Nota
La marcha del hambre: piquete para la cacerola

Voces de las mujeres que viajaron desde distintas partes del país a la marcha de movimientos sociales frente al Ministerio de Desarrollo Social, en medio de la tensión por la quita de planes, programas, la suba de precios y la falta de alimentos. Los ejemplos de cómo golpea la crisis en los barrios, la relación entre los comedores y el FMI, la respuesta a la ministra Tolosa Paz sobre la presencia de niñas y niños en la movilización, y las propuestas desde la calle sobre cómo salir de la pobreza de vidas, y de ideas.
Brenda, 27 años, juega sentada en el piso en ronda con sus tres hijes; están enlazados palma con palma, y de repente chocan manos y puños y cantan. Proveniente desde Ezeiza, está a la sombra de la parada de colectivos del Metrobús en la Avenida 9 de Julio y su hijo de 6 años tiene la camiseta de Messi; la acompañan también sus hijas de 4 y 9 años. Ninguno fue hoy a la escuela. “Hay paro docente”, advierte. “Por eso estoy acá hoy, sino no vendría. Priorizo mucho que ellos estén en la escuela, pero también me pongo a pensar cuando no vengo si cobro o no cobro”.



Brenda es una de las cientos de miles de mujeres que llegaron al centro porteño para movilizarse frente al Ministerio de Desarrollo Social a cargo de Victoria Tolosa Paz. Gran parte pasó la noche en un acampe en Plaza de Mayo. Muchas llegaron desde distintos puntos del país.
Las banderas llenan la calle para un lado y para el otro del edificio que tiene en su fachada la silueta de Evita: Polo Obrero, Movimiento Rebelde Argentino, FAL, Movimiento Evita, Organizaciones Libres del Pueblo, MTS, Coordinadora Cambio Social, Corriente Dario Santillan, MTE, UTEP, Unidad Piquetera, Barrios de Pie, La Wiliam Cooke, Frente Milagro Sala, MÁS, Corriente Popular Pueblo Unido… y la lista sigue y sigue cuadras más allá.
La masiva movilización incluye organizaciones opositoras y también oficialistas que tienen representantes dentro del mismo Ministerio al que le reclaman.
Brenda cobra el Potenciar Trabajo ($40.171 en mayo) y la Asignación Universal por Hijo ($11.465). “Al otro día del cobro, ya no hay nada”, dice, y agrega la frase que una y otra vez se repite como una síntesis de lo que se reclama: “La plata no alcanza”.

De madres & niñxs
Andrea, Paola y Luz llegaron desde Santiago del Estero lo que significa, entre otras cosas, que recorrieron más de mil kilómetros para decir que los alimentos que les llegan a los comedores provinciales no son suficientes. Su organización sostiene en la capital de la provincia seis comedores, además de los del interior.
“Una semana vienen 50 chicos, a la otra semana ya hay 10 más. Todo el tiempo van aumentando, tanto niños como adultos”, relatan.
Están junto a una beba que nos mira desde el cochecito.
Un día atrás, la Ministra Tolosa Paz, a través de un comunicado, pidió la intervención de la Defensoría Nacional de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes por considerar que a los niños que llevan a marchas y acampes se les vulneran sus derechos. Ellas le explican: “Una madre no va a dejar a sus hijos, y va a salir como sea porque lo necesita. Muchas veces no tenemos con quien dejarlos. Y cada vez somos más con chicos, porque hay más necesidad”. Tal vez la ministra pueda preguntarse esto: “Es la mujer la que debe rebuscárselas para darle de comer a sus hijos”.
Ante la necesidad, ¿qué se hace? “Los gobiernos dicen una cosa y al final terminan haciendo otra, entonces vinimos, porque saliendo a las calles siempre vamos a ganar algo”.


Jardines contra el hambre
Ana sostiene una bandera que dice: la canasta aplasta. Explica: “Es que no alcanza el sueldo para comprar los alimentos básicos”. Es de Florencio Varela, trabaja en un espacio dedicado a la primera infancia, y relata lo que ahí ve: “En los últimos 6 meses los niños solo asisten a buscar la comida a los jardines, más allá de que el espacio funciona de 8 a 16 horas todos los días: ellos asisten a comer”.
En Argentina, en el segundo semestre del año pasado, la pobreza fue de 39,2% según el Indec. El dato más alarmante se ve en los menores de 14 años: el 54,2% son pobres, más de la mitad de les niñes del país. Sigue Ana: “Intentamos incluir lácteos, leche y yogur, alimentos que están fuera de alcance para una familia. También carne, pollo. Recibimos alimentos de la Provincia de Buenos Aires, y en el último tiempo Nación ha estado entregando mercadería vencida y con bichos”. Por eso, marcha.

Cambiar la lógica
Lili es de La Matanza y sostiene una bandera contra el FMI. Parece quedar lejos el organismo que conduce Kristalina Ivanova Georgieva del comedor en donde ella para la olla, pero aclara: “Sabemos lo que significa pagar al FMI porque se recortan los recursos a los comedores, a los merenderos, y a los sectores populares que menos tienen. Los alimentos tardan de 6 a 8 meses en llegar, y en las provincias se tarda mucho más. Además fueron cambiando: hoy viene todo polenta, garbanzo, maíz Pisingallo.
Si bien es alimento, en las barriadas la gente lo hace hervir igual, pero no está viniendo ni aceite, ni azúcar, ni harina, que son productos de primera necesidad”.
Y repite otra vez el mantra de la marcha: no alcanza. “Del año 2001 que estamos con planes sociales, han pasado 21 años y no puede ser que se continúe con esta política. Si bien otros compañeros han podido estudiar, egresarse, progresar, hoy estamos con situación de hambre porque no tenes los $3.000 diarios: la leche y el pan salen $1000, la carne sale $2000 el kilo: entonces no llegas a lo mínimo para cubrir esos alimentos en el día a día”.



¿Cómo se sale?
Hay que cambiar la lógica, porque esta lógica no funciona para los movimientos sociales tampoco. Cuando se pensaron los planes sociales en el 2001, que se cobraba $150, se creía que era una transición y que íbamos a volver a tener trabajo, pero no se volvió a crear empleo. En mi barrio nunca tuvimos comedor, siempre nos dedicamos al trabajo de servicio, a limpiar el barrio, pero en la pandemia tuvimos que poner un comedor. Nosotros creemos que la gente tiene que comer en la casa, así sea fideos hervidos, croqueta de arroz, lo que fuera. Hoy volvieron las viandas, los comedores, más ollas. La lógica se cambia con otra matriz productiva, lo tiene que definir el gobierno, porque esto es la descomposición de un sistema agotado. Nosotras tenemos fe: la virgen acompaña todas las movilizaciones. Hay problemas, pero hay fe.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

Revista MuHace 4 semanasMu 208: Lara Brenda Morena

#NiUnaMásHace 4 semanasUn mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Soberanía AlimentariaHace 4 semanasMiryam Gorban: hasta siempre, maestra

Derechos HumanosHace 4 semanasEstela, 95 años y 140 nietos recuperados: ¡que los cumplas feliz!

RadiolavacaHace 4 semanasCómo como 1: El mundo desde la mesa




























