Sigamos en contacto

Nota

La Patagonia rebelde, 2004: los mapuches frente al gobierno y las multinacionales

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

«El plan energético anunciado por Kirchner es una mera especulación económica a favor de empresas extranjeras» dice Moira Millán. Moira es mapuche, y lideró las movilizaciones contra la mina de oro que quiso instalarse en Esquel, Chubut, en 1999. Denuncia que el plan del gobierno incluye un nuevo desalojo de los mapuches, y anegará bosques patagónicos. Explica cuál es la noción mapuche del progreso. Definiciones de una ex evangelista que terminó siendo militante radicalizada de los pueblos originarios, al reencontrarse con su propia historia.

Moira Millán tiene 33 años, cuatro hijos y se define como wichafe, una luchadora de la comunidad mapuche. Fue una de las mujeres que lideró en Esquel (Chubut) las movilizaciones populares contra la mina de oro que quería instalar la corporación canadiense Meridian Gold. Ahora se opone al plan energético que lanzó el gobierno porque -según dice- inundaría las tierras que recuperó para los suyos.
Por instalarse en Pillán Mahuiza, la montaña sagrada, tiene abierta una causa judicial en esas tierras y bosques patagónicos copados por empresas como Benetton y toda una farándula internacional que incluye a norteamericanos como Ted Turner, entre otros muchos. Además, le iniciaron otra demanda por escrachar al monumento a Julio Argentino Roca en Bariloche.
Asegura que el progreso, en términos mapuches, implica vivir en armonía con la naturaleza. Y sostiene que le fascina la apertura que observa en movimientos sociales (piqueteros y asambleas) que se niegan a la amnesia colectiva.

-¿Por qué se oponen al plan energético del gobierno?

-El plan energético anunciado por Kirchner incluye la construcción de seis represas en la zona. Concretamente, para poder hacer una de ellas, deben desalojarnos. Y, de repente, hay bastante movimiento por aquí, las empresas arreglan caminos que estuvieron abandonados toda la vida. Parece que ahora los necesitarán para trasladar herramientas y materiales. Todavía hay mucho hermetismo con este megaproyecto. Solo los que activamos mucho tenemos información que obtuvimos mediante medidas judiciales. Pero vamos a resistir, no queremos que nos desalojen ni que destruyan la cuenca del río Carrenleufú. Este proyecto también afectará a las localidades de Teka, Corcovado y Carrenleufú.

-¿Qué consecuencias traerían estas represas?

-Este es uno de los megaproyectos más importantes del país. Esta es una zona de masas boscosas, muy húmeda, con muchas precipitaciones. Se perderían miles de hectáreas de bosques, que quedarían debajo del agua. Además, es una zona de pesca de salmones, que vienen a desovar. Durante los diez años que durará la construcción de las obras van a morirse los peces, debido a la contaminación. Y en cuanto al tema salud, en Futaleufú se detectaron 17 casos de cáncer de cerebro que pueden estar relacionados con las torres alta tensión. Acá hay poca población, porque las corporaciones transnacionales compraron muchas extensiones de tierras. Por eso, los principales perjudicados son pequeños reductos campesinos y mapuches. Ubaldo Ongarato, un ingeniero civil que fue diputado radical y que presentó el proyecto llamado La Elena (una de las represas), adujo que cierran los números porque el plan implica 130 millones de dólares, pero las indemnizaciones no superarían el millón y medio.

-¿La crisis energética no los pone en una situación de debilidad para resistir al proyecto?

-Hay una suerte de campaña para instalar la falta de energía. El plan energético anunciado por Kirchner es una mera especulación económica a favor de empresas extranjeras que quieren profundizar sus megaemprendimientos. Estas represas se harán para abastecer a Aluar, donde tiene acciones el grupo español Santander. Ellos necesitan más volumen energético para seguir creciendo. El resto, el excedente, irá a parar a la red nacional de energía. Hay ambientalistas que dicen que todo esto es evitable, que se pueden hacer minirepresas en el río Chubut y que se minimizaría el impacto ambiental. Incluso contribuirían a generar microclimas en una zona que es un pequeño desierto. En este tema hay un nivel de desinformación muy grande, pero este va a ser un gran conflicto medioambiental. Va a pasar como con la mina de Meridian Gold, en Esquel: cuando nosotros salimos a cortar las rutas, nadie hablaba del tema.

-¿No temen que los acusen de rechazar el progreso?

-Para nosotros, el progreso es la convivencia -lo más armónica posible- con la naturaleza. Los tiempos de la economía dominante son los que ha impuesto el capitalismo para poder producir en la menor cantidad de tiempo la mayor cantidad de bienes de consumo. Los tiempos de nuestra introspección espiritual, de crecimiento y desarrollo integral, tanto como individuos o como comunidad, son muchos más profundos. Y sin ánimo de acumulación: buscamos generar lo suficiente para sustentarnos.

-¿En qué se basa el pensamiento filosófico mapuche?

-La filosofía del pueblo mapuche tiene que ver con el estudio del orden armónico y circular de la naturaleza. No se pregunta quién creo el mundo, sino como se relaciona el ché -el hombre- con todos los elementos creados. Es una concepción holísitica del mundo, que no puede concebir una construcción política, social, cultural que lo violente. Ése es el principal antagonismo con la cultura dominante, meramente economicista. En la vida cotidiana, se ha dado una discusión entre la derecha y la izquierda que pasa por la distribución de la riqueza. La derecha propone que se distribuya de acuerdo a la capacidad que tenga cada individuo para obtener la mayor porción, mientras que el comunismo propone el reparto equitativo de esa torta. Los mapuches, directamente, no queremos la torta.

-¿Cómo sería una sociedad sin torta?

-Empezaría a cuestionar conceptos muy arraigados. Cuando la gente habla del bienestar dice: «Fulanito está muy bien, compró un auto, tiene una casa». En nuestro pueblo estar bien significa estar holísticamente bien, físicamente bien, en armonía con el todo. Una sociedad nueva, sin esa torta, no tendría como símbolo del progreso al desarrollo. No volaría montañas enteras para sacar el oro que disfrutan unos pocos. Una sociedad que no se maneje con valores materialistas no provocaría inundaciones de miles de hectáreas de tierra para que solo las ciudades gocen de luz eléctrica.

-¿En su comunidad viven sin esa «torta»?

-La nuestra es una propuesta de construcción comunitaria. Al principio fui yo sola, con mis hijos, a recuperar tierras. Después se sumaron otros, llegamos a ser cuatro familias. Dos desertaron, porque a veces, por querer fortalecer la identidad cultural y ser coherentes se generan muchos problemas. Hay que desaprender todo un camino. No es poca cosa. Hay un montón de ofrecimientos de consumo que no necesitamos. Yo me crié en la ciudad. Viví en Bahía Blanca, me fui a Brasil, después a la Quebrada de Humahuaca, hasta que llegué a Esquel. De ahí me fui a recuperar tierras que durante dos años no tuvieron luz. Ahora tenemos, pero no por la necesidad de uso doméstico, sino por la reafirmación del derecho a la tierra. No nos querían poner luz porque nos acusaban de usurpadores y queríamos demostrar que los derechos elementales no se niegan.

-¿Cuál es la historia de ese terreno?

-La historia de Pillan Mahuiza, la montalña sagrada, es muy particular. Hasta 1939 vivían allí 30 familias mapuches. En esa década se dio una política de desalojos violentos para obtener más tierras para el ganado. La simbología con que operó el enemigo era muy interesante: quemaron la siembra. Para la gente de la tierra eso es muy fuerte. Era quemar toda una identidad. Introdujeron la economía de ganado que nos hundió en la pobreza y rompió los parámetros culturales y comunitarios de nuestro pueblo. Nos volvió individualistas y contradictorios con el respeto a la naturaleza. Porque la cría intensiva de ganado destruye los bosques y el suelo. Cuando sacaron a la gente de Pillan Mahuiza, el terrateniente Alejandro Conesa premió a la policía con 150 hectáreas. Allí se instaló un destacamento para que no retorne la gente desalojada. Pero en 1999, cuando todos se prestaban a festejar el 2000, nos metimos.

-¿Por qué lo hicieron justo en ese momento?

-Nuestro pueblo se maneja mucho con el peuma, con la interpretación de los sueños. Yo venía con una búsqueda interna. Me sentía asfixiada en la ciudad. Tenía una urgente necesidad de retornar a la tierra para desarrollarme en plenitud como mujer mapuche. Y no iba a comprar tierra, no solo porque no podía, sino porque era contradictorio pagar a quienes nos invadieron. En segundo lugar no pensaba obtener la tierra por fallo de la justicia o porque me la diera un político. Fui viendo cuál tierra tenía un contexto histórico para plantarse y pedir un resarcimiento. En cada ceremonia pedía a los neuenes -las fuerzas- que me iluminaran. Y un día me soñé en esa tierra haciendo una gran ceremonia. Les conté a mis ancianos ese sueño y me dijeron que si volvía y hacía una ceremonia, esa tierra volvería a ser de los mapuches. Entonces lo primero que hice al llegar fue cumplir una ceremonia espiritual. Se ve que nos sirvió, porque hace cuatro años que estamos ahí. Si ahora nos desalojan, esa montaña sagrada quedará sumergida bajo las aguas.

-Esta semana comienza un juicio oral a otra familia mapuche, acusada de usurpación…

-Sí, es por la denuncia de Benetton a la familia Curiñaco. Ahora viven en Esquel. Atilio trabaja en un frigorífico. Rosa en una fábrica textil: qué ironía, Benetton es el imperio de la moda. Ellos se habían ido a vivir a Santa Rosa, el predio de sus abuelos y los desalojaron violentamente. El juicio es una falacia total, es paradigmático que se acuse de usurpadores a los pueblos originarios. Los mapuches siempre estuvimos ahí. Nosotros vivimos situación muy parecida. Y no es fácil. Mi comunidad hizo una marcha en contra de mi procesamiento y el de otro compañero. Hicimos un escrache al monumento de Roca, en Bariloche porque nos parece muy emblemático de la opresión cultural a nuestro pueblo. Se pintó, se puso «Roca asesino». Y se generó un escándalo con mentalidades que creía extirpadas de la sociedad después del 19 y 20 de diciembre. Sin embargo, repudiaron a los mapuches. Creemos que los monumentos a Roca tienen que desaparecer en todo el país y vamos a trabajar para que eso suceda. Para que los genocidas no sean levantados como próceres.

-¿Cómo se sostiene la cultura mapuche en un país como la Argentina?

-Tenemos nuestra propia administración de justicia, nuestras autoridades. Pero no son respetadas porque nos obligan a respetar al presidente. Tenemos nuestra propia historia, idioma, filosofía, nuestra propia normativa jurídica. Estamos oprimidos por un Estado que no nos reconoce como tal. En realidad, somos una nación que está a ambos lados de la cordillera. El Estado chileno reprime salvajemente mientras que la Argentina lo hace de manera más sutil, con esa mascarilla democrática. La diferencia está en que en Chile el Estado encarcela, tortura, militariza las comunidades y no tiene ningún convenio internacional ratificado referente a los pueblos originarios. La Argentina sí, aunque no hay voluntad política para cumplirlo. Ni siquiera se respeta nuestra espiritualidad. La Navidad es feriado, se le considera feriado a los creyentes el Año Nuevo Judío o Musulmán, pero nada se dice de las festividades indígenas, que si faltan al trabajo se les descuenta el sueldo. En las escuelas, nuestros hijos tienen que rendir homenaje a los genocidas de nuestro pueblo. Es una aberración.

-¿Cuál es la situación de los mapuches chilenos?

-Tienen más de cien presos y un muerto: Alex Lemun. Allá hay que tener mucho coraje, porque ese Estado es extremadamente represor, aplica a los indígenas leyes antiterroristas, van a juicio y son encarcelados con condenas que llegan a 15 años.

-¿Qué tan organizada está la comunidad mapuche?

-En Chubut es donde mejor se ve movilizada. Nosotros somos los más radicalizados, no creemos en la ley. Somos autonomistas. Pero también hay asimilacionistas que quieren integrarse al Estado a cambio de cargos públicos. Y están los reformistas que hablan de estado pluricultural.

-¿Cómo se hizo militante indígena?

-Siempre tuve inquietud social. En Bahía Blanca fui secretaria del centro de estudiantes. Pero a los 18 años empecé a hurgar en mi identidad mapuche. Fui a comunidades donde tenía parientes, a participar de ceremonias. Y lo que me llevó a la militancia fue entender lo que había pasado en mi familia desde chica. Nosotros sufrimos mucho, hubo muchos despojos, mucha pobreza y mucha discriminación. La sociedad de consumo inventa distintos artículos, hasta los estereotipos físicos se convirtieron en objetos de consumo. Entonces, hasta conseguir un trabajo era muy dificultoso porque te topabas con tu imagen indígena.

-¿Cómo tomaron sus padres su vuelta a las raíces?

-Crecí en un seno familiar evangélico: bautista de la Convención Norteamericana. Te imaginás lo que fue eso. Pero cuando empecé la lucha mapuche se sumaron cuatro de mis cinco hermanos. Y mis viejos también.

-Y ahora también abrazan los reclamos aborígenes piqueteros y asambleístas, ¿por qué?

-Por la idea de querer transformar esto. Y por el trabajo. No soportaría estar con gente que solo hace catarsis social y política y se vuelve a su casa con necesidades impregnadas de consumo. Me fascina la apertura que hay: tratar de comprender el pasado, negarse a la amnesia colectiva. Eso me abraza a ellos, con esa fuerza volcánica que tenemos los pueblos originarios.

CABA

Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

Seguir leyendo

CABA

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
Seguir leyendo

CABA

Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.

Vistas el día de hoy: 37.075