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Las bases en la calle: masiva movilización sindical contra el DNU de Milei

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Una nutrida movilización sindical y social convocada por la CGT y las dos CTA llegó hasta Tribunales este miércoles rechazando el DNU elaborado por el poder ejecutivo, mientras el gobierno presentaba en Diputados un proyecto llamado «Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos». Básicamente este documento pretende diluir la división de poderes y concentrar poder en el Ejecutivo para que se dedique a legislar temas cruciales para el presente y el futuro del país.

Tal vez ese proyecto signifique justamente una marcha atrás para el DNU tras la serie de cacerolazos masivos de la semana pasada y este tipo de movilizaciones de otro tipo de “bases”. O quizá sea simplemente un complemento para garantizar por diversas vías el objetivo de ajuste, estancamiento, desindustrialización, disciplinamiento social y licuación del sistema democrático que viene impulsando el gobierno.

El oficialismo tiene minoría absoluta en el parlamento: el avance de este tipo de medidas solo podría materializarse con el apoyo y/o la negligencia de fuerzas políticas que decidan acompañar este tipo de medidas que buscan romper el sistema jurídico y constitucional del país. Milei usa estos días para promover sus propuestas en reportajes realizados por ex periodistas (a quienes curiosamente ya no llama «ensobrados») o vía redes, como con la imagen de una falsa bandera argentina en la Casa Rosada y la consigna: «No la ven», dedicada a quienes no acuerdan con sus medidas. Anunció incluso la realización de un plebiscito si el Congreso no aprueba sus proyectos, acusando de «coimeros» a los diputados que se opongan a los mismos.

Los organizadores respetaron aproximadamente el “protocolo” de la ministra Bullrich movilizándose por las veredas antes y después de la concentración. Sin embargo la violencia policial se hizo presente. El saldo de la jornada –como había ocurrido con los cacerolazos y movilizaciones de Córdoba el 21 de diciembre– fue de 7 detenidos, uno de los cuales es un periodista, Martín Brunas, capturado por las fuerzas policiales por registrar justamente la detención de un profesor de arte que no estaba manifestando sino saliendo de la pizzería Banchero.

Video del momento de la detención de Martín Brunas: sobreactuación policial porque Martín había registrado otros apresamientos.

Fueron detenidos Samuel Robledo, Ignacio Lautaro Robledo y Agustín Iván Ricardi, además de Brunas. No se conocían los datos de otras tres personas también apresadas. Fueron enviados al Instituto Superior de Seguridad Pública, ubicado en Santiago de Compostela 3800 de CABA.

Entre los principales gremialistas, que además ocuparon el palco, estaban Héctor Daer (Sanidad), Pablo Moyano (Camioneros), Sergio Palazzo (Bancarios), Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingieri (Obras Sanitarias) y Juan Carlos Schmitd (Portuarios), entre otros.   Hubo también actos y movilizaciones en Córdoba, Santa Fe, Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego y San Juan.

La CGT se reunirá este jueves para anunciar la realización de un paro, aunque sin fecha. Previendo eso muchos de los manifestantes en Tribunales cantaron dos consignas: “Paro general” y “Poné fecha”. Fue un modo de las bases de exigir a las dirigencias acciones concretas frente al aplastamiento de derechos impulsado por el gobierno. Voces, sentimientos y miradas desde la marcha. Crónica de un día de sol con pronóstico cada vez más tormentoso.

Las bases en la calle: masiva movilización sindical contra el DNU de Milei

Erika tiene 41 años y camina por la avenida Corrientes con un cartel con una cara triste que llora. Es enfermera en el Hospital Ramos Mejía, en la ciudad de Buenos Aires, desde hace 13 años, y apenas le alcanza para llegar a fin de mes, con dos hijas de 6 y 14 años a quienes ya no les puede comprar más yogur. “Y ahora, con el DNU imaginate. Nos quieren esclavizar: ¿los grandes empresarios van a poder decidir cuánto ganás y comés? ¿Ya no vamos a poder reclamar más por miedo a que nos echen?”, se pregunta, en dirección a Plaza Lavalle, donde una masiva concentración de los gremios de la CGT, la CTA, movimientos sociales y partidos de izquierda explicitó el rechazo del mega DNU del gobierno de Javier Milei.

La cita es frente al Palacio de Tribunales, donde la CGT presentó un pedido de amparo para frenar la medida en dos fueros distintos. El primero, el fuero laboral, lo rechazó ya que el decreto entrará en vigencia recién el viernes. El segundo, el fuero contencioso y administrativo, se asumió competente, habilitó la feria judicial, y le exigió a la Jefatura de Gabinete que dé una respuesta a la demanda en un plazo de tres días. 

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Sin dirigencia

Por eso, Erika marcha, como miles de personas de diversos gremios a su alrededor. “¿Cuál es la necesidad y urgencia de la ley de tierras? ¿Y de los clubes como sociedades anónimas? Para eso, hacé una nueva Constitución a favor de los empresarios y de Estados Unidos, más fácil -dice-. ¿Para qué estudiamos? ¿Para qué trabajamos? Somos personas. No podemos perder los derechos que conseguimos de un día para el otro. Si no luchamos ahora no vamos a perder solo nosotros, sino todos”.

Aclara que no es piquetera: “Pero todos tienen que salir, porque nos vamos a morir de hambre todos. Los pacientes ya no tienen remedios. Van a los hospitales a buscar cosas que ya no les llegan por obra social. ¿De qué libertad hablan?”.

Llega a Plaza Lavalle, donde el canto “la patria no se vende”, uno de los hits, cruza diversos gremios. ¿La dirigencia quiere el paro? “Si la dirigencia no está en sintonía, el pueblo va a salir como salió a Congreso todos estas noches. La gente salió sin una dirigencia. Y te repito: acá todos tienen que salir, hasta los que tienen un mercadito, porque no van a poder vender y van a quebrar”.

Erika, ya una con esta multitud, entra a la plaza. 

Las bases en la calle: masiva movilización sindical contra el DNU de Milei

Canciones y razonamientos policiales

Ninguna canción fue coreada por toda la Plaza de los Tribunales, lo cual grafica la diversidad y cantidad de sindicatos y organizaciones presentes. Por ejemplo, “paro general” y “poné la fecha” fueron agitadas en su mayoría por los partidos de izquierda, aunque sobre el final se sumó una mayoría.

Una de las que generó mayor entusiasmo fue “la patria no se vende”, coreada por gremios, movimientos y, también, la izquierda. 

La otra foto de día y el otro hit de la jornada fue “al protocolo se lo meten en el culo”; canto que, si bien se escuchó frente al Palacio de Tribunales, tuvo su momento de auge cuando la movilización desconcentraba por la Avenida Corrientes: allí la Policía Federal intentó impedir que se cortara totalmente el tránsito y habilitó dos pasajes por los costados para que las miles de personas se amontonaran por esos embudos. Aunque la gente quisiera cumplir esa invitación policial, no se podía: la presión de la masa hacía que se produjeran empujones con la Policía que, nerviosa, golpeaba con sus escudos hasta que el sinsentido del operativo se tornó evidente: la gente tardaría más tiempo en desconcentrar, se generaría tensión, todo para satisfacer la performance barruntada por la ministra Bullrich.

Ante la evidencia de esa realidad uno de los efectivos que comandaba el operativo dio la orden de que sus colegas se retirasen de Corrientes.

Minutos después confesó a lavaca que no se coordinó bien el protocolo: en una esquina lo aplicaron y en la otra no. El tránsito igualmente se cortó por la cantidad de gente que desconcentraba. Ya desarmado, el oficial confiesa: «Mejor así, lo otro genera tensión con la gente».

Más temprano, otro comisario de traje, a cargo del operativo en la propia Plaza, asegura que no tiene cifra oficial sobre la cantidad de gente. Y responde sobre el protocolo: «Es imposible con esta cantidad de personas». ¿Se esperaba mayor tensión? «No, no, todos colaboraron», dice sobre la marcha en sí, aunque horas después habría detenciones. 

Las bases en la calle: masiva movilización sindical contra el DNU de Milei

La ley del dron

Junto a las fuerzas policiales, hay una pechera del Comité contra la Tortura de la Comisión Provincial de la Memoria (CPM). Son jóvenes que siguen de cerca a las y los efectivos que custodian Corrientes. Junto a ellos –3 equipos, 20 personas en esta movilización– se encuentra Roberto Cipriano, coordinador del Comité, quien relata sobre este dispositivo conjunto de la Comisión por la Memoria, el Comité Nacional de Prevención contra la tortura, dentro de la Defensoría del Pueblo. “La idea es monitorear el despliegue de las fuerzas de seguridad en el marco de la protesta social. Estar in situ, caminando y recorriendo la marcha relevando cuál es la situación”.

¿Qué vieron?
Vimos mucho despliegue policial: carros, hidrantes, que tienen por función más amedrentar, asustar, mostrar el poder de las fuerzas. Todo es nuevo, porque el año pasado no había fuerzas federales desplegadas de esta manera. Hay una política de saturación suponiendo que eso va a prevenir incidentes. Hay muchos drones, que no se sabe de quiénes son.

Al protocolo, ¿cómo lo analizan?

Claramente el protocolo no se puede aplicar en una gran manifestación. Hoy todas las calles aledañas a Plaza Lavalle estuvieron cortadas por la cantidad de gente, y es parte de la manifestación. El protocolo es una disputa de sentido, nada más. Cuando Bullrich estaba en la oposición también cortó calles. Es un protocolo totalmente irracional y claramente la disputa es para que la gente no se manifieste en el marco de estas medidas que se están tomando, que consolidan la pobreza en nuestro país, necesita justamente de las fuerzas de seguridad para sostener esa política.

¿Están buscando amedrentar?

Hoy vino mucha gente, fue notable. Puede ser que alguien se amedrente, pero son marchas pacíficas. Nosotros monitoreamos también la de la semana pasada, en Plaza de Mayo, que son marchas organizadas: hay gremios y organizaciones. Hay que ver qué pasa cuando las manifestaciones sean espontáneas, porque la crisis se va a agravar, la gente se va a manifestar. Lo vimos en los cacerolazos: ahí no hubo protocolo antipiquete. 

Al finalizar la jornada, la Policía de la Ciudad detuvo a –al menos– siete personas. Uno es el secretario de Prensa de Unidad Popular (UP), Martín Brunas, por filmar el operativo de la policía. La detención se produjo pese al habeas corpus preventivo colectivo que la justicia transformó en amparo, tras la presentación de la Asociación Civil Periodistas Argentinas (PA) y la Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina (AReCIA).

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Analizar tranquilamente

En la plaza, el secretario Gremial de ATE Nacional y secretario general de la CTA Autónoma de Buenos Aires, Oscar De Isasi, dice que la única forma de “convencer” al gobierno de que cambie el rumbo es con movilización popular.

“Está claro que tomó la expectativa de muchos argentinos que lo votaron de vivir mejor, pero este decreto no tiene necesidad ni urgencia para los sectores populares, sino para los sectores económicos y la casta política que él representa –apunta-. Sabe que tiene que hacer todo lo necesario para entregar áreas estratégicas del Estado y precarizar las relaciones laborales porque esa mayoría circunstancial electoral no va a durar toda la vida, y a medida que esa gente vea los efectos de las decisiones del presidente va a salir a la calle a luchar”. 

En los cacerolazos, la movilización reclamó por un paro general: “Estamos trabajando para construir un paro general lo más temprano posible. Para eso tenemos que acordar con todas las centrales y que las bases estén masivamente confrontando, porque un paro se hace cuando hay fuerza organizada para llevarlo adelante. No va a pasar mucho tiempo para que el paro sea una realidad”, avizora. 

Sergio Escalante integra el Consejo Directivo del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA), en la CGT: “Respetamos la legitimidad del presidente, pero cuando toca intereses del movimiento obrero organizado de forma arbitraria e inconstitucional no tenemos más que reclamar. Cuando viene una medida de este tipo, se termina precarizando de hecho y avanzando independientemente de la norma”. Sobre el paro general: “Somos orgánicos. Antes de un paro, tiene que haber un Comité Central Confederal, porque esto no lo decide un triunvirato, sino que se escucha no solo al Consejo Directivo sino también a las regionales”.

¿Qué dicen las bases?: “Percibimos un desánimo. Estamos en guardia. Hicimos asambleas y, en general, los más comprometidos ya hablan de paro, pero somos orgánicos esperando qué se decide arriba, porque la única manera de que un paro sea positivo es cuando es orgánico y organizado”. 

Sobre la calle Tucumán, Liliana Olivera y Ezequiel Majul, presidenta y vice de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), apoyan el paro: “Notamos disconformidad en el trabajador docente. Uno de los puntos del decreto es eliminar el derecho a huelga. Por supuesto que estamos de acuerdo con el paro”.

Enfrente del Teatro Colón, el secretario general de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), dice que el gobierno no puede llevar el DNU como “una motosierra salvaje” y reclama que sea el Congreso el lugar para discutir esta política, pero es cauteloso sobre el paro: “Vamos a analizar tranquilamente un plan de lucha. El jueves se reúne el Comité y tiene que ser la conducción la que establezcan los tiempos necesarios en cada una de las acciones. Nosotros ni nos vamos a apresurar ni a ser retardatarios”. 

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Musk y el “cariño al presidente”

En el medio de la plaza, y debajo de un solazo de mediodía, el secretario general de la seccional Campana del Sindicato Unido Portuarios Argentinos (SUPA), Gustavo Rodríguez, plantea que el DNU no es de necesidad ni urgencia, sino de necesidad personal.

“Los peces grandes van a colapsar al mercado. Hablan del señor Elon Musk, ¿pero qué va a hacer? Va a traer a Starlink que te va a manejar los precios de todo, así como es Techint y algún otro grupo alimentario”.

¿Qué piensa del paro general?: “Entendemos que 6 de cada 10 votaron al presidente. Muchos seguramente estén hoy en esta plaza. No hay que esquivarle al bulto. Hoy no estamos generando ningún paro, sino una demostración de cariño al presidente: lo único que pretendemos es que reflexione, porque si sigue con esta medida unilateral de querer avasallar los tres niveles del Estado, lo único que va a conseguir es que esto se incendie rápidamente. Viví el 2001, viví a Menem: no quiero volver para atrás”. 

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Sudor y lágrimas

La que tiene bien en claro qué tipo de “cariño” vino a manifestar es Daniela, docente “de ochenta escuelas” (dice medio en broma medio en serio). Vino sola, desde Moreno, oeste del conurbano bonaerense.

“Por el pisoteo, el patoteo, la mojada de oreja constante. Mi presencia es un granito de arena que ayuda a decir: basta”. Está enojada porque su sindicato, SUTEBA, no llamó a movilizar. ¿Había energías? “Mirá, durante todo este 2023, en los paros hubo directivos diciendo: si ustedes faltan les pasamos falta injustificada. Una extorsión. Yo falté igual. Estaba re instalado ese discurso de persecución. Lo que pasa es que el discurso de Milei de ‘sangre, sudor y lágrimas’ pega en un montón de gente. Yo también la vivo con sangre, sudor y lágrimas, pero sé de qué lado estoy, y que soy trabajadora”.

¿Cómo ve el termómetro social en Moreno? “Estamos hechos mierda. Los chicos están muy solos, muchas familias de escasos recursos no llegan a atenderlos por una multiplicidad de factores: la pobreza, la educación que se transformó en asistir y no a hacer pensar. Creo que los docentes tenemos una responsabilidad grande en esto que está pasando: como educadores de contenido y formadores, estamos haciendo agua”. 

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Construcción y destrucción

Sonia tiene 21 años y es de la Rama Mujeres de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA). “Ya empezaron los despidos en las obras públicas. No es manera de a dos semanas de asumir pisar así los derechos de los trabajadores. Encima, nos quitan el derecho a la protesta”. Cuenta que tiene un compañero que votó a Milei, pero se arrepintió: “Se puso cabizbajo cuando anunciaron lo del transporte: tiene que tomarse cinco colectivos para llegar al trabajo”.

El DNU pone de ejemplo a la UOCRA como modelo para negociar las indemnizaciones por sector. ¿Está de acuerdo? “No, porque es sacar un derecho que perjudica a toda la clase. Es inconstitucional y nos perjudica a todos”. 

Pasadas las 13 horas las columnas empiezan a desconcentrar. Verónica, 40 años, es trabajadora del ferrocarril Sarmiento, en la estación Haedo, oeste del conurbano, preocupada por la privatización anunciada.

“No estamos exentos. El ajuste va a seguir y esta ola privatizadora ya la vimos en los 90, con cierre de ramales y pueblos abandonados. Hay una gran preocupación en todos los sectores”.

¿Paro general? “Sí, es necesario que comience hoy un plan de lucha con la CGT a la cabeza, porque se viene una pérdida grande de derechos”. 

Precisamente, sobre la calle Libertad, camina Héctor Daer, uno de los triunviros cegetistas, rodeado de un musculoso grupo de hombres. Se retira de la Plaza Lavalle mientras cientos le van cantando dos canciones:

  1. “Paro general”.
  2. “Poné la fecha”. 

Este jueves, tras la reunión del Comité Central Confederal, la Confederación General del Trabajo evaluará la respuesta a ambos estribillos. 

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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Orgullo

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Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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