Nota
Ley de aborto en el Senado: la hora de las presiones
El debate por la legalización del aborto en el Senado se transformó en el tramo final en una pesadilla de presiones. El sorpresivo anuncio de la kirchnerista Silvina García Larraburu se suma al de la titular de la Comisión de la Mujer, Inés Blas, dando una aparente mayoría a quienes rechazan el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) aprobado por Diputados. La realidad: este viernes murió Liliana Herrera, 22 años, dos hijos, por otro aborto clandestino en Santiago del Estero: una víctima más en la cuenta de los parlamentarios que rechazan la legalización del aborto. Quienes defienden la Ley interpretan que la Historia no está cerrada, sino escribiendo sus capítulos oscuros en los pasillos del Senado. Mientras, se organizan en todo el país masivas manifestaciones callejeras a favor de la Ley. La sesión de este miércoles 8 de agosto comenzará a las 12 y se juega otra vez entre el recinto y la calle.

Las dos senadoras que cambiaron de posición esta semana: Silvina García Larraburu (FPV) e Inés Blas (FPV/PJ)
La senadora kirchnerista Silvina García Larraburu anunció este domingo que votará en contra del proyecto de Interrupción Voluntaria de Embarazo (IVE) vuelco absoluto tras haberse conocido en junio que votaría a favor como integrante del bloque kirchnerista que preside el neuquino Marcelo Fuentes.
El viraje de la senadora del FpV se conoció a través de una entrevista radial en la que dijo que votará contra el proyecto aprobado por Diputados calificándolo como “malo”, producto del “duranbarbismo” y asegurando que “la gente pobre no aborta”, entre otras cosas.
Contra las palabras, la realidad: este sábado murió en el Hospital Regional de Santiago del Estero Liliana Herrero, 22 años, madre de dos hijos, como consecuencia de una infección generalizada tras un aborto clandestino. Solo en ese hospital es la tercera muerte en lo que va del año por la misma causa. El caso ratifica que la discusión real es si el aborto podrá ser legal en el país, o continuará siendo clandestino. Según ciertas ecuaciones legislativas, ese sería el voto 37 contra la Ley, aunque la realidad suele ser más compleja y cambiante: se definirá en la calle y en sesión el 8 de agosto.
El viraje del voto juega a nivel provincial contra la actitud de Miguel Pichetto, favorable a la Ley, y resulta también una fisura dentro del kirchnerismo, ya que el bloque de ocho senadores se había pronunciado públicamente a favor del dictamen que la propia senadora Cristina Fernández de Kirchner y el jefe del bloque, Marcelo Fuentes, firmaron esta semana.
El efecto de los cuadernos
En la oscuridad de las internas parlamentarias se especulaba también con otra lectura de este viraje: ante el recrudecimiento judicial y mediático por las investigaciones contra el kirchnerismo (a través de las fotocopias de cuadernos del ex chofer Oscar Centeno), el voto de García Larraburu podría ser el resultado de una concesión del bloque del Frente para la Victoria (FpV-PJ), ante la posibilidad de un desafuero a Cristina Fernández de Kirchner. Al grupo antiderechos le estaban faltando votos, tema que solucionaría la fisura en el bloque kirchnerista.
Quienes establecen esa teoría encuentran así otra explicación a la curiosa metáfora de la diputada antiderechos Elisa Carrió: “La Virgen le hizo escribir los cuadernos a Centeno”. Carrió reunió así las denuncias por corrupción con lo religioso: el voto de García Larraburu –según esta mirada- podría ser una forma de evitar que esa combinación tenga una pata político-judicial que facilite el desafuero de la ex presidenta. Las versiones sobre los llamados del Vaticano al Senado aportan a la construcción de estas hipótesis.
La claridad o la oscuridad con que se resuelva todo esto se pondrá de manifiesto el 8 de agosto. Si se confirma la mayoría contraria a la Ley en el Senado, se trataría de la representación política de la pura destrucción: el rechazo, ninguna propuesta, y que todo siga igual. Es decir: el negacionismo frente a un problema social que la Historia, y en especial los últimos meses, han hecho evidente.
Quienes defienden la Ley no consideran que las cosas hayan cambiado sustancialmente estos días, mientras preparan la masiva vigilia y concentración de este miércoles: “Nadie imaginaba que íbamos a llegar tan lejos, y aquí estamos. Nadie nos dijo que íbamos a ganar en el Senado, pero todavía el tema está abierto. Es evidente que la sociedad está más preparada que muchos de los y las que legislan”, dicen ratificando que en estos días la democracia parece estar mejor defendida en la calle que en muchos despachos ganados por el secreto y la rosca.
Una frase: “Al Senado hasta ahora le faltan ovarios”.
Otra: “Se define el 8”.
La batalla del 8A
Tras la declaración de la senadora García Larraburu, se organizó un pañuelazo verde frente su casa de Bariloche en un domingo cargado de actividades en distintos puntos del país en favor de la Ley.
García Larraburu preside la Comisión de Ciencia y Técnica, pero expresó su posición contra todos los argumentos defendidos por el mundo científico e incluso por los actuales ministros del Salud y Ciencia y Técnica, en consonancia con ex ministros del gobierno anterior.
La otra senadora que se pronunció en contra esta semana, la catamarqueña Inés Imelda Blas, preside nada menos que la Banca de la Mujer en el Senado. Su voto puede leerse como una contradicción a un cargo que supone defender la igualdad y derechos de las mujeres.
Cuando asumió su cargo en la Banca de la Mujer, en abril, Blas prometió “una gestión abierta y trabajar por la preservación de los derechos de la mujer y de los que aún faltan conquistar”. Ya se conoce la consistencia de esa promesa.
Esta semana, al justificar su posición contraria, imaginó que la Ley de IVE “pone en riesgo y vulnera en muchos aspectos la integridad psicofísica y social de la mujer”. O sea: lo que sucede objetivamente con el aborto clandestino ella lo adjudica a una Ley que lo que busca es justamente evitar el daño y muerte de mujeres que provoca la clandestinización. Blas es justicialista, integra el bloque de Miguel Pichetto, pero a la vez juega con el kirchnerismo, vía la gobernadora catamarqueña Lucía Corpacci.
Las últimas horas antes de la sesión del 8 prometen ser agitadas. Este lunes se anuncia a las 11 una conferencia de prensa en el Senado de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, reclamando que se cumpla con el tratamiento de la Ley aprobada en Diputados, según el acuerdo al que llegaron los senadores tras las sesiones plenarias.
Además de los despachos, las negociaciones y las alquimias, quienes defienden la Ley siguen apostando al cambio cultural que ha representado que millones de mujeres se hagan oír y hagan valer sus derechos. Mientras los legisladores hagan lo suyo el 8, esa transformación cultural se hará presente otra vez en el escenario que mejor representa la voz de esta época: la callle.
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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