durante el trabajo, y su incapacidad aumentó al 70%. En 1987 dejó de trabajar, a sus 50 años, y empezó a percibir una pensión. Un año después presentó una demanda laboral “por indemnización emergente de enfermedad profesional”, que tuvo sentencia recién nueve años después, en 1997: el tribunal rechazó su petición.
Victorio apeló a la Suprema Corte bonaerense por la “demora y negligencia” en el proceso por parte de los jueces. La Suprema Corte las constató, pero concluyó planteando que por el “cúmulo de tareas imperantes en el Tribunal” solo cabía un llamado de atención a la secretaria por la demora en los trámites.
El Estado condenado
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Victorio no se dio por vencido, y tras los sucesivos rechazos, inició una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La respuesta que no encontraba en el poder judicial argentino, la buscó en el sistema interamericano.
En ese ámbito continuó la peripecia que no está escrita en ningún libro de ficción, sino en un histórico fallo que la Corte IDH dictó el 9 de junio de este año, y condenó al Estado argentino por:
- la violación de los derechos a las garantías judiciales,
- a la protección judicial,
- y al derecho a las condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias que aseguren la salud del trabajador, en relación al acceso a la justicia.
Es la primera vez en la historia que la Corte declara “internacionalmente responsable” a un Estado por la violación de estos derechos.
“Se hizo justicia”, dice a lavaca Liliana Spoltore, hija de Victorio, que continuó el proceso en los últimos años. “Llegar a este punto fue como un sueño. Se hizo realidad toda la lucha de todos estos años. Y va más allá de lo económico, porque es este fallo fue como decirle: ‘Viejo, vos tenías razón’”.
Victorio Spoltore no llegó a ver el fruto de esa lucha: murió el 29 de enero de 2012.
La injusticia
La familia Spoltore continuó la petición ante la CIDH junto al Colectivo de Derechos Humanos Yopoi. Uno de sus integrantes es el abogado Marcos Filardi, especializado en derechos humanos y soberanía alimentaria. “La petición ante la Comisión demandó 20 años en resolver el caso”, cuenta a lavaca. “Por un lado, Victorio acusa al Estado argentino en demorar 12 años un juicio interno, y se encuentra con que el órgano internacional que debe dar protección tarda 20 años. Él lleva todo el proceso solo. Hizo 12 presentaciones a lo largo de todo este tiempo, escritas a máquina por su hija Liliana, porque él no sabía escribir. Victorio muere en 2012, y el informe de fondo llega en 2017”.
Ese trayecto quedó plasmado en la Corte IDH, que estableció:
- El derecho a condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias que aseguren la salud del trabajador es un derecho protegido por el artículo 26 de la Convención Americana de Derechos Humanos. Entre ellas, se encuentra “la prevención de accidentes y enfermedades profesionales” como medio para garantizar la salud del trabajador.
- Los Estados, entre otras obligaciones, deben asegurar que los trabajadores afectados por un accidente o enfermedad profesional prevenible tengan acceso a mecanismos adecuados de reclamo, como los tribunales, para solicitar una reparación o indemnización.
- El Estado reconoció que la duración excesiva implicó una violación a la garantía del plazo razonable y el derecho a la protección judicial.
Por ese motivo, la Corte ordenó pagar las cantidades fijadas en la sentencia por concepto de indemnizaciones por daños materiales e inmateriales, que superan los 30.000 dólares.
Filardi subraya la importancia histórica de la sentencia: “Los fallos de la Corte son obligatorios para el Estado y en este caso se sienta una jurisprudencia para el resto de los Estados parte de la Convención Americana de Derechos Humanos. Es decir, tiene proyecciones que van más allá de la Argentina. Presentamos un caso testigo de una situación estructural en una cantidad muy importante de países, señalando que el transcurso del tiempo perjudica al trabajador. Hay un diseño: cuanto más se prolongue el proceso más pierde el trabajador, porque es la parte más débil. Allí el Estado debería imprimir celeridad”.
El abogado resalta qué ocurre cuando capital y trabajo se encuentran en los tribunales: “Esa justicia debiera ser rápida para tutelar a la parte más débil. Pero estos plazos, lo que hacen, es perjudicarlo estructuralmente, lo cual hace que prefiera arreglar antes porque los juicios son muy largos. Este fallo también es un homenaje para Victorio, ese trabajador textil que por su perseverancia hizo justicia por todos y no solo por él”.
Filardi también lo proyecta a escala de salud y cuestiones socioambientales: “Es absolutamente importante el fallo para reclamar el derecho a la salud. Pensemos en Fabián Tomassi (trabajador agrícola, cuyo cuerpo fue testimonio de lo que provocan los agrotóxicos en la salud) o en los docentes de las escuelas rurales en Entre Ríos, que fruto de sus trabajos ven menoscabada su salud. Esta sentencia revela que pueden hacer valer sus derechos en el sistema interamericano de protección de derechos humanos”.
Tiempos fatales
Liliana Spoltore trabaja hoy en una inmobiliria, y recuerda los años en los que su papá empezó la lucha. “Fueron tiempos fatales. Muchas irregularidades hubo en todo el juicio. Por eso demoró tanto tiempo. Y la indignación que le agarró cuando en la Suprema Corte le dijeron que tenía razón, pero ya estaba. Y no: el fallo demuestra que era así. Además, no fueron buenos esos años. Mi papá cambió mucho”.
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Liliana recuerda que el segundo infarto lo tuvo a los seis meses del primero. “Tenía un año de licencia, pero retomó a los seis meses presionado para que volviera a trabajar”. Cuenta que de chica iba a jugar a la empresa, de donde entraba y salía como si fuera su casa. Las amigas de la mamá, que también trabajaba en Cacique, la conocen desde el embarazo. Por eso, el sufrimiento de su papá después de tantos años de trabajo no reconocido. “La lucha ya no era sólo económica. Era por otra cosa”.
-¿Por qué era?
-Por la injusticia. Ese fue el motor. Por eso, más que los 32 años que pasaron, se pudo lograr lo que era su bandera de batalla. Y es histórico. Se hizo justicia para que no le pase lo mismo a otras personas.
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El fallo completo
Nota
57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez
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Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.
El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores».
Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11 y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos.
A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo.
Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero.
Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:
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Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.
Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa.
Nota
Trabajadores de Morvillo toman la fábrica tras el anuncio del cierre de la planta, que implica 200 despidos
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Una histórica empresa gráfica de Avellaneda -donde se imprimen títulos de la editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias– anunció su cierre dejando a 200 trabajadores en la calle. Se enteraron por un comunicado pasadas las once de la noche del martes y la respuesta fue unánime: ingresaron a la imprenta e iniciaron una permanencia pacífica en defensa de los puestos de trabajo. El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la firma faltó a la audiencia. Los argumentos empresariales de caída de la producción y los argumentos obreros: “Somos las principales víctimas de esta situación”.
Por Lucas Pedulla
El obrero gráfico Enrique Andina terminó su jornada de trabajo en Anselmo Morvillo SRL a las 22 horas y se marchó a su casa, como todos sus compañeros, como todos los días. Muchos estaban llegando a sus hogares cuando pasadas las 23 horas les llegó un comunicado de la histórica imprenta, que terminaba de la siguiente manera:
“Con una tristeza difícil de describir tenemos que contarles que ya no podemos seguir adelante. Sabemos acerca del impacto, no sólo económico, sino emocional que tiene para cada uno dejar parte de nuestra historia en el recuerdo, y los relatos que hemos compartido siempre con nuestras familias. Le dejamos a cada uno de ustedes, nuestra gratitud por su invaluable esfuerzo y el deseo de que todos puedan superar este trago amargo con la capacidad de levantarse que los caracteriza”.
El texto cerraba con esta firma: “La Dirección”.
Así como llegaron a sus casas, los obreros volvieron a la gráfica, ubicada en Avellaneda, municipio al sur del conurbano bonaerense. Andina contextualiza: “Somos 200 compañeros; yo tengo 17 años de trabajo y muchos tienen más de 30 y 40 años de antigüedad. En la pandemia vivimos una situación similar pero logramos mantener nuestras conquistas. Somos la gráfica que más cobraba dentro del gremio, pero esto fue imprevisto”.
La respuesta fue unánime: los trabajadores votaron la permanencia.
Avon, papel & toma
Anselmo Morvillo SRL inició sus actividades en 1974 desarrollando folletos cosméticos. En su página web cuentan que en 1988 incorporó la primera rotativa de tecnología de punta, “única en el país en esa época”, y sumó la segunda tres años después. Cuentan que crecieron más del 70% en la segunda década de los noventa y que hoy, en su planta de 13500 metros cuadrados de Avellaneda, los folletos comerciales representan un 70% de la producción, mientras que los trabajos editoriales significan el 30% restante. Andina cuenta que, entre las publicaciones, se encuentran títulos de la Editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias.
En el comunicado que “la Dirección” les mandó a los obreros, a quienes se refirió como “queridos compañeros de tantos años”, la empresa expresó su posición:
- “Hemos atravesado las reiteradas crisis económicas de nuestro país, los cambios en el mercado gráfico con la marcada implosión por el avance tecnológico y el comportamiento poco ético de algunos de nuestros colegas competidores”.
- “Fuimos golpeados por la Presentación en Concurso de algunos de nuestros clientes y por la Quiebra de nuestro cliente número dos, ARCA Distribuidores. Luego, a la escalada de precios internacionales de la mayoría de los insumos y repuestos, se le sumó la exigencia de pago anticipado del papel y la desaparición del crédito internacional. Todas situaciones que enfrentamos con mejor éxito que muchos de nuestros colegas”.
- “En el año 2014 RR Donelley cerró su planta de Argentina, en enero de 2016 AGR también cerró sus puertas, y en enero de 2020 IPESA cerró la mayor parte de su operación”. Una aclaración: tras el abandono empresarial, Donelley fue recuperada por sus trabajadores y trabajadoras y, hoy, es una cooperativa gestionada sin patrón.
La empresa describe un contexto “tan negativo” en el que inscribió la caída del 63% del volúmen de producción: “Avon, que como bien saben representa más de la mitad de nuestro trabajo, dejó de imprimir catálogos y mudó su comercialización a internet. Esto nos dejó en una situación económica y financiera terminal”.
Los trabajadores respondieron con la permanencia pacífica y otro comunicado que respondía los argumentos de la empresa: “Todos factores ajenos a la responsabilidad de los trabajadores, que somos las principales víctimas de esta situación”.
Gris de espera
Enrique Andina integra la Comisión Interna y explica: “Estamos en permanencia pacífica para preservar las fuentes de laburo. A lo largo del día se hizo presente el sindicato. Exigimos una presentación en el Ministerio de Trabajo y también hicimos un pedido de plenario de delegados para discutir con todos los delegados los pasos a seguir”.
El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la empresa no se presentó a la audiencia. “Está incumpliendo -dice Andina-. Mientras tanto, nosotros seguimos sin tener comunicación de la empresa. Tampoco atienden los teléfonos. La última comunicación oficial fue el comunicado de anoche. Eso deja un gris, porque estamos en la calle sin un mango, pero no hay un telegrama de despido ni nada”.
Los trabajadores tienen sólo rumores, desde un cierre definitivo hasta la posibilidad de la llegada de inversionistas “que reclaman despidos masivos”, según denuncian. “Se olfateaba que la situación venía rara, pero nadie pensó que todo fuera de esta manera -dice-. La convocatoria acá fue masiva, y agradecemos también que se acercaron de otras ramas, como médicos del Garrahan. La intención es difundir el conflicto y rodearlo de solidaridad para lograr lo que necesitamos, que es que la patronal se siente a discutir”.
Mientras esperan, en las próximas asambleas decidirán los pasos a seguir: “Es un golpe fuerte, pero uno tiene que estar fuerte, también, por la familia. La mayoría de los compañeros son sostén de hogar. Estamos dispuestas a lucharla hasta el final y no aflojarle hasta encontrar una solución, que es sostener las fuentes de trabajo con las mismas condiciones que teníamos hasta ayer antes de recibir el comunicado”.
Nota
Juicio a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: absurdos sin pruebas
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Empezó el segundo proceso judicial a integrantes de la lof mapuche, a quienes se les endilga el delito de usurpación en la localidad de Villa Mascardi, en Bariloche, Río Negro.
El juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal de General Roca y que se realizará de manera virtual, tendrá 132 testigos que serán llamados a declarar y como mínimo, se espera que dure hasta abril. Expresan desde la comunidad: “Somos sometidos injustamente, acusados de usurpar nuestro propio territorio, el mismo que libremente caminaron nuestros kuifikecheiem (antepasados) cuando aún no existían alambrados, ni parques nacionales, ni ningún winka que con su ambición destructora mirara nuestra tierra”.
Para entender el conflicto hay que retroceder a 2017, cuando la lof inició la recuperación de su territorio a partir del levantamiento de una machi –guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche–, y la construcción del rewe –un sitio sagrado de conexión con otras energías del espacio en donde la machi atendía a quien fuera a curarse–. La respuesta del Estado fue de terror: un operativo de desalojo comandado por la vigente ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que terminó con el asesinato de Rafael Nahuel, a manos del grupo Albatros de Prefectura, el 25 de noviembre de aquel 2017. Todo ese proceso derivó en el primer juicio contra la comunidad, donde fueron condenados siete mapuche.
Tiempo después del crimen de Rafita, la comunidad volvió al territorio hasta que en 2022, ya en el gobierno de Alberto Fernández, se ejecutó otro desalojo represivo.
En el juicio que arrancó hoy y continúa mañana, se juzga de la usurpación de distintos terrenos a Luciana Jaramillo, Yéssica Bonnefoi, Romina Rosas, Betiana Colhuan, Celeste Ardaiz Guenumil y Matías Santana. Se defienden desde la comunidad: “Nos encontramos frente a un contexto muy difícil alimentado por un sistema político y judicial perverso, que agudizó la persecución hacia el Mapuche con más violencia y encarcelamientos, con el fin de debilitarnos y quitarnos nuestro territorio”.
El juez a cargo se llama Alejandro Silva y es el mismo que presidió el proceso por el fusilamiento de Rafael Nahuel y que condenó a sus responsables con penas ínfimas.
Ataques
El contexto al que hacen referencia refiere a un gobierno que agudizó el hostigamiento preexistente hacia el pueblo mapuche, además de un avasallamiento de derechos a las 40 naciones originarias que habitan lo que hoy es Argentina. Algunos ejes de esa persecución: el desguace del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI); el decreto que barrió a la Ley de Emergencia Territorial Indígena (26.160) que mantenía la suspensión de los desalojos sobre tierras comunitarias de los pueblos originarios y que allanó el terreno para el desarraigo de la comunidad Paillako a principio de este año; y el señalamiento sin pruebas como causantes de los incendios en la Patagonia. Por citar un caso, Victoria Heredia Núñez, integrante de Lof Pillan Mahuiza, cumple arresto domiciliario desde el 12 de febrero acusada del incendio en la Estancia Amancay, en la localidad chubutense de Trevelin, pese a demostrar mediante georreferenciación que al iniciarse el fuego estaba a más de 90 kilómetros.
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La gente de la comunidad frente a la policía durante una inspección ocular en octubre de 2023. Fotos: Jaime Carriqueo
Absurdos
La defensa de la comunidad está a cargo de la Gremial de Abogadas y Abogados. Uno de ellos, Gustavo Franquet, le dice a lavaca ni bien concluida la primera audiencia: “Esto comenzó en 2017 y estamos en 2025; llevamos más de 7 años donde se supone que juzgados de instrucción federal, fiscalías federales, fuerzas federales de investigación como Gendarmería, la Policía Federal y Prefectura investigaron a la comunidad y no pudieron conseguir elementos para acusarlos de otra cosa que no fuera usurpación, motivo por el que ni tendrían que estar en el banquillo. El Estado argentino, desde la Constitución de 1994, reconoce los derechos preexistentes de los pueblos originarios, por lo que no puede ni debe criminalizar el conflicto territorial; en una recuperación, no hay delito. Si esto fuera juzgado como corresponde, no pueden de ninguna manera condenar a nadie”.
En cuanto a cómo abrió el juicio, cuenta: “Sólo en un par de horas que duró, ya se cometieron varios despropósitos jurídicos, aunque estamos seguros que lo más horroroso de este juicio está por venir; vamos a escuchar cosas muchísimos más jodidas, hoy fue un precalentamiento”.
¿Qué despropósitos?
Entre las barbaridades que dijeron, hubo tres que no se pueden creer.
A una de las mujeres, Yéssica Bonefoi, la quisieron acusar de la usurpación de una cabaña, que cuando la fiscalía pidió la elevación a juicio, ni se mencionó. Fue algo insólito, porque no pueden inventar elementos nuevos. Pidieron un cuarto intermedio y cuando volvimos retiraron ese planteo porque obviamente estaba fuera de lugar. Es tanta la voluntad de persecución, de acusación gratuita, que ni se fijaron en eso.
Un segundo despropósito es que cuando se produce lo que llaman la usurpación del ex Hotel Mascardi, una de las acusadas (la machi Betiana) seguía siendo menor. Por ley de minoridad, hay todo un proceso que en este caso no se cumplió cuando se acusa a menores de entre 16 y 18 años y que ahora imposibilita al juez a dictar sentencia contra ella. Como una cuestión lógica le exigimos al juez que no la someta al juicio, y en vez de aceptarlo, dijo que lo va a decidir al final del proceso. Algo totalmente absurdo y re victimizante para la machi.
Y un tercer punto que es la pretensión de la fiscalía y de las querellas de que consideren a la usurpación como un delito continuado. Se denomina con esta tipificación a delitos como la desaparición forzada, o un secuestro, pero no a una usurpación, que es un tipo específico de hurto o de robo, en este caso de un inmueble. Si alguien comete un robo, el delito es en ese momento, no continúa en el tiempo. Ahí hay otro absurdo.
Truchos
En 2022, antes del segundo desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu, se incendió un trailer y un remolque de Gendarmería. Desde los gobiernos provinciales y nacionales se acusó al pueblo mapuche, al igual que de usurpar una cabaña. Recuerda Gustavo: “Ahí empezó toda esta farsa. Esa zona está protegida por fuerzas federales, pero señalaron a la lof y así allanaron el camino para desalojarlos”.
Ese desalojo fue brutal, con más de 250 efectivos del Comando Unificado que irrumpieron en el territorio. Romina Rosas, una de las mapuche detenidas, estaba embarazada de ocho meses y fue golpeada y arrastrada por el piso; días después, parió a su bebé rodeada de policías. Celeste, decía esto de aquel 4 de octubre de 2022: “Me tiraron al suelo, a mí y a mi nena de 5 años. Nos apuntaron con el arma en la cabeza. Fue una cacería”.
Retoma Gustavo Franquet: “A las seis personas que están enfrentando el juicio jueces federales les dictaron su falta de mérito, porque no hay ningún elemento que los ligue a lo que se los acusa. Toda esta causa es trucha porque fue creada para criminalizar, para desalojar y para allanar a la comunidad. Y por ende, todo este juicio es trucho”.
Lafken, en mapudungún, significa espejo de agua. Winkul, espíritu guardián de la montaña. Y Mapu, tierra. Desde la lof Lafken Winkul Mapu, concluyen: “Seguimos llamando a la unión, a mantenernos fortalecidos en nuestro feientun (creencia) y esencia mapuche. A enfrentar al winka con nuestra verdad, por más que el aparato estatal utilice todos los medios a su alcance para difamarnos pretendiendo poner a la opinión pública en nuestra contra, con falsas acusaciones. Pero tenemos total confianza en la fortaleza de nuestro pueblo milenario que ha resistido y preservado el territorio a pesar de los atropellos”.
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Matías Santana, la Machi Betiana, Luciana Jaramillo y Romina Rosas son cuatro de los seis acusados, durante la primera audiencia del juicio en su contra.
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