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La voz del Copahue

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El alerta rojo por la actividad eruptiva en el volcán Copahue de Neuquén, y la evacuación de 800 vecinos de la cercana Caviahue (del lado argentino) y más de 2.500 (del lado chileno), ponen a la luz a toda una comunidad  y pueblos originarios mapuche que rechazan  proyectos de  explotación geotérmica en la zona para alimentar de energía a las mineras. El lonko Pedro Huayquillán incluso viajó a Buenos Aires para entrevistarse con el ingeniero Alberto Levy, del Banco Interamericano de Desarrollo. Le explicó que la comunidad considera al volcán un ser vivo, y que no permitiría que se haga el proyecto. Los enviados de la revista Mu viajaron a Caviahue, subieron al Copahue y hablaron con vecinos de la localidad y con las comunidades mapuche.  Aquí el saldo de esa investigación, cuando el volcán recién se estaba despertando.

La voz del Copahue

La comunidad Huayquillán que se opone a los proyectos en el volcán. Foto: Lina Etchesuri

Alto en el cielo

La defensa del volcán Copahue en Neuquén
Las comunidades mapuches y las asambleas de vecinos de Copahue y Caviahue salieron a defender al volcán amenazado por un proyecto geotérmico que busca abastecer de energía a la minería a cielo abierto. Las erupciones, la reunión con el BID, un encuentro con los ancianos, y datos sobre cómo el progreso puede ser un fracaso.  
En la comunidad mapuche Huayquillán los ancianos se reunieron y me contaron que el volcán es un ser vivo, un espíritu. Poco después el abogado de la comunidad agregó: «Es una creencia cultural que hay que respetar, así como los mapuches respetan al pueblo cristiano que cree en ángeles, o que Jesús nació de una virgen que murió y se fue volando al cielo».
He tenido la inquietante ventaja de haber sido formado y educado; o sea: vivo confundido. El aeromodelismo evangélico nunca me resultó lógico, el racionalismo moderno tampoco (aunque es otra creencia respetable). No tengo carnet indigenista, ecologista, ni ambientalista. Pero después de una marcha de 3 horas volcán arriba, con las piernas temblando por el esfuerzo, los pulmones aullando por aire, perfumado de azufre, transpirando en medio de un viento helado a 2.600 metros de altura, la piel roja por el sol y su reflejo de hielo, con la sangre y el corazón y el asombro alborotados, y la mente blanca como la nieve junto al cráter humeante del volcán Copahue, empecé a percibir a qué se referían los ancianos: creo que hablaban del futuro.

Un mapuche en el BID
Con la convicción de que agujerear una zona volcánica y periglacial, sin siquiera consultar a la comunidad local, es una iniciativa un tanto extravagante, Pedro Huayquillán, el lonko de la comunidad que lleva el apellido de su familia, escaló el 25 de octubre su propia cuesta hasta el piso 19 de la calle Esmeralda al 100 en un artefacto llamado ascensor. En ese paraje funciona la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Huayquillán había llegado a Buenos Aires desde Neuquén acompañado por dos miembros de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Caviahue, Adrián Tata González y Paula Kubli, y por el abogado de la comunidad, el doctor Cristian Hendrickse. Habían hecho una colecta entre los vecinos para pagar los pasajes en avión, más baratos que el colectivo.
Dice el lonko Pedro: “El gobierno de Neuquén anunció la construcción de una planta geotérmica en la zona del Copahue. Sería una ofensa muy grande porque estarían castigando al volcán, que para nosotros es un pillán, un espíritu, un ser vivo. Si permitimos eso, vamos a ser responsables de no defenderlo. Queremos que el volcán sea libre. La comunidad decidió no permitir que se haga ese trabajo”.
El gobierno neuquino viene redoblando, desde marzo, el anuncio de que la obra en Copahue es irreversible, con una inversión de 134 millones de dólares de los cuales el 70% seria aportado por el BID. Por esos días el volcán, tranquilo desde hace 12 años, empezó a humear.
Los representantes de la canadiense Geothermal One y la australiana Earth Heat fueron, junto al secretario de Minería Jorge Mayoral, a entrevistarse con el ministro de Planificación, Julio De Vido, en junio de este año. Anunciaron que a fin del mismo mes comenzarían la construcción de la planta.
Se sacaron la foto, pero la obra no empezó.

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Lonko Pedro Huayquillán en el Banco Interamericano de Desarrollo. Foto: Lina Etchesuri


Respeto kelper
Hendrickse se ríe pensando que huyó del conurbano rumbo a la Patagonia en busca de una vida serena, que terminó contaminada por el avance megaminero a cielo abierto en toda la región. El proyecto geotérmico le despierta los siguientes argumentos:
“Viola el convenio 169 de la OIT que plantea la consulta libre, previa e informada de cualquier acción que pueda afectar a los pueblos indígenas”.
“Vulnera el inciso 17 del artículo 75 de la Constitución que exige asegurar la participación de los pueblos originarios en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afectan”.
“La Constitución en su Disposición Transitoria 1º referida a Malvinas plantea que el reclamo de soberanía se hace respetando el modo de vida de sus habitantes como objetivo irrenunciable. Somos todos iguales ante la ley: así como se debe respetar el modo de vida de los kelpers habría que respetar el de los mapuches, que además es un pueblo preexistente al propio Estado”.
“El proyecto está en un área natural protegida, y en zona periglacial donde por ley está prohibida la actividad”.
“Caviahue es un lugar turístico y no quiere una industria de generación de electricidad para alimentar mineras”.
Parece la gran pregunta: ¿qué clase de sistema impone un proyecto que una comunidad rechaza?
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Asambleístas de Caviahue. Foto: Lina M. Etchesuri


Glaciar o rolito
Los argumentos de Hendrickse son apenas el comienzo: “Habíamos presentado recursos de amparo que fueron aceptados por la jueza Ivonne San Martín y la Cámara de Apelaciones. Pero el Superior Tribunal de Justicia los desestimó. Uno de nuestros argumentos es que la zona es periglacial”.
Definición según la Ley N° 26.639 bautizada Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial:
“Se entiende por ambiente periglacial en la alta montaña, al área con suelos congelados que actúa como regulador del recurso hídrico. En la media y baja montaña al área que funciona como regulador de recursos hídricos con suelos saturados en hielo”.
Agrega el abogado: “El propio Copahue posee un glaciar que puede verse junto al cráter y que figura en todos los estudios sobre la zona. Pero basándose en un informe del ingeniero Darío Trombotto, el Tribunal neuquino dijo que lo que hay en el Copahue no es un glaciar sino formaciones de hielo. Mientras no afectaba ningún interés económico era un glaciar. Ahora es una bolsa de rolito”.
El señor Trombotto, debe decirse, rechaza las definiciones de la Ley y ha sido asesor de etnias mineras, como la canadiense Xstrata Cooper que, casualmente, según el anuncio de Geothermal y Earth Heat acordó la compra de electricidad generada en el Copahue, para su proyecto binacional Pachón, en San Juan. Pachón será tres veces más grande que Veladero, exportará cobre, plata, oro y molibdeno vía Chile, con pronóstico extractivo de 20 años. La cordillera perforada, sin agua y contaminada queda para las llamadas futuras generaciones. Según estudios recientes, Pachón amenaza a 205 glaciares.
Traducción: se utilizaría una energía supuestamente más limpia que la petrolera o la hídrica, para abastecer de electricidad a la megaminería a cielo abierto. Barrick Gold acaba de anunciar también proyectos geotérmicos en San Juan para sus minas. La razón acaso no es la mayor limpieza de la geotermia sino que es más barata: más rentabilidad para las corporaciones mineras.
Para la provincia el interés, según lo expresó Pedro Salvatori, presidente de la Agencia de Promoción y Desarrollo de Inversiones (ADI) es recuperar 60 millones de dólares, por los llamados bonos verdes, material opaco con que los países desarrollados siguen contaminando, pero premian a los proyectos de los subdesarrollados que no emiten anhídrido carbónico y otros gases a la atmósfera.
Sin embargo, la geotermia emite ácido sulfhídrico (segundo veneno del ranking letal, tras el cianuro), dióxido de azufre, amoníaco, metano, radón (siguen las firmas). Consume enorme cantidades de agua que en Caviahue sólo puede extraerse de las lagunas Las Mellizas, única fuente de agua potable. Y en distintos lugares (México, Nueva Zelanda, Suiza, Chile y dos emprendimientos en Estados Unidos) ha generado, según el caso, subsidencia (hundimiento de los suelos), sismos, agotamiento del recurso térmico, aniquilamiento de acuíferos y destrucción de fuentes termales. Así es la energía limpia en oferta.
La voz del Copahue

El padre José María Dorfeo y el abogado Cristian Hendrickse. Foto: Lina M. Etchesuri


La madre del borrego
El Lonko y el abogado piden café con leche. Hendrickse relata: “Como el Poder Judicial actúa arbitrariamente al no admitir el recurso de amparo, dijimos: plan B. Busquemos a la madre del borrego, al que pone la plata”.
¿Cómo fue la reunión con el ingeniero Levy del BID? Pedro Huayquillán: “Nos recibió muy bien. Yo expliqué nuestra cosmovisión. Como pueblo estamos convencidos de que la Naturaleza siempre va a ser superior a lo que el hombre invente. Y le dije que la comunidad ha hecho una reunión y un acta: ya dijimos que no. Y él nos contestó que no hay ningún avance, que estamos muy lejos del proyecto, y quedó disponible para escucharnos en cualquier momento”.
Hendrickse le recordó a Levy otro detalle: “El BID ha aprobado políticas para los pueblos indígenas que imponen establecer salvaguardas para la preservación de la integridad cultural de los pueblos. El que propone un proyecto tiene que manifestar qué factores pueden tener un impacto negativo ambiental y cultural. La empresa no lo ha hecho, y le ha ocultado al banco que existe una comunidad. La zona del Copahue no es el desierto, allí viven personas que deben ser tenidas en cuenta”.
Operaciones subversivas
El BID aprobó en 2006 su Política Operativa sobre Pueblos Indígenas “para asegurar que sus actividades y operaciones no perjudiquen o subviertan a los pueblos indígenas y sus derechos”. Como medida específica explica que se requerirá “evidencia de que el proponente del proyecto ha llegado a acuerdos satisfactorios y debidamente documentados con los pueblos afectados, o se ha tenido su consentimiento”.
El párroco de Loncopué, Caviahue y Copahue, José María D’Orfeo, reflexiona: “No es que el BID sea Teresa de Calcuta, pero uno puede exigirle que cumpla sus propias normas”.
La voz del Copahue

La asamblea mapuche. Foto: Lina M. Etchesuri


Santo sepulcro
ara no remitirse a postulados bancarios, ni siquiera de Calcuta, el abogado Hendrickse argumentó algo más ante Levy: “Le recordé que el BID forma parte de la OEA, cuya carta de derechos humanos es el Pacto de San José de Costa Rica”.
La interpretación en materia de territorio indígena ya fue hecha por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2001 en el caso Mayagna Sumo Awas Tigni contra Nicaragua, le explicó Hendrickse. Dice la Corte en el punto 149 de ese fallo:
“La estrecha relación que los indígenas mantienen con la tierra debe de ser reconocida y comprendida como la base fundamental de sus culturas, su vida espiritual, su integridad y su supervivencia económica. Para las comunidades indígenas la relación con la tierra no es meramente una cuestión de posesión y producción sino un elemento material y espiritual del que deben gozar plenamente, inclusive para preservar su legado cultural y transmitirlo a las generaciones futuras”.
Sostiene Hendrickse: “Perforar el volcán es vulnerar la cultura y la espiritualidad mapuche. Equivale a que hagan un proyecto geotérmico en el Santo Sepulcro. La comunidad cristiana pondría el grito en el cielo, por más garantías que le den de que no contamina”.
Pedro Huayquillán termina el café con leche. Cuando todo está dicho, lo mejor es el silencio.
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La asamblea mapuche. Foto: Lina M. Etchesuri


Termas, nieve & asamblea
Caviahue está a 380 kilómetros de la capital neuquina; 18 kilómetros más allá aparece Copahue con sus termas. A mitad de camino, el volcán. En Caviahue viven 600 personas. En Copahue, en invierno, nadie: el pueblo queda absolutamente deshabitado y aislado por la nieve, como un decorado vacío, hasta que en diciembre comienza la temporada de termas. Las aguas de Copahue figuran entre las mejores del mundo por su variedad y sus propiedades para la salud: huesos, piel, articulaciones, circulación, vías respiratorias y el ánimo. “La tradición es que venía gente mayor, pero cada vez llega más gente joven con problemas de estrés”, dice Javier Álvarez, que organiza excursiones al volcán y apoya la movida contra el proyecto geotérmico.
Hay grandes piletones –o lagunas– en los que burbujean distintos tipos de agua: Verde, Sulfurosa, del Limón, Ferruginosa, del Mate, de Vichy. La laguna del Chancho es una de las más populares por sus múltiples efectos terapéuticos. Hay todo un dispositivo de atención médica y de hotelería, que involucra trabajo para unas 500 personas, mayoritariamente de Loncopué, distante a 65 kilómetros.
Caviahue es otro imán de descanso y excursiones en verano, pero con un fuerte agregado invernal como centro de sky. “No soy mapuche, pero aprendí a amar a la naturaleza. Y aprendí que no se le puede creer al gobierno provincial porque estamos cansados de ver cómo entregan recursos. Hasta la pista de sky la concesionaron 30 años a un andorrano. Imaginate los recursos energéticos”, reflexiona la vecina Paula Kubli.
“Nos influyó mucho la gente de Loncopué, que logró frenar a las mineras y arrasó en el referéndum prohibiendo la minería”, aporta Tata González, mesero del Café literario Machive que dirige otro asambleísta y empleado hotelero, Darío Chinito Benítez. El referéndum de Loncopué se concretó en junio de este año, con 80 % de asistencia a las urnas y 83 % de votos contra la minería: 2.125 a 388.
En la asamblea de Caviahue hay también trabajadores provinciales (Bárbara Maldonado, Patricia Mañas), artesanas como Verónica Mulloni, docentes ramificados al turismo como Santos Bossio, cabañeros, guías… todos llegaron a Caviahue buscando hacer su vida, todos captaron que ese derecho hay que saber ganárselo.
La erupción social ocurrió cuando los vecinos hicieron contacto con las comunidades mapuche, a través del abogado Hendrickse, del párroco de la región José María D’Orfeo y de la asambleísta, docente e integrante de la Pastoral Aborigen Viviana Vaca, entre otros vecinos de Loncopué.
El fracaso del progreso
En Caviahue han sabido escuchar promesas de progreso. El proyecto geotérmico anterior colapsó y quedan las ruinas de galpones a los que les crece el hielo adentro como si fuesen cubeteras gigantes.
Otro hallazgo fue el de calefaccionar con vapor del volcán las calles de Copahue, para que la ciudad puediese funcionar en invierno creando una especie de losa radiante bajo el asfalto. Todavía pueden verse los fósiles de esa obra. “Hicieron una inversión de 12 millones de dólares, pero todo tan mal, con materiales tan precarios, que no duró ni una temporada”. Nadie pensó en otro detalle: por más que transformen a Copahue en un sauna calefaccionado, queda aislado por la nieve en el tramo que va desde Caviahue, tema que hasta ahora las autoridades pertinentes no han resuelto (como si se tratase de la única ruta con nieve del cosmos). “Debían creer que la gente iba a venir en helicóptero”, dicen los vecinos.
Hubo también una usina hidroeléctrica que es otro fantasma que puede ser visitado. En Copahue además hay una pista de aterrizaje que prometía ser un aeropuerto, desde la presidencia de Raúl Alfonsín. Su único defecto es que no sirve para aterrizar ni decolar, porque está mal orientada. La inauguraron dos o tres veces, con idéntico entusiasmo por cortar cintas. Hoy el hormigón está cuarteado y la pista es como algunos proyectos políticos: una construcción en medio de la nada, que no va a ninguna parte.
Santos: “Ves todo esto y pensás: ¿con qué cara te dicen que van a hacer un proyecto geotérmico con todas las salvaguardas para que no haya ningún problema? ¿Quién va a controlarlo?”. La muerte de siete personas por el reciente derrumbe de un edificio en Neuquén acaso ilustra sobre las salvaguardas que pueden aplicarse a las multinacionales mineras.
Libros vivos
El Lonko Pedro invitó a MU a Colipilli, 90 kilómetros más allá de Loncopué, donde los Huayquillán hacen la invernada antes de trasladarse a la veranada en Caviahue con familias, ovejas, chivos, y sueños.
Al volante, el cura D’Orfeo que hace 26 años transita la zona desde que fuera ordenado por el obispo Jaime De Nevares. Responsable del mate, la asambleísta Viviana Vaca. Sorpresa: Pedro había reunido a los mayores mapuche, algunos ancianos y otros no tanto, para recibirnos. “Son nuestros libros vivos”, explicó el lonko elegido hace dos años.
Nos sentamos en ronda en una cabaña de madera con paredes que simulan ladrillos. Llego desde una cultura en la que cada reunión suele parecer un amasijo de palabras, gestos, intercambios, fórmulas, roscas, poses, pulseadas, sondeos, negociaciones, medios y fines. Aquí hay silencio. Descubro que tengo en la mano el grabador, el celular, el apuro en el alma, una libreta y tres biromes en el bolsillo, un pen drive, papelitos, direcciones, billetera, tarjetas, registros, dni, llaves, dos analgésicos, tres caramelos… El silencio me descoloca.
Pedro se pone una vincha. Él también viene de sus pulseadas en los parajes del BID, pero aquí existe otra noción del tiempo. Creo que empiezo a entender algo. Estar ahí es un hecho en sí mismo. El silencio –esta clase de silencio– es una creación que me permite mirar esos rostros ajenos a la estética y acaso a la ética urbana. Siento que poseen algo que espero no suene pomposo: dignidad, elegancia.
La reunión y las personas se toman su tiempo. Tal vez la sabiduría, o la libertad, consistan en una forma de relacionarse con el tiempo.
La voz del Copahue
Para adelante o para atrás
Pedro dice: “Ustedes son la gente más grande, con experiencia, saben lo que es el Pillán para nosotros”. El Pillán es el espíritu. Y es el volcán. “No queremos que lo sigan manoseando. Estuve en Buenos Aires para que sepan que la comunidad no acepta esas obras. El banco dijo que todavía no van a poner la plata. Así que aquí estoy”.
Luego nos presentamos los viajeros.
Un hombre habla: “Hay una gran equivocación. No es por ofender al huinca, pero quiere ser más que Tata Dios”.
José Luis Hauquillán tiene una campera polar encima de su delantal de maestro de la escuela de la comunidad: “Viene gente de afuera, se mete, y arranca. Agarran lo que quieren. Como si fuera de ellos. Como si los mapuche no existiéramos. Y la tierra habla. Cada día está peor. Le pasa al volcán. La atmósfera no respira. En vez de ir para adelante, todo va para atrás”. Según esta visión, el progreso puede ser retroceso. “Somos humildes, tranquilos, y pensamos. A nadie le gusta que nos vengan a revolver. Vamos a defender la naturaleza. Es lo último que tengo para decir”.
Otros mayores contaron que sus abuelos iban al volcán, dejaban los caballos lejos, respetaban al Pillán, rogaban, trabajaban, eran parte de la naturaleza, usaban las aguas termales, criaban animales, plantas e hijos, criaban paz.
Pedro: “Hoy pensé que hubo una época mala, la campaña del desierto, se salvó un puñadito de gente. Nuestros ancestros. Y aquí estamos”.
Técnicamente, son sobrevivientes del mayor genocidio de esas tierras, no muy reconocido que digamos. “Ustedes son los que dan fortaleza. La tribu Huayquillán está viva”.
Pedro se emociona. “Sé que todas las comunidades piensan como nosotros, aunque anden ofreciéndoles trabajo o cosas a algunos lonkos”. La tradición criolla del clientelismo jamás ha sido ajena a estos pueblos, pero en los últimos años (Loncopué es un ejemplo) las comunidades empezaron a plantarse, a salir a las rutas, a iniciar acciones judiciales, y a aliarse en la práctica con vecinos no mapuches, tras observar que los lonkos dóciles y las promesas políticas son como dice José Luis: todo para atrás.
Le pregunto a Pedro qué pasará si gobierno neuquino y las empresas multinacionales insisten con el proyecto: “Iremos a la Justicia. Y si no, todo lo que haya que hacer lo haremos. Reacción va a haber. Ojalá no haga falta. Sólo queremos seguir nuestra vida”.
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Pillán Kuse de la comunidad. Foto: Lina M. Etchesuri


Apuntes urgentes 
El lonko Pedro sostiene que cada comunidad en la que hay un pueblo es como un volcán, y que todas están conectadas, como cuando los volcanes están en actividad.  Otro anciano llamado Castoriadis decía algo parecido refiriéndose al magma: lo que las sociedades pueden ser capaces de hacer emerger. Apunto entonces lo que tengo en el volcán de mi cabeza:
1) Una observación: “Están contaminando a la gente. Creería que tenemos que ser más libres”. No habla de los mapuche. Fue vendedor ambulante, cuando el comercio era un medio de comunicación: “Iba por los parajes, llevaba mercadería, papa, cebolla, compraba cueros y lanas. Así aprendí que uno puede lograr las cosas. Tenemos la misma capacidad que cualquier persona”.  Los mapuche fueron limados a fuerza de sometimiento y matanzas para creer lo contrario. La historia está cambiando.
2) El cura D’Orfeo estuvo reunido con los representantes locales de Geothermal One y Earth Heat, Guillermo Juárez y otra persona de apellido Greco. El encuentro fue con el obispo de Neuquén Virginio Bressanelli. “Le mintieron diciendo que tenían el apoyo de todas las comunidades mapuches. El obispo les contestó que sin licencia social, se olvidaran del proyecto”.
3) Tras la reunión del Lonko con el BID el gobierno neuquino a través de Pedro Salvatori anunció que la financiación del proyecto geotérmico se buscará en un 100% en la Australian Securities Exchange, el mercado de valores australiano. Hendrickse: “Si es así, quiere decir que se cayó lo del BID”.
4) Los vecinos de Caviahue están enviando mails en inglés a los brokers (operadores de bolsa) contándoles que se está agrediendo la cultura de un pueblo originario y que los vecinos rechazan el proyecto, por lo que se trata de un área un tanto volcánica, no sólo por el Copahue. Como para que sepan que están arriesgándose a una inversión repudiada por las comunidades. De acuerdo a las leyes australianas los brokers tienen obligación de informar esa situación a los posibles inversores.
6) El gobierno neuquino insiste en que el proyecto se hará.
7) Hendrickse: “Lo hacen como estrategia comunicacional para quebrar la voluntad. Rendite, que no tiene sentido luchar. Mucha gente lo cree. En Loncopué y en muchos otros lugares se ha visto que se puede tener en contra al gobierno, municipios, legisladores, jueces, multinacionales y medios, y sin embargo lograr lo que la comunidad se propone”.
En el volcán
Llegar al cráter nos llevó tres horas. Cada tanto tomábamos un sorbo de agua. Nos condujo Tata, un baqueano inalcanzable. Lina bebiendo con la cámara esa desmesura paisajística.
Cruzamos 5 ó 6 cerros: subir lo que parece imposible, bajar tratando de no desnucarse, caminar con levedad cuando se puede: lo de siempre.
Hay formaciones de nieve que parecen olas heladas sobre las que hay que avanzar con un estallido de hielo a cada paso. Por momentos el cansancio es abrumador. Y después vuelve el aire, como si se ampliaran los propios límites.
Para llegar bien arriba, dice Tata, hay que clavar los talones, para afirmarse.
El Copahue humeaba hongos cada vez mayores, blancos, de vértigo, aliento suave a azufre. “Está activo, pero con buena onda”, dice Tata. En la pared posterior del cráter se ve el glaciar que los jueces dicen que no existe. Pese a estar junto al cráter, jamás escuché un silencio como ese. Tampoco sé si conocí un cielo de ese color.
Allá abajo veo a Caviahue, su lago gigante en forma de U, cerros y bosques de araucarias, las lagunas Las Mellizas que parecen mentira de tan azules. Más atrás están Copahue y las termas, y allá se ven los campos de veranada.
Y de pronto entiendo: toda esa zona, todo lo que alcanzo a ver, es un círculo que llega casi al horizonte, bordeado de montañas, que fue la boca inmensa de un volcán 100 veces mayor que el Copahue, hace millones de años.
Después, la naturaleza dejó emerger la vida que ahora estoy viendo.
Tal vez sea eso: hacer todo lo que hay que hacer para dejar que fluya la vida. Perdón. Son cosas que se sienten allá arriba, aunque creo que lo mejor es escuchar qué nos dice el silencio.

 

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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
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La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

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La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.

Por Francisco Pandolfi

Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.

La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”. 

Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».

Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.

En la conferencia de prensa convocada por la familia de Pablo Grillo, fotógrafo que fue impactado por una granada de gas lacrimógeno lanzada por las Fuerzas comandadas por Patricia Bullrich, Fabián, su papá, habló sobre la salud de su hijo.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:35:39.538Z

Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.

Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”. 

En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.

La causa, sin avances

Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.

Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”. 

La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.

Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.

Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.

Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, es junto a Paula Litvachky, del CELS, la abogada que representa a la familia jurídicamente. En este video cuenta los avances de la causa judicial:

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:54:48.310Z

Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.

Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.

Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.

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La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

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Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.

Por Franco Ciancaglini.

La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo. 

En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso. 

“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.

La que habla es una de sus hijas, Paula.

El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10. 

Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.

El arma y la palabra

Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.

Es jubilada.

Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.

Tiene tres hijas.

Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.

Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.

Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.

La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.

Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.

El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.

Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.

Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.

Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.

“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.

Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.

Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.

Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.

Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.

La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”. 

¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.

La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.

¿Necesitan algo? “Sí: paz”.

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