Nota
Un habeas corpus colectivo transformado en amparo por la justicia: el recurso que presentamos para garantizar el trabajo periodístico en la marcha de hoy

Periodistas Argentinas y Arecia (Asociación de Revistas Culturales Independientes de la Argentina) presentaron un habeas corpus colectivo para que las y los trabajadores de prensa que realicen cobertura de protestas sociales no sean detenidos ni agredidos ni amedrentados por las fuerzas de seguridad al realizar su labor. En un fallo que contempla el derecho a la protesta y a la información, así como critica al protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich, la jueza Karina Andrade resuelve transformar la medida en una acción de amparo. La medida fue confirmada hoy por la Cámara de Casación y Apelaciones. Los detalles de la presentación, a las puertas de la movilización de las centrales sindicales a los Tribunales.
La Cámara de Casación y Apelaciones confirmó hoy lo dicho por la jueza Karina Giselle Andrade, quien resolvió que el habeas corpus colectivo y preventivo presentado ayer por Periodistas Argentinas y Arecia (Asociación de Revistas Culturales Independientes de la Argentina) sea reconducido como una acción de amparo que garantice que las y los trabajadores de prensa que realicen cobertura de protestas sociales no sean detenidos ni agredidos ni amedrentados por las fuerzas de seguridad al realizar su labor. En su resolución destaca también el derecho constitucional a la protesta social: “Quienes asisten a una multitudinaria manifestación realizan un legítimo ejercicio de sus derechos constitucionalmente reconocidos a protestar, a peticionar ante las autoridades, asociarse, reunirse y realizar huelgas, entre otros”. Y destaca las obligaciones que tiene el Estado para garantizar la libertad de prensa y expresión: “La libertad de expresión, junto con la libertad de prensa, necesariamente concatenada con la primera, se configuran como derechos baluartes del sistema democrático. Estos derechos permiten a los individuos de una sociedad democrática dar a conocer sus ideas, conocer las opiniones de sus conciudadanos y los actos de gobierno y criticar los actos de sus representantes”.
La petición
Así resume la jueza Andrade en su resolución el pedido presentado en este habeas corpus colectivo y preventivo:
- “Solicitaron que se en el marco de la acción de habeas corpus al Ministerio de Seguridad de la Nación y al de esta Ciudad Autónoma de Buenos Aires que se abstengan de realizar actos que amenacen o perturben la libertad ambulatoria de los y las trabajadores de prensa mientras ejerzan su profesión, especialmente durante la cobertura de manifestaciones y/o
- protestas contra decisiones adoptadas por el Gobierno Nacional o el de esta ciudad, el día de mañana.
- Solicitaron, como medidas de protección, que:
a) Se le requieran a los Ministerios de Seguridad de la Nación y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para que informen las órdenes impartidas o que vayan a impartir a sus fuerzas de seguridad para interactuar con los trabajadores de prensa que se encuentren cubriendo la marcha del 27/12/23 en las inmediaciones de Plaza Lavalle;
b) Se ordene a las fuerzas de seguridad intervinientes que no repriman ni dificulten a los trabajadores de prensa y que no los detengan en caso de no respetar el protocolo de seguridad del Ministerio de Nación o su equivalente del Ministerio de Seguridad de la Ciudad;
c) Se le requiera al juez de garantías en turno o al fiscal auxiliar de flagrancia en turno durante la manifestación del día 27/12/23 en Plaza Lavalle, que en caso de que algún detenido en la manifestación manifieste ser trabajador de prensa, que pongan en conocimiento del hecho a este tribunal a los efectos de garantizar la legalidad de la detención en el marco de este hábeas corpus preventivo.
- Los accionantes efectuaron una valoración sobre cómo entienden que se debe planificar un operativo de seguridad en el marco de una protesta social y cómo debe ser el actuar de la policía; todo orientado a “facilitar el ejercicio de los derechos a la libertad de expresión y de reunión, así como a la protección de la vida e integridad de los manifestantes y de los terceros presentes y no la contención o la confrontación con los manifestantes”.
- Finalmente, sostuvieron su punto en cuanto a que el Estado tiene “…el deber de garantizar que los periodistas y comunicadores que se encuentran realizando su labor informativa en el marco de una manifestación pública no sean detenidos, amenazados, agredidos, o limitados en cualquier forma en sus derechos por estar ejerciendo su profesión”.
Sobre el derecho a la protesta
- “Quienes asisten a una multitudinaria manifestación realizan un legítimo ejercicio de sus derechos constitucionalmente reconocidos a protestar, a peticionar ante las autoridades, asociarse, reunirse y realizar huelgas, entre otros.
- Quienes se movilizan en verdad se expresan de manera crítica frente al ejercicio del poder de los gobernantes y ello, siempre que se efectúe en el marco de la legalidad, no puede ser socavado. Nuestra Constitución, aunque no lo diga expresamente, reconoce el derecho a la protesta (el cual incluye el derecho a manifestarse, a circular libremente, a peticionar y a criticar a las autoridades).
- En otras palabras, toda persona puede expresarse, peticionar ante las autoridades, asociarse, reunirse y manifestar su parecer y disconformidad con las decisiones gubernamentales”.
- Así, en palabras del destacado constitucionalista Dr. Roberto Gargarella en “… una democracia representativa, la única alternativa con la que cuentan los ciudadanos para cambiar el rumbo de las cosas es la de protestar y quejarse frente a las autoridades. Si se socava dicha posibilidad, la democracia representativa se convierte en una oligarquía o plutocracia, es decir, la democracia llega a su fin. De allí que una democracia, aún modesta, no sólo no puede darse el lujo de perder ciertas voces críticas sino que más bien, y por el contrario, debe hacer todo lo posible por potenciar a cada una de ellas. Resulta esencial que los representantes se encuentren permanentemente al tanto de las necesidades y urgencias que afectan a la población, como forma de remediar el problema que significa no haber optado por una forma más directa de democracia, y como forma de dotar de sentido a la democracia representativa … una democracia representativa decente no puede convivir con la exclusión sistemática de ciertas voces, y mucho menos con la marginación de voces que tienen mensajes muy importantes para transmitir”.
Sobre el derecho a la información
- “La libertad de expresión, junto con la libertad de prensa, necesariamente concatenada con la primera, se configuran como derechos baluartes del sistema democrático. Estos derechos permiten a los individuos de una sociedad democrática dar a conocer sus ideas, conocer las opiniones de sus conciudadanos y los actos de gobierno y criticar los actos de sus representantes.
- Sobre el punto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la Opinión Consultiva 5/1985 dejó en claro hace más de tres décadas que “… cuando se restringe ilegalmente la libertad de expresión de un individuo, no sólo es el derecho de ese individuo el que está siendo violado, sino también el derecho de todos a ‘recibir’ informaciones e ideas … Se ponen así de manifiesto las dos dimensiones de la libertad de expresión. En efecto, ésta requiere, por un lado, que nadie sea arbitrariamente menoscabado o impedido de manifestar su propio pensamiento y representa, por tanto, un derecho de cada individuo; pero implica también, por otro lado, un derecho colectivo a recibir cualquier información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno”.
- En resumen quienes asisten a una multitudinaria manifestación realizan un legítimo ejercicio de sus derechos constitucionalmente reconocidos a protestar, a peticionar ante las autoridades, asociarse, reunirse y realizar huelgas, entre otros.

Sobre la resolución
“Lo que surge patente es la pretensión de que el Poder Judicial viabilice canales institucionales de diálogo que no se entienden existentes por parte de los peticionantes para tener garantizados los derechos que les asisten como trabajadores de la comunicación, sobre todo porque aquel acto administrativo no los contempla y su vigencia y aplicación configuran, a su entender, actos de la autoridad que afectan sus derechos.
Entiendo que a la luz de la acción presentada queda en evidencia que el cuestionamiento se dirige a la existencia de un Protocolo que no resulta claro en cuanto a cómo el Estado garantiza los derechos de toda persona a la libre circulación, manifestación, petición y crítica a las autoridades y, luego, a que esos actos puedan ser registrados por el periodismo. Todo lo cual forma parte esencial de la estructura democrática de nuestro país.
Dicha situación, que se vincula con el ejercicio de diversos derechos fundamentales, se enmarca en la necesidad de una intervención de competencia federal frente a la tensión -que es la base de la acción presentada- entre el protocolo (resolución administrativa de carácter federal) y el ejercicio de la labor periodística (derechos constitucionales en juego) que sin lugar a dudas encuentra su vía adecuada mediante la acción de amparo.
Por todo lo expuesto, corresponde reconducir la acción intentada como un amparo (…) y remitir la presentación a la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal a fin de que asigne el caso al juzgado que intervendrá en la presente”.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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