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Diego Rozengardt, familiar de Cromañón: La voz de las víctimas

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Texto leído por Diego Rozengardt en el encuentro realizado por el Movimiento de familiares y amigos de Cromañón junto a integrantes de la Red Ciudadana de España y familiares y víctimas de Ycuá Bolaños, Paraguay:
Madrid, mañana del jueves 11 de marzo de 2004
Ibas en un tren; tal vez al trabajo o ala universidad, o a ver a tu madre, a celebrar un encuentro de amor, a buscar un empleo o devolver un objeto prestado. Mirabas al que estaba a tu lado, un ciudadano, un pasajero, alguien que camina contigo sin conocerte. O tus ojos, algo distraídos, atravesando el vidrio de la ventana buscaban sin ver algo del
paisaje cotidiano o simplemente contemplaban la mañana que anunciaba un día, como
tantos.
Ibas por la vida, celebrándola, peleándola. Pertenecías a un pueblo que sabe de
luchas y de miedos, que reclamaba por la paz, el respeto a los otros, por no meterse
por la fuerza en lugares que les pertenecen a otros. No alcanzó.
No alcanzó porque los que pueden decidirlo no quisieron. Se quedaron invadiendo. Te expusieron al peligro, te abandonaron en tu muerte. Y luego, nos mintieron. Quisieron cargar tu muerte en nosotros mismos, pero fueron ellos. El poder no miró por tu vida. Tampoco nos cuidó en tu muerte. Estuvimos solos y necesitamos juntarnos.
Asunción, mediodía del domingo 1 de agosto de 2004.
Ibas al shopping a pasear, a hacer compras o buscar comida para cocinar en ese mediodía de domingo. Estabas con familia o amigos, para almorzar por el día de la amistad que había sido ese fin de semana. En ese supermercado te cruzabas siempre con tus vecinos del barrio Trinidad, muchos incluso trabajaban allí. Era día de descanso y de trabajo, de paseo, de compartir; Las dificultades económicas no son trabas para un pueblo acostumbrado a combatirlas. Con una democracia aún adolescente, todos los proyectos eran posibles aún.
No sabías, mientras caminabas dentro del Ycuá Bolaños, que por detrás de tu vida se estaba preparando un escenario de muerte. Los dueños del lugar, en connivencia con el Estado, estaban a punto de desenmascarar, de la peor manera, su realidad: preferían la ganancia fácil y rápida y no gastar en reformas de seguridad, y preferían tener seguras las mercaderías y no las personas, en un lugar diseñado para que nadie se vaya fácilmente de allí.
Luego, la orden de cerrar las puertas hizo el resto.
Buenos Aires, noche del jueves 30 de diciembre de 2004
Ibas por la música, la alegría y la compañía. Estabas escuchando con todo tu cuerpo,
cantando de puro estar vivo, celebrando, peleando un nuevo año que se te venía con
proyectos. Pertenecías a una generación que perdió las referencias, que intenta
construir un lugar donde la convivencia no se parezca a la selva, pero no sabe por
dónde empezar. Traías como herencia el abandono de los jóvenes, su culpabilización.
La matanza de los 70, el miedo de la década siguiente y el rebajarse a la miseria en
los 90. Vivías en un país en el que ser joven resulta sospechoso, peligroso.
Ser joven era peligroso pero un buen negocio. El joven lo da todo y poco pide. El empresario lo sabe y prepara el escenario, unos billetes compran la distracción de los oficiales que deberían haberlo mirado atentamente. Unas monedas ya abrieron el camino, pues entregaban su parte para financiar la política. Alguien dijo: “abran el boliche, nadie va a decir nada”. Aún sabiendo del techo incendiario, del exceso de gente, de los conductos de aire tapados, para no molestar a los vecinos. Aún sabiendo de los anteriores incendios, del riesgo, del supermercado en Asunción. Quienes hacían el show, te llevaron a aquella trampa. Los funcionarios del Estado te mandaron a la muerte, jugaron con fuego y allí perdiste y te perdimos. No hay nada peor. No hay retorno.
Rápidamente empezaron las excusas, intentaron comprarnos, disolvernos, anularnos, acorralarnos en la lástima. No pudieron, nuestro corazón latía muy fuerte aún en la debilidad y muy cerca de nuestros pensamientos. No nos arrebataron la voluntad, la condujeron con formato de furia y contenido de pelea dirigida hacia el poder.
Mucha gente nos acompañó. Todo el mundo se cayó a pedazos de tristeza y bronca. Pero muchos se asustaron cuando la furia se transforma en razón de combate y empezó a golpear en el centro del poder.
Acá estamos las víctimas. Todas las víctimas son víctimas.
Quizás una gran ambigüedad acompañe la representación que nuestra sociedad construye acerca del lugar de las víctimas. Por un lado, la autoridad que genera el haber padecido un hecho violento habilita al protagonismo y a la apelación a la sociedad. Pero a la vez se expresa la negación de la palabra reflexiva, se resta autoridad al pensamiento de las víctimas, encerrándolas en el lugar de la lástima mediatizada. Por un lado, se justifica la expresión del dolor, aunque no de la furia y se niega la posibilidad o el derecho de transitar de la desesperación a la participación, del grito a la consigna, de la defensa a la demanda sostenida para desmantelar a fondo los mecanismos que producen las muertes injustas, a la lucha firme contra la corrupción y la impunidad.
Cromañón fue visto inmediatamente como una muerte política, la sociedad percibió que se trató de una tragedia producida, construida, evitable. Los sobrevivientes y los familiares de las víctimas fatales, víctimas también, pronto asumieron la necesidad de ocupar la calle, con el santuario, con las marchas, con la demanda. Todas las personas sensibles acompañaron. Pero cuando las víctimas pasaron a un rol activo y dirigido al poder, a las causas reales y profundas de las muertes, la percepción social cambió intentando encerrar a las víctimas en el lugar de la lástima, quitando legitimidad a la lucha.
En círculos concéntricos podría considerarse a las víctimas: los muertos, los heridos y afectados, los sobrevivientes, los familiares, los amigos, los jóvenes en general, los sectores populares, los habitantes del conurbano, la gente.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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