Nota
La otra: Isa, cantautora española
Llenó un galpón en Buenos Aires al ritmo de la autogestión, y sigue de viaje por Latinoamérica. Junto a su guitarra, lleva el feminismo como bandera y critica el romanticismo. POR MARÍA DEL CARMEN VARELA.
A los 16 años compuso su primera canción, dedicada a sus amigas. A los 18, participaba en Casablanca, un centro social ocupado en Madrid, la ciudad donde nació. Allí escuchó por primera vez hablar de feminismo. “Era algo marginal, éramos cuatro locas hablando del patriarcado: básicamente nos peléabamos con todo el mundo”, recuerda. La música y el activismo formaban así parte del cotidiano de Isa, La Otra, que grabó por esos años algunos temas, editó su primer compilado, Amanecer luchando, y empezó a dar conciertos. Más tarde –ahora tiene 26- sumó dos discos más – Pa´fuera y pa´dentro y Creciendo-, sustentados mediante procesos de financiación colectiva, autogestión y feminismo.
Lo aprendido, leído y vivido en esos años de Casablanca, los movimientos estudiantiles, el colectivo madrileño Juventud sin futuro y Mantis (Mujeres Antipatriarcales y Subversivas) fueron nutriendo su arte. En su paso por Argentina, Isa celebra que se esté dando “la batalla cultural y se haya instalado el feminismo dentro del sentido común de mucha gente”. Y agrega: “El feminismo nos da algunas ideas muy claras como que lo personal es político, lo emocional es político. Estamos hablando desde algún lugar y ese lugar es político: yo escribo desde esa forma de entenderme a mí misma y de intentar entender al mundo”.
Feminismo remix
En noviembre de 2018 inició una gira por Uruguay, Argentina y Chile. En Buenos Aires tocó en Galpón B, un espacio musical ubicado en el barrio de Balvanera perteneciente a los jóvenes músicos de la banda de tango Ciudad Baigón. El lugar estaba repleto de fans que esa noche vieron y escucharon por primera vez en vivo a Isa, que en su versión musical se hace llamar La Otra.
No faltaron los pañuelos verdes y los puños en alto al finalizar el show para posar para la foto multitudinaria. “Me están resultando muy emocionantes los caminos compartidos aquí y allá. Mi sensación es que hay luchas comunes. Aquí, el aborto; en España, las cosas que están sobre la mesa son otras, pero la línea de fondo es la misma: cómo ampliar el sujeto del feminismo, la prostitución o no, la sexualidad, la seguridad, la libertad, cómo deconstruir las formas aprendidas de hacer vínculos. Se están cuestionando las lógicas tradicionales de hacer política, esas lógicas más masculinas, más competitivas, individuales, y todo eso se está moviendo a nivel internacional. Cuando hablo de estos temas encuentro que estamos en caminos muy parecidos”, cuenta Isa en la casa de Romina -cantante y productora de Chocolate Remix, banda de reggaetón lésbico- a quien conoció en España.
Encaró su viaje gracias a la información que encuentra en las redes sociales: según esa data, dentro de América Latina donde más se la escucha es en Argentina y Chile, luego en México, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay. Hizo llamados por sus redes para que le escriban con propuestas y así fue tomando forma la gira, también ayudada por contactos de amigas y amigas de amigas.
Al finalizar el show, Isa avisa que bajará del escenario e irá al puesto instalado en la entrada el espacio, donde vende discos, remeras y bolsos que le sirven para juntar dinero destinado a financiar sus giras. Poner el cuerpo como una fórmula de autogestión: “A través de las redes hay tantos mensajes, tanta gente, tantos comentarios, que es inabarcable. No existe en la realidad porque es imposible que una persona se esté comunicando de manera real con mil personas cada día. El problema es cuando las tecnologías están al servicio de lógicas que son deshumanizantes y que se convierten en un sucedáneo de comunicación real”.

Isa, La Otra, en su paso por Argentina.
Foto: Lina Etchesuri
Machismo acá y allá
En un momento del show, Isa canta Ojalá que te vaya bonito, una canción que fuera magistralmente interpretada por la cantante mexicana Chavela Vargas, letra que evoca el dolor por un amor perdido. Isa reformula la letra en algunas partes y canta “ojalá que me vaya bonito”, deconstruyendo el amor romántico: “El pensamiento romántico está totalmente arraigado en nuestra cultura y en la femineidad. En esta ola de feminismo más masivo, de feminismo pop o industrial, hay una parte que le viene muy bien al sistema: ciertos discursos que encajan en un feminismo liberal e individualista, de la mujer libre porque ella es dueña de su cuerpo, de sus decisiones, que es algo que es muy potente, muy necesario, pero que tiene ciertos limites cuando se mete en un discurso de empoderamiento individual. Eso está llegando mucho a las generaciones jóvenes, pero queda un poco superficial: el poliamor se convierte en un consumo de cuerpos y en una falta de compromiso afectivo. No es sólido, es un discurso que a la hora de la verdad deja gente destruida, porque nadie puede vivir solo, nadie es un átomo que flota en el mundo neoliberal: son discursos no sostenibles, son tramposos. No podemos sobrevivir agarrándonos a esas formas de relacionarnos, entonces acabamos cayendo en lo mismo de siempre: una soledad muy destructiva que termina llevando a dependencias románticas. La emancipación del pensamiento amoroso pasa por una deconstrucción de la manera que tenemos de entender todos nuestros vínculos. Una relación de pareja no puede ser el centro si no cubrimos nuestras necesidades afectivas de un montón de otras maneras, si no ponemos en valor un montón de otras relaciones de solidaridad, de apoyo muto que van mucho mas allá de la pareja”.
Isa analiza el rol de los hombres en relación a la ola feminista: “En los entornos progresistas lo políticamente correcto es el feminismo. Hay muchos hombres a los que ya no les está apeteciendo identificarse con apreciaciones de macho de toda la vida, aunque no estén haciendo todavía un trabajo profundo de reflexión, de renuncia de privilegios, hay muchos hombres que no están teniendo las herramientas. Pero, ¡que se muevan un poco como nos hemos movido nosotras, que hemos hecho cosas sumamente incómodas! El camino de incorporar el feminismo a nivel profundo es un camino lleno de tensiones y de renuncias”.
Todas somos otras
Isa también toca con una banda de mujeres en España, que se llama Las locas del Co y forma parte de Arte Muhé, un colectivo de artistas mujeres y trans que surgió hace casi dos años. Tres cantautoras -La Mare, Eva Sierra y María Ruiz- se juntaron para llevar su arte a una cárcel de mujeres. Fueron surgiendo otros encuentros en cárceles y también afuera y así se fueron sumando artistas: ahora son 23 cantautoras, poetas, bailarinas, actrices, una batucada y una chica que hace beatbox. “Tenemos un espectáculo conjunto en el que todas colaboramos con todas. Tiene mucha magia, funcionamos de manera asamblearia y horizontal. La mayoría de eventos en España son excluyentes, no hay mujeres, entonces se excluye a más de la mitad de la humanidad, solo hay hombres blancos. Estamos haciendo eventos donde funcionamos con una lógica interna que queremos que sea diferente, de apoyo, de cuidados”.
La Otra reivindica el punk, también escucha música jamaiquina, las voces femeninas del jazz, el rap, el soul, Mercedes Sosa, Silvio Rodriguez, Lila Dauns, Ana Tijoux y más…
¿Y por qué La Otra?
Desde siempre he tenido el deseo de hacer otro camino al que se supone que me tocaba. He sentido ese deseo de tener más libertad, así que creo que por eso me he puesto este nombre. Además de toda la connotación que tiene el concepto de la alteridad, como todo lo que políticamente significa nombrarse así, pero más desde lo personal. Fue ese deseo de crecer y de escoger, de construir mi propio camino”.
Nota
La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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