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La Patagonia rebelde, 2004: los mapuches frente al gobierno y las multinacionales

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«El plan energético anunciado por Kirchner es una mera especulación económica a favor de empresas extranjeras» dice Moira Millán. Moira es mapuche, y lideró las movilizaciones contra la mina de oro que quiso instalarse en Esquel, Chubut, en 1999. Denuncia que el plan del gobierno incluye un nuevo desalojo de los mapuches, y anegará bosques patagónicos. Explica cuál es la noción mapuche del progreso. Definiciones de una ex evangelista que terminó siendo militante radicalizada de los pueblos originarios, al reencontrarse con su propia historia.

Moira Millán tiene 33 años, cuatro hijos y se define como wichafe, una luchadora de la comunidad mapuche. Fue una de las mujeres que lideró en Esquel (Chubut) las movilizaciones populares contra la mina de oro que quería instalar la corporación canadiense Meridian Gold. Ahora se opone al plan energético que lanzó el gobierno porque -según dice- inundaría las tierras que recuperó para los suyos.
Por instalarse en Pillán Mahuiza, la montaña sagrada, tiene abierta una causa judicial en esas tierras y bosques patagónicos copados por empresas como Benetton y toda una farándula internacional que incluye a norteamericanos como Ted Turner, entre otros muchos. Además, le iniciaron otra demanda por escrachar al monumento a Julio Argentino Roca en Bariloche.
Asegura que el progreso, en términos mapuches, implica vivir en armonía con la naturaleza. Y sostiene que le fascina la apertura que observa en movimientos sociales (piqueteros y asambleas) que se niegan a la amnesia colectiva.

-¿Por qué se oponen al plan energético del gobierno?

-El plan energético anunciado por Kirchner incluye la construcción de seis represas en la zona. Concretamente, para poder hacer una de ellas, deben desalojarnos. Y, de repente, hay bastante movimiento por aquí, las empresas arreglan caminos que estuvieron abandonados toda la vida. Parece que ahora los necesitarán para trasladar herramientas y materiales. Todavía hay mucho hermetismo con este megaproyecto. Solo los que activamos mucho tenemos información que obtuvimos mediante medidas judiciales. Pero vamos a resistir, no queremos que nos desalojen ni que destruyan la cuenca del río Carrenleufú. Este proyecto también afectará a las localidades de Teka, Corcovado y Carrenleufú.

-¿Qué consecuencias traerían estas represas?

-Este es uno de los megaproyectos más importantes del país. Esta es una zona de masas boscosas, muy húmeda, con muchas precipitaciones. Se perderían miles de hectáreas de bosques, que quedarían debajo del agua. Además, es una zona de pesca de salmones, que vienen a desovar. Durante los diez años que durará la construcción de las obras van a morirse los peces, debido a la contaminación. Y en cuanto al tema salud, en Futaleufú se detectaron 17 casos de cáncer de cerebro que pueden estar relacionados con las torres alta tensión. Acá hay poca población, porque las corporaciones transnacionales compraron muchas extensiones de tierras. Por eso, los principales perjudicados son pequeños reductos campesinos y mapuches. Ubaldo Ongarato, un ingeniero civil que fue diputado radical y que presentó el proyecto llamado La Elena (una de las represas), adujo que cierran los números porque el plan implica 130 millones de dólares, pero las indemnizaciones no superarían el millón y medio.

-¿La crisis energética no los pone en una situación de debilidad para resistir al proyecto?

-Hay una suerte de campaña para instalar la falta de energía. El plan energético anunciado por Kirchner es una mera especulación económica a favor de empresas extranjeras que quieren profundizar sus megaemprendimientos. Estas represas se harán para abastecer a Aluar, donde tiene acciones el grupo español Santander. Ellos necesitan más volumen energético para seguir creciendo. El resto, el excedente, irá a parar a la red nacional de energía. Hay ambientalistas que dicen que todo esto es evitable, que se pueden hacer minirepresas en el río Chubut y que se minimizaría el impacto ambiental. Incluso contribuirían a generar microclimas en una zona que es un pequeño desierto. En este tema hay un nivel de desinformación muy grande, pero este va a ser un gran conflicto medioambiental. Va a pasar como con la mina de Meridian Gold, en Esquel: cuando nosotros salimos a cortar las rutas, nadie hablaba del tema.

-¿No temen que los acusen de rechazar el progreso?

-Para nosotros, el progreso es la convivencia -lo más armónica posible- con la naturaleza. Los tiempos de la economía dominante son los que ha impuesto el capitalismo para poder producir en la menor cantidad de tiempo la mayor cantidad de bienes de consumo. Los tiempos de nuestra introspección espiritual, de crecimiento y desarrollo integral, tanto como individuos o como comunidad, son muchos más profundos. Y sin ánimo de acumulación: buscamos generar lo suficiente para sustentarnos.

-¿En qué se basa el pensamiento filosófico mapuche?

-La filosofía del pueblo mapuche tiene que ver con el estudio del orden armónico y circular de la naturaleza. No se pregunta quién creo el mundo, sino como se relaciona el ché -el hombre- con todos los elementos creados. Es una concepción holísitica del mundo, que no puede concebir una construcción política, social, cultural que lo violente. Ése es el principal antagonismo con la cultura dominante, meramente economicista. En la vida cotidiana, se ha dado una discusión entre la derecha y la izquierda que pasa por la distribución de la riqueza. La derecha propone que se distribuya de acuerdo a la capacidad que tenga cada individuo para obtener la mayor porción, mientras que el comunismo propone el reparto equitativo de esa torta. Los mapuches, directamente, no queremos la torta.

-¿Cómo sería una sociedad sin torta?

-Empezaría a cuestionar conceptos muy arraigados. Cuando la gente habla del bienestar dice: «Fulanito está muy bien, compró un auto, tiene una casa». En nuestro pueblo estar bien significa estar holísticamente bien, físicamente bien, en armonía con el todo. Una sociedad nueva, sin esa torta, no tendría como símbolo del progreso al desarrollo. No volaría montañas enteras para sacar el oro que disfrutan unos pocos. Una sociedad que no se maneje con valores materialistas no provocaría inundaciones de miles de hectáreas de tierra para que solo las ciudades gocen de luz eléctrica.

-¿En su comunidad viven sin esa «torta»?

-La nuestra es una propuesta de construcción comunitaria. Al principio fui yo sola, con mis hijos, a recuperar tierras. Después se sumaron otros, llegamos a ser cuatro familias. Dos desertaron, porque a veces, por querer fortalecer la identidad cultural y ser coherentes se generan muchos problemas. Hay que desaprender todo un camino. No es poca cosa. Hay un montón de ofrecimientos de consumo que no necesitamos. Yo me crié en la ciudad. Viví en Bahía Blanca, me fui a Brasil, después a la Quebrada de Humahuaca, hasta que llegué a Esquel. De ahí me fui a recuperar tierras que durante dos años no tuvieron luz. Ahora tenemos, pero no por la necesidad de uso doméstico, sino por la reafirmación del derecho a la tierra. No nos querían poner luz porque nos acusaban de usurpadores y queríamos demostrar que los derechos elementales no se niegan.

-¿Cuál es la historia de ese terreno?

-La historia de Pillan Mahuiza, la montalña sagrada, es muy particular. Hasta 1939 vivían allí 30 familias mapuches. En esa década se dio una política de desalojos violentos para obtener más tierras para el ganado. La simbología con que operó el enemigo era muy interesante: quemaron la siembra. Para la gente de la tierra eso es muy fuerte. Era quemar toda una identidad. Introdujeron la economía de ganado que nos hundió en la pobreza y rompió los parámetros culturales y comunitarios de nuestro pueblo. Nos volvió individualistas y contradictorios con el respeto a la naturaleza. Porque la cría intensiva de ganado destruye los bosques y el suelo. Cuando sacaron a la gente de Pillan Mahuiza, el terrateniente Alejandro Conesa premió a la policía con 150 hectáreas. Allí se instaló un destacamento para que no retorne la gente desalojada. Pero en 1999, cuando todos se prestaban a festejar el 2000, nos metimos.

-¿Por qué lo hicieron justo en ese momento?

-Nuestro pueblo se maneja mucho con el peuma, con la interpretación de los sueños. Yo venía con una búsqueda interna. Me sentía asfixiada en la ciudad. Tenía una urgente necesidad de retornar a la tierra para desarrollarme en plenitud como mujer mapuche. Y no iba a comprar tierra, no solo porque no podía, sino porque era contradictorio pagar a quienes nos invadieron. En segundo lugar no pensaba obtener la tierra por fallo de la justicia o porque me la diera un político. Fui viendo cuál tierra tenía un contexto histórico para plantarse y pedir un resarcimiento. En cada ceremonia pedía a los neuenes -las fuerzas- que me iluminaran. Y un día me soñé en esa tierra haciendo una gran ceremonia. Les conté a mis ancianos ese sueño y me dijeron que si volvía y hacía una ceremonia, esa tierra volvería a ser de los mapuches. Entonces lo primero que hice al llegar fue cumplir una ceremonia espiritual. Se ve que nos sirvió, porque hace cuatro años que estamos ahí. Si ahora nos desalojan, esa montaña sagrada quedará sumergida bajo las aguas.

-Esta semana comienza un juicio oral a otra familia mapuche, acusada de usurpación…

-Sí, es por la denuncia de Benetton a la familia Curiñaco. Ahora viven en Esquel. Atilio trabaja en un frigorífico. Rosa en una fábrica textil: qué ironía, Benetton es el imperio de la moda. Ellos se habían ido a vivir a Santa Rosa, el predio de sus abuelos y los desalojaron violentamente. El juicio es una falacia total, es paradigmático que se acuse de usurpadores a los pueblos originarios. Los mapuches siempre estuvimos ahí. Nosotros vivimos situación muy parecida. Y no es fácil. Mi comunidad hizo una marcha en contra de mi procesamiento y el de otro compañero. Hicimos un escrache al monumento de Roca, en Bariloche porque nos parece muy emblemático de la opresión cultural a nuestro pueblo. Se pintó, se puso «Roca asesino». Y se generó un escándalo con mentalidades que creía extirpadas de la sociedad después del 19 y 20 de diciembre. Sin embargo, repudiaron a los mapuches. Creemos que los monumentos a Roca tienen que desaparecer en todo el país y vamos a trabajar para que eso suceda. Para que los genocidas no sean levantados como próceres.

-¿Cómo se sostiene la cultura mapuche en un país como la Argentina?

-Tenemos nuestra propia administración de justicia, nuestras autoridades. Pero no son respetadas porque nos obligan a respetar al presidente. Tenemos nuestra propia historia, idioma, filosofía, nuestra propia normativa jurídica. Estamos oprimidos por un Estado que no nos reconoce como tal. En realidad, somos una nación que está a ambos lados de la cordillera. El Estado chileno reprime salvajemente mientras que la Argentina lo hace de manera más sutil, con esa mascarilla democrática. La diferencia está en que en Chile el Estado encarcela, tortura, militariza las comunidades y no tiene ningún convenio internacional ratificado referente a los pueblos originarios. La Argentina sí, aunque no hay voluntad política para cumplirlo. Ni siquiera se respeta nuestra espiritualidad. La Navidad es feriado, se le considera feriado a los creyentes el Año Nuevo Judío o Musulmán, pero nada se dice de las festividades indígenas, que si faltan al trabajo se les descuenta el sueldo. En las escuelas, nuestros hijos tienen que rendir homenaje a los genocidas de nuestro pueblo. Es una aberración.

-¿Cuál es la situación de los mapuches chilenos?

-Tienen más de cien presos y un muerto: Alex Lemun. Allá hay que tener mucho coraje, porque ese Estado es extremadamente represor, aplica a los indígenas leyes antiterroristas, van a juicio y son encarcelados con condenas que llegan a 15 años.

-¿Qué tan organizada está la comunidad mapuche?

-En Chubut es donde mejor se ve movilizada. Nosotros somos los más radicalizados, no creemos en la ley. Somos autonomistas. Pero también hay asimilacionistas que quieren integrarse al Estado a cambio de cargos públicos. Y están los reformistas que hablan de estado pluricultural.

-¿Cómo se hizo militante indígena?

-Siempre tuve inquietud social. En Bahía Blanca fui secretaria del centro de estudiantes. Pero a los 18 años empecé a hurgar en mi identidad mapuche. Fui a comunidades donde tenía parientes, a participar de ceremonias. Y lo que me llevó a la militancia fue entender lo que había pasado en mi familia desde chica. Nosotros sufrimos mucho, hubo muchos despojos, mucha pobreza y mucha discriminación. La sociedad de consumo inventa distintos artículos, hasta los estereotipos físicos se convirtieron en objetos de consumo. Entonces, hasta conseguir un trabajo era muy dificultoso porque te topabas con tu imagen indígena.

-¿Cómo tomaron sus padres su vuelta a las raíces?

-Crecí en un seno familiar evangélico: bautista de la Convención Norteamericana. Te imaginás lo que fue eso. Pero cuando empecé la lucha mapuche se sumaron cuatro de mis cinco hermanos. Y mis viejos también.

-Y ahora también abrazan los reclamos aborígenes piqueteros y asambleístas, ¿por qué?

-Por la idea de querer transformar esto. Y por el trabajo. No soportaría estar con gente que solo hace catarsis social y política y se vuelve a su casa con necesidades impregnadas de consumo. Me fascina la apertura que hay: tratar de comprender el pasado, negarse a la amnesia colectiva. Eso me abraza a ellos, con esa fuerza volcánica que tenemos los pueblos originarios.

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Matar por matar: la violencia policial porteña y el crimen en Lugano de Gabriel González

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Gabriel González, 45 años, pintor, fue asesinado por personal de la Policía de la Ciudad el jueves navideño en el barrio de Lugano, en un nuevo caso de gatillo fácil que además fue registrado por las cámaras de los vecinos. Gabriel intentó intervenir cuando la policía le estaba pegando a uno de sus hijos. Estaba sin remera, descalzo, desarmado. Lo fusilaron a corta distancia, las imágenes que aquí reproducimos están disponibles y se observa perfectamente quién le disparó. En el barrio sostienen que hubo violencia policial, además, sobre algunos de los testigos, para que hagan el silencio necesario para permitir la impunidad del y los autores.

En la foto de portada se ve a la derecha a Gabriel en el momento en el que es impactado por los disparos policiales.

Además de su trabajo como pintor, Gabriel se dedicó especialmente a la contención de jóvenes con consumos problemáticos. Presentamos la información publicada por el diario Tiempo Argentino, integrante junto a lavaca de la Unión de Medios Autogestivos, un símbolo y una realidad sobre la violencia institucional de estos tiempos.  

Amigos, allegados y vecinos de Gabriel González, el muchacho de 45 años que murió en medio de una violenta represión de la Policía de la Ciudad, ocurrida en Navidad en Villa Lugano, marcharon en reclamo de justicia. La familia aseguró que fue asesinado a mansalva y denuncia un nuevo caso de gatillo fácil. 

Matar por matar: la violencia policial porteña y el crimen en Lugano de Gabriel González

Las lágrimas de Nelly, la viuda de Gabriel González. (Foto: Gentileza Pablo Lecaros)

Nelly, la viuda de Gabriel, aún habla de su marido en tiempo presente. En diálogo con la prensa que se movilizó hasta Cruz y Escalada, en Lugano, donde se concentró la movilización, expresó: “Hace más de 25 años que comparto con él, que vivo con él, que la luchamos, salimos a laburar todos los santos días. Tanto él como yo, salimos a trabajar para tener las cosas que tenemos y lo que pudimos construir. La peleó siempre. No es una mala persona. No se merecía morir de esa forma. Quiero justicia por la vida de Gabriel”. 

La mujer recordó que llegó a la escena del crimen cuando a su pareja “ya le habían pegado. Tenía toda la cara ensangrentada. En todo momento traté de pararlo y que no le sigan pegando, porque lo estaban lastimando. Escuchaba cómo lo incitaban a pelear con ellos. Todo el tiempo lo incitaban a pelear. Él estaba enojado y ellos eran cada vez más. Le dieron un tiro muy de cerca”. Nelly también recibió heridas en las piernas y en los brazos. 

Matar por matar: la violencia policial porteña y el crimen en Lugano de Gabriel González

Foto: Gentileza Pablo Lecaros.

Entre sollozos, la viuda pidió a sus vecinos que no la dejen sola. “Luchemos. No es la primera vez que pasa algo así. Ellos vienen a matar, no vienen a apaciguar las cosas, a tranquilizar, sea lo que sea que esté pasando. Al amigo de él lo cagaron a palos, lo llevaron a la comisaría y le dijeron que no diga nada”. 

La mujer se refiere al amigo de Gabriel que en los videos, donde quedó registrada toda la secuencia, se advierte que intenta calmar a la policía. Gerardo, el hermano de la víctima, también mencionó “al muchacho que se llevaron preso, lo golpearon y lo amenazaron que lo iban a matar, le dijeron que conocían a su familia y a su casa. Para que no declare”.

Según pudieron reconstruir, el amigo de Gabriel fue liberado de la Comisaría 8A a eso de las 5 de la madrugada de este viernes. “Le aflojaron todos los dientes, le pegaron en las costillas entre el policía que disparó y había otro peladito. Todo para encubrir la cagada que se mandaron ellos”.

Matar por matar: la violencia policial porteña y el crimen en Lugano de Gabriel González

Foto: Gentileza Pablo Lecaros.

Por su parte, la abogada de la familia, Romina Ávila, precisó que “cuando le tiran a Gabriel, le tiran estando totalmente desarmado, indefenso y a una distancia prudencial del personal. Esto quiere decir que en ese momento no estaba agrediendo al personal. Tampoco se puede argumentar que hubo un exceso en legítima defensa, es lo que nosotros llamamos gatillo fácil”.

La asesora de la familia señaló en Radio Con Vos que esperan los resultados de la autopsia y las pericias, cuyos análisis preliminares deberían estar para este sábado. “Está documentado que quien dispara es un policía que bajó del patrullero. Tenemos su rostro, imagen por imagen. Ahora a pedido de la justicia, la Policía de la Ciudad, debería identificarlo”, esgrimió.

Matar por matar: la violencia policial porteña y el crimen en Lugano de Gabriel González

Foto: Gentileza Pablo Lecaros.

Gabriel era pintor y solía contener a los chicos del barrio que padecen consumo problemático. De hecho, comenzó con esa tarea social tras un contexto de abuso de drogas por parte de su hijo. “Era una persona humilde, hijo de migrantes, muy pujante, una persona que trabajaba y en ocasiones como esta, un festejo popular, participaba. Lo grave de su conducta ayer fue salir a la vereda a compartir con los amigos, sus vecinos. Es común eso acá. Los encuentros se comparten por más que a ellos no les gusten. Es parte de la cultura”, analizó la abogada. 

“Acompañaba a chicos con consumo, porque con su hijo dio una larga lucha por esa misma situación”, añadió Ávila, quien concluyó: “La Policía de la Ciudad sigue deambulando y caminando por acá. Son los mismos policías de la Comisaría Vecinal 8A que ayer estaban tomándole declaración a sus mismos compañeros que horas antes habían ido a herir de muerte a GabrielConviven con nosotros y el miedo es grande y está”

Respecto a la autopsia, la mujer indicó que los restos fueron trasladados este viernes a las 8 a la morgue judicial y que los resultados «van a ser sumamente clarificadores de lo que creemos y que sostenemos como teoría del caso, que para nosotros se trató de un hecho de violencia institucional. Que no tuvo ningún tipo de defensa, ni exceso en legítima defensa por parte del personal policial».

Matar por matar: la violencia policial porteña y el crimen en Lugano de Gabriel González

Foto: Gentileza Pablo Lecaros.

“Mi primo asesinado por la policía era un chico trabajador, nacido acá en el barrio, en la Villa 20. Era papá de Dante y Ángel de 21 y 25 años. Re familiero. En cumpleaños o reuniones familiares él siempre estaba en la parrilla haciendo el asado. Le encantaba compartir, era fanático de la pesca, un arquerazo del equipo del barrio que hace poco salió campeón. Cariñoso, amable, sencillo, solidario. Gabriel era muy valiente, no le tenía miedo a nada”, dijo a Tiempo Oscar Villaverde, primo de Gabriel y docente de la Escuela Técnica N° 13, Ingeniero José L. Delpini de Villa Lugano.

Fue el propio Oscar quien publicó en las redes en la tarde noche de ayer el asesinato de su primo: “Hoy en un forcejeo con la policía tras defender a su hijo asesinaron a quemarropas a mi primo Gabriel González e hirieron de bala a su mujer”.

El video filmado por un vecino dejó en evidencia el asesinato a quemarropa denunciado por quienes fueron testigos del brutal crimen. Se lo ve Gabriel sin remera, defendiéndose de los golpes contra media docena de efectivos policiales que lo golpean sin piedad.

De golpe, uno de ellos saca su escopeta y le dispara. La muerte fue instantánea y uno de los disparos hirió a la compañera de vida del asesinado y a otros vecinos que observaban con asombro la brutalidad policial.

https://twitter.com/mapadelapolicia/status/2004682374236569608?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E2004682374236569608%7Ctwgr%5Eac1d97fec004d4b6f43c539db126fd40cbc95cf4%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.tiempoar.com.ar%2Fta_article%2Fgatillo-facil-en-lugano-no-es-la-primera-vez-que-pasa-algo-asi-ellos-vienen-a-matar-no-vienen-a-apaciguar-las-cosas%2F

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Se confirmó el procesamiento del gendarme Guerrero por el ataque al fotógrafo Pablo Grillo

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El gendarme Héctor Guerrero será procesado por el ataque que hirió gravemente en la cabeza al  Pablo Grillo el 12 de marzo pasado (la foto de portada muestra a Pablo durante su recuperación, que aún continúa). La Sala II de la Cámara Federal porteña ratificó la decisión de la jueza María Servini que había sido apelada por el acusado. Además, pidieron investigar las posibles responsabilidades de quienes estuvieron a cargo del operativo. Presentamos aquí la información del diario Tiempo Argentino, uno de los integrantes de la Unión de Medios Autogestivos.

La Sala II de la Cámara Federal de Apelaciones confirmó el procesamiento del gendarme Héctor Guerrero por las lesiones gravísimas producidas al fotógrafo Pablo Grillo y por el abuso de armas en otras cinco oportunidades durante la manifestación de los jubilados del 12 de marzo pasado.

Se confirmó el procesamiento del gendarme Guerrero por el ataque al fotógrafo Pablo Grillo

El gendarme Héctor Guerrero el día de su declaración ante la jueza María Servini.

El fallo de la Cámara lleva las firmas de los jueces Eduardo Farah, Martín Irurzun y Roberto Boico. En su voto, Boico además, exigió que se profundice la investigación por las eventuales responsabilidades de las autoridades a cargo del operativo.

La situación del gendarme Guerrero había llegado a la cámara de apelaciones luego de un planteo de la defensa del acusado en la que pidió revocar el procesamiento como presunto autor del disparo con una pistola lanza gases contra Pablo Grillo, quien sufrió heridas gravísimas durante la represión policial a aquella protesta de jubilados en el centro porteño.

El planteo de la defensa se produjo en el contexto de varias resoluciones judiciales polémicas que se dieron durante en la semana posterior al triunfo electoral de La Libertad Avanza (LLA), que tuvieron como principales beneficiarios a Mauricio Macri y Javier Milei, y como principales perjudicados a Cristina Kirchner y Guillermo Moreno. Sin embargo, el oportunismo no funcionó y este viernes los tres camaristas le dio un revés al gendarme al entender que el acusado debe ir a juicio.

Guerrero, asistido por los abogados Martín Sarubbi y Claudio Nuncija, solicitó revertir el procesamiento que oportunamente había sido dictado por la jueza federal María Servini. La defensa sostuvo que no está acreditado que el gendarme haya sido el autor del disparo y afirmó que su conducta se ajustó a los protocolos vigentes para el uso de armas lanzagases.

En tanto, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que interviene como querellante, respaldó la resolución de Servini y la validez de las medidas de prueba, entre ellas el relevamiento en el lugar del hecho, un informe balístico de la Policía de la Ciudad y la reconstrucción denominada “Mapa de la Policía”, elaborada por realizadores audiovisuales y peritos forenses.

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MU 210: La batalla final

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MU 210: La batalla final

El femicidio de Lucía Pérez a manos de dos narcos de Mar del Plata motivó el primer Paro Nacional de Mujeres. Tras una larga luchar familiar y social se logró la condena, pero ahora una nueva maniobra judicial puede dejar impunes a los culpables. Un ejemplo de que todo lo que conseguimos está en peligro. ¿Podrán?



Las notas de esta edición:

MU 210: La batalla final

Negacionismo de Estado: Informe 2025 del Observatorio Lucía Pérez

¿Qué hay detrás de la avanzada oficial para negar los femicidios? Radiografía de cómo cada poder del Estado, por acción u omisión, busca ocultar las causas y consecuencias del asesinato de mujeres. Y por qué lo hace. Por Claudia Acuña


MU 210: La batalla final

El Aleph (versión putas): Entrevista a Georgina Orellano

¿Cuánto cuesta la vida? ¿Cuánto vale? La dirigente de AMMAR y la actualidad desde la esquina: lo que se ve, lo que no se escucha, las falsas soluciones progresistas, lo que hay que abolir. Lo narco, la revolución, el cuerpo, la salida. Una recoridapor sus tatuajes, y todo lo que significa ser puta. Por Claudia Acuña y Lucas Pedulla



MU 210: La batalla final

Carla Soggiu: La impunidad avanza

Carla recibió un botón antipánico por las agresiones de su pareja, que la ató, golpeó y violó delante de su hija de dos años. Semanas después de ese hecho, accionó cinco veces ese botón pero la policía no la encontró. Apareció muerta en el Riachuelo. Las complicidades, las burocracias, el rol de Diego Santilli y la lucha de una familia que define el caso como un femicidio de Estado. Por Francisco Pandolfi



MU 210: La batalla final

Alma y vida: El femicidio de Lucía Pérez, hoy

¿Qué es la justicia? ¿Cómo enloquecer a una familia? ¿Por qué buscan eliminar la figura de
femicidio? ¿Cuál es el rol práctico del Estado y el negacionismo? El Tribunal de Casación resolvió que el de Lucía Pérez no fue un femicidio. La política de la misoginia como aversión hacia las mujeres y el paralelismo con lo narco que vende droga junto a las escuelas. Las “sumisitas”, la violencia y el sometimiento. Marta y Guillermo: una familia que trabaja en comunidad, y las claves para que las pesadillas no sigan asesinando a los sueños. Por Sergio Ciancaglini



MU 210: La batalla final

Crónicas del más acá: Al trote

POR CARLOS MELONE



MU 210: La batalla final

El Caliban y las brujas: La obra Fuerza mayor, protagonizada por jubiladas

La alianza entre Jubilados Insurgentes con integrantes del Teatro Caliban parió está obra que pone en escena lo que pasa todos los miércoles frente al Congreso. Una forma creativa de elaborar la actualidad con las herramientas del teatro, para hacer sentir, pensar e interpelar a los más jóvenes. Por Franco Ciancaglini



MU 210: La batalla final

Sin berretines: Lo que nos cuenta la cárcel

Estudiantes de Sociología y Trabajo Social que cumplen condena en la cárcel de San Martín comparten sus reflexiones sobre la libertad, el encierro, y la actualidad más acá de las rejas. ¿Cómo funciona lo narco? ¿Qué implica buscar plata fácil? Lecciones sobre educación, berretines y prejuicios, el sentido de la vida, y la teoría de la bobalización. Por Sergio Ciancaglini



MU 210: La batalla final

Sin protección: Ley contra el Acoso y después

Perdió estado parlamentario el proyecto de ley de acoso en ámbitos laborales y académicos: una muestra de la desidia y el abandono de las políticas de género. Del caso Brieger a Milei, cómo sigue la organización de las mujeres para empujar lo imposible en tiempos de motosierra, fascismo y un Congreso estancado. Por Evangelina Bucari



MU 210: La batalla final

Con horizonte: 38º Encuentro Plurinacional en Corrientes

Cien mil personas participaron del 38º Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades. MU lo registró con crónicas día a día, que pueden leerse en lavaca.org. Compartimos aquí parte del registro fotográfico y una mirada sobre la trastienda de debates que explican mucho de lo que pasó en un evento extraño y extraordinario. Por Claudia Acuña. Fotos de Line Bankel



MU 210: La batalla final

Sin cuerpo: La ¿impericia? en la causa de Cecilia Basaldúa

A lo largo de este 2025 la nueva instrucción que investiga el femicidio de Cecilia Basaldúa, ocurrido en el año 2020 en la localidad cordobesa de Capilla del Monte, Cambió fiscales, tomó nuevas pruebas y amplió testimoniales. Sin embargo, en el marco de un proceso judicial que avanzaba, una noticia coronó la impunidad en esta causa: hace cuatro años que el cuerpo de Cecilia fue retirado de la morgue judicial sin el consentimientode la familia. Por María Eugenia Marengo


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Femicidios, narcotráfico y Estado