Nota
Libertad a Daniela
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Daniela Calarco es la única mujer (junto a cuatro hombres: Daniel Sica, Cristian Valiente, Facundo Gómez y Roberto de la Cruz Gomez) que queda detenida por la cacería de la Ley Bases. La procesaron -y embargaron- porque supuestamente dañó las bicicletas de la Ciudad, aunque en el propio procesamiento la jueza Servini confunde situaciones y mantiene en línea de hipótesis que haya sido Daniela la autora de los hechos. La versión de su compañera, en la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, sobre lo que verdaderamente pasó: “Apuntan a ella como blanco público porque es referente, y lo enmarcamos en un proceso de persecución política y mediática”. La tortura que está sufriendo la referente del MTR en la cárcel: sin comida, fue paseada por distintas comisarías, y presionada para firmar una probation (un juicio abreviado, con condena). Quién es Daniela, y por qué la detuvieron.
Por Lucas Pedulla
Emilia Manazza marcha con las Madres de Plaza de Mayo en el típico jueves de ronda, aunque esta vez es especialmente masivo. El feriado ayuda, y los efectos de una semana tremenda cargada por la cacería del Gobierno motivan a salir, marchar y cantar, como se canta ahora entre cientos de personas: “Libertad a los presos por luchar”.
Emilia canta a viva voz, con un cartel que también grita una urgencia: “Libertad ya!! A Daniela Calarco. Luchar no es delito”. Es que Patricia Daniela Calarco Arredondo, o simplemente Daniela -como le llaman sus compañeras-, su pareja, es una de las cinco personas que quedaron detenidas, procesadas con prisión preventiva por la jueza María Servini, de las 33 detenciones originarias.
Daniela, además, es la única de las mujeres que quedó presa.
En el auto de procesamiento de 60 páginas que la jueza Servini firmó el martes 18 de junio -en medio de la concentración en Plaza de Mayo convocada por las familias que empujó la liberación por falta de mérito de las 11 personas ese día-, sobre Daniela marca que “siendo las 17.50 horas aproximadamente el día 12 de junio del corriente año, la nombrada fue demorada en la calle Chile 1123, de esta ciudad, a raíz de un alerta del Centro de Monitoreo Urbano ya que habría sido captada cometiendo hechos ilícitos, específicamente prendiendo fuego las bicicletas situadas en la plaza Congreso de la Nación”.
Emilia marca que la desconcentración había empezado antes. Ambas habían ido juntas, con otras compañeras del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR, organización en la que militan en barrios), a participar de las protestas contra la ley, como otras organizaciones sociales, partidos políticos, gremios de la CGT y las CTA, jubilados, asambleas y gente suelta y autoconvocada. Emilia cuenta que empezaron la desconcentración al momento en el que lo hicieron el grueso de las columnas, cuando los hidrantes de las fuerzas de seguridad avanzaban sobre la plaza, en medio de la humareda provocada por el incendio del móvil de Cadena 3, realizado por infiltrados que Gendarmería, Prefectura, Policía de la Ciudad o Federal vieron y no quisieron detener. Pero la represión ya se había desatado.
Dice Emilia: “La desconcentración fue a fuerza de balas de goma, con policías en moto. Es difícil caminar con tranquilidad cuando te disparan y encima tiran gases, incluso desde edificios en Avenida de Mayo como se vio en algunas imágenes. Hasta le hice de lazarillo a Dani, porque ella no podía ver. Doblamos por 9 de Julio e intentamos resguardarnos en el McDonalds. Fueron menos de dos minutos. Salimos y un personal de civil la manotea y la detiene, casi un secuestro. Era un masculino, tenía polar, buzo negro, jean y zapatillas de treking. No estaba identificado. Entre treinta y cuarenta minutos tardó en hacerse presente el personal femenino. Incluso ya reducida ella, y esposada a la reja de una pinturería que está a la vuelta, hubo situaciones de abuso de autoridad: la apoyaron y le metieron la mano en su torso, ya detenida. En la denuncia queremos hacer hincapié en que la tocaron en esa situación de total vulnerabilidad”.
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Procesada y embargada
En la causa figura que el nombre del policía que la detuvo es Marcos Rodríguez, jefe de servicio externo de la Comisaría Vecinal 1B, en el móvil 601. Servini dice que de acuerdo a “las fuentes abiertas consultadas”, la policía visualizó en Daniela una persona acorde a la vestimenta que había denunciado el Centro de Monitoreo: calza color negro, buzo amarillo, antiparras negras, máscara doble filtro, riñonera, “y una botella transparente con líquido en el interior, con la que se ve estimulando el foco ígneo ubicado bajo las bicicletas del Gobierno de la Ciudad situadas en la Plaza de los dos Congresos”. Emilia dice: “Esa botellita, en realidad, era de agua, porque Daniela estaba tratando de apagar el fuego. Incluso en el video se ve que hay otro señor que patea para desarmar el incendio”.
En el procesamiento también dice que, en las requisas, le secuestraron una botella con la inscripción “bialcohol”. Emilia aclara: “Lo llevamos como práctica de higiene que nos quedó por la pandemia. Yo, por ejemplo, lo llevo en forma de aerosol”.
Sin embargo, a partir de las imágenes y el parte policial, Servini afirma que Daniela ocasionó “daño en un bien de uso público, afectándolo de este modo, e incitando así a la violencia colectiva contra las instituciones suscitando tumultos y desórdenes y erigiéndose en un posible alzamiento contra el orden constitucional y la vida democrática”. En el encuadre jurídico, la jueza además considera que “la conducta (de Daniela) ha tenido como finalidad crear una situación de peligro común”, que las bicicletas son un “bien de uso público”, aunque luego afirma que la militante colocó “un dispositivo explosivo entre las camionetas afectadas”, emparentando, o confundiendo, las fotos de las bicicletas con los del móvil de Cadena 3. Por todo eso, Servini la procesa y la considera “coautora penalmente responsable del delito de incendio en concurso ideal con daño, agravado por haberse afectado un bien de uso público”, y también por “intimidación pública”. A Daniela, y también a los otros cuatro detenidos, les trabó un embargo por 500 mil pesos.
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Hambre y re-presión
Por recomendación de su abogado, Daniela no declaró durante las indagatorias. Emilia cuenta que el miércoles, ya con el procesamiento en curso, vivieron una situación de tensión: “Fue angustiante, porque a las cinco de la mañana la llevaron con presos y presas comunes a Comodoro Py, entre comillas, ‘a declarar’. El abogado había ido a verla a Ezeiza, pero ella no estaba ahí: no lo habían notificado del traslado y no nos podíamos comunicar. Estuvo todo el día esposada, sin explicarle por qué, intentando intimidarla y meter miedo. Recién a las diez menos cuarto de la noche, compañeros del Comité contra la Tortura nos confirmaron que había vuelto a la misma celda en Ezeiza. Durante todo el día no supimos nada: estuvo incomunicada, sin comer, y apenas le daban agua”.
Emilia explica el objetivo: “Amedrentarla. Intentaron hacerle firmar un papel para cambiar de abogado: ella se negó. Lo único que se nos ocurre es que querían hacerlo para que firme una probation”. La probation es la suspensión del juicio a prueba, una forma de extinguir la acción penal, pero reconociendo los actos imputados: en este caso, Daniela tendría que haber firmado aceptando las imputaciones por las que Servini la procesó. “Ella no lo hizo -subraya Emilia-. Pero esta movida también nos da una perspectiva de que quieren resolver el tema de alguna forma, pero no es lo mismo, porque así la causa te queda”. Se pregunta: “¿Qué motivo tiene reconocer algo que no hiciste? Quieren que le quede la causa”.
No fue el único amedrentamiento que sufrió Daniela estos días. Como declararon las familias de todas las detenidas durante la semana, a todas las subieron el miércoles de la detención a un celular policial y las “pasearon” esposadas por toda la Ciudad durante toda la noche. Recién al jueves la llevaron a la comisaría 15, donde siguieron esposadas, sin comida ni agua, en un pasillo. El viernes, Servini excarceló a las primeras 17 personas, pero Daniela y las otras mujeres (María de la Paz Cerruti, Camila Juárez, Sasha Lyardet, Lucía Puglia y Ramona Tolaba) fueron trasladadas a Ezeiza. El martes liberaron a todas, menos a Daniela.
Dice Emilia: “Es la única mujer que quedó detenida. Apuntan a ella, como blanco público, porque es referente, y lo enmarcamos en este proceso de persecución política y mediática”.
Quién es Daniela
Daniela tiene 39 años y es del Barrio Hipódromo de Mar del Plata. Allí comenzó su militancia, en contra de las fumigaciones agrotóxicas en el territorio. “Su situación laboral era súper precaria”, dice Emilia. Antes de venirse a vivir ambas a la zona sur del conurbano bonaerense, Daniela trabajaba de camarera en un salón de fiestas de la UTA (Unión Tranviarios Automotor) y también hacía temporadas en otro hotel sindical. Al mudarse al Gran Buenos Aires, Daniela consiguió trabajo en el exMinisterio de Desarrollo Social, hoy subsumido en el cuestionado Ministerio de Capital Humano. Fue despedida en marzo.
Emilia: “Daniela es una compañera súper consciente, y lleva su militancia más allá de la situación de precarización laboral en el movimiento. Trajo las luchas ambientales, y también militamos mucho por la legalización del aborto. Ama el cine, la literatura. Es vegetariana y ama la vida en todos sus aspectos. Este año acompañamos también muchas luchas, desde las movidas en el Congreso contra los despidos en Télam a las rondas que hacen los jubilados todos los miércoles. Sabemos que la lucha es transversal y su proyecto de vida está atravesado por esa transversalidad, en organizarse por un mundo más justo”.
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Emilia agradece el apoyo de familiares, organizaciones sociales y sindicales, y organismos de derechos humanos que siguen exigiendo la liberación. En la plaza, junto a las Madres Línea Fundadora y antes de ella, habló Silvia, la mamá de Camila Juárez, y dijo que su hija estaba “muy preocupada” por Daniela, porque en prisión se habían hecho amigas, y convocó a mantener la unidad que lograron las familias estas semanas: “Del otro lado tenemos algo muy perverso -dijo Silvia-. Convoco a continuar la unidad porque esto recién empieza. Esta familia que formamos tiene que continuar más unida y fuerte que nunca”.
Emilia resalta a lavaca: “El accionar del Gobierno es un plan y lo defienden a viva voz, y somos concientes de que estas cosas pueden pasar. Es parte del plan de ajuste y las movilizaciones van a seguir, también las causas armadas. Por eso hay que profundizar la solidaridad con cada compañero. La solidaridad es lo que nos sostiene”.
Y dice una vez más, con la fuerza del cartel que muestra delante de sus ojos clarísimos: “Libertad a Daniela Calarco ya”.
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Nota
57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez
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Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.
El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores».
Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11 y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos.
A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo.
Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero.
Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:
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Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.
Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa.
Nota
Trabajadores de Morvillo toman la fábrica tras el anuncio del cierre de la planta, que implica 200 despidos
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Una histórica empresa gráfica de Avellaneda -donde se imprimen títulos de la editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias– anunció su cierre dejando a 200 trabajadores en la calle. Se enteraron por un comunicado pasadas las once de la noche del martes y la respuesta fue unánime: ingresaron a la imprenta e iniciaron una permanencia pacífica en defensa de los puestos de trabajo. El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la firma faltó a la audiencia. Los argumentos empresariales de caída de la producción y los argumentos obreros: “Somos las principales víctimas de esta situación”.
Por Lucas Pedulla
El obrero gráfico Enrique Andina terminó su jornada de trabajo en Anselmo Morvillo SRL a las 22 horas y se marchó a su casa, como todos sus compañeros, como todos los días. Muchos estaban llegando a sus hogares cuando pasadas las 23 horas les llegó un comunicado de la histórica imprenta, que terminaba de la siguiente manera:
“Con una tristeza difícil de describir tenemos que contarles que ya no podemos seguir adelante. Sabemos acerca del impacto, no sólo económico, sino emocional que tiene para cada uno dejar parte de nuestra historia en el recuerdo, y los relatos que hemos compartido siempre con nuestras familias. Le dejamos a cada uno de ustedes, nuestra gratitud por su invaluable esfuerzo y el deseo de que todos puedan superar este trago amargo con la capacidad de levantarse que los caracteriza”.
El texto cerraba con esta firma: “La Dirección”.
Así como llegaron a sus casas, los obreros volvieron a la gráfica, ubicada en Avellaneda, municipio al sur del conurbano bonaerense. Andina contextualiza: “Somos 200 compañeros; yo tengo 17 años de trabajo y muchos tienen más de 30 y 40 años de antigüedad. En la pandemia vivimos una situación similar pero logramos mantener nuestras conquistas. Somos la gráfica que más cobraba dentro del gremio, pero esto fue imprevisto”.
La respuesta fue unánime: los trabajadores votaron la permanencia.
Avon, papel & toma
Anselmo Morvillo SRL inició sus actividades en 1974 desarrollando folletos cosméticos. En su página web cuentan que en 1988 incorporó la primera rotativa de tecnología de punta, “única en el país en esa época”, y sumó la segunda tres años después. Cuentan que crecieron más del 70% en la segunda década de los noventa y que hoy, en su planta de 13500 metros cuadrados de Avellaneda, los folletos comerciales representan un 70% de la producción, mientras que los trabajos editoriales significan el 30% restante. Andina cuenta que, entre las publicaciones, se encuentran títulos de la Editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias.
En el comunicado que “la Dirección” les mandó a los obreros, a quienes se refirió como “queridos compañeros de tantos años”, la empresa expresó su posición:
- “Hemos atravesado las reiteradas crisis económicas de nuestro país, los cambios en el mercado gráfico con la marcada implosión por el avance tecnológico y el comportamiento poco ético de algunos de nuestros colegas competidores”.
- “Fuimos golpeados por la Presentación en Concurso de algunos de nuestros clientes y por la Quiebra de nuestro cliente número dos, ARCA Distribuidores. Luego, a la escalada de precios internacionales de la mayoría de los insumos y repuestos, se le sumó la exigencia de pago anticipado del papel y la desaparición del crédito internacional. Todas situaciones que enfrentamos con mejor éxito que muchos de nuestros colegas”.
- “En el año 2014 RR Donelley cerró su planta de Argentina, en enero de 2016 AGR también cerró sus puertas, y en enero de 2020 IPESA cerró la mayor parte de su operación”. Una aclaración: tras el abandono empresarial, Donelley fue recuperada por sus trabajadores y trabajadoras y, hoy, es una cooperativa gestionada sin patrón.
La empresa describe un contexto “tan negativo” en el que inscribió la caída del 63% del volúmen de producción: “Avon, que como bien saben representa más de la mitad de nuestro trabajo, dejó de imprimir catálogos y mudó su comercialización a internet. Esto nos dejó en una situación económica y financiera terminal”.
Los trabajadores respondieron con la permanencia pacífica y otro comunicado que respondía los argumentos de la empresa: “Todos factores ajenos a la responsabilidad de los trabajadores, que somos las principales víctimas de esta situación”.
Gris de espera
Enrique Andina integra la Comisión Interna y explica: “Estamos en permanencia pacífica para preservar las fuentes de laburo. A lo largo del día se hizo presente el sindicato. Exigimos una presentación en el Ministerio de Trabajo y también hicimos un pedido de plenario de delegados para discutir con todos los delegados los pasos a seguir”.
El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la empresa no se presentó a la audiencia. “Está incumpliendo -dice Andina-. Mientras tanto, nosotros seguimos sin tener comunicación de la empresa. Tampoco atienden los teléfonos. La última comunicación oficial fue el comunicado de anoche. Eso deja un gris, porque estamos en la calle sin un mango, pero no hay un telegrama de despido ni nada”.
Los trabajadores tienen sólo rumores, desde un cierre definitivo hasta la posibilidad de la llegada de inversionistas “que reclaman despidos masivos”, según denuncian. “Se olfateaba que la situación venía rara, pero nadie pensó que todo fuera de esta manera -dice-. La convocatoria acá fue masiva, y agradecemos también que se acercaron de otras ramas, como médicos del Garrahan. La intención es difundir el conflicto y rodearlo de solidaridad para lograr lo que necesitamos, que es que la patronal se siente a discutir”.
Mientras esperan, en las próximas asambleas decidirán los pasos a seguir: “Es un golpe fuerte, pero uno tiene que estar fuerte, también, por la familia. La mayoría de los compañeros son sostén de hogar. Estamos dispuestas a lucharla hasta el final y no aflojarle hasta encontrar una solución, que es sostener las fuentes de trabajo con las mismas condiciones que teníamos hasta ayer antes de recibir el comunicado”.
Nota
Juicio a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: absurdos sin pruebas
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Empezó el segundo proceso judicial a integrantes de la lof mapuche, a quienes se les endilga el delito de usurpación en la localidad de Villa Mascardi, en Bariloche, Río Negro.
El juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal de General Roca y que se realizará de manera virtual, tendrá 132 testigos que serán llamados a declarar y como mínimo, se espera que dure hasta abril. Expresan desde la comunidad: “Somos sometidos injustamente, acusados de usurpar nuestro propio territorio, el mismo que libremente caminaron nuestros kuifikecheiem (antepasados) cuando aún no existían alambrados, ni parques nacionales, ni ningún winka que con su ambición destructora mirara nuestra tierra”.
Para entender el conflicto hay que retroceder a 2017, cuando la lof inició la recuperación de su territorio a partir del levantamiento de una machi –guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche–, y la construcción del rewe –un sitio sagrado de conexión con otras energías del espacio en donde la machi atendía a quien fuera a curarse–. La respuesta del Estado fue de terror: un operativo de desalojo comandado por la vigente ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que terminó con el asesinato de Rafael Nahuel, a manos del grupo Albatros de Prefectura, el 25 de noviembre de aquel 2017. Todo ese proceso derivó en el primer juicio contra la comunidad, donde fueron condenados siete mapuche.
Tiempo después del crimen de Rafita, la comunidad volvió al territorio hasta que en 2022, ya en el gobierno de Alberto Fernández, se ejecutó otro desalojo represivo.
En el juicio que arrancó hoy y continúa mañana, se juzga de la usurpación de distintos terrenos a Luciana Jaramillo, Yéssica Bonnefoi, Romina Rosas, Betiana Colhuan, Celeste Ardaiz Guenumil y Matías Santana. Se defienden desde la comunidad: “Nos encontramos frente a un contexto muy difícil alimentado por un sistema político y judicial perverso, que agudizó la persecución hacia el Mapuche con más violencia y encarcelamientos, con el fin de debilitarnos y quitarnos nuestro territorio”.
El juez a cargo se llama Alejandro Silva y es el mismo que presidió el proceso por el fusilamiento de Rafael Nahuel y que condenó a sus responsables con penas ínfimas.
Ataques
El contexto al que hacen referencia refiere a un gobierno que agudizó el hostigamiento preexistente hacia el pueblo mapuche, además de un avasallamiento de derechos a las 40 naciones originarias que habitan lo que hoy es Argentina. Algunos ejes de esa persecución: el desguace del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI); el decreto que barrió a la Ley de Emergencia Territorial Indígena (26.160) que mantenía la suspensión de los desalojos sobre tierras comunitarias de los pueblos originarios y que allanó el terreno para el desarraigo de la comunidad Paillako a principio de este año; y el señalamiento sin pruebas como causantes de los incendios en la Patagonia. Por citar un caso, Victoria Heredia Núñez, integrante de Lof Pillan Mahuiza, cumple arresto domiciliario desde el 12 de febrero acusada del incendio en la Estancia Amancay, en la localidad chubutense de Trevelin, pese a demostrar mediante georreferenciación que al iniciarse el fuego estaba a más de 90 kilómetros.
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La gente de la comunidad frente a la policía durante una inspección ocular en octubre de 2023. Fotos: Jaime Carriqueo
Absurdos
La defensa de la comunidad está a cargo de la Gremial de Abogadas y Abogados. Uno de ellos, Gustavo Franquet, le dice a lavaca ni bien concluida la primera audiencia: “Esto comenzó en 2017 y estamos en 2025; llevamos más de 7 años donde se supone que juzgados de instrucción federal, fiscalías federales, fuerzas federales de investigación como Gendarmería, la Policía Federal y Prefectura investigaron a la comunidad y no pudieron conseguir elementos para acusarlos de otra cosa que no fuera usurpación, motivo por el que ni tendrían que estar en el banquillo. El Estado argentino, desde la Constitución de 1994, reconoce los derechos preexistentes de los pueblos originarios, por lo que no puede ni debe criminalizar el conflicto territorial; en una recuperación, no hay delito. Si esto fuera juzgado como corresponde, no pueden de ninguna manera condenar a nadie”.
En cuanto a cómo abrió el juicio, cuenta: “Sólo en un par de horas que duró, ya se cometieron varios despropósitos jurídicos, aunque estamos seguros que lo más horroroso de este juicio está por venir; vamos a escuchar cosas muchísimos más jodidas, hoy fue un precalentamiento”.
¿Qué despropósitos?
Entre las barbaridades que dijeron, hubo tres que no se pueden creer.
A una de las mujeres, Yéssica Bonefoi, la quisieron acusar de la usurpación de una cabaña, que cuando la fiscalía pidió la elevación a juicio, ni se mencionó. Fue algo insólito, porque no pueden inventar elementos nuevos. Pidieron un cuarto intermedio y cuando volvimos retiraron ese planteo porque obviamente estaba fuera de lugar. Es tanta la voluntad de persecución, de acusación gratuita, que ni se fijaron en eso.
Un segundo despropósito es que cuando se produce lo que llaman la usurpación del ex Hotel Mascardi, una de las acusadas (la machi Betiana) seguía siendo menor. Por ley de minoridad, hay todo un proceso que en este caso no se cumplió cuando se acusa a menores de entre 16 y 18 años y que ahora imposibilita al juez a dictar sentencia contra ella. Como una cuestión lógica le exigimos al juez que no la someta al juicio, y en vez de aceptarlo, dijo que lo va a decidir al final del proceso. Algo totalmente absurdo y re victimizante para la machi.
Y un tercer punto que es la pretensión de la fiscalía y de las querellas de que consideren a la usurpación como un delito continuado. Se denomina con esta tipificación a delitos como la desaparición forzada, o un secuestro, pero no a una usurpación, que es un tipo específico de hurto o de robo, en este caso de un inmueble. Si alguien comete un robo, el delito es en ese momento, no continúa en el tiempo. Ahí hay otro absurdo.
Truchos
En 2022, antes del segundo desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu, se incendió un trailer y un remolque de Gendarmería. Desde los gobiernos provinciales y nacionales se acusó al pueblo mapuche, al igual que de usurpar una cabaña. Recuerda Gustavo: “Ahí empezó toda esta farsa. Esa zona está protegida por fuerzas federales, pero señalaron a la lof y así allanaron el camino para desalojarlos”.
Ese desalojo fue brutal, con más de 250 efectivos del Comando Unificado que irrumpieron en el territorio. Romina Rosas, una de las mapuche detenidas, estaba embarazada de ocho meses y fue golpeada y arrastrada por el piso; días después, parió a su bebé rodeada de policías. Celeste, decía esto de aquel 4 de octubre de 2022: “Me tiraron al suelo, a mí y a mi nena de 5 años. Nos apuntaron con el arma en la cabeza. Fue una cacería”.
Retoma Gustavo Franquet: “A las seis personas que están enfrentando el juicio jueces federales les dictaron su falta de mérito, porque no hay ningún elemento que los ligue a lo que se los acusa. Toda esta causa es trucha porque fue creada para criminalizar, para desalojar y para allanar a la comunidad. Y por ende, todo este juicio es trucho”.
Lafken, en mapudungún, significa espejo de agua. Winkul, espíritu guardián de la montaña. Y Mapu, tierra. Desde la lof Lafken Winkul Mapu, concluyen: “Seguimos llamando a la unión, a mantenernos fortalecidos en nuestro feientun (creencia) y esencia mapuche. A enfrentar al winka con nuestra verdad, por más que el aparato estatal utilice todos los medios a su alcance para difamarnos pretendiendo poner a la opinión pública en nuestra contra, con falsas acusaciones. Pero tenemos total confianza en la fortaleza de nuestro pueblo milenario que ha resistido y preservado el territorio a pesar de los atropellos”.
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Matías Santana, la Machi Betiana, Luciana Jaramillo y Romina Rosas son cuatro de los seis acusados, durante la primera audiencia del juicio en su contra.
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