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Artes

Tres viajes por el teatro

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Tres obras de calidad para un fin de semana viajando hacia el teatro. PaCata y sus cinco escenas que rinden culto al amor y sus diversas formas, en un marco de naturaleza que desborda y abraza. Somos familia propone reflexionar sobre qué es ser familia y de qué manera dar lugar a los cambios, los duelos, las ausencias y las crisis económicas sin perder ternura ni complicidad. Nacidas con fórceps es un homenaje a la amistad, al rock and roll y a las múltiples maneras de encontrar la chispa que ilumine un camino común. Por  María del Carmen Varela

PaCata

Un librito con textos y dibujos es el primer acercamiento a PaCata, la obra de danza-teatro de Cata Briski. Es entegado en mano en la boletería de Sala Perra, en el barrio de Chacarita y quien te lo da te pide que lo devuelvas al irte. Cada libro recorre entonces muchas manos y así  invita a entrar en otra frecuencia de sensibilidad una vez traspasada la puerta rosa de Bonpland al 800. PaCata recorre cinco escenas especialmente dedicadas: a Jacinta (hija de Cata), a la danza, al río, a la desobediencia y a su madre, padre y hermanas. Así describe Cata su nueva creación: “Una Catarsis, una danza que pretende enunciar mis dedicatorias más profundas, a los amores y no amores que me han dado la fuerza y la fragilidad para vivir no feliz, sino sinceramanete. Bailar es reescribir”.

Cata reescribe con su cuerpo cada escena de este viaje a su propio universo que arranca con un video donde se la ve de espaldas, navegando hacia algún lugar. Esa será la única intervención tecnológica, lo que le sigue es cuerpo, movimiento, música, voz, corazón y entrega. Desde hace un año y unos meses esta bailarina, intérprete, coreógrafa, dramaturga, docente y gestora cutural vive con su pareja y su hija Jacinta, que cumplió un año en mayo, en la primera sección del Delta del Tigre.  ¿Cómo influye el territorio habitado a la hora de la creación? “Yo estoy reciente mudada a un lugar tan distinto, no me animo a decir conclusiones pero sí creo que hay un despoje de alienación. Son territorios que te permiten estar más conectada con un vacío”.

En mayo de 2023, a pocos meses de mudarse, en ese ir y venir del delta a la ciudad por cuestiones laborales, Cata contaba a revista MU: “Hay algo de CABA que me expulsó. Es un territorio donde no es posible la resistencia. El mercado nos envenenó por todos lados. No se puede construir vivienda, no se puede alquilar, todo eso es muy hostil. No quiero adormecerme, no estoy tan alienada como para que no me duela; me duele y me quiero ir pensando estrategias porque techo, trabajo y comida son prioridad. En estos territorios me parece que hay una posibilidad un poco más real, aunque todo es tan reciente que no tengo conclusiones”. Este paisaje elegido toma forma en su obra, aparece algo del fluir del río, la bondad de la madera, los sonidos de la naturaleza y hasta el aroma a bosque, cuando logramos conectar desde los sentidos”.

En la última etapa de la pandemia, Cata comenzó a escribir la dramaturgia. “Es una dedicatoria a estos amores como la danza, el río, mis padres, hermanas. Después agregué la escena para Jacinta porque cuando la escribí todavia no estaba embarazada. Fue una necesidad de hacer un homenaje, con esa danza medio ritual, en un momento de mi vida post pandemia donde empecé a necesitar otros paisajes y otros hábitos, con más tiempo para contemplar mi vida y mis afectos. Ahí nacen las ganas de crear y ser la protagonista de esa creación, para que se pongan en juego mis investigaciones y mis deseos y sea mi cuerpo el que lo atraviese”. Danza, poesía, un manifiesto, la voz de su padre, su propia voz, una canción, una foto, son  los ingredientes que amasa PaCata, los resortes de los que se disparan los diferentes climas, el remanso que no pierde la intensidad, la profunda determinación cargada de ternura.

Tres viajes por el teatro

Una vez que Cata supo a dónde quería ir con su obra, convocó a un grupo de amigas y colegas que la acompañaron a investigar las escenas ya escritas. “Es un equipo de dirección que hace que todo siga y no se detenga el proyecto con el tiempo de la maternidad, que es otro. Es importante para mí seguir trabajando en este contexto tan dificil, entonces agradezco la participación de gente que un domingo a la tarde este queriendo formar parte de este invento tan raro que es el teatro”. En uno de los primeros ensayos, Cata llegó con náuseas y se pusieron a charlar sobre quién sería su obstetra. “Siempre lo más importante de la obra era que me cuide, me aloje en mis necesidades y en mi presente”.

PaCata exhibe la emocionalidad de lo real, la rusticidad de un paisaje donde lo esencial está frente a los ojos y la posibilidad de una danza que traspasa lo individual para fundirse en una matriz común. Cinco dedicatorias en las que la protagonista baila con la inspiración de lo que considera lo mejor de su vida. Y lo mejor, tal como ella misma aclara, no reposa en la sensación de plena felicidad sino en la condición de ser precisamente genuino. La obra busca que seamos algo más que espectadorxs, propone llevar mate, se ofrece chipá, y Cata logra hacernos parte de lo que sucede ahí nomás, tan cerca que no se siente ajeno. “Todas las escenas, desde las más poéticas a las más literales están atravesadas por la sinceridad, donde si en la función estoy cansada, si necesito interrumpir, tomar agua, o la danza toma otra forma, tratamos de ser fieles a la poética de cada escena”. En este marco que describe Cata y en la función en la que estuvo presente lavaca, Jacinta bailó junto a su madre. Con pequeños pasos se fue deslizando junto a ella y cada vez que su pequeña anatomía caía al suelo, se levantaba al instante. Antes del solo final, entró a escena con hambre. Cata pidió permiso y le dio la teta mientras el acordeonista Pedro Bragan aportaba su música a ese momento. “Para mí llegar a una función significa embarcarnos, llevar a la bebé, los bolsos, entonces llego con toda esa preparación, con todo lo que implica llegar al trabajo. Está todo eso en mi piel”.

Teatro Cooperativa Perra, Bonpland 800, CABA

Domingo 30 de junio, 18 hs

@catabriski

Somos Familia

Una copa de vino amablemente ofrecida por las anfitrionas del espacio teatral antes de entrar a la función es el primer paso para empezar a sentirnos cercanxs a esta familia que nos espera en la sala de Moscú Teatro. Mamá, papá, dos hijas y un hijo. La escena recorre un momento típico de cada familia: un almuerzo de domingo. En este contexto todo puede suceder. Las anécdotas de la madre, las ocurrencias del padre, las discusiones a flor de piel, las risas, los enojos. Una rutina quebrada por una noticia que no tardará en llegar. ¿Cómo se reconstruye la dinámica familiar para afrontar lo inesperado?

Tres viajes por el teatro

La mesa está servida y la comida es el punto de unión, la excusa perfecta para que una familia se reúna. Laura —una de las hijas, hermana de Sabrina y de Emilio— nos da la bienvenida y nos pone al tanto de algunos detalles de lo que vamos a ver.  La actriz y dramaturga Carla Giurastante (Laura) rompe la cuarta pared, nos mira, nos habla y genera complicidad con quienes estamos en las butacas. La crisis económica golpea la armonía familiar y como consecuencia impacta en una realidad difícil de sostener. ¿De qué manera se mantiene la unión de la familia cuando la economía no permite cumplir con los objetivos personales?

Somos Familia es un biodrama. Carla finalizó la carrera de Dramaturgia en la EMAD y en una materia investigaron sobre este género teatral. La tarea fue escribir una escena de siete páginas y así fue como compuso una de su familia almorzando, que luego fue representada por algunxs de sus compañerxs. Le divirtió tanto que al volver a su casa se sentó a escribir la obra. Luego se la leyó a toda su familia, incluido su ex novio, ya que en ese momento seguían juntxs y de hecho él forma parte de la obra como también el perro que tiempo después murió. “Tenía que enfrentarme a esos cambios pero quería hacerla. Lo bueno del biodrama es que te permite jugar y aproveché esa situación para darme ciertas licencias”. Le propuso la dirección de la obra a Julieta Timossi, que ya la había dirigido en El semental, de Ivana Schiaffino, y Julieta le propuso que  la dirección sea compartida teniendo en cuenta que se trataba de su familia y sería apropiado contar con su mirada.

Una de las primeras decisiones tuvo que ver con lo escenográfico: una mesa, seis sillas y no podían faltar los colores. El padre de Carla es artista plástico especializado en color entonces junto a él analizaron la gama de colores. Los ensayos fueron en la casa del actor Jorge Román Fernández (el padre en Somos familia) y “eso hizo que se formara el hogar de manera inmediata. En la obra comemos de verdad, en los ensayos también. Si bien se trata de mi familia a la vez es una ficción entonces empezamos junto a Julieta a ver qué  nos convenía para algunas decisiones. En el caso del perro, juamos con un perro ausente pero presente en la obra, todos interactuamos con él al igual que con mi ex novio que está representado como una silla vacía. En la obra original él hablaba así que quitar sus diálogos y dejar la ausencia hizo que su presencia sea mayor”.

El humor está muy presente durante todo el transcurso de la obra. Es inevitable identificar algunas situaciones como propias ya que si bien es cierto que “cada familia es un mundo”, hay cuestiones comunes que nos pueden hacer soltar la carcajada y también la lágrima. Hay encuentro, desencuentro, despedidas y “las vueltas de la vida que a veces son lo opuesto a lo que soñábamos”. Carla remarca que cada actor y actriz tiene “algo” de cada integrante de su familia. Sabrina, la hermana menor, tenía que ser representada por una bailarina. La hermana —en la realidad— de Carla le recomendó a una amiga, Tamara Rocca quien finalmente encarna ese rol. En cuanto a Emilio, el hermano, había pensado en un actor por el parecido físico y finalmente es interpretado por el actor Guido Veneroni, compañero de actuación de Carla. “Me sorprendió al captar la esencia del personaje sin siquiera saber lo que yo tenía en mente al escribirla”.

Desde los elementos clásicos de lo que habitualmente catalogamos como familia, la obra se corre del estereotipo y da lugar a la reflexión de que no siempre lo biológico remite a “ser familia”. En esta ocasión, dos ausencias —que realmente tienen peso— carecen de la sangre en común con el resto de los integrantes aunque eso no atenta con la condición de sentirlos parte. La muerte o el cambio de rumbo son factores que pueden incidir en lo cotdiano, porque así es la vida. Y claro, así son las familias.

Teatro Moscú, Juan Ramirez de Velazco 535, CABA

Viernes 20.30 hs

@somosfamilia.laobra

Nacidas con fórceps

¿Cuál es tu secuela de haber nacido con fórceps? “A mí me agarró como una turbina acá en el centro de la cabeza”, cuenta Turbina. “Contá tu secuela y sumate al club”, proponen la Papo, Turbina y la Enana. ¿Quiénes son? Un trío que se las trae. Tres minas fuertes y empoderadas, una marea musical que estalla en el escenario a puro rock and roll. Ellas son: Nacidas con fórceps y se suben a las tablas con un objetivo concreto. Desde hace 17 años ensayan en un garaje al que llaman El Manantial y  ahora la dueña quiere alquilarlo. Para recuperarlo, arman un show a beneficio. ¿Lo lograrán?

Tres viajes por el teatro

Los fórceps se comenzaron a aplicar en el siglo XVII en los casos en los que se complicaba el parto y la cesárea aún no era practicada. Esta metodología que consiste en colocar unas pinzas metálicas en la cabeza de la criatura para forzar su salida permitió salvar ambas vidas y evitar consecuencias graves tanto para la madre como para el recién nacidx. Aún así, esta práctica acrecienta lo traumático que ya de por sí es el parto para quien llega a este mundo. La Papo, Turbina y la Enana nacieron en estas condiciones e investigaron su incidencia en la personalidad de quienes atravesaron esta experiencia: No les gusta que lxs contolen ni lxs manipulen, con frecuencia sienten que los jalan fuera de las situaciones, piensan que deben hacer todo por sí mismxs, creen que no importa cuánto hagan, nunca es suficiente y sienten que su cabeza y su corazón están separados, desconectados de sus sentimientos. Pese a ser muy diferentes, las tres se sienten unidas por su forma de nacer y si bien son colegas y miembros de la banda, ante todo, son amigas.

Un recital que a la vez es una obra. Así definen este nuevo show que a diferencia de los anteriores de este trío —Fiorella Cominetti, Julieta Filipini y Carolina Bonzi Ferrer o Las Ramponi— pone el acento en lo musical. Vienen trabajando juntas desde hace más de una década, armaron Myriam Cardozo y las golondrinas del monte y en esta oportunidad volcaron sus energías y entusiamos en montar un concierto de siete canciones donde se lucen tocando la guitarra, el bajo y la batería.

“Queríamos trabajar con el universo del rock” asegura Fiorella (o Vanesa La Enana Rodriguez), la baterista del grupo. El año pasado convocaron a la dramaturga y directora Laura Fernández para que las organizara. Vieron muchos documetales sobre el rock en los 80 y los 90, compusieron letras, buscaron los personajes, armaron la estructura de la obra y se coparon con la idea de un falso documental, al estilo This is Spinal Tap, filmada en 1984 por una banda fake que luego se hizo famosa, sacó discos e hizo giras. En noviembre hicieron un par de shows experimentales en el Club Atlético Fernández Fierro y este año decidieron poner el sello Ramponi. La idea fue “hacer un recital y que brote la teatralidad y la dramturgia más que pensar situaciones dramáticas y después llevarlas a escena. Armar los personajes desde sus particularidades, que sean medio estereotipos, pero singulaes, reconocibles en el universo del rock  y desde ahí que se vaya filtrando informacion de quiénes son, qué es de sus vidas”.

Jugaron también con el estilo de la mujer en el rock. Sus personajes son políticamente incorrectos, para nada caretas y sobre el escenario muestran defectos y vulerabilidades. “La escena del rock está por lo general monopolizada por los chabones, en el escenario los chabones tienen una manera de ser, de vincularse, esa misma impronta en mujeres se lee distinto”. En lo musical trabajaron con el músico y productor Francisco Cirimele. Julieta tocaba la guitarra, ya tenía una eléctrica y el año pasado se puso a estudiar. Carolina aprendió a tocar el bajo y Fiorella, batería eléctrica. “Primero aparecieron las canciones, después los personajes y luego el ensamblado. El plan de ahora es hacer videoclips, llamar a amigas y amigos realizadores. Tenemos siete canciones, y queremos que cada una tenga su videoclip cada una con su estética”.  

Al finalizar cada show, el público pide más canciones y ellas dicen “No, tenemos solo siete”. Pero como son buenas pibas y quieren complacer a su público, hacen un bis. Uno de los temas se convirtió en hit y la gente corea “Mi gato Gimena es lo más, Baila mis temas, llora conmigo a la par, Toma vino, Fuma conmigo”. Sueñan con ser teloneras de alguna banda de renombre. Y realmente están a la altura. “Ellas vienen del conurbano, de ranchar en la vereda, tomar el tren. Las imaginamos de adolescentes inventando movidas de resistencia”. Nacidas con fórceps es una oda a la amistad. Si no hay puntos de contacto se los busca y haber nacido con pinzas incrustadas en la cabeza tranquilamente puede ser un primer acercamiento a lo común. Es un homenaje al espíritu del rock y que sea un espíritu no signfica que esté muerto, en todo caso se tomó un descanso, pero la magia está en saber esperar ese fuego que venga a incendiarlo todo. Turbina, la Papo y la Enana guardan un encendedor y saben cómo usarlo.

Cultural Morán, Pedro Morán 2147, CABA

Viernes 28 de junio, 22.30 hs

A partir de julio, domingos a las 21 hs

@lasramponi

Músicas

Susy Shock y Liliana Herrero: un escudo contra la crueldad

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Por Claudia Acuña

 Están sentadas frente a frente en una amplia mesa repleta de palabras y de cosas. Hay lapiceras y cuadernitos de coloridas tapas, empanadas, ceniceros, libros, vino, agua, flores, y un sinfín de amorosos recuerdos de las formas más variadas, todo en un desorden creativo que da cuenta que desde hace horas que están allí urdiendo lo que soñaron y disfrutando como dos criaturas que juegan muy en serio a crear con lo que hay lo que falta. Susy Shock y Liliana Herrero mantienen por eso mismo una conexión de miradas emocionadas y cómplices durante toda esta charla que intenta dar cuenta de aquello que ese gesto hace obvio: qué las une. Lo harán explicito es una ceremonia que titularon Hay palabras y que agotó en menos de 48 horas todas las localidades para el domingo 15 de junio (a las 20 horas, en La Paz Arriba), lo que las obligó a programar otra el domingo 29, que también se agotó, y ojalá más.

“Si las solas se juntaran la soledad queda sola”, nos recuerda la canción de Susy Shock y esta reunión es exactamente la puesta en práctica de ese verso. De eso también se trata este Hay palabras: de la coherencia entre el decir y el hacer. Las dos cargan con grandes ausencias que están tan presentes como para encender este motor que las impulsó a compartir escenario: sus compañeros de vida –Horacio González y Joel– las acompañan desde otro plano y acomodarse a esa nueva realidad les ha dado una sensibilidad que las impulsa a producir con ese peso, alas. Sin duda, ellos también están sentados en esa mesa, disfrutando lo que intercambian y que de alguna extraña manera ayudaron a concretar. Durante la charla explicitarán que también están allí y aportando a esa olla que las hace hervir Batato Barea, Evita, Lohana Berkins, Nora Cortiñas, Hebe de Bonafini… y muchas más. “Son seres que nos constituyen”, dirá Susy.  A partir de esa memoria sensible, este encuentro -se entiende- es abrazo.

Encuentro cercano

Susy es muchísimas cosas, pero sobre todo poeta. Liliana es tantísimas más, pero fundamentalmente cantora. Una desplaza con el impulso de la pasión el orden previsible del lenguaje. La otra, tiene la espada del oído preciso: sabe escuchar aquello que es nuevo y es certero.

Dirá, por ejemplo, Lili, buscando en su cuadernito de tapas coloridas:

“Acá anoté una frase que dijo Susy que abrió una puerta: Todo país es una poética”.

Explicará Susy:

“En estos tiempos de crueldad lo que intentan destruir no se limita a cerrar un ministerio, recortar un programa o pegarles a los jubilados. También se trata de destruir la poética que somos, esa belleza de lo sagrado que nos legaron personas que hicieron muchas cosas en momentos también terribles, que vencieron al miedo, que no estaban adormecidas y de las que hemos heredado una épica que es la que nos va a salvaguardar de esta época de mierda”.

Dirá, también, Lili, leyendo otra anotación de su cuardenito:

“Otra frase que dijo Susy: esta época es más de fieras que de aves”.

Explicará Susy:

“Cuando nos pusimos hablar con Liliana nos fuimos contando las cosas que nos constituyeron y fueron apareciendo historias de nuestra vida personal, muchas personas que nos enseñaron cosas, muchos encuentros colectivos que nos dejaron experiencias, trayectos que atravesamos hasta llegar acá. Y así fuimos poniendo el acento no en esta situación horrible que estamos atravesando, sino en cómo fuimos construyendo nuestras disidencias, cómo fuimos dando nuestras batallas, que son muy similares porque las dos somos guerreras”.

Completará Liliana:

“Que son historias muy diferentes, pero interesantes para cada una de nosotras, porque nos completan. Por ejemplo, en un momento de la charla Susy me dice: “yo siempre decido qué decir”. Y eso me explica también. Porque nunca a ninguna nadie nos pudo imponer letra. También Susy me habla de la importancia de la tribu en momentos así. Y me reconozco en esa definición.”

Así, acobijándose en las palabras, fueron tramando lo que harán y lo que dirán, lo que cantarán y lo que actuarán –atención: Liliana va a actuar!– y lo que tratarán de transmitir.

Para explicarlo, ahora es Susy la que cita una frase de Liliana:

“Me dijo: a través de una canción se puede pensar un país. Y eso es lo que celebramos cuando nos encontramos: la belleza de nuestras canciones. ¡Las de ellos son horribles y ni riman! Entonces es un momento en el que tenemos que hacer algo, que no sé si lingüísticamente es correcto, pero es algo así como elongar hacia la belleza. Nuestra propuesta es esa. No vamos a inventar nada nuevo, sino convidar los sabores que nos constituyen porque creemos que es un momento para aferrarse a eso, de abrazar eso y de honrarlo, de hacer una gimnasia de autoestima. Si lo que pretenden es que odiemos a nuestro país para poder venderlo, lo que necesitamos es indignarnos como cuando escupen algo sagrado.”

Completa Liliana:

“Soy una cantora y como tal nunca pude hacer nada sola: no toco un instrumento, por ejemplo. Pero también como cantora soy responsable y me siento honrada por todo un legado de cantoras, toda una memoria que me sostiene y que, como intérprete, me obliga a interrogarme qué hago con eso. Hay que conversar con ese legado, intervenirlo, cuestionarlo, debatirlo. Y sobre todo formular las preguntas que faltan. Todavía no hicimos todas las preguntas que necesitamos para saber qué fuimos, qué queremos ser y qué queremos aportar a ese legado nosotras. La derrota sería esa: no saberse parte de esa historia y no comprender lo que puede aportar tu voz a ella”.

A esta altura de la charla tengo plena conciencia de que no voy a encontrar las palabras exactas para definir lo que significa esta maravillosa conspiración que representan, así que les pido que lo hagan ellas, porque pueden y saben. La respuesta es una imagen:

“Somos las dos manos que están en el escudo nacional que representan la alianza, la fuerza, la lengua en común, el encuentro, el amor, la amistad y la disposición a no aceptar que las cosas sean inevitablemente como son. No vamos a aceptar ser como ustedes quieren que seamos: eso somos. Y me parece que nuestro país está necesitando que digamos eso”.

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Teatro

El teatro y la aventura de contar

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Jugar, crear, imaginar, divertirse. Los cuentos (y el teatro) como nexo. Como relatos para conectarnos y para entender, pensar y sentir tantas cosas de la vida. Eug Krla, Aldana Hilén y Macalú Entizne proponen una aventura teatral para explorar los distintos modos de contar historias sin que nadie nos diga cómo hacerlo. Un recorrido para reconocer nuestras formas de imaginar con otrxs, de la mano de un personaje que brilla, Luciérnaga, y un enigmático señor que quiere mandonearlo todo. La obra teatral para las infancias Cómo se cuentan los cuentos se presenta este sábado 10 de mayo a las 16 en MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA. Las entradas se consiguen por Alternativa Teatral.

Luciérnaga va en busca de historias. Esas historias se tranforman en cuentos. ¿Cuántos cuentos quedan por contar? Infinitos, por eso su labor no puede esperar. ¡A buscar historias! Con luz propia, Luciérnaga ilumina donde hay oscuridad y así va al encuentro de todo lo que el mundo ofrece a quienes saben mirar con ojos inquietos y curiosos. El camino tiene sus escollos pero la intrépida Luciérnaga no se detiene. Cuando aparece El Señor —personaje misterioso que parece ser una sombra— se produce un conflicto entre ambxs: él impone reglas y conceptos inamovibles para contar cuentos. Luciérnaga se rebela. ¿Por qué hay que contar los cuentos como quiere este Señor? ¿Por qué no dejarse llevar por la imaginación y contarlos como se nos ocurra?

El teatro y la aventura de contar

Fotos: Ana Julia Firpo.

“La obra tiene esa capacidad de juego que es lo que nos interesa acercarle a las infancias”, asegura Eug Krla, dramaturga de Cómo se cuentan los cuentos. La idea surgió hace un año. Eug y la actriz Aldana Hilén fueron invitadas por el espacio La pausa teatral a realizar una obra de teatro para las infancias. El primer disparador fue el de una luciérnaga que ilumina las sombras. Aldana se dejó llevar por el personaje y ahí aparecieron las ideas fundacionales a las que Eug convirtió en texto. Para darle lugar al teatro de sombras, llamaron a le intérprete y narradore Macalú Entizne y les tres se sumergieron en esta aventura de contar un cuento. Eug: “Pensar el cuento en términos de libertad, que es algo que las infancias tienen mucho más cerca de lo que pensamos. Justamente son los adultos y las adultas quienes tenemos esa estructura más arcaica heredada en relación a la narrativa”.

¿Cómo desarmar la estructura? “El mundo es un lugar armado, cerrado, una jaula, como propone el Señor en la obra y las infancias son una llave para abrir la puerta de la jaula. Los cuentos que cuenta Luciérnaga son los cuentos que podría contar cualquiera de nuestros espectadores pequeñes, con esa potencia de la infancia”.

¿Qué se esconde detrás del Señor, ese personaje sombrío y mandón? La obra propone darle espacio a la imaginación, a la creatividad que habita en cada unx de nosotrxs. ¿Nos permitimos jugar cuando ya no somos niñxs? Eug: “Cada quien puede trabajar su mirada sobre la obra, las infancias disfrutarla plenamente y lxs adultxs también, para que se lleven un par de perlitas”.

Macalú: “También nos interesa reivindicar el espacio del teatro, donde podemos reunirnos con otrxs. Que venga la gente al teatro para ver qué les pasa. imaginate que en 45 minutos, que es lo que dura la obra, podés ver cientos de reels de Tik Tok, en cambio, estás viendo una historia en la que suceden un montón de cosas que no pasan por una pantalla”.

La idea de los seres que habitan en la penumbra y  los que son luminarias dentro de la penumbra interpela a Eug desde hace tiempo. “Tiene que ver con la hostilidad de la realidad en la que vivimos. También podemos ser un farito de luz. El arte, la poesía, me han interpelado, me permiten encontrar una zona en medio de lo hostil, y tiene que ver con mi identidad travesti en el mundo”.

El universo del juego, de lo posible, de inventar lo que tengamos ganas de inventar. “Les intérpretes de la obra también tienen esa posibilidad de juego, de correrse del guion”. Aldana: “La pauta fue tener mucha libertad de poder hacer, de irme un poco de  la dramaturgia y poder jugar con en eso. Como soy clown, me relaciono mucho con lo que pasa en el momento, con lo que me va despertando interés con lo que divierte a mí, entonces ahí me doy unos permisos, me voy y vuelvo”.

De eso se trata, de los permisos, de ir, volver, moverse, divertirse y salir de las jaulas.

El teatro y la aventura de contar

Fotos: Ana Julia Firpo.

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Cine

De México a MU Trinchera Boutique: Festival de Cine de Barrio

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¿Dónde habitan las historias que queremos contar? ¿De qué territorios surgen las realidades que no suelen ser narradas? ¿De qué modo contar lo que está oculto, lo ignorado, lo incómodo? ¿Cómo encontrar belleza en lo que se esconde tras las sombras? Estas y otras tantas preguntas buscaron responder quienes llevan a cabo el Festival de Cine de Barrio (FECIBA), que ocurre cada año, desde hace seis, en la Ciudad Autónoma de México. Cada edición se desarrolla en una zona distinta de la ciudad con la intención de descentralizar el acceso a la actividad cultural. Por primera vez serán exhibidos en la Argentina cinco cortometrajes —tres documentales y dos ficciones— que forman parte de una extensión del festival: Del barrio pa’llevar. La proyección será este jueves 9 de enero en el espacio cultural MU Trinchera Boutique (Riobamba 143, CABA) a partir de las 19 hs., con entrada libre y gratuita.

El desplazamiento cotidiano y rutinario para ir a trabajar; la violencia en un barrio marginal donde se venden drogas; el trabajo sexual y el intento por sacarlo de circulación; dos mujeres profesionales de distintas edades y su trabajo paralelo como vendedoras de feria; y la facilidad que maneja el estado para expulsar a las personas de los lugares que habitan. El Festival Cine de Barrio parido en la Ciudad de México -donde transcurren esas cinco historias de resistencia- desembarca en MU Trinchera Boutique como una «herramienta de detonación de los diálogos necesarios para encaminar los cuestionamientos propios de los barrios y buscar soluciones a problemas comunes o reencontrar el valor de las tradiciones y prácticas que sólo se encuentran en estos territorios”, según aseguran sus organizadorxs. Historias que, a la vez, rebotan en los territorios locales.

La calle en el cine

Lxs cineastas mexicanxs Yuli Rodriguez y Emiliano Escoto son parte de la organización de este evento que propone abrir un espacio para realizadores que se mueven fuera de los «grandes circuitos». Eliana Gilet, periodista uruguaya residente en México, y el fotógrafo Ernesto Álvarez participaron de la última edición del festival con su cortometraje Chingadamadrx y son quienes acercan esta propuesta por primera vez en suelo argento.

Cuenta Eliana el motivo: «La idea es hablar de nuevos centros y darles el mismo peso, no importa dónde se hagan las cosas. El territorio es clave al momento de contar historias porque es lo único que nos permite generar un criterio de lo que es real: es el lugar donde nos encontramos, que nos permite hacer un periodismo de calle y hacer cine”.

Eliana y Ernesto iniciaron una investigación en 2016 sobre casos de desalojos en la zona central de la ciudad de México. “Habíamos estado registrando muchos de estos casos y en el momento de hacer el corto teníamos cerca de cien casos reporteados. La gente era acusada de un delito, como si hubieran invadido el lugar, cuando en realidad había conflicto de vivienda de generaciones; no aparecía un dueño claro y nosotrxs podíamos comprobar que quien terminaba quedándose con esos lugares tampoco era un dueño legítimo. Había un proceso de criminalización y gente que estaba organizada y en lucha: ahí nació el interés por hacer el corto». Aunque levantaran la voz, no llegaba a los medios de comunicación y esto nos llamó la atención». Eliana destaca que aunque las temáticas sean locales, “plantean muchos conflictos universales, de la gente que está abajo y pelea, por eso es interesante poder compartirlo”.

Ese momento llega este jueves, a partir de las 19 hs, con entrada libre en Mu Trinchera Boutique: Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los cortometrajes

Combinados, de Luis Ángel Gómez e Israel Cancino

De México a MU Trinchera Boutique: Festival de Cine de Barrio

Combinados. Duración: 6´

El corto de ficción reproduce con humor y poesía las situaciones cotidianas en los medios de transporte. Las coreografías que repetimos involuntariamente, la ansiedad devenida de lo que ya no se tolera: la espera, la celeridad que rige nuestro andar, el tráfico atiborrado de gritos y desesperación.  Nos describe como un «girasol que crece en las grietas del pavimento enraizado entre dos tierras, acostumbrado a apuntar tus bellezas al sol capitalino. ¿Cuántas horas de tu vida has pasado en avenidas congestionadas?». Una curiosa aventura de cuerpos mecánicos, incomunicados, cerrados como capullos.

Mi esquina, mi trinchera, de Guinduri Arroyo

De México a MU Trinchera Boutique: Festival de Cine de Barrio
Mi esquina, mi trinchera. Duración: 10:30.

Documental que muestra la vida de Krizna, trabajadora sexual transgénero y activista de la ciudad de México. La prostitución está profundamente estigmatizada y criminalizada, una ocupación de alto riesgo que puede terminar de la peor manera. Con una mezcla de dolor y orgullo, Krizna asegura: “Las putas somos buenas personas”.

Cola de rata, de Armando Salomo Rosas

De México a MU Trinchera Boutique: Festival de Cine de Barrio

Cola de rata. Duración: 18:17.

Cortometraje de ficción realizado por estudiantes del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) sobre tres estudiantes universitarios que ingresan a un barrio que es punto de venta de drogas. Mientras realizan la compra, irrumpe un operativo policial y quedan atrapados junto a los vendedores.

No se gana pero se goza, de Xochitl Barraza

De México a MU Trinchera Boutique: Festival de Cine de Barrio

No se gana pero se goza. Duración: 21:24´

Xochitl, de 28 años y la maestra Mary, de 63, viven en distintos puntos de la Ciudad de México. Xochitl estudió sociología, Mary es profesora de educación primaria, se licenció en derecho y en pedagogía, sin embargo ambas tambén trabajan como vendedoras en una feria y ven la vida de forma similar. Su trabajo como comerciantes les ha permitido llevar vidas más amenas y aprender sobre ellas. 

Chingadamadrx, de Eliana Gilet y Ernesto Álvarez

De México a MU Trinchera Boutique: Festival de Cine de Barrio

Chingadamadrx. Duración: 4:44

En la Ciudad de México, ya no hace falta una sentencia judicial para vaciar una vivienda: la fiscalía ambiental usa el despojo como herramienta para expulsar antiguos vecinos sin permitirles defenderse y entregar sus casas al capital inmobiliario.

Proyección del FECIBA

Jueves 9 de enero, 19 hs

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Entrada libre y gratuita.

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